2. Erase una vez un príncipe llamado Robert, de cabello
negro azabache, piel blanca y labios rojos como las
amapolas. Este príncipe vivía en una casa en mitad
del campo donde vivía encerrado en una pequeña
habitación en el sótano. Su hermano mayor John
solo le dejaba subir arriba desde las cinco hasta
las siete. En ese tiempo se dedicaba a limpiar la
casa.
3. De repente, un día a las cinco y media de la
tarde su hermano llegó, vestido con sus
mejores galas, con una joven de cabello
pelirrojo muy largo. Parecía un poco mal
cuidada, con los ropajes rotos y desgastados.
4. Él con miedo a preguntar de dónde venía aquella
muchacha que se alojaba en su casa, siguió con
su tarea diaria.
Pasadas unas semanas, un día Robert se
despertó de repente por un sonido extraño.
¿Qué podría ser? Se sentó en el borde de la
cama, y allí vio arriba de las escaleras un largo
mechón pelirrojo. Inmediatamente supo de
quién se trataba.
Se quedó callado mientras la chica bajaba las
escaleras. Si su hermano se enteraba de que
ella había bajado...
5.
6. -Hola, ¿vives aquí abajo?
-Si, no creo que debas hablar conmigo.
-Tranquilo, tu hermano ha ido a la ciudad. Me
llamo Alice, pero puedes llamarme Lis.
-Encantado. Mi nombre es Robert.
-He venido a contarte como he llegado aquí.
7. “Yo vivía con mi madre, aunque ella no me
cuidaba. No me dejaba salir de casa y ella
decía que era por mi bien, para no caer en las
realidades del mundo. Llegó hasta a ponerme
cadenas por intentar escaparme.
8. Pero un día llego un apuesto príncipe a
rescatarme. Ese era tu hermano. Gracias a él
sentí la libertad.”
-Si te sientes así no te lo guardes para ti
mismo. La libertad es mejor.
-¿Y qué podría yo hacer? No sabría sobrevivir
yo solo.
-Sí podrías, es la naturaleza del ser humano.
Sólo tienes que confiar en ti mismo.
9. Y así fue como empezaron a planear su huida.
Lis se encargaría de coger la llave de la casa,
que estaba en el baúl que guardaba su
hermano en su habitación. Después, cuando
John fuese a la ciudad, ella le diría que
estaba enferma y se quedaría en casa.
Entonces ella le bajaría la llave y le cortaría
el pelo para que no lo reconocieran.
Una vez preparado lo pusieron en marcha.
10. El fallo estaba en que no habían pensado en la
llave para abrir el baúl. Lis se retrasó mas de
la cuenta aunque al final la encontró dentro
de un libro. Pero esto podría suponer un hecho
crucial.
11. Ya todo listo, Robert iba a salir, pero antes...
-Lis, yo... te querría pedir que te vinieses conmigo.
Si tu quieres claro.
-¿Sólo eso?
-No. También te quería decir que te quiero.
Y en ese bonito momento se dieron un beso.
12. Pero de repente entró John en la casa.
-¿Qué está pasando aquí?
-Eh... -dijo Lis sorprendida.
-Hermano, lo siento mucho, pero ya no voy a
seguir soportando eso. Lis y yo nos vamos, y
no volveremos.
John se quedó mirando fijamente a Robert y a
Lis. Entonces se echó a un lado, apartandose
de la puerta. Robert sabía lo que significaba
eso. Le dejaba libre.
Lis salieró de la casa, pero Robert antes de
hacerlo también, se volvió y le dijo:
-Te quiero, hermano.