3. Pedro el Ermitaño convenció al papa Víctor III de la necesidad de intervenir directamente en los Santos Lugares en una época de mucha actividad guerrera para el Pontificado en conflictos cercanos. Tras Gregorio VII es elegido papa Urbano II, que mantiene largas y frecuentes conversaciones con el peregrino Pedro. Las relaciones del papa con Alejo Comneno son de mutua desconfianza por la escasa ayuda que se prestan ante el poderío musulmán. Con la conquista de los turcos selyúcidas de Siria y Palestina, especialmente de la ciudad de Jerusalén (1071) la acogida a los peregrinos a Tierra Santa había empeorado.
4. Mientras estuvieron bajo el poder de la dinastía árabe de los fatimitas, con sede en Egipto, los Santos Lugares eran visitados regularmente por misiones de peregrinos occidentales, que se incrementaron a partir de 1033, año del milenario de la pasión de Cristo. En Jerusalén se mantenían abiertos dos hostales de los italianos de Amalfi y los selyúcidas recibían el mismo tributo que los fatimitas de los peregrinos. El emperador de Bizancio, abrumado en su lucha contra los serbios, el mantenimiento de la frontera danubiana contra los bárbaros del norte y el poder creciente de los selyúcidas en Palestina, había pedido ayuda al papa.
5. La Primera Cruzada (1096-1099): El 27 de noviembre de 1095, último día del concilio de Clermont, Alvernia, Urbano II proclama la Primera Cruzada. La medida para resolver el problema de la seguridad de Tierra Santa tenía un dudoso sentido cristiano. Con la cruzada el papado tiene a sus órdenes la fuerza de los ejércitos al mismo tiempo que los libera del poder de los príncipes laicos. La última parte de la ceremonia en que son armados los caballeros insta a la defensa de la causa de San Pedro. Urbano II recuerda la desgracia de los cristianos de Oriente y conjura a los cristianos de Occidente a cesar en sus luchas fratricidas, a unirse para combatir a los paganos y a liberar a los hermanos de Oriente.
6. Se cuenta que los caballeros que oyeron la exhortación papal cortaron unos paños rojos en forma de cruz y se los colgaron en el pecho como signo de que querían participar en la expedición que proponía Urbano II. Esta idea de socorro cristiano se había llevado a la práctica unos años antes (1064) cuando un pequeño y espontáneo grupo de expedicionarios del sur de Francia conquistó la ciudad de Barbastro (Huesca) en una campaña de ayuda a cristianos españoles.
7. La tercera cruzada (1189-1192): Convocada por el papa Gregorio VII para reconquistar Jerusalén, que había sido tomada por el sultán Saladino (1187), se inició en la ciudad alemana de Ratisbona (11 de mayo de 1189) desde donde salió Federico I Barbarroja al mando del mayor y mejor de los ejércitos organizados hasta entonces. Con un avance lento y prudente en mayo de 1190 consiguió llegar a Asia Menor, donde enseguida venció a los turcos en la batalla de Iconio. El 10 de junio el emperador murió de un corte de digestión al atravesar el río Salef y su ejército se dispersó. En julio Ricardo Corazón de León y Felipe II Augusto, salieron juntos desde Vézelay hacia Tierra Santa.
8. Ricardo fue a Marsella y luego a Chipre; Felipe II Augusto avanzó por la costa italiana y desembarcó el 30 de abril de 1191 en Acre, ciudad que se rindió el 12 de julio. En Acre murió la mitad de los cruzados. Desesperados por la duración del asedio y el hambre, 10.000 cruzados asaltaron la ciudad con gran falta de coordinación y resultaron masacrados.