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El cultivo del olivar es fundamental
en la economía cordobesa
camposde
CÓRDOBANº 1 - AÑO I - DICIEMBRE 2017
Monográfico editado por Izquierda Unida-Los Verdes-Convocatoria por Andalucía CORDOBA
T
eniendo en cuenta que
Andalucía mantiene,
desde un punto de vista
económico, un claro lideraz-
go mundial en el olivar, que
este es un elemento impres-
cindible de cohesión social y
territorial, y con un alto valor
medioambiental, las políticas
sectoriales deben impulsar y
promover un olivar rentable,
eficiente, competitivo y soste-
nible, de manera que para que
se generen bienes y servicios
públicos, de utilidad no solo
para los agricultores, sino
también para el conjunto de
la sociedad rural y para los
habitantes del medio urbano,
sin perder nunca de vista el
interés del trabajador y la tra-
bajadora del campo de nuestra
tierra.
Atendiendo a los datos, la co-
munidad andaluza cuenta con
unos 300 pueblos olivareros
y unas 250.000 familias que
viven del olivar, lo que supone
unos 22 millones de jornales
al año generados en el sector,
distribuidos porcentualmente
de la siguiente manera: Jaén
35%, Córdoba 21%, Sevilla
20% (influenciado por la acei-
tuna de mesa), Granada 12%,
Málaga 8%, Huelva 2%, Cádiz
1%, Almería 1%.
La mayoría del olivar es de
secano
Asimismo, en alrededor de
1,55 millones de hectáreas
plantadas de olivar (en seca-
no el 63% y en regadío, 37%),
encontramos, en números
aproximados, unas 800 al-
mazaras, 200 entamadoras,
35 extractoras de orujo y
casi 600 envasadoras de acei-
te. La distribución de dicha
superficie sería: Almería,
1,18% (18.079 has.); Cádiz,
1,51% (23.133 has.); Córdoba,
22,47% (343.640 has.); Gra-
nada, 12,04% (184.073 has.);
Huelva, 2,39% (36.512 has.);
Jaén, 37,37% (574.423 has.);
Málaga, 8,34% (127.490 has.)
y Sevilla, 14,70% (224.700
has.). Por lo tanto, en el “Eje
del Olivar de Andalucía” ad-
quiere importancia relevante
la provincia de Jaén, el Sur de
la de Córdoba, el Noroeste de
la de Granada, el Norte de la
de Málaga y el Sudeste de la de
Sevilla. Del total explotaciones
andaluzas de olivar, 169.459,
100.955 (60%) ocupan una su-
perficie de 215.624 hectáreas
(16%) repartidas en explo-
taciones de menos de 5 has.,
y 3.943 (2%) ocupan una su-
perficie de 352.322 has (26%)
repartidas en explotaciones
de más de 100 has.
Además, debemos tener en
cuenta que la superficie de
olivar andaluz representa la
tercera parte del europeo, y el
60% de la superficie oleícola
española, y que Andalucía
produce el 40% del aceite del
mundo, en torno al millón de
toneladas, y genera el 20% de
la aceituna de mesa (400.000
toneladas).
Explotaciones pequeñas
Ciñéndonos al ámbito labo-
ral, el 94% del empleo por el
cultivo del olivar se genera en
explotaciones con menos de 20
hectáreas. En este porcentaje,
el trabajo familiar representa
el 47% del total, el eventual el
48% y el asalariado fijo el 5%.
Así, mientras el olivar tradicio-
nal genera entre 12 y 18 jorna-
les/ha en sus modalidades me-
canizable y no mecanizable, el
olivar superintensivo genera 6
jornales/ha, ya que las tareas
de recolección son mecánicas
y sin apoyo. En total, los oli-
vicultores y almazaras de las
zonas olivareras tradicionales
generan 2.760 millones de eu-
ros anuales, el 30% de la Renta
Agraria Andaluza, y más de 14
millones de jornales.
Por su parte, y en relación
a los perceptores de ayudas
directas, ha de señalarse que
el 1,5% recibe el 29% de las
ayudas mientras que el 98,5%
restante se reparte el 71% de
las mismas.
Umbral de rentabilidad
Diversos estudios prevén
que los umbrales de renta-
bilidad del olivar español se
encuentren en la horquilla de
1,90 y 2,20 euros/kg. Desglosa-
dos porcentualmente en cua-
tro tipos de cultivos, sus costes
medios serían los siguientes:
tradicional no mecanizable
(24%), 2,70 euros/kg de aceite
producido; tradicional meca-
nizable (52%), 2,30 euros/kg;
intensivo (24%), 1,65 euros/
kg; superintensivo (2%), 1,60
euros/kg de aceite producido.
Así, en la coyuntura de precios
bajos del aceite, no se cubren
los costes de producción en
muchos casos.
En definitiva, el olivar an-
daluz es el agrosistema más
representativo y simbólico de
Andalucía. Está considerado
como un sector estratégico
y su cultivo está arraigado
en la cultura milenaria de
nuestra tierra, siendo seña de
identidad de muchos de los
grandes movimientos sociales
andaluces.
Francisco Yebras 
Secretario PCA 
Bujalance
2 / CAMPOS DE CÓRDOBA Nº 1 - DICIEMBRE 2017
La alarma ha saltado en Córdoba
Las mujeres discriminadas y
expulsadas de la aceituna
El 60% de los afiliados al subsidio agrario (PER) son mujeres, sin embargo su
presencia en las cuadrillas es escasa
L
amentando mucho estas pala-
bras, debo comenzar este escrito
afirmando que la actual situación
económica, social y demográfica de la
provincia de Córdoba es devastadora.
Nuestros pueblos y ciudades man-
tienen un atraso económico histórico
debido, entre otras cuestiones, a la
estrategia de los diferentes poderes
públicos (estatal, autonómico y eu-
ropeo) de excluir la industria como
base del desarrollo de una economía
que genere empleo de calidad y una
justa redistribución de la riqueza, a
lo que se suma un intenso proceso de
desindustrialización del débil tejido
industrial cordobés.
Los fríos números del desastre eco-
nómico, social y demográfico de nues-
tra provincia, que la convierten en la
peor de España, lo dejan claro:
•	 Duplica el índice nacional y se sitúa 5
puntos por encima de la media de la
comunidad andaluza en tasa de paro,
el 30,21%, según los datos difundidos
en la última Encuesta de Población
Activa.
•	 En la provincia de Córdoba existen,
actualmente, un total de 652.800
personas activas, lo que supone
un descenso de 3.000 trabajadores
respecto al mismo periodo del año
anterior.
•	 El paro femenino se dispara hasta el
35,64% en la provincia de Córdoba,
mientras que la de los hombres llega
al 25,92%.
•	 Tal y como recoge el INE, el número
de fábricas en Córdoba se ha reduci-
do un 34%, pasando de 7.421 a 4.889.
Córdoba supera las cifras estatales
ya que el descenso a nivel nacional
ha sido de un 15,7% mientras que en
Andalucía ha sido de un 14,3%.
•	Más ancianos que jóvenes. Según
los datos del padrón, la provincia
cuenta con 791.796 habitantes, de
los que 146.801 (el 19% del total) es
población mayor de 65 años.
•	 Córdoba es la segunda provincia an-
daluza, sólo la supera Jaén, con más
habitantes en el extranjero, una cifra
que ronda las 250.000 personas.
•	 Córdoba es la provincia española con
más pobreza anclada: un 45,2%.
•	 Córdoba también se encuentra por
encima de la media española en lo
que a pobreza extrema se refiere,
según los datos de la Red Andaluza
de Lucha Contra la Pobreza y la
Exclusión Social (EAPN Andalucía).
Con un 43%, la población cordobesa
lidera el ránking en Andalucía, que
sitúa su media en un 41,7% mientras
que la española alcanza el 27,9%.
•	 Los pensionistas cordobeses son los
que tienen las retribuciones más ba-
jas de toda Andalucía, ya que cobran,
de media, 100 euros menos. Córdoba
cuenta con unos 170.000 pensionis-
tas, de los cuales más de 101.000 son
jubilados, 15.000 reciben pensiones
de incapacidad y 44.000 de viudedad.
•	 Entre enero y agosto de 2017, se fir-
maron 351.942 nuevos contratos y
solo fueron indefinidos unos 9.200.
Luchar por la supervivencia
Y detrás de estos datos, los rostros de
personas y familias desesperadas y an-
gustiadas cada día para salir adelante
en su difícil lucha por la supervivencia.
Pero el problema se agrava dentro
del sector agrario y, sobre todo, en rela-
ción al olivar, cultivo determinante en
nuestra provincia, y sus trabajadores y
trabajadoras, al borde de la desespera-
ción por la dramática situación que vi-
ven a causa de la reducción drástica de
jornales año tras año, la mecanización
del campo, la llegada de trabajadores y
trabajadoras de otros sectores en crisis,
o por las condiciones climatológicas
que, por desgracia, se irán recrude-
ciendo por el cambio climático contra
el que tenemos que seguir luchando.
En el caso de las mujeres, persiste una
situación especialmente dramática ya
que representan el triple del núme-
ro de desempleadas perceptoras de
subsidio, 13.121, frente a los hombres
desempleados perceptores del mismo,
5.556.
Y, ante ello, ¿qué hacen las adminis-
traciones como la Junta de Andalucía
o el Gobierno del Estado? Mirar para
otro lado y dejarnos a la cola de in-
versiones públicas. Se apuntala, otra
vez, que los que más han salido bene-
ficiados de la crisis sigan manteniendo
esos beneficios y acaparando riqueza
y patrimonio, mientras seguimos vien-
do, en nuestra provincia, menores y
familias enteras en riesgo de exclusión
social.
Tanto en los Presupuestos de la Junta
de Andalucía como en los Presupuestos
Generales del Estado, nos encontramos
con las peores cuentas de la historia
para nuestra ciudad y nuestra provin-
cia, una auténtica tomadura de pelo,
un verdadero chiste si quisiéramos
tomarlo a broma, cosa que no podemos
hacer. Para Mariano Rajoy y Susana
Díaz, los cordobeses y las cordobesas
somos ciudadanos y ciudadanas no ya
de segunda categoría, sino de cuarta
o quinta. Nuestra provincia no forma
parte de las prioridades del PSOE ni
del PP, ni tampoco de Ciudadanos que,
ya sea por arriba o por debajo de Des-
peñaperros, apoya, con su voto, esta
vergüenza.
Amigos y ami-
gas, todas las
alarmas han sal-
tado ya. Es hora
de ponerse ma-
nos a la obra para
que la situación
cambie de una
vez, y que, ahora
sí, sea para bien.
Pedro García
Jiménez
Coordinador
Provincial de IU
E
l trabajo de las mujeres en la
aceituna ha tenido siempre una
importancia primordial, pero
ha sido sólo recientemente cuando
mujeres y sindicatos han conseguido
introducir cláusulas de igualdad en los
convenios del campo, como la equipa-
ración de sueldos entre recogedores
(normalmente mujeres) y vareadores
(normalmente hombres).
A pesar de estos logros, tras el esta-
llido de la burbuja inmobiliaria y la
posterior crisis económica que supuso
el retorno de muchos hombres al sec-
tor agrícola, las mujeres han ido siendo
rechazadas para acceder a un tajo en
la campaña de recogida de la aceituna.
La discriminación más habitual y
más denunciada venía siendo que
muchos de los empresarios no contra-
taban a mujeres si no venían acom-
pañadas de hombres, un panorama
que aunque más propio de otra época
afectaba especialmente a mujeres se-
paradas, viudas o solteras a la hora de
acceder a un jornal.
En la actualidad, lejos de corregirse
esta tendencia, el trabajo en la recogida
de la aceituna ha continuado siendo
desigual con la mujer, la mecanización
que se ha producido y se está produ-
ciendo en la aceituna ha desplazado
y está expulsando a las mujeres de la
campaña.
No estamos ante “las máquinas
echan a las mujeres del campo”, ni a
que la mecanización facilite la discri-
minación, estamos directamente ante
un proceso de especialización de la
mano de obra y profesionalización que
ha sido orientado sólo a los hombres,
y ante una discriminación de la patro-
nal agrícola que se niega a contratar
mujeres bajo argumentos difícilmente
defendibles, es obvio que una mujer
puede manejar de igual forma una
vibradora o conducir un tractor.
Hecho que supone de facto la ex-
clusión de las mujeres del mercado
laboral agrario. Ya que por otro lado,
muchos hombres durante el resto del
año se dedican a otras labores agrarias
como el abono o la poda, son no obstan-
te insustanciales las cifras de mujeres
que trabajan fuera de la campaña de
la aceituna.
Asistimos a un problema, ya no sólo
de que las mujeres tengan imposible
llevar un jornal a su casa, sino a la posi-
bilidad de la pérdida de sus pensiones.
Mujeres que han trabajado durante
toda su vida en las campañas de acei-
tuna, y que han cotizado a la Seguridad
Social, ahora no pueden conseguir las
peonadas suficientes para cobrar el
subsidio agrario (35 y 45 en el caso de
las más jóvenes), lo que conlleva la
imposibilidad de pagar “el sello” y por
lo tanto son expulsadas del sistema.
Es de alarmante necesidad para esta
campaña la supresión de las peona-
das para acceder al subsidio agrario
y que se ponga en marcha un plan de
especial de empleo que lleve consigo la
implantación de planes formación en el
manejo de maquinaria agrícola dirigido
especialmente a las
mujeres, para estar en
igualdad de oportuni-
dadesqueloshombres.
María José Bravo
Rodríguez
Secretaria Federal del Movimiento
Democrático de Mujeres
Campos de Córdoba · Diciembre 2017 | Coordinación: Sebastián Pérez Gallardo y Francisco Cañasveras Garrido
Edita: Izquierda Unida-Los Verdes-Convocatoria por Andalucía | www.iu-cordoba.org
CAMPOS DE CÓRDOBA / 3Nº 1 - DICIEMBRE 2017
¿Cómo cree usted que ha
ido evolucionando el
trabajo y el papel de la
mujer en el campo?
El trabajo en el campo siempre
ha destacado por su carác-
ter manual. Antiguamente
y verdaderamente no tan
antiguamente, se hacía todo
manualmente y ahora la intro-
ducción de la maquinaria en el
trabajo agrario está haciendo
que se pierdan muchos peo-
nes y muchos trabajadores y
trabajadoras.
¿Este incremento de la
mecanización en las tareas
agrarias afecta más a las
mujeres o a los hombres?
La mujer se ve más afectada,
claro. Si hablamos de la aceitu-
na, la mujer ya no puede casi
hacer el trabajo de la aceitu-
na, son labores muy pesadas
ante las que se prefiere las
máquinas a la mano de obra,
que además es muy escasa. Al
necesitarse muy poca mano
de obra, pues el empresario
prefiere contratar a un hom-
bre antes que a una mujer.
Todo ello ha provocado que el
trabajo de la mujer se haya ido
encaminando principalmente
a la elaboración del ajo, y por
ende, a desempeñar su labor
en los almacenes.
Otro problema que tienen
que soportar las mujeres se
debe a los horarios. Antes tan
solo se trabajaba por la tarde,
y por lo tanto podía dejar a sus
hijos e hijas un momento en
casa de la vecina o el vecino
y no había problema. Con el
cambio de hábitos y horarios,
ahora la mujer trabaja tanto
por la mañana como por la
tarde, y como el abuelo y la
abuela u otra mujer no pueda
echar una mano, pues prácti-
camente no puede trabajar.
Esta carga familiar es respon-
sabilidad tanto del padre como
de la madre, pero se sabe de
sobra que somos nosotras las
que tiramos del carro y las
que nos preocupamos más de
nuestros hijos y nuestras hijas.
¿Se refiere usted por tanto
que la conciliación de la fa-
milia con el mundo laboral
cada vez es más complica-
da para las trabajadoras
agrarias?
Por supuesto. La jornada
laboral comienza a las seis de
la mañana y termina a la una y
media o dos de la tarde, las mu-
jeres que no puedan dejar a los
niños y las niñas con familiares
ni llevarlos a la guardería, lo
tienen muy difícil para poder
trabajar sin ninguna preocupa-
ción en sus hijos e hijas.
¿Encuentra muchos pro-
blemas una mujer en Mon-
talbán para acceder a las
Peonadas?
El principal problema de
este pueblo no es que las
mujeres encuentren muchos
inconvenientes a la hora de
obtener las peonadas, es más,
en los almacenes hay más mu-
jeres que hombres trabajando.
La dificultad viene dada en
lo que te he estado contando,
en la conciliación de la vida
familiar, laboral y personal.
Por todo ello, la plantilla cada
vez está compuesta por más
mujeres jóvenes, mujeres que
tienen una mayor flexibilidad
de horarios y ningún tipo de
carga familiar.
Últimamente también esta-
mos encontrando problemas
con el pago de las nóminas.
Se tarda mucho en abonarlas,
algo que suma una presión
más a trabajadores y trabaja-
doras, debido a que a pesar de
que estos y estas no cobren, no
pueden permitirse renunciar a
sus puestos de trabajo porque
necesitan el dinero para sus
familias, sus hipotecas, sus
facturas... están totalmente a
merced de los empresarios.
¿Cuál cree que es la prin-
cipal diferencia entre el tra-
bajo que realiza la mujer y el
hombre en el campo, aunque
las tareas sean las mismas?
Como te he ido contando,
aquí en Montalbán en la acei-
tuna ya apenas trabajan muje-
res por la mecanización de las
tareas agrarias, lo que provoca
que la mujer se traslade a
trabajar en los almacenes en
los que se trata el ajo. Aquí es
importante saber que en los al-
macenes el hombre y la mujer
cobran exactamente lo mismo,
el problema viene porque en
el trabajo de campo se paga
mucho más y en él la mujer ya
no tiene hueco.
¿Por lo tanto la mecaniza-
ción de las tareas agrarias
es uno de los motivos del
creciente abandono del em-
pleo agrario por parte de la
mujer?
Por supuesto. Ese es el prin-
cipal motivo, cuanta más ma-
quinaria se introduce hay
menos peonadas para las
mujeres. Antes una mujer
podía irse a sembrar, a coger
aceitunas... y eso ahora se ha
perdido, esa labor la realizan
máquinas y sino pues hom-
bres, lamentablemente las
mujeres ya no tienen nada que
hacer respecto a ello.
¿Sabe usted de algún caso
en que se hayan tenido que
comprar peonadas? ¿A qué
precio? ¿Cree que esto ocu-
rre con bastante frecuencia?
Comprar propiamente dicho
no, pero se juega con ponerse
más o ponerse menos. Hay
días en los que el trabajador
o la trabajadora no acude a
su puesto de trabajo pero la
peonada se la apuntan de
igual manera. Últimamente
esto ocurre cada vez menos,
antiguamente te preguntaban
cuántos peones te ponían o
cuántos querías porque no
importaban, daba igual cuan-
tas peonadas te pusieran, todo
esto está ahora más regulado.
Estos problemas vienen
derivados de los requisitos
para obtener la renta agraria,
y de que el paro se cobra de
otra manera. La gente ahora
se pelea porque le apunten
peonadas, las necesitan, y se
ven con dificultades para po-
der conseguirlas todas porque
no se trabaja mucho. Además,
hay casos en los que te apun-
tan menos peonadas de las que
te corresponden o que directa-
mente no te las quieren poner.
¿La supresión del número
de peonadas acabaría con la
guerra existente entre traba-
jadores y empresarios por
la obtención de las mismas?
Claro, sería una forma de
sacudir y quitar la presión
que tienen trabajadores y,
sobre todo, trabajadoras de
conseguir obligatoriamente
las peonadas. Hay personas
que por motivos familiares o
de salud no puede juntarlas to-
das y por lo tanto no obtienen
ningún tipo de ayuda.
En su opinión personal,
¿cuál cree que sería la sali-
da y solución para pueblos
como este, cuyo motor eco-
nómico radica en la labor
agraria?
La supresión de las peona-
das es esencial. Con ello conse-
guiríamos equiparar el trabajo
agrario a cualquier otro.
Es verdad, que nuestra labor
es más complicada que otra ya
que, por ejemplo, en el campo
no se pueden firmar contratos
de 6 meses como en cualquier
otra ocupación. Esto provoca
también que en cualquier
momento el empresario pueda
decidir que dejes de trabajar,
algo ante lo cual no puedes
hacer absolutamente nada.
Por todo ello, lo suyo sería que
tuviéramos un subsidio por el
tiempo que hayamos estado
trabajando, si han sido dos
meses pues dos meses, si han
sido cuatro pues cuatro, pero
es esencial algo que reconozca
el trabajo que has estado reali-
zando durante un tiempo de-
terminado. Es necesaria una
regulación en estos trabajos
porque no son normales, son
eventuales, y no es justo que
por ello trabajadores y traba-
jadoras no tengan el mismo
acceso a un subsidio como en
cualquier otro empleo.
Andrés Criado
ENTREVISTA Â Teresa Jiménez Gálvez
Trabajadora ajera de Montalbán
Una de las tantas personas que siguen
arraigadas a la cultura y a la labor agra-
ria. Teresa Jiménez Gálvez es una trabajadora
ajera de Montalbán, un municipio entrañable
y obrero cuyo principal motor económico es
el empleo agrario. Se muestra preocupada
por la situación de la mujer en el trabajo en
el campo en Montalbán. El pueblo cuenta con
una superficie de 1.911 hectáreas de las que
1.868 se encuentran dedicadas al cultivo de
aceituna, tanto de secano, como de regadío. A
pesar de ello, Montalbán es el primer produc-
tor de ajo de Andalucía y segundo de España,
siendo único en el mundo en producir el ajo
negro y la cebolla negra, es más, este año se
espera que la producción alcance las supere
las 30.000 toneladas del año pasado.
Tanto Teresa como la mayoría de las mu-
jeres de este municipio, no se dedican a la
aceituna, sino al ajo. Satisfecha y orgullosa
de la labor realizada a lo largo de su vida,
acentúa que la mecanización en las tareas
agrarias está provocando un desplazamiento
de la mujer hacia otros ámbitos en los que la
remuneración es menor, destacando consigo
todas las responsabilidades a las que una mu-
jer debe hacer frente en un mundo marcado
por su carácter machista y patriarcal.
4 / CAMPOS DE CÓRDOBA Nº 1 - DICIEMBRE 2017
Del Empleo Comunitario al PER
Política planificada de empobrecimiento de los municipios rurales de Andalucía
A
ntecedentes
El Empleo comunita-
rio está en la memoria
de los pueblos asociada a dece-
nas de jornaleros trabajando
en las cunetas de las carrete-
ras. Un trabajo colectivo con
una baja rentabilidad y que
servía de escarnio para los
protagonistas de un indeseado
trabajo, a los que se negaba la
dignidad de un trabajo útil.
Los gobernadores civiles
repartían discrecionalmente,
según el nivel de tensión rei-
vindicativo en los pueblos. El
sindicalismo de clase estaba
presente en cada uno de los
tajos y la cohesión provocada
por el trabajo grupal, caldo
de cultivo para encender el
campo andaluz. Los convenios
del campo eran firmados por
la patronal tras la presión de
huelgas masivas.
A todo ello se añade la paula-
tina mecanización que elimina
puestos de trabajo, mientras
las estructuras agrarias se
mantienen. Los pueblos se en-
frentan al despoblamiento y al
envejecimiento. La situación,
después de cuarenta años, es
casi similar, con los mismos
actores. Hoy la propiedad de
la tierra está en menos manos
incluso, que a principios de los
años treinta.
El modelo en el que se ha
sustentado el sector rural, han
estado basadas en la eventua-
lidad y la movilidad intersec-
torial, que ahora ocupan un
plano socialmente relevante
en el nuevo contexto de des-
empleo y precarización de la
fuerza de trabajo. Esta caracte-
rística de la actividad agraria
en regiones latifundistas ha
venido ligada a otras activida-
des como la construcción y la
hostelería asociada al turismo.
Un fondo o reserva de trabajo “
simple”, para ser usada de for-
ma temporal que ha entrado
en crisis, por la burbuja de la
construcción y la precariedad
en el sector servicio. Es el lla-
mado complejo “ agricultura/
construcción/hostelería”, que
se ha mantenido durante dé-
cadas, facilitando una mano
de obra excedentaria, sin que
existan otras salidas, a no ser
la emigración al extranjero.
Reformas
Incluso el gobierno de la
UCD en su último año, esboza
ya la desaparición del Empleo
Comunitario para sustituirlo
por medidas generadores de
empleo. La derecha andaluza
cuenta con sus representantes
en el Congreso, procedentes y
representando como en otros
momentos de nuestra historia,
los intereses del latifundismo y
del sector agrario conservador.
Con esta primera reforma,
nunca aplicada, los fondos
públicos distribuidos hasta
entonces por los alcaldes en-
tre los desempleados de sus
correspondientes municipios
pasarían a manos de unos ges-
tores públicos dependientes
del Gobierno.
Las medidas, como suele
ocurrir con los gobiernos de
la derecha, si pretenden be-
neficiar al trabajador con una
mano, con la otra también a
los empresarios. Por un lado,
las que corresponderían a em-
pleos creados mediante ayudas
directas a los empresarios agrí-
colas, y, por otro, las referidas
a creación de empleo mediante
la intervención directa de la
Administración en las mismas
áreas en las que venían crean-
do empleo los ayuntamientos.
Se pretendía una nueva filo-
sofía y vaciar al empleo comu-
nitario de ese carácter humi-
llante. Ni antes ni ahora se ha
dado respuesta a la aspiración
de los trabajadores del campo
consistentes en la puesta en
marcha de un plan estructural
para el campo -implantación
de industrias de transforma-
ción, planes de obras públicas,
fomento de cultivos generado-
res de empleo, etc.
Del Empleo Comunitario al
PER (1984)
En 1984 se introdujo el sub-
sidio de desempleo agrario y
el Plan de Empleo Rural (PER)
como alternativa al Empleo Co-
munitario que estaba vigente
desde 1971. Con esta reforma el
partido gobernante se asegura,
en la mayoría de los munici-
pios andaluces, la continuidad.
El nuevo sistema de presta-
ciones sociales establecidos
en 1984, se apoya en un triple
soporte:
- Un subsidio de desempleo
equivalente al 75% del SMI,
a percibir durante 180 días
al año.
- Un Plan de Empleo Rural
(PER) tendente a canalizar las
inversiones oficiales destina-
das al medio rural.
- Un Plan de formación Ocu-
pacional Rural (FOR) De ésta
última medida nunca más se
supo.
El subsidio de desempleo se
cobrará durante nueve meses
(durante seis meses pero la
misma cantidad, desde 1994)
a razón de 23.000 pts/mes
(30.000 pts/mes desde 1994
hasta 2002) si se han trabaja-
do sesenta peonadas al año,
siendo la mitad de éstas, como
mínimo, referentes al medio
rural. Las otras treinta peo-
nadas pueden alcanzarse me-
diante el PER (Plan de Empleo
Rural), que era algo similar el
E.C., pero que no buscaba la
contratación masiva, sino la
formación de listas de desem-
pleados para contratarlos en
turnos sucesivos.
El PER, actualmente se de-
nomina PFEA (Programa de
Fomento y Empleo Agrario), se
basa en el reparto de fondos a
los municipios y es aprobado
por la Administración Central.
En los últimos años las cuantías
se mantienen casi invariables
y se basa en la presentación
de proyectos por parte de los
Ayuntamientos, generalmente
obras de arreglo de calles.
En la mayoría de los pro-
yectos el sesenta por ciento
va destinado a mano de obra
y el cuarenta por ciento para
materiales. Estos últimos son
subvencionados por Diputa-
ción (25 por ciento) y Junta de
Andalucía (75 por ciento).
Con este sistema vino la tan
buscada paz social al cam-
po de Andalucía y por ende
la desmovilización sindical.
Sólo esporádicamente alguna
movilización puntual, como
la protagonizada en 1991,
año durante el cual el PSOE
estableció unos bloqueos
del subsidio para aquellos
trabajadores que, en otros
trabajos, ingresaran una de-
terminada cantidad, por enci-
ma de la media. Esto provocó
movilizaciones tanto del SOC
como de CCOO yUGT,hastaque
finalmente se retiró en poco
tiempo ésta medida, tras una
multitudinaria manifestación
en Sevilla, durante la cual Mu-
nicipios como Nueva Carteya,
Castro del Río o Espejo despla-
zaron decenas de autobuses.
Cifras de desempleo
En 1982, si lo comparemos
con los datos actuales, el traba-
jador del campo en un periodo
de trabajo normal a lo largo
del año, en 270 días de trabajo,
la media de días trabajo obte-
nidos por persona y año fue
de 99 días, en incluso en algu-
nos puntos, como pueblos de
Sevilla, de 104 días. Hoy estas
cifras quedan muy lejanas y la
consecución de las 35 peona-
das en años de difícil cosecha,
por ejemplo de aceitunas, es
prácticamente imposible para
la mayoría.
Según los datos del Minis-
terio de Empleo la media de
las cotizaciones por contrato
en la Provincia de Córdoba
en el 2013 es de 7,85 en ene-
ro, 7,66 en febrero, 6, 98 en
marzo, 8,23 en abril, 8,11 en
mayo, 7,87 en junio, 9,24 en
julio, 9,11 en agosto, 8, 57 en
septiembre, 9,02 en octubre,
7,80 en noviembre y 8, 23 en
diciembre, lo que nos da una
media intermensual en 2013
de 8,22 jornales mensuales por
trabajador o trabajadora. En
2016 la media ha sido de 9,1.
Las jornadas reales que se
cotizan durante los tres meses
de recolección de aceitunas,
diciembre a enero de 2016,
destacan en Córdoba el alto
porcentaje destinados a los
cultivos oleaginosos con un
millón treinta y dos mil cua-
renta euros (1.032.040 euros),
siendo el me de diciembre con
420.426 el de mayor presencia
en el campo.
En la actualidad, en la Pro-
vincia de Córdoba, el número
de inscritos en el Régimen
Especial agrario es de 66.570,
con referencia al mes de mayo
de 2017.
En Andalucía el número
de inscritos es al mes de no-
viembre 451.612.71. Es más
del cincuenta por ciento del
total de España. De los cuales
el 49 por ciento son varones y
el 51 por ciento mujeres. Diez
puntos más que en la media
nacional, donde los varones
son el sesenta por ciento.
Desde el año 2001, el peso
específico de afiliados a éste
Régimen Especial ha venido
paulatinamente descendiendo
de 1.126.021 trabajadores, a
los 765.897 trabajadores en la
actualidad.
En este contexto de desem-
pleo se sitúa el campo andaluz,
en la cola de las prestaciones,
aumentando la brecha de la
desigualdad en la misma An-
dalucía y como Comunidad
con el resto.
Estas reducciones obedecen
a la bajada del número de
beneficiarios y a la reducción
de la cuantía de la prestación;
no es cierto que el gasto dis-
minuya porque hay menos
parados, sino porque se expul-
sa a muchas personas en paro
del sistema de protección y se
ha reducido la cuantía de la
prestación.
Ello nos lleva a una conclu-
sión: Menos personas prote-
gidas y con una prestación
de peor calidad se traslada
de forma inevitable a una re-
ducción intensa en el gasto
en protección al desempleo.
Dependencia
En esta dinámica de re-
cortes del Partido Popular,
la disminución del gasto en
prestaciones está provocando
un deterioro en la protección
al desempleo que expulsa
de la cobertura a cientos de
miles de personas y baja la
cuantía de lo que reciben los
que permanecen.
Deunauotraformaelcampo
andaluz es preso del caciquis-
mo en distintas variantes. Si
durante el siglo XX, el caciquis-
mo y el latifundio condenaba
a la pobreza a miles de traba-
jadores del campo, durante fi-
nales del siglo XX, se le impone
un sistema humillante, para
dar paso más adelante a otro
sistema clientelar. En la actua-
lidad el sistema condena a la
feminización de la pobreza y a
depender de nuevo de un ter-
cero para sobrevivir, como es
la servidumbre de acceder a las
peonadas a través de la compra
de éstas, ya que por el propio
sistema de recolección de acei-
tunas ha arrojado del campo a
la mujer. Se ha incrementado
el poder de los patronos y a sus
intermediarios en el mercado
de trabajo (manijeros y encar-
gados, etc.) y una continuidad
en la capacidad de control so-
bre el comportamiento laboral
(a veces extralaboral) de los
trabajadores/as.
La situación se ha ido de-
teriorando excluyendo a los
jóvenes, a los adultos de más
de 50, y por descontado a la
totalidad de las mujeres.
Hoy con los nuevos sistemas
de mecanización en la reco-
gida, un trabajador recolecta
más del triple que hace veinte
años.
En los patios de recepción de
las Cooperativas y almazaras
se ha mejorado notablemente
también la productividad. Las
políticas agrarias de la Comuni-
dad Europea continúan con la
política de subvenciones, pero
nihantenidonitienenencuen-
ta la situación del trabajador.
Por lo tanto la producti-
vidad se ha incrementado
enormemente, sin embargo
las temporadas de recolección
se han reducido también y los
jornales se mantienen casi
invariables desde hace años.
Francisco Cañasveras
Garrido
CAMPOS DE CÓRDOBA / 5Nº 1 - DICIEMBRE 2017
¿Para qué IU Andalucía
propone una Ley Integral
de Agricultura y Soberanía
Alimentaria?
IU Andalucía propone una Ley
Integral de Agricultura y Sobera-
nía Alimentaria que corrija los
desastrosos efectos de la acción
del gobierno andaluz en alianza
con los grandes propietarios y
distribuidores han provocado en
el campo andaluz.
¿Qué objetivos tiene la Ley
Integral de Agricultura y Sobe-
ranía Alimentaria?
1. Mejorar la vertebración
del sector agroalimentario
para equilibrar la cadena de
valor agroalimentaria. Mejo-
rar la posición negociadora de
las personas productoras a lo
largo del canal comercial. Segui-
miento exhaustivo de precios y
márgenes comerciales desde el
primer eslabón –explotación
agrícola o ganadera- de la
cadena, al último– lineal del
supermercado. Vigilar y san-
cionar las prácticas comercia-
les desleales o abusivas que
vayan en contra del correcto
funcionamiento de la cadena
de valor. Incentivar canales al-
ternativos de comercialización
agraria. Fomentar canales
cortos de comercialización, así
como la venta directa en las
explotaciones, potenciando las
producción y variedades loca-
les y ecológicas con gran valor
añadido. Facilitar el acceso a
la compra de producciones
locales o ecológicas a colegios,
residencias de mayores, hospi-
tales y centros públicos que lo
soliciten para sus menús diarios.
Fomentar y autorizar a empresas
de restauración la localización
de lo consumido. Creación de un
banco público de tierras con el
objetivo de producir alimentos y
priorizar el acceso a la tierra de
entidades asociativas de jóvenes
agricultores y agricultoras. Apo-
yar la agroindustria con base
productiva en Andalucía que
emplee los recursos productivos
agrarios y ganaderos
2. Incrementar la transparen-
cia del mercado agroalimenta-
rio. Creación del Observatorio de
Precios y Márgenes Comerciales
de los Alimentos de Andalucía,
cuyas funciones serían: analizar
la estructura básica de los pre-
cios de los productos agrarios y
alimentarios en todos y cada uno
de los distintos eslabones de la
cadena de valor agroalimentaria.
Realizar un seguimiento sistemá-
tico de los precios y márgenes en
las distintas fases de la cadena
de valor, analizando los factores
que determinan su evolución.
Favorecer el diálogo entre las
partes, públicas y privadas, impli-
cadas en la cadena alimentaria.
Elaborar propuestas vinculantes
de actuación dirigidas a la Admi-
nistración competente y los agen-
tes económicos. Establecer un
banco de datos sobre los precios
y los márgenes de los productos
agroalimentarios. Elaboración de
un contrato(s) tipo agroalimenta-
rio(s) que contenga como mínimo
los siguientes conceptos: garantía
de propiedad sobre la produc-
ción, duración del contrato,
precio, o en su defecto un índice
de costes mínimo por debajo del
cual no puede venderse, fecha de
entrega, forma de pago, tipología
y cantidad del producto.
3. Perseguir y castigar las
prácticas comerciales abusivas
y/o desleales. Código de Buenas
Prácticas Comerciales de obliga-
do cumplimiento por parte de
los distintos agentes de la cadena
de valor agroalimentaria. Regu-
lación de la venta a pérdidas.
Consideración de práctica con-
traria a la competencia cuando
es lesiva para los intereses de los
productores y no sólo cuando lo
es para las personas consumido-
ras. Establecimiento de un régi-
men sancionador ágil y eficaz.
Establecimiento de la capacidad
pertinente para denunciar por
parte de las organizaciones sec-
toriales afectadas. La compra
de productos alimenticios por
debajo de sus costes de produc-
ción, en base a una posición de
dominio, debe tipificarse como
una práctica contraria a la libre
competencia. Definición, en con-
secuencia, de unos costes medios
de producción por debajo de los
cuales no se pueda comprar di-
chos productos. Prohibición de
la venta “a resultas” o “a comer-
cializar”. Incorporación de los
plazos de pago de las empresas a
sus proveedores como elemento
auditable con carácter obligato-
rio. Mejorar el etiquetado sobre
la trazabilidad de los productos
de tal forma que sea entendible
para la persona consumidora.
Vigilancia y control efectivos de
que la información que se trasla-
da a través del etiquetado en el
punto de venta, es adecuada y ve-
raz. Prohibición de la utilización
de productos alimenticios como
“productos reclamo”. Regulación
clara y mayor control de las
subastas a la baja relacionadas
con productos agroalimenta-
rios. Prohibición de las subastas
“a ciegas”. O la regulación ágil
y transparente de las “marcas
blancas” o “del distribuidor”.
4. Potenciar la búsqueda de
acuerdos de autorregulación
entre agentes de la cadena
comercial agroalimentaria.
Organizaciones Interprofe-
sionales Agroalimentarias:
dotar de seguridad jurídica a
las organizaciones interpro-
fesionales en los acuerdos al-
canzados en su seno. Obligar a
cumplir la extensión de norma
en todo el sector. Incluir en
las organizaciones interpro-
fesionales a los consumidores
y a la gran distribución, con
el fin de tener representación
de todo el canal comercial.
Dotar a la interprofesional de
capacidad para articular instru-
mentos de gestión de la oferta.
Mejorar la representatividad del
sector productor en el seno de la
organización interprofesional.
5. Reconocimiento del carác-
ter específico del sector agrario
en el marco normativo de com-
petencia. Articular mecanismos
que permitan a los productores
alcanzar acuerdos colectivos en
cuanto a precios mínimos. Con el
objetivo de mejorar el equilibrio
de la cadena de valor, es nece-
sario modificar la legislación de
contratos agrarios para permitir
que los precios incluidos en los
contratos puedan estar referen-
ciados a índices sectoriales deter-
minados, entre ellos, los costes de
producción.
Esta es, en resumen, la ley
que IU Andalucía propone para
superar la actual situación del
campo andaluz, de la produc-
ción de alimentos y de la cade-
na de distribución.
ENTREVISTA Â Elena Cortés
Diputada andaluza
ENTREVISTA
 Juani Núñez
Trabajadora del olivar en Bujalance
Elena Cortés Jiménez nació en Priego de Cór-
doba en 1973. Licenciada en Sociología por la
Universidad Nacional de Educación a Distancia,
inició su militancia política en las Juventudes Co-
munistas de Andalucía durante las movilizaciones
estudiantiles de 1991 en favor de la paz y contra
la primera Guerra del Golfo. Desde entonces es
militante del PCE y de IU LV-CA. Entre 2003 y 2011
fue concejala delegada de Educación e Infancia del
Ayuntamiento de Córdoba entre 2003 y 2011, así
como portavoz de IU en la Diputación de Córdoba
durante el mismo periodo.
Actualmente es la responsable de Política
Institucional del Consejo Andaluz de IU LV-CA
y miembro del Comité Central del Partido Co-
munista de Andalucía. Diputada andaluza por
Córdoba nos presenta el proyecto de Ley Integral
de Agricultura.
En una gasolinera situada a la entrada del
municipio de Bujalance reza un cartel: “Se
necesitan dos hombres para la aceituna”. Pre-
cisamente sobre ese asunto ha hablado, largo
y tendido, Juani Núñez, una trabajadora del
olivar en Bujalance, un pueblo de unos ocho mil
habitantes de la comarca del Alto Guadalquivir
en el que el olivar ocupa, aproximadamente, el
80% de su término municipal y en el que este,
además, también copa el 80% del porcentaje de
la economía local.
Juani, casada y con dos hijas, nació en 1971 y
ha vivido “desde siempre” en Bujalance. Lleva
trabajando desde que tenía 14 años. Ha realiza-
do varios cursos de formación, sabe el empleo de
fontanería y electricidad, y ha sido limpiadora
en el ayuntamiento durante un breve espacio de
tiempo, aunque a lo que más se ha dedicado en
su vida laboral ha sido al trabajo en el campo,
al igual que el 70% de los trabajadores y traba-
jadoras de su pueblo.
Por Ana Cañadillas
Foto: Mariano Gutiérrez
¿Cómo cree usted
que ha ido evolu-
cionando el traba-
jo y el papel de la mujer
en el campo?
El trabajo en el campo
ha evolucionado gracias
a la maquinaria pero la
mujer queda atrás de
todo y, ahora mismo,
ocupa un lugar mínimo
en el campo.
¿Cómo es una jorna-
da normal de una tra-
bajadora del campo?
Desde que empieza,
por ejemplo, la campaña
de la aceituna, estamos
desde las 6.30 horas de la
mañana levantadas, por-
que tenemos que prepa-
rar macutos y la comida
para poder echar la jor-
nada entera, y llegamos
al campo y trabajamos
como cualquier hombre.
No puedo compararnos
a ellos en fuerza pero
el trabajo lo realizamos
como ellos: ponemos
fardos, los arrastramos
de olivos a olivos, los
vaciamos en sacas o en
fardillas, según los hatos
o las costumbres, y nos
paramos hasta mediodía
cuando comemos, en
tres cuartos de hora, y, al
terminar, recogemos ma-
cutos y vuelta otra vez a
empezar a trabajar hasta
las cinco de la tarde.
Y, luego, cuando lle-
gamos a casa, no ter-
minamos, sino que la
mujer sigue trabajando:
tenemos una familia que
atender, preparar la casa
y las comidas del día y
el día siguiente, ir a la
compra... Así, durante
toda una campaña que,
según el tiempo, dura
unos 40 o 50 días.
¿Cómo concilia, en-
tonces, la mujer la vida
familiar y la laboral?
Pegándonos un pelliz-
co y teniendo los huesos
molidos, pero hacemos
de tripas corazón porque
es lo único que tenemos
para vivir: el campo, por
lo menos en mi pueblo.
Sin embargo, el proble-
ma aquí de la mujer es
que, cuantos más años u
6 / CAMPOS DE CÓRDOBA Nº 1 - DICIEMBRE 2017
La distribución de la tierra, mal endémico de
Andalucía
E
n el momento actual
donde el PIB de la eco-
nomía andaluza se sitúa
en torno al 73% de la media
europea, y que nos dirige de
nuevo a zonas calificadas de
“objetivo prioritario”, sólo nos
queda certificar el fracaso de
las ayudas europeas recibidas
a lo largo de varias décadas y
que, si bien es cierto reconocer
que han propiciado un cambio
sustancial en las infraestruc-
turas de nuestros pueblos, no
han conseguido el objetivo
fundamental de establecer un
nuevo modelo económico en
nuestra tierra.
Para encontrar la causa de
estos resultados, es necesario
conocer algunos de los males
endémicos en este contexto
como es la distribución de
la propiedad de la tierra en
nuestra región. En Andalucía
hay 8 millones de hectáreas
de tierras de cultivo, de las
cuales, la mitad se concentra
en manos del 2% de propieta-
rios. Los intentos de “reforma
agraria” a mediados de los
años 80 puestos en marcha por
la administración autonómica
no modificaron ni resolvieron
el problema. Hay que recor-
dar que sólo en Andalucía y
Extremadura persiste el la-
tifundio, donde más del 10%
de la superficie la acaparan
grupos empresariales (Hoji-
blanca, Primaflor,...), familias
nobiliarias (Mora-Figueroa,
Domec, Alba,...) y administra-
ciones públicas como la Junta
de Andalucía o el Ministerio
de Defensa. Por tanto, en este
contexto, es fácil de entender
quienes son los principales
destinatarios de las ayudas
de la PAC (Política Agraria
Común de la Unión Europea)
en nuestra tierra. Casi 100
millones de euros para este
grupo de “elegidos” sólo por
ser propietarios.
El reparto injusto de las
ayudas
Datos que afianzan y dan
razón a quienes considera-
mos que el actual sistema de
reparto de las ayudas de la
PAC están basadas en criterios
erróneos para conseguir los
objetivos deseados, puesto que
se basan en condicionantes de
reparto ligados fundamental-
mente al volumen de tierras
que se posea. Es necesario
modificar el método de distri-
bución actual incorporando
un sistema de penalizaciones
a los perceptores de rentas
más altas en beneficio de los
propietarios de pequeñas
extensiones, así como su vin-
culación a la generación de
empleo, transformación de
cultivos y respeto al medio
ambiente. El modelo vigente
favorece situaciones donde
la existencia de industrias de
transformación de productos
agrícolas se convierte en algo
anecdótico a pesar de liderar
el mercado de producción
de productos tan apreciados
como el aceite o el algodón.
Dicho de otro modo: a pesar de
que Andalucía supone el 18%
de la población española, ape-
nas representa el 6% de la in-
dustria del país teniendo como
principal consecuencia para el
medio rural su despoblación
o en otros casos, la existencia
de trabajadores y trabajadoras
eventuales del campo obliga-
dos a trabajar en muchas oca-
siones por debajo del convenio
y con la urgencia del momento
para conseguir el número de
“peonadas” necesarias para
acceder al subsidio agrario y
renta agraria de la anualidad
correspondiente. Donde de
nuevo, mujeres e inmigrantes
son los grandes perjudicados
al tener que aceptar prácticas
cada vez más lesivas en las
condiciones de trabajo.
Y ante esta realidad, repeti-
da y continuada en el tiempo,
¿debemos ser sumisos y con-
formistas? La respuesta es
clara: es necesario y urgente
acometer los problemas en-
démicos del campo andaluz
mediante la aprobación de
una verdadera Ley Integral
de Agricultura y Soberanía
Alimentaria, que garantice la
función social de la propiedad
agraria, que regule aspectos
esenciales como la producción
de alimentos desde el campo
a la mesa en condiciones de
garantía alimentaria (con
prohibición expresa del uso y
cultivo de organismos modifi-
cados genéticamente destina-
dos al consumo), que fomente
modelos de producción sos-
tenibles y respetuosos con el
medio ambiente y propicie la
adopción de medidas urgentes
contra el paro y la pobreza
en el campo favoreciendo
la creación de empresas de
producción, transformación y
comercialización, así como el
relevo generacional y fijación
de la población al territorio
con políticas específicas diri-
gidas a jóvenes agricultores/
as y ganaderos/as como la
puesta en marcha de un Banco
de Tierras y puesta en valor
de tierras improductivas. Tan
clara como improbable por la
sistemática falta de voluntad
política durante décadas de
los distintos gobiernos para
revertir una situación tan in-
justa como insostenible.
Francisco Ángel Sánchez
Diputado de Agricultura,
Diputación Provincial
u tenemos, más difícil nos re-
sulta porque ya no nos quieren
para trabajar en ningún sitio.
Los empresarios sólo buscan
a gente joven y no sólo en el
campo, donde no dejan de
meter maquinaria y, por lo
tanto, con un par de hombres
se apañan.
¿Este incremento de la
mecanización en las tareas
agrarias, por lo tanto, afec-
ta más a las mujeres o a los
hombres?
A la mujer más que a los
hombres, por supuesto. A las
mujeres ya no nos quieren en
ningún sitio, no como antes,
cuandotodosehacíaamanoen
elcampo.Alhombretambiénle
afecta este hecho pero en me-
nor medida; el también pierde
puestos de trabajo en el campo
pero busca trabajo como alba-
ñil o carpintero, por ejemplo,
cosa que las mujeres no encon-
tramosenpuebloscomoelmío,
sobre todo, si tienes más de 45
años o tienes cargas familiares.
Además, como bien se sabe,
quien tiene padrino se bautiza
y el que no, no, aunque tengas
cursos de formación termina-
dos como yo.
¿Influyen entonces las
cargas familiares a la hora
de acceder a un trabajo para
la mujer?
Así es. Los empresarios se
fijan en las cargas familiares
y prefieren a gente más jo-
ven, también porque recogen
subvenciones por contratar a
jóvenes, así que, al cumplir los
45 años, comienzas a ver el fu-
turo bastante oscuro y sin sa-
lida. Antes, había muchísimo
más trabajo en el campo para
las mujeres: íbamos a los ajos,
a aclarar pipas, al algodón...
pero, ahora, nada de nada.
¿Encuentra muchos pro-
blemas una mujer en Bu-
jalance para acceder a las
peonadas?
Muchísimos. Desde que se
impusieron tantísimas peo-
nadas para poder acceder al
desempleo, tanto para el an-
tiguo subsidio como la renta
agraria de ahora, aunque con
esta es algo más fácil gracias
a las obras del PER, no tienes
derecho a nada y tienes que
buscar, como sea, las 35 peo-
nadas en el campo porque no
hay otra manera. De ahí que
mucha gente haya tenido que
comprar peonadas, con mucha
frecuencia.
Si se suprimiese el número
de peonadas, ¿acabaría con
la guerra existente entre tra-
bajadores y empresarios por
la obtención de las mismas?
Esa es la pregunta del mi-
llón. Las peonadas se deberían
eliminar pero lo primero que
tendría que haber es trabajo
para todos y todas, y así no
habría problemas y no ten-
dríamos que estar obligados
a conseguir las peonadas para
obtener un desempleo míni-
mo, que ronda los 400 euros,
algo con lo que una familia no
tiene para vivir un mes, aun-
que trabajen los dos cónyuges
del matrimonio, porque no te
da para pagar la letra de la
casa y llevar la familia para
adelante.
¿Cuál cree que es la prin-
cipal diferencia entre el tra-
bajo que realiza la mujer y el
hombre en el campo?
La fuerza es importante, yo
nunca me he podido comparar
en fuerza a un hombre pero
en la fuerza no va todo. Así, si,
como yo, estás desde chiquitita
trabajando en el campo, consi-
gues maña y buscas ideas para
trabajar.
Podemos volver, enton-
ces, al tema de las máqui-
nas. ¿Afectan estas más a
la mujer que al hombre y
provocan el abandono del
empleo agrario por parte de
la mujer?
Sí. La maquinaria está ha-
ciendo horrores con la mujer
porque quita muchos puestos
de trabajo, también del hom-
bre, pero más de la mujer, por-
que se nos considera inferior,
con menos fuerza o habilidad,
por ejemplo, en varear. Pero
las mujeres sabemos coger un
rastrillo, llevar una sopladora,
arrastrar un fardo o hacer
montones, y aun así nos tienen
discriminadas, y no sé por qué.
¿Qué hay después de los 40
o 50 días de la campaña de la
aceituna?
Después no hay nada. Des-
pués, tu casa, tu familia, la
monotonía y nada de ingresos,
a no ser que tu marido esté
trabajando y entren algunos
ingresos a la casa, o entre el
poquito del desempleo que nos
da el gobierno.
En su opinión personal,
¿Cuál cree que sería la sali-
da y solución para pueblos
como este, cuyo motor eco-
nómico radica en la labor
agraria?
Tantísimas cosas se deberían
arreglar, no solamente en el
campo. Porque el trabajo en
el campo, para los hombres,
sigue cuando acaba la tem-
porada con el corte, el abono,
el arado, etc., pero, fuera del
campo y en el ámbito de mi
pueblo, para mí, la solución
es darle trabajo a todas las
mujeres, sin discriminación
de edad, para poder conseguir
lo mínimo que nos permita co-
brar el subsidio, no solo con las
peonadas del campo. Tras un
taller de empleo de fontanería
y electricidad, yo me he mon-
tado en una escalera, al igual
que un hombre, a arreglar
cables y a abrir tuberías pero,
a la mujer, sobre todo ya con
una cierta edad, se nos discri-
mina totalmente y yo, con 46
años, me siento joven para
poder trabajar en cualquier
empresa. Si se pensase más en
la mujer para cualquier tipo
de empleo, igual habría otra
salida, que ahora no la hay.
CAMPOS DE CÓRDOBA / 7Nº 1 - DICIEMBRE 2017
L
a inmensidad del mar de
olivos de Andalucía es
uno de los paisajes más
impresionantes que puedan
contemplarse, es el mayor bos-
que creado y mantenido por la
mano humana que existe en el
mundo. El olivo, el olivar y el
aceite, son símbolos y valores
de la cultura mediterránea,
arraigados en la médula de
Andalucía.
El excepcional paisaje que
conforman el olivo y el olivar
en nuestro territorio y en
nuestra cultura,, es también
decisivo en nuestra dinámi-
ca presente por su enorme
aportación social, económica
y ambiental, así como por sus
riquísimas aportaciones a la
diversidad cultural, además
de que en muchos municipios
de Andalucía suponen la prin-
cipal fuente de vida.
El olivar en Andalucía es un
paisaje y un paisanaje, una
forma de ser y de hacer, es el
resultado del trabajo de miles
de brazos y millones de anhe-
los que ahora se nos presentan
como una herencia colectiva
que ha sido conformada por
el esfuerzo de generaciones
y generaciones de seres hu-
manos y cuyo mantenimiento
inteligente, sostenible y renta-
ble desde todos los puntos de
vista, es decisivo para nuestras
gentes.
El olivar y su paisaje son
nuestra herencia común, des-
de hace milenios, pero tam-
bién nuestro presente y nues-
tro futuro. Desde el interior de
Andalucía, orgullosos de los
valores que aporta, convenci-
dos de que tienen relevancia
universal y carácter excepcio-
nal, queremos compartirlos
con toda la humanidad, pro-
moviendo que “Los paisajes
de olivar de Andalucía”, sean
declarados por la UNESCO
Patrimonio Mundial como
paisaje cultural agrario. Ello
además no supondría ninguna
limitación de uso o de manejos
en la actividad productiva.
Teniendo en cuenta todo lo
dicho más arriba, desde IU se
consideran los extraordinarios
y positivos valores del paisaje
del olivar de Andalucía y se
suma a las solicitudes que des-
de distintas administraciones
se están llevando a cabo para
conseguir la declaración del
Paisaje del olivar de Andalucía
como “Patrimonio Mundial”.
Al mismo tiempo que acepta
su compromiso de cooperar
activamente para conocer,
conservar y difundir los va-
lores del paisaje del olivar y
anima a todas las autoridades
competentes a que realicen
las tareas necesarias para
culminar con éxito el anhelo
colectivo de esta declaración
por la UNESCO.
Adhesión a la declaración de los paisajes del olivar de Andalucía
como paisaje cultural patrimonio mundial por la UNESCO
Numerosos ayuntamientos de la provincia de Córdoba han
aprobado la moción para la eliminación del requisito de peonadas
S
obradamente conoci-
do, que el sector agrario
es determinante en la
economía de la provincia de
Córdoba, máxime en estos
tiempos, en los que el pro-
ceso de desindustrialización
azota con dureza a nuestros
municipios, arrojando cifras
de desempleo escalofriantes
que se sitúan de media en el
30,21%, la tasa de desempleo
más alta de España.
Este terrible dato macroeco-
nómico del desempleo, hay
que unirle los datos socioeco-
nómicos que sitúa a la pobla-
ción en riesgo de exclusión
social en el 47%, con un 43%
de los cordobeses y cordobe-
sas en situación de pobreza y
el 78% de los mismos con difi-
cultades para llegar a final de
mes. Son datos del informe
sobre pobreza presentado en
el mes de octubre por la Red
Andaluza de Lucha contra la
Pobreza y la Exclusión Social
con motivo de la conmemo-
ración del Día Internacional
para la Erradicación de la
Pobreza.
Detrás de los datos, personas
y familias desesperadas y an-
gustiadas cada día para salir
adelante en su difícil lucha por
la supervivencia. Esto no es es-
tado del bienestar. En Córdoba
han saltado todas las alarmas.
Hay más paro, más pobreza
y menos industrias según los
últimos datos de la Encuesta
de Población Activa (EPA) del
Instituto Nacional
de Estadística (INE).
Y el problema se
agrava dentro del
sector agrario, y
aunque se observa
algún proceso de
diversificación en
el sector, es el olivar
el cultivo determi-
nante en nuestra
provincia. La cam-
paña 2017-2018 se
presenta con datos
económicos aún
más negativos que
la pasada, funda-
mentalmente como
consecuencia de las
condiciones clima-
tologías, que apenas han arro-
jado algo de lluvia en nuestra
provincia, profundizando el
estrés-hídrico que el olivar
ya viene arrastrando, con las
consecuencias en materia de
producción que esto supone
y situando a los jornaleros y
jornaleras andaluzas al bor-
de de la desesperación, una
situación dramática que hay
que combatir desde las Ad-
ministraciones Públicas para
procurar el sustento econó-
micos de los damnificados por
esta situación.
Dentro de los malos datos
que se prevén para esta cam-
paña, este colectivo especial-
mente vulnerable, que es el
de las jornaleras y jornaleros
de la provincia de Córdoba,
vienen sufriendo una reduc-
ción drástica de jornales año
tras año, como consecuencia
de la mecanización del campo,
la llegada de trabajadores y
trabajadoras de otros sectores
en crisis, o las condiciones cli-
matológicas. En el caso de las
mujeres, reviste una situación
especialmente dramática
y representan el triple del
número de desempleadas
perceptoras de subsidio con
13.121 frente a los 5.556 de
hombres desempleados per-
ceptores del subsidio.
Esto supone que el cumpli-
miento del requisito de los
35 peonadas para acceder al
subsidio agrario se convierte,
año tras año, en una odisea,
llegándose en muchos casos
a la lamentable situación de
tener que pagar dinero para
alcanzar dicha cantidad de jor-
nales, lo que supone imágenes
más propias de otras épocas,
de sumisión y caridad.
Desde Izquierda Unida veni-
mos realizando históricamen-
te, en los años complicados de
producción, la campaña de
“Peonadas 0” en favor de las
jornaleras y jornaleros de esta
provincia con el objetivo de
que puedan acceder al subsi-
dio agrario, que cabe recordar
supone 426 euros durante 6
meses, sin tener que recurrir
a métodos ilegales.
Los grupos Municipales de
IU han sometido a la conside-
ración de los Ayuntamientos,
la aprobación de los siguientes
acuerdos:
PRIMERO.- Exigir al Gobier-
no de España:
a) La eliminación del
requisito de peonadas en
la campaña de recogida
de aceituna 2017-2018
para el acceso al Subsidio
Agrario o Renta Agraria
en Andalucía.
b) La puesta en mar-
cha, con carácter de ur-
gencia, de un Programa
de Fomento del Empleo
Agrario Especial, dotado
con fondos extraordina-
rios, y dirigido a ayudar
al mundo rural a superar
la terrible crisis econó-
mica y la falta de activi-
dad agrícola por la que
está atravesando.
SEGUNDO.- Exigir a la
Excma. Diputación Provincial
de Córdoba la aprobación de
una partida presupuestaria
específica, con cargo al próxi-
mo presupuesto, para poner
en marcha y con carácter de
urgencia un Plan de Empleo
Extraordinario para Mujeres
Agrícolas que están siendo
excluidas del trabajo de reco-
lección de la aceituna durante
las últimas campañas. Dicha
partida será gestionada por
los ayuntamientos de la pro-
vincia, como mejores cono-
cedores de la situación de las
mujeres locales, y el criterio
de inclusión en dicho Plan de
Empleo será el haber quedado
fuera de los requisitos exigi-
dos por el Gobierno central
para el acceso al subsidio
agrario.
8 / CAMPOS DE CÓRDOBA Nº 1 - DICIEMBRE 2017
Haciaunapolíticaagrariadignayadaptadaalfuturo
A
finales de noviembre,
la Comisión Europea
presentó una Comuni-
cación sobre la política agra-
ria común (PAC) después de
2020. En dicha comunicación
se anticipan las grandes líneas
de actuación y se presenta al
año 2018 como determinante
para el futuro de la PAC, ya
que ha de establecerse el
Marco Financiero Plurianual
(MFP) previsto para mayo y
las propuestas legislativas
que serán presentadas antes
del verano.
Una lectura superficial de los
documentos nos llevaría a un
optimismo engañoso. Porque
aunque la música nos gusta
(apoyo a pequeñas y medianas
explotaciones; establecimien-
to de jóvenes agricultores y
relevo generacional; nuevas
inversiones e infraestructuras;
sostenibilidad ambiental de
la producción agrícola...) el
contenido es extremadamente
ambiguo.
Quedan en el aire cuestiones
nada desdeñables, como por
ejemplo cuál será el papel de
los Estados Miembros ante la
implementación de las políti-
cas agrarias y si realmente se
da un primer paso para una
cierta renacionalización.
Sin embargo, nos tememos
que detrás de este escenario
se esconde una apuesta por re-
ducir al máximo el papel de la
PAC a partir de 2020. Nuestras
sospechas no son infundadas,
pues este mismo diciembre
el Parlamento Europeo ha
aprobado, casi a escondidas, la
reforma Omnibus de la PAC ac-
tual. Y lo hizo introduciendo,
a propuesta de la Comisión,
varios elementos que permi-
ten la sustitución de los pagos
directos a la producción por
instrumentos financieros de
seguro y crédito; que facili-
tan la desvinculación entre
las subvenciones agrícolas y
la actividad productiva; que
diluyen los criterios de sos-
tenibilidad y que reducen la
protección de las organizacio-
nes de productores frente a las
autoridades de competencia
-dejándolos aún más indefen-
sos frente a distribuidores e
intermediarios-.
En definitiva, todas ellas
son medidas que profundizan
en la orientación de mercado
de la PAC y que recompensan
a los terratenientes y a las
grandes explotaciones frente
a los pequeños agricultores. A
lo largo de los próximos meses
conoceremos las auténticas
intenciones de la Comisión, y
esperamos que estas orienta-
ciones no se consoliden en la
futura PAC.
También tendremos que
esperar a saber qué posición
van a adoptar los Gobiernos
de los Estados Miembros en
el Consejo, donde tendrán
que hacer oír su voz. Nosotros
la llevaremos al Parlamento
Europeo, porque desde IU en
Europa saldremos en defensa
de un modelo de desarrollo
rural basado en la agricultura
productiva y sostenible, por-
que sin precios estables, sin
ingresos seguros, sin cadenas
de producción y consumo vin-
culadas al territorio, nuestros
pueblos y comarcas se van a
seguir vaciando de jóvenes
que no pueden vivir ya del
campo.
Somos conscientes que el
mundo rural europeo se en-
frenta a graves desafíos en un
futuro. Llevamos años denun-
ciando la falta de infraestruc-
turas básicas y de servicios
públicos en estas zonas y con
la misma fuerza que hemos
luchado contra estos recortes,
lucharemos por una política
agraria digna y adaptada al
futuro. Debemos pensar tam-
bién en reformar la PAC para
que estimule la innovación y
la investigación en la cadena
agroalimentaria, fortalecien-
do la especialización y el valor
añadido; para que asegure la
integración de los criterios de
sostenibilidad de los suelos,
el agua y la biodiversidad en
el manejo agrario; para que
fortalezca las redes locales,
la producción ecológica y la
economía social.
Un nuevo modelo producti-
vo agrario que implica crear
empleo de calidad, terminar
con el empleo no declarado
y combatir el clientelismo.
Pensamos que la PAC puede
ser un instrumento para que,
mediante condicionalidades
sociales en los pagos, se ase-
gure el respeto a la legislación
social y los convenios colecti-
vos en el campo.
Finalmente, dos apuntes. La
incorporación de los jóvenes al
sector agrario es crucial y para
ello han de establecerse pro-
gramas específicos y acceso a
la tierra que vayan más allá
de los programas existentes:
mediante bancos públicos de
tierra, recuperación de terre-
nos abandonados, creación
de cooperativas sociales, o
facilitando las sucesiones.
Y no menos crucial es la in-
corporación de las mujeres,
que sufren las condiciones
más precarias y atípicas. Las
mujeres han de acceder al
trabajo y la propiedad agrícola
en condiciones de igualdad, lo
que nos exige la incorporación
de una perspectiva de género
en la futura PAC.
Tenemos una propuesta
sólida, construida a través de
una amplia participación y
avalada por años de experien-
cia. Ahora solo queda trabajar
-seguir trabajando- para que
se haga efectiva.
Paloma López Bermejo
Eurodiputada de IU-IP
IUpidepeonadasceroparaevitarelfraudeyreclama
un plan de empleo digno para el campo andaluz
Maíllo apunta a las mujeres como principales víctimas de la reducción de jornales y apunta a la reconversión de
las políticas de un sector “con más peso” en Andalucía que el turismo o la construcción
 
I
U Andalucía ha lanzado la
campaña Derechos para
el campo andaluz, que re-
correrá las ocho provincias
andaluzas para exigir un plan
de empleo digno para los
jornaleros y jornaleras y la
eliminación del mínimo de
peonadas para la consecución
del subsidio, con el propósito
de eliminar el clientelismo en
que deriva esta medida.
El coordinador de IU An-
dalucía, Antonio Maíllo, ha
encomendado hoy durante la
presentación de la misma a
“abordar un debate integral de
reforma de la política agraria,
que beneficia a los propieta-
rios y mantiene la pobreza,
la exclusión y la falta de de-
sarrollo en una actividad que
supone casi el 17% del PIB en
Andalucía, más que el turismo
o la construcción”.
Maíllo ha enfatizado en
el agravio comparativo que
sufren las mujeres, a las que
señala como “principales víc-
timas de la reducción de jor-
nales”. Además, ha urgido al
Gobierno ha declarar el estado
de sequía y ha señalado que
esta situación, que ya prevé
una reducción del 40% de los
jornales en la campaña de la
aceituna, provocará que un
elevado número de jornale-
ros y jornaleras tendrán una
renta menos en la cosecha y
no tendrá derecho al subsidio
agrario a no ser que paguen
por la firma de las peonadas.
Según el coordinador general
de IU Andalucía, “el Gobierno
tiene que intervenir ante lo
que se ha convertido en una
dependencia clientelar”, y
ha instado a llevar a cabo
dos actuaciones: una mayor
dotación de recursos para las
inspecciones en el campo y la
propia eliminación del míni-
mo de peonadas.
Pese a ello, Maíllo ha de-
clarado que esta no se trata
de una medida “única”, si no
que debe abordarse un “plan
extraordinario” dada la situa-
ción de sequía a la que asiste
Andalucía, y ha reclamado la
sustitución de la renta agra-
ria y el subsidio agrario por
un subsidio especial, con el
propósito de “simplificar y de-
volver y blincar derechos para
los jornaleros y las jornaleras
andaluzas”. Además, el coordi-
nador general de IU Andalucía
ha recordado que “desde IU
llevamos reivindicando des-
de 2006 la integración de las
personas del régimen especial
agrario en el régimen general
de seguridad social”, lo cual
permitiría el reconocimiento
de derechos como el acceso a
la jubilación anticipada para
mayores de 55 años.

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El cultivo del olivar, fundamental en la economía de Córdoba

  • 1. El cultivo del olivar es fundamental en la economía cordobesa camposde CÓRDOBANº 1 - AÑO I - DICIEMBRE 2017 Monográfico editado por Izquierda Unida-Los Verdes-Convocatoria por Andalucía CORDOBA T eniendo en cuenta que Andalucía mantiene, desde un punto de vista económico, un claro lideraz- go mundial en el olivar, que este es un elemento impres- cindible de cohesión social y territorial, y con un alto valor medioambiental, las políticas sectoriales deben impulsar y promover un olivar rentable, eficiente, competitivo y soste- nible, de manera que para que se generen bienes y servicios públicos, de utilidad no solo para los agricultores, sino también para el conjunto de la sociedad rural y para los habitantes del medio urbano, sin perder nunca de vista el interés del trabajador y la tra- bajadora del campo de nuestra tierra. Atendiendo a los datos, la co- munidad andaluza cuenta con unos 300 pueblos olivareros y unas 250.000 familias que viven del olivar, lo que supone unos 22 millones de jornales al año generados en el sector, distribuidos porcentualmente de la siguiente manera: Jaén 35%, Córdoba 21%, Sevilla 20% (influenciado por la acei- tuna de mesa), Granada 12%, Málaga 8%, Huelva 2%, Cádiz 1%, Almería 1%. La mayoría del olivar es de secano Asimismo, en alrededor de 1,55 millones de hectáreas plantadas de olivar (en seca- no el 63% y en regadío, 37%), encontramos, en números aproximados, unas 800 al- mazaras, 200 entamadoras, 35 extractoras de orujo y casi 600 envasadoras de acei- te. La distribución de dicha superficie sería: Almería, 1,18% (18.079 has.); Cádiz, 1,51% (23.133 has.); Córdoba, 22,47% (343.640 has.); Gra- nada, 12,04% (184.073 has.); Huelva, 2,39% (36.512 has.); Jaén, 37,37% (574.423 has.); Málaga, 8,34% (127.490 has.) y Sevilla, 14,70% (224.700 has.). Por lo tanto, en el “Eje del Olivar de Andalucía” ad- quiere importancia relevante la provincia de Jaén, el Sur de la de Córdoba, el Noroeste de la de Granada, el Norte de la de Málaga y el Sudeste de la de Sevilla. Del total explotaciones andaluzas de olivar, 169.459, 100.955 (60%) ocupan una su- perficie de 215.624 hectáreas (16%) repartidas en explo- taciones de menos de 5 has., y 3.943 (2%) ocupan una su- perficie de 352.322 has (26%) repartidas en explotaciones de más de 100 has. Además, debemos tener en cuenta que la superficie de olivar andaluz representa la tercera parte del europeo, y el 60% de la superficie oleícola española, y que Andalucía produce el 40% del aceite del mundo, en torno al millón de toneladas, y genera el 20% de la aceituna de mesa (400.000 toneladas). Explotaciones pequeñas Ciñéndonos al ámbito labo- ral, el 94% del empleo por el cultivo del olivar se genera en explotaciones con menos de 20 hectáreas. En este porcentaje, el trabajo familiar representa el 47% del total, el eventual el 48% y el asalariado fijo el 5%. Así, mientras el olivar tradicio- nal genera entre 12 y 18 jorna- les/ha en sus modalidades me- canizable y no mecanizable, el olivar superintensivo genera 6 jornales/ha, ya que las tareas de recolección son mecánicas y sin apoyo. En total, los oli- vicultores y almazaras de las zonas olivareras tradicionales generan 2.760 millones de eu- ros anuales, el 30% de la Renta Agraria Andaluza, y más de 14 millones de jornales. Por su parte, y en relación a los perceptores de ayudas directas, ha de señalarse que el 1,5% recibe el 29% de las ayudas mientras que el 98,5% restante se reparte el 71% de las mismas. Umbral de rentabilidad Diversos estudios prevén que los umbrales de renta- bilidad del olivar español se encuentren en la horquilla de 1,90 y 2,20 euros/kg. Desglosa- dos porcentualmente en cua- tro tipos de cultivos, sus costes medios serían los siguientes: tradicional no mecanizable (24%), 2,70 euros/kg de aceite producido; tradicional meca- nizable (52%), 2,30 euros/kg; intensivo (24%), 1,65 euros/ kg; superintensivo (2%), 1,60 euros/kg de aceite producido. Así, en la coyuntura de precios bajos del aceite, no se cubren los costes de producción en muchos casos. En definitiva, el olivar an- daluz es el agrosistema más representativo y simbólico de Andalucía. Está considerado como un sector estratégico y su cultivo está arraigado en la cultura milenaria de nuestra tierra, siendo seña de identidad de muchos de los grandes movimientos sociales andaluces. Francisco Yebras  Secretario PCA 
Bujalance
  • 2. 2 / CAMPOS DE CÓRDOBA Nº 1 - DICIEMBRE 2017 La alarma ha saltado en Córdoba Las mujeres discriminadas y expulsadas de la aceituna El 60% de los afiliados al subsidio agrario (PER) son mujeres, sin embargo su presencia en las cuadrillas es escasa L amentando mucho estas pala- bras, debo comenzar este escrito afirmando que la actual situación económica, social y demográfica de la provincia de Córdoba es devastadora. Nuestros pueblos y ciudades man- tienen un atraso económico histórico debido, entre otras cuestiones, a la estrategia de los diferentes poderes públicos (estatal, autonómico y eu- ropeo) de excluir la industria como base del desarrollo de una economía que genere empleo de calidad y una justa redistribución de la riqueza, a lo que se suma un intenso proceso de desindustrialización del débil tejido industrial cordobés. Los fríos números del desastre eco- nómico, social y demográfico de nues- tra provincia, que la convierten en la peor de España, lo dejan claro: • Duplica el índice nacional y se sitúa 5 puntos por encima de la media de la comunidad andaluza en tasa de paro, el 30,21%, según los datos difundidos en la última Encuesta de Población Activa. • En la provincia de Córdoba existen, actualmente, un total de 652.800 personas activas, lo que supone un descenso de 3.000 trabajadores respecto al mismo periodo del año anterior. • El paro femenino se dispara hasta el 35,64% en la provincia de Córdoba, mientras que la de los hombres llega al 25,92%. • Tal y como recoge el INE, el número de fábricas en Córdoba se ha reduci- do un 34%, pasando de 7.421 a 4.889. Córdoba supera las cifras estatales ya que el descenso a nivel nacional ha sido de un 15,7% mientras que en Andalucía ha sido de un 14,3%. • Más ancianos que jóvenes. Según los datos del padrón, la provincia cuenta con 791.796 habitantes, de los que 146.801 (el 19% del total) es población mayor de 65 años. • Córdoba es la segunda provincia an- daluza, sólo la supera Jaén, con más habitantes en el extranjero, una cifra que ronda las 250.000 personas. • Córdoba es la provincia española con más pobreza anclada: un 45,2%. • Córdoba también se encuentra por encima de la media española en lo que a pobreza extrema se refiere, según los datos de la Red Andaluza de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN Andalucía). Con un 43%, la población cordobesa lidera el ránking en Andalucía, que sitúa su media en un 41,7% mientras que la española alcanza el 27,9%. • Los pensionistas cordobeses son los que tienen las retribuciones más ba- jas de toda Andalucía, ya que cobran, de media, 100 euros menos. Córdoba cuenta con unos 170.000 pensionis- tas, de los cuales más de 101.000 son jubilados, 15.000 reciben pensiones de incapacidad y 44.000 de viudedad. • Entre enero y agosto de 2017, se fir- maron 351.942 nuevos contratos y solo fueron indefinidos unos 9.200. Luchar por la supervivencia Y detrás de estos datos, los rostros de personas y familias desesperadas y an- gustiadas cada día para salir adelante en su difícil lucha por la supervivencia. Pero el problema se agrava dentro del sector agrario y, sobre todo, en rela- ción al olivar, cultivo determinante en nuestra provincia, y sus trabajadores y trabajadoras, al borde de la desespera- ción por la dramática situación que vi- ven a causa de la reducción drástica de jornales año tras año, la mecanización del campo, la llegada de trabajadores y trabajadoras de otros sectores en crisis, o por las condiciones climatológicas que, por desgracia, se irán recrude- ciendo por el cambio climático contra el que tenemos que seguir luchando. En el caso de las mujeres, persiste una situación especialmente dramática ya que representan el triple del núme- ro de desempleadas perceptoras de subsidio, 13.121, frente a los hombres desempleados perceptores del mismo, 5.556. Y, ante ello, ¿qué hacen las adminis- traciones como la Junta de Andalucía o el Gobierno del Estado? Mirar para otro lado y dejarnos a la cola de in- versiones públicas. Se apuntala, otra vez, que los que más han salido bene- ficiados de la crisis sigan manteniendo esos beneficios y acaparando riqueza y patrimonio, mientras seguimos vien- do, en nuestra provincia, menores y familias enteras en riesgo de exclusión social. Tanto en los Presupuestos de la Junta de Andalucía como en los Presupuestos Generales del Estado, nos encontramos con las peores cuentas de la historia para nuestra ciudad y nuestra provin- cia, una auténtica tomadura de pelo, un verdadero chiste si quisiéramos tomarlo a broma, cosa que no podemos hacer. Para Mariano Rajoy y Susana Díaz, los cordobeses y las cordobesas somos ciudadanos y ciudadanas no ya de segunda categoría, sino de cuarta o quinta. Nuestra provincia no forma parte de las prioridades del PSOE ni del PP, ni tampoco de Ciudadanos que, ya sea por arriba o por debajo de Des- peñaperros, apoya, con su voto, esta vergüenza. Amigos y ami- gas, todas las alarmas han sal- tado ya. Es hora de ponerse ma- nos a la obra para que la situación cambie de una vez, y que, ahora sí, sea para bien. Pedro García Jiménez Coordinador Provincial de IU E l trabajo de las mujeres en la aceituna ha tenido siempre una importancia primordial, pero ha sido sólo recientemente cuando mujeres y sindicatos han conseguido introducir cláusulas de igualdad en los convenios del campo, como la equipa- ración de sueldos entre recogedores (normalmente mujeres) y vareadores (normalmente hombres). A pesar de estos logros, tras el esta- llido de la burbuja inmobiliaria y la posterior crisis económica que supuso el retorno de muchos hombres al sec- tor agrícola, las mujeres han ido siendo rechazadas para acceder a un tajo en la campaña de recogida de la aceituna. La discriminación más habitual y más denunciada venía siendo que muchos de los empresarios no contra- taban a mujeres si no venían acom- pañadas de hombres, un panorama que aunque más propio de otra época afectaba especialmente a mujeres se- paradas, viudas o solteras a la hora de acceder a un jornal. En la actualidad, lejos de corregirse esta tendencia, el trabajo en la recogida de la aceituna ha continuado siendo desigual con la mujer, la mecanización que se ha producido y se está produ- ciendo en la aceituna ha desplazado y está expulsando a las mujeres de la campaña. No estamos ante “las máquinas echan a las mujeres del campo”, ni a que la mecanización facilite la discri- minación, estamos directamente ante un proceso de especialización de la mano de obra y profesionalización que ha sido orientado sólo a los hombres, y ante una discriminación de la patro- nal agrícola que se niega a contratar mujeres bajo argumentos difícilmente defendibles, es obvio que una mujer puede manejar de igual forma una vibradora o conducir un tractor. Hecho que supone de facto la ex- clusión de las mujeres del mercado laboral agrario. Ya que por otro lado, muchos hombres durante el resto del año se dedican a otras labores agrarias como el abono o la poda, son no obstan- te insustanciales las cifras de mujeres que trabajan fuera de la campaña de la aceituna. Asistimos a un problema, ya no sólo de que las mujeres tengan imposible llevar un jornal a su casa, sino a la posi- bilidad de la pérdida de sus pensiones. Mujeres que han trabajado durante toda su vida en las campañas de acei- tuna, y que han cotizado a la Seguridad Social, ahora no pueden conseguir las peonadas suficientes para cobrar el subsidio agrario (35 y 45 en el caso de las más jóvenes), lo que conlleva la imposibilidad de pagar “el sello” y por lo tanto son expulsadas del sistema. Es de alarmante necesidad para esta campaña la supresión de las peona- das para acceder al subsidio agrario y que se ponga en marcha un plan de especial de empleo que lleve consigo la implantación de planes formación en el manejo de maquinaria agrícola dirigido especialmente a las mujeres, para estar en igualdad de oportuni- dadesqueloshombres. María José Bravo Rodríguez Secretaria Federal del Movimiento Democrático de Mujeres Campos de Córdoba · Diciembre 2017 | Coordinación: Sebastián Pérez Gallardo y Francisco Cañasveras Garrido Edita: Izquierda Unida-Los Verdes-Convocatoria por Andalucía | www.iu-cordoba.org
  • 3. CAMPOS DE CÓRDOBA / 3Nº 1 - DICIEMBRE 2017 ¿Cómo cree usted que ha ido evolucionando el trabajo y el papel de la mujer en el campo? El trabajo en el campo siempre ha destacado por su carác- ter manual. Antiguamente y verdaderamente no tan antiguamente, se hacía todo manualmente y ahora la intro- ducción de la maquinaria en el trabajo agrario está haciendo que se pierdan muchos peo- nes y muchos trabajadores y trabajadoras. ¿Este incremento de la mecanización en las tareas agrarias afecta más a las mujeres o a los hombres? La mujer se ve más afectada, claro. Si hablamos de la aceitu- na, la mujer ya no puede casi hacer el trabajo de la aceitu- na, son labores muy pesadas ante las que se prefiere las máquinas a la mano de obra, que además es muy escasa. Al necesitarse muy poca mano de obra, pues el empresario prefiere contratar a un hom- bre antes que a una mujer. Todo ello ha provocado que el trabajo de la mujer se haya ido encaminando principalmente a la elaboración del ajo, y por ende, a desempeñar su labor en los almacenes. Otro problema que tienen que soportar las mujeres se debe a los horarios. Antes tan solo se trabajaba por la tarde, y por lo tanto podía dejar a sus hijos e hijas un momento en casa de la vecina o el vecino y no había problema. Con el cambio de hábitos y horarios, ahora la mujer trabaja tanto por la mañana como por la tarde, y como el abuelo y la abuela u otra mujer no pueda echar una mano, pues prácti- camente no puede trabajar. Esta carga familiar es respon- sabilidad tanto del padre como de la madre, pero se sabe de sobra que somos nosotras las que tiramos del carro y las que nos preocupamos más de nuestros hijos y nuestras hijas. ¿Se refiere usted por tanto que la conciliación de la fa- milia con el mundo laboral cada vez es más complica- da para las trabajadoras agrarias? Por supuesto. La jornada laboral comienza a las seis de la mañana y termina a la una y media o dos de la tarde, las mu- jeres que no puedan dejar a los niños y las niñas con familiares ni llevarlos a la guardería, lo tienen muy difícil para poder trabajar sin ninguna preocupa- ción en sus hijos e hijas. ¿Encuentra muchos pro- blemas una mujer en Mon- talbán para acceder a las Peonadas? El principal problema de este pueblo no es que las mujeres encuentren muchos inconvenientes a la hora de obtener las peonadas, es más, en los almacenes hay más mu- jeres que hombres trabajando. La dificultad viene dada en lo que te he estado contando, en la conciliación de la vida familiar, laboral y personal. Por todo ello, la plantilla cada vez está compuesta por más mujeres jóvenes, mujeres que tienen una mayor flexibilidad de horarios y ningún tipo de carga familiar. Últimamente también esta- mos encontrando problemas con el pago de las nóminas. Se tarda mucho en abonarlas, algo que suma una presión más a trabajadores y trabaja- doras, debido a que a pesar de que estos y estas no cobren, no pueden permitirse renunciar a sus puestos de trabajo porque necesitan el dinero para sus familias, sus hipotecas, sus facturas... están totalmente a merced de los empresarios. ¿Cuál cree que es la prin- cipal diferencia entre el tra- bajo que realiza la mujer y el hombre en el campo, aunque las tareas sean las mismas? Como te he ido contando, aquí en Montalbán en la acei- tuna ya apenas trabajan muje- res por la mecanización de las tareas agrarias, lo que provoca que la mujer se traslade a trabajar en los almacenes en los que se trata el ajo. Aquí es importante saber que en los al- macenes el hombre y la mujer cobran exactamente lo mismo, el problema viene porque en el trabajo de campo se paga mucho más y en él la mujer ya no tiene hueco. ¿Por lo tanto la mecaniza- ción de las tareas agrarias es uno de los motivos del creciente abandono del em- pleo agrario por parte de la mujer? Por supuesto. Ese es el prin- cipal motivo, cuanta más ma- quinaria se introduce hay menos peonadas para las mujeres. Antes una mujer podía irse a sembrar, a coger aceitunas... y eso ahora se ha perdido, esa labor la realizan máquinas y sino pues hom- bres, lamentablemente las mujeres ya no tienen nada que hacer respecto a ello. ¿Sabe usted de algún caso en que se hayan tenido que comprar peonadas? ¿A qué precio? ¿Cree que esto ocu- rre con bastante frecuencia? Comprar propiamente dicho no, pero se juega con ponerse más o ponerse menos. Hay días en los que el trabajador o la trabajadora no acude a su puesto de trabajo pero la peonada se la apuntan de igual manera. Últimamente esto ocurre cada vez menos, antiguamente te preguntaban cuántos peones te ponían o cuántos querías porque no importaban, daba igual cuan- tas peonadas te pusieran, todo esto está ahora más regulado. Estos problemas vienen derivados de los requisitos para obtener la renta agraria, y de que el paro se cobra de otra manera. La gente ahora se pelea porque le apunten peonadas, las necesitan, y se ven con dificultades para po- der conseguirlas todas porque no se trabaja mucho. Además, hay casos en los que te apun- tan menos peonadas de las que te corresponden o que directa- mente no te las quieren poner. ¿La supresión del número de peonadas acabaría con la guerra existente entre traba- jadores y empresarios por la obtención de las mismas? Claro, sería una forma de sacudir y quitar la presión que tienen trabajadores y, sobre todo, trabajadoras de conseguir obligatoriamente las peonadas. Hay personas que por motivos familiares o de salud no puede juntarlas to- das y por lo tanto no obtienen ningún tipo de ayuda. En su opinión personal, ¿cuál cree que sería la sali- da y solución para pueblos como este, cuyo motor eco- nómico radica en la labor agraria? La supresión de las peona- das es esencial. Con ello conse- guiríamos equiparar el trabajo agrario a cualquier otro. Es verdad, que nuestra labor es más complicada que otra ya que, por ejemplo, en el campo no se pueden firmar contratos de 6 meses como en cualquier otra ocupación. Esto provoca también que en cualquier momento el empresario pueda decidir que dejes de trabajar, algo ante lo cual no puedes hacer absolutamente nada. Por todo ello, lo suyo sería que tuviéramos un subsidio por el tiempo que hayamos estado trabajando, si han sido dos meses pues dos meses, si han sido cuatro pues cuatro, pero es esencial algo que reconozca el trabajo que has estado reali- zando durante un tiempo de- terminado. Es necesaria una regulación en estos trabajos porque no son normales, son eventuales, y no es justo que por ello trabajadores y traba- jadoras no tengan el mismo acceso a un subsidio como en cualquier otro empleo. Andrés Criado ENTREVISTA Â Teresa Jiménez Gálvez Trabajadora ajera de Montalbán Una de las tantas personas que siguen arraigadas a la cultura y a la labor agra- ria. Teresa Jiménez Gálvez es una trabajadora ajera de Montalbán, un municipio entrañable y obrero cuyo principal motor económico es el empleo agrario. Se muestra preocupada por la situación de la mujer en el trabajo en el campo en Montalbán. El pueblo cuenta con una superficie de 1.911 hectáreas de las que 1.868 se encuentran dedicadas al cultivo de aceituna, tanto de secano, como de regadío. A pesar de ello, Montalbán es el primer produc- tor de ajo de Andalucía y segundo de España, siendo único en el mundo en producir el ajo negro y la cebolla negra, es más, este año se espera que la producción alcance las supere las 30.000 toneladas del año pasado. Tanto Teresa como la mayoría de las mu- jeres de este municipio, no se dedican a la aceituna, sino al ajo. Satisfecha y orgullosa de la labor realizada a lo largo de su vida, acentúa que la mecanización en las tareas agrarias está provocando un desplazamiento de la mujer hacia otros ámbitos en los que la remuneración es menor, destacando consigo todas las responsabilidades a las que una mu- jer debe hacer frente en un mundo marcado por su carácter machista y patriarcal.
  • 4. 4 / CAMPOS DE CÓRDOBA Nº 1 - DICIEMBRE 2017 Del Empleo Comunitario al PER Política planificada de empobrecimiento de los municipios rurales de Andalucía A ntecedentes El Empleo comunita- rio está en la memoria de los pueblos asociada a dece- nas de jornaleros trabajando en las cunetas de las carrete- ras. Un trabajo colectivo con una baja rentabilidad y que servía de escarnio para los protagonistas de un indeseado trabajo, a los que se negaba la dignidad de un trabajo útil. Los gobernadores civiles repartían discrecionalmente, según el nivel de tensión rei- vindicativo en los pueblos. El sindicalismo de clase estaba presente en cada uno de los tajos y la cohesión provocada por el trabajo grupal, caldo de cultivo para encender el campo andaluz. Los convenios del campo eran firmados por la patronal tras la presión de huelgas masivas. A todo ello se añade la paula- tina mecanización que elimina puestos de trabajo, mientras las estructuras agrarias se mantienen. Los pueblos se en- frentan al despoblamiento y al envejecimiento. La situación, después de cuarenta años, es casi similar, con los mismos actores. Hoy la propiedad de la tierra está en menos manos incluso, que a principios de los años treinta. El modelo en el que se ha sustentado el sector rural, han estado basadas en la eventua- lidad y la movilidad intersec- torial, que ahora ocupan un plano socialmente relevante en el nuevo contexto de des- empleo y precarización de la fuerza de trabajo. Esta caracte- rística de la actividad agraria en regiones latifundistas ha venido ligada a otras activida- des como la construcción y la hostelería asociada al turismo. Un fondo o reserva de trabajo “ simple”, para ser usada de for- ma temporal que ha entrado en crisis, por la burbuja de la construcción y la precariedad en el sector servicio. Es el lla- mado complejo “ agricultura/ construcción/hostelería”, que se ha mantenido durante dé- cadas, facilitando una mano de obra excedentaria, sin que existan otras salidas, a no ser la emigración al extranjero. Reformas Incluso el gobierno de la UCD en su último año, esboza ya la desaparición del Empleo Comunitario para sustituirlo por medidas generadores de empleo. La derecha andaluza cuenta con sus representantes en el Congreso, procedentes y representando como en otros momentos de nuestra historia, los intereses del latifundismo y del sector agrario conservador. Con esta primera reforma, nunca aplicada, los fondos públicos distribuidos hasta entonces por los alcaldes en- tre los desempleados de sus correspondientes municipios pasarían a manos de unos ges- tores públicos dependientes del Gobierno. Las medidas, como suele ocurrir con los gobiernos de la derecha, si pretenden be- neficiar al trabajador con una mano, con la otra también a los empresarios. Por un lado, las que corresponderían a em- pleos creados mediante ayudas directas a los empresarios agrí- colas, y, por otro, las referidas a creación de empleo mediante la intervención directa de la Administración en las mismas áreas en las que venían crean- do empleo los ayuntamientos. Se pretendía una nueva filo- sofía y vaciar al empleo comu- nitario de ese carácter humi- llante. Ni antes ni ahora se ha dado respuesta a la aspiración de los trabajadores del campo consistentes en la puesta en marcha de un plan estructural para el campo -implantación de industrias de transforma- ción, planes de obras públicas, fomento de cultivos generado- res de empleo, etc. Del Empleo Comunitario al PER (1984) En 1984 se introdujo el sub- sidio de desempleo agrario y el Plan de Empleo Rural (PER) como alternativa al Empleo Co- munitario que estaba vigente desde 1971. Con esta reforma el partido gobernante se asegura, en la mayoría de los munici- pios andaluces, la continuidad. El nuevo sistema de presta- ciones sociales establecidos en 1984, se apoya en un triple soporte: - Un subsidio de desempleo equivalente al 75% del SMI, a percibir durante 180 días al año. - Un Plan de Empleo Rural (PER) tendente a canalizar las inversiones oficiales destina- das al medio rural. - Un Plan de formación Ocu- pacional Rural (FOR) De ésta última medida nunca más se supo. El subsidio de desempleo se cobrará durante nueve meses (durante seis meses pero la misma cantidad, desde 1994) a razón de 23.000 pts/mes (30.000 pts/mes desde 1994 hasta 2002) si se han trabaja- do sesenta peonadas al año, siendo la mitad de éstas, como mínimo, referentes al medio rural. Las otras treinta peo- nadas pueden alcanzarse me- diante el PER (Plan de Empleo Rural), que era algo similar el E.C., pero que no buscaba la contratación masiva, sino la formación de listas de desem- pleados para contratarlos en turnos sucesivos. El PER, actualmente se de- nomina PFEA (Programa de Fomento y Empleo Agrario), se basa en el reparto de fondos a los municipios y es aprobado por la Administración Central. En los últimos años las cuantías se mantienen casi invariables y se basa en la presentación de proyectos por parte de los Ayuntamientos, generalmente obras de arreglo de calles. En la mayoría de los pro- yectos el sesenta por ciento va destinado a mano de obra y el cuarenta por ciento para materiales. Estos últimos son subvencionados por Diputa- ción (25 por ciento) y Junta de Andalucía (75 por ciento). Con este sistema vino la tan buscada paz social al cam- po de Andalucía y por ende la desmovilización sindical. Sólo esporádicamente alguna movilización puntual, como la protagonizada en 1991, año durante el cual el PSOE estableció unos bloqueos del subsidio para aquellos trabajadores que, en otros trabajos, ingresaran una de- terminada cantidad, por enci- ma de la media. Esto provocó movilizaciones tanto del SOC como de CCOO yUGT,hastaque finalmente se retiró en poco tiempo ésta medida, tras una multitudinaria manifestación en Sevilla, durante la cual Mu- nicipios como Nueva Carteya, Castro del Río o Espejo despla- zaron decenas de autobuses. Cifras de desempleo En 1982, si lo comparemos con los datos actuales, el traba- jador del campo en un periodo de trabajo normal a lo largo del año, en 270 días de trabajo, la media de días trabajo obte- nidos por persona y año fue de 99 días, en incluso en algu- nos puntos, como pueblos de Sevilla, de 104 días. Hoy estas cifras quedan muy lejanas y la consecución de las 35 peona- das en años de difícil cosecha, por ejemplo de aceitunas, es prácticamente imposible para la mayoría. Según los datos del Minis- terio de Empleo la media de las cotizaciones por contrato en la Provincia de Córdoba en el 2013 es de 7,85 en ene- ro, 7,66 en febrero, 6, 98 en marzo, 8,23 en abril, 8,11 en mayo, 7,87 en junio, 9,24 en julio, 9,11 en agosto, 8, 57 en septiembre, 9,02 en octubre, 7,80 en noviembre y 8, 23 en diciembre, lo que nos da una media intermensual en 2013 de 8,22 jornales mensuales por trabajador o trabajadora. En 2016 la media ha sido de 9,1. Las jornadas reales que se cotizan durante los tres meses de recolección de aceitunas, diciembre a enero de 2016, destacan en Córdoba el alto porcentaje destinados a los cultivos oleaginosos con un millón treinta y dos mil cua- renta euros (1.032.040 euros), siendo el me de diciembre con 420.426 el de mayor presencia en el campo. En la actualidad, en la Pro- vincia de Córdoba, el número de inscritos en el Régimen Especial agrario es de 66.570, con referencia al mes de mayo de 2017. En Andalucía el número de inscritos es al mes de no- viembre 451.612.71. Es más del cincuenta por ciento del total de España. De los cuales el 49 por ciento son varones y el 51 por ciento mujeres. Diez puntos más que en la media nacional, donde los varones son el sesenta por ciento. Desde el año 2001, el peso específico de afiliados a éste Régimen Especial ha venido paulatinamente descendiendo de 1.126.021 trabajadores, a los 765.897 trabajadores en la actualidad. En este contexto de desem- pleo se sitúa el campo andaluz, en la cola de las prestaciones, aumentando la brecha de la desigualdad en la misma An- dalucía y como Comunidad con el resto. Estas reducciones obedecen a la bajada del número de beneficiarios y a la reducción de la cuantía de la prestación; no es cierto que el gasto dis- minuya porque hay menos parados, sino porque se expul- sa a muchas personas en paro del sistema de protección y se ha reducido la cuantía de la prestación. Ello nos lleva a una conclu- sión: Menos personas prote- gidas y con una prestación de peor calidad se traslada de forma inevitable a una re- ducción intensa en el gasto en protección al desempleo. Dependencia En esta dinámica de re- cortes del Partido Popular, la disminución del gasto en prestaciones está provocando un deterioro en la protección al desempleo que expulsa de la cobertura a cientos de miles de personas y baja la cuantía de lo que reciben los que permanecen. Deunauotraformaelcampo andaluz es preso del caciquis- mo en distintas variantes. Si durante el siglo XX, el caciquis- mo y el latifundio condenaba a la pobreza a miles de traba- jadores del campo, durante fi- nales del siglo XX, se le impone un sistema humillante, para dar paso más adelante a otro sistema clientelar. En la actua- lidad el sistema condena a la feminización de la pobreza y a depender de nuevo de un ter- cero para sobrevivir, como es la servidumbre de acceder a las peonadas a través de la compra de éstas, ya que por el propio sistema de recolección de acei- tunas ha arrojado del campo a la mujer. Se ha incrementado el poder de los patronos y a sus intermediarios en el mercado de trabajo (manijeros y encar- gados, etc.) y una continuidad en la capacidad de control so- bre el comportamiento laboral (a veces extralaboral) de los trabajadores/as. La situación se ha ido de- teriorando excluyendo a los jóvenes, a los adultos de más de 50, y por descontado a la totalidad de las mujeres. Hoy con los nuevos sistemas de mecanización en la reco- gida, un trabajador recolecta más del triple que hace veinte años. En los patios de recepción de las Cooperativas y almazaras se ha mejorado notablemente también la productividad. Las políticas agrarias de la Comuni- dad Europea continúan con la política de subvenciones, pero nihantenidonitienenencuen- ta la situación del trabajador. Por lo tanto la producti- vidad se ha incrementado enormemente, sin embargo las temporadas de recolección se han reducido también y los jornales se mantienen casi invariables desde hace años. Francisco Cañasveras Garrido
  • 5. CAMPOS DE CÓRDOBA / 5Nº 1 - DICIEMBRE 2017 ¿Para qué IU Andalucía propone una Ley Integral de Agricultura y Soberanía Alimentaria? IU Andalucía propone una Ley Integral de Agricultura y Sobera- nía Alimentaria que corrija los desastrosos efectos de la acción del gobierno andaluz en alianza con los grandes propietarios y distribuidores han provocado en el campo andaluz. ¿Qué objetivos tiene la Ley Integral de Agricultura y Sobe- ranía Alimentaria? 1. Mejorar la vertebración del sector agroalimentario para equilibrar la cadena de valor agroalimentaria. Mejo- rar la posición negociadora de las personas productoras a lo largo del canal comercial. Segui- miento exhaustivo de precios y márgenes comerciales desde el primer eslabón –explotación agrícola o ganadera- de la cadena, al último– lineal del supermercado. Vigilar y san- cionar las prácticas comercia- les desleales o abusivas que vayan en contra del correcto funcionamiento de la cadena de valor. Incentivar canales al- ternativos de comercialización agraria. Fomentar canales cortos de comercialización, así como la venta directa en las explotaciones, potenciando las producción y variedades loca- les y ecológicas con gran valor añadido. Facilitar el acceso a la compra de producciones locales o ecológicas a colegios, residencias de mayores, hospi- tales y centros públicos que lo soliciten para sus menús diarios. Fomentar y autorizar a empresas de restauración la localización de lo consumido. Creación de un banco público de tierras con el objetivo de producir alimentos y priorizar el acceso a la tierra de entidades asociativas de jóvenes agricultores y agricultoras. Apo- yar la agroindustria con base productiva en Andalucía que emplee los recursos productivos agrarios y ganaderos 2. Incrementar la transparen- cia del mercado agroalimenta- rio. Creación del Observatorio de Precios y Márgenes Comerciales de los Alimentos de Andalucía, cuyas funciones serían: analizar la estructura básica de los pre- cios de los productos agrarios y alimentarios en todos y cada uno de los distintos eslabones de la cadena de valor agroalimentaria. Realizar un seguimiento sistemá- tico de los precios y márgenes en las distintas fases de la cadena de valor, analizando los factores que determinan su evolución. Favorecer el diálogo entre las partes, públicas y privadas, impli- cadas en la cadena alimentaria. Elaborar propuestas vinculantes de actuación dirigidas a la Admi- nistración competente y los agen- tes económicos. Establecer un banco de datos sobre los precios y los márgenes de los productos agroalimentarios. Elaboración de un contrato(s) tipo agroalimenta- rio(s) que contenga como mínimo los siguientes conceptos: garantía de propiedad sobre la produc- ción, duración del contrato, precio, o en su defecto un índice de costes mínimo por debajo del cual no puede venderse, fecha de entrega, forma de pago, tipología y cantidad del producto. 3. Perseguir y castigar las prácticas comerciales abusivas y/o desleales. Código de Buenas Prácticas Comerciales de obliga- do cumplimiento por parte de los distintos agentes de la cadena de valor agroalimentaria. Regu- lación de la venta a pérdidas. Consideración de práctica con- traria a la competencia cuando es lesiva para los intereses de los productores y no sólo cuando lo es para las personas consumido- ras. Establecimiento de un régi- men sancionador ágil y eficaz. Establecimiento de la capacidad pertinente para denunciar por parte de las organizaciones sec- toriales afectadas. La compra de productos alimenticios por debajo de sus costes de produc- ción, en base a una posición de dominio, debe tipificarse como una práctica contraria a la libre competencia. Definición, en con- secuencia, de unos costes medios de producción por debajo de los cuales no se pueda comprar di- chos productos. Prohibición de la venta “a resultas” o “a comer- cializar”. Incorporación de los plazos de pago de las empresas a sus proveedores como elemento auditable con carácter obligato- rio. Mejorar el etiquetado sobre la trazabilidad de los productos de tal forma que sea entendible para la persona consumidora. Vigilancia y control efectivos de que la información que se trasla- da a través del etiquetado en el punto de venta, es adecuada y ve- raz. Prohibición de la utilización de productos alimenticios como “productos reclamo”. Regulación clara y mayor control de las subastas a la baja relacionadas con productos agroalimenta- rios. Prohibición de las subastas “a ciegas”. O la regulación ágil y transparente de las “marcas blancas” o “del distribuidor”. 4. Potenciar la búsqueda de acuerdos de autorregulación entre agentes de la cadena comercial agroalimentaria. Organizaciones Interprofe- sionales Agroalimentarias: dotar de seguridad jurídica a las organizaciones interpro- fesionales en los acuerdos al- canzados en su seno. Obligar a cumplir la extensión de norma en todo el sector. Incluir en las organizaciones interpro- fesionales a los consumidores y a la gran distribución, con el fin de tener representación de todo el canal comercial. Dotar a la interprofesional de capacidad para articular instru- mentos de gestión de la oferta. Mejorar la representatividad del sector productor en el seno de la organización interprofesional. 5. Reconocimiento del carác- ter específico del sector agrario en el marco normativo de com- petencia. Articular mecanismos que permitan a los productores alcanzar acuerdos colectivos en cuanto a precios mínimos. Con el objetivo de mejorar el equilibrio de la cadena de valor, es nece- sario modificar la legislación de contratos agrarios para permitir que los precios incluidos en los contratos puedan estar referen- ciados a índices sectoriales deter- minados, entre ellos, los costes de producción. Esta es, en resumen, la ley que IU Andalucía propone para superar la actual situación del campo andaluz, de la produc- ción de alimentos y de la cade- na de distribución. ENTREVISTA Â Elena Cortés Diputada andaluza ENTREVISTA Â Juani Núñez Trabajadora del olivar en Bujalance Elena Cortés Jiménez nació en Priego de Cór- doba en 1973. Licenciada en Sociología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, inició su militancia política en las Juventudes Co- munistas de Andalucía durante las movilizaciones estudiantiles de 1991 en favor de la paz y contra la primera Guerra del Golfo. Desde entonces es militante del PCE y de IU LV-CA. Entre 2003 y 2011 fue concejala delegada de Educación e Infancia del Ayuntamiento de Córdoba entre 2003 y 2011, así como portavoz de IU en la Diputación de Córdoba durante el mismo periodo. Actualmente es la responsable de Política Institucional del Consejo Andaluz de IU LV-CA y miembro del Comité Central del Partido Co- munista de Andalucía. Diputada andaluza por Córdoba nos presenta el proyecto de Ley Integral de Agricultura. En una gasolinera situada a la entrada del municipio de Bujalance reza un cartel: “Se necesitan dos hombres para la aceituna”. Pre- cisamente sobre ese asunto ha hablado, largo y tendido, Juani Núñez, una trabajadora del olivar en Bujalance, un pueblo de unos ocho mil habitantes de la comarca del Alto Guadalquivir en el que el olivar ocupa, aproximadamente, el 80% de su término municipal y en el que este, además, también copa el 80% del porcentaje de la economía local. Juani, casada y con dos hijas, nació en 1971 y ha vivido “desde siempre” en Bujalance. Lleva trabajando desde que tenía 14 años. Ha realiza- do varios cursos de formación, sabe el empleo de fontanería y electricidad, y ha sido limpiadora en el ayuntamiento durante un breve espacio de tiempo, aunque a lo que más se ha dedicado en su vida laboral ha sido al trabajo en el campo, al igual que el 70% de los trabajadores y traba- jadoras de su pueblo. Por Ana Cañadillas Foto: Mariano Gutiérrez ¿Cómo cree usted que ha ido evolu- cionando el traba- jo y el papel de la mujer en el campo? El trabajo en el campo ha evolucionado gracias a la maquinaria pero la mujer queda atrás de todo y, ahora mismo, ocupa un lugar mínimo en el campo. ¿Cómo es una jorna- da normal de una tra- bajadora del campo? Desde que empieza, por ejemplo, la campaña de la aceituna, estamos desde las 6.30 horas de la mañana levantadas, por- que tenemos que prepa- rar macutos y la comida para poder echar la jor- nada entera, y llegamos al campo y trabajamos como cualquier hombre. No puedo compararnos a ellos en fuerza pero el trabajo lo realizamos como ellos: ponemos fardos, los arrastramos de olivos a olivos, los vaciamos en sacas o en fardillas, según los hatos o las costumbres, y nos paramos hasta mediodía cuando comemos, en tres cuartos de hora, y, al terminar, recogemos ma- cutos y vuelta otra vez a empezar a trabajar hasta las cinco de la tarde. Y, luego, cuando lle- gamos a casa, no ter- minamos, sino que la mujer sigue trabajando: tenemos una familia que atender, preparar la casa y las comidas del día y el día siguiente, ir a la compra... Así, durante toda una campaña que, según el tiempo, dura unos 40 o 50 días. ¿Cómo concilia, en- tonces, la mujer la vida familiar y la laboral? Pegándonos un pelliz- co y teniendo los huesos molidos, pero hacemos de tripas corazón porque es lo único que tenemos para vivir: el campo, por lo menos en mi pueblo. Sin embargo, el proble- ma aquí de la mujer es que, cuantos más años u
  • 6. 6 / CAMPOS DE CÓRDOBA Nº 1 - DICIEMBRE 2017 La distribución de la tierra, mal endémico de Andalucía E n el momento actual donde el PIB de la eco- nomía andaluza se sitúa en torno al 73% de la media europea, y que nos dirige de nuevo a zonas calificadas de “objetivo prioritario”, sólo nos queda certificar el fracaso de las ayudas europeas recibidas a lo largo de varias décadas y que, si bien es cierto reconocer que han propiciado un cambio sustancial en las infraestruc- turas de nuestros pueblos, no han conseguido el objetivo fundamental de establecer un nuevo modelo económico en nuestra tierra. Para encontrar la causa de estos resultados, es necesario conocer algunos de los males endémicos en este contexto como es la distribución de la propiedad de la tierra en nuestra región. En Andalucía hay 8 millones de hectáreas de tierras de cultivo, de las cuales, la mitad se concentra en manos del 2% de propieta- rios. Los intentos de “reforma agraria” a mediados de los años 80 puestos en marcha por la administración autonómica no modificaron ni resolvieron el problema. Hay que recor- dar que sólo en Andalucía y Extremadura persiste el la- tifundio, donde más del 10% de la superficie la acaparan grupos empresariales (Hoji- blanca, Primaflor,...), familias nobiliarias (Mora-Figueroa, Domec, Alba,...) y administra- ciones públicas como la Junta de Andalucía o el Ministerio de Defensa. Por tanto, en este contexto, es fácil de entender quienes son los principales destinatarios de las ayudas de la PAC (Política Agraria Común de la Unión Europea) en nuestra tierra. Casi 100 millones de euros para este grupo de “elegidos” sólo por ser propietarios. El reparto injusto de las ayudas Datos que afianzan y dan razón a quienes considera- mos que el actual sistema de reparto de las ayudas de la PAC están basadas en criterios erróneos para conseguir los objetivos deseados, puesto que se basan en condicionantes de reparto ligados fundamental- mente al volumen de tierras que se posea. Es necesario modificar el método de distri- bución actual incorporando un sistema de penalizaciones a los perceptores de rentas más altas en beneficio de los propietarios de pequeñas extensiones, así como su vin- culación a la generación de empleo, transformación de cultivos y respeto al medio ambiente. El modelo vigente favorece situaciones donde la existencia de industrias de transformación de productos agrícolas se convierte en algo anecdótico a pesar de liderar el mercado de producción de productos tan apreciados como el aceite o el algodón. Dicho de otro modo: a pesar de que Andalucía supone el 18% de la población española, ape- nas representa el 6% de la in- dustria del país teniendo como principal consecuencia para el medio rural su despoblación o en otros casos, la existencia de trabajadores y trabajadoras eventuales del campo obliga- dos a trabajar en muchas oca- siones por debajo del convenio y con la urgencia del momento para conseguir el número de “peonadas” necesarias para acceder al subsidio agrario y renta agraria de la anualidad correspondiente. Donde de nuevo, mujeres e inmigrantes son los grandes perjudicados al tener que aceptar prácticas cada vez más lesivas en las condiciones de trabajo. Y ante esta realidad, repeti- da y continuada en el tiempo, ¿debemos ser sumisos y con- formistas? La respuesta es clara: es necesario y urgente acometer los problemas en- démicos del campo andaluz mediante la aprobación de una verdadera Ley Integral de Agricultura y Soberanía Alimentaria, que garantice la función social de la propiedad agraria, que regule aspectos esenciales como la producción de alimentos desde el campo a la mesa en condiciones de garantía alimentaria (con prohibición expresa del uso y cultivo de organismos modifi- cados genéticamente destina- dos al consumo), que fomente modelos de producción sos- tenibles y respetuosos con el medio ambiente y propicie la adopción de medidas urgentes contra el paro y la pobreza en el campo favoreciendo la creación de empresas de producción, transformación y comercialización, así como el relevo generacional y fijación de la población al territorio con políticas específicas diri- gidas a jóvenes agricultores/ as y ganaderos/as como la puesta en marcha de un Banco de Tierras y puesta en valor de tierras improductivas. Tan clara como improbable por la sistemática falta de voluntad política durante décadas de los distintos gobiernos para revertir una situación tan in- justa como insostenible. Francisco Ángel Sánchez Diputado de Agricultura, Diputación Provincial u tenemos, más difícil nos re- sulta porque ya no nos quieren para trabajar en ningún sitio. Los empresarios sólo buscan a gente joven y no sólo en el campo, donde no dejan de meter maquinaria y, por lo tanto, con un par de hombres se apañan. ¿Este incremento de la mecanización en las tareas agrarias, por lo tanto, afec- ta más a las mujeres o a los hombres? A la mujer más que a los hombres, por supuesto. A las mujeres ya no nos quieren en ningún sitio, no como antes, cuandotodosehacíaamanoen elcampo.Alhombretambiénle afecta este hecho pero en me- nor medida; el también pierde puestos de trabajo en el campo pero busca trabajo como alba- ñil o carpintero, por ejemplo, cosa que las mujeres no encon- tramosenpuebloscomoelmío, sobre todo, si tienes más de 45 años o tienes cargas familiares. Además, como bien se sabe, quien tiene padrino se bautiza y el que no, no, aunque tengas cursos de formación termina- dos como yo. ¿Influyen entonces las cargas familiares a la hora de acceder a un trabajo para la mujer? Así es. Los empresarios se fijan en las cargas familiares y prefieren a gente más jo- ven, también porque recogen subvenciones por contratar a jóvenes, así que, al cumplir los 45 años, comienzas a ver el fu- turo bastante oscuro y sin sa- lida. Antes, había muchísimo más trabajo en el campo para las mujeres: íbamos a los ajos, a aclarar pipas, al algodón... pero, ahora, nada de nada. ¿Encuentra muchos pro- blemas una mujer en Bu- jalance para acceder a las peonadas? Muchísimos. Desde que se impusieron tantísimas peo- nadas para poder acceder al desempleo, tanto para el an- tiguo subsidio como la renta agraria de ahora, aunque con esta es algo más fácil gracias a las obras del PER, no tienes derecho a nada y tienes que buscar, como sea, las 35 peo- nadas en el campo porque no hay otra manera. De ahí que mucha gente haya tenido que comprar peonadas, con mucha frecuencia. Si se suprimiese el número de peonadas, ¿acabaría con la guerra existente entre tra- bajadores y empresarios por la obtención de las mismas? Esa es la pregunta del mi- llón. Las peonadas se deberían eliminar pero lo primero que tendría que haber es trabajo para todos y todas, y así no habría problemas y no ten- dríamos que estar obligados a conseguir las peonadas para obtener un desempleo míni- mo, que ronda los 400 euros, algo con lo que una familia no tiene para vivir un mes, aun- que trabajen los dos cónyuges del matrimonio, porque no te da para pagar la letra de la casa y llevar la familia para adelante. ¿Cuál cree que es la prin- cipal diferencia entre el tra- bajo que realiza la mujer y el hombre en el campo? La fuerza es importante, yo nunca me he podido comparar en fuerza a un hombre pero en la fuerza no va todo. Así, si, como yo, estás desde chiquitita trabajando en el campo, consi- gues maña y buscas ideas para trabajar. Podemos volver, enton- ces, al tema de las máqui- nas. ¿Afectan estas más a la mujer que al hombre y provocan el abandono del empleo agrario por parte de la mujer? Sí. La maquinaria está ha- ciendo horrores con la mujer porque quita muchos puestos de trabajo, también del hom- bre, pero más de la mujer, por- que se nos considera inferior, con menos fuerza o habilidad, por ejemplo, en varear. Pero las mujeres sabemos coger un rastrillo, llevar una sopladora, arrastrar un fardo o hacer montones, y aun así nos tienen discriminadas, y no sé por qué. ¿Qué hay después de los 40 o 50 días de la campaña de la aceituna? Después no hay nada. Des- pués, tu casa, tu familia, la monotonía y nada de ingresos, a no ser que tu marido esté trabajando y entren algunos ingresos a la casa, o entre el poquito del desempleo que nos da el gobierno. En su opinión personal, ¿Cuál cree que sería la sali- da y solución para pueblos como este, cuyo motor eco- nómico radica en la labor agraria? Tantísimas cosas se deberían arreglar, no solamente en el campo. Porque el trabajo en el campo, para los hombres, sigue cuando acaba la tem- porada con el corte, el abono, el arado, etc., pero, fuera del campo y en el ámbito de mi pueblo, para mí, la solución es darle trabajo a todas las mujeres, sin discriminación de edad, para poder conseguir lo mínimo que nos permita co- brar el subsidio, no solo con las peonadas del campo. Tras un taller de empleo de fontanería y electricidad, yo me he mon- tado en una escalera, al igual que un hombre, a arreglar cables y a abrir tuberías pero, a la mujer, sobre todo ya con una cierta edad, se nos discri- mina totalmente y yo, con 46 años, me siento joven para poder trabajar en cualquier empresa. Si se pensase más en la mujer para cualquier tipo de empleo, igual habría otra salida, que ahora no la hay.
  • 7. CAMPOS DE CÓRDOBA / 7Nº 1 - DICIEMBRE 2017 L a inmensidad del mar de olivos de Andalucía es uno de los paisajes más impresionantes que puedan contemplarse, es el mayor bos- que creado y mantenido por la mano humana que existe en el mundo. El olivo, el olivar y el aceite, son símbolos y valores de la cultura mediterránea, arraigados en la médula de Andalucía. El excepcional paisaje que conforman el olivo y el olivar en nuestro territorio y en nuestra cultura,, es también decisivo en nuestra dinámi- ca presente por su enorme aportación social, económica y ambiental, así como por sus riquísimas aportaciones a la diversidad cultural, además de que en muchos municipios de Andalucía suponen la prin- cipal fuente de vida. El olivar en Andalucía es un paisaje y un paisanaje, una forma de ser y de hacer, es el resultado del trabajo de miles de brazos y millones de anhe- los que ahora se nos presentan como una herencia colectiva que ha sido conformada por el esfuerzo de generaciones y generaciones de seres hu- manos y cuyo mantenimiento inteligente, sostenible y renta- ble desde todos los puntos de vista, es decisivo para nuestras gentes. El olivar y su paisaje son nuestra herencia común, des- de hace milenios, pero tam- bién nuestro presente y nues- tro futuro. Desde el interior de Andalucía, orgullosos de los valores que aporta, convenci- dos de que tienen relevancia universal y carácter excepcio- nal, queremos compartirlos con toda la humanidad, pro- moviendo que “Los paisajes de olivar de Andalucía”, sean declarados por la UNESCO Patrimonio Mundial como paisaje cultural agrario. Ello además no supondría ninguna limitación de uso o de manejos en la actividad productiva. Teniendo en cuenta todo lo dicho más arriba, desde IU se consideran los extraordinarios y positivos valores del paisaje del olivar de Andalucía y se suma a las solicitudes que des- de distintas administraciones se están llevando a cabo para conseguir la declaración del Paisaje del olivar de Andalucía como “Patrimonio Mundial”. Al mismo tiempo que acepta su compromiso de cooperar activamente para conocer, conservar y difundir los va- lores del paisaje del olivar y anima a todas las autoridades competentes a que realicen las tareas necesarias para culminar con éxito el anhelo colectivo de esta declaración por la UNESCO. Adhesión a la declaración de los paisajes del olivar de Andalucía como paisaje cultural patrimonio mundial por la UNESCO Numerosos ayuntamientos de la provincia de Córdoba han aprobado la moción para la eliminación del requisito de peonadas S obradamente conoci- do, que el sector agrario es determinante en la economía de la provincia de Córdoba, máxime en estos tiempos, en los que el pro- ceso de desindustrialización azota con dureza a nuestros municipios, arrojando cifras de desempleo escalofriantes que se sitúan de media en el 30,21%, la tasa de desempleo más alta de España. Este terrible dato macroeco- nómico del desempleo, hay que unirle los datos socioeco- nómicos que sitúa a la pobla- ción en riesgo de exclusión social en el 47%, con un 43% de los cordobeses y cordobe- sas en situación de pobreza y el 78% de los mismos con difi- cultades para llegar a final de mes. Son datos del informe sobre pobreza presentado en el mes de octubre por la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social con motivo de la conmemo- ración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Detrás de los datos, personas y familias desesperadas y an- gustiadas cada día para salir adelante en su difícil lucha por la supervivencia. Esto no es es- tado del bienestar. En Córdoba han saltado todas las alarmas. Hay más paro, más pobreza y menos industrias según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y el problema se agrava dentro del sector agrario, y aunque se observa algún proceso de diversificación en el sector, es el olivar el cultivo determi- nante en nuestra provincia. La cam- paña 2017-2018 se presenta con datos económicos aún más negativos que la pasada, funda- mentalmente como consecuencia de las condiciones clima- tologías, que apenas han arro- jado algo de lluvia en nuestra provincia, profundizando el estrés-hídrico que el olivar ya viene arrastrando, con las consecuencias en materia de producción que esto supone y situando a los jornaleros y jornaleras andaluzas al bor- de de la desesperación, una situación dramática que hay que combatir desde las Ad- ministraciones Públicas para procurar el sustento econó- micos de los damnificados por esta situación. Dentro de los malos datos que se prevén para esta cam- paña, este colectivo especial- mente vulnerable, que es el de las jornaleras y jornaleros de la provincia de Córdoba, vienen sufriendo una reduc- ción drástica de jornales año tras año, como consecuencia de la mecanización del campo, la llegada de trabajadores y trabajadoras de otros sectores en crisis, o las condiciones cli- matológicas. En el caso de las mujeres, reviste una situación especialmente dramática y representan el triple del número de desempleadas perceptoras de subsidio con 13.121 frente a los 5.556 de hombres desempleados per- ceptores del subsidio. Esto supone que el cumpli- miento del requisito de los 35 peonadas para acceder al subsidio agrario se convierte, año tras año, en una odisea, llegándose en muchos casos a la lamentable situación de tener que pagar dinero para alcanzar dicha cantidad de jor- nales, lo que supone imágenes más propias de otras épocas, de sumisión y caridad. Desde Izquierda Unida veni- mos realizando históricamen- te, en los años complicados de producción, la campaña de “Peonadas 0” en favor de las jornaleras y jornaleros de esta provincia con el objetivo de que puedan acceder al subsi- dio agrario, que cabe recordar supone 426 euros durante 6 meses, sin tener que recurrir a métodos ilegales. Los grupos Municipales de IU han sometido a la conside- ración de los Ayuntamientos, la aprobación de los siguientes acuerdos: PRIMERO.- Exigir al Gobier- no de España: a) La eliminación del requisito de peonadas en la campaña de recogida de aceituna 2017-2018 para el acceso al Subsidio Agrario o Renta Agraria en Andalucía. b) La puesta en mar- cha, con carácter de ur- gencia, de un Programa de Fomento del Empleo Agrario Especial, dotado con fondos extraordina- rios, y dirigido a ayudar al mundo rural a superar la terrible crisis econó- mica y la falta de activi- dad agrícola por la que está atravesando. SEGUNDO.- Exigir a la Excma. Diputación Provincial de Córdoba la aprobación de una partida presupuestaria específica, con cargo al próxi- mo presupuesto, para poner en marcha y con carácter de urgencia un Plan de Empleo Extraordinario para Mujeres Agrícolas que están siendo excluidas del trabajo de reco- lección de la aceituna durante las últimas campañas. Dicha partida será gestionada por los ayuntamientos de la pro- vincia, como mejores cono- cedores de la situación de las mujeres locales, y el criterio de inclusión en dicho Plan de Empleo será el haber quedado fuera de los requisitos exigi- dos por el Gobierno central para el acceso al subsidio agrario.
  • 8. 8 / CAMPOS DE CÓRDOBA Nº 1 - DICIEMBRE 2017 Haciaunapolíticaagrariadignayadaptadaalfuturo A finales de noviembre, la Comisión Europea presentó una Comuni- cación sobre la política agra- ria común (PAC) después de 2020. En dicha comunicación se anticipan las grandes líneas de actuación y se presenta al año 2018 como determinante para el futuro de la PAC, ya que ha de establecerse el Marco Financiero Plurianual (MFP) previsto para mayo y las propuestas legislativas que serán presentadas antes del verano. Una lectura superficial de los documentos nos llevaría a un optimismo engañoso. Porque aunque la música nos gusta (apoyo a pequeñas y medianas explotaciones; establecimien- to de jóvenes agricultores y relevo generacional; nuevas inversiones e infraestructuras; sostenibilidad ambiental de la producción agrícola...) el contenido es extremadamente ambiguo. Quedan en el aire cuestiones nada desdeñables, como por ejemplo cuál será el papel de los Estados Miembros ante la implementación de las políti- cas agrarias y si realmente se da un primer paso para una cierta renacionalización. Sin embargo, nos tememos que detrás de este escenario se esconde una apuesta por re- ducir al máximo el papel de la PAC a partir de 2020. Nuestras sospechas no son infundadas, pues este mismo diciembre el Parlamento Europeo ha aprobado, casi a escondidas, la reforma Omnibus de la PAC ac- tual. Y lo hizo introduciendo, a propuesta de la Comisión, varios elementos que permi- ten la sustitución de los pagos directos a la producción por instrumentos financieros de seguro y crédito; que facili- tan la desvinculación entre las subvenciones agrícolas y la actividad productiva; que diluyen los criterios de sos- tenibilidad y que reducen la protección de las organizacio- nes de productores frente a las autoridades de competencia -dejándolos aún más indefen- sos frente a distribuidores e intermediarios-. En definitiva, todas ellas son medidas que profundizan en la orientación de mercado de la PAC y que recompensan a los terratenientes y a las grandes explotaciones frente a los pequeños agricultores. A lo largo de los próximos meses conoceremos las auténticas intenciones de la Comisión, y esperamos que estas orienta- ciones no se consoliden en la futura PAC. También tendremos que esperar a saber qué posición van a adoptar los Gobiernos de los Estados Miembros en el Consejo, donde tendrán que hacer oír su voz. Nosotros la llevaremos al Parlamento Europeo, porque desde IU en Europa saldremos en defensa de un modelo de desarrollo rural basado en la agricultura productiva y sostenible, por- que sin precios estables, sin ingresos seguros, sin cadenas de producción y consumo vin- culadas al territorio, nuestros pueblos y comarcas se van a seguir vaciando de jóvenes que no pueden vivir ya del campo. Somos conscientes que el mundo rural europeo se en- frenta a graves desafíos en un futuro. Llevamos años denun- ciando la falta de infraestruc- turas básicas y de servicios públicos en estas zonas y con la misma fuerza que hemos luchado contra estos recortes, lucharemos por una política agraria digna y adaptada al futuro. Debemos pensar tam- bién en reformar la PAC para que estimule la innovación y la investigación en la cadena agroalimentaria, fortalecien- do la especialización y el valor añadido; para que asegure la integración de los criterios de sostenibilidad de los suelos, el agua y la biodiversidad en el manejo agrario; para que fortalezca las redes locales, la producción ecológica y la economía social. Un nuevo modelo producti- vo agrario que implica crear empleo de calidad, terminar con el empleo no declarado y combatir el clientelismo. Pensamos que la PAC puede ser un instrumento para que, mediante condicionalidades sociales en los pagos, se ase- gure el respeto a la legislación social y los convenios colecti- vos en el campo. Finalmente, dos apuntes. La incorporación de los jóvenes al sector agrario es crucial y para ello han de establecerse pro- gramas específicos y acceso a la tierra que vayan más allá de los programas existentes: mediante bancos públicos de tierra, recuperación de terre- nos abandonados, creación de cooperativas sociales, o facilitando las sucesiones. Y no menos crucial es la in- corporación de las mujeres, que sufren las condiciones más precarias y atípicas. Las mujeres han de acceder al trabajo y la propiedad agrícola en condiciones de igualdad, lo que nos exige la incorporación de una perspectiva de género en la futura PAC. Tenemos una propuesta sólida, construida a través de una amplia participación y avalada por años de experien- cia. Ahora solo queda trabajar -seguir trabajando- para que se haga efectiva. Paloma López Bermejo Eurodiputada de IU-IP IUpidepeonadasceroparaevitarelfraudeyreclama un plan de empleo digno para el campo andaluz Maíllo apunta a las mujeres como principales víctimas de la reducción de jornales y apunta a la reconversión de las políticas de un sector “con más peso” en Andalucía que el turismo o la construcción   I U Andalucía ha lanzado la campaña Derechos para el campo andaluz, que re- correrá las ocho provincias andaluzas para exigir un plan de empleo digno para los jornaleros y jornaleras y la eliminación del mínimo de peonadas para la consecución del subsidio, con el propósito de eliminar el clientelismo en que deriva esta medida. El coordinador de IU An- dalucía, Antonio Maíllo, ha encomendado hoy durante la presentación de la misma a “abordar un debate integral de reforma de la política agraria, que beneficia a los propieta- rios y mantiene la pobreza, la exclusión y la falta de de- sarrollo en una actividad que supone casi el 17% del PIB en Andalucía, más que el turismo o la construcción”. Maíllo ha enfatizado en el agravio comparativo que sufren las mujeres, a las que señala como “principales víc- timas de la reducción de jor- nales”. Además, ha urgido al Gobierno ha declarar el estado de sequía y ha señalado que esta situación, que ya prevé una reducción del 40% de los jornales en la campaña de la aceituna, provocará que un elevado número de jornale- ros y jornaleras tendrán una renta menos en la cosecha y no tendrá derecho al subsidio agrario a no ser que paguen por la firma de las peonadas. Según el coordinador general de IU Andalucía, “el Gobierno tiene que intervenir ante lo que se ha convertido en una dependencia clientelar”, y ha instado a llevar a cabo dos actuaciones: una mayor dotación de recursos para las inspecciones en el campo y la propia eliminación del míni- mo de peonadas. Pese a ello, Maíllo ha de- clarado que esta no se trata de una medida “única”, si no que debe abordarse un “plan extraordinario” dada la situa- ción de sequía a la que asiste Andalucía, y ha reclamado la sustitución de la renta agra- ria y el subsidio agrario por un subsidio especial, con el propósito de “simplificar y de- volver y blincar derechos para los jornaleros y las jornaleras andaluzas”. Además, el coordi- nador general de IU Andalucía ha recordado que “desde IU llevamos reivindicando des- de 2006 la integración de las personas del régimen especial agrario en el régimen general de seguridad social”, lo cual permitiría el reconocimiento de derechos como el acceso a la jubilación anticipada para mayores de 55 años.