2. Las emociones surgen a partir
del interjuego de la activación
fisiológica, la conducta
expresiva y la experiencia
consciente. En este sentido,
existe un debate:
¿La excitación fisiológica es
anterior o posterior a la
experiencia emocional? ¿Primero
se advierte el ritmo acelerado
del corazón y luego se siente el
miedo, o es al revés?
¿El pensamiento es siempre
anterior a la emoción? ¿Se evalúa
cognitivamente primero si hay
una amenaza y se reacciona
emocionalmente después, o es a
la inversa?
3. TEORIA DE JAMES-LANGE
El sentido común nos dice a la
mayoría de nosotros que lloramos
cuando estamos tristes, nos
descontrolamos cuando estamos
enojados, y temblamos cuando
tenemos miedo. Lo primero es el
conocimiento consciente, luego
aparecen los cambios fisiológicos.
Sin embargo, William James
(1810) fue el primero en opinar
que “nos sentimos tristes porque
lloramos, enfadados porque
golpeamos, temerosos porque
temblamos”. Esta idea de James,
que también propuso el psicólogo
danés Carl Lange, se conoce como
teoría de James-Lange.
4. TEORIA DE JAMES-LANGE
Lo que plantean ambos autores
es que, ante la percepción de
un estímulo (por ejemplo
amenazante), el cuerpo
reacciona poniendo en marcha
una serie de respuestas
fisiológicas (arousal) y
motoras (conductas de huída o
enfrentamiento).
Para James y Lange, la
experiencia de miedo
(emoción) consiste en la
percepción por parte del
sujeto de los cambios
fisiológicos anteriormente
mencionados.
7. TEORIA DE CANNON-BARD
La teoría de James Lange le
pareció al fisiólogo Walter
Cannon (1871-1943) poco
plausible.
Si fuera verdad que la
emoción es la percepción de
unos cambios viscerales,
debería aparecer de idéntica
forma siempre que
aparecieran éstos, pero tales
cambios son muchas veces los
mismos para emociones
distintas (como el miedo y la
ira), e incluso pueden
acompañar a estados
patólógicos como la fiebre.
8. TEORIA DE CANNON-BARD
Junto con Phillip Bard llegó a la
conclusión de que la excitación
fisiológica y la experiencia
emocional se producen
simultáneamente: los estímulos
que desencadenan la emoción
están dirigidos al mismo tiempo
a la corteza cerebral,
provocando el conocimiento
subjetivo de la emoción, y hacia
el sistema nervioso simpático,
donde provocan la excitación del
cuerpo.
La teoría de Cannon Bard
sostiene que el corazón
comienza a palpitar mientras se
experimenta miedo pero que uno
no es la causa de lo otro.
9. TEORIA DE CANNON-BARD
En esta teoría juega un papel
esencial un centro
neurofisiológico: el conjunto
formado por el tálamo e
hipotálamo.
Éstos, al activarse con la
percepción del estímulo,
provocan dos clases de efectos:
por un lado, envían impulsos al
córtex (produciendo experiencia
de miedo); y, por otro, a los
músculos, vísceras y glándulas
(produciendo activación fisio-
lógica y reacción conductual)
10. TEORIA DE CANNON-BARD
Percepción de un
estímulo
amenazante
Activación
fisiológica
(arousal)
Experiencia de
miedo
Activación del tálamo
e hipotálamo
11. TEORIA DE SCHACHTER y SINGER
Sin embargo, y a pesar de la
importancia de las reacciones
fisiológicas en la experiencia de la
emoción, la cognición también
ocupa un papel importante. ¿Cuál
es la relación entre lo que
pensamos y lo que sentimos?
¿Nuestras emociones siempre
provienen de nuestros
pensamientos?
Muchos psicólogos sostienen que la
cognición, es decir, las
percepciones, los recuerdos y las
interpretaciones, constituyen un
ingrediente fundamental de la
emoción. Uno de las teorías más
relevantes en este sentido fue la
propuesta por Schachter y Singer.
12. TEORIA DE SCHACHTER y SINGER
Según estos dos investigadores,
las emociones constituyen el
resultado de dos factores: la
activación fisiológica y la
atribución cognitiva que
hacemos de la situación (es
decir, cómo evaluamos los
acontecimientos y cómo
identificamos lo que ocurre en
nuestro cuerpo).
Ambos factores son necesarios
para que aparezca la emoción.
13. TEORIA DE SCHACHTER y SINGER
Para demostrar esta hipótesis
realizaron un interesante
experimento. A los sujetos se les
dijo que se trataba de estudiar un
nuevo complejo vitamínico. Pero,
en realidad, se les inyectaba
epinefrina, una hormona producida
por las glándulas suprarrenales y
que produce aumento de la tensión
arterial y del ritmo cardíaco.
Los sujetos fueron divididos en dos
grupos, a uno se le informaba de
los síntomas físicos y al otro no. Al
grupo no informado se le explicó
que las inyecciones no tendrían
efectos secundarios.
14. TEORIA DE SCHACHTER y SINGER
En cambio, al otro grupo se le
advirtió los efectos secundarios
de la inyección: aumento de la
tasa cardíaca, temblor de
manos, sequedad de boca…
durante unos 15-20 minutos.
Después introdujeron a los
sujetos en una sala de espera
donde los investigadores
manipularon las situaciones
ambientales: cuando un sujeto
entraba en la sala de espera se
encontraba allí con una persona
que manifestaba euforia o
cólera. Definieron así cuatro
grupos experimentales como los
que aparecen en el cuadro
siguiente.
15. TEORIA DE SCHACHTER y SINGER
Los resultados del experimento
confirmaron la hipótesis inicial.
Los sujetos del grupo informado
atribuían su activación fisiológica
a los efectos de la epinefrina, y
no se alteraron por el
comportamiento de su
compañero de sala. En cambio,
los individuos que no habían sido
informados, interpretaron sus
alteraciones fisiológicas en
función del ambiente. Como
estos sujetos no tenían una
explicación de sus sensaciones,
interpretaban sus alteraciones
como excitación emocional
(euforia o cólera, según el caso)
y se unían al comportamiento de
su compañero de sala de espera.
16. TEORIA DE SCHACHTER y SINGER
Percepción de un
estímulo
amenazante
Activación
fisiológica
(arousal)
Experiencia de
miedo
Evaluación de la situación e
identificación de las señales de
nuestro cuerpo
17. Cuatro de cada diez personas
manifiestan que “con
frecuencia” pasan por
situaciones de estrés. ¿A qué se
refieren? El estrés es un
concepto difícil de explicar. A
veces describe amenazas o
desafíos y otras se refiere al tipo
de respuestas que damos ante
determinadas situaciones.
Por lo tanto, el estrés no es solo
un estímulo o una respuesta,
sino que es el proceso por el cual
evaluamos y hacemos frente a
las amenazas y desafíos del
ambiente.
18. CAUSAS DEL ESTRÉS
El estrés es un proceso originado
por diversos motivos
generadores de ciertas
alteraciones fisiológicas,
cognitivas y emocionales.
Cualquier situación con estas
características puede generar
estrés:
Incertidumbre
Cambio
Falta de información
Sobrecarga de los canales de
procesamiento
Falta de conductas o
habilidades
19. CAUSAS DEL ESTRÉS
Incertidumbre: desconocer lo
que pasará en el futuro, produce
de forma inmediata una
sospecha de peligro inminente.
Cambio: Momentos en las que es
necesario adaptarse a nuevas
situaciones o variaciones
importantes en la vida personal
Falta de información: La
sensación (real o figurada) de no
disponer de todos los datos para
tomar una decisión nos hace
sentir indefensos.
20. CAUSAS DEL ESTRÉS
Sobrecarga de los canales de
procesamiento: No podemos
manejar toda la información que
nos llega debido a las múltiples
actividades que realizamos.
Falta de conductas o
habilidades: Carencia del
repertorio de conductas
adecuado para manejar una
situación.
21. ESTRESORES POTENCIALES
(T.HOLMEN, 1967)
VALOR ACONTECIMIENTO VITAL
100
73
65
63
63
53
47
45
44
39
29
20
12
Muerte del cónyuge
Divorcio
Separación matrimonial
Condena penitenciaria
Muerte de un familiar
Lesión o enfermedad
Despido laboral
Jubilación
Embarazo
Dificultades sexuales
Hijo/a se marcha de casa
Cambio de colegio o residencia
Navidad
22. CONSECUENCIAS DEL ESTRÉS
El estrés puede alterar la
homeostasis corporal, el estado
emocional de la persona o su
actividad cognitiva. Las
alteraciones que puede
desencadenar un estresor
pueden ser fisiológicas,
conductuales o emocionales:
Alteraciones fisiológicas: el
estrés produce hiperactividad del
sistema nervioso (temperatura,
respiración, presión arterial,
descarga hormonal).
23. CONSECUENCIAS DEL ESTRÉS
Alteración emocional: sensación
de irritabilidad, culpabilidad,
ansiedad (como emoción
anticipatoria), depresión…
Alteración cognitiva: Disminuye
la atención a la tarea que se
lleva a cabo, la memoria se
resiente, los pensamientos se
tiñen con evaluaciones negativas
y también se ve afectada la
calidad de las decisiones que se
toman.
24. ACONTECIMIENTOS ESTRESANTES
DE LA VIDA
La investigación se ha centrado
en nuestras respuestas a tres
tipos de factores que
producen estrés:
1. CATÁSTROFES
2. CAMBIOS SIGNIFICATIVOS EN LA
VIDA
3. COMPLICACIONES DE LA VIDA
COTIDIANA
25. CATÁSTROFES
Son acontecimientos
imprevisibles, a gran escala,
como la guerra y los desastres
naturales. Si bien las personas se
ayudan mutuamente y se
reconfortan cuando se producen
los desastres, las consecuencias
para la salud pueden ser muy
importantes.
En las tres semanas posteriores al
11-S, dos tercios de los
estadounidenses que participaron
en un estudio de la Universidad
de Michigan confesaron que
habían tenido problemas para
concentrarse y para dormir. La
prescripción de píldoras para
dormir aumentó casi un 30 % en
la ciudad de Nueva York.
26. CATÁSTROFES
Después de recopilar datos de 52
estudios sobre huracanes,
inundaciones, terremotos e
incendios catastróficos, Anthony
Rubonis y Leonard Bickman
(1991), observaron que después
del desastre, la tasa de
trastornos psicológicos como la
depresión o la ansiedad
aumentaron en una media del
17% .
En los refugiados que abandonan
su país natal también se observa
este fenómeno. En todos estos
casos, las consecuencias respecto
de la salud suelen surgir
únicamente después de sufrir un
estrés prolongado.
27. CAMBIOS SIGNIFICATIVOS EN LA
VIDA
Dentro de estos cambios, los que
suelen afectar más son: la
muerte de un ser querido, la
pérdida del trabajo y una
separación o divorcio.
En cuanto a las edades más
afectadas por los cambios, son
los adultos jóvenes los que
relatan sufrir más estrés,
probablemente porque las
transiciones e inseguridades de la
vida suelen sentirse más
profundamente en las primeras
etapas de la adultez.
28. CAMBIOS SIGNIFICATIVOS EN LA
VIDA
Los resultados de diversos
estudios que exploran cómo
afectan estos cambios en la
salud, han determinado que las
personas que acaban de
enviudar, de perder el trabajo o
de divorciarse, son más
vulnerables a las enfermedades.
Un estudio finlandés realizado
con 96.000 personas que habían
enviudado confirmó este
fenómeno: el riesgo de muerte se
duplicó en la semana siguiente a
la muerte del cónyuge. El hecho
de experimentar varias crisis
coloca a una persona en una
situación de mayor riesgo.
29. LAS COMPLICACIONES DIARIAS
La felicidad no viene tanto de una
buena suerte perdurable, como de
la respuesta que damos ante los
acontecimientos diarios.
No todos reaccionamos igual ante
los acontecimientos negativos. Las
preocupaciones cotidianas como los
atascos de tráfico, las largas colas
en el banco en las tiendas,
demasiadas cosas o tareas qué
realizar, pueden ser las fuentes
más significativas de estrés. Auque
es posible que algunas personas no
den demasiada importancia a estas
contrariedades, otras se desesperan
ante estos inconvenientes.
30. LAS COMPLICACIONES DIARIAS
Con el tiempo, estos factores de
estrés pueden sumarse y
afectar la salud y el bienestar.
En familias sometidas a
situaciones de estrés diarias
relacionadas con la pobreza, la
falta de empleo, el
hacinamiento, la crianza de los
hijos por parte de un solo
progenitor, etc. se han
encontrado índices de
hipertensión mayores y
problemas de salud (física y
psicológica) más frecuentes.
31. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
La enfermedad coronaria
(estrechamiento de los vasos que
alimentan el músculo cardíaco) se
ha convertido en la principal causa
de mortandad en EE.UU. desde los
años 50.
Además de los antecedentes
familiares, existen factores
conductuales y fisiológicos que
aumentan el riesgo de patología
cardíaca: tabaquismo, obesidad,
dieta con contenido alto en grasas,
sedentarismo, hipertensión y
colesterol elevado… Pero los
factores psicológicos relacionados
con el estrés y la personalidad
también desempeñan un papel
importante.
32. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
Para comprobar la idea de que el
estrés aumenta la vulnerabilidad
a las enfermedades coronarias,
los cardiólogos Friedman y
Rosenman realizaron un estudio
clásico que duró 9 años con más
3.000 hombres sanos de entre 35
y 59 años. Al comienzo del
estudio entrevistaron a cada
hombre durante 15 minutos, y les
hicieron preguntas acerca de su
trabajo y sus hábitos
alimentarios. Durante la
entrevista observaron la forma
de hablar de los sujetos y otros
patrones de conducta.
33. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
Con los datos recogidos,
definieron dos tipos de patrones
de conducta:
Patrón Tipo A: Sujetos más
reactivos, competitivos,
conscientes del tiempo,
motivados en extremo,
verbalmente agresivos y
fácilmente irritables.
Patrón Tipo B: Sujetos más
relajados, tranquilos y fáciles de
tratar.
34. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
Cuando la investigación finalizó,
257 hombres habían sufrido
ataques cardíacos, y el 69% de
ellos era tipo A. Además, de los
sujetos calificados como Tipo B
“puro”, ninguno había sufrido
ataque cardíaco.
Este interesante descubrimiento
provocó un enorme interés
público, pero todavía quedaba
por contestar un gran
interrogante: ¿cuál es el
componente nocivo del patrón
tipo A: la conciencia del
tiempo, la irritabilidad o la
competitividad?
35. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
Las personas tipo A son más
propensas a patologías
cardiovasculares, al menos por
dos razones:
1. En primer lugar, suelen ser
personas que fuman más,
duermen menos y toman más
bebidas con cafeína.
2. Su temperamento puede
contribuir directamente a la
enfermedad ya que, en
situaciones de amenaza o
estrés, son más reactivos
fisiológicamente.
36. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
En estas situaciones, los sujetos tipo A
segregan mayor cantidad de
hormonas relacionadas con el estrés,
y su presión arterial y número de
pulsaciones se dispara de forma
vertiginosa (comparada con los
valores que encontramos en los
sujetos tipo B).
Las hormonas relacionadas con el
estrés aceleran la acumulación de
placas (sedimentos formados por
depósitos de colesterol) en las
paredes arteriales y producen
ateroesclerosis (endurecimiento de
las arterias). En estos casos, se es más
propenso a sufrir hipertensión, que es
un factor claro de riesgo para los
accidentes cerebrovasculares y los
ataques cardíacos.
37. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
Los hallazgos sugieren que los
individuos de tipo A suelen estar
más preparados “para la
lucha”. Cuando sienten una
amenaza o un desafío, su sistema
nervioso simpático redistribuye
el flujo sanguíneo hacia los
músculos y lo retira de los
órganos internos como el hígado,
que es el encargado de eliminar
el colesterol y la grasa de la
sangre. Por lo tanto, la sangre
puede contener un exceso de
colesterol y grasas, que luego
pueden depositarse en las
paredes del corazón.
38. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
Un estrés elevado en este tipo de
personas, provocado a veces por los
conflictos que desencadena su propia
irritabilidad, puede producir
alteraciones del ritmo cardíaco que
en las personas con patologías en el
corazón, pueden llegar a provocar la
muerte súbita.
Investigaciones más recientes
sostienen que el punto de conflicto en
las personas con perfil tipo A está en
las emociones negativas, sobre todo
la ira asociada a un temperamento
que suele reaccionar con agresividad.
En este tipo de perfiles se han
encontrado mayores indicadores de
riesgo a sufrir ataque cardíaco
(hipertensión, etc.), aunque no
muestren sobrepeso o tabaquismo.
39. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
La irritabilidad no es el único rasgo
de personalidad perjudicial.
El pesimismo también puede ser
fatal. Laura Kubzansky y col.
(2001) estudiaron 1.306 hombres
inicialmente saludables que una
década antes habían sido evaluados
como optimistas, pesimistas, o con
ninguna de las dos características.
Durante esa década, los pesimistas
habían duplicado la tendencia (en
comparación con los optimistas), a
desarrollar una patología cardíaca,
incluso después de descartar otros
factores de riesgo como el
tabaquismo.
40. EL ESTRÉS Y EL CORAZÓN
La depresión (crónica) también puede
ser muy nociva. Los resultado de más
de 57 estudios recientes señalan que
la depresión aumenta de forma
sustancial el riesgo de muerte por
causas no naturales y por patologías
cardiovasculares.
Al ver que las personas ansiosas,
inhibidas y propensas a las
preocupaciones también tienen
índices elevados de cardiopatías, el
investigador belga Johan Dellonet
(2000) ha definido una categoría de
personalidad de riesgo a la que
denominó tipo D (angustiado),
marcado por las emociones negativas
y la inhibición social. Este tipo de
personas parecen tener más riesgo de
sufrir dolencias cardíacas.
41. EL ESTRÉS Y EL SISTEMA
INMUNOLÓGICO
Hasta no hace mucho tiempo, el
término psicosomático describía
los síntomas físicos cuyo origen era
psicológico. Para las personas no
especializadas, el término
implicaba que los síntomas no eran
reales, es decir, que eran
simplemente “psicológicos”. Con el
fin de evitar estas connotaciones y
describir mejor los verdaderos
efectos fisiológicos de los estados
psicológicos, en la actualidad la
mayoría de los expertos prefiere el
término enfermedades
psicofisiológicas.
42. EL ESTRÉS Y EL SISTEMA
INMUNOLÓGICO
Estas enfermedades, entre las que
se encuentran la hipertensión y
algunas cefaleas, están
relacionadas con el estrés. Una
persona que padece estrés
sostenido retiene un exceso de
sodio y de líquidos, que junto con
la vasoconstricción de las paredes
arteriales, contribuye al aumento
de la presión arterial.
La evidencia que demuestra que las
enfermedades psicofisiológicas son
reales proviene de centenares de
experimentos que muestran la
influencia de los sistemas nervioso
y endocrino en el sistema
inmunológico.
43. EL ESTRÉS Y EL SISTEMA
INMUNOLÓGICO
El sistema inmunológico es un
sistema de vigilancia complejo
que defiende al organismo
mediante el aislamiento y la
destrucción de las bacterias, los
virus y otras sustancias extrañas.
Este sistema incluye dos tipos de
glóbulos blancos denominados
linfocitos:
Linfocitos B
Linfocitos T
44. EL ESTRÉS Y EL SISTEMA
INMUNOLÓGICO
Linfocitos B : Se forman en la
médula ósea y liberan anticuerpos
que combaten las infecciones
bacterianas.
Linfocitos T: Se forman en el timo
y en otros tejidos linfáticos, y
atacan a las células cancerígenas,
los virus y otras sustancias extrañas
(incluso a las “buenas”, como los
órganos trasplantados)
Otro agente del sistema
inmunitario es el macrófago que
identifica, persigue e ingiere a los
invasores perjudiciales.
45. EL ESTRÉS Y EL SISTEMA
INMUNOLÓGICO
La edad, la alimentación, la
genética, y el estrés son factores
que influyen en la actividad del
sistema inmune.
El sistema inmune puede fallar
de dos maneras. Si responde con
demasiada fuerza puede atacar
a los propios tejidos del
organismo y causar artritis o una
reacción alérgica. O puede tener
una reacción demasiado débil y
permitir, por ejemplo, que el
virus del herpes que se mantiene
latente haga erupción o que las
células cancerígenas se
multipliquen.
46. EL ESTRÉS Y EL SISTEMA
INMUNOLÓGICO
El Sistema inmunológico
intercambia información con el
cerebro y el sistema endocrino (que
secreta hormonas). El cerebro
regula la secreción de las hormonas
del estrés, y éstas suprimen los
linfocitos que combaten
enfermedades.
Por ello, cuando los animales están
privados de libertad o de
movimiento, reciben descargas
eléctricas, se les somete a
condiciones adversas (ruido,
aglomeraciones, agua fría, rechazo
del grupo, aislamiento, separación
de la madre…) la actividad de su
sistema inmunológico se reduce.
47. EL ESTRÉS Y EL SISTEMA
INMUNOLÓGICO
Tenemos suficiente información
recabada como para aceptar que
las alteraciones inmunológicas
que son inducidas por eventos
estresantes pueden provocar
efectos negativos sobre la salud
de los individuos. Así por
ejemplo, en los individuos
estresados se ha observado que
aumenta la susceptibilidad a
padecer algunas enfermedades
infecciosas o modificarse la
severidad de las mismas, que el
efecto de las vacunas no sea el
deseado o incluso dificultarse la
curación de las heridas.
48. EL ESTRÉS Y EL SISTEMA
INMUNOLÓGICO
Cuando el estrés aumenta, se
liberan determinadas hormonas y
(adrenalina, cortisol, prolactina,
noradrenalina … )que ejercen un
poderoso impacto en las células
inmunológicas.
El aumento de los niveles de
todas estas hormonas en el
organismo, obstaculiza la
función inmunológica. Si el
estrés es constante e intenso,
esta anulación puede volverse
duradera.
49. EL ESTRÉS Y EL CANCER
El estrés y las emociones
negativas también se han
relacionado con tasas de
progresión del cáncer. Para
explorar una posible conexión entre
el estrés y el cáncer, los
investigadores han implantado
células tumorales en roedores, o
les han suministrado sustancias
cancerígenas. Algunos de estos
roedores fueron expuestos también
a estrés incontrolable (por
ejemplo, descargas eléctricas
inevitables). En este último grupo
se encontró un sistema
inmunológico más debilitado por el
estrés, con el resultado de un
crecimiento mayor y más rápido de
los tumores.
51. EL ESTRÉS Y EL CANCER
Uno de los peligros implicados en la
interpretación de estos hallazgos,
es que puede conducir a algunos
pacientes a culparse a sí mismos
por su enfermedad.
Debemos recordar que el estrés no
produce la formación de las células
cancerígenas sino que influye en su
crecimiento al debilitar las
defensas naturales del organismo
contra las células malignas. Aunque
un estado de ánimo relajado y
optimista puede aumentar estas
defensas, no es probable que
puedan modificar completamente
los procesos biológicos que se dan
en una etapa avanzada de cáncer o
de SIDA.