2. EL VALOR DEL SERVICIO:
Servir implica ayudar a alguien de una forma
espontánea, es decir adoptar una actitud permanente
de colaboración hacia los demás.
3. Las personas que son serviciales están
continuamente atentas, observando y buscando la
oportunidad para ayudar a alguien. Siempre aparecen
de repente con una sonrisa y las manos por delante
dispuestos a ayudar, en todo caso, recibir un favor
hace nacer en nuestro interior un profundo
agradecimiento.
4. Una persona servicial supone que traslada esta
actitud a todos los ámbitos de su vida: en su trabajo,
con su familia, ayudando a otras personas en la calle,
cosas que aparecen como insignificantes, pero que
van haciendo la vida más ligera y reconfortante.
5. CONSTELACIONES DEL VALOR DEL SERVICIO
fe
Servicio
trabajo
alegría
compasión
esfuerzo
empatía
caridad
cooperación
gratitud
generosidad
6. La mejor obra de servicio es aquella que
permanece en el anonimato, sin pagar para
difundirla. El servicio que se hace para pasar
factura o hacer bulto es la peor humillación que
se le hace a una persona. El valor del servicio
no es momentáneo ni esporádico, sino una
actitud permanente.
7. LA PERSONA SERVICIAL HA SUPERADO…
• El miedo a convertirse en el que “siempre hace
todo”, en el cual, las otras personas, descargarán
parte de sus obligaciones, aprovechándose de su
buena predisposición.
8. ¿Por qué “yo” si hay otros que también pueden hacerlo?
En este sentido, poder ser servicial implica superar estos
pensamientos y actitudes, en otras palabras, quien supera la
comodidad, ha entendido que en nuestra vida no todo está en el
recibir, ni en dejar la solución y atención de los acontecimientos
cotidianos, en manos de los demás.
9. La base para vivir este valor es la rectitud de nuestras
intenciones, porque es evidente cuando las personas actúan por
interés o conveniencia, llegando al extremo de exagerar en
atenciones y cuidados a determinadas personas, por su posición
social o profesional, al grado de convertirse en una verdadera
molestia. Esta actitud tan desagradable no recibe el nombre de
servicio, sino de “servilismo”.
10. Ante la aparición de tantas necesidades, la invitación
es a desarrollar un talante nuevo: vivir y practicar la
cultura del servicio y la solidaridad.
Solidaridad es compasión, es ver con los ojos del
corazón, sentirnos afectados por los sufrimientos,
problemas y necesidades de los otros; es prestar
ayuda, colaboración y generosidad en el compartir. Es
vivir la cultura de la gratuidad.
11. Todo esto nos lleva a una conclusión: esperar a
recibir atenciones tiene poco mérito y cualquiera lo
hace, para ser servicial hace falta iniciativa,
capacidad de observación, generosidad y vivir la
solidaridad con los demás, haciendo todo aquello que
deseamos que hagan por nosotros, viendo en los
demás a su otro yo.
12. REFLEXIONEMOS:
¿A qué falsos ídolos sirve la gente de hoy?
¿Qué consecuencias tiene en sus vidas?
¿A quién quieres servir tú? ¿Por qué a ese y
no a otro?
¿Eres crítico con el ambiente que te rodea o
te dejas influir por la publicidad, modas,
estilos de vivir, etc?