En nuestra época, es probable que tengamos algunos malos jefes, debido a un fallo fatal de carácter o de costumbre que les hace insoportables y, como no quieren verlo, no pueden mejorar. Más probable es que tengamos muchos buenos jefes, gente decente y muy diferente entre sí, pero de similares resultados y que no aspiran a lograr más de lo que ya consiguen. Lo menos probable es encontrar líderes extraordinarios, maestros insuperables porque se entrenan de continuo y con los que da gusto trabajar duro. Son a los que hay que localizar y dar espacio, porque tienen un impacto muy positivo en PROCESOS y PERSONAS.