cuadernillo de lectoescritura para niños de básica
Barcelona: un proyecto cultural cosmopolita
1. Lina María Espinosa Gómez
Reseña crítica: Barcelona y la modernidad
La ciudad como proyecto de cultura
16/02/2009
Barcelona: un proyecto cultural cosmopolita
Barcelona se ha caracterizado por ser una ciudad a la cabeza de la vanguardia, no sólo a nivel
regional sino también internacional. Una metrópoli en continuo desarrollo, siempre en busca de
nuevos retos. Durante los últimos treinta años se ha transformado y su modernización la ha
convertido en una de las urbes más estables a nivel económico, cultural, político y social. En el libro
Barcelona y la modernidad: La ciudad como proyecto de la cultura, Ferrán Mascarell expone esta
personalidad emprendedora que ha diferenciado a la capital catalana ante el mundo. El autor
analiza los principales agentes que han asegurado el progreso durante las tres últimas décadas; al
mismo tiempo expresa su preocupación ante un futuro incierto, ya que los factores que llevaron a
Barcelona a evolucionar, actualmente, han ido desapareciendo.
Durante la época del franquismo Barcelona sufrió un estancamiento en su desarrollo cultural. No
fue hasta 1977 que la ciudad pudo retomar la labor modernizadora que había empezado setenta
años atrás. El reto parecía sumamente complicado, los estragos de la represión habían debilitado la
ciudad. Sin embargo, gracias a su potencial urbanístico y a la perseverancia de sus habitantes, la
urbe se rehabilitó hasta convertirse en el modelo que es hoy en día. Mascarell considera que estos
dos factores han sido la base del crecimiento, en conjunto con la transformación industrial, la
construcción de nuevas infraestructuras y la democratización política y cultural. Todo el pueblo
compartía un objetivo y todos se vincularon para lograrlo: “Barcelona es una ciudad hecha desde
dentro, desde el seno de la sociedad civil”, afirma el autor.
En este momento, Barcelona se encuentra al comienzo de una nueva etapa y es esencial que
continúe evolucionado culturalmente y así convertirse en una sociedad global. Para lograr este
cambio es necesario que la metrópoli utilice los vínculos que han determinado su crecimiento. Sin
embargo, hoy en día, existe una desconexión entre políticos y ciudadanos que debilita las bases del
desarrollo.
Por ese motivo, es imprescindible restablecer el lazo entre la sociedad y el gobierno. Los políticos
deben reconocer las necesidades de sus habitantes. Al mismo tiempo sus residentes deben retomar
un papel activo en la sociedad. De esta manera se fomentará un bienestar social sólido, en el cual
todos serán partícipes cumpliendo con sus deberes y reclamando sus derechos.
Una vez se reanude este vínculo, es importante que la sociedad barcelonesa reafirme su identidad
cultural, de esta manera se distinguirá ante el mundo y lo enriquecerá con su idiosincrasia.
Conjuntamente, debe acoger la diversidad cultural que forma parte de su territorio. Hay que
establecer una alianza entre las múltiples identidades culturales que conviven en la ciudad para que
todos se sientan igualmente responsables por su mejoramiento.
Por eso, para volver a hacer de la metrópoli un proyecto cultural, “no sólo a nivel artístico, sino
también como reflejo de la identidad, el progreso y manera de convivir y crear… Barcelona debe
reafirmarse como una comunidad inteligente, democrática y participativa”, dice Mascarell.