El hechicero le pidió a su hijo que cazara un oso. Mientras tanto, un dragón se tragó el sol, congelando la aldea. Cuando el hijo regresó, el hechicero le dijo que despertara al dragón. El hijo despertó al dragón poniéndole pimienta en la nariz, haciendo que estornudara y devolviera el sol. Luego el hijo se convirtió en pájaro y conoció a una princesa con quien se casó, viviendo felices para siempre.