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12 ____formación_permanente__scor_septiembre_2014

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  1. 1. 12 FORMACIÓN PERMANENTE Pasionistas SCOR, septiembre 2014 PARA LA VIDA Y LA MISIÓN, UN SOLO CORAZÓN Centramos nuestra vida y espiritualidad en la Pasión de Jesús. Compartimos, con alegría, el don de la fraternidad y nos animamos unos a otros. Tememos, a veces, a lo desconocido, pero nos arriesgamos para vencer las dificultades. Comprendemos que debemos ser escuelas de oración. Establecemos vías para conocernos mejor unos a otros y compartir experiencias. Reconocemos que se ha debilitado nuestro empuje misionero y profético, pero Estamos dispuestos a la conversión al querer de Dios. Buscamos ser signos creíbles como testigos del Reino. Hacemos de la pobreza nuestro estandarte. Agradecemos la entrega y fidelidad de nuestros mayores. Ayudamos a nuestros enfermos a llevar la cruz. Queremos encarnarnos en las distintas realidades del entorno en que vivimos. Abrimos nuestras puertas a quienes quieren compartir nuestra vida. Somos sensibles al sufrimiento que encontramos a nuestro alrededor. Enriquecemos nuestra comunión, con la diversidad y la internacionalidad. Estamos dispuestos a la conversión y a enmendar nuestros errores. Salimos de la individualidad y aunamos fuerzas. Derribamos muros, saltamos fronteras… Afrontamos nuestra misión, porque nos motiva el sabernos debidamente preparados. Rompemos moldes, aunque herederos de una historia, para emprender nuevos caminos, con un bello horizonte por delante. Apostamos por las presencias misioneras y de frontera, donde nadie quiere ir. Queremos estar al lado de los crucificados de hoy. Trabajamos por la Justicia, la Paz y la Integridad de la Creación que iluminan nuestras tareas. Nos coordinamos y programamos ante el desafío de la nueva evangelización; Nos enriquecemos, al compartir nuestra vida y misión con los laicos. Apostamos por los jóvenes, que son la esperanza de la Iglesia, en la construcción del Reino. Acogemos con alegría a los que quieren compartir su vida y trabajo con nosotros.
  2. 2. CRISIS Y DESACIERTOS (Luis A. Gonzalo Díez – VR 7/Vol.117) No piensen que estoy insinuando, una vez más: LA DELICADA SITUACIÓN NUMÉRICA DE LOS INSTITUTOS RELIGIOSOS. No me estoy refiriendo tampoco a: LA DIFÍCIL ARMONÍA DE PERSONAS DE GENERACIONES DISTANTES. Tampoco, y debería hacerlo: AL INEXISTENTE CRECIMIENTO INTERCULTURAL DE NUESTRAS CONGREGACIONES (porque nos seguimos manteniendo en una “correcta aceptación” de la multiculturalidad, como necesidad). ME QUIERO REFERIR AL: AFAN DE PODER (Dominio y propia seguridad, control, propia voluntad, falta de desprendimiento) que limita, empobrece y achata no pocas decisiones de comunidad y misión, absolutamente necesarias hoy. Sabemos que el afán de poder y los mecanismos utilizables para lograrlo son tan antiguos como la historia de la humanidad. También sabemos que entre los aspectos más originarios de la vida religiosa, destaca el nutrirse de personas que experimentan tal libertad, que no necesitan otra afirmación sino Dios, en su vida. Cuando percibimos en nosotros mismos y, lógicamente, a nuestro alrededor, afirmaciones que buscan sólo el poder, lo que detectamos es falta de fe y en lo que ésta se sustenta, el vacío afectivo. ¿Será que en la vida religiosa no hemos sabido darnos afecto? ¿Será que hemos entendido que la fe transcurre por un camino diferente al desarrollo normal de la vida? El poder en los ámbitos de la vida religiosa es miserable. Haría sonreír a los poderes reales de nuestro mundo. Pero a ejemplo de quienes dominan sin comprender, también podemos ejercer nuestra tiranía desde un manojo de llaves, una silla de dirección, un pasillo, una administración de los bienes comunes o un superiorato. La cuestión no es de magnitud de poder, sino de deterioro vital o desubicación vocacional. No ha nacido quien, desde el gobierno, acierte en todas sus decisiones: Parciales, ambiguas, interesadas o débiles… La adjetivación puede ser variada para expresar lo mismo. Depositamos en ese servicio una capacidad que debe estar en cada uno. En un tiempo como el actual, en el que urge la dinamización de la misión y la adecuación de la comunidad al lenguaje de este siglo, pudiera ocurrir que el arte del gobierno se gaste inútilmente en armonizar poderes. Para que, así, se de l triste ilusión de que todos ganan y todo están contentos.
  3. 3. Llevamos unos meses verdaderamente contentos. El Papa Francisco ha llenado nuestra vida de esperanza, como religiosos y como cristianos. Ha inundado las redes de mensajes transformadores y provocadores que gusta y nos gustan porque evocan evangelio y verdad. PERO, uno va teniendo la sensación de que son mensajes que nos satisfacen, porque pensamos que son otros los que tienen que cambiar. DE IGUAL MANERA, constatamos que hay pocos discursos que satisfagan tanto a la vida religiosa como aquellos que hablan de nuevos modelos de vida, misión, presencia y comunidad. Son textos que leemos y aplaudimos a rabiar porque + contienen la necesidad de cambio y conversión; + hablan de verdad en nuestra oración y nuestras cuentas; + de amor sin medida y sin parcelas… Y, PERDÓNENME, PERO UNO SE PREGUNTA: ¿Qué es lo que aplaudimos o para quién pensamos que eso viene bien? ¿Qué estoy dispuesto a cambiar de mi opulencia de información, dinero, afectos? ¿Qué experiencia tengo, realmente, de debilidad, humildad y huía del poder? NO NOS EQUIVOQUEMOS. La vida religiosa es un don, lo ha sido en todos los tiempos. En éste también. Pero tiene que encontrar su sitio y no es geográfico sino antropológico. Hay pocas experiencias tan dolorosas como cerrar presencias o trasladar comunidades, una de ellas es convertirse y ayudar a convertir estilos de vida. Recuperar a las personas que han confundido el seguimiento de Jesús con “conseguir su plan”. Ésta es la nueva ubicación de la vida religiosa; desde ella, es posible una NUEVA PRESENCIA: fraterna, alternativa y vocacional. Hasta entonces, HASTA QUE NO LO ASUMA EN PRIMERA PERSONA, por favor, basta de aplausos… que son sólo ruido.
  4. 4. EL TALLADOR DE PIEDRAS PRECIOSAS Un joven chino quiso llegar a ser un experto cincelador de piedras preciosas. Fue, pues, al mejor maestro de toda la China y se colocó de aprendiz con él. El primer día el maestro le entregó una piedra de jade y le dijo: - Sujétala en el puño. Durante todo el día el chico estuvo con el puño cerrado, sujetando la piedra preciosa. No hizo más. Al día siguiente, se presentó decidido al maestro, convencido de queiba a aprender muchas cosas nuevas. Pero el maestro volvió a darle un trozo de jade y le dijo: - Aprieta el puño. Y durante todo el día el chico se quedó de nuevo sin hacer otra cosa nada más que apretar el puño con el trozo de jade. Así un día y otro y otro durante todo un año… Una mañana, como de costumbre, el joven se presentó ante el maestro con la mano abierta. Como de costumbre, el maestro le puso una piedra en la mano. Pero apenas la piedra le rozó la palma de la mano, el joven exclamó: - ¡Pero esto no es jade! El maestro sonrió: - ¡Ahora ya conoces la piedra de jade! EL OJO DEL LEÑADOR Un leñador no lograba encontrar su hacha preferida. Había revuelto toda la casa, registrado todos los rincones. No había nada que hacer. El hacha había desaparecido. Empezó a pensar que alguien se la había robado. Presa de estos pensamientos, se asomó a la ventana. Precisamente en aquel momento estaba pasando por delante el hijo de su vecino. - ¡Tiene toda la pinta de haber robado un hacha! –pensó el leñador-. ¡Y los ojos de ladrón de hachas…! ¡E, incluso, el andar de un ladrón de hachas! Pocos días más tarde el leñador encontró su hacha debajo de un banco donde él la había dejado un día a la vuelta del trabajo. Feliz por haberla encontrado, se asomó a la ventana. Justo en aquel momento pasaba el hijo de su vecino. - No tiene pinta de ladrón de hachas –pensó el leñador-. Al contrario tiene ojos de buen chico, e ¡incluso su andar es de una buena persona!

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