2. Poemas y textos en prosa propuestos para leerse en la
conmemoración de los 20 años del Grupo Literario Encuentros
I)LOS COMPAÑEROS QUE SE HAN IDO
1º) Hola, ¿vienes conmigo? ………… poema de Juan Bartolomé Pinar.
(De Cuaderno de Letras, Grupo Literario Encuentros, mayo 1998)
Podría leerlo Leticia Quemada Arriaga, con el fin de involucrar y animar a
los nuevos miembros del grupo.
Hola, ¿vienes conmigo?
Mañana, cualquier día en la mirada un beso,
de los tiempos, o cien besos,
esconderé entre las ramas o mil besos,
el placer, con la búsqueda siempre en la sensación
de una emoción sincera, de escribir a mano alzada
porque en el camino un verso que diga de amor,
la duda es el artificio hola, ¿vienes conmigo?,
trazado ante nosotros tantas veces he llorado
y el encuentro con el vértice en el tiempo la canción
de la tarde como silencios de arena
entre horizontes luminosos y musgo de papel ...
y caricias que se relevan
según camina el tiempo. Hola, nunca he visto
la primavera cabalgar
Hola, ¿quieres que vaya contigo?, por las arenas
cuando el invierno de un riachuelo
acaba de cerrar las puertas como tu figura en la ilusión
del viento, la noche de un mundo eterno
se abre de par en par con espacios y horas de luna.
con una luz tenue
que simboliza cientos Levantaré mi copa de primaveras
de instantes como brillan ahora que el signo
en tus ojos los cielos … del infinito deshoja
la hierba en piedras
Sin embargo, en la tierra, que se levantan a nuestros pasos
durante la ceremonia y forman figuras
del silencio, podemos de sueños y lejanías.
escuchar la balada Ahora y siempre,
que cruza por el laberinto ¿vienes conmigo?,
de las manos, ten mi voz para susurrar
cuando se pierde canciones de marismas y palomas …
Juan Bartolomé Pinar.
3. 2º) Cantar de las mariposas azules … soneto de Juan María Van Drell.
(De La vida en jueves, antología poética, Tres Cantos 2005)
Podría leerlo Marina Barrio Alonso. Es un poema muy indicado para ella.
Cantar de las mariposas azules
El aire teje puntillas de encaje
con las verdosas hojas de los helechos,
esparciendo por la selva el mensaje
de las esporas surcando el barbecho.
Y las hojas aquellas, milenarias y vivas
se contentan, entrelazando sus dedos,
con peinar despacio sus frondas activas
en una danza eterna de sonidos muy quedos.
Y en el aire caliente, saturado de esporas
se cortejan alegres y suaves dos mariposas,
volando ligeras en espiras sonoras
cual canciones sutiles, casi inaudibles,
de las alas azules, que se mueven graciosas
entre nubes de semillas casi invisibles.
Juan María Van Drell
3º) El tren de la vida …… soneto de Samuel del Rey.
(De Sembrando palabras, antología poética, Tres Cantos 2001)
Podría leerlo Juan de Madrid, como un homenaje a su amigo fallecido.
El tren de la vida
En un tren con vagones de madera,
de Machado viajero personaje,
ligero, como él fuera, de equipaje
llegaré de la vida a la frontera.
La incógnita que encierra la llegada
dará con el momento de partida,
del paso por el mundo la medida,
en todo ser viviente limitada.
Pero breve la ruta o duradera,
según nos tenga deparado el sino;
los coches de segunda o de primera;
convoy veloz o lento en el camino,
según la rapidez en su carrera,
llevará a los mortales al destino.
Samuel del Rey
4. 4º) El húsar …………………. breve relato de Alejandro Casanova.
(De Sembrando palabras, relatos, Tres Cantos 2003)
Podría leerlo Antonio Fernández de Tena, como homenaje a su amigo
fallecido.
El húsar
Esta es una historia que ocurrió allá por la década de los años veinte y que mi tío
Eusebio nos solía contar. El escuadrón de húsares de palacio marchaba a pie por la Cava Baja.
Ananios Peláez iba en la última fila. Desde que había salido del cuartel unos fuertes retortijones
y sudores le exigían vaciar el intestino. Ananios observaba los portalones que en esta calle
entraban, pensó que si abandonaba la formación, el capitán no notaría su ausencia y penetrando
al fondo de uno de esos portalones, alivió su intestino. Cuando ya se había subvido los
pantalones y volvía a la formación, ante él apareció un hombre muy irritado y agarrándole con
soberbia acercó la cara del asustado Peláez hacia el excremento que había en el suelo. Peláez se
soltó con fuerza y sujetando al hombre, hizo con él lo que antes había hecho el otro con su
persona y salió huyendo. Se incorporó a la formación, sólo los soldados de la última fila habían
notado la ausencia de Peláez.
Ya en el cuartel, Ananios comentó el incidente con sus compañeros. Al mediodía se dio
orden de formar, junto al capitán se hallaba un elegante señor. Peláez reconoció al hombre,
cuando éste, paseando ante la formación, se detuvo ante él y le preguntó: ¿Me recuerda usted?
Soy el Marqués de P. Ananios, con su cachaza asturiana, contestó: ¡Cómo no le voy a recordar,
si usted y yo esta mañana hemos desayunado juntos!
El marqués quedó avergonzado ante las grandes carcajadas que soltaron el capitán y el
escuadrón allí formado.
Alejandro Casanova
5. 5º) Félix Alonso Lezcano nunca publicó, que sepamos, pero sabía elegir,
con gran gusto, poemas y piezas musicales. En su recuerdo, se leerá el
siguiente poema de Ángela Figuera Aymerich, que él mismo eligió para
que se leyera en el momento de su muerte. Podría leerlo José Miguel
González Alonso.
El día que me muera, de Ángela Figuera Aymerich
El día que me muera,
no quiero el llanto al uso,
ni las flores cortadas al efecto
ni los cirios de lento gotear en los sufragios.
No quiero el luto inútil de las ropas,
ni las miradas tristes, ni el silencio,
ni el ramo de laurel correspondiente.
No quiero que la vida se detenga
cual si algo extraño hubiera sucedido
y el mundo ya no fuera como antes.
El día que me muera,
quiero que todo viva y continúe,
que broten flores en los mismos sitios,
que corra el agua por la misma acequia,
que los amantes trencen sus abrazos,
que nazca un niño en el portal de enfrente,
que mi vecino vaya a la oficina,
que los obreros entren en la fábrica,
que salgan a la mar los pescadores,
que las mujeres vuelvan de la compra
con un ramo de acelgas en los brazos,
que el labrador entierre la semilla
cuando amanezca el sol
y el estudiante cierre los libros
cuando el sol se ponga,
que se oigan las sirenas de los buques,
los golpes del martillo, los motores,
las voces de los niños en el patio,
los ruidos de la calle, los jilgueros,
y quiero que, a la hora de costumbre,
los míos se reúnan en la mesa,
partan el pan y cambien la sonrisa,
que mis amigos beban unos chatos
y escriban un poema por la noche.
6. II)PREMIOS DE ANTAÑO.
6º) Testamento … poema de Carlos Pérez Pestana, primer premio que
concedió el Grupo Literario Encuentros en octubre de 1993. Podría leerlo el
propio Carlos.
TESTAMENTO
"Polvo seré, más polvo enamorado"
F. de Quevedo
Quisiera que, cuando la vieja dama me sorprenda
en mi quehacer, paseando o en mi lecho,
todas aquéllas a las que quise un día,
acompañarais, quedas, el último latido de mi cuerpo.
Allí os tendré, fundida reunión de los anhelos
que acompañaron con su ser mi vida y mis recuerdos,
pues fueron vuestras almas las que hicieron
mi alma: arcilla modelada en vuestros pechos.
Algunas fuisteis mías: mi cuerpo se fundió con vuestros cuerpos;
otras, las más, en mi vivir fuisteis tan sólo
un sueño soñado entre otros sueños.
Pero a todas confieso que os debo la existencia,
lo que fui y lo que hice. Y el consuelo anudado por los tiempos,
del ser que, ya sin ser, acabé siendo.
Quisiera que ese día, tal vez lejano,
en mis cenizas, tristes, dejarais vuestros besos;
pues polvo seré, mas polvo enamorado
de la Mujer, de Su alma y de Su cuerpo.
Después, dejad tranquilo, al campo, el mínimo resto de mi cuerpo,
quizás de alguna lágrima mojado. Pues este es mi deseo:
que sirva de cuna a una amapola o, tal vez,
a vuestros sueños lo conduzca el viento.
Carlos Pérez Pestana
7. 7º) Un príncipe … cuento de Elena Espiña Cillán premiado en el Grupo
Literario Encuentros en 1996. Podría leerlo la propia Elena.
Un príncipe
Con gesto desvalido, la mirada ausente, frotándose insistentemente las manos, sale de la
habitación igual. Ella le sigue, acompañándole con la mirada, mientras que con su dedo índice,
en un gesto cómplice, se atornilla la sien.
ÉRASE UNA VEZ, UN MUNDO DIFERENTE A LA SOLEDAD, SORDO AL LAMENTO…
-¡Pobrecillo, no está bien de la cabeza! Nadie diría que tiene veintidós años. Me quiere mucho,
soy todo lo que tiene …
‘¡Come mamá!, Mamá, ¿dónde te duele?, Mamá, ¡acaríciame la cabeza un poco, me duele!’
Temblaba asustado viendo aquella vomitona verde. Me envolvió con la manta, tirando de ella y
sujetándose como pudo, buscó el taxi … ¡Me ha salvado la vida!
… De esto mismo murió mi madre, los tiempos eran otros, no sé si peores. No había tantos
adelantos. En el pueblacho donde nació ella, el barbero sacaba las muelas con una cuerda atada
a una puerta. Le ayudaba el primer voluntario que pasase por la calle, cerrándola con fuerza.
¡Qué atraso de vida!
… Nadie quería que le reconociese, ¿sabe usted? … ¿Por qué la gente se mete donde no le
importa y siempre arregla la vida de los demás? … Mis otros hijos nunca han querido admitir
que es como ellos …
… En aquella época, ¡qué risa!, todo era pecado. Fui condenada y sigo en las mismas. Hubo un
tiempo que me preocupó, hoy, lo que se dice hoy, ¡me importa un pito! Me arreglo sola. Cuando
la pensión, que es una mierda, no me llega, compro sólo lo indispensable. Comida únicamente.
Yo aguanto bien con muy poco, pero mi Javi no puede estar sin comer porque haría tonterías.
Me lo dijo una vez un médico. Sin alimento la cabeza se desquicia. Estos días va al bar de la
esquina. El dueño le pone el plato, siempre lo ha hecho cuando ha habido problemas. Es un
usurero pero nosotros no le debemos nada. A cambio, mi Javi le saca las mesas a la acera y le
friega el retrete, sin recibir un duro …
… Ya puede suponer lo que tengo que estirar lo poco que tengo para darle algo los sábados para
que vaya al cine. También le gusta la discoteca, por oír música solamente porque no sabe bailar.
¡Me da una pena! No es la primera vez que le pegan, antes de entrar, para quitarle el dinero. Sé
que se tapa la cara con las manos y se dobla. No sabe defenderse, ¡hijos de puta!
‘Mamá, no quiero amigos, que se ríen de mí …’
-Ahora me están pintando la casa, es una señora de la parroquia. También me ha dado los dos
edredones que tenemos. Cuando los puse a secar, las vecinas pensaron que me habían tocado los
ciegos, de lo nuevecitos que están.
Con la mano libre se recoloca las gafas y se limpia la boca. Comprueba que la gota de suero
sigue cayendo.
-El Manolo, aunque se avergüenza de él, podía echarle una mano. Mi Javi tiene la cabeza a
pájaros, pero es más listo que el hambre. Cuando el hermano quiso hacer el negocio con la
furgoneta, le llamó porque sabe lo que vale. Estuvo la noche entera en la cocina, haciendo una
especie de llaves con el alambre de desatascar la pila.
El Manolo ya ha estado varias veces en chirona. La última, me acuerdo perfectamente cuando
llamaron a la puerta, se metió debajo de la cama y paró de respirar para que no le oyesen.
Como no traían orden no les dejé pasar … Le esperaron escondidos y en cuanto salió se lo
llevaron. La condena debe estar a punto de terminar, lo malo es que le cogerán de nuevo porque
se meterá en otra.
8. ¡Mira Mamá qué colchón!, tengo abajo una Citroën llena, quédate con éste!
Cuando lo de los jamones, le pedimos uno y mi nuera lo cobró. ¡Para eso habíamos ido a la
tienda!, le sale el egoísmo por las orejas, y quiere que me vaya a su casa, … está claro que es
por mi pensión. ¡Cómo si estuviese loca de atar! Acompañando a su madre, que finge estar
enferma para no dar palo al agua. ¡Quita, quita, mejor solos que mal acompañados! Admito que
ha cambiado a mi hijo que era un manirroto. Ya han pagado el piso y se le llena ola boca
diciendo que comen carne todos los días. ¡Qué le aproveche! A mí nunca me ha preguntado si
necesito algo, debe pensar … ¡que la parta un rayo!
Aquí donde me ve, he pasado lo mío. Mi marido, en cuanto bebía dos copas de más, me pegaba
con sus manazas de destripaterrones hasta que se le saltaban las lágrimas. Sólo descansé el día
que se fue al otro mundo. Le confieso, soy dura como una piedra, tenía que haberme muerto ya
de tanto berrinche, pero tengo cuerda para rato.
¿Dónde se habrá metido? Seguramente está viendo pasar los coches en la ventana sin hablar con
nadie … Sólo pensando en salir, los dolores parece que desaparecen. ¿Sabe lo que le digo?, mi
Javi ha sido la única alegría de mi vida. Cuando era pequeño, tenía la cara de los ángeles, los
ojos azules como el cielo. Le cogía en brazos a cada minuto, le apretaba contra mi corazón y le
daba besos sin parar. Siempre se reía. Todos los vecinos escuchaban mis gritos … ¡Es mi
príncipe, el príncipe más bonito del mundo!
… Todo va a cambiar en cuanto salga. Me habrán concedido la pensión de mi Javi, ¡después de
tantos años! Vamos a vivir como los más ricos de Béjar, ¡a ponernos el mundo por montera!, y a
mi nuera, ¡qué le den morcilla!
Cuando volví por la tarde, acababan de poner el biombo delante de la cama. Con los ojos
enrojecidos, mirando para dentro, Javier iba y venía por el pasillo frotándose las manos
desesperadamente. Había terminado la preparación para su vida pequeña y su muerte estúpida,
en un día cualquiera, después que le robasen la pensión la pensión de su madre.
Elena Espiña Cillán
9. III)POEMAS DE MIEMBROS FUNDADORES AÚN FELIZMENTE ENTRE
NOSOTROS.
8º) Aquel beso … soneto de Juan-Bautista Vega Cabello.
(De Historias del camino, Tres Cantos 2006)
Podría leerlo José Luis Álvarez Quintana.
Aquel beso
Hay besos que producen hasta olor
a rosas y a mucho más que hoy confieso,
que en uno, adolescente, quedé preso
en tu cárcel de rosa, de color.
Quedó tu cara convertida en flor:
roja, violeta, en color marfil, o hueso,
cuando disuelto en luna te di un beso
con no sé cuantos grados de calor.
Tú, corrías palpándote la piel,
para arrancarte el beso, como loca,
prendido entre tus labios, sabor miel.
Un beso que en la noche tu piel toca,
encarnado por mí con sello fiel,
concebido a medida de tu boca.
Juan-Bautista Vega Cabello
10. 9º) La tarde … poema de Juan de Madrid.
(De El barco de los sueños, Madrid 2000)
Podría leerlo Germán Ojeda Méndez-Casariego.
La tarde
La tarde me vino a ver,
para decirme al oído
que no me puedes querer.
¡Qué tú nunca me has querido!
Pero yo … no la he creído.
¿Cómo la iba a creer?
Di, ¿cómo?
Si ayer mismo; me juraste …
que tú siempre me querrías
mientras que la Luna brille,
y salga el Sol cada día.
¡Ay!
La fuente rumoreaba,
acariciando la piedra.
¡Qué es verdad!
-Me decía-
Que tú, a mí no me quieres.
¡Qué no! Que no me querías.
Me enfadé tanto
con ella …
que su agua no bebí.
Que se la guarde pa’ ella.
¡yo, sólo bebo de ti!
Juan de Madrid
11. 10º) Romance para el camino … de Antonio Fernández de Tena.
(De la revista nº 9 del Grupo Literario Encuentros, febrero 1998).
Podría leerlo Menchu Martín.
Romance para el camino
A García Lorca y su
“Canción de jinete”
¡Más aprisa, compañero, se va volviendo azabache …
que no nos detenga nadie!
Que voy a la Extremadura
Que vengo desde Castilla por entre los encinares.
por viñas y pastizales.
Que los verdes y amarillos Que Castilla queda lejos
Se van tiñendo azabache … y mi tierra está al alcance.
Que duerme Sierra de Gredos (Del llano a la sierra, noche;
y la luz muere en la tarde; y al fondo, oscuro, el paisaje
tarde que se va sumiendo de la Extremadura … El viento
en un oro agonizante. trae sueños de capitanes).
(Del llano a la sierra, sombra; ¡Más aprisa, compañero,
y sombra, los secarrales que no nos detenga nadie!
de la Meseta, sin ríos
que abreven sus secas fauces). (Jinete por los alcores,
la luna sube en el aire.
¡Más aprisa, compañero, ¡Luna sobre el campo solo!
que no nos detenga nadie! ¡Ecos de viejos cantares!)
Que voy a la Extremadura ¡Más aprisa, compañero!
de imposibles ultramares. ¡Aprisa, que se hace tarde …!
Que el camino que me lleva
Antonio Fernández de Tena