Técnicas de grabado y estampación : procesos y materiales
Lugares de memoria del terrorismo de Estado en Santa Rosa
1. Colegio de la UNLPam. Problemáticas territoriales
Salida 22 de marzo: Reconocimineto de espacios de memoria en la Ciudad de Santa Rosa
Guía:
Espacios del terrorismo de Estado, territorios de violencia y lugares del terror. Los CDC en La
Pampa.1
Profesora Leticia García
Actividades:
Se propone:
Reconocer lugares-espacios de memoria en la ciudad.
identificar las relaciones de poder, actores, intencionalidades, conflictos, roles, género,
dimensiones presentes en cada una de las categorías espaciales.
Identificar el rol de la UNLPam en ese momento histórico.
Ejercitar el derecho ciudadano de mantener la memoria, y la lucha por la verdad y justicia.
Introducción:
Una de las misiones de esta Universidad pública es la formación profesional y ciudadana de los y las
estudiantes. En ese sentido interesa alimentar las categorías geográficas con saberes y prácticas
enmarcadas en el campo de los Derechos Humanos. Por ello el desafío de esta actividad que posiciona
los procesos territoriales como construcciones sociales que se recrean en cada instante de manera
consensuada entre diferentes actores y al mismo tiempo en conflicto entre otros.
Esta última vertiente ha venido a alimentar lo que se conoce como las Geografías de las diferencias. En
otros términos, es necesario recordar que la sociedad es producida y reproducida, creada y recreada por
las personas en su cotidiano quehacer, y sin duda es más reproducida que producida. En todo encuentro
no solo se movilizan cuestiones inmateriales (como pautas de acción, códigos, valores, intenciones, etc.)
sino también objetos (materialidades) y acciones, que si bien no deberían ser reducidas a la condición de
cosa u objeto, sin duda alguna llevan consigo una exterioridad a la corporalidad del sujeto que actúa. Esta
es otra forma de concebir lo social, muy distante del agregado.
Esto requiere ampliar la concepción de lo social contemplando que la construcción social de los lugares
está relacionada con ciertas rutinas cargadas de roles, estereotipos e institucionalizadas en prácticas
cotidianas. Desde una Geografía constructivista que redescubre lo social, entendido en términos de
actores territorializados creativos y al mismo tiempo condicionados; que despliegan un constante hacer y
rehacer de su mundo cotidiano, actores provistos de una subjetividad social que ha sido internalizada a lo
largo de su vida y externalizada en cada interacción, Lindón (2011) pone de relieve el punto de vista del
sujeto/actor que habita el lugar habilitando la visibilidad de las múltiples dimensiones del territorio.
1
Actividad para ingresantes a la Facultad de Ciencias Humanas y cátedras de 2º y 3º año de las carreras de
Historia y Geografía
2. Pensando en cómo construimos ideas, imaginarios y las reproducimos en el espacio nos ubicamos
temporalmente en la provincia de La Pampa en la década del `70. Se toma el interrogante inicial
desarrollado en el Informe 14 por Asquini y Pumilla acerca de: “¿Cuál fue la magnitud del terrorismo de
Estado en La Pampa?
Los autores argumentan que muchos pampeanos consideran que el accionar de las fuerzas represivas en
la provincia fue imperceptible o que directamente no existió. Los argumentos que indican que La Pampa
fue una “isla”-un complejo que se arrastra de los años 60 conocido como la “isla feliz” o “isla de paz”- o el
preconcepto de que “acá no paso tanto como afuera” son funcionales a una estrategia para desprender a
La Pampa de lo sucedido en todo el país durante la dictadura militar. Y aún antes, durante, el gobierno
constitucional de Isabel Perón. (Asquini y Pumilla, 2008:22-23).
El mapa que elaboró la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación a través de la red Federal de Sitios
de Memoria y coordinado por el Archivo Nacional de la Memoria logra reconstruir en parte cómo funcionó
el terrorismo de Estado en nuestro país, demostrando que no fueron hechos aislados, y que la provincia
de La Pampa estaba incorporada en el plan sistemático de represión ilegal desplegado en todo el territorio
nacional.
Imagen Nº 1. Centros clandestinos de detención y sitios de memoria del terrorismo de Estado en la
Argentina
3.
4. ¿En qué consistió el terrorismo de Estado?
Es una forma particular del Estado Militar, sustentado en la Doctrina de la Seguridad Nacional. Los
componentes cruciales del Estado terrorista son la clandestinidad del accionar represivo y el terror y el
crimen como herramienta de ese aparato clandestino. (Aucía, 2013)
En la Provincia de la Pampa, el grado de penetración de las diversas formas que asumió el Proceso en la
sociedad civil y el control y disciplinamiento del Estado autoritario a través del terror se erigió, en su forma
más evidente a través de más de 270 detenidos ilegales por causas relacionadas con la “subversión”- la
mayoría de ellos fueron torturados por su militancia política entre 1975 y 1983- lo que demuestra que la
proporción de presos políticos en relación con la población total llegó a niveles inusitados. (Asquini y
Pumilla, 2008).
Esa maquinaria ideológica toma lugares, cuerpos y subjetividades para accionar. En este contexto, hubo
en la provincia al menos seis centros clandestinos de detención (CDC) y otros lugares utilizados
transitoriamente para atormentar a militantes y dirigentes. El terror sobre los cuerpos se continuó con
otras prácticas que fluyeron mas sutilmente en la percepción social, pero cuyos efectos residuales
quedaron firmes a través del tiempo. Ciertos impactos de los horrores y terrores del régimen quedaron en
el inconsciente colectivo de los pampeanos. Es una masa de información que aún no se ha logrado digerir,
ni intelectual ni emocionalmente. (Asquini y Pumilla, 2008)
La cultura del terror no incluyó solamente la desaparición física o supuesta sino también las “sanciones
simbólicas y materiales”: cesantías, listas negras y persecuciones en la administración pública, la
docencia, la universidad y algunas asociaciones profesionales fueron otros casos. Son parte de ese legado
el control sobre la enseñanza en las instituciones educativas, el manejo de la información con censura en
los medios de comunicación, y el uso de éstos para los discursos y gestos de los personajes del régimen y
la autovisión del gobierno militar, la vigilancia y el seguimiento a determinadas personas consideradas
disidentes para los militares, el estigma de la condena social y la falta de solidaridad de muchos con las
personas detenidas por la Subzona 14 o familiares de detenidos-desaparecidos, los exilios voluntarios e
involuntarios. Esta “cultura del terror” indujo a la multiplicación del miedo en la misma sociedad y una de
sus consecuencias a largo plazo fue su permanencia en el tiempo, que se vio reflejada en los años 80 con
el temor a la “vuelta de los militares” (Asquini y Pumilla, 2008:24)
Las prácticas discursivas y económicas completaron el cuadro. La retórica de la dictadura militar fue la
formulación de un mito oficial a través de campañas de adoctrinamiento o el control de los medios de
comunicación y la educación. La “guerra sucia”, la teoría de los dos demonios, la “de los excesos” fueron
parte de este proceso. (Asquini y Pumilla, 2008:25).
¿Cómo operaban los territorios de violencia?
Fuente:http://www.lapampa.gov.ar/mapa-de-centros-clandestinos-de-detencion-y-de-memoria-del-terrorismo-de-
5. El 6 de Octubre de 1975 el gobierno constitucional firmó los decretos 2770, 2771,2772 por los cuales
extendió el accionar represivo de los militares para “aniquilar” con cobertura legal la subversión en todo el
país, tal como lo deseaban los generales. . (Asquini y Pumilla, 2008:28)
Los mismos autores describen cómo el ejército a través de directivas fijo las zonas prioritarias de lucha y
dividió al país en cuatro zonas de defensa cuyos límites coincidían con los que demarcaban la jurisdicción
de los Cuerpos de Ejército 1,2,3 y 5. La Pampa quedó dentro de la jurisdicción del Comando de Zona 1
que estaba bajo la órbita operacional del Primer Cuerpo de Ejército con asiento en Capital Federal. Dentro
de la Zona 1, la provincia se correspondía con el comando de la Subzona 14. La misma quedó a cargo del
coronel Ramón Camps y entre otras tareas debía detectar los “elementos subversivos” y confeccionar
listas de potenciales candidatos a una detención. Sus integrantes se reunión una vez a la semana en el
cuartel de Toay. La hipótesis de guerra de los militares entendía que la provincia era una zona “limpia” de
elementos subversivos combatientes, pero era un área de reposo y descanso para los guerrilleros que
actuaban en las zonas urbanizadas. Para el ejército, La Pampa era una “zona gris”, apenas tocada por la
guerrilla. (Asquini y Pumilla, 2008:29)
Cuando se produjo el golpe de Estado, el eje de la actividad represiva dejó de girar alrededor de las
cárceles “para pasar a estructurarse en torno al sistema de desaparición de personas”. La antesala de la
desaparición fueron los Centros Clandestinos de Detención, instituciones nucleares del Terrorismo de
Estado en la Argentina, que se convirtieron en la máquina de torturar, extraer información y matar con más
o menos eficacia”. La magnitud de los CCD fue variable tanto por el número de prisioneros, de grado
aunque no de metodología y clandestinidad.
Información extraída de la página oficial del Gobierno de la Provincia de la Pampa –Secretaría de
Derechos Humanos- identifica en nuestra provincia, por testimonios de las víctimas y testigos de los
crímenes cometidos, seis centros clandestinos de detención: dos en Santa Rosa (Seccional Primera y Ex
Brigada de Investigaciones), dos en Jacinto Aráuz (Comisaría y Puesto Caminero), uno en General Pico
(Comisaría de General Pico), y uno en Catriló (Comisaría de Catriló).
Como queda revelado, los CCD funcionaron en el norte, centro, sur y este, la franja más poblada del
territorio provincial, donde los "Grupos de Tareas" tuvieron una más activa participación en el secuestro,
detención y tortura de personas.
Fotografía N°4: Brigada de Investigaciones hoy Oficina de Accidentología. Comando Radioléctrico. (Raúl B Díaz y Río Negro)
6. Fotografía N°5: El edificio de la actual comisaría de la Seccional Primera (intersección de Av. Belgrano Sur y Padre Buodo). En la planta alta del
edificio se hallaba la Unidad regional I, el grupo operativo de la Subzona 14 donde tenía su lugar para interrogatorios y torturas. Este fue el centro
nuclear de la represión en la provincia, y por allí pasaron o estuvieron alojadas la mayoría de las víctimas de la Subzona 14.
En el caso de Santa Rosa algunos procedimientos ocurrieron a plena luz del día y los integrantes del
grupo de tareas de la Subzona 14 y de la comisaría Unidad Regional y la Brigada, mezclaban funciones.
Al respecto Calveiro afirma “El campo está perfectamente instalado en el centro de la sociedad, se nutre
de ella y se derrama sobre ella”. Es así como la investigadora analiza otra función de la dualidad: “Es
preciso mostrar una fracción de lo que permanece oculto para diseminar el terror, cuyo efecto inmediato es
el silencio y la inmovilidad” (Calveiro, 1998:86).
La “depuración ideológica” también en el oeste pampeano
En 1977 se profundizó el “Operativo Claridad” que tenía como objetivo la «depuración ideológica» en los establecimientos
educativos pampeanos y la censura en los ámbitos cultural y artístico. En este marco se detuvo a una maestra que desempeñaba actividades
en la escuelita de Paso de los Algarrobos ante la acusación de la directora del establecimiento por tener «actitudes y movimientos que creía
anormales» y de pertenecer al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Tras la violenta detención de María Zulema Arizo, que entonces se
encontraba embarazada, fue torturada en la Brigada de Investigaciones de Santa Rosa, que funcionaba como Centro Clandestino de
Detención (Valencia 2010, inédito).
La directora, Lidia Fiorucci, abandonó su cargo y partió como misionera a Bolivia. De regreso a la Argentina y ya instalada en Santa
Rosa, fue interrogada acerca de su trabajo en la Escuela de El Paso, a lo que respondió que “no tenía memoria” de aquellos años.
Tras la detención de la maestra, la escuela fue cerrada argumentando problemas edilicios, ya que en su construcción se había
utilizado tierra de la zona y el salitre había comenzado a brotar de los ladrillos. Los pocos alumnos que quedaban en ella fueron trasladados a
Árbol Solo y Algarrobo del Águila. Posteriormente sirvió como parador durante la navegación que realizó en 1979 un equipo de la Dirección
Provincial de Agua. Un tiempo después fue demolida por orden del coronel Rueda, entonces ministro de Educación de la Provincia Hoy se
encuentran escombros dispersos de lo que fue ese lugar (Valencia, 2010, inédito).
Actualmente los puesteros de la zona de Paso de los Algarrobos tienen presente el episodio en el que secuestraron a la maestra, si
bien no quieren hablar demasiado de lo que ocurrió. Con menos nostalgia y temor recuerdan sus días en la escuela, muchos debieron
abandonar sus estudios ya que les fue imposible asistir a los establecimientos ubicados en Árbol Solo y Algarrobo del Águila por las grandes
distancias que los alejaban de sus hogares.
La maestra secuestrada, Zulema Arizo declaró en el año 2010 en el Juicio a la Subzona 14, los torturadores y entregadores fueron
juzgados y se encuentran cumpliendo la sentencia.
Fotografía N°6: Fotografía N°7:
Cimientos de la escuela destruida Homenaje de la Cámara de Diputados
7. La inscripción de la violencia en los cuerpos de las mujeres y los cuerpos como territorios.
El análisis desde la perspectiva de género permite desmontar la idea de que los conflictos armados o
contextos represivos implantados por el terrorismo de Estado, sean realidades neutras.
Durante la represión ilegal implementada en América Latina, las mujeres resultan afectadas
diferencialmente, entre otras cosas debido al uso de la violencia sexual que les fue impuesta en los CCD,
en los que se encontraban presas o secuestradas y/o desaparecidas. Como sucede con las víctimas de
violencia en general, esta violencia se naturalizó como si se tratara de “impulsos masculinos irreprimibles”
y en consecuencia negando a sus autores la responsabilidad por sus actos.
“Hay una trivialización de esa forma extrema de violencia, ubicándola en los espacios de los delitos
“privados”, se la condena al silenciamiento invocando razones de “pudor”, cuando no son más que
crímenes de lesa humanidad, cuyos autores son retribuidos con la impunidad. Las víctimas de violencia
sexual portan todo el peso de la carga cultural de la sexualidad y de la agresión a ella. Los tabúes, los
estigmas, el sentido que cobra la sexualidad en la identidad de género, ya sea femenina o masculina,
tornan la agresión sexual en un hecho muy difícil de relatar. ” (Aucía, A 2013:39). Interesa destacar el
testimonio de Stella Maris Barrio quien se animó a contar la situación de abuso sexual después de
escuchar el valiente testimonio de su madre de 75 años también detenida por la Subzona 14 durante la
última dictadura militar. “Nunca lo había contado, me daba miedo y vergüenza. Pensaba que la gente iba a
decir: algo habrá hecho. Hoy lo cuento por mi mama” (El Diario, 12 de Agosto 2010).
Testimonio Stella Maris Barrio
Juicio oral y Público. Tribunal Oral federal de Santa Rosa. Año 2010
Era estudiante de la facultad de la UTN de Gral. Pico y trabajaba en la Administración Pública en esa ciudad. Fue detenida varios
días después del golpe de estado y trasladada a Santa Rosa
“Me presenté en la Comisaría de Pico, preguntando qué había pasado, porqué me habían estado buscando…(…) así quede en ese
cuarto detenenida y a la noche sería 19 o 20 horas, entro otra persona que me esposo las manos y me vendó los ojos y me
sacaron…(…) empezamos a andar en coche…estaba muy asustada. Entonces les pedi que quería ir al baño, si me podía sacar la
venda. Abrieron la puerta, me bajaron los pantalones y me dijeron “ bueno, dale” y tuve qie orinar ahí, escuchando las risas y las
mismas pavadas que seguían diciendo. Cuando terminé, me pare y estaba esperando que alguien me volviera a subir la ropa, porque
no podía y me empezaron a pegar en la cara. “Mirá como estás, que mal educada, mirá como te presentas” decían. Como que los
estaba provocando y yo no me podía vestir con las manos esposadas en la espada, sin saber dónde estaba. Y ahí estuve no se
cuanto rato.
Y después empezó una situación de manoseo, y todo lo que viene después. Prefiero obviar eso.(…) Me subieron los pantalones y
me subieron a ese vehículo nuevamente, ahí me dejaron sentada, muy triste, muy dolida, muy abusada… rememoró la víctima.
Explicó que en el mes de Junio fue cesanteada en el cargo en la administración provincial. “Fue por los quince días que no pude
justificar mis inasistencias, que son los días que yo estuve detenida en la Seccional Primera2. (…) Así que volví a Santa Rosa.
Empecé a sentir esa cosa de sentirte perseguida o sentirte vigilada, porque por ejemplo Constantino vivía a la vuelta de la casa de mi
mamá y, podía ir tranquilamente por otra calle, pero el todos los días, una o dos veces al día pasaba por el frente de mi casa
despacito, despacito, daba vuelta en la esquina, como viendo qué podía encontrar o qué podía hacer” (Comerci, E.2011).
8. La violencia sexual en el marco del terrorismo de estado, expresa una forma de materialización de terror
sexual que excede en mucho, la configuración de la figura penal de tortura, es decir la abarca, la
desborda, tanto en su sentido sociológico como jurídico.
La violencia sexual ejecutada entre las prácticas represivas no es abuso de poder de los represores. La
violencia sexuales, sencillamente, un uso del poder conferido por el contexto político represivo y por el
patriarcado. La violencia sexual siempre tuvo y tiene efectos de disciplinamiento y en el marco del
terrorismo de estado fue perpetrada en todo los espacios posibles. Allí también hubo un continuum: se
violaba, desnudaba, manoseaba, acosaba, abusaba, desde el primer momento de detención en los CCD
en las cárceles y, posteriormente, luego de la “liberación”.
Incorporar la perspectiva de género respecto de la implementación del terrorismo de Estado implica hacer
visible el impacto diferencial que la violencia desplegada en todas sus formas tuvo sobre mujeres y
varones y condenar los actos de violencia (sexual) contra mujeres y varones como crímenes de lesa
humanidad.
La situación espacio-temporal analizada no es solo un relato del pasado, hoy en día se entreteje
configurando lugares particulares para cada ciudadano/a y formando parte de la matriz de los territorios.
Fuente: Aucía, A. (2013) Grietas en el silencio: una investigación sobre la violencia sexual en el marco del terrorismo de Estado.; Asquini N. y
Pumilla, P. (2008). El Informe 14. La Represión ilegal en La Pampa.1975-1983; Calveiro, P (1998). Poder y desaparición; Comerci, M. E.
(2011) Tesis doctoral titulada: “Vivimos al margen”. Trayectorias campesinas, territorialidades y estrategias en el oeste de La Pampa. Lindón, A.
(2011). Revisitar la concepción de lo social para una Geografía constructivista en Zusman; P., Castro H., Adamo, S. (coord.) Geografías culturales:
aproximaciones, intersecciones y desafíos. Secretaría de Derechos Humanos Gobierno de la Provincia de La Pampa: Historias para no olvidar
(2011). La voz de las Víctimas de la Subzona 14. Santa Rosa y El Diario de La Pampa.12 de Agosto 2010 http://www.eldiariodelapampa.com.ar/