Ensayo sobre las causas de la Guerra de la Triple Alianza escrito por nuestro compatriota Diego Abente.
El artículo discute las causas a la luz de teorías sobre conflictos internacionales y utiliza métodos cuantitativos modernos para explicar las causas.
1. Asociación de Estudios Latinoamericanos
La Guerra de la Triple Alianza: Tres Modelos Explicativos
Autor(es): Diego Abente
Obra(s) revisadas:
Fuente: Reseña de Investigación Latinoamericana, Vol. 22, N° 2 (1987), pags. 47-69
Publicado por: The Latin American Studies Association
URL permanente: http://www.jstor.org/stable/2503485
Accedido el: 18/11/2011 18:09
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Latinoamericana
LA GUERRA DE
LA TRIPLE ALIANZA:
Tres modelos explicativos*
Diego Abente
Universidad de Miami
La Guerra del Paraguay, o Guerra de la Triple Alianza, peleada por Paraguay
contra Brasil, Argentina, y Uruguay (1864-1870), permanece única en el
contexto Latinoamericano en varios aspectos. Grave tanto en su duración como
en su mortalidad, el conflicto subyacente de la guerra no estaba directamente
relacionado con desacuerdos fronterizos específicos. A diferencia de otros
conflictos Latinoamericanos, la Guerra de la Triple Alianza ha motivado una
controversia apasionada involucrando profundas connotaciones ideológicas,
algunos analistas lo ven como una lucha entre la civilización (la Alianza) y los
barbaros (Paraguay) y otros lo representan como una confrontación entre el
imperialismo
Muchos intentos han sido realizados para explicar esta guerra. Un número de
estudios ha tomado un enfoque apologético (Garcia Mellid 1963; Pomer 1968;
Trías 1975a), y otros presentan análisis profundos de dimensiones políticas y
diplomáticas del conflicto (Box 1948; Cardozo 1954, 1961). Pero, con la
excepción de algunos comentarios de Robert Burr (1955), nadie ha dado
sistemáticamente ideas de investigaciones contemporáneas sobre conflicto
internacional para explicar la guerra. Esa es la meta de este artículo, aun como
un ejercicio preliminar sujeto a posterior refinamiento.
Numerosos beneficios resultan de aplicar varias teorías de guerra al conflicto de
la Triple Alianza. Primero, este ejercicio somete a interpretaciones previas de la
guerra a más rigurosas pruebas. Segundo, evalúa la utilidad de conceptos
desarrollados en la subdisciplina de política internacional. Tercero y más
importante, genera una revisión general de las herramientas conceptuales
utilizadas para explicar conflictos armados en Latinoamerica y abre puertas a
3. *Me gustaría agradecer a James Ray por sus numerosas sugerencias en las primeras versiones de este manuscrito, a
Ricardo Caballero por sus comentarios, y a los cuatro revisadores anónimos LARR por sus exactas y estimulantes
críticas. Los errores por omisión, comisión, o interpretación, permanecen míos.
Reseña de Investigación Latinoamericana
más fructíferas investigaciones interdisciplinarias de las relaciones entre los
países Latinoamericanas.
La primera parte de esta investigación repasará brevemente la secuencia
histórica de los eventos que llevaron a la guerra. Luego se discutirán tres
modelos competitivos ampliamente utilizados en la literatura sobre relaciones
internacionales para explicar el estallido del conflicto armado--imperialismo,
Balance del poder, y la transición del poder. 1Para comprobar su utilidad en
explicar la Guerra de la Triple Alianza, la siguiente sección proveerá los datos
necesarios para probar a estos modelos empíricamente. La última parte
comparará y evaluará su poder explicativo.2
LA SECUENCIA HISTÓRICA
Los eventos principales que precedieron a la guerra tan solo pueden ser
resumidos aquí.3 En 1864 el gobierno Uruguayo, bajo el control del conservador
partido Blanco, se enfrentó a una revolución liderada por el General Venancio
Flores del liberal partido Colorado. Habiendo peleado del lado del presidente
Argentino Bartolomé Mitre en la Guerra Civil Argentina (que terminó en 1861),
el General Flores se ganó el apoyo tácito del gobierno Argentino y el apoyo
abierto del Imperio Brasileño. Las relaciones Brasil-Uruguay, en contraste,
fueron aumentando en tensión por incidentes fronterizos exacerbados por la
ganadería de Rio Grande do Sul y los reclamos Uruguayos de que fuerzas
rebeldes utilizaban territorio Brasileño como base de operación. El estado
fronterizo de Rio Grande do Sul era una fuerza importante en la política
Brasileña, en parte porque la mayoría del establecimiento militar Brasileño se
originó en ese estado sureño.
La decisión Brasileña de utilizar fuerza militar para extraer concesiones desde (y
eventualmente derrocar) al gobierno Uruguayo apresuró a Uruguay a buscar
apoyo externo mediante una alianza con Paraguay. Los intentos del presidente
Paraguayo, Mariscal Francisco López, de mediar en la disputa fueron rechazados
por los brasileños, lo que llevó a López a emitir un ultimátum el 30 de agosto de
1864. Este documento establecía que cualquier ocupación de territorio
Uruguayo por tropas Brasileñas sería considerada una violación al principio de
equilibrio entre los estados de la Región del Río de la Plata, una cuestión de
4. fundamental interés para Paraguay en la medida en que éste garantiza la
seguridad, la paz, y la prosperidad del área. Entonces, una invasión Brasileña a
Uruguay fue declarada “casus belli” por Paraguay.
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
En octubre de 1864, los Brasileños bloquearon el puerto de Montevideo y
empezaron a desembarcar fuerzas “para proteger la vida, el honor, y la
propiedad” de los ciudadanos Brasileños. Como represalia, el mes siguiente el
gobierno Paraguayo tomó el barco mercante Brasileño Marquês de Olinda
mientras navegaba rio arriba del Río Paraguay hacia el Matto Grosso. Las
hostilidades habían empezado.
Para alcanzar el escenario de las operaciones, el ejército Paraguayo tenía que
utilizar la provincia Argentina de Corrientes (y también el disputado territorio de
Misiones) como un corredor de tránsito. Paraguay pidió permiso al gobierno
Argentino para cruzar pero este le fue negado por que Argentina deseaba
permanecer neutral. Argumentando que la neutralidad de Argentina era sólo un
pretexto para privar al Paraguay del tan necesitado territorio de tránsito
mientras que a Brasil ya había cedido el libre uso equivalente de cursos de agua,
López declaró la guerra a Argentina el 18 de Marzo de 1865 y procedió a
capturar la ciudad de Corrientes (Centurión 1894, 248-56).
Para el 1 de Mayo de 1865, Brasil, Argentina, y el gobierno Uruguayo (liderado
ya por el victorioso Flores) habían firmado el Tratado de la Triple Alianza, que
debía mantenerse secreto hasta que sus objetivos fueran alcanzados. El tratado
declaraba que la guerra no era “contra Paraguay, sino contra su tirano, López” y
que tras la guerra la independencia y el territorio Paraguayo serían respetados
(una traducción al inglés del tratado se encuentra en Kolinski 1965).
Las tropas Paraguayas nunca alcanzaron el escenario de operaciones en
Uruguay. Para Paraguay, la guerra se volvió defensiva luego de que sus tropas
fueron derrotadas por los aliados en la Batalla de Uruguayana. La guerra
terminó cinco años después, con el ejército aniquilado y la población diezmada,
cuando el Mariscal López fue asesinado el 1 de Marzo de 1870 por un batallón
Brasileño en Cerro Corá.
TRES MODELOS COMPETITIVOS DE CONFLICTO INTERNACIONAL
La teoría del balance de poder
La teoría del balance de poder como una construcción analítica y un
instrumento preceptivo es el modelo más viejo y más ambiguo de los tres. En
5. este artículo, será utilizado como un modelo analítico de equilibrio, no como
una mera distribución de poder. En otras palabras, será utilizado para
caracterizar un tipo particular de distribución de poder moldeado por el
equilibrio de fuerzas entre los miembros de un sistema dado.
La teoría del balance de poder encuentra su referencia empírica inmediata en la
Reseña de Investigación Latinoamericana
situación Europea entre 1816 y 1914, abordada por el Congreso de Viena. Este
“sistema de grandes, medianos, y pequeños estados en un balance perfecto”
(Ferrero 1963, vi) respondió a la suposición de que “si el sistema de estado de
Europa debe existir y ser mantenido por esfuerzos comunes, ninguno de sus
miembros debe volverse tan poderoso que pueda coaccionar al resto unido…El
estado que no es prevenido por cualquier consideración externa de ser opresor
de uno más débil (un estado), es siempre, por más débil que sea, muy fuerte
para el interés del resto” (Von Gentz, citado en Claude 1962, 63, con énfasis en
el original).
El balance de poder que mantuvo la paz en Europa por casi un siglo
(permitiendo solamente guerras “pequeñas”) ha sido alabado en todas partes,
especialmente por los Británicos, porque Gran Bretaña, el “balanceador”, era
supuestamente responsable por mantener el sistema funcionando
apropiadamente. En las palabras de Sir Winston Churchill, el balance de poder
ilustra “la maravillosa tradición inconsciente de política extranjera Británica”
(citado en Claude 1962, 18), una tradición de unirse con el más débil para
restaurar el equilibrio roto por el más fuerte.
A pesar de que muchos estudiosos y políticos han mantenido que el equilibrio
evita el estallido de la guerra, algunos son más escépticos a sus supuestos
efectos positivos mientras que otros cuestionan si tal equilibrio existió alguna
vez (Haas 1961; Carr 1939). En este sentido, A.F.K. Organski ha aseverado que la
evidencia histórica no apoya la tesis de que el equilibrio lleva a la paz, sino que
de hecho ocurre lo contrario. Él afirma que “la relación entre la paz y el
equilibrio de poder parece ser exactamente la opuesta a lo que generalmente se
establece. Los periodos de balance, real o imaginario, son periodos de actividad
bélica, mientras que los periodos de conocida preponderancia son los periodos
de paz.
…Las [N]aciones se rehúsan a pelear a menos que crean que tienen una buena
oportunidad de ganar, pero esto es verdadero para ambas partes sólo cuando
las dos están relativamente iguales, o al menos creen que lo están. Entonces un
balance de poder aumenta las chances de guerra” (Organski 1968, 294). De
6. acuerdo con este argumento, una situación de preponderancia preservará la paz
porque el más fuerte no necesita ir a la guerra y el más débil no puede.
Para evaluar la aplicabilidad del modelo del balance de poder, primero uno
debe aseverar si un balance de poder existía cuando estalló la guerra. Debido a
que en este caso el desenlace fue la guerra, descubrir un equilibrio de fuerzas
echaría dudas sobre el argumento tradicional de que un balance de poder
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
previene la guerra. En cambio, se sostendría la aseveración de que el equilibrio
lleva a la guerra. A la inversa, si los hallazgos indican que la región no estaba
caracterizada por un equilibrio de fuerzas entre las naciones-estado sino por la
preponderancia de un actor, entonces ese desequilibrio podría ser postulado
como un factor causal relevante. Este hallazgo daría apoyo indirecto a la
tradicional teoría del balance de poder porque de haber existido tal balance,
hubiese podido evitar la guerra (por lo menos en teoría).
El Modelo de la Transición del Poder
Organski (1968) elaboró su modelo de la transición de poder bajo la presunción
de que el cambio-particularmente el cambio económico y la modernización-más
que la estabilidad, es la clave para la política internacional y sus conflictos.
Contrastando con el énfasis en la estabilidad de la teoría del balance de poder,
el enfoque en la transición del poder es en el cambio como la mayor variable
explicativa para entender las causas de la guerra. La guerra resulta entonces de
cambios que afectan la distribución internacional de poder.
Organski argumenta que cuando la potencia ubicada en primer lugar se ve
amenazada por la que está en segundo lugar, estalla la guerra, ya sea por que el
primer rankeado quiere evitar ser sobrepasado por el segundo o porque el
segundo busca el reconocimiento de sus capacidades actuales y el reajuste de
de su posición relativa en la escalera del poder y el prestigio, o por ambas
razones (Organski 1968, cap. 14, especialmente 338-42, 355-63). Los países se
clasifican entonces en tres categorías principales: aquellos con poder potencial
(baja productividad e industrialización nula), aquellos en etapas transicionales
de crecimiento (rápida industrialización, urbanización, e incremento del poder
en general), y aquellos en una etapa madura (completamente industrializados).
La guerra tiene más probabilidades de darse en la segunda categoría porque los
cambios abruptos pueden afectar significativamente a la preexistente
distribución de poder.
Organski entonces introduce la variable de satisfacción y la combina con el
poder en una teoría de privación relativa aplicada al ámbito internacional. Crea
cuatro categorías nuevas: (1) países que son poderosos y están satisfechos; (2)
7. países que son poderosos y están insatisfechos; (3) países que son débiles y
están satisfechos; (4) países que son débiles y están insatisfechos.
Guerras grandes son improbables de ocurrir entre países que caen en la
primera, tercera, y cuarta categorías, pero se vuelven muy probables entre
países en la segunda categoría. En una situación de transición de poder que
involucra a países en la primera y segunda categorías, la guerra es aún más
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probable porque un país poderoso que considera inadecuada la distribución de
poder podría intentar cambiar esa distribución a su favor, o el poder dominante,
sintiéndose amenazado por el surgimiento de un nuevo poder, podría lanzar
una guerra preventiva.
Para probar el argumento de Organski, uno debe determinar si los países
involucrados en la Guerra del Paraguay eran poderosos satisfechos o poderosos
insatisfechos. Segundo, uno debe aseverar si la región se encontraba en una
situación de transición de poder, esto es, si la primera potencia estaba por ser
eclipsada por la segunda o esta última había encontrado inadecuada la
distribución de poder y estaba intentando cambiar la situación a su favor.
La Teoría Imperialista
Aunque los dos primeros enfoques no han sido utilizados hasta ahora para
analizar la Guerra de la Triple Alianza, la teoría imperialista ha sido objeto de
amplia aceptación. El enfoque imperialista de esta guerra ha sido asociado con
el movimiento revisionista de los 1960s y ha sido fortalecido en los 1970s por la
creciente influencia de la teoría de la dependencia. Su amplio atractivo ha
capturado el apoyo de eruditos de derecha y de izquierda, a los primeros por la
fascinación con todas las cosas autoritarias y antiliberales y a los segundos
porque la Guerra del Paraguay parece una excelente ilustración de la validez de
la teoría de la dependencia. El Proceso a los falsificadores de la historia del
Paraguay (1963) de Atilio García Mellid en un lado del espectro y La Guerra del
Paraguay: ¡Gran negocio! (1968) en el otro representan dos de los más
influyentes estudios entre los muchos producidos por este movimiento.
La versión de la dependencia del enfoque revisionista ve la guerra como un
choque entre un intento de Paraguay de perseguir un camino independiente y
nacionalista para el desarrollo y el imperialismo Británico, que estaba
igualmente determinado a transformar a Paraguay en una colonia económica.
Ese proceso de desarrollo independiente ha sido rastreado hasta la llamada
revolución autónoma de Paraguay (White 1978), generalmente vista como un
régimen neosocialista independiente establecido por J. Gaspar Rodríguez de
Francia (1814-1840) y continuado por Carlos A. López (1840-1862) y por
8. Francisco Solano López (1862-1870), bastante antes de que Marx escribiera Das
Kapital. La versión de dependencia del revisionismo sigue en gran parte la tesis
Leninista de que la expansión y el imperialismo resultaron de la lucha por
territorio económico de los países capitalistas (Tucker 1975, 270). Aplicada a la
guerra de la Triple Alianza, el argumento asevera que la guerra fue provocada
por Gran Bretaña para abrir al Paraguay como un campo de inversiones
rentables y como un mercado para exportaciones Británicas así como también
para obtener acceso a materia prima (algodón) que se encontraba en alta
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
demanda debido a la Guerra Civil en los Estados Unidos.
Para explorar la validez de este enfoque, primero se debe establecer si Gran
Bretaña estaba buscando oportunidades de inversión, mercados para sus
productos, y algodón para sus industrias en Paraguay. Luego debe ser aseverado
si Paraguay constituía o no un mercado atractivo para productos y capital
Británico así como también un potencial proveedor de algodón. Finalmente,
debe establecerse si el gobierno de López evitaba que Paraguay se convierta en
el mercado que Gran Bretaña estaba buscando y en el gran proveedor de
algodón que los Británicos necesitaban.
UN ANÁLISIS DE CAPACIDADES NACIONALES Y REGIONALES
Para evaluar la validez relativa de estos tres enfoques teóricos del conflicto, un
número de problemas de medición debe ser encarado. Los modelos del balance
de poder y el de transición de poder asumen el uso y la cuantificación del
elusivo concepto de poder. En este artículo, el poder será concebido como la
posesión de ciertas capacidades, esto es, como la disponibilidad de recursos
materiales que podrían ser utilizados en una confrontación entre naciones-
estados. Los tres tipos de capacidades postuladas aquí como las más relevantes
son económica, militar, y geopolítica (para una más detallada discusión de este
tópico, ver Sullivan 1976, 102-17, 155-89). Las limitaciones de esta restringida
definición del poder como recursos de energía o bienes son obvias (ver Baldwin
1979 para una excelente crítica), pero aún así es la mejor herramienta
disponible que permite comparación sistemática a través de un número de
casos. Entonces, el concepto de poder definido como capacidades de poder
permitirá el desarrollo de un índice general de capacidades de poder para cada
nación, a su vez disgregadas en dimensiones económicas, militares y
geopolíticas.
Las capacidades económicas han sido bastante asociadas no solo con las
mediciones de producción (como el PIB, por ejemplo) sino también con las
inversiones, esto es, con niveles de consumo de factores estratégicos como
hierro, acero, y electricidad (ser Sabrosky 1975, por ejemplo). En el contexto de
la Guerra del Paraguay, tal enfoque es no solo impráctico (debido a la falta de
9. datos) sino que es irrelevante porque algunas inversiones no existieron o fueron
menos importantes de lo que son ahora. Las dimensiones económicas de
capacidad de poder serán medidas entonces usando otros indicadores
relacionados principalmente con dimensiones extractivas y comerciales. Tres
variables han sido elegidas como indicadores de la capacidad económica
general: valor comercial (exportaciones más importaciones), utilidades
gubernamentales, e utilidades gubernamentales per capita. Estos tres factores
son ampliamente considerados como los mejores indicadores disponibles para
Reseña de Investigación Latinoamericana
medir las capacidades económicas en el siglo diecinueve; también fueron
seleccionados por Wayne Ferris en su estudio de capacidades de poder de todas
las naciones-estado en el periodo de 1859 a 1966 (1973, 33-51).
La medición de las capacidades militares presenta aun mayores problemas
porque las cifras comparables están disponibles solamente para la extensión de
las fuerzas armadas. La cuestión entera de la calidad técnica del equipamiento y
entrenamiento es un tema para otro estudio. Consecuentemente, el tamaño del
ejército es el único indicador usado en este estudio, mientras que el estudio de
Ferris incluyó gastos militares y gastos militares per capita (1973, 50).
La medición de las capacidades geopolíticas es directa, con el área y la población
seleccionadas como indicadores. Para reflejar el hecho de que ningún país de la
región tenía completo control administrativo sobre su territorio en ese
entonces, solo la mitad del territorio estaba computada. 4 Apenas la mitad de las
áreas disputadas por Paraguay y Brasil y por Paraguay y Argentina (la actual
provincia Argentina de Misiones y el territorio al norte del río Apa y al sur de
Matto Grosso) eran calculadas como territorio Paraguayo.
Finalmente, debido a que todas las dimensiones de capacidades no son
igualmente importantes en la construcción del índice de capacidad de poder,
fueron adoptados factores de peso ajustados (1973, 50). Brevemente, ajustar el
peso de los factores significa que cada unidad de poder es disgregada en un
número de dimensiones de importancia o peso relativo diferentes. Entonces al
valor comercial se le da un peso de .1589, a las utilidades del gobierno, .1905, a
las utilidades del gobierno per capita, .0762, a las fuerzas armadas, .4127
(absorbiendo entonces valores que hubiesen sido imputados a gastos militares y
gastos militares per capita), al área, .0615, y la población, .0998. Juntos suman
hasta una unidad de poder, a pesar de que algunas variables pesan más que
otras en la composición de la unidad. 5 La Tabla 1 incluye la capacidad general
de la región en términos absolutos y en porcentaje. La Tabla 2 transforma los
valores de la tabla 1 en un índice nacional de capacidad de poder.
Estas medidas de capacidades de poder permiten evaluación directa de la
validez de los modelos del balance de poder y de la transición de poder. Pero la
10. examinación del enfoque imperialista requeriría idealmente alguna medida de
la importancia potencial del mercado Paraguayo en términos de la absorción de
importaciones Británicas y de la provisión de materia prima vital. A falta de tan
preciso indicador de mercado, este estudio se basa en mediciones disponibles
de capacidades económicas emparejadas con datos que conciernen a las
importaciones Europeas y Norteamericanas de algodón para la manufactura y
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
T A B L A 1 Capacidades Regionales de Poder de Paraguay, Argentina, Brasil, y
Uruguay. Circa 1860
Valor Comercial Utilidades
Exportación e Importación Gubernamentales
País
Libras Esterlinas Libras Esterlinas
(%) (%)
Paraguay 560.392 314.260
(1,5) (4,3)
Argentina 8.951.621 1.710.324
(24,3) (23,5)
Brasil 23.739.898 4.392.226
(64,4) (60,3)
Uruguay 3.607.711 870.714
(9,8) (12,0)
Total Regional 36.859.682 7.287.524
(100,0) (100,0)
Fuentes: Para Paraguay: Exportaciones, importaciones, e utilidades del gobierno desde 1860
son de Herken (1982, 108-9). Cifras de las fuerzas armadas vienen de Kolinski (1965, 42), a
pesar de que el estimado de Cardozo de 38.173 es más bajo (1961, 524), así como lo es el
estimado de Bray de 40.000 a 50.000 (1958, 152). El tamaño representa la estimación del
autor basado en un medio del tamaño actual más la mitad del territorio considerado perdido a
los aliados. Las cifras de la población vienen de Williams (1979, 117). Para Argentina: Las cifras
de exportación e importación (para 1863) son basadas en registros oficiales corregidos para el
contrabando por A. Vaillant, así citados en Acevedo (1933, 3:127). Las utilidades del gobierno
(1865) fueron tomadas de Randall (1977,2:222). Las cifras de las fuerzas armadas son de
Spalding (1940, xviii-xix), así citados por Kolinski (1965, 64). Aunque Kolinski consideró ese
estimado muy alto, Acevedo cita un estimado aun más alto de 43.250 (1933, 3:375). El tamaño
es estimado por el autor. Las cifras de la población son de Cuccorese (1966, 59). Para Brasil:
Las exportaciones e importaciones (1860) y las utilidades del gobierno (1864) fueron tomadas
de Randall (1977, 3:217, 222). Las estimaciones de las fuerzas armadas son de Kolinski (1965:
49, 57) e incluye 16.834 tropas del ejército, 2.384 infantes de marina, y una mitad de la
Guardia Nacional (estimado por Kolinski en 200.000 miembros). El tamaño es estimado por el
autor. Las estimaciones de la población son de Acevedo (1933, 3:118) y Kolinski (1965, 49).
Para Uruguay: Las exportaciones e importaciones (1862) vienen de Acevedo (1933, 3:126). Las
utilidades del gobierno fueron tomadas de Acevedo (1933, 3:466-69) y fueron calculadas como
11. sigue: Rentas departamentales (1865), 1.104.360 pesos fuertes, y Tesorería (1866), 2.988.000
pesos fuertes. Las cifras de las fuerzas armadas vienen de Acevedo (1933, 3:375). El tamaño es
estimado por el autor. Las cifras de la población (1864) vienen de Acevedo (1933, 2:118).
Fuentes de tasas de cambio: para Paraguay, Herken (1982, 108-9); para Argentina, Randall
(1977, 2:202); para Brasil, Randall (1977, 3:208-9); y para Uruguay, Acevedo (1933, 3:165).
las exportaciones de algodón Brasilero. Aunque estén lejos de ser perfectos,
estos indicadores reflejan exactamente los factores económicos básicos que la
teoría imperialista intenta abarcar. El algodón fue seleccionado porque algunos
Reseña de Investigación Latinoamericana
Utilidades del
Tamaño en
gobierno
per capita Fuerzas Kilómetros Población
libras esterlinas Armadas Cuadrados (%)
(%) (%) (%)
0,79 57.000 275.000 400.000
(14,2) (27,0) (4,6) (3,5)
0,83 30.000 1.388.328 1.737.076
(14,9) (14,2) (23,1) (15,1)
0,48 119.218 4.255.983 9.100.000
(8,6) (56,4) (70,9) (79,2)
3,48 5.000 93.463 250.000
(62,4) (2,4) (1,5) (2,2)
5,58 211.218 6.012.774 11.487.076
(100,0) (100,0) (100,1) (100,0)
T A B L A 2 Índice ponderado de Capacidades de poder
Factor Paraguay Argentina Brasil Uruguay
Ponderado
Valor Comercial 0,1589 0,0024 0,386 0,1023 0,0156
Utilidades
0,1905 0,0082 0,0448 0,1149 0,0229
gubernamentales
Utilidades
gubernamentales per 0,0762 0,0108 0,0114 0,0066 0,0475
capita
Fuerzas armadas 0,4127 0,1114 0,0586 0,2328 0,0099
Tamaño 0,0615 0,0028 0,0142 0,0435 0,0009
Población 0,0998 0,0035 0,0151 0,0790 0,0022
Total 1,0000 0,1391 0,1827 0,5791 0,0990
Nota: Las cifras mencionados se lograron multiplicando la parte porcentual de la región total
por el factor ponderado (ver pie de nota 3) y dividiendo esa cifra por 100. Por ejemplo, el valor
comercial de Paraguay de 0,0024 resulta de 1,5 por 0,1589 dividido 100. Los totales no suman
1 por el redondeo.
12. analistas han argumentado que la falta creada por la Guerra Civil de EE.UU.
apresuró las acciones de Gran Bretaña en la región del Rio de la Plata. Las
fluctuaciones en las importaciones de algodón deben ser tomadas como un
indicador bruto de la situación del mercado global, mientras que las
exportaciones de algodón Brasilero deben ser comparadas con las
exportaciones totales Paraguayas para calibrar el potencial de producción de
algodón de Paraguay.
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
¿IMPERIALISMO, BALANCE DEL PODER, O TRANSICIÓN DEL PODER?
Imperialismo
Mucho del atractivo de la interpretación imperialista así como su apoyo factual
a primera vista derivan del hecho de que en Paraguay la influencia de los
centros de poder era despreciable, la inversión extranjera era insignificante y
restringida en gran parte al sector comercial, y los sectores estratégicos de la
economía estaban bajo control del estado (aunque muchos eruditos
argumentarían que en realidad se encontraban bajo el control patrimonial de la
familia reinante). Por más cierta que esta personificación pueda ser, no puede
deducirse de ella una unión causal entre el imperialismo y la guerra.
Un examen detenido de la evidencia presentada arriba descubre la debilidad de
la interpretación imperialista. En cuanto a la hipótesis que concierne los
intereses económicos Británicos y el potencial económico de Paraguay, los
datos en las tablas 1 a 4 prestan poco apoyo a la tesis de que Paraguay
constituyó un mercado atractivo para exportaciones y capital Británico, como
muchos historiadores han sugerido. De hecho, teniendo sólo una pequeña parte
de la capacidad total económica del sistema, Paraguay no podría haber
constituido una salida para Gran Bretaña. Tampoco hay evidencia (más que del
tipo circunstancial presentada por Pomer 1968) de que Gran Bretaña esperaba
ávidamente que Paraguay abra sus puertas al capital Británico. Si hubiese sido
ese el caso, una vez que el obstáculo a la expansión Británica (Sólano López) fue
removido, los Británicos hubiesen invertido grandes sumas y hubiesen
aumentado el comercio significativamente. Sin embargo, en 1880, las
inversiones Británicas no excedieron los 1,5 millones de libras esterlinas, menos
del uno por ciento de sus inversiones totales en Latinoamérica. De hecho,
Paraguay quedó decimocuarto en las inversiones Británicas en Latinoamérica,
seguido solamente por Cuba, Guatemala, y Nicaragua, que se encontraban
todos en la esfera de influencia económica de USA. En comparación, los
Británicos invirtieron 38,9 millones de libras en Brasil, 20,3 millones en
Argentina, 36,1 millones en Perú, y 32,7 millones en México (Platt 1972, 289).
También debería señalarse que los 1,5 millones de libras representaron bonos
gubernamentales vendidos por el gobierno de Paraguay en el mercado
13. Londinense, no inversiones Británicas directas. En cuanto al comercio, no fue
hasta 1903 que las importaciones Paraguayas del Reino Unido alcanzaron cien
mil libras, y tampoco hasta 1913 que las exportaciones Paraguayas a Gran
Bretaña excedieron cincuenta mil libras esterlinas (Platt 1972, 316-19, 322).
Otra versión de la explicación imperialista está basada en la crisis del algodón de
mediados del siglo diecinueve. El argumento sostiene que la Guerra Civil de
EE.UU. habría creado una ruptura tan severa en el mercado que los Británicos
consideraron a Paraguay como una salida de producción para compensar la
declinante producción en los estados Confederados. La crisis de hecho existió y
fue severa. Pero como puede ser visto en las tablas 3 y 4, cuando la Guerra del
Reseña de Investigación Latinoamericana
T A B L A 3 Fuentes de Provisión de Algodón en Bruto para Manufactura Europea
y Norteamericana, Promedios Anuales en Millones de Libras.
Estados Indias Indias Egipto &
Años Unidos Brasil Occidentale Orientale Smyrna Total
s s
1856-1860 1.633,7 27,7 7,2 207,9 57,0 1.933,5
1861-1865 531,7 36,2 14,6 491,3 191,4 1.265,2
1866-1870 1.108,6 99,9 33,2 576,5 190,9 2.009,1
Fuente: Platt (1977, 257).
T A B L A 4 Producción Brasilera de Algodón, 1861-1864
Volumen Valor
Años (en arrobas) (en libras esterlinas)
1860-1861 670.860 608.843
1861-1862 872.210 1.012.484
1862-1863 1.085.628 2.190.767
1863-1864 1.282.974 3.651.626
Fuente: Granziera (1979, 163).
Nota: Una arroba es igual a veinticinco libras.
Paraguay comenzó, Bretaña ya había localizado fuentes alternativas en otros
lugares, particularmente en las Indias Occidentales, Egipto, y Brasil. Este hecho
es reconocido hasta por Pomer (1968), uno de los más entusiastas defensores
de la tesis imperialista. Aun más, las capacidades económicas limitadas de
Paraguay en ese entonces hacían irrazonable creer que el país se estaba por
convertir en el mayor proveedor que Bretaña estaba buscando. Las
exportaciones Paraguayas representaron menos del total de las exportaciones
Brasileras. Alcanzar tan sólo una mitad del nivel Brasilero en una década
hubiese sido milagroso.
La refutación más solida de la explicación basada en la crisis del algodón y el
enfoque imperialista viene de las acciones del López mismo. De hecho él estaba
14. interesado en encontrar mercados para los productos Paraguayos,
especialmente el algodón, y había enviado numerosas muestras de la variedad
Paraguaya a Europa para atraer el interés de posibles compradores (Sánchez
Quell 1973, 213). Consecuentemente, no existen bases factuales para creer que
López hubiese evitado de alguna manera que Paraguay exporte todo el algodón
que sea posible. Tampoco existieron obstáculos del gobierno para importar
productos Británicos, una actividad llevada a cabo por los mercantes de
Asunción (en su mayoría extranjeros) a través del puerto de Buenos Aires. De
hecho, la familia López parece haber sido la mayor beneficiada de las
importaciones Europeas.
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
Otro argumento usado para apoyar la explicación imperialista está basado en la
incompatibilidad política del estilo Británico de capitalismo liberal y el estilo
Paraguayo de capitalismo de estado. Estos dos modelos obviamente difieren en
muchos aspectos, a pesar de que la economía Paraguaya era mucho más
capitalista de lo que generalmente se cree. Pero el argumento de que tal
incompatibilidad llevó a Gran Bretaña a realizar una guerra encubierta ha sido
apoyado solo por referencias a los préstamos Brasileros y Argentinos de 1865 y
a los papeles del enviado Británico a Buenos Aires, Edward Thornton, “cuyo
disgusto por ambos Paraguay en general y Solano López en particular era un
secreto a voces” (McLynn 1979, 30). Pero como Nicholas Tate (1979) y F.J.
McLynn mostraron, las preferencias de Thornton no causaron que el Ministerio
Británico de Asuntos Exteriores aumente su “muy pequeño interés en la guerra”
(McLynn 1979, 30). Investigación más reciente sobre el supuesto interés
Británico, basada en la cobertura de la guerra de The London Times, arroja
conclusiones similares (Herken y Giménez de Herken 1983). Obviamente, sólo
las visiones de Thornton, por más anti-López que sean, no señalan una
conspiración imperialista.
Los préstamos fueron bonos gubernamentales vendidos a individuales privados
o sindicados en el mercado de Londres. Muchas operaciones similares
ocurrieron bien antes de la guerra, y muchas más después. El préstamo
Brasilero de 1865 para financiar la guerra (por el monto nominal de 6,7 millones
de libras esterlinas) había sido precedido por casi 16 millones de libras esterlinas
en préstamos contraídos entre 1824 y 1860 (Randall 1977, 3:219). Del mismo
modo, el préstamo Argentino de 2,5 millones de libras esterlinas (valor nominal
de 1865) había sido precedido por los prestamos de 1822, 1823, y 1857 por la
suma de 2,6 millones de libras esterlinas (Randall 1977, 2:190). López mismo
había sido autorizado por el Congreso para contraer un préstamo de 5 millones
de libras esterlinas para pagar la guerra, aunque no pudo ser realizado debido al
bloqueo militar a Paraguay. (Centurion 1894, 243). En suma, sea cual sea la
versión de la explicación imperialista a la que uno se dirija, la evidencia
disponible sorprendentemente provee poco apoyo empírico.
15. Balance del Poder
La explicación del balance del poder tiene sentido hasta ahora debido a que fue
declarada públicamente como causa de la guerra. Mantener el balance del
poder era el raciocinio detrás del ultimátum del 30 de agosto, y la declaración
de guerra a Argentina repitió el mismo argumento. En el reporte del congreso
que apoyaba la declaración de guerra (que no pudo haber sido escrito sin la
aprobación de López), la situación regional fue comparada con las guerras
Russo-Ottoman. La Histoire de la Turquie de Alphonse de Lamartine (1854) fue
citada para argumentar que la posición Argentina semejaba a la indiferencia de
Austria y de Prusia a la invasión Rusa de Turquía, siendo esta ultima invocada
como análoga a la invasión Brasilera de Uruguay.
Reseña de Investigación Latinoamericana
Pero los datos en las tablas 1 y 2 prestan poco apoyo a la hipótesis de que un
balance de poder existía en la región. De hecho, Brasil comprendía casi 60 por
ciento de las capacidades regionales, mucho más que Argentina, Uruguay, y
Paraguay combinados. Si la variable militar es excluida (argumentando que las
cifras militares Paraguayas sobrestiman su verdadero poder militar) o si es
corregida para incluir factores tales como poder naval o gastos militares, la
preponderancia Brasilera se vuelve aun más grande. No existía ningún balance
de poder en el sentido de equilibrio en el Rio de la Plata en los 1860;
consecuentemente, no podía haber amenaza a un equilibrio que nunca existía.
Brasil era el indiscutido, no restringido, primer poder regional medido por
cualquier estándar, y su poder excedía por lejos a todos los actores regionales
combinados. ¿Apoyan entonces estos hechos la hipótesis de que la falta de un
equilibrio, la preponderancia Brasilera, llevaron a la guerra? Este argumento
parece persuasivo al concentrarnos sólo en la invasión brasilera de Uruguay,
que el Ministerio de Relaciones Exteriores Brasilero concibió como una limitada
operación “quirúrgica”. Aun así, esta operación escaló hasta un conflicto de
proporciones regionales no iniciado estrictamente por Brasil. En otras palabras,
mientras que el localizado conflicto Brasilero-Uruguayo llevaba a la invasión
Brasilera de Uruguay y puede ser puesto como resultado de la preponderancia
Brasilera, el conflicto regional no puede serlo porque Brasil estaba involucrado
en un conflicto que no había buscado activamente, uno traído por un actor
regional que no era preponderante. Entonces, a pesar de que la retórica que
rodeaba al conflicto invita a ver a las causas de la guerra de acuerdo a la teoría
del balance de poder, esta interpretación parece causar tantas preguntas como
respuestas.
Estos problemas se agravan debido al hecho de que medir relaciones de poder
hoy arroja muy poca semejanza con cualquier indicador bruto que estuvo
disponible para López y sus contemporáneos. Es seguro asumir que su lectura
de relaciones de poder era mucho más impresionista que la desarrollada aquí.
Aun más, una disparidad generalmente existe entre la percepción del equilibrio
o amenaza y el verdadero estado de equilibrio o amenaza (Jervis 1976).
16. Entonces, uno podría presentar la hipótesis de que la combinación de una
altamente impresionista y distorsionada lectura de las relaciones de poder y una
defectuosa percepción de amenaza causo que López actuara. El había visitado
Europa entre Junio de 1853 y Diciembre de 1854, y no es entonces
sorprendente que hubiese aplicado al contexto del Río de la Plata las teorías tan
ampliamente discutidas en Europa en ese tiempo, especialmente la teoría del
balance de poder (para información sobre la estadía de López en Europa, ver
Sánchez Quell 1980, 23.52). Existe vasta evidencia de la influencia Europea en
las ideas y el estilo de vida de López (Sánchez Quell 1973, 217-19). La fraseología
utilizada en la declaración de guerra a Argentina empleó parámetros Europeos,
ilustrando la situación como un recordatorio exacto de la guerra Russo-
Ottoman. Si las consideraciones del balance de poder fueron meramente el
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
pretexto de López para un empuje expansionista (como muchos han
argumentado) o una sincera, pero equivocadamente aficionada, lectura de la
situación no puede ser establecido irrefutablemente. Esta cuestión
permanecerá como un tópico de especulación.
Para resumir, la evidencia disponible demuestra que la teoría del balance de
poder no refleja la realidad de poderes de la región. Por un lado, el colapso
hipotético de un balance que no existió no puede ser postulado como un
relevante factor causal. Por otro lado, la teoría de que el desequilibrio llevó a la
guerra, introduce tantas preguntas como respuestas, principalmente porque el
conflicto no fue iniciado por el actor preponderante. Finalmente, una
calificación general de la teoría del balance de poder debería hacerse basada en
el rol de percepciones y la eventual disparidad entre percepciones y realidad.
Esta dimensión perceptiva involucrada en cada evaluación de situaciones
conflictivas, junto con el uso penetrante del lenguaje y la literatura sugiriendo
que el balance de poder era de hecho una consideración clave, suma a la
significancia simbólica de la teoría.
Transición del Poder
Para analizar el valor explicativo del enfoque de la transición del poder, es
necesario un cambio en el nivel de análisis. Al explorar la hipótesis anterior, se
discutió un sistema regional de estados. Sin embargo, al examinar el modelo de
transición del poder, es necesario lidiar con pares de estados, o diadas, y con
cambios de bienes en el tiempo.
Debido a que las dos partes principales del conflicto fueron Paraguay y Brasil,
esta diada debe ser examinada primero. Irónicamente, esta diada es la que
menos apoya la explicación de la transición del poder debido a que la distancia
de poder entre los polos es demasiado grande. De hecho, la parte de Paraguay
de capacidades regionales (0,1391) es menos que un cuarto de la parte de Brasil
17. (0,5791). Teóricamente, es entonces difícil construir un caso para este modelo
basado en la evidencia a mano.
Sin embargo, el modelo de la transición del poder, no debe ser descartado tan
fácilmente, porque otros dos pares, Paraguay-Uruguay y Paraguay-Argentina,
también deben ser examinados como posibles causas del poder de transición.
Empezando con el par Paraguay-Uruguay, sus partes relativas de poder regional
son similares, 0,1391 para Paraguay y 0,0990 para Uruguay. La Tabla 5 indica
que ambos países experimentaron un periodo de rápida expansión económica
en los finales de los 1850 y los inicios de los 1860. Sin embargo, en el caso de
Reseña de Investigación Latinoamericana
T A B L E 5 Evolución Económica en los 1850 y 1860 en Paraguay, Argentina,
Brasil y Uruguay
Exportaciones Utilidades del Gobierno
(libras esterlinas) (libras esterlinas)
Años 1850 Años 1860 Años 1850 Años 1860
Paraguay 211.801 307.798 138.659 281.043
Argentina 2.126.704 6.774.435 872.763 1.845.862
Brasil 9.257.828 13.706.407 3.661.448 4.666.897
Uruguay 1.160.714 1.347.809 870.714
Fuentes: Para las exportaciones paraguayas: exportaciones de los 1850, el promedio desde
1851 a 1859 (Herken 1982, 108); exportaciones de los 1860, el promedio entre la cifra para
1860 (Herken 1982, 108) y la cifra para 1861 (Schmitt 1963, 146). Para las utilidades del
gobierno Paraguayo: para los 1850, el promedio entre 1854 y 1858 (incluye el monto total de
ventas, no la ganancia ni los impuestos sobre ellas), de Herken (1982, 109); para los 1860, el
promedio entre la cifra para 1860 (Herken) y la cifra para 1864 de El Semanario (citado en
Acevedo 1933, 3:373). Para las exportaciones Argentinas: los 1850, la cifra de 1851 (tan solo de
la provincia de Buenos Aires) tomada de Randall (1977, 2:204); para los 1860, el promedio
entre 1864 y 1867 (Randall 1977, 2:218). Para las utilidades del gobierno Argentino: para los
1850, la cifra de 1850 viene de Lynch (1981, 195); para los 1860, el promedio entre 1864 y
1867 (Randall 1977, 2:222); tasas de cambio tomadas de Gondra (1943, 397-98) y Randall
(1977, 2:201-2). Para las exportaciones Brasileras: la cifra de los 1850 es un promedio entre
1850 y 1859; la cifra de los 1860 es un promedio entre 1860 y 1867 (Randall 1977, 3:216-17).
Para las utilidades del gobierno Brasilero: la cifra de los 1850 es un promedio entre 1850 y
1859; la cifra de los 1860 es un promedio entre 1860 y 1867 (Randall 1977, 3:248); tasas de
cambio fueron tomadas de Randall (1977, 3:208-9). Para las exportaciones Uruguayas: la cifra
de los 1850 es la de 1856; la cifra para los 1860 es la de 1864 (Acevedo 1933, 2:673 y 3:345).
18. Para las utilidades del gobierno Uruguayo: para 1865, ver fuentes en Tabla 1; tasas de cambio
fueron tomadas de Acevedo (1933, 2:673 y 3:165).
Paraguay, esta tasa de expansión aparece acentuada como resultado de la
severa contracción experimentada entre los 1810 y los 1840. Pero las cifras no
muestran ningún patrón de alteración significativa en las diferencias básicas de
las capacidades económicas, como el valor comercial de Uruguay que era 5,5
veces más alto que el de Paraguay en los 1850 y 4,4 veces más alto en los 1860.
En adición a la ausencia de la alteración dramática de sus relativas partes de
poder en la década previa a la guerra, la posibilidad de un desequilibrio
amenazador no fue percibida por ninguno de los lados. De hecho, la situación
preguerra vio una alianza entre Paraguay y Uruguay, y si hubiese fallado Flores
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
en la toma de Uruguay, los países hubiesen podido permanecer aliados durante
la guerra. Entonces, es claro que una situación de transición de poder no surgió
en el caso de la diada Paraguay-Uruguay.
La diada Paraguay-Argentina presenta la perspectiva más prometedora para el
modelo de transición del poder. Sus partes relativas de poder regional (0,1391
para Paraguay y 0,1827 para Argentina) parecen indicar que una situación de
transición de poder pudo haber existido. Y, aun más, una inspección más
profunda revela que la distancia de poder era probablemente más grande de lo
que es sugerida por estas cifras. De hecho, 0,1114 del total de Paraguay de
0,1391 unidades de poder consiste en la variable de las fuerzas armadas, y el
valor de la capacidad militar de Paraguay está probablemente inflado. 6 Como
fue mencionado antes, confiar exclusivamente en el tamaño del ejército y
descartar el nivel de gastos (y también del poder naval) condiciona la medición
de capacidades militares contra Argentina. Por ejemplo, durante los 1850 y los
1860, Argentina dispuso 30 a 50 por ciento de su presupuesto para gastos
militares. En 1864 esa cifra totalizó 37 por ciento de ganancias de 1,4 millones
de libras esterlinas (Randall 1977, 2:211, 222). Así, en 1864, los gastos militares
Argentinos habían alcanzado casi 520.000 libras esterlinas, una suma casi igual
al valor total de las exportaciones e importaciones Paraguayas en 1860 (ver
Tabla 1). La razonable presunción de que Paraguay estaba vertiendo casi la
misma proporción de recursos en sus establecimientos militares sugeriría que
Argentina estaba disponiendo casi cinco veces más recursos a los militares que
su vecino, haciendo que la distancia de poder más grande de lo que aparece en
un principio (ver Tabla 5).
Aun más, por más grande que sea un establecimiento militar en el principio de
una confrontación, en un conflicto prolongado los suministros de afuera y una
base económica poderosa son vitales para el éxito de cualquier
19. emprendimiento militar. Paraguay exhibió una evidente desproporción entre los
tamaños de su ejército y todos los otros indicadores relevantes económicos
relevantes. En contraste, menos de un tercio del índice del poder total de
Argentina es considerado para la variable militar.
En cuanto a los indicadores económicos, no se detecta ningún cambio
dramático. La proporción de valor comercial Argentina-Paraguay hacia 1862 era
alrededor de trece a uno. En 1851 las exportaciones Paraguayas totalizaron
sesenta y ocho mil libras esterlinas, mientras que el valor de las exportaciones
de la provincia de Buenos Aires solamente excedió las dos mil libras, una
proporción de treinta y uno a uno. Mientras que la brecha se cerraba
marcadamente durante ese periodo de diez años, permaneció muy ancha como
para garantizar ser descrita como una situación de transición. Uno debe tener
también en cuenta que la rápida expansión durante esa década resultó de la
Reseña de Investigación Latinoamericana
apertura de la economía después de décadas de restricciones severas y era
improbable que continúe en el mismo ritmo. En resumen, la diada Paraguay-
Argentina no presenta una situación de transición de poder tampoco.
Existe una dimensión política en el modelo de la transición del poder que las
cifras precedentes no aprovechan adecuadamente y cuyos análisis parecen
ofrecer las bases para una explicación general convincente. También parece
aclarar varios de los más misteriosos aspectos de la guerra – el estallido del
conflicto así como su arrastre por cinco sangrientos años. Primero, ¿por qué
empezó Paraguay la guerra? La respuesta creíble de acuerdo a este modelo es
que existía una disparidad entre la evaluación del verdadero poder de Paraguay
versus el poder que los otros actores regionales estaban dispuestos a reconocer.
Fue el caso de una nación relativamente poderosa (por sus propios estándares)
y básicamente insatisfecha. La guerra constituyó entonces un intento de
redireccionar un agravio contra un status quo percibido como perjudicial para el
interés nacional. De hecho, el reclamo básico de Paraguay era que tenía el
derecho de ser consultado sobre cualquier desacuerdo con respecto a la región
del Rio de la Plata, un “derecho de consulta” que ni Brasil ni Argentina estaban
dispuestos a conceder.
Segundo, ¿por qué Argentina no se puso del lado de Paraguay para restaurar el
status quo regional perturbado por el imperio Brasilero? Argentina acababa de
emerger como una nación unida tras la batalla de Pavón en 1861. Entre 1852 y
1861, dos Argentinas habían coexistido – Buenos Aires y la Confederación, que
incluía las provincias del interior. La posibilidad de un resurgimiento de
resistencia provincial contra Buenos Aires era una fuente de constante
preocupación en la capital. La nueva república Argentina se enfrentó a dos
amenazas concebibles. Una era la posibilidad de que Uruguay se una a las
provincias, rompiendo entonces el monopolio comercial Porteño. Surgió
20. entonces la importancia de un gobierno amistoso en Montevideo. Otra
amenaza era una posible separación de las provincias, apoyada si no inspirada
por un emergente (y probablemente poderoso) Paraguay. Si las provincias no
tenían un potencialmente poderoso aliado, Buenos Aires no hubiese necesitado
temerlas. En esto reposa el interés por un Paraguay débil.
López aseguró a Mitre una y otra vez que Paraguay no perseguía un
reordenamiento político de nacionalidades regionales (un país que comprendía
Uruguay, Entre Ríos, Corrientes, y Paraguay era comúnmente considerado
posible en ese entonces) sino que Paraguay buscaba consolidar el status quo,
siempre y cuando Paraguay recibiese un papel más importante. Sin embargo,
Mitre obviamente no confió en su vecino, porque un papel más importante para
Paraguay pudo haber llevado a la ruptura de una nueva nación Argentina.
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
A Mitre no le preocupaba la distribución regional de poder. Brasil ya había sido
aceptado como la nación preponderante en la región, y sus acciones en Uruguay
no fueron percibidas como amenazantes, en parte porque ambos Brasil y
Argentina apoyaban a los rebeldes, aunque cada uno por razones distintas Más
importante aún, la acción Brasilera fue interpretada por Mitre como limitada en
alcance, no como una amenaza a la existencia independiente de Uruguay como
un estado amortiguador. El gobierno Argentino se preocupaba por la unidad
nacional, y un victorioso Paraguay podría haber acumulado suficiente poder
para amenazar con una nueva partición de Argentina, ya sea obteniendo
abiertamente el apoyo de las provincias litorales contra Buenos Aires o
simplemente alentando su separación. En cierta forma, algunas consideraciones
de balance de poder existieron aquí. Pero mientras López, inspirado por
doctrinas Europeas, se concentraba en el balance de poder de la región como
un todo, Mitre, consciente de las amenazas al proceso de construcción de la
nación, dirigía su atención al balance de fuerzas dentro del antiguo virreinato
del Río de la Plata.
Tercero, ¿por qué no terminó la guerra en 1866? En la conferencia de Yataity
Corá, López ofreció a Mitre casi todo lo que pudo porque, en palabras de López:
“la sangre ya derramada ha sido suficiente para limpiar las ofensas mutuas
infligidas por las partes” (para una versión pro Mitre de la reunión, ver Báez
1929, 37). Desde una perspectiva de transición de poder, la guerra no terminó
porque los problemas no eran ni ofensas ni concesiones territoriarasilles (que
Argentina pensaba ganar de todos modos) sino la necesidad de sellar la unidad
Argentina, un objetivo que podía ser logrado solo con la derrota completa de
López.
Cuarto, ¿por qué Brasil prosiguió con una guerra de exterminación en vez de
quedar satisfecho con el castigo impuesto al ejército Paraguayo durante la
primera parte de la guerra? La respuesta es que las fuerzas existentes en el
21. estallido de la guerra no fueron las que influenciaron los eventos de ahí en
adelante. Por ejemplo, en el brote de la guerra, Brasil tenía la intención de
extraer concesiones del gobierno de Blanco de Uruguay. En el caso de Paraguay,
las intenciones de Brasil fueron de asegurar la liberación del Marquês de Olinda,
castigar a Paraguay por su “agresión”, y asegurar el acceso al Río Paraguay de
barcos Brasileros sirviendo en la región del Mato Grosso. 7
Sin embargo, una vez que la guerra inició, se volvió critico para Brasil evitar que
Argentina anexe a Paraguay o coseche excesivos beneficios y se vuelva así una
amenaza a la preponderancia Brasilera en el área. La única manera de lograr
esta meta era proseguir con la guerra hasta el final y mantener el control sobre
futuros gobiernos de Paraguay, algo que Brasil logró hacer por décadas tras el
fin de la guerra. El mismo impulso también influyo en Argentina y casi causó una
Reseña de Investigación Latinoamericana
guerra con Brasil.8 Esta competencia entre Brasil y Argentina fue hábilmente
explotada por diplomáticos Paraguayos luego de 1870 (ver Warren 1978).
OBSERVACIONES FINALES
El objetivo de este estudio ha sido aplicar ideas de investigaciones
contemporáneas sobre conflicto internacional para mejorar el entendimiento
de la Guerra de la Triple Alianza. Esta reexaminación de la evidencia disponible y
la reorganización de los datos previamente esparcidos han iluminado muchos
aspectos de ese trágico evento. En general, este estudio sugiere que un
modificado modelo de transición de poder tiene mayor poder explicativo que
los modelos del balance de poder y del imperialismo. Al combinar con
conocimientos sobre el proceso de construcción de las naciones en los 1860 en
Argentina (ya enfatizado en Alberdi 1962), el modelo de la transición de poder
provee respuestas satisfactorias a las inquisiciones más importantes creadas por
la guerra. El modelo del balance de poder puede calzar mejor si es modificado
para considerar el balance de poder de los territorios pertenecientes al antiguo
virreinato del Río de la Plata o las diferencias entre percepciones y realidades.
Este estudio también cuestiona la ampliamente aceptada creencia de que
Paraguay constituía una potencia de primer nivel en Sudamérica y coloca datos
relevantes en un útil marco comparativo. Finalmente, muestra que combinar
análisis cuantitativo y cualitativo con ideas de relaciones internacionales podría
arrojar reinterpretaciones útiles de los conflictos armados de Latinoamérica.
Un asunto final es si la Guerra de la Triple Alianza pudo haber sido evitada. Este
cuestionamiento es relevante debido a que eleva la pregunta de si estaban
disponibles cursos de acción alternativos, enfatizando entonces el rol de la
política internacional y el proceso de toma de decisiones. La lógica del poder y
el “interés nacional” parecen sugerir que estaba más allá del alcance de los
actores parar la guerra. A pesar de todo, el significativo cambio en la política
22. extranjera de Paraguay durante los 1860 pudo haber tenido un rol más grande
de lo que es generalmente reconocido. Aunque el potencial estructural del
conflicto armado era elevado, quizá una política internacional más prudente y
aislacionista como la seguida por Francia y Carlos A. López hubiese evitado a
Paraguay la tragedia de la guerra.
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
NOTAS
1. La supuesta personalidad megalómana del Mariscal Francisco López ha sido tradicionalmente
vista como una de las mayores, sino la principal, causa de la guerra. Estoy en desacuerdo con
tal enfoque por varias razones. Primero, explicaciones que enfatizan rasgos de la
personalidad tienden a sustituir análisis con generalidades. Convencionalmente seleccionan
improbables pero infalsificables rasgos sicológicos, y en una práctica reduccionista que ignora
la complejidad de las interacciones internacionales, intentan convertir impresiones en
declaraciones científicas. En una especie de teleología inversa, tales enfoques llegan a la
causa por medio del efecto dentro de un marco lógico que prohíbe validaciones
independientes. Aunque el espacio excluye la discusión de las implicaciones teóricas del
problema del nivel analítico aplicado a la interpretación del conflicto internacional, muchos
eruditos concordarían que el nivel de análisis “individual” no puede tener prioridad sobre el
nivel “nacional” o “internacional”, al menos hasta que las explicaciones en el nivel nacional e
internacional hayan sido agotadas. Segundo, si uno argumentase consistentemente a favor
de la interpretación “megalómana”, uno debería evaluar su poder explicativo contrastándolo
con explicaciones alternativas basadas en, digamos, el “sadismo” del Emperador Brasilero
Dom Pedro, o la “sed sanguínea” del Presidente Argentino Bartolomé Mitre. Uno o ambos de
estos factores podrían ser culpados de haber extendido la guerra más allá de la conferencia
de 1866 de Yataity Corá, cuando López se mostró más que dispuesto a ceder.
2. Como debe ser evidente, este estudio no es una “prueba” a las teorías del imperialismo o la
dependencia o del balance de poder en general sino una examinación de cuán bien estas
teorías explican un caso particular.
3. Para un análisis más detallado, el lector podría querer consultar a Cardozo (1954, 1961,
1967ª), a Box (1948), a Thompson (1869), y a Carcano (1939).
4. Debido a que este ajuste se aplica a todos los países por igual, no tiene efecto en el cómputo
general del índice de poder. Pero podría ser útil para futuros estudios transnacionales que
incluyan otros países aparte de los que están en esta muestra.
5. “La ponderación seleccionada para cada variable representa el término medio de variación
que tiene en común con el primer componente de las dimensiones de capacidades de poder
que resulta del análisis de componentes principales, los nueve indicadores-variables” (Ferris
23. 1973, 49). Eventualmente, estos nueve indicadores fueron reducidos a ocho cuando el valor
comercial per capita fue quitado debido a su baja capacidad explicativa. Yo los comprimí a
seis indicadores cuando la falta de datos confiables me obligaron a unir los tres indicadores
militares (fuerzas armadas, gastos de defensa, y gastos de defensa per capita) en un solo
indicador de poder militar.
6. Pero uno debe ser cuidadoso de no cometer el error opuesto de subestimar la fuerza militar
de Paraguay, que fue derrotada solo cinco sangrientos años después de batallar contra dos
superpotencias regionales.
7. La distinción entre el estallido del conflicto y su posterior desarrollo es significativa,
especialmente en el caso de guerras prolongadas porque a medida que se arrastran, la
dinámica del conflicto transforma a los victoriosos y los vencidos y genera una nueva
estructura de conflicto. En el caso de la Guerra Paraguaya, uno puede discernir dos
claramente identificables “asaltos de combate” (un concepto discutido en Liska 1982): el
estallido, donde la decisión de López jugó un gran papel, y la prolongación más allá de la
Reseña de Investigación Latinoamericana
Conferencia de Yataity Corá de 1866, donde otros factores se hicieron más grandes. Cada
asalto tuvo una diferente, pero interrelacionada, estructura de conflicto.
8. Este desarrollo también podría ser interpretado como ilustrador de que grandes coaliciones
no duran, apoyando entonces la teoría de William RIker (1962) de coaliciones mínimas para
ganar. Aun así, si el principio del tamaño – que las coaliciones sean lo suficientemente
grandes para asegurar ganar pero no más grandes – operó de hecho, entonces ¿por qué no
emergió una coalición ganadora en 1864? Una interpretación dinámica podría establecer que
la Triple Alianza era una coalición mínima para ganar al principio (en 1864) pero
eventualmente se volvió una coalición muy grande y se quebró. Aunque tal argumento
asumiría que un equilibrio aproximado de poder sí existió en el estallido de la guerra, una
aseveración que la evidencia disponible no apoya.
24. GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
REFERENCIAS
ACEVEDO, EDUARDO
1933 Anales históricos del Uruguay. 3 vols. Montevideo: Casa Barreiro y Ramos.
ALBERDI, JUAN B.
1962 Historia de la Guerra del Paraguay. Buenos Aires: Ediciones de la Patria Grande.
BAEZ, ADOLFO J.
1929 Yatayty-Corá: una conferencia histórica. Buenos Aires: Imprenta y Papeleria Juan
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