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Acción Democrática
           Comité Ejecutivo Nacional
           Unidad de análisis y políticas públicas




             AD VISIÓN PAÍS II

La     visión social-demócrata           para
            Venezuela Siglo XXI




     -UN ESPACIO DE LIBERTAD Y CONFIANZA-
ACCIÓN DEMOCRÁTICA


                      Unidad de análisis y políticas públicas


                 UN ESPACIO DE LIBERTAD Y CONFIANZA
                   LINEAMIENTOS PARA LA DISCUSIÓN
                                      INDICE


                                        CONTENIDO               PÁGINA


I.     PRESENTACIÓN                                               4


                                                                  7
II.    EXÉGESIS


III.   UNA NUEVA SOCIEDAD                                         11
       1. Los cambios tecnológicos y su velocidad                 11
       2. Cambios en el Concepto de trabajo                       12
       3. Cambios en la población                                 13
       4. La revolución de la Mujer                               14


IV.    DE LA POBREZA A LA RIQUEZA DE LA NACIÓN                    15
       —Visión Social—
       Educación: determinante de la riqueza                      17
       Salud: clave para la riqueza                               27




                                        2
Seguridad Social: signo de una sociedad rica              28
      La Economía y la Pobreza                                  29
      —Visión Económica—
      Ciencia y Tecnología: variables claves para el progreso   54


V.    ÁMBITO INTERNACIONAL                                      57

VI.   NUESTRO PROYECTO POLÍTICO                                 65

      —Visión Política—




                                        3
ACCIÓN DEMOCRÁTICA



                       Unidad de análisis y políticas públicas


                  UN ESPACIO DE LIBERTAD Y CONFIANZA
                 La Visión Social-demócrata para Venezuela Siglo XXI




I. Presentación


El Programa político, social y económico formulado por nuestro Partido a principios
del siglo XX, gracias al cual, se logró la modernización del país e instaurar la
democracia en Venezuela, se agotó. Hace cuatro años, reconocimos la necesidad de
formular un nuevo Manifiesto Político, acorde con las realidades y perspectivas
mundiales del siglo XXI. En 1998, nos empeñamos en encauzar al país por esos
derroteros mediante la formulación de un Programa de Gobierno, cuyo objetivo
central es la transformación de las estructuras políticas, sociales y económicas del
país, para enrumbarlo hacia el desarrollo sostenido y sustentable, conforme con las
exigencias de los nuevos tiempos en el entorno mundial.


En agosto del 2001, acordamos la realización de un Congreso Ideológico, mediante
un debate político abierto sobre la base de un estudio prospectivo acerca del futuro de
nuestra sociedad, como programa básico de la socialdemocracia venezolana para las
próximas décadas del siglo XXI. Este esfuerzo lo extendemos hasta estructurar una




                                          4
propuesta para la discusión que será sometida a discusión en el seno de la sociedad
venezolana, en nuestro Congreso Ideológico, programado para el mes de octubre del
2002. Con este propósito, hemos realizado un esfuerzo de reflexión, en un equipo de
trabajo que se amplió con consultas e intercambios de ideas con expertos y amigos
dispuestos a colaborar con nosotros en esta tarea.


En el presente documento se desarrollan estas propuesta, que hemos denominado
―AD Visión País. La Visión Social-demócrata para Venezuela Siglo XXI. En él, la
―Visión del País‖ se desarrolla, en función del socialismo democrático, fundamentado
en los valores básicos de nuestra civilización —igualdad, libertad y fraternidad—,
matizados de contenido específico que lo individualiza y diferencia de otras opciones
políticas, al añadirles unos valores éticos que quiere inducirle a la sociedad, la idea
medular del cambio social mediante métodos democráticos, impregnados de una
filosofía racional de acción política, en el entendido que los países que disfrutan de
prosperidad sobre bases estables y sostenibles son aquellos que han sabido alcanzar y
practicar los valores de Libertad, Igualdad de Oportunidades, Comunidad y
Excelencia.


Cónsono con un enfoque estratégico, este documento no se ha estructurado por
sectores específicos, si no, mediante la consideración de factores estratégicamente
determinantes, cuya interacción permite establecer las acciones básicas conducentes a
la obtención del objetivo genérico de la Visión, lo cual implica aprovechar la sinergia
que ella genera. El tradicional enfoque sectorial es, por su naturaleza, contradictorio
con el estratégico, pues si se formulan planteamientos sector por sector, sin la debida
direccionalidad estratégica se introduce incoherencia en la acción y se producen
efectos antisinérgicos.


En el contexto de lo antes expuesto, la actividad petrolera se considera como un
elemento más de la economía nacional y no como un enclave deformador de ésta. De



                                           5
igual manera, la plataforma energética se considera como el soporte requerido para el
desarrollo económico diversificado.


En la parte II de este informe, se expone nuestra Visión de la Venezuela del Siglo
XXI expresada en la ―Visión País‖ aprobada por el CEN del Partido, como referencia
para el desarrollo y articulación de voluntades en función de un objetivo nacional
compartido. Así mismo, se explica el significado de los valores y su importancia
como guía de la acción política, dirigida a alcanzar la prosperidad sobre bases
sostenibles y sustentables.


En la parte III, se explica la necesidad del cambio social requerido para alcanzar
nuestra Visión de la Venezuela del siglo XXI.


En la sección IV se presentan las tesis sociales —Visión Social— , económicas —
Visión Económica— y tecnológicas —Visión Tecnológica— que proponemos para la
discusión, en las que se resalta la necesidad un cambio profundo de la sociedad
venezolana, pasar de una economía rentista dependiente del petróleo a una economía
productiva diversificada, capaz de insertarse de forma dinámica en los mercados
internacionales y, así mismo, las profundas transformaciones tecnológicas que
requerimos para alcanzar nuestra Visión,


En la V, abordamos el ámbito internacional y se sometemos a consideración nuevos
comportamientos acordes con la evolución prospectiva del mismo en este siglo.


En la sección VI, se expone nuestro Proyecto Político —Visión Política—.




                                           6
II. Exégesis1


                 ―No hay viento favorable para quien no sabe a donde va‖
                                                                                                 Séneca


El siglo XXI se abre a una Venezuela enfrentada a grandes amenazas: crisis
económica, social, política e institucional; pobreza, exclusión, enfrentamiento, altos
niveles     de     corrupción,       desintegración        social,     autoritarismo,        tendencias
antidemocráticas y desconfianza en los Partidos Políticos. La sociedad venezolana
está desorientada en espera de una acción política que transforme al país y a la
sociedad y la enrumbe hacia el camino del desarrollo sostenido, con libertad,
democracia y paz social.


Acción Democrática, a pesar de la impronta de haber modernizado a la Venezuela del
siglo XX, también tiene su historia de desencuentro con el país y su militancia.
Reconocemos las acciones y omisiones en las que hemos incurrido, admitimos
nuestros errores de políticas públicas en el ejercicio del gobierno y la desviación ética
a la que sucumbieron algunos dirigentes del Partido. Hoy tenemos la responsabilidad
y el deber histórico de convertirnos en la organización política que la sociedad
requiere y la democracia demanda para afrontar los Retos del Siglo XXI.


La política es insustituible como dimensión sustantiva de la vida capaz de guiar hacia
más y mejor democracia, como garante de la libre expresión, tanto del individuo
como del colectivo, así como de la ética en la gestión pública, en las formas de libre
asociación, para representar, negociar y deliberar, acerca de acuerdos y disensos,
vinculados a las decisiones del conjunto social. Admite, sin limitación alguna, la
participación efectiva de los ciudadanos en la definición y aceptación de las normas

1
 Exégesis: explicación, relato, interpretación. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española.
Vigésima Segunda Edición, 2001. p. 1017



                                                    7
que regulan su vida, así como la sustentación de la sociedad en          los valores y
principios que inspiran el sentido republicano del país.


La realidad contemporánea impone nuevos y urgentes desafíos, que obliga a
considerarlos y actuar en consecuencia, desde los espacios públicos, para la
recuperación de la confianza en la política. Nuestra ideología socialdemócrata, nos
compromete con la Venezuela que debe avanzar acorde con el siglo XXI y con
nuestros conceptos de Visión de país, de Estado, de sociedad y del Partido,
concertados en el pleno ejercicio de los derechos que consagra la ciudadanía
venezolana.


Hemos ajustado nuestra Visión - País a una nueva imagen acorde con las realidades y
expectativas del siglo XXI;


“Venezuela coexistiendo con la comunidad mundial del Siglo XXI en

equilibrada interrelación con los demás países, practicando un sistema
abierto de libertad plena, con democracia efectiva y una Sociedad
cohesionada,       próspera, rica, sana, ecológicamente responsable                   y
abierta a las cambiantes realidades culturales y científicas de este
Siglo”.


Ésta Visión nos compromete en una lucha permanente contra la pobreza, mediante el
diseño y aplicación de políticas públicas de impulso sostenido a la educación
moderna e integral, a la salud pública, a la seguridad pública, a la seguridad jurídica,
a la infraestructura, a la ciencia y tecnología, a la protección ambiental y a la
implantación de un sólido Sistema Integral de Seguridad Social.




                                           8
Reconocemos el advenimiento de una nueva sociedad mundial: el ascenso de la
Unión Europea, el colapso del sistema comunista, la renovada certeza democrática e
inviabilidad del totalitarismo, el fin de la guerra fría y un nuevo equilibrio económico
en la búsqueda de nuevos caminos para el desarrollo y la prosperidad. Todo ello, nos
plantea el reto de un futuro abierto a nuevas formas de producir, vivir y de cambios
políticos, económicos, institucionales y sociales sustanciales.


Los socialdemócratas venezolanos nos proponemos, en este contexto mundial de
cambios, un proyecto para el logro de la emancipación social, de la libertad individual
con seguridad y la solidaridad colectiva. Asumiremos los Retos del Siglo XXI
provistos con un nuevo Manifiesto Político que coloque los cimientos de una nueva
sociedad venezolana.


Este proyecto está moldeado por nuestros valores socialdemócratas, inherentes a la
libertad, la igualdad, la tolerancia y a la flexibilidad a favor de las reformas
beneficiosas a la sociedad. A estos valores, añadimos aquellos otros que contribuyen
al logro de estadios superiores de prosperidad sobre bases sostenibles y sustentables
para enfrentar con éxito las nuevas realidades: la armonía en comunidad y la
excelencia.


Sólo en un clima de libertad y democracia pueden desarrollarse a plenitud el
conocimiento, la creatividad, la inventiva y el espíritu innovador, indispensables para
enfrentar con éxito los retos de una realidad mundial cada vez más exigente. La
igualdad, entendida como igualdad de oportunidades, proporciona pleno acceso a la
educación, a la cultura, a la salud, a la justicia. La tolerancia para soslayar las
discriminaciones políticas, de género, de edad, de religión, de etnia y minoría, todo lo
cual, permite a cada individuo el disfrute de la estabilidad social y de la paz requerida
para instrumentar su propio proyecto, en beneficio de sí mismo y de la colectividad.
La armonía en comunidad, expresada en la disposición de los individuos al trabajar



                                           9
en función del bien colectivo, en el número de personas e instituciones dedicadas a la
solidaridad, al bien público y al servicio de los demás, todo ello, como soporte de la
democracia. La libertad y la estabilidad política y social. La excelencia, entendida
como la vocación por las cosas bien hechas, capaces de trascender y alcanzar la
universalidad, en cuanto a lo político, a lo económico, a lo social y a lo institucional,
como medios para alcanzar los niveles de eficiencia, efectividad y calidad soporte de
los valores igualdad, comunidad y libertad.


III.    Párrafo              del              compromiso               de             ad




                                           10
Una nueva sociedad venezolana


Con una sociedad venezolana fracturada y desarticulada estructuralmente no es
posible el progreso y la derrota de la pobreza. Los socialdemócratas no admitimos la
división de la sociedad en poseedores y desposeídos; nuestra acción política está
dirigida al logro del mayor grado de libertad posible para que toda persona pueda
desarrollarse; entendemos que la solidaridad y la cooperación constituyen los motores
del progreso social, en el contexto mundial del siglo XXI. Generar Riqueza para
Derrotar la pobreza, exige transformar la sociedad venezolana, valiéndonos de:


1. Los cambios tecnológicos y su profundidad


El mundo está cambiando acelerada y penetrantemente. Los nuevos conceptos de la
física han ocasionado un profundo cambio en la visión del mundo, determinando el
paso de una concepción mecanicista y reduccionista a una visión holística y
ecológica. Necesitamos de un nuevo paradigma, una nueva visión de la realidad; una
transformación fundamental de nuestros pensamientos, percepciones y valores que
nos posibilite entender la sociedad global           como una red de procesos
interrelacionados e interdependientes Los adelantos científicos y tecnológicos de los
últimos años en física, microelectrónica e información, en ingeniería genética, en la
nueva biología aplicada a la medicina y a la salud; y los cuales comienzan a aplicarse
en las disciplinas sociales y políticas a la par que los progresos en la investigación
energética que permiten prever fuentes de energía renovables prácticamente
ilimitadas, crean condiciones ciertas de cambios profundos, aún más impetuosos, en
la capacidad de producción y de gestión en el orbe. La gran mutación tecnológica a
partir de los ―chips‖ y los computadores, es una tendencia irreversible de nuestros
tiempos, que ha convertido a la inteligencia humana en una nueva herramienta de
trabajo.




                                         11
Aunque Venezuela cuenta con una juventud y una población educada que ha logrado
captar esos adelantos, no podemos afirmar que estamos cabalmente involucrados en
esta corriente del pensamiento científico que genera e impulsa estos avances
tecnológicos. Estamos obligados a incorporarnos a ese proceso de captación
tecnológica y potenciar la capacidad creativa de la sociedad venezolana. Sin enfrentar
ese reto, no tendremos posibilidades ciertas de progreso.


2. Cambios en el concepto del trabajo


Las profundas transformaciones tecnológicas afectan al trabajo, en forma de cambios
radicales en las ocupaciones tal como las concebimos actualmente. La evolución en la
productividad agrícola y en la eficiencia industrial, acentuará la tendencia hacia
menor número de personas ocupadas en esos sectores, lo cual no significa que los
mismos perderán su importancia esencial para la satisfacción de las necesidades
humanas. La tecnología tendrá efectos relevantes en la creación y desarrollo de las
actividades de servicios que demandarán ocupaciones de corte muy diferente a las
acostumbradas por la tradicional sociedad industrial. Esta realidad conduce a la
disyuntiva de producir más con menos horas de trabajo o aceptar una sociedad dual,
donde unos pocos trabajan, producen y consumen cada vez más, mientras que una
mayoría se verá condenada al desempleo y la marginación, signo de una sociedad
excluyente, en la que una minoría con altos ingresos sería servida por masas de
trabajadores precarios en servicio baratos. Tenemos que decidir, perentoriamente,
entre esa sociedad dual o una sociedad equilibrada fundamentada sobre el
aprovechamiento cabal de la tecnología para aplicarla en la diversidad de recursos
posibles de transformar en riqueza y la elevación de la calidad de vida.


Debemos progresar hacia una nueva concepción del trabajo, con el apoyo del
desarrollo de su dimensión creativa para que, en el menor tiempo posible, la sociedad
pueda contar con suficientes empleos bien remunerados, derivados de la evolución



                                          12
tecnológica y tenga la posibilidad de dedicar parte de su tiempo libre a trabajos de
corte comunitario, necesarios para la sociedad y la elevación de su calidad de vida.


Los sindicatos, como instrumento de organización de los trabajadores tendrán, así
mismo, el predicamento de orientar sus funciones hacia la defensa de intereses
corporativos y rehuir de los procesos globales de cambio social, enfrentándolos, en
cuyo caso, perderían la oportunidad de incorporarse a las tareas organizativas y
socialmente responsables que actúen en defensa de sus reivindicaciones. Lo contrario,
significaría la oportunidad de constituirse en organizaciones socialmente responsables
que, además de actuar como vehículos reivindicativos, impulsen la participación de
los trabajadores en las decisiones de políticas económicas y sociales.


3. Cambios en la población


Los avances mundiales en la medicina y en los sistemas de salud, han provocado
profundos cambios en la estructura demográfica que nos crea la gran paradoja de
avanzar al compás del mundo con el apoyo de esas mejoras sustanciales, que
garantizan a la población mayores expectativas de vida de mejor calidad, con
jubilados que gozan de mejores condiciones físicas y mentales, o degradarnos en
dirección opuesta.


En el mundo contemporáneo, los niños son sujetos de nuevos derechos, los jóvenes
alcanzan un mayor nivel de formación e información, con expectativas que no tenían
sus similares de épocas anteriores y crecen en una sociedad cada vez más abierta. Sin
embargo, en nuestro país, se han cerrado estas perspectivas para nuestros niños y
jóvenes y, así mismo, las nuevas generaciones son las más castigadas por la crisis
económica. La nueva sociedad deberá abrirles oportunidades para su desarrollo
autónomo personal, el cual pueden asumir, porque cada vez más, están más maduros
desde temprana edad.



                                          13
4. La revolución de la mujer


A partir del acceso de la mujer a la educación y al trabajo y la generalización del
control de la natalidad, se han producido cambios en los valores sociales y en el
ordenamiento jurídico. No obstante, a pesar de los relativos avances en este sentido,
debemos superar la discriminación de las mujeres y establecer un clara y real
igualdad de oportunidades entre los sexos.


Es imprescindible romper, no sólo con el papel tradicional que se le había asignado a
la mujer, para que participe en la vida activa en todos los ámbitos de la sociedad, sino
que debemos lograr erradicar la paternidad irresponsable y liberar a una gran mayoría
de las mujeres de nuestro país del yugo de ser madre, padre y mártir sin familia.


La incorporación masiva de la mujer al trabajo, garantía de su autonomía e
independencia personal, nos deberá llevar, no sólo a un nuevo comportamiento ético
y social, sino a nuevas relaciones sociales y de convivencia desde la familia como
célula fundamental de la estructura social, pues esa transformación en la condición de
la mujer, modifica positivamente la estructura familiar y, simultáneamente, impulsa la
movilización consciente femenina como parte determinante del colectivo,
convirtiéndola en una fuerza social y política, sin la cual, ningún proyecto
democrático que aspire el cambio social podrá realizarse.




                                          14
IV.    De la pobreza a la riqueza de la Nación


                                   VISIÓN SOCIAL


Superar la pobreza constituyó siempre el objetivo fundamental de la acción de los
gobiernos de nuestra democracia civilista (1958–98). Bajo la percepción de que la
bonanza petrolera era un fenómeno temporal, se puso el énfasis sobre el
mejoramiento del bienestar de la población, mediante políticas distributivas dirigidas
a satisfacer las necesidades de la gente, junto con políticas generadoras de empleo
improductivo. El Estado invadió el ámbito de la acción privada e hipertrofió la
Administración Pública, al tiempo que fortaleció la capacidad de negociación de su
movimiento laboral. Adoptó políticas de sustitución de importaciones, con
protecciones inadecuadas a empresarios ineficientes sin espíritu de competencia. El
liderazgo optó por los subsidios y otros mecanismos de transferencia de ingresos,
porque ellos aumentan la ilusión del bienestar en el corto plazo y producían
dividendos políticos inmediatos. Ello condujo al debilitamiento de las instituciones
del país. La distribución del ingreso, sobre esas bases, dependía de la discrecionalidad
de los líderes, abrió espacio al clientelismo y relegó los mecanismos institucionales
de asignación de los recursos y distribución del ingreso, basados en criterios de
eficiencia y productividad. Con el fortaleciendo del sistema clientelar se debilitó la
base institucional, se arraigaron mecanismos perversos de asignación y transferencias
de ingresos, que deterioraron la calidad y cobertura de los servicios públicos, el
sistema de administración de justicia, la calidad de la educación y de los servicios de
salud. Redujo el ingreso real y el bienestar de la población y terminó perjudicando,
principalmente, a los sectores de menores ingresos, paradójicamente, los que
constituían la base de sustentación de Acción Democrática de acuerdo con sus
postulados políticos. La clase media también se empobreció debido al deterioro de los
servicios públicos y a las limitaciones de las oportunidades de inversión dinámica.



                                          15
El origen de la pobreza en Venezuela no está en la escasez de recursos, sino en la
errada concepción de su administración, lo cual se evidencia en la correlación
detectada entre los crecimientos de los precios e ingresos petroleros, la pobreza y la
exclusión social. Situación incongruente que se expresa, en la contradicción del
discurso económico predominante que aboga, en el ámbito internacional, por la
justicia económica y social, mientras se acumulan injusticias internas en esos mismos
órdenes.


El combate de la pobreza mediante la ilusión del bienestar, a corto plazo, debilitó la
capacidad competitiva de la población, base real de la riqueza del país. Esa ilusión
indujo a la gente a estar más pendiente de obtener prebendas del Estado que de
hacerse más productiva con su trabajo. Buena parte de esta situación cae en la
responsabilidad de la dirigencia política, la cual se inclinó al clientelismo para ganar
adeptos y mejorar su posición dentro de los Partidos.


El principal reto que enfrentamos en la sociedad venezolana es vencer la pobreza.
Ello exige el desarrollo de las capacidades productivas de la gente. La riqueza es
contar con la capacidad para crearla, lo cual implica una determinada actitud de la
gente para aplicar esa capacidad. Ello determina la validez del aserto que señala que
―la capacidad para crear riqueza es más importante que la riqueza misma‖. El
desarrollo de esa capacidad se fundamenta en la educación.




                                          16
Educación: determinante de la riqueza


La educación, es el medio para trasmitir los conocimientos acumulado por el hombre,
generador de la riqueza misma.


La cultura es el rasgo distintivo del Homo Sapiens y la educación, aspecto esencial
para el desarrollo humano, es el vínculo insustituible para su trasmisión entre los
hombres. En el ámbito cultural se reconoce a la educación como el derecho del
hombre para asegurar su desarrollo personal y contribuir al del colectivo. El
conocimiento adquirido es, a la vez, fuente de oportunidades y capacidad para
aprovecharlas. Los seres educados disfrutan de una vida más plena y disponen de un
espectro de oportunidades más amplio alternativas ocupacionales y de información,
de relaciones, entre otras muchas. Por estas razones, la educación es variable
esencial en la determinación del Índice de Desarrollo Humano: educación,
oportunidades de ingreso y esperanza de vida.


La genuina educación es el desarrollo de la gente por la gente, porque la educación
es el crecimiento interior de las personas. Educar es la manera más rica, no sólo de
darse uno al otro, sino de influir en el otro, porque el objetivo último de la educación
es ―ayudar a que el educando pueda poner la plenitud de sus potencialidades y
talentos al servicio de sus semejantes‖2: la educación ―(...) es sin duda el más
humano y el más humanizador de los empeños‖3.


La educación, al tiempo que es un derecho de todos, es un bien en sí misma. Pero el
hecho que demande recursos, determina que no sea un derecho irrestricto. Pero, al


2
  Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Educación: la agenda del siglo xxi hacia un desarrollo
humano. TM Editores. PNUD, 1998. p. 12.
3
  SAVATER, Fernando. Educar, Un Acto de Coraje. Universidad complutense de Madrid. Citado por
PNUD, 1998. pp. 13/15. TM Editores



                                                  17
mismo tiempo, no es un bien de consumo, pues es muy rentable tanto para el
individuo como para la sociedad; por consiguiente, el ―gasto‖ en educación, es una
inversión educativa. De igual manera, tampoco es un bien privado porque tiene un
alto valor social y público, razón por la cual, el aporte que se haga al proceso
educativo, de parte de la comunidad y del Estado, está plenamente justificado.


La educación implica complejas funciones genéricas, en lo social, en la circulación
del conocimiento; en lo individual, la preparación para asumir lo roles de adulto, de
una profesión y de la condición de ciudadano.


La ―teoría de la integración‖, coloca énfasis, a la vez, sobre la circulación universal
del conocimiento y sobre la preparación funcional de los educandos para asumir
roles. En contraposición a ésta, la ―teoría del conflicto‖ concibe la circulación del
conocimiento como diferencial y, los roles que se supone deben aprehender los
educandos, son diferentes para las distintas clases sociales. Aún cuando no se ha
planteado una solución definitiva para la adopción de estos enfoque, es importante
tomar posición ante ellos. Basados en los principios socialdemócratas de la libertad,
igualdad de oportunidades, solidaridad y eficiencia implica, en consecuencia, que
nuestra opción política persigue plasmar en la sociedad el mayor grado de libertad
para que toda persona pueda desarrollarse. Esto nos inclina a favor de la ―teoría de la
integración‖.


Las funciones de la educación admiten dos tipologías: desarrollo moral,
razonamiento abstracto, comprensión de lectura y otros similares; y, aumento del
ingreso laboral, movilidad social, capacidad para tomar decisiones, entre otros de
similar índole.




                                          18
¿Para qué tipo de papel social se debe preparar al educando, a los efectos de
transformar la sociedad y combatir la pobreza? Al respecto, parece pertinente
considerar tres funciones individuales de la educación:
   La de socializar al educando: trasmitirle cultura y desarrollarle su personalidad
    asociada al rol de ciudadano adulto
   La de formar al educando para el trabajo, asociada con el papel ocupacional
   La de entrenar al educando para la ciencia y la tecnología, asociada con roles de
    la alta inteligencia


Desde la posición socialdemócrata, la circulación del saber y de la preparación del
individuo, ocurre en un plano agregado y alude a grandes objetivos sociales, tales
como: la superación de la pobreza, el crecimiento económico y la integración de la
nacionalidad.


Aunque quien aprende es el individuo, el aprendizaje es una respuesta a estímulos
externos. Es un proceso complejo, permanente, que debe articular la interacción de
diversos factores, mecanismos e instituciones de manera que, los mencionados
estímulos externos que inciden en el aprendizaje, pueden tener distintos grados e
intensidades de deliberación y ser más o menos estructurados. En tal sentido, lo que
corrientemente se entiende por educación, suele ser el conjunto de prácticas sociales
que persiguen ofrecer estímulos relativamente deliberados y estructurados para el
aprendizaje, las cuales, tienen lugar en diferentes contextos institucionales, más o
menos especializados en la transmisión del conocimiento.


No obstante, existen contextos no especializados que son altamente determinantes en
el proceso educativo. Entre ellos están: la familia, los grupos de amigos, las
empresas, las Iglesias, los partidos políticos y otras entidades educativas. Entre las
instituciones especializadas, se pueden citar: las escuelas, las editoriales, las
bibliotecas, los museos, los medios de comunicación de masas y las redes de



                                          19
información digital. Lo que corrientemente se denomina sistema educativo o
educación formal, corresponde a las escuelas, cuya tarea se apoya en mecanismos
específicamente diseñados para estimular, reforzar y certificar el aprendizaje. Por
tanto, no toda la educación se restringe únicamente a las escuelas. En las
sociedades modernas el sistema educativo formal, es la principal institución que tiene
a su cargo la circulación del conocimiento y preparar al educando o al individuo para
el ejercicio de futuros roles. No obstante, es un error considerar que la escuela debe
funcionar sola. Su labor se facilita en la medida en que converjan y se complementen
los diferentes estímulos contextuales, como los señalados.


La educación tiene un papel protagónico en la formación de la nacionalidad: la
lengua, elemento diferenciador frente de lo extranjero y medio comunicador entre las
regiones y localidades nacionales; la ―comunidad imaginaria‖ hecha de una historia
común y el sentido de afrontar un ―destino compartido‖; la literatura nacional, el arte
nacional, la prensa nacional; los ―sueños recurrentes de construir la nación‖; la
escuela pública como medio de transferir lealtades desde la Iglesia a la Nación; la
Nación como propósito de progreso; la educación como un derecho social adscrito a
la nacionalidad y, obligatoria, como parte del pacto ciudadano. La educación
vinculada al proyecto nacional con la construcción de la nacionalidad y, por tanto, de
la Nación.


La educación tiene un valor económico, que se aprecia desde dos perspectivas
distintas y complementarias:


A. Como clave del desarrollo económico. Las perspectivas teóricas iniciales de la
   economía escuelas clásica y neoclásica consideraban solamente al trabajo y
   al capital como los factores para el desarrollo; consideraban, así mismo, a la
   tecnología como una variable exógena, no susceptible de explicación dentro del
   sistema económico. Para los años sesenta y setenta del siglo XX, se demostró que



                                          20
había un residuo no atribuible a aquellos dos factores de producción y, al mismo
   tiempo, se aceptó, por una parte, que el trabajo no es un recurso homogéneo y, por
   la otra, que el capital humano hace un aporte adicional al desarrollo económico.
   Al introducir en la evolución de la teoría económica esta nueva categoría, la
   discusión condujo a aceptar a la tecnología, no sólo como una variable endógena,
   sino como el principal motor del desarrollo económico. Pero lo importante, desde
   el punto de vista de las implicaciones prácticas de la teoría económica, es que la
   educación constituye la síntesis de las variables capital humano y tecnología,
   puesto que puede apreciarse, tanto, desde las perspectivas del capital humano,
   como de la tecnología y ambas se complementan para motorizar el desarrollo
   económico.
B. Como las vinculaciones entre la educación y el desarrollo económico. En este
   ámbito es posible distinguir seis (6) nexos:
    La educación es determinante, tanto para la invención de nuevas tecnologías,
       como para que ellas se adopten en aplicaciones prácticas
    La productividad media de la fuerza de trabajo nacional, depende del nivel
       educativo
    La educación, en razón a su contenido, alimenta al espíritu empresarial
    La educación asegura la racionalización social necesaria para el desarrollo
       económico
    La eficacia del sistema educativo con que cuenta la nación está estrechamente
       relacionada sus ―ventajas competitivas‖
    La educación alimenta a la inteligencia social, o la capacidad nacional para
       adaptarse a un mundo cambiante y obtener el mejor provecho de las
       oportunidades que ofrece el cambio


Para superar la pobreza, no sólo el desarrollo económico es un aspecto clave, sino
también, los beneficios que de la educación reciben los pobres a través de tres vías:




                                          21
A. La educación y el trabajo. Tanto la calidad de la educación como el nivel de la
    misma son determinantes para la productividad y para los ingresos laborales.
    Dado que los pobres son quienes más dependen del trabajo para subsistir resulta
    que, en la medida que la educación sea más escasa, es de mayor valor para el
    pobre que para el rico. Pero, además, la educación es una inversión relativamente
    accesible y barata para los pobres si se la compara con otras opciones en el
    mercado, dado que el mayor costo de la misma es el de oportunidad, por el
    tiempo que el pobre debe dedicarle a la escolaridad en lugar de trabajar; por lo
    demás, el acceso a la misma, le es bastante barato y, adicionalmente, está
    comprobado que los primeros años de escolaridad aumentan el ingreso de manera
    más acelerada que los subsiguientes4.
B. La educación y la redistribución del ingreso. Respecto a la concentración del
    ingreso, hay consenso con relación a que la mala distribución del mismo se debe a
    la concentración de la propiedad sobre activos productivos: tierra cultivable,
    capital financiero, patentes tecnológicas y la educación. Nótese que ésta, es
    considerada como un activo productivo y, la concentración del mismo, incide,
    junto con la concentración de los otros activos productivos, en la mala
    distribución de la riqueza. Lo grave y paradójico, para países como el nuestro es
    que, desde el punto de vista político, el activo productivo más fácil de
    desconcentrar, es precisamente la educación. En el mundo contemporáneo se
    espera que el Estado intervenga de manera decisiva y masiva para redistribuir
    este activo productivo.
C. La educación de la mujer y la pobreza. Todos los estudios realizados demuestran
    que los hogares que dependen del trabajo de la mujer son los más expuestos, no
    sólo a la pobreza, sino a una pobreza más intensa, que aquellos que están
    sostenidos bien por el hombre solo, bien por la pareja. De los estudios realizados,

4
  Según datos del Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo, para el conjunto de América Latina y
el Caribe, la rentabilidad privada de la educación primaria es del 32%, mientras que la secundaria y
superior se igualan en el 23%. Tomado de: PNUD. Educación:. La Agenda del siglo XXI. Hacia un
Desarrollo Humano. T M Editores. Primera Edición, 1998. pp.33/34.



                                                 22
se hace evidente que la importancia de educar a la mujer es determinante, porque
   la escolaridad femenina significa:
   a. Menor tasa de fertilidad.
   b. Menor mortalidad infantil.
   c. Más educación para los hijos.


La educación conduce al individuo y las naciones, hacia la sociedad del conocimiento
y a la globalización. Ello ocurre porque existe una relación biunívoca entre la
globalización y la revolución del conocimiento. La sociedad global del conocimiento
produce impactos promisorios y desafiantes en la educación. La teleinformática, la
abundancia de publicaciones científicas y la internacionalización de la cultura, abren
nuevos espacios y ofrecen herramientas muy poderosas para la educación en todos los
niveles. A pesar de ello, las distancias culturales entre naciones y la manera en que la
globalización afecta al empleo en los países que no se incorporan a ella o tienen
dificultades para lograrlo, le plantea nuevos desafíos para la educación y los sistemas
educativos de los países atrasados. Entre estos desafíos, se destacan las siguientes
tensiones:
A. Educación para todos o para una minoría. El drama de las poblaciones
   sobrantes constituye una preocupación generalizada, por cuanto la revolución
   tecnológica multiplica la productividad de pocos trabajadores súper calificados y
   hace innecesarios oficios tradicionales no calificados. Ello conduce a la
   disyuntiva entre formar pocos analistas ―simbióticos‖ para que puedan entrar a la
   aldea global, o educamos a todos los ciudadanos para el nuevo siglo.
B. Dado que la educación universal de calidad es la vía hacia la integración
   nacional, el crecimiento económico y la superación de la pobreza, junto con el
   hecho, según el cual, la carrera económica, cultural y geopolítica de los actuales
   tiempos, ningún país puede cargar con la rémora de unas mayorías improductivas
   y marginadas. Para países como Venezuela, no tenemos otras opciones que la
   educación universal de calidad y formación buena para todos.



                                          23
C. Educación para ayer o para mañana. La primera tarea de la educación es
   socializar y transmitir cultura, para asegurar el orden social y la continuidad de la
   memoria colectiva. Sin embargo, estamos en tiempos de cambios incesantes,
   presentes en todas partes y autoalimentado, de manera tal que hoy, educar, es
   educar para el cambio. Es obvio, que para los educadores es difícil tener que
   educar para el orden social y la memoria colectiva y, simultáneamente, para el
   cambio: tener que distinguir entre lo duradero y lo desechable, entre lo esencial y
   lo accidental, entre lo sustantivo y lo ritual. Tener que identificar y transmitir lo
   válido para situaciones disímiles en apariencia, lo generalizable, lo más abstracto
   y, por ello, lo más difícil de enseñar. En otros términos, se trata de educar para
   aprender a aprender, para aprender a plantear y a resolver problemas inéditos. Se
   trata de educar para la habilidad en el empleo, para la incertidumbre y para la
   libertad.
D. Educación mundialista o localista. Por una parte, la tarea de socialización e
   integración refieren al fortalecimiento de la identidad y la valoración de lo propio
   y determina la pertinencia de la educación para las realidades y los problemas
   locales. Conocer el entorno local, aterrizar la escuela, dirigir la administración de
   la escuela a las comunidades, la alfabetización de las minorías étnicas en su
   idioma autóctono, aunque éste sea de uso muy restringido. Pero, al mismo tiempo,
   existe la necesidad de educar en valores y conocimientos universales válidos, de
   enseñar la lengua de la aldea global, superar el provincialismo y formar para la
   tolerancia que implica conocer y aceptar la diferencia. La tensión entre estos
   paradigmas, inevitablemente se reflejará en los diseños curriculares. Pero su
   solución no podrá darse en ninguno de los dos extremos, pues para el desarrollo
   moral son necesarios ambos: tanto la identidad de lo propio como la aceptación
   del otro. Esto trae como consecuencia implicaciones prácticas y, de suma
   importancia, para la enseñanza de la ética, la historia, la geografía y las ciencias
   humanas. El desarrollo del conocimiento necesita tanto de las referencias
   constante de las realidades concretas como de la generalización a partir de esas



                                          24
realidades; de la abstracción que trascienda a conceptos universales, aunque los
   mismos sean provisionales o imperfectos.
E. Educación mediata o inmediata. Durante mucho tiempo y prácticamente en todas
   partes, la información que las personas necesitaban generalmente se encontraba
   en pocas fuentes. Actualmente, gracias a la sociedad informática, eso ya no es
   cierto. Hoy cada vez más, más personas tienen acceso a grandes y diversas
   fuentes de información. En consecuencia, la educación está obligada en insistir
   menos en información inmediata y, cada vez más, en formar destrezas para
   localizar, evaluar, seleccionar, procesar y asimilar información. Más aún: la
   tecnología, gracias a las realidades virtuales de la informática, está diluyendo las
   fronteras entre el mundo real y el mundo de lo representado. Esta imprecisión de
   la frontera, abre nuevos caminos al aprendizaje que exigen nuevas formas de
   transmisión, acumulación y manipulación del saber social que, antes de suprimir
   la relación inmediata: maestro / alumno, maestro / maestro, alumno / alumno,
   permite que las mismas se expresen en nuevas formas, tales como la educación a
   distancia o las comunicaciones académicas virtuales.
F. Educación para el saber o para la vida. Tradicionalmente han existido dos
   posiciones. Unos consideran que la educación corresponde al espacio donde
   circulan de manera organizada y sistemática los conocimientos de la sociedad.
   Otros, insisten en contextualizar y complementar el conocimiento que circula en
   la escuela, tanto desde el punto de vista del individuo, como de la comunidad. La
   tensión entre estas dos posiciones se manifiesta, en los diseños curriculares,
   especialmente de la educación básica. La jornada escolar se divide en asignaturas
   que corresponden al saber acumulado y se le añaden una serie de contenidos
   transversales, muchas veces convertidos en asignaturas adicionales, tales como,
   educación para la democracia; educación sexual; para la paz; educación
   ambiental; educación estética; en valores, entre otras.




                                          25
Pero, en síntesis, no se debe enfocar la cuestión de la educación hacia fórmulas con
divisiones y subdivisiones a manera de parcelas curriculares. Se trata de adoptar una
fórmula más feliz, la cual induce a concluir que todas las formas de educación deben
orientarse hacia cuatro (4) grandes aprendizajes o cuatro pilares de la educación a
lo largo de la vida:
                                    APRENDER A VIVIR JUNTOS
                                       APRENDER A CONOCER
                                         APRENDER A HACER
                                           APRENDER A SER5


En las regiones del país, el énfasis deberá centrarse en la formación educativa
orientada a desarrollar las potencialidades de las mismas. ―Cada región su educación‖
en función de las ventajas derivadas de sus propias especificidades y peculiaridades,
para dar su aporte a desarrollar y explotar las ventajas locales. La administración de la
educación debe ser descentralizada, para lo cual, las autoridades estadales y
municipales deberán asumir responsabilidades operativas con el fin de hacer eficiente
la toma de decisiones. En el poder central se conservará la elaboración y puesta en
marcha de las grandes políticas de orientación, planificación, supervisión y
evaluación de la educación. Por tanto, las regiones deberán disponer de los recursos
para una educación básica gratuita y obligatoria, así como para los programas de
educación vinculados con las necesidades y requerimientos de la región.
Compartimos los fundamentos principistas del papel del Estado democrático que
debe responder a los postulados universales de la ―Educación para todos y para toda
la vida‖ que promueve la UNESCO, como son: el derecho de todos a la educación sin
discriminación de ningún tipo, la gratuidad y la obligatoriedad de la educación, la
educación laica, popular y democrática, la educación como función indeclinable del


5
  Esta fórmula ha sido sugerida por la Comisión Internacional Sobre la Educación para el Siglo XXI,
convocada por la UNESCO, París, 1996, fórmula que sugerimos sea adoptada en Venezuela como el
arma fundamental de la lucha frontal contra la pobreza.



                                               26
Estado, la educación como servicio público de calidad, el respeto a todas las
corrientes del pensamiento, la libertad de enseñanza y de cultos, la educación
ambiental, la educación extraescolar, el personal docente de reconocida moralidad y
probada competencia profesional y la anatomía de la educación superior, entre otros.
En tal sentido, promovemos la participación del Estado y de la sociedad en la
búsqueda de una educación para todos de calidad.


Consideramos que en todo sistema político democrático y pluralista se debe luchar
contra cualquier intento      de utilizar la educación        como    instrumento de
adoctrinamiento de niños, jóvenes y adultos dentro de un esquema autoritario y
atemorizador que pretenda eliminar la disidencia, el pluralismo, la tolerancia, la
libertad de expresión y que estimule la lucha de clases, el irrespeto y la confrontación
permanente, entre otros signos antidemocráticos.


Consideramos que los estudiantes constituyen el eje principal del proceso educativo
y, por ello, el Estado debe fijar estrategias que incidan en la incorporación, el
rendimiento y la prosecución de todos los alumnos en los diferentes niveles del
sistema, ofreciéndoles las condiciones indispensables para su adecuado desempeño en
las aulas a quienes confrontan dificultades económicas, con el fin de disminuir los
índices de deserción, repitencia y ausentismo escolar. Solamente con ese esfuerzo se
alcanzaría un mayor grado de equidad social y se ofrecería la igualdad de
oportunidades para garantizar el postulado de ―educación para todos‖.


                             Salud: clave para la riqueza


La salud constituye otro de los pilares fundamentales de la riqueza del país. Las obras
de infraestructura física y de servicios dirigidas a mejorar la salud de la población
contribuyen a fortalecer las bases de la riqueza del país. Debemos rescatar la visión
de los sanitaristas venezolanos que hicieron posible la eliminación de enfermedades



                                          27
endémicas que imposibilitaban el venezolano para el trabajo creador. Estos logros,
dignos de reconocimiento mundial, fueron posibles gracias a que el país contó con
instituciones y el Estado cumplió el papel correspondiente. El Estado no puede
delegar la responsabilidad de ser rector en materia de salud. No obsta, sin embargo,
para que al atender esta responsabilidad lo haga directamente o través de la iniciativa
privada, buscando siempre la forma más eficiente de lograr este objetivo.


                    Seguridad Social, signo de una sociedad rica


Este principio, según el cual el Estado debe ser rector, es igualmente válido para el
diseño de los Sistemas de Seguridad Social. No puede sustraerse de la
responsabilidad de crear mecanismos que garanticen una vejez digna, a cuyos efectos,
deberá utilizar los instrumentos más apropiados, públicos y privados, para alcanzar el
objetivo deseado. Sin embargo, para su viabilidad, el Sistema de Seguridad Social
debe resolver, simultáneamente, el problema de la pobreza generalizada y de la
informalidad de la fuerza de trabajo. En este sentido, Venezuela está frente a una gran
demanda de asistencia y seguridad social determinante de a una alta presión sobre el
Estado, el empresario y la población trabajadora ocupada.


Para el diseño del Sistema de Seguridad Social, sostenemos que éste debe ser
universal y contributivo, en el cual todos los ciudadanos participen de su
sostenimiento, para lo cual es menester corregir la contradicción establecida en la
Constitución del 99 donde se establece una oferta de acceso al Sistema, sin
contemplar las bases y responsabilidades para sostenerla. Así mismo, propiciamos
que el mismo debe ser descentralizado, para garantizar su eficiencia. Desde nuestra
concepción socialdemócrata consideramos fundamental incorporar programas
dirigidos a estimular la cultura de la Seguridad Social en el país.




                                          28
La economía y la pobreza
                                 VISIÓN ECONÓMICA


Necesitamos articular voluntades en función de un gran objetivo nacional
compartido: requerimos de una Visión–País del largo plazo. Al no disponer de ella,
lo urgente tenderá a prevalecer sobre lo importante, actuaremos como ―apaga
fuegos‖, seremos esclavos de la coyuntura y perderemos la capacidad de aprovecharla
en función de lo positivo; perderemos el sentido de lo importante y trascendente; abre
espacio a intereses circunstanciales, al predominio de las ―roscas‖, al pragmatismo
exacerbado y al oportunismo, todo lo cual dificulta alcanzar los objetivos comunes.
No contar con esa imagen objetivo para la acción crea adicción al poder inmediato,
socava las bases de sustentación del poder en el largo plazo, de la institucionalidad
positiva y deteriora el poder en el futuro. Por estas razones, asumimos la Visión de la
Venezuela del Siglo XXI expresada en la ―Visión País Nacional‖ aprobada por el
CEN del Partido en septiembre del 2001, mencionada en la parte II de este informe,
como referencia para el desarrollo y articulación de voluntades en función de un
objetivo nacional compartido.


Para alcanzar esa Imagen Objetivo es necesario ganar en nuestros valores
socialdemócratas, inherentes a la libertad, la igualdad, la tolerancia y a la flexibilidad
a favor de las reformas beneficiosas a la sociedad, junto con aquellos otros que
contribuyen al logro de estadios superiores de prosperidad sobre bases sostenibles y
sustentables para enfrentar con éxito las nuevas realidades: la armonía en comunidad
y la excelencia, que hemos hecho nuestros.




                                           29
Entendemos el bienestar y la prosperidad como la satisfacción de las aspiraciones más
sentidas del ser humano en un ambiente de estabilidad y armonía social. Concebimos
para el futuro a una Venezuela con el índice de desarrollo humano más alto de
América Latina, con servicios básicos eficientes en un ambiente y hábitat de alta
calidad, con servicios municipales, regionales y nacionales de excelencia, como
expresión de la obligación de las instancias gubernamentales de garantizar la calidad
de vida de los ciudadanos, con una distribución del ingreso equitativo y progresivo —
un coeficiente de Gini muy próximo a cero— y con el nivel de ingreso per. cápita
más alto y estable de América Latina.


Nos proponemos formar una población bien capacitada, con alto nivel tecnológico,
arraigada vocación emprendedora y de trabajo, excelente formación profesional, un
nivel educacional y cultural elevado y ampliamente difundido, de modo que no exista
espacio para la marginalidad y la exclusión.


Concebimos una sociedad en coexistencia con la vida moderna y la tradicional; con el
fortalecimiento de la familia y afinidad comunitaria. Con una ciudadanía consciente
de que el bienestar se logra con la búsqueda constante de una situación donde se
conjugan la satisfacción de las necesidades materiales, con la exaltación de los
valores del espíritu y donde el bienestar individual se armoniza con el bienestar
colectivo. Un país donde se estimulan los valores auténticos de cada región, como
una forma de preservar los valores autóctonos para asumir positivamente el reto de
inserción en la mundialización.





  Indica el grado de desigualdad en la distribución del ingreso, relacionando la distribución del ingreso
con el número de preceptores del mismo. Si el coeficiente es cero (0) no existe concentración del ingreso
y si es igual a uno (1), la concentración del ingreso es máxima: en una sola persona. Se plantea que sea lo
más cercano a cero posible porque de acuerdo a la información disponible, actualmente este coeficiente
en Venezuela es mejor que el de otros países de América Latina.



                                                   30
Concebimos la libertad como un valor supremo, consagrado como un derecho
inherente a la condición humana. No obstante, su disfrute depende de los avances en
la consecución de los valores igualdad de oportunidades, excelencia y la armonía en
comunidad. Sólo en un ambiente de libertad es posible alcanzar el conocimiento y
desarrollar las capacidades creativas, la innovación, el talento y las destrezas que se
requieren para enfrentar con éxito los retos de la mundialización. Pero, la genuina
libertad, está asociada intrínsecamente a la responsabilidad, porque sólo hay libertad
cuando se puede optar entre actuar de un modo o de otro; cuando se pueden
determinar los objetivos personales y elegir los medios que cada cual estime
mejores para alcanzarlos.


En nuestra imagen objetivo concebimos el pleno disfrute de la libertad en
democracia. Con instituciones que garanticen el respeto a la integridad, el honor, la
reputación y el derecho de propiedad. Donde las acciones y las políticas públicas sean
diseñadas sobre la base de principios que preserven, respalden y legitimen el valor de
la libertad y se expresen en los campos de la opinión, la fe, el pensamiento, la
creación, la conducta comunitaria, la movilidad social, la elección, el libre albedrío, la
iniciativa individual, la crítica y la discrepancia para reforzar la libertad ciudadana.
Pero, así mismo, entendemos que ello dependerá del logro simultáneo que podamos
alcanzar en los valores de la igualdad de oportunidades, de la armonía en comunidad,
de la excelencia y del pleno ejercicio de la tolerancia, del respeto y estímulo a la
crítica y la discrepancia, con real ejercicio de la democracia efectiva, como garantía
de que los ciudadanos sean efectivamente soberanos.


La libertad y la economía. La valoración objetiva de la producción económica se
realiza y surge de relaciones sociales libres. Sin libertad, la producción pierde ese
contenido; sin libertad, se producen productos materiales, pero no valores
económicos porque éstos, sólo logran serlo, al devenir de relaciones libres entre los




                                           31
seres humanos: son esencial e intrínsecamente sociales. La producción social emana
de la libertad humana emprendedora.


No se puede hablar de responsabilidad sin libertad. Sin decisiones libres no se pueden
exigir responsabilidades. Es sobre la base de decisiones libres que los individuos se
dirigen a la consecución de sus objetivos, porque así lo han decidido y es así, que se
apropian y se responsabilizan de las consecuencias de sus decisiones. Por eso, no
puede haber responsabilidad sin libertad, pues ésta no sólo significa que el ciudadano
ha tenido la oportunidad de elegir, sino que, además, le impone soportar las
consecuencias de su acción. Es por eso que libertad y responsabilidad son
inseparables.


La propiedad es intrínseca a la libertad. Sólo se puede poseer lo que se tiene, si
realmente se dispone libremente de ello.


Libertad e institucionalidad. La institucionalidad permite expandir la creatividad en
todas las ciencias y las artes y, muy especialmente en la economía, mediante el
derecho de propiedad. La competencia lleva en sí la observación de la normativa
general del juego del mercado y, por ello, es su institucionalidad. La libertad y la
inherente responsabilidad, permiten y fomentan la competencia. Si se necesita actuar
en libre competencia, inevitablemente debe permitirse que la ejerzan todos, para que
cada cual pueda ser protagonista sin ser discriminado. La libertad responsable se
convierte así, en efectiva y creativa.


Libertad y tolerancia. En el mundo contemporáneo en continuo cambio, no tiene
cabida el pensamiento rígido con una sola perspectiva de entendimiento. Es
imprescindible incorporar las diferentes visiones para obtener el vector, cuya
direccionalidad, esté comprometida con el futuro, con la verdad, porque, al respetar la
libertad personal, la verdad nos hace libres, porque ella es libre.



                                           32
Entendemos el valor Igualdad como el derecho de todo ciudadano de acceder a la
salud, a la justicia, a la educación, a las manifestaciones de la cultura y, en general, a
las actividades de su preferencia, como la vía para alcanzar su realización personal y
las metas de superación a que aspira todo ser humano. Por tanto, lo entendemos como
Igualdad de Oportunidades. Visualizamos una Venezuela donde todos los ciudadanos
tengan igualdad de oportunidades, garantía del disfrute de los derechos ciudadanos
sin discriminación de ningún tipo —religiosa, racial, sexo, edad— y, donde el respeto
a las minorías, se ejerza cabalmente, con efectivo acceso a la justicia para todos los
ciudadanos.


En síntesis, un país con ciudadanos responsables, conscientes de que sus derechos
comportan deberes. Donde cada individuo, al tiempo que encuentra la oportunidad
para alcanzar sus metas personales, tenga conciencia de que, para alcanzarlas,
requiere empeñar sus capacidades y esfuerzos. La consecuencia real del
funcionamiento de este valor, consiste en una fluida y efectiva movilidad social,
como medio adicional para anular la exclusión social y fortalecer las bases de la
democracia y la libertad. Por tal razón, consideramos a la educación como el medio
determinante para el logro de esta Visión.


El valor la armonía en comunidad está asociado a la solidaridad social, a la vocación
de servicio, al espíritu de desprendimiento, y a la disposición de servir a la
comunidad. Las sociedades que practican y hacen suyo este valor presentan un alto
grado de nivel civilizatorio. Sabemos que la humilde sociedad venezolana de antaño,
contó y disfrutó de una elevada valoración de lo comunitario, razón por la cual
estamos convencidos que, a pesar del deterioro actual de este valor, el mismo está
latente, de manera que, en la medida en que cambien las actuales circunstancias que
lo han deteriorado, los ciudadanos asumirán un efectivo ejercicio de sus derechos y




                                             33
obligaciones, como requisito para una sana y armoniosa vida en comunidad,
dispuestos a dedicar parte de su tiempo a la comunidad, a valorar y respetar lo
público, junto con una activa acción de las instituciones para preservar lo que es de
todos y alta responsabilidad empresarial en su relación con el ambiente natural, el
urbano y con el hábitat y estímulos al logro como motivación en la gestión pública de
los ciudadanos. Una sociedad en la cual, el logro individual se respete, se admire y se
exalte con proyección comunitaria, vocación de servicio                            y espíritu de
desprendimiento. Mientras mayor es el número de instituciones dedicada a lo público,
a lo colectivo, mayor es el desarrollo de la comunidad y el afianzamiento de los
tejidos sociales que le dan sustentación a la democracia y a la libertad.


La excelencia es la vocación por las cosas bien hechas, el afán por lograr que los
demás se sientan reconocidos en la obra que realizamos al procurar que estas
trasciendan y se universalicen. Está asociada a la eficiencia, la eficacia, la calidad, la
productividad y la competitividad. Pero, así mismo, su práctica, implica
inevitablemente el ejercicio y plena vigencia del Estado de Derecho, como condición
necesaria para hacer efectivo el respeto a los derechos ciudadanos, como el clima
apropiado para contar con un ambiente apropiado para ser eficientes.


Para hacer efectivo el afianzamiento de los valores libertad, igualdad de
oportunidades y la armonía en comunidad, se requiere aplicar la excelencia tanto al
ámbito de lo económico, como al político, al social y al institucional.


En el ámbito de lo económico, la excelencia, implica que cada ciudadano pueda
dedicarse a la actividad productiva de su preferencia, exige que el derecho de


  Implica que no tiene cabida el populismo, en aras del cual, se le permite a las personas hacer lo que
quiera irresponsablemente, con tal de que voten por mí.

  Implica que no se le deja únicamente al Estado todo lo relacionado con la comunidad, sino que los
ciudadanos —por tanto, hombres libres y soberanos—, de “motu propio” y positivamente, actúan y
colaboran con la comunidad.



                                                 34
propiedad sea respetado y la iniciativa individual estimulada. La excelencia en lo
económico, está contenida en la expresión de Frederick List, ―la capacidad para
crear riqueza es más importante que la riqueza misma‖, es decir, que la base de la
prosperidad permanente de un país está en la capacidad de su gente para producir
bienes y servicios demandados por la comunidad. De ello se deriva que educación
debe estar vinculada al desarrollo de la capacidad productiva de la población como
base de la de la verdadera riqueza del país. También implica que el país debe
desarrollar una difundida vocación competitiva en todos los ámbitos de la acción
pública y privada, así como una arraigada cultura emprendedora. Exige el estímulo y
promoción de la actividad empresarial por parte del Estado concentrándolo sólo en el
empresario dispuesto a asumir los riesgos que implica la búsqueda y aprovechamiento
de oportunidades, con espíritu competitivo y alto sentido de responsabilidad social.
Asimismo, demanda del empresario y el inversionista, una acentuada vocación
exportadora como expresión de una alta capacidad competitiva. Implica, a la vez, una
positiva y activa presencia en la globalización, alta vocación por la eficiencia,
productividad, creatividad, innovación, logro y calidad, como rasgos distintivos de
una cultura que valora la excelencia y emula, exalta y reconoce el éxito.


En nuestra Visión, la excelencia, se asocia a una economía altamente diversificada,
donde las exportaciones no petroleras representen más del 90% de las exportaciones
totales —sin que deje de crecer la producción y exportación del petróleo
venezolano— a una mejoría permanente del clima general para la inversión y a la
creación de un clima apropiado para que el ahorro generado por los venezolanos sea
invertido en el país. La excelencia está vinculada a una praxis, donde la inversión,
además de fomentar el crecimiento económico, contribuye al desarrollo de la
comunidad donde se desenvuelve.


En términos de políticas públicas, la excelencia, exige la creación de un clima de
estabilidad económica, política y social que estimule la inversión, la formulación de



                                          35
políticas favorables a la creación de empleo productivo, al mejoramiento de las
condiciones de los trabajadores, la aplicación de medidas para corregir las
distorsiones del mercado y conductas que afectan la libre competencia. Pero, así
mismo, exige una activa intervención de las instituciones del Estado para que los
frutos de la riqueza se difundan, se corrijan las desigualdades que se puedan generar
en el proceso de creación de la riqueza y, por esta vía, contribuyan a fortalecer la
democracia, lo cual impone, que las transferencias de ingreso sean consistentes con el
trabajo y el mérito, en sustitución del reparto demagógicamente populista.


En el ámbito político, la excelencia, se evidencia cuando la política es aceptada como
una actividad de prestigio reconocida y respetada por la comunidad; cuando funciona
el indispensable equilibrio de poderes; cuando, opera la renovación del liderazgo y
éste se hace con base en la evaluación constante de los ciudadanos. La excelencia
impone que el liderazgo se consolide mediante la libre elección de líderes que gocen
del reconocimiento de los ciudadanos porque han sabido ganarse el respeto con su
actuación honesta y responsable. Determina que se induzca el mejoramiento del
liderazgo a través de la capacidad ejercida por los ciudadanos para exigir de ellos el
cumplimiento de su misión con sentido positivo. La excelencia termina por imponer
el desarrollo y el fortalecimiento de la vida política, resultante de la pluralidad de
instituciones políticas, sociales y comunitarias.


La excelencia determina que el Estado se concentre en los servicios esenciales como
el medio propicio para el desarrollo de la iniciativa privada, la salud, la educación, la
seguridad personal y social, la administración de justicia, la defensa de la soberanía,
la representación institucional y la dignificación y exaltación de la función pública,
como condición necesaria para atraer a los ciudadanos más capacitados, de mayor
prestigio y sentido de responsabilidad y amor por el país.




                                           36
En la dimensión institucional, la excelencia, determina la prosperidad de la autonomía
institucional y refuerza dinámicamente el equilibrio de los poderes y, en esa medida,
induce a la colaboración de los poderes para la consecución de los fines del Estado y
compromete a las instituciones con la consecución y preservación de los valores
permanentes y la Visión que se tiene del país.


La eficiente actuación de las instituciones para el logro de sus misiones y objetivos,
exige que se practique la excelencia. Las instituciones acordes con las nuevas
exigencias que plantea la necesidad de pasar de una economía rentista a una
economía productiva y participar positivamente en la globalización, necesariamente
tienen que ser excelentes y deben estar dotadas de los recursos e infraestructura
requeridas para cumplir con excelencia su cometido.


La excelencia le impone a las instituciones públicas sobreponer los intereses
supremos del país por encima de los intereses particulares, de grupo y de las
exigencias y presiones circunstanciales del Ejecutivo Nacional. Las instituciones
abiertas a las nuevas tendencias que plantean los compromisos que se derivan de la
participación del país en esquemas de integración, sólo tendrán éxito si asumen el
valor de la excelencia en sus actuaciones; la eficacia —efectividad y eficiencia— y el
logro, como norma de comportamiento en el desempeño de sus funciones
institucionales, están determinados por el valor de la excelencia. En la medida en que
se practicase, en los distintos ámbitos de la actuación pública y privada, se consolidan
las bases de la libertad y la democracia.


                                   Situación actual.


Después del progreso logrado durante el lapso comprendido entre 1959 hasta el
1974–75, no obstante los grandes esfuerzos que se han realizado, Venezuela sólo ha




                                            37
logrado crecimientos espasmódicos del PIB y sostenidas expansiones de la pobreza y
del deterioro social.


El petróleo mantiene un papel determinante en la economía nacional: al tiempo que
genera la mayoría de las divisas, también genera grandes distorsiones en el resto de la
economía y, desde 1974 hasta el presente, se ha utilizado en forma crecientemente
rentista. Aunque Venezuela presenta una posición favorable para el abastecimiento de
mercados claves en la economía mundial, el crecimiento de la oferta global tiende a
ser mayor que el de la demanda, lo cual determina una inexorable tendencia de los
precios a niveles moderados. Exportamos más petróleo y obtenemos más divisas que
hace veinte años y, en lugar de desarrollarnos hemos retrocedido. Todo indica que el
modelo de desarrollo impulsado por el Estado basado solamente en el petróleo no es
viable.


Para salir de la recesión, la economía venezolana requiere una corrección radical del
erróneo carácter que se le ha atribuido a la actividad petrolera desde la década de los
setenta. En lugar de ser un enclave deformante del resto de la economía, debe pasar a
ser un sector integrado y dependiente del resto del cuerpo económico.


En la economía venezolana, al ocurrir aumento de las reservas internacionales,
debidos    casi   exclusivamente   al   incremento    de   los   ingresos   petroleros,
simultáneamente se debilita la productividad y competitividad del resto de la
economía y surge la gran contradicción: el bolívar que, debería apreciarse por el
crecimiento de las reservas internacionales, se deprecia, en términos reales, por la
pérdida de productividad y competitividad de la economía, la cual cae en una
paradójica trampa económica, que repercute en la relación entre las esferas fiscal,
monetaria y financiera.




                                          38
El tipo de cambio presenta una contradicción entre la presión inflacionaria —real o
subyacente— producida por el incremento de los ingresos petroleros y la disminución
de la productividad no petrolera. Frena el desarrollo sostenido y sustentable y
conduce a recurrentes crisis que afloran por dos vías. O se hace insostenible abastecer
a la economía nacional con importaciones o, al ocurrir una disminución en los
ingresos petroleros —variable no controlable por el país—, emerge un signo
monetario depreciado en términos reales, reflejo del deterioro de la productividad y
competitividad nacional. Las reservas internacionales descienden cuando el aparato
productivo interno está debilitado; las compuertas del desempleo se abren en la
medida de la caída de la producción y surge la devaluación violenta como recurso
para cerrar la brecha entre apreciación monetaria y la depreciación real generadora de
la inflación incontrolada. El déficit fiscal se torna inmanejable e incapacita al Estado
de honrar sus deudas, todo lo cual desata una serie de indeseables secuelas sociales.


Este conjunto de debilidades derivan de las deformaciones estructurales de la
economía venezolana y la notable ausencia de una estrategia integral de desarrollo. Al
mantener a la actividad petrolera como su enclave, se contribuye a la vulnerabilidad
de la economía nacional y limita el potencial que tiene ese sector para apuntalar el
fortalecimiento y transformación de la totalidad del sistema.


El mercado financiero y de capitales doméstico no cuenta con suficiente profundidad
para atender las necesidades de los sectores productivos. Adicionalmente, los déficit
del sector público exigen recursos monetarios nacionales, que limitan la participación
del sector privado en la cartera de créditos. Al aplicar estos recursos a gastos públicos
improductivos, además de coadyuvar a la inflación, impide que el ahorro financie el
desarrollo. Pero, además, la eliminación de los déficit fiscales constituye un arma de
doble filo para reactivar la economía desde la esfera fiscal: si el cierre del déficit se
intenta con aumento de los impuestos se crea mayor recesión y, con la reducción del
gasto también.



                                           39
En las Finanzas Públicas se ponen de relieve tres elementos básicos: la rigidez del
gasto, determinada por los compromisos contractuales que tienden a ser cada vez
mayores, destacándose el servicio creciente de la Deuda Pública; la asimetría en la
composición del gasto por el gran peso del gasto corriente en detrimento de la
inversión; y, la ineficiencia del gasto público para impulsar el crecimiento del PIB.

Las empresas medianas y pequeñas, las que tienen mayor potencial para insertarse en
la globalización y generar empleo, han sido sometidas a grandes descalabros y
presentan una deficiente estructura, tanto de su capital financiero —accionario y
crediticio— como del capital real —tecnológico y humano—.Como complemento, el
predominio de formas oligo y monopólicas en el mercado nacional impiden una
adecuada inversión real, clave para el desarrollo económico del país.

Para erradicar la pobreza es imprescindible orientar la economía venezolana por la
ruta de un genuino desarrollo económico sostenido y sustentable, en un ambiente de
justicia socioeconómica y profundamente democrático, lo cual impone inducir la
actividad económica hacia la prosperidad, basada en la producción en lugar del
rentismo; sustituir el proteccionismo, el estatismo, el intervencionismo y las medidas
dirigidas al crecimiento hacia adentro de la economía, por acciones hacia la economía
abierta, de manera que al tiempo que expanda la actividad económica, fortalezca la
generación de las ventajas competitivas factibles de desarrollar en el país y se anulen
las deformaciones oligo y monopólicas. Simultáneamente, es preciso crear el contexto
adecuado para el desarrollo de una economía sana.


                                 Nuestra Prospectiva


Las deformaciones estructurales de Venezuela, no permiten soluciones al corto plazo
y, con medidas exclusivamente coyunturales, no hay solución. Estamos obligados a
realizar reformas estructurales profundas, dirigidas a modificar el funcionamiento de




                                          40
la economía nacional y reducir drásticamente su vulnerabilidad. Es necesario
diversificar selectivamente la economía. Sin reformas radicales de ésta índole, el
futuro económico del país no es viable.


Nuestra Imagen Objetivo de la economía venezolana coherente con nuestra Visión
País, debe ser competitiva, altamente diversificada, con vocación exportadora y con
presencia positiva en la globalización.


La competitividad es la práctica difundida de la productividad a todos los niveles y
refleja en una fuerte presencia de las exportaciones en los mercados internacionales.
Ella depende de que las asentadas en el país —nacionales y extranjeras—, puedan
desarrollar y mantener ventajas en determinados campos en particular; sean líderes
mundiales o regionales en uno o varios sectores y puedan competir en mercados
internacionales crecientes, aún con bienes y servicios que no estén destinados a la
exportación —pues la competencia internacional también tiene que ver con las
importaciones— y ser capaces de alcanzar elevados y ascendentes niveles de
competitividad, en los sectores donde compitan y produzcan bienes y servicios de
alta calidad.


Para ello, se formularán políticas públicas que proporcionen el marco apropiado con
base al proyecto nacional y a proyectos regionales y municipales bien definidos y su
divulgación y promoción. Debemos aplicar la política de “empujar lo que se vaya
moviendo” y atender al principio, según el cual, “nadie mejor que el inversionista
está en capacidad de determinar donde están las mejores oportunidades de
inversión”. Debemos mantener una gobernabilidad local basada en la cohesión social
y la participación cívica, con el apoyo de un ámbito público insertado en los sistemas
de comunicaciones globales, capaz de suministre a los agentes sociales y económicos,
información útil y oportuna sobre los procesos mundiales.




                                          41
Para que las empresas competitivas se asienten en el país, debe establecer un ámbito
público, en la dimensión de los sistemas urbano–regional, capaces de movilizar sus
recursos económicos para dinamizar los servicios básicos altamente eficientes.
Capaces de dar permanente apoyo a los agentes económicos y sociales allí ubicados o
susceptibles de ubicarse en ellos, con base en políticas de naturaleza ―incentivo
exportador‖, que favorezcan la sinergia económica y social y la innovación
continua. Capaces de crear condiciones en sus sistemas urbano–regionales, para
disponer, no sólo de mano de obra capacitada, sino de los medios para su capacitación
y perfeccionamiento permanente, así como de sistemas de información y apoyo a las
empresas ubicadas en esos espacios para facilitar e impulsar los potenciales
exportadores locales. Tenemos que contar con Instituciones Políticas representativas,
eficaces y transparentes que actúen según normas claras y estables en sus relaciones
con los agentes privados.


Pero, también debemos promover un ámbito privado capaz de desarrollar
permanentemente ventajas competitivas, para que sus empresas logren un proceso
sostenido de efectividad, sean capaces de elevar su productividad para mejorar la
calidad de sus productos y mantener una permanente superación en la eficiencia de
su producción.


Como marco institucional general favorable a la competitividad del país, se requiere
la adecuación de normas legales sencillas, claras y, sobre todo, estables para un ágil
funcionamiento de los factores productivos, que facilite su adaptación a una





  Movilizar los recursos económicos significa que los recursos financieros deben ser aplicados de manera
que no sólo promuevan actividad económica, más allá de lo que tradicionalmente se ha concebido como
intrínseco a la gestión municipal, sino que tengan retorno y, además, sean la base de la generación de
nuevos y más abundantes recursos financieros, porque los ciudadanos paguen con agrado sus impuestos
municipales porque son retribuidos con una excelente calidad de vida.




                                                  42
productividad creciente y a la flexibilidad que, a los efectos de la productividad y la
innovación, debe haber en los mercados de trabajo y de capitales.


La vocación exportadora implica la práctica del valor excelencia y que las empresas
en él asentadas sean altamente competitivas. Nuestra concepción de una economía
venezolana con esta vocación, se expresa en la posibilidad real de que el peso
relativo de la producción no petrolera sea muy alto, con relación a la economía
nacional. Implica que las empresas no petroleras, como condición ―sine qua non‖,
hayan logrado un nivel de competitividad y productividad que les permita dejar de
depender del petróleo, gracias a que su propia dinámica competitiva las faculte para
insertarse ―con personalidad propia‖ en la globalización, mediante el comercio
exportador, así como competir internamente con el comercio importador. Es decir,
visualizamos a la economía venezolana sin la vulnerabilidad actual derivada de su
alta dependencia del petróleo.


Como condición ―sine qua non‖, debemos impulsar la estructuración de una sólida y
creciente economía no petrolera capaz de insertarse de manera dinámica en los
mercados internacionales, lo cual sólo es posible con bienes transables competitivos,
a través del desarrollo de un importante número de cadenas productivas, articuladas
en “racimos” de actividades de diversos sectores y subsectores [―clusters‖]. Poner el
énfasis en los productos transables más que en los no transables tiene que ver con tres
aspectos claves: a) sólo con ellos es posible competir e insertarse en los mercados
internacionales; b) en la medida que se desarrollan ―clusters‖ de productos transables,
se impulsa la generación colateral de productos no transables pero, si el énfasis se
pone en los no transables, no hay garantía de que impulsen la producción de los
transables; y, c) además, toda producción no dirigida a la exportación, debe tener el
carácter y la calidad de bienes y servicios de comercio internacional, porque tienen



    En términos porcentuales del PIB, aunque con una producción petrolera con un normal crecimiento.



                                                  43
que competir con las importaciones, las cuales contienen esas características y
calidades.


Visualizamos una Venezuela con un entorno macroeconómico estable que garantice el
desarrollo de la productividad y competitividad de la economía real, como el
elemento determinante de una fuerte y diversificada economía exportadora. Si bien la
vocación exportadora está vinculada a la competitividad de las empresas asentadas en
el país, ella no debe derivar de manipulaciones artificiales del tipo de cambio, sino de
la productividad y competitividad de la economía real. Desde la perspectiva
macroeconómica se debe lograr que la economía tenga un tipo de cambio estable
cuya estabilidad no sea arbitraria ni manipulada, sino el resultado de adecuadas
políticas monetarias, fiscales y financieras que, a la vez que garanticen los equilibrios
macroeconómicos para evitar devaluaciones recurrentes, correspondan a la
competitividad real de la economía nacional. Es decir, que no sea una economía con
fuerte impulso exportador inducido por en una falsa competitividad derivada de la
devaluación o manipulación del tipo de cambio.


Consideramos inevitable una amplia diversificación de economía venezolana no
petrolera, como complemento ineludible de la máxima reducción posible de su
vulnerabilidad actual y clave determinante del desarrollo económico sostenido,
sustentable y estable. Dicha diversificación debe impulsarse a partir del desarrollo de
aquellas     actividades   donde   contamos     con   las   mayores    posibilidades   de
transformación de nuestras ventajas comparativas en competitivas y constituye las
mayores fortalezas económicas del país, a través de diversas cadenas y
conglomerados productivos prioritarios, estimulados mediante políticas públicas
industriales inherentes a estas áreas prioritarias, al arbitraje justo y positivo hacia la
armónica vinculación ―cliente–proveedor‖ en las articulaciones intersectoriales e ínter
empresariales y, en lugar de políticas de subsidios, la aplicación de incentivos
dirigidos al incremento sostenido de la productividad. Para esta diversificación, la



                                           44
acción del Estado se deberá encaminar al mejoramiento del cuadro jurídico e
institucional general y sectorial. Es deber del Estado, apoyar al desarrollo mediante la
inversión en infraestructuras físicas y su mantenimiento, estimular el desarrollo de las
comunicaciones, del transporte, de la información e incidir en el mejoramiento del
capital humano. El Estado debe abrir espacios de mercado al sector privado, tanto en
el ámbito nacional, como en el internacional, en lugar de ser inversionista y productor
de bienes y servicios que deben ser producidos por el sector privado.


La diversificación de la economía es poco compatible con estructuras deformadas del
mercado, vale decir, con las formas mono y oligopólicas, pues éstas no sólo frenan la
productividad y la innovación, sino que atentan contra la libertad. En el mundo
contemporáneo, al tiempo que las tendencias mundiales tienden a impulsar la
competencia, se hace necesaria la intervención normativa del Estado para garantizar
el mayor grado posible de libertad y de bienestar en términos de bienes y servicios a
precios competitivos, en beneficio de la elevación de la calidad de vida de los
ciudadanos.


Simultáneamente con el impulso a los mercados competitivos, tendremos que
impulsar la demanda por los conocimientos y las tecnologías necesarias para
apuntalar la capacidad competitiva de los productos nacionales, tanto en los mercados
locales como en los internacionales. A tal efecto, el Estado tiene la obligación política
de apoyar y estimular programas estratégicos basados, en la medida de los posible, en
una administración compartida entre el sector público y el privado, que atiendan a la
utilidad social, la factibilidad económica y la oportunidad político / financiera de cada
uno de ellos, con una política de Estado, que impulse decisiones de asignaciones de
recursos basados, tanto en la calidad de las iniciativas determinadas por criterios
técnicos, como por el juicio y experiencia de quienes están en el aparato productivo.
Con Tecnológicos, Universidades, Escuelas Técnicas y similares considerados como
parte esencial para el desarrollo de los grandes planes nacionales, apoyada e integrada



                                           45
al proceso de cambio con alta excelencia en lo académico y en lo económico. Con las
instituciones dedicadas a la producción de conocimiento, reestructuradas de forma
que funcione cabalmente una asociación estructural y coherente entre el conocimiento
y el aparato productivo que genere y garantice el progreso de una economía que no
esté basada en la mera y simple exportación de materias primas.


Los procesos económicos reales han estimulado la necesidad de dar cada vez mayor
salida a la producción, la cual necesita establecerse y crear vínculos en todas partes.
El impulso del mercado mundial ha dado carácter cosmopolita a la producción y al
consumo en todos los países y, a pesar de los criterios reaccionarios, le ha quitado su
base nacional a la industria. Las obsoletas industrias se destruyen continuamente,
sustituidas por nuevas industrias cuya presencia se convierte en vital para todas las
naciones civilizadas. Son industrias que emplean materias primas de cualesquiera
regiones del mundo y cuyos productos, no sólo se consumen en el propio país, sino en
todas partes del planeta. En lugar de las antiguas necesidades satisfechas con
productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman productos de los más
diversos y apartados climas y países. En lugar del antiguo aislamiento de las regiones
y naciones que se bastaban a sí mismas, se establece un intercambio universal, una
interdependencia de naciones, en lo referente no sólo a la producción de bienes y
servicios, sino también a la producción intelectual. La producción intelectual de una
nación se convierte en patrimonio común de todas, de manera que la estrechez y el
exclusivismo nacionales resultan actualmente imposibles.


Gracias al permanente perfeccionamiento de los factores de la producción y el
desarrollo de los medios de comunicación, el proceso de la globalización arrastra la
corriente de la civilización a todas las naciones, aún hasta las más atrasadas. Los
bajos precios de las mercancías derrumban cualquier muralla nacional; obliga a todas
las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo de producción
contemporáneo. Se está forjando un nuevo mundo.



                                          46
Pues bien, apreciamos a Venezuela integrada en una tupida red mundial de acciones y
relaciones económicas, sociales y culturales a través de circuitos electrónicos
articulados con procesos reales locales, con patrones de producción, de acumulación
de capital y de comercialización modificados de manera que todas esas acciones y
relaciones estén entrelazadas en el ámbito mundial. Ello será posible al contar con un
importante número de miembros de la sociedad venezolana capacitado para asumir
esos cambios y adaptarse al progreso, capaz de aprovechar las innovaciones
tecnológicas. Una sociedad —tanto las empresas como la sociedad civil y las
instituciones públicas— que ha eliminado los paradigmas obsoletos y ha desarrollado
nuevos modelos para la convivencia social aprovechando los productos de la
tecnología. De allí, que consideremos a la educación como la variable económica más
importante de la contemporaneidad.


Aunque parezca paradójico, la inserción adecuada a la mundialización, será con una
estructura socioeconómica y política profunda e irreversiblemente descentralizada,
donde los agentes del desarrollo hayan irrumpido en las decisiones urbanas y, donde
sus acciones económicas y sociales directas e indirectas, cada vez más, influyan en
las decisiones urbanísticas; con movimientos sociales cada vez con mayor peso en el
urbanismo y una sociedad civil que toma parte en el proceso de desarrollo urbano.
Con una dinámica competencia entre ciudades, y regiones para atraer actividad
económica progresivamente más fuerte gracias a que sus dirigentes utilizarán todos
los instrumentos a su disposición para enfrentar estos retos. Con una gestión pública
que impulsará la incorporación de innovaciones tecnológicas; que actuará con gran


  La urbanización se refiere a la articulación espacial continua o discontinua de población y actividad. La
ciudad es un sistema específico de relaciones sociales, de cultura y de instituciones políticas de gobierno
y engloba tres ámbitos de estrategia local: a) la productividad y la competitividad económica; b) la
integración sociocultural; y c) la representación y gestión política.
En consecuencia, entender lo urbanístico solamente como un acto de construcción de calles, sistemas de
servicios, viviendas y centros productivos, es no sólo una visión limitada, sino errónea. Esos aspectos son
sólo una parte de lo urbanístico y, por cierto, la menos importante, porque la ciudad es la gente.



                                                   47
transparencia en los procesos de planificación del desarrollo de las ciudades, regiones
y del país y su acción estará orientada hacia la focalización de los procesos y el
entendimiento progresivo de los intereses de los actores involucrados en el desarrollo
socioeconómico de la ciudad, la región y el país. Será con ciudades donde se
aplicarán nuevas tecnologías para resolver los problemas sociales, promover
oportunidades de empleo para minorías y grupos marginales, formar y emancipar a
los ciudadanos —dándoles poder político y económico—; con ciudades convertidas
en centros difusores de innovaciones dirigida a la calificación de su Mano de Obra
para la investigación, con centros universitarios y de investigación, para optimizar los
medios de transporte, aproximar a sus ciudadanos a los mercados regionales,
nacionales e internacionales, a elevar la calidad de vida de los mismos y con una
―economía de densidad‖ —gran demanda de bienes y servicios concentrada
localmente—, es decir con ciudades bien equipadas, bien comunicadas y con
disponibilidad de Recursos Humanos emprendedores y bien calificados, vale decir,
con ciudades inteligentes, es que estaremos más y mejor integrados a la
mundialización.


De todos los grandes desafíos que el presente enfrenta, el de mayor fuerza, por su
carácter abarcador y penetrante es el de la globalización, entendida como
mundialización, significado que supera los anteriores criterios de internacionalización
y transnacionalización. Nos enfrentamos a un complejo proceso que posee múltiples
expresiones en lo científico tecnológico, en lo económico, en las comunicaciones, en
lo cultural, político y social y que supone riesgos y oportunidades que deben
procesarse responsablemente en los países, para no quedar al margen de los flujos
mundiales positivos y ponernos a merced de las expresiones negativas, excluyentes y
delictivas que ofrece la cara perversa de la globalización.


El cambio de era que se ha producido por el abandono creciente de los paradigmas
que dominaron al mundo hasta casi los finales del siglo XX, en lo económico,



                                           48
político, social, cultural, tecnológico, cognitivo, ambiental y espiritual y del cuál la
globalización es una de sus expresiones más concretas nos enfrenta y obliga como
partido con vocación del servicio democrático y responsabilidad ética, al análisis de
la realidad venezolana en ese contexto y nos impele a ofrecer las mejores fórmulas
programáticas que desde nuestra acción pública puedan dar respuesta eficiente a las
hondas necesidades que enfrentamos como país.


Venezuela cuenta con potencialidades superiores al petróleo para el desarrollo
sostenido y sustentable, en producciones articuladas, a partir de minerales metálicos y
no metálicos que pudiera originarse en la explotación de dichos minerales;
petroquímica; sector agrícola y agroindustrial tropical, incluido el frutícola, el
pecuario y la pesca; la cadena forestal; el conglomerado turístico, entre otros. Desde
el punto de vista de un potente desarrollo económico, estas áreas presentan una
potencialidad superior y más estable a mediano y largo plazo que el petróleo, son
altamente generadoras de empleo y creadoras de valor agregado nacional.


Reconocer que adoptamos modelos de desarrollo económico que no contribuyeron ni
generaron los beneficios esperados, es imprescindible para formular una nueva
estrategia económica que nos permita fortalecer competencias claves para exportar
bienes y servicios y adoptar una orientación exportadora, basada en la capacidad para
competir en segmentos y sectores de la industria, para canalizar esa energía y
recursos, alinear esfuerzos y construir capacidades detrás de éstos objetivos. Además
de una fuerte inversión privada, se requiere de un soporte selectivo de la inversión
pública sin ocupar el espacio de aquella. El gasto público, dada su rigidez, no puede
ser elemento central para estimular el crecimiento económico. Debe dedicarse a
cubrir las necesidades sociales y a la deuda pública.


En este orden de ideas, proponemos las siguientes directrices estratégicas básicas:




                                          49
A. Reforma del funcionamiento global de la economía nacional.
   Estructuración de una red generadora de competitividad para transformar la
   economía rentista en productiva. Ello requiere que reduzcan los costos
   transaccionales en las relaciones productivas, mercantiles y financieras: eliminar
   las formas, procesos y relaciones de carácter clientelar y sustituirlas por
   relaciones y procesos transparentes, abrir espacios a la competencia y el control
   de las colusiones económicas; abrir la economía a gran velocidad, pero con una
   adecuada gradualidad en su aplicación, tomando en cuenta las características
   técnicas y de productividad de las distintas ramas de la actividad económica y,
   además, estimular e impulsar la reestructuración del acervo de capital para el
   desarrollo económico.


B. Reducción de la vulnerabilidad de la economía venezolana.
   La reducción de la vulnerabilidad de la economía venezolana sólo se puede
   lograr, eliminando su excesiva dependencia del petróleo y la diversificación
   selectiva de la economía no petrolera, donde la iniciativa privada sea la llamada a
   liderar los desarrollos industriales respectivos, en un proceso de apertura para
   insertar la economía nacional en la globalización. Invertir el proceso actual: poner
   a la economía petrolera al servicio de la no petrolera.


   No significa el deterioro de la industria petrolera. Se requiere su fortalecimiento
   para apoyar la diversificación y desarrollo de la economía no petrolera. Ello
   impone que la política petrolera del Estado venezolano abra paso a las reservas
   comprobadas con que cuenta el país. Desarrollar tecnologías, mercados, y
   recursos financieros, que nos permitan poner el petróleo al servicio de la
   prosperidad del país. Tenemos que repensar el modelo petrolero, de manera que
   continúe evolucionando en las próximas décadas, pues en un marco de alta
   incertidumbre en precios, donde día a día se suman nuevos hallazgos de petróleo
   en distintas partes del mundo y los avances tecnológicos apuntan a la reducción



                                          50
significativa de los energéticos fósiles, se requiere una estrategia que asegure
   mercados de exportación para el país, en el menor plazo posible y atraiga
   inversiones y tecnologías para fortalecer nuestra oferta de crudo y de sus
   derivados.


   Se hace patente que el esquema de nacionalización que se adoptó en los 70’
   presenta señales de agotamiento. Por lo tanto, debe revisarse el mecanismo de
   participación según el cual se desarrollará la actividad productiva, tanto en
   petróleo crudo como en los productos que integran la industria. AD apoya el
   ingreso de nuevas figuras adicionales a PDVSA en la conformación de los
   mercados que integran la industria petrolera, de forma que se profundice el
   proceso de nacionalización mediante el estímulo al mercado de capitales,
   permitiendo el aporte de capital accionario y el acceso de particulares a
   concesiones de exploración, explotación y desarrollo de la industria en actuales y
   nuevas fases. La participación del capital privado nacional e internacional es una
   necesidad, así como la promoción de la competencia en la industria en todas las
   fases del negocio.


C. Consolidación y fortalecimiento de la plataforma energética nacional al servicio
   del desarrollo nacional.
   Para impulsar de manera sostenida el desarrollo de la actividad productiva de
   bienes y servicios, tanto para la demanda nacional, como para la exportación,
   requerimos de una poderosa plataforma energética. Apoyarse en la expansión
   petrolera y del gas y usar parte del recurso natural para generación de energía y,
   parte de los ingresos netos de divisas provenientes de su exportación, para apoyar
   la inversión en generación de energía y el crecimiento y renovación tecnológica
   de las ramas productivas prioritarias, así como, para continuar la expansión de la
   capacidad de generación hidroeléctrica en función de la estrategia de desarrollo
   nacional y de la ocupación territorial que derive de dicha estrategia.



                                          51
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Acción democrática visión país ii

  • 1. Acción Democrática Comité Ejecutivo Nacional Unidad de análisis y políticas públicas AD VISIÓN PAÍS II La visión social-demócrata para Venezuela Siglo XXI -UN ESPACIO DE LIBERTAD Y CONFIANZA-
  • 2. ACCIÓN DEMOCRÁTICA Unidad de análisis y políticas públicas UN ESPACIO DE LIBERTAD Y CONFIANZA LINEAMIENTOS PARA LA DISCUSIÓN INDICE CONTENIDO PÁGINA I. PRESENTACIÓN 4 7 II. EXÉGESIS III. UNA NUEVA SOCIEDAD 11 1. Los cambios tecnológicos y su velocidad 11 2. Cambios en el Concepto de trabajo 12 3. Cambios en la población 13 4. La revolución de la Mujer 14 IV. DE LA POBREZA A LA RIQUEZA DE LA NACIÓN 15 —Visión Social— Educación: determinante de la riqueza 17 Salud: clave para la riqueza 27 2
  • 3. Seguridad Social: signo de una sociedad rica 28 La Economía y la Pobreza 29 —Visión Económica— Ciencia y Tecnología: variables claves para el progreso 54 V. ÁMBITO INTERNACIONAL 57 VI. NUESTRO PROYECTO POLÍTICO 65 —Visión Política— 3
  • 4. ACCIÓN DEMOCRÁTICA Unidad de análisis y políticas públicas UN ESPACIO DE LIBERTAD Y CONFIANZA La Visión Social-demócrata para Venezuela Siglo XXI I. Presentación El Programa político, social y económico formulado por nuestro Partido a principios del siglo XX, gracias al cual, se logró la modernización del país e instaurar la democracia en Venezuela, se agotó. Hace cuatro años, reconocimos la necesidad de formular un nuevo Manifiesto Político, acorde con las realidades y perspectivas mundiales del siglo XXI. En 1998, nos empeñamos en encauzar al país por esos derroteros mediante la formulación de un Programa de Gobierno, cuyo objetivo central es la transformación de las estructuras políticas, sociales y económicas del país, para enrumbarlo hacia el desarrollo sostenido y sustentable, conforme con las exigencias de los nuevos tiempos en el entorno mundial. En agosto del 2001, acordamos la realización de un Congreso Ideológico, mediante un debate político abierto sobre la base de un estudio prospectivo acerca del futuro de nuestra sociedad, como programa básico de la socialdemocracia venezolana para las próximas décadas del siglo XXI. Este esfuerzo lo extendemos hasta estructurar una 4
  • 5. propuesta para la discusión que será sometida a discusión en el seno de la sociedad venezolana, en nuestro Congreso Ideológico, programado para el mes de octubre del 2002. Con este propósito, hemos realizado un esfuerzo de reflexión, en un equipo de trabajo que se amplió con consultas e intercambios de ideas con expertos y amigos dispuestos a colaborar con nosotros en esta tarea. En el presente documento se desarrollan estas propuesta, que hemos denominado ―AD Visión País. La Visión Social-demócrata para Venezuela Siglo XXI. En él, la ―Visión del País‖ se desarrolla, en función del socialismo democrático, fundamentado en los valores básicos de nuestra civilización —igualdad, libertad y fraternidad—, matizados de contenido específico que lo individualiza y diferencia de otras opciones políticas, al añadirles unos valores éticos que quiere inducirle a la sociedad, la idea medular del cambio social mediante métodos democráticos, impregnados de una filosofía racional de acción política, en el entendido que los países que disfrutan de prosperidad sobre bases estables y sostenibles son aquellos que han sabido alcanzar y practicar los valores de Libertad, Igualdad de Oportunidades, Comunidad y Excelencia. Cónsono con un enfoque estratégico, este documento no se ha estructurado por sectores específicos, si no, mediante la consideración de factores estratégicamente determinantes, cuya interacción permite establecer las acciones básicas conducentes a la obtención del objetivo genérico de la Visión, lo cual implica aprovechar la sinergia que ella genera. El tradicional enfoque sectorial es, por su naturaleza, contradictorio con el estratégico, pues si se formulan planteamientos sector por sector, sin la debida direccionalidad estratégica se introduce incoherencia en la acción y se producen efectos antisinérgicos. En el contexto de lo antes expuesto, la actividad petrolera se considera como un elemento más de la economía nacional y no como un enclave deformador de ésta. De 5
  • 6. igual manera, la plataforma energética se considera como el soporte requerido para el desarrollo económico diversificado. En la parte II de este informe, se expone nuestra Visión de la Venezuela del Siglo XXI expresada en la ―Visión País‖ aprobada por el CEN del Partido, como referencia para el desarrollo y articulación de voluntades en función de un objetivo nacional compartido. Así mismo, se explica el significado de los valores y su importancia como guía de la acción política, dirigida a alcanzar la prosperidad sobre bases sostenibles y sustentables. En la parte III, se explica la necesidad del cambio social requerido para alcanzar nuestra Visión de la Venezuela del siglo XXI. En la sección IV se presentan las tesis sociales —Visión Social— , económicas — Visión Económica— y tecnológicas —Visión Tecnológica— que proponemos para la discusión, en las que se resalta la necesidad un cambio profundo de la sociedad venezolana, pasar de una economía rentista dependiente del petróleo a una economía productiva diversificada, capaz de insertarse de forma dinámica en los mercados internacionales y, así mismo, las profundas transformaciones tecnológicas que requerimos para alcanzar nuestra Visión, En la V, abordamos el ámbito internacional y se sometemos a consideración nuevos comportamientos acordes con la evolución prospectiva del mismo en este siglo. En la sección VI, se expone nuestro Proyecto Político —Visión Política—. 6
  • 7. II. Exégesis1 ―No hay viento favorable para quien no sabe a donde va‖ Séneca El siglo XXI se abre a una Venezuela enfrentada a grandes amenazas: crisis económica, social, política e institucional; pobreza, exclusión, enfrentamiento, altos niveles de corrupción, desintegración social, autoritarismo, tendencias antidemocráticas y desconfianza en los Partidos Políticos. La sociedad venezolana está desorientada en espera de una acción política que transforme al país y a la sociedad y la enrumbe hacia el camino del desarrollo sostenido, con libertad, democracia y paz social. Acción Democrática, a pesar de la impronta de haber modernizado a la Venezuela del siglo XX, también tiene su historia de desencuentro con el país y su militancia. Reconocemos las acciones y omisiones en las que hemos incurrido, admitimos nuestros errores de políticas públicas en el ejercicio del gobierno y la desviación ética a la que sucumbieron algunos dirigentes del Partido. Hoy tenemos la responsabilidad y el deber histórico de convertirnos en la organización política que la sociedad requiere y la democracia demanda para afrontar los Retos del Siglo XXI. La política es insustituible como dimensión sustantiva de la vida capaz de guiar hacia más y mejor democracia, como garante de la libre expresión, tanto del individuo como del colectivo, así como de la ética en la gestión pública, en las formas de libre asociación, para representar, negociar y deliberar, acerca de acuerdos y disensos, vinculados a las decisiones del conjunto social. Admite, sin limitación alguna, la participación efectiva de los ciudadanos en la definición y aceptación de las normas 1 Exégesis: explicación, relato, interpretación. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. Vigésima Segunda Edición, 2001. p. 1017 7
  • 8. que regulan su vida, así como la sustentación de la sociedad en los valores y principios que inspiran el sentido republicano del país. La realidad contemporánea impone nuevos y urgentes desafíos, que obliga a considerarlos y actuar en consecuencia, desde los espacios públicos, para la recuperación de la confianza en la política. Nuestra ideología socialdemócrata, nos compromete con la Venezuela que debe avanzar acorde con el siglo XXI y con nuestros conceptos de Visión de país, de Estado, de sociedad y del Partido, concertados en el pleno ejercicio de los derechos que consagra la ciudadanía venezolana. Hemos ajustado nuestra Visión - País a una nueva imagen acorde con las realidades y expectativas del siglo XXI; “Venezuela coexistiendo con la comunidad mundial del Siglo XXI en equilibrada interrelación con los demás países, practicando un sistema abierto de libertad plena, con democracia efectiva y una Sociedad cohesionada, próspera, rica, sana, ecológicamente responsable y abierta a las cambiantes realidades culturales y científicas de este Siglo”. Ésta Visión nos compromete en una lucha permanente contra la pobreza, mediante el diseño y aplicación de políticas públicas de impulso sostenido a la educación moderna e integral, a la salud pública, a la seguridad pública, a la seguridad jurídica, a la infraestructura, a la ciencia y tecnología, a la protección ambiental y a la implantación de un sólido Sistema Integral de Seguridad Social. 8
  • 9. Reconocemos el advenimiento de una nueva sociedad mundial: el ascenso de la Unión Europea, el colapso del sistema comunista, la renovada certeza democrática e inviabilidad del totalitarismo, el fin de la guerra fría y un nuevo equilibrio económico en la búsqueda de nuevos caminos para el desarrollo y la prosperidad. Todo ello, nos plantea el reto de un futuro abierto a nuevas formas de producir, vivir y de cambios políticos, económicos, institucionales y sociales sustanciales. Los socialdemócratas venezolanos nos proponemos, en este contexto mundial de cambios, un proyecto para el logro de la emancipación social, de la libertad individual con seguridad y la solidaridad colectiva. Asumiremos los Retos del Siglo XXI provistos con un nuevo Manifiesto Político que coloque los cimientos de una nueva sociedad venezolana. Este proyecto está moldeado por nuestros valores socialdemócratas, inherentes a la libertad, la igualdad, la tolerancia y a la flexibilidad a favor de las reformas beneficiosas a la sociedad. A estos valores, añadimos aquellos otros que contribuyen al logro de estadios superiores de prosperidad sobre bases sostenibles y sustentables para enfrentar con éxito las nuevas realidades: la armonía en comunidad y la excelencia. Sólo en un clima de libertad y democracia pueden desarrollarse a plenitud el conocimiento, la creatividad, la inventiva y el espíritu innovador, indispensables para enfrentar con éxito los retos de una realidad mundial cada vez más exigente. La igualdad, entendida como igualdad de oportunidades, proporciona pleno acceso a la educación, a la cultura, a la salud, a la justicia. La tolerancia para soslayar las discriminaciones políticas, de género, de edad, de religión, de etnia y minoría, todo lo cual, permite a cada individuo el disfrute de la estabilidad social y de la paz requerida para instrumentar su propio proyecto, en beneficio de sí mismo y de la colectividad. La armonía en comunidad, expresada en la disposición de los individuos al trabajar 9
  • 10. en función del bien colectivo, en el número de personas e instituciones dedicadas a la solidaridad, al bien público y al servicio de los demás, todo ello, como soporte de la democracia. La libertad y la estabilidad política y social. La excelencia, entendida como la vocación por las cosas bien hechas, capaces de trascender y alcanzar la universalidad, en cuanto a lo político, a lo económico, a lo social y a lo institucional, como medios para alcanzar los niveles de eficiencia, efectividad y calidad soporte de los valores igualdad, comunidad y libertad. III. Párrafo del compromiso de ad 10
  • 11. Una nueva sociedad venezolana Con una sociedad venezolana fracturada y desarticulada estructuralmente no es posible el progreso y la derrota de la pobreza. Los socialdemócratas no admitimos la división de la sociedad en poseedores y desposeídos; nuestra acción política está dirigida al logro del mayor grado de libertad posible para que toda persona pueda desarrollarse; entendemos que la solidaridad y la cooperación constituyen los motores del progreso social, en el contexto mundial del siglo XXI. Generar Riqueza para Derrotar la pobreza, exige transformar la sociedad venezolana, valiéndonos de: 1. Los cambios tecnológicos y su profundidad El mundo está cambiando acelerada y penetrantemente. Los nuevos conceptos de la física han ocasionado un profundo cambio en la visión del mundo, determinando el paso de una concepción mecanicista y reduccionista a una visión holística y ecológica. Necesitamos de un nuevo paradigma, una nueva visión de la realidad; una transformación fundamental de nuestros pensamientos, percepciones y valores que nos posibilite entender la sociedad global como una red de procesos interrelacionados e interdependientes Los adelantos científicos y tecnológicos de los últimos años en física, microelectrónica e información, en ingeniería genética, en la nueva biología aplicada a la medicina y a la salud; y los cuales comienzan a aplicarse en las disciplinas sociales y políticas a la par que los progresos en la investigación energética que permiten prever fuentes de energía renovables prácticamente ilimitadas, crean condiciones ciertas de cambios profundos, aún más impetuosos, en la capacidad de producción y de gestión en el orbe. La gran mutación tecnológica a partir de los ―chips‖ y los computadores, es una tendencia irreversible de nuestros tiempos, que ha convertido a la inteligencia humana en una nueva herramienta de trabajo. 11
  • 12. Aunque Venezuela cuenta con una juventud y una población educada que ha logrado captar esos adelantos, no podemos afirmar que estamos cabalmente involucrados en esta corriente del pensamiento científico que genera e impulsa estos avances tecnológicos. Estamos obligados a incorporarnos a ese proceso de captación tecnológica y potenciar la capacidad creativa de la sociedad venezolana. Sin enfrentar ese reto, no tendremos posibilidades ciertas de progreso. 2. Cambios en el concepto del trabajo Las profundas transformaciones tecnológicas afectan al trabajo, en forma de cambios radicales en las ocupaciones tal como las concebimos actualmente. La evolución en la productividad agrícola y en la eficiencia industrial, acentuará la tendencia hacia menor número de personas ocupadas en esos sectores, lo cual no significa que los mismos perderán su importancia esencial para la satisfacción de las necesidades humanas. La tecnología tendrá efectos relevantes en la creación y desarrollo de las actividades de servicios que demandarán ocupaciones de corte muy diferente a las acostumbradas por la tradicional sociedad industrial. Esta realidad conduce a la disyuntiva de producir más con menos horas de trabajo o aceptar una sociedad dual, donde unos pocos trabajan, producen y consumen cada vez más, mientras que una mayoría se verá condenada al desempleo y la marginación, signo de una sociedad excluyente, en la que una minoría con altos ingresos sería servida por masas de trabajadores precarios en servicio baratos. Tenemos que decidir, perentoriamente, entre esa sociedad dual o una sociedad equilibrada fundamentada sobre el aprovechamiento cabal de la tecnología para aplicarla en la diversidad de recursos posibles de transformar en riqueza y la elevación de la calidad de vida. Debemos progresar hacia una nueva concepción del trabajo, con el apoyo del desarrollo de su dimensión creativa para que, en el menor tiempo posible, la sociedad pueda contar con suficientes empleos bien remunerados, derivados de la evolución 12
  • 13. tecnológica y tenga la posibilidad de dedicar parte de su tiempo libre a trabajos de corte comunitario, necesarios para la sociedad y la elevación de su calidad de vida. Los sindicatos, como instrumento de organización de los trabajadores tendrán, así mismo, el predicamento de orientar sus funciones hacia la defensa de intereses corporativos y rehuir de los procesos globales de cambio social, enfrentándolos, en cuyo caso, perderían la oportunidad de incorporarse a las tareas organizativas y socialmente responsables que actúen en defensa de sus reivindicaciones. Lo contrario, significaría la oportunidad de constituirse en organizaciones socialmente responsables que, además de actuar como vehículos reivindicativos, impulsen la participación de los trabajadores en las decisiones de políticas económicas y sociales. 3. Cambios en la población Los avances mundiales en la medicina y en los sistemas de salud, han provocado profundos cambios en la estructura demográfica que nos crea la gran paradoja de avanzar al compás del mundo con el apoyo de esas mejoras sustanciales, que garantizan a la población mayores expectativas de vida de mejor calidad, con jubilados que gozan de mejores condiciones físicas y mentales, o degradarnos en dirección opuesta. En el mundo contemporáneo, los niños son sujetos de nuevos derechos, los jóvenes alcanzan un mayor nivel de formación e información, con expectativas que no tenían sus similares de épocas anteriores y crecen en una sociedad cada vez más abierta. Sin embargo, en nuestro país, se han cerrado estas perspectivas para nuestros niños y jóvenes y, así mismo, las nuevas generaciones son las más castigadas por la crisis económica. La nueva sociedad deberá abrirles oportunidades para su desarrollo autónomo personal, el cual pueden asumir, porque cada vez más, están más maduros desde temprana edad. 13
  • 14. 4. La revolución de la mujer A partir del acceso de la mujer a la educación y al trabajo y la generalización del control de la natalidad, se han producido cambios en los valores sociales y en el ordenamiento jurídico. No obstante, a pesar de los relativos avances en este sentido, debemos superar la discriminación de las mujeres y establecer un clara y real igualdad de oportunidades entre los sexos. Es imprescindible romper, no sólo con el papel tradicional que se le había asignado a la mujer, para que participe en la vida activa en todos los ámbitos de la sociedad, sino que debemos lograr erradicar la paternidad irresponsable y liberar a una gran mayoría de las mujeres de nuestro país del yugo de ser madre, padre y mártir sin familia. La incorporación masiva de la mujer al trabajo, garantía de su autonomía e independencia personal, nos deberá llevar, no sólo a un nuevo comportamiento ético y social, sino a nuevas relaciones sociales y de convivencia desde la familia como célula fundamental de la estructura social, pues esa transformación en la condición de la mujer, modifica positivamente la estructura familiar y, simultáneamente, impulsa la movilización consciente femenina como parte determinante del colectivo, convirtiéndola en una fuerza social y política, sin la cual, ningún proyecto democrático que aspire el cambio social podrá realizarse. 14
  • 15. IV. De la pobreza a la riqueza de la Nación VISIÓN SOCIAL Superar la pobreza constituyó siempre el objetivo fundamental de la acción de los gobiernos de nuestra democracia civilista (1958–98). Bajo la percepción de que la bonanza petrolera era un fenómeno temporal, se puso el énfasis sobre el mejoramiento del bienestar de la población, mediante políticas distributivas dirigidas a satisfacer las necesidades de la gente, junto con políticas generadoras de empleo improductivo. El Estado invadió el ámbito de la acción privada e hipertrofió la Administración Pública, al tiempo que fortaleció la capacidad de negociación de su movimiento laboral. Adoptó políticas de sustitución de importaciones, con protecciones inadecuadas a empresarios ineficientes sin espíritu de competencia. El liderazgo optó por los subsidios y otros mecanismos de transferencia de ingresos, porque ellos aumentan la ilusión del bienestar en el corto plazo y producían dividendos políticos inmediatos. Ello condujo al debilitamiento de las instituciones del país. La distribución del ingreso, sobre esas bases, dependía de la discrecionalidad de los líderes, abrió espacio al clientelismo y relegó los mecanismos institucionales de asignación de los recursos y distribución del ingreso, basados en criterios de eficiencia y productividad. Con el fortaleciendo del sistema clientelar se debilitó la base institucional, se arraigaron mecanismos perversos de asignación y transferencias de ingresos, que deterioraron la calidad y cobertura de los servicios públicos, el sistema de administración de justicia, la calidad de la educación y de los servicios de salud. Redujo el ingreso real y el bienestar de la población y terminó perjudicando, principalmente, a los sectores de menores ingresos, paradójicamente, los que constituían la base de sustentación de Acción Democrática de acuerdo con sus postulados políticos. La clase media también se empobreció debido al deterioro de los servicios públicos y a las limitaciones de las oportunidades de inversión dinámica. 15
  • 16. El origen de la pobreza en Venezuela no está en la escasez de recursos, sino en la errada concepción de su administración, lo cual se evidencia en la correlación detectada entre los crecimientos de los precios e ingresos petroleros, la pobreza y la exclusión social. Situación incongruente que se expresa, en la contradicción del discurso económico predominante que aboga, en el ámbito internacional, por la justicia económica y social, mientras se acumulan injusticias internas en esos mismos órdenes. El combate de la pobreza mediante la ilusión del bienestar, a corto plazo, debilitó la capacidad competitiva de la población, base real de la riqueza del país. Esa ilusión indujo a la gente a estar más pendiente de obtener prebendas del Estado que de hacerse más productiva con su trabajo. Buena parte de esta situación cae en la responsabilidad de la dirigencia política, la cual se inclinó al clientelismo para ganar adeptos y mejorar su posición dentro de los Partidos. El principal reto que enfrentamos en la sociedad venezolana es vencer la pobreza. Ello exige el desarrollo de las capacidades productivas de la gente. La riqueza es contar con la capacidad para crearla, lo cual implica una determinada actitud de la gente para aplicar esa capacidad. Ello determina la validez del aserto que señala que ―la capacidad para crear riqueza es más importante que la riqueza misma‖. El desarrollo de esa capacidad se fundamenta en la educación. 16
  • 17. Educación: determinante de la riqueza La educación, es el medio para trasmitir los conocimientos acumulado por el hombre, generador de la riqueza misma. La cultura es el rasgo distintivo del Homo Sapiens y la educación, aspecto esencial para el desarrollo humano, es el vínculo insustituible para su trasmisión entre los hombres. En el ámbito cultural se reconoce a la educación como el derecho del hombre para asegurar su desarrollo personal y contribuir al del colectivo. El conocimiento adquirido es, a la vez, fuente de oportunidades y capacidad para aprovecharlas. Los seres educados disfrutan de una vida más plena y disponen de un espectro de oportunidades más amplio alternativas ocupacionales y de información, de relaciones, entre otras muchas. Por estas razones, la educación es variable esencial en la determinación del Índice de Desarrollo Humano: educación, oportunidades de ingreso y esperanza de vida. La genuina educación es el desarrollo de la gente por la gente, porque la educación es el crecimiento interior de las personas. Educar es la manera más rica, no sólo de darse uno al otro, sino de influir en el otro, porque el objetivo último de la educación es ―ayudar a que el educando pueda poner la plenitud de sus potencialidades y talentos al servicio de sus semejantes‖2: la educación ―(...) es sin duda el más humano y el más humanizador de los empeños‖3. La educación, al tiempo que es un derecho de todos, es un bien en sí misma. Pero el hecho que demande recursos, determina que no sea un derecho irrestricto. Pero, al 2 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Educación: la agenda del siglo xxi hacia un desarrollo humano. TM Editores. PNUD, 1998. p. 12. 3 SAVATER, Fernando. Educar, Un Acto de Coraje. Universidad complutense de Madrid. Citado por PNUD, 1998. pp. 13/15. TM Editores 17
  • 18. mismo tiempo, no es un bien de consumo, pues es muy rentable tanto para el individuo como para la sociedad; por consiguiente, el ―gasto‖ en educación, es una inversión educativa. De igual manera, tampoco es un bien privado porque tiene un alto valor social y público, razón por la cual, el aporte que se haga al proceso educativo, de parte de la comunidad y del Estado, está plenamente justificado. La educación implica complejas funciones genéricas, en lo social, en la circulación del conocimiento; en lo individual, la preparación para asumir lo roles de adulto, de una profesión y de la condición de ciudadano. La ―teoría de la integración‖, coloca énfasis, a la vez, sobre la circulación universal del conocimiento y sobre la preparación funcional de los educandos para asumir roles. En contraposición a ésta, la ―teoría del conflicto‖ concibe la circulación del conocimiento como diferencial y, los roles que se supone deben aprehender los educandos, son diferentes para las distintas clases sociales. Aún cuando no se ha planteado una solución definitiva para la adopción de estos enfoque, es importante tomar posición ante ellos. Basados en los principios socialdemócratas de la libertad, igualdad de oportunidades, solidaridad y eficiencia implica, en consecuencia, que nuestra opción política persigue plasmar en la sociedad el mayor grado de libertad para que toda persona pueda desarrollarse. Esto nos inclina a favor de la ―teoría de la integración‖. Las funciones de la educación admiten dos tipologías: desarrollo moral, razonamiento abstracto, comprensión de lectura y otros similares; y, aumento del ingreso laboral, movilidad social, capacidad para tomar decisiones, entre otros de similar índole. 18
  • 19. ¿Para qué tipo de papel social se debe preparar al educando, a los efectos de transformar la sociedad y combatir la pobreza? Al respecto, parece pertinente considerar tres funciones individuales de la educación:  La de socializar al educando: trasmitirle cultura y desarrollarle su personalidad asociada al rol de ciudadano adulto  La de formar al educando para el trabajo, asociada con el papel ocupacional  La de entrenar al educando para la ciencia y la tecnología, asociada con roles de la alta inteligencia Desde la posición socialdemócrata, la circulación del saber y de la preparación del individuo, ocurre en un plano agregado y alude a grandes objetivos sociales, tales como: la superación de la pobreza, el crecimiento económico y la integración de la nacionalidad. Aunque quien aprende es el individuo, el aprendizaje es una respuesta a estímulos externos. Es un proceso complejo, permanente, que debe articular la interacción de diversos factores, mecanismos e instituciones de manera que, los mencionados estímulos externos que inciden en el aprendizaje, pueden tener distintos grados e intensidades de deliberación y ser más o menos estructurados. En tal sentido, lo que corrientemente se entiende por educación, suele ser el conjunto de prácticas sociales que persiguen ofrecer estímulos relativamente deliberados y estructurados para el aprendizaje, las cuales, tienen lugar en diferentes contextos institucionales, más o menos especializados en la transmisión del conocimiento. No obstante, existen contextos no especializados que son altamente determinantes en el proceso educativo. Entre ellos están: la familia, los grupos de amigos, las empresas, las Iglesias, los partidos políticos y otras entidades educativas. Entre las instituciones especializadas, se pueden citar: las escuelas, las editoriales, las bibliotecas, los museos, los medios de comunicación de masas y las redes de 19
  • 20. información digital. Lo que corrientemente se denomina sistema educativo o educación formal, corresponde a las escuelas, cuya tarea se apoya en mecanismos específicamente diseñados para estimular, reforzar y certificar el aprendizaje. Por tanto, no toda la educación se restringe únicamente a las escuelas. En las sociedades modernas el sistema educativo formal, es la principal institución que tiene a su cargo la circulación del conocimiento y preparar al educando o al individuo para el ejercicio de futuros roles. No obstante, es un error considerar que la escuela debe funcionar sola. Su labor se facilita en la medida en que converjan y se complementen los diferentes estímulos contextuales, como los señalados. La educación tiene un papel protagónico en la formación de la nacionalidad: la lengua, elemento diferenciador frente de lo extranjero y medio comunicador entre las regiones y localidades nacionales; la ―comunidad imaginaria‖ hecha de una historia común y el sentido de afrontar un ―destino compartido‖; la literatura nacional, el arte nacional, la prensa nacional; los ―sueños recurrentes de construir la nación‖; la escuela pública como medio de transferir lealtades desde la Iglesia a la Nación; la Nación como propósito de progreso; la educación como un derecho social adscrito a la nacionalidad y, obligatoria, como parte del pacto ciudadano. La educación vinculada al proyecto nacional con la construcción de la nacionalidad y, por tanto, de la Nación. La educación tiene un valor económico, que se aprecia desde dos perspectivas distintas y complementarias: A. Como clave del desarrollo económico. Las perspectivas teóricas iniciales de la economía escuelas clásica y neoclásica consideraban solamente al trabajo y al capital como los factores para el desarrollo; consideraban, así mismo, a la tecnología como una variable exógena, no susceptible de explicación dentro del sistema económico. Para los años sesenta y setenta del siglo XX, se demostró que 20
  • 21. había un residuo no atribuible a aquellos dos factores de producción y, al mismo tiempo, se aceptó, por una parte, que el trabajo no es un recurso homogéneo y, por la otra, que el capital humano hace un aporte adicional al desarrollo económico. Al introducir en la evolución de la teoría económica esta nueva categoría, la discusión condujo a aceptar a la tecnología, no sólo como una variable endógena, sino como el principal motor del desarrollo económico. Pero lo importante, desde el punto de vista de las implicaciones prácticas de la teoría económica, es que la educación constituye la síntesis de las variables capital humano y tecnología, puesto que puede apreciarse, tanto, desde las perspectivas del capital humano, como de la tecnología y ambas se complementan para motorizar el desarrollo económico. B. Como las vinculaciones entre la educación y el desarrollo económico. En este ámbito es posible distinguir seis (6) nexos:  La educación es determinante, tanto para la invención de nuevas tecnologías, como para que ellas se adopten en aplicaciones prácticas  La productividad media de la fuerza de trabajo nacional, depende del nivel educativo  La educación, en razón a su contenido, alimenta al espíritu empresarial  La educación asegura la racionalización social necesaria para el desarrollo económico  La eficacia del sistema educativo con que cuenta la nación está estrechamente relacionada sus ―ventajas competitivas‖  La educación alimenta a la inteligencia social, o la capacidad nacional para adaptarse a un mundo cambiante y obtener el mejor provecho de las oportunidades que ofrece el cambio Para superar la pobreza, no sólo el desarrollo económico es un aspecto clave, sino también, los beneficios que de la educación reciben los pobres a través de tres vías: 21
  • 22. A. La educación y el trabajo. Tanto la calidad de la educación como el nivel de la misma son determinantes para la productividad y para los ingresos laborales. Dado que los pobres son quienes más dependen del trabajo para subsistir resulta que, en la medida que la educación sea más escasa, es de mayor valor para el pobre que para el rico. Pero, además, la educación es una inversión relativamente accesible y barata para los pobres si se la compara con otras opciones en el mercado, dado que el mayor costo de la misma es el de oportunidad, por el tiempo que el pobre debe dedicarle a la escolaridad en lugar de trabajar; por lo demás, el acceso a la misma, le es bastante barato y, adicionalmente, está comprobado que los primeros años de escolaridad aumentan el ingreso de manera más acelerada que los subsiguientes4. B. La educación y la redistribución del ingreso. Respecto a la concentración del ingreso, hay consenso con relación a que la mala distribución del mismo se debe a la concentración de la propiedad sobre activos productivos: tierra cultivable, capital financiero, patentes tecnológicas y la educación. Nótese que ésta, es considerada como un activo productivo y, la concentración del mismo, incide, junto con la concentración de los otros activos productivos, en la mala distribución de la riqueza. Lo grave y paradójico, para países como el nuestro es que, desde el punto de vista político, el activo productivo más fácil de desconcentrar, es precisamente la educación. En el mundo contemporáneo se espera que el Estado intervenga de manera decisiva y masiva para redistribuir este activo productivo. C. La educación de la mujer y la pobreza. Todos los estudios realizados demuestran que los hogares que dependen del trabajo de la mujer son los más expuestos, no sólo a la pobreza, sino a una pobreza más intensa, que aquellos que están sostenidos bien por el hombre solo, bien por la pareja. De los estudios realizados, 4 Según datos del Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo, para el conjunto de América Latina y el Caribe, la rentabilidad privada de la educación primaria es del 32%, mientras que la secundaria y superior se igualan en el 23%. Tomado de: PNUD. Educación:. La Agenda del siglo XXI. Hacia un Desarrollo Humano. T M Editores. Primera Edición, 1998. pp.33/34. 22
  • 23. se hace evidente que la importancia de educar a la mujer es determinante, porque la escolaridad femenina significa: a. Menor tasa de fertilidad. b. Menor mortalidad infantil. c. Más educación para los hijos. La educación conduce al individuo y las naciones, hacia la sociedad del conocimiento y a la globalización. Ello ocurre porque existe una relación biunívoca entre la globalización y la revolución del conocimiento. La sociedad global del conocimiento produce impactos promisorios y desafiantes en la educación. La teleinformática, la abundancia de publicaciones científicas y la internacionalización de la cultura, abren nuevos espacios y ofrecen herramientas muy poderosas para la educación en todos los niveles. A pesar de ello, las distancias culturales entre naciones y la manera en que la globalización afecta al empleo en los países que no se incorporan a ella o tienen dificultades para lograrlo, le plantea nuevos desafíos para la educación y los sistemas educativos de los países atrasados. Entre estos desafíos, se destacan las siguientes tensiones: A. Educación para todos o para una minoría. El drama de las poblaciones sobrantes constituye una preocupación generalizada, por cuanto la revolución tecnológica multiplica la productividad de pocos trabajadores súper calificados y hace innecesarios oficios tradicionales no calificados. Ello conduce a la disyuntiva entre formar pocos analistas ―simbióticos‖ para que puedan entrar a la aldea global, o educamos a todos los ciudadanos para el nuevo siglo. B. Dado que la educación universal de calidad es la vía hacia la integración nacional, el crecimiento económico y la superación de la pobreza, junto con el hecho, según el cual, la carrera económica, cultural y geopolítica de los actuales tiempos, ningún país puede cargar con la rémora de unas mayorías improductivas y marginadas. Para países como Venezuela, no tenemos otras opciones que la educación universal de calidad y formación buena para todos. 23
  • 24. C. Educación para ayer o para mañana. La primera tarea de la educación es socializar y transmitir cultura, para asegurar el orden social y la continuidad de la memoria colectiva. Sin embargo, estamos en tiempos de cambios incesantes, presentes en todas partes y autoalimentado, de manera tal que hoy, educar, es educar para el cambio. Es obvio, que para los educadores es difícil tener que educar para el orden social y la memoria colectiva y, simultáneamente, para el cambio: tener que distinguir entre lo duradero y lo desechable, entre lo esencial y lo accidental, entre lo sustantivo y lo ritual. Tener que identificar y transmitir lo válido para situaciones disímiles en apariencia, lo generalizable, lo más abstracto y, por ello, lo más difícil de enseñar. En otros términos, se trata de educar para aprender a aprender, para aprender a plantear y a resolver problemas inéditos. Se trata de educar para la habilidad en el empleo, para la incertidumbre y para la libertad. D. Educación mundialista o localista. Por una parte, la tarea de socialización e integración refieren al fortalecimiento de la identidad y la valoración de lo propio y determina la pertinencia de la educación para las realidades y los problemas locales. Conocer el entorno local, aterrizar la escuela, dirigir la administración de la escuela a las comunidades, la alfabetización de las minorías étnicas en su idioma autóctono, aunque éste sea de uso muy restringido. Pero, al mismo tiempo, existe la necesidad de educar en valores y conocimientos universales válidos, de enseñar la lengua de la aldea global, superar el provincialismo y formar para la tolerancia que implica conocer y aceptar la diferencia. La tensión entre estos paradigmas, inevitablemente se reflejará en los diseños curriculares. Pero su solución no podrá darse en ninguno de los dos extremos, pues para el desarrollo moral son necesarios ambos: tanto la identidad de lo propio como la aceptación del otro. Esto trae como consecuencia implicaciones prácticas y, de suma importancia, para la enseñanza de la ética, la historia, la geografía y las ciencias humanas. El desarrollo del conocimiento necesita tanto de las referencias constante de las realidades concretas como de la generalización a partir de esas 24
  • 25. realidades; de la abstracción que trascienda a conceptos universales, aunque los mismos sean provisionales o imperfectos. E. Educación mediata o inmediata. Durante mucho tiempo y prácticamente en todas partes, la información que las personas necesitaban generalmente se encontraba en pocas fuentes. Actualmente, gracias a la sociedad informática, eso ya no es cierto. Hoy cada vez más, más personas tienen acceso a grandes y diversas fuentes de información. En consecuencia, la educación está obligada en insistir menos en información inmediata y, cada vez más, en formar destrezas para localizar, evaluar, seleccionar, procesar y asimilar información. Más aún: la tecnología, gracias a las realidades virtuales de la informática, está diluyendo las fronteras entre el mundo real y el mundo de lo representado. Esta imprecisión de la frontera, abre nuevos caminos al aprendizaje que exigen nuevas formas de transmisión, acumulación y manipulación del saber social que, antes de suprimir la relación inmediata: maestro / alumno, maestro / maestro, alumno / alumno, permite que las mismas se expresen en nuevas formas, tales como la educación a distancia o las comunicaciones académicas virtuales. F. Educación para el saber o para la vida. Tradicionalmente han existido dos posiciones. Unos consideran que la educación corresponde al espacio donde circulan de manera organizada y sistemática los conocimientos de la sociedad. Otros, insisten en contextualizar y complementar el conocimiento que circula en la escuela, tanto desde el punto de vista del individuo, como de la comunidad. La tensión entre estas dos posiciones se manifiesta, en los diseños curriculares, especialmente de la educación básica. La jornada escolar se divide en asignaturas que corresponden al saber acumulado y se le añaden una serie de contenidos transversales, muchas veces convertidos en asignaturas adicionales, tales como, educación para la democracia; educación sexual; para la paz; educación ambiental; educación estética; en valores, entre otras. 25
  • 26. Pero, en síntesis, no se debe enfocar la cuestión de la educación hacia fórmulas con divisiones y subdivisiones a manera de parcelas curriculares. Se trata de adoptar una fórmula más feliz, la cual induce a concluir que todas las formas de educación deben orientarse hacia cuatro (4) grandes aprendizajes o cuatro pilares de la educación a lo largo de la vida: APRENDER A VIVIR JUNTOS APRENDER A CONOCER APRENDER A HACER APRENDER A SER5 En las regiones del país, el énfasis deberá centrarse en la formación educativa orientada a desarrollar las potencialidades de las mismas. ―Cada región su educación‖ en función de las ventajas derivadas de sus propias especificidades y peculiaridades, para dar su aporte a desarrollar y explotar las ventajas locales. La administración de la educación debe ser descentralizada, para lo cual, las autoridades estadales y municipales deberán asumir responsabilidades operativas con el fin de hacer eficiente la toma de decisiones. En el poder central se conservará la elaboración y puesta en marcha de las grandes políticas de orientación, planificación, supervisión y evaluación de la educación. Por tanto, las regiones deberán disponer de los recursos para una educación básica gratuita y obligatoria, así como para los programas de educación vinculados con las necesidades y requerimientos de la región. Compartimos los fundamentos principistas del papel del Estado democrático que debe responder a los postulados universales de la ―Educación para todos y para toda la vida‖ que promueve la UNESCO, como son: el derecho de todos a la educación sin discriminación de ningún tipo, la gratuidad y la obligatoriedad de la educación, la educación laica, popular y democrática, la educación como función indeclinable del 5 Esta fórmula ha sido sugerida por la Comisión Internacional Sobre la Educación para el Siglo XXI, convocada por la UNESCO, París, 1996, fórmula que sugerimos sea adoptada en Venezuela como el arma fundamental de la lucha frontal contra la pobreza. 26
  • 27. Estado, la educación como servicio público de calidad, el respeto a todas las corrientes del pensamiento, la libertad de enseñanza y de cultos, la educación ambiental, la educación extraescolar, el personal docente de reconocida moralidad y probada competencia profesional y la anatomía de la educación superior, entre otros. En tal sentido, promovemos la participación del Estado y de la sociedad en la búsqueda de una educación para todos de calidad. Consideramos que en todo sistema político democrático y pluralista se debe luchar contra cualquier intento de utilizar la educación como instrumento de adoctrinamiento de niños, jóvenes y adultos dentro de un esquema autoritario y atemorizador que pretenda eliminar la disidencia, el pluralismo, la tolerancia, la libertad de expresión y que estimule la lucha de clases, el irrespeto y la confrontación permanente, entre otros signos antidemocráticos. Consideramos que los estudiantes constituyen el eje principal del proceso educativo y, por ello, el Estado debe fijar estrategias que incidan en la incorporación, el rendimiento y la prosecución de todos los alumnos en los diferentes niveles del sistema, ofreciéndoles las condiciones indispensables para su adecuado desempeño en las aulas a quienes confrontan dificultades económicas, con el fin de disminuir los índices de deserción, repitencia y ausentismo escolar. Solamente con ese esfuerzo se alcanzaría un mayor grado de equidad social y se ofrecería la igualdad de oportunidades para garantizar el postulado de ―educación para todos‖. Salud: clave para la riqueza La salud constituye otro de los pilares fundamentales de la riqueza del país. Las obras de infraestructura física y de servicios dirigidas a mejorar la salud de la población contribuyen a fortalecer las bases de la riqueza del país. Debemos rescatar la visión de los sanitaristas venezolanos que hicieron posible la eliminación de enfermedades 27
  • 28. endémicas que imposibilitaban el venezolano para el trabajo creador. Estos logros, dignos de reconocimiento mundial, fueron posibles gracias a que el país contó con instituciones y el Estado cumplió el papel correspondiente. El Estado no puede delegar la responsabilidad de ser rector en materia de salud. No obsta, sin embargo, para que al atender esta responsabilidad lo haga directamente o través de la iniciativa privada, buscando siempre la forma más eficiente de lograr este objetivo. Seguridad Social, signo de una sociedad rica Este principio, según el cual el Estado debe ser rector, es igualmente válido para el diseño de los Sistemas de Seguridad Social. No puede sustraerse de la responsabilidad de crear mecanismos que garanticen una vejez digna, a cuyos efectos, deberá utilizar los instrumentos más apropiados, públicos y privados, para alcanzar el objetivo deseado. Sin embargo, para su viabilidad, el Sistema de Seguridad Social debe resolver, simultáneamente, el problema de la pobreza generalizada y de la informalidad de la fuerza de trabajo. En este sentido, Venezuela está frente a una gran demanda de asistencia y seguridad social determinante de a una alta presión sobre el Estado, el empresario y la población trabajadora ocupada. Para el diseño del Sistema de Seguridad Social, sostenemos que éste debe ser universal y contributivo, en el cual todos los ciudadanos participen de su sostenimiento, para lo cual es menester corregir la contradicción establecida en la Constitución del 99 donde se establece una oferta de acceso al Sistema, sin contemplar las bases y responsabilidades para sostenerla. Así mismo, propiciamos que el mismo debe ser descentralizado, para garantizar su eficiencia. Desde nuestra concepción socialdemócrata consideramos fundamental incorporar programas dirigidos a estimular la cultura de la Seguridad Social en el país. 28
  • 29. La economía y la pobreza VISIÓN ECONÓMICA Necesitamos articular voluntades en función de un gran objetivo nacional compartido: requerimos de una Visión–País del largo plazo. Al no disponer de ella, lo urgente tenderá a prevalecer sobre lo importante, actuaremos como ―apaga fuegos‖, seremos esclavos de la coyuntura y perderemos la capacidad de aprovecharla en función de lo positivo; perderemos el sentido de lo importante y trascendente; abre espacio a intereses circunstanciales, al predominio de las ―roscas‖, al pragmatismo exacerbado y al oportunismo, todo lo cual dificulta alcanzar los objetivos comunes. No contar con esa imagen objetivo para la acción crea adicción al poder inmediato, socava las bases de sustentación del poder en el largo plazo, de la institucionalidad positiva y deteriora el poder en el futuro. Por estas razones, asumimos la Visión de la Venezuela del Siglo XXI expresada en la ―Visión País Nacional‖ aprobada por el CEN del Partido en septiembre del 2001, mencionada en la parte II de este informe, como referencia para el desarrollo y articulación de voluntades en función de un objetivo nacional compartido. Para alcanzar esa Imagen Objetivo es necesario ganar en nuestros valores socialdemócratas, inherentes a la libertad, la igualdad, la tolerancia y a la flexibilidad a favor de las reformas beneficiosas a la sociedad, junto con aquellos otros que contribuyen al logro de estadios superiores de prosperidad sobre bases sostenibles y sustentables para enfrentar con éxito las nuevas realidades: la armonía en comunidad y la excelencia, que hemos hecho nuestros. 29
  • 30. Entendemos el bienestar y la prosperidad como la satisfacción de las aspiraciones más sentidas del ser humano en un ambiente de estabilidad y armonía social. Concebimos para el futuro a una Venezuela con el índice de desarrollo humano más alto de América Latina, con servicios básicos eficientes en un ambiente y hábitat de alta calidad, con servicios municipales, regionales y nacionales de excelencia, como expresión de la obligación de las instancias gubernamentales de garantizar la calidad de vida de los ciudadanos, con una distribución del ingreso equitativo y progresivo — un coeficiente de Gini muy próximo a cero— y con el nivel de ingreso per. cápita más alto y estable de América Latina. Nos proponemos formar una población bien capacitada, con alto nivel tecnológico, arraigada vocación emprendedora y de trabajo, excelente formación profesional, un nivel educacional y cultural elevado y ampliamente difundido, de modo que no exista espacio para la marginalidad y la exclusión. Concebimos una sociedad en coexistencia con la vida moderna y la tradicional; con el fortalecimiento de la familia y afinidad comunitaria. Con una ciudadanía consciente de que el bienestar se logra con la búsqueda constante de una situación donde se conjugan la satisfacción de las necesidades materiales, con la exaltación de los valores del espíritu y donde el bienestar individual se armoniza con el bienestar colectivo. Un país donde se estimulan los valores auténticos de cada región, como una forma de preservar los valores autóctonos para asumir positivamente el reto de inserción en la mundialización.  Indica el grado de desigualdad en la distribución del ingreso, relacionando la distribución del ingreso con el número de preceptores del mismo. Si el coeficiente es cero (0) no existe concentración del ingreso y si es igual a uno (1), la concentración del ingreso es máxima: en una sola persona. Se plantea que sea lo más cercano a cero posible porque de acuerdo a la información disponible, actualmente este coeficiente en Venezuela es mejor que el de otros países de América Latina. 30
  • 31. Concebimos la libertad como un valor supremo, consagrado como un derecho inherente a la condición humana. No obstante, su disfrute depende de los avances en la consecución de los valores igualdad de oportunidades, excelencia y la armonía en comunidad. Sólo en un ambiente de libertad es posible alcanzar el conocimiento y desarrollar las capacidades creativas, la innovación, el talento y las destrezas que se requieren para enfrentar con éxito los retos de la mundialización. Pero, la genuina libertad, está asociada intrínsecamente a la responsabilidad, porque sólo hay libertad cuando se puede optar entre actuar de un modo o de otro; cuando se pueden determinar los objetivos personales y elegir los medios que cada cual estime mejores para alcanzarlos. En nuestra imagen objetivo concebimos el pleno disfrute de la libertad en democracia. Con instituciones que garanticen el respeto a la integridad, el honor, la reputación y el derecho de propiedad. Donde las acciones y las políticas públicas sean diseñadas sobre la base de principios que preserven, respalden y legitimen el valor de la libertad y se expresen en los campos de la opinión, la fe, el pensamiento, la creación, la conducta comunitaria, la movilidad social, la elección, el libre albedrío, la iniciativa individual, la crítica y la discrepancia para reforzar la libertad ciudadana. Pero, así mismo, entendemos que ello dependerá del logro simultáneo que podamos alcanzar en los valores de la igualdad de oportunidades, de la armonía en comunidad, de la excelencia y del pleno ejercicio de la tolerancia, del respeto y estímulo a la crítica y la discrepancia, con real ejercicio de la democracia efectiva, como garantía de que los ciudadanos sean efectivamente soberanos. La libertad y la economía. La valoración objetiva de la producción económica se realiza y surge de relaciones sociales libres. Sin libertad, la producción pierde ese contenido; sin libertad, se producen productos materiales, pero no valores económicos porque éstos, sólo logran serlo, al devenir de relaciones libres entre los 31
  • 32. seres humanos: son esencial e intrínsecamente sociales. La producción social emana de la libertad humana emprendedora. No se puede hablar de responsabilidad sin libertad. Sin decisiones libres no se pueden exigir responsabilidades. Es sobre la base de decisiones libres que los individuos se dirigen a la consecución de sus objetivos, porque así lo han decidido y es así, que se apropian y se responsabilizan de las consecuencias de sus decisiones. Por eso, no puede haber responsabilidad sin libertad, pues ésta no sólo significa que el ciudadano ha tenido la oportunidad de elegir, sino que, además, le impone soportar las consecuencias de su acción. Es por eso que libertad y responsabilidad son inseparables. La propiedad es intrínseca a la libertad. Sólo se puede poseer lo que se tiene, si realmente se dispone libremente de ello. Libertad e institucionalidad. La institucionalidad permite expandir la creatividad en todas las ciencias y las artes y, muy especialmente en la economía, mediante el derecho de propiedad. La competencia lleva en sí la observación de la normativa general del juego del mercado y, por ello, es su institucionalidad. La libertad y la inherente responsabilidad, permiten y fomentan la competencia. Si se necesita actuar en libre competencia, inevitablemente debe permitirse que la ejerzan todos, para que cada cual pueda ser protagonista sin ser discriminado. La libertad responsable se convierte así, en efectiva y creativa. Libertad y tolerancia. En el mundo contemporáneo en continuo cambio, no tiene cabida el pensamiento rígido con una sola perspectiva de entendimiento. Es imprescindible incorporar las diferentes visiones para obtener el vector, cuya direccionalidad, esté comprometida con el futuro, con la verdad, porque, al respetar la libertad personal, la verdad nos hace libres, porque ella es libre. 32
  • 33. Entendemos el valor Igualdad como el derecho de todo ciudadano de acceder a la salud, a la justicia, a la educación, a las manifestaciones de la cultura y, en general, a las actividades de su preferencia, como la vía para alcanzar su realización personal y las metas de superación a que aspira todo ser humano. Por tanto, lo entendemos como Igualdad de Oportunidades. Visualizamos una Venezuela donde todos los ciudadanos tengan igualdad de oportunidades, garantía del disfrute de los derechos ciudadanos sin discriminación de ningún tipo —religiosa, racial, sexo, edad— y, donde el respeto a las minorías, se ejerza cabalmente, con efectivo acceso a la justicia para todos los ciudadanos. En síntesis, un país con ciudadanos responsables, conscientes de que sus derechos comportan deberes. Donde cada individuo, al tiempo que encuentra la oportunidad para alcanzar sus metas personales, tenga conciencia de que, para alcanzarlas, requiere empeñar sus capacidades y esfuerzos. La consecuencia real del funcionamiento de este valor, consiste en una fluida y efectiva movilidad social, como medio adicional para anular la exclusión social y fortalecer las bases de la democracia y la libertad. Por tal razón, consideramos a la educación como el medio determinante para el logro de esta Visión. El valor la armonía en comunidad está asociado a la solidaridad social, a la vocación de servicio, al espíritu de desprendimiento, y a la disposición de servir a la comunidad. Las sociedades que practican y hacen suyo este valor presentan un alto grado de nivel civilizatorio. Sabemos que la humilde sociedad venezolana de antaño, contó y disfrutó de una elevada valoración de lo comunitario, razón por la cual estamos convencidos que, a pesar del deterioro actual de este valor, el mismo está latente, de manera que, en la medida en que cambien las actuales circunstancias que lo han deteriorado, los ciudadanos asumirán un efectivo ejercicio de sus derechos y 33
  • 34. obligaciones, como requisito para una sana y armoniosa vida en comunidad, dispuestos a dedicar parte de su tiempo a la comunidad, a valorar y respetar lo público, junto con una activa acción de las instituciones para preservar lo que es de todos y alta responsabilidad empresarial en su relación con el ambiente natural, el urbano y con el hábitat y estímulos al logro como motivación en la gestión pública de los ciudadanos. Una sociedad en la cual, el logro individual se respete, se admire y se exalte con proyección comunitaria, vocación de servicio y espíritu de desprendimiento. Mientras mayor es el número de instituciones dedicada a lo público, a lo colectivo, mayor es el desarrollo de la comunidad y el afianzamiento de los tejidos sociales que le dan sustentación a la democracia y a la libertad. La excelencia es la vocación por las cosas bien hechas, el afán por lograr que los demás se sientan reconocidos en la obra que realizamos al procurar que estas trasciendan y se universalicen. Está asociada a la eficiencia, la eficacia, la calidad, la productividad y la competitividad. Pero, así mismo, su práctica, implica inevitablemente el ejercicio y plena vigencia del Estado de Derecho, como condición necesaria para hacer efectivo el respeto a los derechos ciudadanos, como el clima apropiado para contar con un ambiente apropiado para ser eficientes. Para hacer efectivo el afianzamiento de los valores libertad, igualdad de oportunidades y la armonía en comunidad, se requiere aplicar la excelencia tanto al ámbito de lo económico, como al político, al social y al institucional. En el ámbito de lo económico, la excelencia, implica que cada ciudadano pueda dedicarse a la actividad productiva de su preferencia, exige que el derecho de  Implica que no tiene cabida el populismo, en aras del cual, se le permite a las personas hacer lo que quiera irresponsablemente, con tal de que voten por mí.  Implica que no se le deja únicamente al Estado todo lo relacionado con la comunidad, sino que los ciudadanos —por tanto, hombres libres y soberanos—, de “motu propio” y positivamente, actúan y colaboran con la comunidad. 34
  • 35. propiedad sea respetado y la iniciativa individual estimulada. La excelencia en lo económico, está contenida en la expresión de Frederick List, ―la capacidad para crear riqueza es más importante que la riqueza misma‖, es decir, que la base de la prosperidad permanente de un país está en la capacidad de su gente para producir bienes y servicios demandados por la comunidad. De ello se deriva que educación debe estar vinculada al desarrollo de la capacidad productiva de la población como base de la de la verdadera riqueza del país. También implica que el país debe desarrollar una difundida vocación competitiva en todos los ámbitos de la acción pública y privada, así como una arraigada cultura emprendedora. Exige el estímulo y promoción de la actividad empresarial por parte del Estado concentrándolo sólo en el empresario dispuesto a asumir los riesgos que implica la búsqueda y aprovechamiento de oportunidades, con espíritu competitivo y alto sentido de responsabilidad social. Asimismo, demanda del empresario y el inversionista, una acentuada vocación exportadora como expresión de una alta capacidad competitiva. Implica, a la vez, una positiva y activa presencia en la globalización, alta vocación por la eficiencia, productividad, creatividad, innovación, logro y calidad, como rasgos distintivos de una cultura que valora la excelencia y emula, exalta y reconoce el éxito. En nuestra Visión, la excelencia, se asocia a una economía altamente diversificada, donde las exportaciones no petroleras representen más del 90% de las exportaciones totales —sin que deje de crecer la producción y exportación del petróleo venezolano— a una mejoría permanente del clima general para la inversión y a la creación de un clima apropiado para que el ahorro generado por los venezolanos sea invertido en el país. La excelencia está vinculada a una praxis, donde la inversión, además de fomentar el crecimiento económico, contribuye al desarrollo de la comunidad donde se desenvuelve. En términos de políticas públicas, la excelencia, exige la creación de un clima de estabilidad económica, política y social que estimule la inversión, la formulación de 35
  • 36. políticas favorables a la creación de empleo productivo, al mejoramiento de las condiciones de los trabajadores, la aplicación de medidas para corregir las distorsiones del mercado y conductas que afectan la libre competencia. Pero, así mismo, exige una activa intervención de las instituciones del Estado para que los frutos de la riqueza se difundan, se corrijan las desigualdades que se puedan generar en el proceso de creación de la riqueza y, por esta vía, contribuyan a fortalecer la democracia, lo cual impone, que las transferencias de ingreso sean consistentes con el trabajo y el mérito, en sustitución del reparto demagógicamente populista. En el ámbito político, la excelencia, se evidencia cuando la política es aceptada como una actividad de prestigio reconocida y respetada por la comunidad; cuando funciona el indispensable equilibrio de poderes; cuando, opera la renovación del liderazgo y éste se hace con base en la evaluación constante de los ciudadanos. La excelencia impone que el liderazgo se consolide mediante la libre elección de líderes que gocen del reconocimiento de los ciudadanos porque han sabido ganarse el respeto con su actuación honesta y responsable. Determina que se induzca el mejoramiento del liderazgo a través de la capacidad ejercida por los ciudadanos para exigir de ellos el cumplimiento de su misión con sentido positivo. La excelencia termina por imponer el desarrollo y el fortalecimiento de la vida política, resultante de la pluralidad de instituciones políticas, sociales y comunitarias. La excelencia determina que el Estado se concentre en los servicios esenciales como el medio propicio para el desarrollo de la iniciativa privada, la salud, la educación, la seguridad personal y social, la administración de justicia, la defensa de la soberanía, la representación institucional y la dignificación y exaltación de la función pública, como condición necesaria para atraer a los ciudadanos más capacitados, de mayor prestigio y sentido de responsabilidad y amor por el país. 36
  • 37. En la dimensión institucional, la excelencia, determina la prosperidad de la autonomía institucional y refuerza dinámicamente el equilibrio de los poderes y, en esa medida, induce a la colaboración de los poderes para la consecución de los fines del Estado y compromete a las instituciones con la consecución y preservación de los valores permanentes y la Visión que se tiene del país. La eficiente actuación de las instituciones para el logro de sus misiones y objetivos, exige que se practique la excelencia. Las instituciones acordes con las nuevas exigencias que plantea la necesidad de pasar de una economía rentista a una economía productiva y participar positivamente en la globalización, necesariamente tienen que ser excelentes y deben estar dotadas de los recursos e infraestructura requeridas para cumplir con excelencia su cometido. La excelencia le impone a las instituciones públicas sobreponer los intereses supremos del país por encima de los intereses particulares, de grupo y de las exigencias y presiones circunstanciales del Ejecutivo Nacional. Las instituciones abiertas a las nuevas tendencias que plantean los compromisos que se derivan de la participación del país en esquemas de integración, sólo tendrán éxito si asumen el valor de la excelencia en sus actuaciones; la eficacia —efectividad y eficiencia— y el logro, como norma de comportamiento en el desempeño de sus funciones institucionales, están determinados por el valor de la excelencia. En la medida en que se practicase, en los distintos ámbitos de la actuación pública y privada, se consolidan las bases de la libertad y la democracia. Situación actual. Después del progreso logrado durante el lapso comprendido entre 1959 hasta el 1974–75, no obstante los grandes esfuerzos que se han realizado, Venezuela sólo ha 37
  • 38. logrado crecimientos espasmódicos del PIB y sostenidas expansiones de la pobreza y del deterioro social. El petróleo mantiene un papel determinante en la economía nacional: al tiempo que genera la mayoría de las divisas, también genera grandes distorsiones en el resto de la economía y, desde 1974 hasta el presente, se ha utilizado en forma crecientemente rentista. Aunque Venezuela presenta una posición favorable para el abastecimiento de mercados claves en la economía mundial, el crecimiento de la oferta global tiende a ser mayor que el de la demanda, lo cual determina una inexorable tendencia de los precios a niveles moderados. Exportamos más petróleo y obtenemos más divisas que hace veinte años y, en lugar de desarrollarnos hemos retrocedido. Todo indica que el modelo de desarrollo impulsado por el Estado basado solamente en el petróleo no es viable. Para salir de la recesión, la economía venezolana requiere una corrección radical del erróneo carácter que se le ha atribuido a la actividad petrolera desde la década de los setenta. En lugar de ser un enclave deformante del resto de la economía, debe pasar a ser un sector integrado y dependiente del resto del cuerpo económico. En la economía venezolana, al ocurrir aumento de las reservas internacionales, debidos casi exclusivamente al incremento de los ingresos petroleros, simultáneamente se debilita la productividad y competitividad del resto de la economía y surge la gran contradicción: el bolívar que, debería apreciarse por el crecimiento de las reservas internacionales, se deprecia, en términos reales, por la pérdida de productividad y competitividad de la economía, la cual cae en una paradójica trampa económica, que repercute en la relación entre las esferas fiscal, monetaria y financiera. 38
  • 39. El tipo de cambio presenta una contradicción entre la presión inflacionaria —real o subyacente— producida por el incremento de los ingresos petroleros y la disminución de la productividad no petrolera. Frena el desarrollo sostenido y sustentable y conduce a recurrentes crisis que afloran por dos vías. O se hace insostenible abastecer a la economía nacional con importaciones o, al ocurrir una disminución en los ingresos petroleros —variable no controlable por el país—, emerge un signo monetario depreciado en términos reales, reflejo del deterioro de la productividad y competitividad nacional. Las reservas internacionales descienden cuando el aparato productivo interno está debilitado; las compuertas del desempleo se abren en la medida de la caída de la producción y surge la devaluación violenta como recurso para cerrar la brecha entre apreciación monetaria y la depreciación real generadora de la inflación incontrolada. El déficit fiscal se torna inmanejable e incapacita al Estado de honrar sus deudas, todo lo cual desata una serie de indeseables secuelas sociales. Este conjunto de debilidades derivan de las deformaciones estructurales de la economía venezolana y la notable ausencia de una estrategia integral de desarrollo. Al mantener a la actividad petrolera como su enclave, se contribuye a la vulnerabilidad de la economía nacional y limita el potencial que tiene ese sector para apuntalar el fortalecimiento y transformación de la totalidad del sistema. El mercado financiero y de capitales doméstico no cuenta con suficiente profundidad para atender las necesidades de los sectores productivos. Adicionalmente, los déficit del sector público exigen recursos monetarios nacionales, que limitan la participación del sector privado en la cartera de créditos. Al aplicar estos recursos a gastos públicos improductivos, además de coadyuvar a la inflación, impide que el ahorro financie el desarrollo. Pero, además, la eliminación de los déficit fiscales constituye un arma de doble filo para reactivar la economía desde la esfera fiscal: si el cierre del déficit se intenta con aumento de los impuestos se crea mayor recesión y, con la reducción del gasto también. 39
  • 40. En las Finanzas Públicas se ponen de relieve tres elementos básicos: la rigidez del gasto, determinada por los compromisos contractuales que tienden a ser cada vez mayores, destacándose el servicio creciente de la Deuda Pública; la asimetría en la composición del gasto por el gran peso del gasto corriente en detrimento de la inversión; y, la ineficiencia del gasto público para impulsar el crecimiento del PIB. Las empresas medianas y pequeñas, las que tienen mayor potencial para insertarse en la globalización y generar empleo, han sido sometidas a grandes descalabros y presentan una deficiente estructura, tanto de su capital financiero —accionario y crediticio— como del capital real —tecnológico y humano—.Como complemento, el predominio de formas oligo y monopólicas en el mercado nacional impiden una adecuada inversión real, clave para el desarrollo económico del país. Para erradicar la pobreza es imprescindible orientar la economía venezolana por la ruta de un genuino desarrollo económico sostenido y sustentable, en un ambiente de justicia socioeconómica y profundamente democrático, lo cual impone inducir la actividad económica hacia la prosperidad, basada en la producción en lugar del rentismo; sustituir el proteccionismo, el estatismo, el intervencionismo y las medidas dirigidas al crecimiento hacia adentro de la economía, por acciones hacia la economía abierta, de manera que al tiempo que expanda la actividad económica, fortalezca la generación de las ventajas competitivas factibles de desarrollar en el país y se anulen las deformaciones oligo y monopólicas. Simultáneamente, es preciso crear el contexto adecuado para el desarrollo de una economía sana. Nuestra Prospectiva Las deformaciones estructurales de Venezuela, no permiten soluciones al corto plazo y, con medidas exclusivamente coyunturales, no hay solución. Estamos obligados a realizar reformas estructurales profundas, dirigidas a modificar el funcionamiento de 40
  • 41. la economía nacional y reducir drásticamente su vulnerabilidad. Es necesario diversificar selectivamente la economía. Sin reformas radicales de ésta índole, el futuro económico del país no es viable. Nuestra Imagen Objetivo de la economía venezolana coherente con nuestra Visión País, debe ser competitiva, altamente diversificada, con vocación exportadora y con presencia positiva en la globalización. La competitividad es la práctica difundida de la productividad a todos los niveles y refleja en una fuerte presencia de las exportaciones en los mercados internacionales. Ella depende de que las asentadas en el país —nacionales y extranjeras—, puedan desarrollar y mantener ventajas en determinados campos en particular; sean líderes mundiales o regionales en uno o varios sectores y puedan competir en mercados internacionales crecientes, aún con bienes y servicios que no estén destinados a la exportación —pues la competencia internacional también tiene que ver con las importaciones— y ser capaces de alcanzar elevados y ascendentes niveles de competitividad, en los sectores donde compitan y produzcan bienes y servicios de alta calidad. Para ello, se formularán políticas públicas que proporcionen el marco apropiado con base al proyecto nacional y a proyectos regionales y municipales bien definidos y su divulgación y promoción. Debemos aplicar la política de “empujar lo que se vaya moviendo” y atender al principio, según el cual, “nadie mejor que el inversionista está en capacidad de determinar donde están las mejores oportunidades de inversión”. Debemos mantener una gobernabilidad local basada en la cohesión social y la participación cívica, con el apoyo de un ámbito público insertado en los sistemas de comunicaciones globales, capaz de suministre a los agentes sociales y económicos, información útil y oportuna sobre los procesos mundiales. 41
  • 42. Para que las empresas competitivas se asienten en el país, debe establecer un ámbito público, en la dimensión de los sistemas urbano–regional, capaces de movilizar sus recursos económicos para dinamizar los servicios básicos altamente eficientes. Capaces de dar permanente apoyo a los agentes económicos y sociales allí ubicados o susceptibles de ubicarse en ellos, con base en políticas de naturaleza ―incentivo exportador‖, que favorezcan la sinergia económica y social y la innovación continua. Capaces de crear condiciones en sus sistemas urbano–regionales, para disponer, no sólo de mano de obra capacitada, sino de los medios para su capacitación y perfeccionamiento permanente, así como de sistemas de información y apoyo a las empresas ubicadas en esos espacios para facilitar e impulsar los potenciales exportadores locales. Tenemos que contar con Instituciones Políticas representativas, eficaces y transparentes que actúen según normas claras y estables en sus relaciones con los agentes privados. Pero, también debemos promover un ámbito privado capaz de desarrollar permanentemente ventajas competitivas, para que sus empresas logren un proceso sostenido de efectividad, sean capaces de elevar su productividad para mejorar la calidad de sus productos y mantener una permanente superación en la eficiencia de su producción. Como marco institucional general favorable a la competitividad del país, se requiere la adecuación de normas legales sencillas, claras y, sobre todo, estables para un ágil funcionamiento de los factores productivos, que facilite su adaptación a una  Movilizar los recursos económicos significa que los recursos financieros deben ser aplicados de manera que no sólo promuevan actividad económica, más allá de lo que tradicionalmente se ha concebido como intrínseco a la gestión municipal, sino que tengan retorno y, además, sean la base de la generación de nuevos y más abundantes recursos financieros, porque los ciudadanos paguen con agrado sus impuestos municipales porque son retribuidos con una excelente calidad de vida. 42
  • 43. productividad creciente y a la flexibilidad que, a los efectos de la productividad y la innovación, debe haber en los mercados de trabajo y de capitales. La vocación exportadora implica la práctica del valor excelencia y que las empresas en él asentadas sean altamente competitivas. Nuestra concepción de una economía venezolana con esta vocación, se expresa en la posibilidad real de que el peso relativo de la producción no petrolera sea muy alto, con relación a la economía nacional. Implica que las empresas no petroleras, como condición ―sine qua non‖, hayan logrado un nivel de competitividad y productividad que les permita dejar de depender del petróleo, gracias a que su propia dinámica competitiva las faculte para insertarse ―con personalidad propia‖ en la globalización, mediante el comercio exportador, así como competir internamente con el comercio importador. Es decir, visualizamos a la economía venezolana sin la vulnerabilidad actual derivada de su alta dependencia del petróleo. Como condición ―sine qua non‖, debemos impulsar la estructuración de una sólida y creciente economía no petrolera capaz de insertarse de manera dinámica en los mercados internacionales, lo cual sólo es posible con bienes transables competitivos, a través del desarrollo de un importante número de cadenas productivas, articuladas en “racimos” de actividades de diversos sectores y subsectores [―clusters‖]. Poner el énfasis en los productos transables más que en los no transables tiene que ver con tres aspectos claves: a) sólo con ellos es posible competir e insertarse en los mercados internacionales; b) en la medida que se desarrollan ―clusters‖ de productos transables, se impulsa la generación colateral de productos no transables pero, si el énfasis se pone en los no transables, no hay garantía de que impulsen la producción de los transables; y, c) además, toda producción no dirigida a la exportación, debe tener el carácter y la calidad de bienes y servicios de comercio internacional, porque tienen  En términos porcentuales del PIB, aunque con una producción petrolera con un normal crecimiento. 43
  • 44. que competir con las importaciones, las cuales contienen esas características y calidades. Visualizamos una Venezuela con un entorno macroeconómico estable que garantice el desarrollo de la productividad y competitividad de la economía real, como el elemento determinante de una fuerte y diversificada economía exportadora. Si bien la vocación exportadora está vinculada a la competitividad de las empresas asentadas en el país, ella no debe derivar de manipulaciones artificiales del tipo de cambio, sino de la productividad y competitividad de la economía real. Desde la perspectiva macroeconómica se debe lograr que la economía tenga un tipo de cambio estable cuya estabilidad no sea arbitraria ni manipulada, sino el resultado de adecuadas políticas monetarias, fiscales y financieras que, a la vez que garanticen los equilibrios macroeconómicos para evitar devaluaciones recurrentes, correspondan a la competitividad real de la economía nacional. Es decir, que no sea una economía con fuerte impulso exportador inducido por en una falsa competitividad derivada de la devaluación o manipulación del tipo de cambio. Consideramos inevitable una amplia diversificación de economía venezolana no petrolera, como complemento ineludible de la máxima reducción posible de su vulnerabilidad actual y clave determinante del desarrollo económico sostenido, sustentable y estable. Dicha diversificación debe impulsarse a partir del desarrollo de aquellas actividades donde contamos con las mayores posibilidades de transformación de nuestras ventajas comparativas en competitivas y constituye las mayores fortalezas económicas del país, a través de diversas cadenas y conglomerados productivos prioritarios, estimulados mediante políticas públicas industriales inherentes a estas áreas prioritarias, al arbitraje justo y positivo hacia la armónica vinculación ―cliente–proveedor‖ en las articulaciones intersectoriales e ínter empresariales y, en lugar de políticas de subsidios, la aplicación de incentivos dirigidos al incremento sostenido de la productividad. Para esta diversificación, la 44
  • 45. acción del Estado se deberá encaminar al mejoramiento del cuadro jurídico e institucional general y sectorial. Es deber del Estado, apoyar al desarrollo mediante la inversión en infraestructuras físicas y su mantenimiento, estimular el desarrollo de las comunicaciones, del transporte, de la información e incidir en el mejoramiento del capital humano. El Estado debe abrir espacios de mercado al sector privado, tanto en el ámbito nacional, como en el internacional, en lugar de ser inversionista y productor de bienes y servicios que deben ser producidos por el sector privado. La diversificación de la economía es poco compatible con estructuras deformadas del mercado, vale decir, con las formas mono y oligopólicas, pues éstas no sólo frenan la productividad y la innovación, sino que atentan contra la libertad. En el mundo contemporáneo, al tiempo que las tendencias mundiales tienden a impulsar la competencia, se hace necesaria la intervención normativa del Estado para garantizar el mayor grado posible de libertad y de bienestar en términos de bienes y servicios a precios competitivos, en beneficio de la elevación de la calidad de vida de los ciudadanos. Simultáneamente con el impulso a los mercados competitivos, tendremos que impulsar la demanda por los conocimientos y las tecnologías necesarias para apuntalar la capacidad competitiva de los productos nacionales, tanto en los mercados locales como en los internacionales. A tal efecto, el Estado tiene la obligación política de apoyar y estimular programas estratégicos basados, en la medida de los posible, en una administración compartida entre el sector público y el privado, que atiendan a la utilidad social, la factibilidad económica y la oportunidad político / financiera de cada uno de ellos, con una política de Estado, que impulse decisiones de asignaciones de recursos basados, tanto en la calidad de las iniciativas determinadas por criterios técnicos, como por el juicio y experiencia de quienes están en el aparato productivo. Con Tecnológicos, Universidades, Escuelas Técnicas y similares considerados como parte esencial para el desarrollo de los grandes planes nacionales, apoyada e integrada 45
  • 46. al proceso de cambio con alta excelencia en lo académico y en lo económico. Con las instituciones dedicadas a la producción de conocimiento, reestructuradas de forma que funcione cabalmente una asociación estructural y coherente entre el conocimiento y el aparato productivo que genere y garantice el progreso de una economía que no esté basada en la mera y simple exportación de materias primas. Los procesos económicos reales han estimulado la necesidad de dar cada vez mayor salida a la producción, la cual necesita establecerse y crear vínculos en todas partes. El impulso del mercado mundial ha dado carácter cosmopolita a la producción y al consumo en todos los países y, a pesar de los criterios reaccionarios, le ha quitado su base nacional a la industria. Las obsoletas industrias se destruyen continuamente, sustituidas por nuevas industrias cuya presencia se convierte en vital para todas las naciones civilizadas. Son industrias que emplean materias primas de cualesquiera regiones del mundo y cuyos productos, no sólo se consumen en el propio país, sino en todas partes del planeta. En lugar de las antiguas necesidades satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman productos de los más diversos y apartados climas y países. En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a sí mismas, se establece un intercambio universal, una interdependencia de naciones, en lo referente no sólo a la producción de bienes y servicios, sino también a la producción intelectual. La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas, de manera que la estrechez y el exclusivismo nacionales resultan actualmente imposibles. Gracias al permanente perfeccionamiento de los factores de la producción y el desarrollo de los medios de comunicación, el proceso de la globalización arrastra la corriente de la civilización a todas las naciones, aún hasta las más atrasadas. Los bajos precios de las mercancías derrumban cualquier muralla nacional; obliga a todas las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo de producción contemporáneo. Se está forjando un nuevo mundo. 46
  • 47. Pues bien, apreciamos a Venezuela integrada en una tupida red mundial de acciones y relaciones económicas, sociales y culturales a través de circuitos electrónicos articulados con procesos reales locales, con patrones de producción, de acumulación de capital y de comercialización modificados de manera que todas esas acciones y relaciones estén entrelazadas en el ámbito mundial. Ello será posible al contar con un importante número de miembros de la sociedad venezolana capacitado para asumir esos cambios y adaptarse al progreso, capaz de aprovechar las innovaciones tecnológicas. Una sociedad —tanto las empresas como la sociedad civil y las instituciones públicas— que ha eliminado los paradigmas obsoletos y ha desarrollado nuevos modelos para la convivencia social aprovechando los productos de la tecnología. De allí, que consideremos a la educación como la variable económica más importante de la contemporaneidad. Aunque parezca paradójico, la inserción adecuada a la mundialización, será con una estructura socioeconómica y política profunda e irreversiblemente descentralizada, donde los agentes del desarrollo hayan irrumpido en las decisiones urbanas y, donde sus acciones económicas y sociales directas e indirectas, cada vez más, influyan en las decisiones urbanísticas; con movimientos sociales cada vez con mayor peso en el urbanismo y una sociedad civil que toma parte en el proceso de desarrollo urbano. Con una dinámica competencia entre ciudades, y regiones para atraer actividad económica progresivamente más fuerte gracias a que sus dirigentes utilizarán todos los instrumentos a su disposición para enfrentar estos retos. Con una gestión pública que impulsará la incorporación de innovaciones tecnológicas; que actuará con gran  La urbanización se refiere a la articulación espacial continua o discontinua de población y actividad. La ciudad es un sistema específico de relaciones sociales, de cultura y de instituciones políticas de gobierno y engloba tres ámbitos de estrategia local: a) la productividad y la competitividad económica; b) la integración sociocultural; y c) la representación y gestión política. En consecuencia, entender lo urbanístico solamente como un acto de construcción de calles, sistemas de servicios, viviendas y centros productivos, es no sólo una visión limitada, sino errónea. Esos aspectos son sólo una parte de lo urbanístico y, por cierto, la menos importante, porque la ciudad es la gente. 47
  • 48. transparencia en los procesos de planificación del desarrollo de las ciudades, regiones y del país y su acción estará orientada hacia la focalización de los procesos y el entendimiento progresivo de los intereses de los actores involucrados en el desarrollo socioeconómico de la ciudad, la región y el país. Será con ciudades donde se aplicarán nuevas tecnologías para resolver los problemas sociales, promover oportunidades de empleo para minorías y grupos marginales, formar y emancipar a los ciudadanos —dándoles poder político y económico—; con ciudades convertidas en centros difusores de innovaciones dirigida a la calificación de su Mano de Obra para la investigación, con centros universitarios y de investigación, para optimizar los medios de transporte, aproximar a sus ciudadanos a los mercados regionales, nacionales e internacionales, a elevar la calidad de vida de los mismos y con una ―economía de densidad‖ —gran demanda de bienes y servicios concentrada localmente—, es decir con ciudades bien equipadas, bien comunicadas y con disponibilidad de Recursos Humanos emprendedores y bien calificados, vale decir, con ciudades inteligentes, es que estaremos más y mejor integrados a la mundialización. De todos los grandes desafíos que el presente enfrenta, el de mayor fuerza, por su carácter abarcador y penetrante es el de la globalización, entendida como mundialización, significado que supera los anteriores criterios de internacionalización y transnacionalización. Nos enfrentamos a un complejo proceso que posee múltiples expresiones en lo científico tecnológico, en lo económico, en las comunicaciones, en lo cultural, político y social y que supone riesgos y oportunidades que deben procesarse responsablemente en los países, para no quedar al margen de los flujos mundiales positivos y ponernos a merced de las expresiones negativas, excluyentes y delictivas que ofrece la cara perversa de la globalización. El cambio de era que se ha producido por el abandono creciente de los paradigmas que dominaron al mundo hasta casi los finales del siglo XX, en lo económico, 48
  • 49. político, social, cultural, tecnológico, cognitivo, ambiental y espiritual y del cuál la globalización es una de sus expresiones más concretas nos enfrenta y obliga como partido con vocación del servicio democrático y responsabilidad ética, al análisis de la realidad venezolana en ese contexto y nos impele a ofrecer las mejores fórmulas programáticas que desde nuestra acción pública puedan dar respuesta eficiente a las hondas necesidades que enfrentamos como país. Venezuela cuenta con potencialidades superiores al petróleo para el desarrollo sostenido y sustentable, en producciones articuladas, a partir de minerales metálicos y no metálicos que pudiera originarse en la explotación de dichos minerales; petroquímica; sector agrícola y agroindustrial tropical, incluido el frutícola, el pecuario y la pesca; la cadena forestal; el conglomerado turístico, entre otros. Desde el punto de vista de un potente desarrollo económico, estas áreas presentan una potencialidad superior y más estable a mediano y largo plazo que el petróleo, son altamente generadoras de empleo y creadoras de valor agregado nacional. Reconocer que adoptamos modelos de desarrollo económico que no contribuyeron ni generaron los beneficios esperados, es imprescindible para formular una nueva estrategia económica que nos permita fortalecer competencias claves para exportar bienes y servicios y adoptar una orientación exportadora, basada en la capacidad para competir en segmentos y sectores de la industria, para canalizar esa energía y recursos, alinear esfuerzos y construir capacidades detrás de éstos objetivos. Además de una fuerte inversión privada, se requiere de un soporte selectivo de la inversión pública sin ocupar el espacio de aquella. El gasto público, dada su rigidez, no puede ser elemento central para estimular el crecimiento económico. Debe dedicarse a cubrir las necesidades sociales y a la deuda pública. En este orden de ideas, proponemos las siguientes directrices estratégicas básicas: 49
  • 50. A. Reforma del funcionamiento global de la economía nacional. Estructuración de una red generadora de competitividad para transformar la economía rentista en productiva. Ello requiere que reduzcan los costos transaccionales en las relaciones productivas, mercantiles y financieras: eliminar las formas, procesos y relaciones de carácter clientelar y sustituirlas por relaciones y procesos transparentes, abrir espacios a la competencia y el control de las colusiones económicas; abrir la economía a gran velocidad, pero con una adecuada gradualidad en su aplicación, tomando en cuenta las características técnicas y de productividad de las distintas ramas de la actividad económica y, además, estimular e impulsar la reestructuración del acervo de capital para el desarrollo económico. B. Reducción de la vulnerabilidad de la economía venezolana. La reducción de la vulnerabilidad de la economía venezolana sólo se puede lograr, eliminando su excesiva dependencia del petróleo y la diversificación selectiva de la economía no petrolera, donde la iniciativa privada sea la llamada a liderar los desarrollos industriales respectivos, en un proceso de apertura para insertar la economía nacional en la globalización. Invertir el proceso actual: poner a la economía petrolera al servicio de la no petrolera. No significa el deterioro de la industria petrolera. Se requiere su fortalecimiento para apoyar la diversificación y desarrollo de la economía no petrolera. Ello impone que la política petrolera del Estado venezolano abra paso a las reservas comprobadas con que cuenta el país. Desarrollar tecnologías, mercados, y recursos financieros, que nos permitan poner el petróleo al servicio de la prosperidad del país. Tenemos que repensar el modelo petrolero, de manera que continúe evolucionando en las próximas décadas, pues en un marco de alta incertidumbre en precios, donde día a día se suman nuevos hallazgos de petróleo en distintas partes del mundo y los avances tecnológicos apuntan a la reducción 50
  • 51. significativa de los energéticos fósiles, se requiere una estrategia que asegure mercados de exportación para el país, en el menor plazo posible y atraiga inversiones y tecnologías para fortalecer nuestra oferta de crudo y de sus derivados. Se hace patente que el esquema de nacionalización que se adoptó en los 70’ presenta señales de agotamiento. Por lo tanto, debe revisarse el mecanismo de participación según el cual se desarrollará la actividad productiva, tanto en petróleo crudo como en los productos que integran la industria. AD apoya el ingreso de nuevas figuras adicionales a PDVSA en la conformación de los mercados que integran la industria petrolera, de forma que se profundice el proceso de nacionalización mediante el estímulo al mercado de capitales, permitiendo el aporte de capital accionario y el acceso de particulares a concesiones de exploración, explotación y desarrollo de la industria en actuales y nuevas fases. La participación del capital privado nacional e internacional es una necesidad, así como la promoción de la competencia en la industria en todas las fases del negocio. C. Consolidación y fortalecimiento de la plataforma energética nacional al servicio del desarrollo nacional. Para impulsar de manera sostenida el desarrollo de la actividad productiva de bienes y servicios, tanto para la demanda nacional, como para la exportación, requerimos de una poderosa plataforma energética. Apoyarse en la expansión petrolera y del gas y usar parte del recurso natural para generación de energía y, parte de los ingresos netos de divisas provenientes de su exportación, para apoyar la inversión en generación de energía y el crecimiento y renovación tecnológica de las ramas productivas prioritarias, así como, para continuar la expansión de la capacidad de generación hidroeléctrica en función de la estrategia de desarrollo nacional y de la ocupación territorial que derive de dicha estrategia. 51