LA DROGADICCION- ALEX
CHICAIZA
LA DROGADICCION
La adicción a las drogas ilícitas, al alcohol e, incluso, a ciertas drogas
empleadas en medicina como los tranquilizantes o los analgésicos, y que se
conocen como sicoactivas, es uno de los problemas de salud pública más
importantes en todo el mundo.
En ella pueden caer desde los niños y los adolescentes hasta los a los
adultos, sin distingo de clase social o de nivel educativo. Es más, la
comunidad médica ya considera la adicción como un desorden crónico que
afecta a las neuronas encargadas de los procesos mentales de pensamiento,
raciocinio, voluntad y placer.
El adicto no es voluntariamente adicto; más bien es víctima de un conjunto
de circunstancias orgánicas y ambientales que lo conducen a seguir una
línea de comportamiento y un estilo de vida que, si bien puede abandonar, le
resulta muy difícil.
De hecho, actualmente los índices de adicción a las diferentes sustancias
mencionadas son tan alarmantes, que sus repercusiones, amén de afectar la
tranquilidad y economía familiares, constituyen un rubro muy alto en el
presupuesto, particularmente en lo que se refiere a investigación médica,
prevención y rehabilitación de los adictos. Tan sólo en Estados Unidos, por
ejemplo, la inversión de los últimos años ha sido de 80 mil millones de
dólares anuales.
Es por ello que trabajar en la prevención es una de las tareas más urgentes
de la sociedad, comenzando por la familia, que debe estar adecuadamente
informada sobre las “opciones” que se encuentran en las calles, en los
círculos de amigos, en los colegios y universidades.
BUSCANDO UNA SALIDA…
Siendo una enfermedad y no simplemente una costumbre o un vicio, la
adicción a las sustancias sicoactivas demanda tratamiento especializado y
apoyo familiar, pero, sobre todo, voluntad y deseo de superarlo de parte de
quien se encuentra enfermo.
El proceso consiste en una terapia dirigida por un equipo que involucra al
médico general, psicólogos y psiquiatras, quienes, junto con los familiares
que rodean al paciente, le brindan el apoyo que necesita para superar la
dependencia a las drogas.
La estrategia escogida y el tiempo que demande su aplicación dependerá de
la severidad del problema de cada paciente. Además, aun cuando el a dicto
logre salir adelante y abandone el consumo de las sustancias adictivas, debe
ser consciente de que su enfermedad, si bien ha sido tratada, no podrá ser
curada. Haciendo una comparación, la adicción es como la diabetes o la
hipertensión, no se curan pero se manejan con ayuda de tratamientos
médicos y el autocuidado del paciente.
¿Qué son las drogas?
Las drogas es cualquier sustancia que, una vez introducida en el organismo
a través de distintas vías (inyectada, fumada o tragada), tiene capacidad para
alterar o modificar las funciones corporales, las sensaciones, el estado de
ánimo o las percepciones sensoriales (vista, oído, tacto, gusto, olfato).
Existen muchas clases de drogas. Algunas son legales como el alcohol, el
tabaco o los fármacos; otras son ilegales como el hachís, la cocaína, la
heroína, etc. Todas las drogas tienen un denominador común: al ingerirlas
(sea cual sea la forma) pasan a la sangre y, a través de ella, al cerebro y a
todo el organismo, provocando los diferentes efectos que las caracterizan:
excitar, relajar o distorsionar la realidad.2. Riesgos
Todas las drogas afectan a la salud de las personas y su desarrollo personal.
Sin embargo, este dato se potencia aún más en el caso de los jóvenes,
puesto que cada vez que se recurre a las drogas como muleta para disfrutar
de la vida o enfrentarse a sus exigencias, se está limitando la oportunidad de
demostrar y desarrollar los recursos y las capacidades propias.
El consumo de drogas induce, por otra parte, a comportamientos
“descontrolados” que se llevan a cabo bajo los efectos de las drogas,
conductas, en muchos casos, en las que no se miden los riesgos, ni las
consecuencias de lo que se está haciendo.
Un riesgo de las drogas (quizá el más importante) es su capacidad de crear
dependencia. Todas las drogas presentan esta característica. Aunque se
afirma que algunas drogas no generan dependencia física (cannabis,
alucinógenos, éxtasis,etc.), éste es un asunto controvertido. En lo que sí hay
unanimidad es en la capacidad de las drogas para provocar dependencia
psicológica o emocional. Es cierto que la facilidad para que se cree una
dependencia física depende de muchos factores, también lo es que no hay
ninguna persona tan segura que pueda afirmar que controla plenamente los
riesgos de hacerse dependiente.
Además, muchas de las drogas que se encuentran en el mercado ilegal están
con frecuencia sometidas a procesos de adulteración. En estos casos, el
posible consumidor no sabe qué es lo que está tomando y, por lo tanto, se
sitúa ante unos imprevisibles riesgos añadidos.
Todas dañan la salud y, si se toman con frecuencia, algunas pueden
provocar daños irreparables, biológicos o psicológicos. Asimismo, se
pueden correr riesgos muy serios si se padece algún tipo de patología,
como, por ejemplo, cardíaca o hipertensión, que puede que aún no se haya
manifestado o no la haya diagnosticado el médico.
Muchas veces las drogas se ingieren mezcladas unas con otras, por
ejemplo; porros y alcohol, éxtasis y alcohol, cannabis y cocaína, etc.,
sometiendo, de esta forma, al sistema nervioso a sacudidas contradictorias
o multiplicando los efectos de ambas sustancias. También existen riesgos
relacionados con comportamientos que los consumos facilitan o impiden
controlar (comportamientos impulsivos).
Los adolescentes pueden estar comprometidos en varias formas con el alcohol y las
drogas legales o ilegales. Es común el experimentar con el alcohol y las drogas durante
las adolescencia.
Desgraciadamente, con frecuencia los adolescentes no ven la relación entre
sus acciones en el presente y las consecuencias del mañana.
Ellos tienen la tendencia a sentirse indestructibles e inmunes hacia los
problemas que otros experimentan. El uso del alcohol o del tabaco a una
temprana edad aumenta el riesgo del uso de otras drogas más tarde.
Algunos adolescentes experimentan un poco y dejan de usarlas o continúan
usándolas ocasionalmente sin tener problemas significativos. Otros
desarrollarán una dependencia, usarán luego drogas más peligrosas y se
causarán daños significativos a ellos mismos y posiblemente a otros.
La adolescencia es el tiempo de probar
cosas nuevas. Los adolescentes usan el alcohol y las otras drogas por
varias razones, incluyendo la curiosidad, para sientirse bien, para reducir el
estrés, para sentirse personas adultas o para pertenecer a un grupo. Es
difícil el poder determinar cuáles de los adolescentes van a experimentar y
parar ahí, y cuáles van a desarrollar problemas serios. Los adolescentes que
corren el riesgo de desarrollar problemas serios con el alcohol y las drogas
incluyen aquellos:
* con un historial familiar de abuso de substancias
* que están deprimidos
* que sienten poco amor propio o autoestima
* que sienten que no pertenecen y que están fuera de la corriente