PROGRAMA DE FORMACIÓN HUMANA Y VALORES
PARA UNA BUENA CONVIVENCIA Y DESARROLLO HUMANO INTEGRAL
«PONIENDO LÍMITES DESDE PEQUEÑOS»
Ficha # 11
Coordinado por Sofía Alvarez
Cuando los niños se enfrentan con emociones humanas difíciles de manejar necesitan ayuda para aprender a hacerlo. Los
momentos de conflicto son el momento de enseñar inteligencia emocional a nuestros hijos. Significa ayudarles a desarrollar
las habilidades para calmarse, regular sus emociones y llevarse bien con los demás.
Controlar nuestras emociones
Los niños no siempre harán lo que los adultos dicen, pero con el tiempo, harán lo que éstos hacen. Los niños aprenden a
gestionar sus emociones como lo hacemos nosotros. Por eso cuando mantenemos la calma, les estamos enseñando que es
posible tener una actitud correcta.
Mantener la sensación propia de bienestar es una de las responsabilidades más importantes de la crianza de los hijos. La
mayoría de los padres lo llevamos bien hasta que nuestro hijo molesta.
Es importante no perder la calma y entender el punto de vista del niño.
No hay razón para culpar o castigar, pero sí hay que establecer unos límites firmes con empatía.
TAREA PARA LOS
PADRES # 11
APRENDER Y PRACTICAR ESTOS CONSEJOS PARA PONER LÍMITES A LOS NIÑOS DESDE PEQUEÑOS
Deben ser mensajes concretos. No vale con decir “pórtate bien”, sino explicar qué conductas son esas que queremos que tenga
(los pies fuera del sofá, hablar sin gritar, mantener la habitación ordenada…). Lo mismo sirve para el “siéntate bien” o “habla
bien” y parecidos. Necesitamos explicar primero qué significa eso de “bien”.
Mejor en frases positivas. Los niños responden mejor a normas y límites que se expresan de forma afirmativa en lugar de
negativa. En vez de decirles que 'no chillen', podemos pedirles que hablen en voz más baja o más tranquila, en lugar de
explicarles únicamente que no se debe pegar, podemos hablarles de que hay que tratar con respeto y cariño al resto de niños.
De forma firme y tranquila. Se debe elegir el momento adecuado para explicarles las normas por las que no están actuando
conforme a lo que queremos. Es mejor hacerlo de forma tranquila, pero estableciendo un tono algo serio y no negociable.
¡Un buen truco! Podemos dibujar las normas o poner fotos (si el niño es demasiado pequeño para saber leer) o escribirlas (mejor
dejar siempre que las escriban o dibujen ellos, para que se involucren en la importancia de las normas de la casa). La parte
difícil es recordarles las normas de forma tranquila cuando las están incumpliendo, pero si nos alteramos es muy posible que
ellos se contagien y terminen actuando peor.
No ceder. Este el otro momento complicado, porque se trata de mantenerse firme en el NO ante sus peticiones, ruegos, llantos o
incluso agresiones. Si hemos establecido una regla que creemos esencial y que consideramos que el niño puede cumplir, lo
mantenemos pase lo que pase. Si cedemos lo acostumbramos a que puede cambiar lo que no le gusta mediante agresiones o
llantos y lo que pretendemos es que se acostumbre a la frustración de no conseguir lo que quiere y ser capaz de controlar el
enfado que siente y manifestarlo adecuadamente.
Dar alternativas. A pesar de que no debemos ceder, sí podemos proponer alternativas a lo que pide, o incluso negociar dentro
de lo que consideremos que nos parece bien o estamos dispuestos a ser flexibles, aunque siempre que lo pida bien y no haya un
mal comportamiento por medio.
Higinia Fernández Peña, psicóloga especializada en terapia con niños