Comprender, las bases biológicas de la conducta y el comportamiento humano, nos permite saber de que forma influyen en la persona los cambios neurofisiológicos.
INTRODUCCIÓN
Muchas personas aprenden formas
o
estrategias
apropiadas
para
enfrentar los problemas de la vida
diaria; sin embargo, en algunas, los
problemas
se
manifiestan
en
alteraciones físicas: dolores de
cabeza, gastritis, úlceras, obesidad
o delgadez excesiva, alteraciones
de la piel o hasta cáncer.
Los psicofisiólogos han descubierto
que las bases biológicas de la
conducta pueden ser manipuladas y
controladas.
Investigaciones
recientes
muestran
que
las
personas
pueden
aprender
a
observar
y
alterar
su
funcionamiento
fisiológico
sin
droga o fármaco alguno, sólo
utilizando técnicas como la de
biorretroalimentación.
El estado anímico y los pensamientos de
las personas son a menudo resultado de
factores genéticos y procesos bioquímicos
que interactúan con el medio ambiente.
Existe una compleja interacción de la
experiencia y la biología, entre tomar
decisiones voluntarias y lo innato. Lo
adquirido se refiere a las experiencias de la
persona con su medio. Lo innato se refiere a
las características heredadas de la persona,
a las determinadas genéticamente.
Mucho del interés de los psicólogos en la
biología radica en la relación entre las
capacidades físicas e intelectuales básicas
y la manera en que éstas moldean o
determinan la conducta y cómo el
comportamiento y el aprendizaje traen
consigo cambios en la biología del
individuo.
Todas las actividades que
realizamos están controladas
por el sistema nervioso, desde
las que parecen sencillas como
caminar y mantenerse erguido,
hasta hablar o solucionar
problemas.
El uso del lenguaje es una de las
propiedades que distingue más
claramente al hombre del resto
de los animales, así como la
complejidad de las actividades
que realiza y la producción de
arte.
Miles de células del cerebro
están involucradas en la
ejecución y control de estas
actividades.
Entender el papel biológico de la
conducta
tiene
importantes
ventajas, ya que las personas
pueden
optimizar
sus
potencialidades conociendo las
conductas que pueden gestionar
o manejar.
Si bien, es difícil creer y aceptar,
que un neurotransmisor pueda
causar
esquizofrenia
o
depresión, sí es importante en la
desaparición o mantenimiento
de la enfermedad.
Como puede apreciarse en el
ejemplo anterior, es conveniente
mencionar, que nuestro cuerpo
tiene límites a las actividades,
pero al mismo tiempo nuestras
capacidades heredadas nos dan
oportunidad de cambiar nuestro
comportamiento.
Hoy en día gracias al conocimiento y a
los resultados obtenidos en los
diferentes estudios de investigación
científica, se ha logrado comprender
las limitaciones y las potencialidades
del ser humano, y que mejor que los
psicólogos como especialistas en la
conducta humana pueden lograr
ayudar a mejorar nuestras vidas.
Por lo tanto, cuando hay un
problema de conducta o un
síntoma
que
afecta
al
comportamiento, o cuando existe
un mal físico que parece no tener
una causa orgánica, resulta crucial
el reconocimiento de las bases
biológicas de la conducta.
Si los psicólogos conocieran
con precisión la manera en
que
se
transmite
la
información
desde
los
órganos de los sentidos al
cerebro y de éste a los
músculos,
glándulas
y
órganos.
Entonces podrían tener más
éxito al predecir y manejar la
conducta de las personas con
daño neurológico, aliviar o
tratar las deficiencias del
aprendizaje causadas por una
disfunción cerebral.
El sistema nervioso se divide en
dos grandes ramas: el sistema
nervioso central y el periférico,
cada uno con subdivisiones,
estructuras
y
funciones
específicas.
El sistema nervioso central consta
de la médula espinal y el cerebro,
cuyas
complejas
estructuras
funcionan juntas para coordinar la
recepción y transmisión de la
señales electroquímicas.
La médula espinal es un largo
haz de nervios situados
dentro del hueco delas
vértebras, los pequeños
huesos que componen la
espina dorsal.
El cerebro cuenta con varias
estructuras especializadas: el
tallo
o tronco cerebral,
compuesto por el puente, el
bulbo raquídeo y el mesencéfalo;
el cerebro y el prosencéfalo
formado
por
el
tálamo,
hipotálamo y la corteza cerebral.
El tronco cerebral es importante
en muchas de las funciones
básicas porque las fibras que lo
forman transportan información
de varios órganos de los sentidos
(ojos, oídos, lengua, piel, etc.) a
la corteza cerebral y de ésta a los
músculos.
Coordina las neuronas motoras
de la médula espinal que
controlan la respiración, los
latidos del corazón y el
caminar, razón por la que una
lesión en esta área produce con
rapidez un paro respiratorio.
Ayuda a mantener la postura y
el equilibrio. Si logras ejecutar
el juego de sobar con una mano
el vientre, en pequeños
círculos, mientras que con la
otra mano das golpecitos a tu
cabeza, es que tienes un
excelente funcionamiento del
cerebelo.
El prosencéfalo o cerebro está
formado por el hipotálamo, el
tálamo y la corteza cerebral.
El hipotálamo mantiene la
homeostasis o equilibrio de
muchos sistemas corporales,
principalmente por su estrecha
relación con el sistema endocrino.
Al hipotálamo se le conoce como el
centro de las emociones porque
produce y regula los cambios
fisiológicos que se presentan en los
estados emocionales. Su estudio
resulta
importante
para
la
investigación por su papel como
regulador de la motivación.
El tálamo es un centro sensitivo
que remite información de los
órganos de los sentidos a las zonas
sensoriales primarias de la corteza,
que está encima. Como se conecta
con las áreas de asociación de la
corteza, es un activador del resto
del cerebro y participa en el
control del sueño y la vigilia.
La corteza cerebral es la cobertura
exterior del cerebro. Se trata de
sólo dos milímetros de espesor,
pero una de las más importantes
para procesar información. Entre
más evolucionado e inteligente es
un organismo, más corteza
cerebral tiene. Consta de delgadas
capas de células que forman
circunvoluciones.
Finalmente,
es
conveniente
mencionar, que hoy en día gracias
a los resultados obtenidos en las
investigaciones científicas, se sabe
que la conducta humana y el
comportamiento depende en gran
medida
de
las
señales
electroquímicas y de las neuronas
motoras.
El hipotálamo y su relación en el
sistema endocrino nos permite
comprender cómo se gestionan
adecuadamente las emociones o
estados de ánimo de las personas,
ya que al comprender como se
regulan los cambios fisiológicos en
las
emociones
no
permite
comprender cómo regular la
motivación.
Los estados de ánimo y la
regulación de la motivación son
actividades muy importantes que
influyen en la conducta y en la
relaciones
interpersonales
e
intrapersonales de las personas
que interactúan en los diferentes
contextos, y que pueden llevarnos
al éxito o al fracaso en la vida.