1. TALLER DE CIENCIAS SOCIALES
(Semana del 13 al 25 de Septiembre)
(Trabajo de Clase)
1- (Luegoderealizarlalecturadeltextoacontinuaciónextraigatresconclusiones)
(Reflexión)
CUANDO SE HA ESFUMADO TODA ESPERANZA
por el Hermano Pablo1
Los síntomas eran los clásicos: sudores nocturnos, escalofríos, decaimiento, tos seca, y
filamentos de sangre en la saliva. Orlando Vásquez, joven de treinta y dos años de edad, de
Córdoba, Argentina, no sabía qué enfermedad tenía.
Lo cierto es que Orlando sufría la enfermedad que había sido mortal en las primeras décadas
del siglo veinte y que se creía que ya había sido erradicada. Su médico, el doctor Ramírez,
tuvo que declararle a Orlando la triste verdad: «Usted, señor, tiene tuberculosis.» Pero en el
caso de Orlando el diagnóstico era fatal, porque la enfermedad había reaparecido acompañada
de una terrible hermana: el SIDA.
Vivimos en un mundo cuya atmósfera está llena de gérmenes y virus. Si no es la influenza que
nos debilita, es algún tumor que amenaza ser canceroso. Para Orlando Vásquez fue esa
combinación ominosa y mortal de tuberculosis y SIDA. Así es esta vida.
¿Qué hace una persona cuando el último recurso se le ha esfumado? Si es impetuosa y
emocional, podría hasta enloquecerse. Si es una persona pragmática, que todo lo analiza,
podría volverse escéptica e indiferente. ¿Qué esperanza tiene el ser humano ante los golpes
irreversibles de la vida?
Si no hemos experimentado la pérdida de la última gota de esperanza, lo más probable es que
ni siquiera se nos ha ocurrido estudiar cómo reaccionaríamos ante una desgracia así. Pero
ninguno de nosotros sabe cuándo podrá caer víctima de alguna calamidad. ¿Habrá alguna
preparación para las fatalidades de la vida?
Sí la hay. Cuando sabemos que esta vida aquí en la tierra es sólo una pequeñísima parte de la
existencia y que nos pertenece toda la eternidad que nos espera, las cosas de este mundo
pierden su trascendencia. La dicha se vuelve relativa, y la amargura, inconsecuente. Sabemos
que este mundo no es nuestro hogar. Estamos aquí sólo de paso.
Ese conocimiento produce tanta paz que soñamos acerca del día en que estaremos para
siempre con el Señor, libres de esta atadura terrestre.
¿Cómo podemos tener esa esperanza? Jesucristo dijo: «Porque tanto amó Dios al mundo, que
dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida
eterna» (Juan 3:16). Los que le hemos pedido a Cristo que sea Señor y Dueño de nuestra vida
tenemos, ya, asegurado el cielo. Hagamos de Cristo el Señor de nuestra vida, y la seguridad
de la gloria eterna será nuestra.
1
http://www.conciencia.net/?ID=2015sep07
2. 2- Traducir2
Augustus (September 63 BC – 19 August 14 AD)
Augustus who has the longest reign of 41 years starting from 27 BC to 14 AD.
Born by the name of Octavian, he was given the name ‘Augustus’ by the senate
as an honour for his great achievements. He went on to avenge the death of
Caesar together with Mark Antony, before falling out with him. He defeated
Mark Antony together with the famous Egyptian queen Cleopatra and
thereafter, together with the senate of Rome, created a new constitution for the
great empire.
The reign of Augustus initiated an era of relative peace that was known as Pax
Romana or The Roman Peace. Yes, there were several wars at Roman
frontiers for expansion and a yearlong civil war too, but after the succession of
Augustus into the throne, the Roman world was free of any large scale warfare
for more than two centuries. Augustus stood at the head of this empire as the
emperor. He used his ruled wisely and built roads, aqueducts and buildings. Not
only was Augustus the first, but he was most certainly one of the best emperors
Rome ever had.
Throughout its entire period, the Roman empire had a number of emperors who
took over the rule. Many of them had a stable rule with considerably peaceful
reign while at the time of crises, Rome also saw a single year with four
emperors and another single year with none less than six emperors. And there
were some rather infamous, in fact downright notorious ones such as Caligula
and Nero whose reign led to biggest turmoils in the state. But all the emperors
listed here had a minimum reign of 10 years each.
They also had a significant contribution in expansion of Roman boundaries and
also in representation of Roman culture. And one name that should not be
missed is the famous statesman Julius Caesar. What he started by famously
taking the state and senate in his hand led to a chain of sequences that made
the rise of Roman empire possible.
2
http://www.ancienthistorylists.com/rome-history/top-10-greatest-emperors-ancient-rome/
3. 3. El Imperio Romano (27 a.C-476 d.C)3
El Imperio es el sistema en el que el poder político real estaba en manos de un solo
individuo, el emperador. Se inauguró con el emperador Augusto. El Senado quedó limitado
a ser un órgano de apoyo de ese poder político.
Se denomina Alto Imperio al periodo que va de Augusto a Diocleciano y Bajo Imperio el que
tiene lugar entre Diocleciano y la caída del Imperio Romano en Occidente.
El Alto Imperio (27 a.C-305 d.C)
Imperio Romano en su apogéo
Estatua de Marco Aurelio
Entre los años 14 y 68 los herederos de Augusto, se van sucediendo en el poder: Tiberio,
Calígula, Claudio y Nerón. Esta sucesión dinástica se vio interrumpida por la guerra civil que,
en el año 68, se libró entre los tres emperadores que gobernaban en ese año. Este primer
período de crisis que vive el Imperio será superado por los Flavios.
A los Flavios les sucedieron los Antoninos (96-193), nombre genérico que se da a los
emperadores Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo, con una
política similar a la de los Flavios.
Con Septimio Severo se inauguró la dinastía de los Severos (197-235), en la que se
encontraba él mismo, Caracalla, Macrino, Heliogábalo y Alejandro Severo.
El poder absoluto de Roma, capital del Imperio, se fue debilitando con el tiempo. Entre los
años 235 y 300 la única prioridad de Roma fue la defensa de las fronteras del Imperio de
los continuos ataques de los pueblos bárbaros y de los que provenían imperio sasánido de
Persia. La presión de estos pueblos motivó que el ejército asumiese el poder a partir del 235,
momento que se conoce como Anarquía militar y que duró unos cincuenta años. Estos
emperadores soldados tenían como única finalidad la lucha contra los enemigos del Imperio.
3
http://www.disfrutaroma.com/imperio-romano
4. El Bajo Imperio (305-476)
Desde la abdicación de Diocleciano, en el 305, se sucedieron una serie de luchas que se
prolongaron hasta el 312, cuando Constantino se convirtió en el único emperador de Occidente
y último emperador del imperio unificado. Instituyó el cristianismo como religión oficial del
Imperio.En esta etapa se produce el traslado de la capitalidad del Imperio a la antigua ciudad
de Bizancio, reconstruida y ampliada por decisión del emperador. Bizancio, desde el 8 de
noviembre del 324 (fecha de su inauguración) pasó a denominarse Constantinopla o ciudad de
Constantino.
Más tarde Teodosio dividió el Imperio entre sus dos hijos Arcadio y Honorio surgiendo el
Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente.
En el año 476 tiene lugar la caída del Imperio Romano en Occidente. El Imperio Romano de
Oriente, posteriormente llamado Imperio Bizantino, sobrevivió hasta 1453, fecha de la caída de
Constantinopla la actual Estambul.
CAYO JULIO CÉSAR4
EL MÁS GRANDE DE LOS GENERALES
4
http://www.historialago.com/leg_01500_elmasgrande_01.htm
5. El término CÉSAR es universal. De su raíz latina CAESAR nacieron las
palabras KAISER o ZAR (CSZAR) que han perpetuado el término muchos
siglos después de que el primer hombre que lo llevara desapareciera. Y a su
muerte, todos los emperadores de Roma lo utilizaron como nombre propio.
Así, CÉSAR (es incorrecto decir "el César" o "los Césares" como es
incorrecto decir "el Faraón" o "los Faraones", ya que son nombres propios)
pasó a ser nombre propio y su uso hacía al portador ser identificado con aquel
primer CÉSAR descendiente de dioses y de reyes que conquistó el mundo
conocido.
Si hay un hombre grande, un hombre que se haya alzado sobre todos los
demás, ése es César. Como político diseñó el Imperio Romano, como soldado
es el más grande general de la Historia, como escritor es el más grande en
lengua latina, como jurista promulgó leyes que son el pilar del derecho
Romano, como astrónomo reformó el calendario dejándonos el nuestro actual
de 12 meses y 365 días. Fue él quien al romanizar el oeste de Europa puso los
cimientos de nuestra Cultura Occidental... César es el triunfo de la
inteligencia, pero por encima de todo, César fue grande y él mismo supo que
lo era. A pesar de ello nunca se colocó conscientemente por encima de ningún
otro: Dejó que la Historia hablara por sí misma.
GAIUS IULIUS CAESAR o Cayo Julio César Nació el día 13 del mes que los romanos
conocían como Quintilis y que a su muerte tomó su nombre "Julio". El año fue el 100
a.C. año 653 desde la fundación de Roma. Hasta su asesinato, ocurrido el 15 de marzo
del año 44 a.C., César ascendió en el duro escalafón romano para convertirse en el
Primer Hombre de una Roma que vivía una profunda crisis política y social que él trató
de solventar aplicando su genio y su ascendiente sobre el pueblo romano.
Su esfuerzo le costó la vida, pero lo que sus asesinos no pudieron imaginar fue que su
grandiosa obra habría de sobrevivirle aún 500 años tras su muerte en Occidente y 1.000
en Oriente, dando a la Humanidad el mayor legado cultural de toda la Historia: el
IMPERIO ROMANO cuyo arquitecto fue César y su constructor su heredero político,
su sobrino-nieto Octavio, más tarde llamado Augusto.
Durante la primera mitad del siglo I a.C. Cinco hombres tratarían de solucionar los
gravísimos problemas que amenazaban Roma.
6. Los cinco fueron grandes soldados que comandaron los ejércitos de Roma con
valor y audacia. Los cinco supieron lo que era luchar en una guerra civil y los
cinco lucharon por imponer sus ideas para regenerar Roma según sus propias
ideas. Sin embargo, la Fortuna tan sólo habría de conceder a uno de ellos su
preciado favor.
César fue un hombre moldeado por los acontecimientos ocurridos en la Roma
que le vio nacer. Una sociedad corrompida por una aristocracia egoísta que
cercenaba sangrientamente cualquier perspectiva de cambio y mejora. Una
sociedad en continua y sangrienta lucha sobre la que pesaban poderosas
amenazas tanto internas como externas.
Cayo Mario, el "paleto de Arpinum que no sabía griego", el hombre que había
ascendido uno a uno los peldaños del duro escalafón militar romano desde el
sitio de Numancia y que ante el asombro del mundo entero había derrotado
brillantemente en las batallas de Aquae Sextiae y Vercellae en 101 a.C. a
800.000 cimbrios y teutones. Los pueblos nómadas germánicos que pocos
años antes habían infligido a Roma espantosas derrotas como la de Arausio y
causado la muerte de decenas de miles de romanos. Emparentado con
la gens Julia, la familia de César, por su matrimonio con su tía, la gran Julia,
Mario trató de llevar a cabo un ambicioso programa de reformas que
fortalecieran a Roma integrando a toda Italia en el aparato estatal, pero el
Senado, acaudillado por la facción ultraconservadora, no estaba dispuesta a
dejar de considerar todo lo que se extendía más allá de las murallas de la
ciudad como su finca particular. Ya que en aquellos años, los pueblos italianos
no gozaban de la ciudadanía romana, sino que eran considerados aliados. En
realidad, siervos de Roma.
Y estalló la guerra entre Roma e Italia. Una guerra en la que Mario impuso su
grandioso genio militar derrotando con su espada a aquellos a quienes,
paradójica y dolorosamente, había defendido con sus ideas. Así fue Cayo
Mario cónsul por séptima vez, pero el viejo soldado no pudo esta vez celebrar
su victoria ya que moriría poco después en Roma, viejo, casi inválido, cansado
y completamente desengañado de todo. Pero su obra la continuaría su fiel
seguidor Cinna, cuya hija Cornelia se casó con el joven Cayo Julio César en 84
a.C. y así, César fue nombrado flamen dialis o sacerdote de Júpiter a la edad
de 16 años.
Fue entonces cuando Lucio Cornelio Sila, uno de los más queridos
lugartenientes de Mario, traicionó la legalidad uniéndose a los derrotados
reaccionarios, para alzarse con el poder invadiendo Italia desde Asia, donde
mandaba las legiones que debían combatir a Mitrídates. Sila fue el primer
general romano que utilizó su ejército para conquistar el poder. No sería el
último. A la cabeza de sus legiones desembarcó en Italia y conquistó Roma a
sangre y fuego. Su gobierno ha quedado grabado con sangre en la Historia
como uno de los más despiadados y tiránicos que han asolado el mundo
occidental. Millares de personas fueron ejecutadas sin juicio y sus bienes
"incautados" por las bandas de esclavos armados a las órdenes de Sila que
recorrían Italia sembrando el más negro terror. El joven César, a pesar de estar
considerado como el aristócrata vivo de más rancio abolengo de Roma (su
7. árbol genealógico llegaba hasta la propia diosa Venus, según las tradiciones
romanas), con tan sólo 18 años, se enfrentó valientemente al tirano provocando
el estupor en Roma. Sila, que había exterminado a toda la oposición, ya no
tenía ni un solo enemigo vivo en Italia e incapaz de terminar con el terror,
comenzó a ordenar rupturas de compromisos y divorcios. Así ordenó a César
que se divorciara de su esposa Cornelia, pero César contestó al mensajero la
famosa frase "Dile a tu amo que en César sólo manda César" y se negó a
divorciarse.
El tirano encolerizó ante tal osadía y ante el estupor de sus propios partidarios
condenó a muerte al joven. Envió a sus asesinos con órdenes de traer su
cabeza clavada en una lanza, pero César, alertado por los propios amigos de
Sila horrorizados, huyó de Roma a pesar de estar gravemente enfermo de
fiebres. Durante semanas se ocultó en los bosques, atendido y protegido por
aquellas sencillas gentes que veían en aquel joven fugitivo débil y enfermo al
digno sobrino del gran Mario.
Aquella villanía cometida contra un joven que no había participado en la guerra
conmovió al Pueblo Romano que vio que ni la edad ni el altísimo cargo
sacerdotal ostentado por el joven frenaban la sed de sangre del enloquecido
tirano. Las enormes presiones del pueblo y parte de la aristocracia sobre Sila,
presiones que la madre de César, Aurelia, supo manejar magistralmente en
favor de su hijo, consiguieron que el tirano le perdonara la vida, no sin antes
exclamar una frase que pasaría a la Historia ante los nobles que le suplicaban
por su vida:
"Alegraos con su perdón, pero no olvidéis lo que os digo, porque un día ese
joven de aspecto indolente e inofensivo causará la ruina de vuestra causa.
¡Hay muchos Marios en César!"
César aprovechó la ocasión para pedir a Sila que le destituyera de su cargo
de flamen dialis, un cargo que el ambicioso joven consideraba que le ataba de
pies y manos en su carrera, cosa que Sila aceptó encantado, ya que César,
aunque miembro de la más antigua familia romana, no tenía bienes suficientes
para ser senador y si dejaba el sacerdocio, tendría que dejar también su
escaño en el Senado de Roma. Así César descendió en el escalafón de clases
de Roma del orden senatorial al orden ecuestre. Y para quitárselo de encima,
Sila lo envió como oficial al ejército de Minucio Termo que combatía en Oriente.
En este destino, el joven y dulce joven asombró a todos ganando la
famosa corona civica (la más alta condecoración romana al valor) en 81 a.C.
durante el asalto a los muros de la ciudad de Mitilene. Con lo que César
regresó a Roma tras la muerte del tirano ingresando inmediatamente en el
Senado gracias, paradójicamente, a una ley de Sila por la que cualquier
miembro del orden ecuestre ganador de la corona civica pasaba
automáticamente a ocupar un escaño en el Senado. A partir de ese momento,
César consagró su vida a continuar el proyecto reformista de Mario cuya meta
era el saneamiento social de Roma. Y en este punto de nuestra historia ocurrió
un famoso acontecimiento que muestra claramente el carácter de César.
8. Viajó a Rodas para aprender retórica y oratoria junto al sabio Molón y en el
viaje de vuelta en 75 a.C. fue apresado por los piratas cilicios. Al ver que era un
joven aristócrata sin importancia, el caudillo pirata le menospreció comentando
que por aquel joven insignificante no conseguirían ni un rescate de 20 talentos
de plata (cada talento equivale a unos 27 kilos). César, que consideró aquello
un insulto a su dignitas, se encaró con el jefe pirata ante el asombro de todos
contestándole que él era descendiente de la diosa Venus y que por su rescate
se pagarían 50 talentos, lo que fue acogido por los piratas con carcajadas, y el
jefe pirata le advirtió que si no se pagaban los 50 talentos le crucificarían, a lo
que César respondió: "Te pagarán, no temas, pero después serás tú el que
temerás, ya que volveré para crucificarte a ti y a todos los tuyos". Lo que causó
aún más risas. Y mientras sus sirvientes partían hacia Roma, él se quedó en
aquella isla con sólo un esclavo causando la admiración entre los piratas por su
valor. Por la noche, les recitaba discursos y si los piratas no los entendían les
acusaba de ser unos patanes criminales. Mientras, la madre de César, Aurelia,
consiguió trabajosamente la enorme suma y pagó el rescate. Cuando César fue
puesto en libertad fue a ver al gobernador romano para pedirle que actuara de
inmediato contra los piratas, pero éste no le hizo caso (César aseguró durante
el resto de su vida que aquel hombre estaba evidentemente sobornado por
ellos), así que se fue a ver a los armadores de la zona, a los que convenció
para que alistaran una flota que él guió hasta la guarida de los piratas a los que
sorprendió y tras vencerles ordenó que todos fueran crucificados. A partir de
entonces, nadie volvió a poner en duda la palabra de Cayo Julio César.
Tras su regreso a Roma, César se dedicó a ascender peldaño a peldaño los
escalones del Cursus Honorum romano, granjeándose el afecto del pueblo y el
odio de la mayor parte de la aristocracia y convirtiéndose en el abogado azote
de los políticos corruptos al llevar a juicio a aristócratas considerados hasta
entonces "intocables". Su apoyo a las demandas del pueblo le convirtió en el
enemigo de toda la nobleza corrompida y reaccionaria que ocupaba el Senado,
pero César, fiel a su compromiso con el pueblo, prosiguió su carrera. En 74 aC
fue elegido pontífice, en 68 aC fue elegido cuestor militar en España, donde su
excelente trabajo le granjeó la admiración de la población. En 65 aC fue elegido
edil curul, cargo que equivale al nuestro de alcalde y en 64 aC fue elegido
cuestor judicial, magistratura equivalente a nuestra fiscalía.
En el año 63 aC tuvo lugar la famosa Conjuración de Catilina (ver el debate
correspondiente del Foro de Debate de esta página web). El cónsul senior,
Marco Tulio Cicerón, amparándose en el Senatus Consultum Ultimum, ordenó
la ejecución de cinco presuntos conjurados, a lo que César se opuso en el
Senado, siendo el único que defendió que los acusados tuvieran un juicio justo
como ciudadanos romanos, pero prevalecieron los oscuros intereses y los
cinco detenidos fueron asesinados por orden del Senado sin juicio. Frente a un
estado que se decía "republicano", César encarnó aquí el Derecho y la Ley
frente al abuso de poder constante de la casta oligárquica romana,
los optimates, que se llamaban a sí mismos los "boni" (los buenos).
El odio que los optimates ya le tenían a César creció tras este incidente, pero él
continuó su carrera de una manera increíble: echando los dados al aire y
jugándoselo el todo por el todo presentando su candidatura a Pontifex
9. Maximus (máximo sacerdote de Roma), un prestigiosísimo cargo que
habitualmente se disputaban los más fuertes miembros de las más poderosas
familias optimates. César se la jugó, trataron de sobornarle para que retirar su
candidatura, le amenzaron de muerte, pero él continuó confiando en que la
diosa Fortuna le arroparía. El día de las elecciones, con sus enemigos armados
esperando en el lugar en el que había de celebrarse la votación, César se
despidió de su madre Aurelia con la siguiente frase: "Madre, hoy verás a tu hijo
muerto en el Foro o vistiendo la toga del Sumo Pontífice". Y César regresó a su
casa vestido con la famosa toga picta, la toga sacerdotal de franjas púrpuras y
escarlatas.
En 62 aC presentó su candidatura a la pretura ganando las elecciones con el
mayor número de votos y siendo designado praetor urbanus, jefe de
magistrados de Roma en 62 aC. El año siguiente ejerció la propretura, un
mando militar en la Hispania Ulterior, donde llevó a cabo una brillante campaña
en las costas de Galicia y el norte de Portugal combinando ingeniosamente los
desembarcos anfíbios con ataques por tierra y demostrando una aún pequeña
parte de su increíble talento militar.
Y así hasta alcanzar la más alta magistratura: el consulado ganado el año 59
a.C. tras una aplastante victoria en las elecciones con el apoyo de Craso y
Pompeyo, los dos hombres más poderosos de Roma a los que consiguió unir
en un proyecto común (el famoso Triunvirato) cuyo objetivo era reformar el
sistema desde dentro.
Su año de gobierno constitucional fue un auténtico terremoto en el que sentó
las bases para las grandes reformas políticas, económicas y sociales que
Roma necesitaba, creando un cuerpo de leyes que sería la base del Derecho
Romano y legislando una reforma agraria para dar tierras públicas a las
familias más pobres, cosa que le granjeó aún más odio de un Senado
compuesto por terratenientes. En 58 a.C., marchó a ejercer su mando como
procónsul de la provincia romana de la Galia Cisalpina, zona que actualmente
ocupa el norte de Italia. Esta provincia era una pequeña porción de las Galias,
un enorme territorio que abarcaba lo que hoy es Francia, Luxemburgo y Bélgica
y que tenía más guerreros en edad de empuñar las armas que habitantes toda
Italia. Allí César habría de contener en su primer año de mandato, en 58 a.C.
las sucesivas invasiones de helvecios y germanos que pretendían invadir Italia.
En una increíble campaña relámpago exterminó a los helvecios y aplastó la
ofensiva germana. Sin embargo, César comprendió que sólo una Galia unida y
fuerte podría contener a los germanos y al pretender unir a todos los pueblos
galos bajo la tutela romana, para asegurar la defensa de Italia, éstos se
levantaron en armas contra César.
Ocho años tardó César en pacificar toda la Galia, combatiendo además a los
germanos más allá del Rhin y a los británicos más allá del Canal de la Mancha,
pero tras ocho durísimas campañas, pudo declarar ante el asombro del Senado
y del Pueblo de Roma que toda la Galia estaba conquistada.
En esos ocho años, César había combatido ininterrumpidamente contra más de
3.000.000 de guerreros helvecios, galos, germanos y britanos. 1.000.000 de
10. ellos murieron. 1.000.000 fueron hechos esclavos. 800 ciudades fueron
conquistadas. 300 naciones sometidas.
Los efectivos romanos nunca superaron los 50.000 hombres.
Si el triunfo de Alejandro Magno impresiona por el gigantesco territorio
conquistado, el de César lo hace por las increíbles cifras antes expuestas y por
las enormes consecuencias que para la cultura occidental tuvo la conquista y
romanización de los territorios de las Galias y las Islas Británicas.
Jamás en la Historia un general había conseguido un triunfo de tal magnitud.
Sin embargo, este soberbio éxito, disparó todas las envidias y rencores de la
aristocracia dominante en Roma. Las conspiraciones de sus enemigos
conservadores le cerraron todos los caminos posibles, llegando a acusarle de
traición y pidiendo públicamente su condena exilio. Muerto Craso en el
desastre de Carras, Pompeyo, irritado por la creciente gloria militar de César,
se pasó al bando aristocrático que pretendía acabar con César por medios
completamente ilegales, obligando a César a marchar sobre Roma al frente de
las legiones a las que durante ocho años había conducido, de victoria en
victoria por toda la Galia. El 13 de enero de 49 a.C. César cruzó el río Rubicón
(frontera entre su provincia e Italia). No obligó a nadie a seguirle, pero sus
hombres respondieron como un bloque y secundaron a su general. "¡Vayamos
allá donde nos llaman los dioses y la injusticia de los hombres! ¡La Suerte está
echada!" fue el grito de guerra de César, al que sus legionarios contestaron con
el celebérrimo de
¡O CÉSAR O NADA!
11. Mapa de las campañas de César. Las flechas de color blanco corresponden a
la campaña de España, Las amarillas a la de las Galias. Las verdes a la de la
Guerra Civil. El contorno rojo señala la máxima expansión territorial de Roma.
Tras su victoria sobre Pompeyo, en 46 a.C. César celebró 4 triunfos en Roma
conmemorando sus victorias. Tras 12 años de continuas campañas desde el
sur de Inglaterra hasta Asia Menor, las legiones de César habían completado la
más importante y duradera campaña de conquistas de toda la Historia.
Tras ello se propuso un ambicioso programa de reformas para sanear las
corrompidas instituciones, mejorar el gobierno de las provincias, dar acceso a
los habitantes de éstas a la ciudadanía romana, mejorar el sistema de
impuestos, etc. Los optimates, hartos de tales proyectos, aterrados ante la
posibilidad de reformas que alteraran su estatus oligárquico, decidieron acabar
con todo de una vez.
El 15 de marzo de 44 a.C. César fue asesinado en la curia del Senado por esa
aristocracia envilecida que pretendía convertir el mundo en su finca particular.
Los conjurados eran los mismos que habían provocado la Guerra Civil y que,
tras su derrota, se habían arrastrado ante él suplicando por su vida. César no
tomó ningún tipo de represalias contra sus enemigos a los que incluso mantuvo
en sus cargos. Tras la batalla de Farsalia ordenó quemar todos los archivos de
sus enemigos sin querer leerlos y perdonó a todos los que habían luchado
contra él. Su piedad le costó la vida.
El heredero de César, su sobrino-nieto Octavio, que pasaría a la Historia con el
nombre de Augusto, no cometió el mismo error. Vengó su asesinato
destruyendo a sus poderosos enemigos en la batalla de Filipos,
exterminándolos a todos y continuando la obra que César comenzara y que
habría de convertir al Imperio Romano en la más importante obra política,
social, cultural y militar de todos los tiempos.
Su obra político-militar quedó reflejada en los Comentarios de la Guerra de las
Galias (Comentarii de Bello Galico) publicados en 51 aC y los Comentarios de
la Guerra Civil (Comentarii de Bello Civile) publicados en 45 aC, dos obras
literarias que convierten a César en el más grande escritor en lengua latina.
Son su testamento político y el relato de la campaña de conquistas
fundamental de la Historia, un relato que él escribe en tercera persona, como si
fuera un mero espectador de los hechos que describe con su apasionante
genio.
César es un constructor, uno de esos raros ejemplos de la Historia en que un
hombre solo afronta la tarea de remolcar al resto del Mundo liderándolo con su
genio personal. De todos los que lo han intentado a lo largo de la Historia sólo
él lo consiguió. Alejandro Magno, Julio César, Carlos I de España y Napoleón
Bonaparte trataron de convertirse en el punto de inflexión personal a partir del
cual se generaría una nueva época histórica. Todo el costoso Una nueva época
basada siempre en un sueño personal de grandeza en la que el líder acaudilla
un proyecto universal que engloba a todos los pueblos bajo un único destino
común. Estos cinco hombres tuvieron los medios suficientes para intentarlo.
12. Otros sólo pudieron hacerlo a escala mucho más reducida, como Carlomagno,
pero los que tuvieron los medios necesarios para alcanzarlo fueron estos cinco.
De ellos, tan sólo César lo consiguió, hizo triunfar su proyecto y ni siquiera la
muerte se lo impidió, aunque su obra fue distorsionada por sus sucesores
(como siempre pasa). Entre estos cuatro hombres hay muchos puntos en
común y muchos que los diferencian. Los cuatro trataron de construir un futuro
cuya piedra angular era su genio personal. Los cinco partieron de una guerra
que afirmara su supremacia y poder desde el que construir su sistema.
Alejandro Magno lo intentó fusionando la cultura griega con las orientales,
contaba con la supremacía cultural griega, pero no tenía ninguna base política,
por lo que su empeño estaba destinado al fracaso, aunque no vivió para verlo.
Julio César llevaba bien aprendida la lección y además tenía un soporte cultural
homogéneo y un soporte político único en su proyecto de Imperio Universal. Su
proyecto se basaba en la asimilación de la cultura greco-romana por parte de
todos los territorios en su poder, un proceso lento que dió sus frutos al
homogeneizar culturalmente tierras de tres continentes, lo que permitió a Roma
sobrevivir quinientos años más en Occidente y mil en Oriente tras la muerte de
César.
Carlos I de España, emperador de la Cristiandad, trató de unir a los estados
católicos para afrontar la amenaza protestante que se acababa de desatar,
pero en la primera mitad del siglo XV los reinos familiares europeos medievales
ya habían evolucionado a la moderna estructura de auténticos estados
nacionales
Napoleón Bonaparte se jugó todo a la carta de la guerra y la perdió, por las
mismas razones por las que fracasó el proyecto del emperador Carlos.
Napoleón no consiguió imponer su nueva Europa salida de la Revolución
Francesa al no comprender la importancia de las nacionalidades en la Europa
del siglo XIX. Naciones que plantaron batalla a lo que pensaron (con buen
criterio) que no era más que una coartada de Francia para hacerse con toda
Europa.
El empeño constructor de César fue respaldado por su inmenso genio político y
militar para dejar a sus sucesores los cimientos de su sueño. Un sueño que, si
bien no pudo ser construido como él hubiera deseado, sirvió para transmitir la
cultura griega a todo Occidente, llevando a Roma a unas cotas de esplendor,
poder y riqueza tanto militares como sociales o artísticas que la Humanidad
tardaría más de mil años en acercarse a igualar siquiera.
Ése es el legado de Julio César, el legado más importante que hombre alguno
ha dejado en toda la Historia.