Redes, comunicaciones y plataforma de ciudad inteligente
1. JAIME CHINCHILLA GARCÍA
Redes, comunicaciones y plataformas de ciudad de una
Smart City
En el contexto de las Ciudades Inteligentes, las infraestructuras de
comunicaciones deben tener una estrategia convergente y multiservicio.
Estos sistemas de comunicaciones unificadas permiten ahorrar bastante en
costes de comunicación y de operación, mejorando por otra parte la
experiencia del ciudadano y usuario municipal, porque permite unas
comunicaciones más rápidas y fáciles a través de diversos dispositivos o
medios. Además permite una mayor flexibilidad de uso y seguridad
reduciendo costes. También para los operadores supone una mayor
flexibilidad para incorporar nuevos servicios a menor coste, ya que se utiliza
una única red de transporte convergente para todos los servicios
optimizando su uso y explotación más integrada. Que dichos sistemas de
comunicaciones deban estar en la nube u on premise dependerá del nivel
de seguridad y confidencialidad del tráfico de datos de los servicios que se
quieran implantar. Lógicamente los que sean más públicos y vulnerables
deberían contar con servicios propietarios. El resto bajo demanda o en la
nube o bien una configuración híbrida.
En cuanto a las redes móviles de seguridad y emergencias siendo
importantes y necesarias en el entorno más urbano lo son también en otras
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zonas alejadas del núcleo urbano que no tienen cobertura municipal o no
hay infraestructura a tal fin. En las ciudades inteligentes las redes de
seguridad y emergencias pueden ser soportadas tanto por rede propias
como por redes de operadores comerciales, y sin embargo fuera de los
núcleos urbanos las opciones se reducen a las propietarias del servicio o del
operador que lo presta. Debería compatibilizarse con las operadores TELCOS
siempre que aseguren los estándar de QoS, y por otra parte no están
totalmente preparadas las redes para ello ya que tienen que aumentar su
banda ancha y dar un servicio más seguro, eficiente y de utilidad a los
ciudadanos. Las redes no necesariamente tienen que ser independientes. La
configuración de despliegue puede ser independiente en unos casos por
mayor seguridad, cobertura y robustez, pero en otros por reducción de
costes podrá ser compartida con los operadores comerciales en casos en los
que además el despliegue deba ser rápido y barato, alquilándose tan solo el
uso de la red. También es posible soluciones híbridas o mixtas (mitad sobre
infraestructura comercial, mitad sobre infraestructura propia e
independiente).
Respecto a la seguridad y videovigilancia municipal, la utilización de
cámaras IP inteligentes con capacidades analíticas de video, son sistemas
fundamentales e inevitables para cualquier municipio que pretenda no ya
ser mínimamente inteligente sino tener un control y gestión sobre su ciudad y
sus servicios eficaz. Por tanto la utilización de la videovigilancia IP viene a ser
algo necesario e importante en cualquier sistema urbano que haya que
gestionar. Además hoy día con las redes IP es mucho más fácil y barato
desplegar estos sistemas permitiendo por otra parte ventajas como el
tratamiento y análisis digital de las imágenes, control remoto, analítica en
tiempo real de objetos, monitorización en tiempo real y en remoto,
capacidades inalámbricas para diversos usos, emisión on-line cuando
legalmente así pueda ser, etc. De aquí tenemos que deducir que estos
sistemas pueden ser muy buenas soluciones y herramientas para el control de
la movilidad (por ejemplo del tráfico), eficiencia energética (por ejemplo del
alumbrado público) y sobre todo para la seguridad física y de procesos y
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operaciones de la ciudad y sus servicios urbanos. Ahora bien, sobre la
cuestión de seguridad VS privacidad, hay que buscar la proporcionalidad y
el equilibrio entre los beneficios para los ciudadanos y sus posibles violaciones
a la intimidad. En mi opinión creo que se debe buscar una utilización justa,
proporcionada y justificada de estos sistemas ponderando sus beneficios
frente a posibles problemas de intimidad. Para garantizar ésta debe
endurecerse aún más, si cabe, las posibles filtraciones o usos no autorizados
de imágenes grabadas para otras finalidades que violenten o perjudiquen
los derechos individuales de las personas, lo que nos lleva al ámbito de la
ciberseguridad. Pero está claro que la grabación en lugares públicos es
inevitable para precisamente hacer una mejor gestión y dotar de seguridad
a los servicios que consumen, o mejor dicho utilizan y pagan los ciudadanos.
Respecto del tema de la eficiencia energética del alumbrado público
municipal (uno de sus principales gastos corrientes, y es por ello donde
muchos ayuntamientos han puesto su ojo ahorrador), no se puede resolver
solamente con sustituir lámparas existentes por lámparas de LED de mucho
menor consumo energético, ya que es un paso importante, pero lo
importante es también una gestión y control inteligente de las necesidades
del alumbrado exterior introduciendo por ejemplo los sistemas de telegestión
para gestionar de forma remota no solo los horarios sino también las
intensidades y consumos punto por punto o calle por calle o centro de
mando por centro de mando o barrio por barrio, es decir, segmentar según
las necesidades de cada momento el consumo y el nivel de servicio dado,
es definitiva personalizarlo y adaptarlo no ya al espacio y al tiempo, sino a los
cambios dinámicos del lugar. Los sistemas de telecontrol en muchos casos
están justificados porque no solo consiguen ahorros adicionales sino mejor
distribuidos, así como unos niveles de servicio y uniformidad sobre calzada
más personalizados para cada sector en que se quiera dividir el sistema de
alumbrado. Adicionalmente los costes de mantenimiento se reducen al
poderse hacer en tiempo real y de manera preventiva. Todo esto le
repercute al ciudadano no solo en pagar menos vía impuestos y gastos
municipales por un coste efectivo del servicio inferior sino obtener niveles de
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servicio (uniformidad, intensidad, etc.) mejores y más adaptados al lugar en
que vive o al tráfico peatonal o rodado de la vía, del parque o de las
instalaciones de alumbrado exterior de otros equipamientos municipales, a la
par que se aumenta la seguridad del lugar, así como una menor
contaminación lumínica y medio ambiental al emitir menos toneladas de
CO2 a la atmósfera.
Tanto el del alumbrado púbico como el resto de los servicios urbanos básicos
(Abastecimiento, saneamiento, RSU, tráfico, etc.) son servicios verticales que
deben, con una perspectiva Smart City madura y conectada, terminar de
integrarse tanto vertical como horizontalmente en una sola plataforma de
ciudad, si bien no es fácil, más bien complejo y todo un reto tecnológico y
de gestión para poder llegar a conseguir en una etapa muy madura de
ciudad inteligente en donde todos los servicios verticales de la ciudad están
integrados y en red a través de la plataforma de la ciudad, la cual se puede
ir desarrollando y desplegando modularmente. Digamos que sería la última
etapa de desarrollo de una ciudad inteligente, para ser considerada
efectiva y absolutamente como tal, ya que una ciudad consume muchos
servicios distintos y mucha tecnología, lo cual a su vez hace generar y
consumir muchos datos, por lo que uno de sus principales módulos o motores
a desplegar desde el principio es el del Big Data municipal, el cual se
alimenta principalmente de la capa o sistemas de captación y transporte de
datos (IoT).
Una buena plataforma de ciudad inteligente debería tener las capacidades
de funcionar como un todo, dando una visión holística y en tiempo real del
estado de la ciudad. Aun así, y dado que las necesidades de servicios y sus
cambios constantes son muy variables sobre todo en las ciudades más
dinámicas, la generación masiva de datos serán muy importantes y
cambiantes constantemente, por lo que el reto será siempre el mismo:
adaptar en tiempo real la plataforma a las necesidades de la ciudad y su
ciudadanía, es decir, que la plataforma no solo seca capaz de operar y
resolver todo tipo de toma de decisiones en tiempo real, sino que además
tenga una capacidad predictiva para tomar decisiones antes de que
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tengamos que hacerlo forzadamente. En definitiva para que la plataforma
funcione como un todo debe tener la capacidad de respuesta en tiempo
real, e ir integrando constantemente las nuevas necesidades y servicios,
cada vez más atomizados, de la ciudad, haciendo de ésta, a su vez, un
sistema cada vez más complejo, pero también potencialmente más
inteligente.