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Carta a un joven político.

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  1. 1. En esta oportunidad la Organización Democrática de Integración y Desarrollo, “ODID – DERECHO”, pone a disposición la siguiente carta para toda la juventud universitaria. Carta a un Joven Político Tengo amigos de diferentes organizaciones políticas. Formamos parte de esa generación que nos ha hecho testigos y protagonistas de cambios tan inusitados, no solo en nuestra facultad, sino en la universidad entera. La ausencia de autoritarismos y verticalidades que no queremos que vuelvan, ha concedido que tengamos mayor libertad de decisión y acción, lo cual nos permite ampliar nuestras oportunidades de participación y concertación política. Damos nuestro mejor esfuerzo y apasionada dedicación para lograr que la comunidad estudiantil se convenza que el partido político en el que militamos es el que cuenta con la mejor oferta estudiantil. No importa el partido en que estemos participando, todos los jóvenes compartimos aspiraciones y anhelos. Mostramos nuestra simpatía sin prejuicios. Nuestras palabras pueden influenciar decisiones individuales o colectivas. Ahora más que nunca, un político serio inspira desconfianza. La sociedad quiere políticos profesionales que se muestren cálidos y no distantes, que no alcancen notoriedad con discursos reciclados y en cambio apelen al mensaje sencillo y claro. Nuestros votos definen el triunfo de los candidatos. La actitud es un factor decisivo para el crecimiento político. La soberbia erosiona la aceptación de la ciudadanía. La Intransigencia carcome la posibilidad de dirigir eficientemente un equipo. Debemos reconocer con humildad, que, en cualquier conflicto de nuestra organización, nosotros hemos aportado algo al respecto; por lo cual tenemos que participar para superar esta situación y evitar una crisis que distorsione la convivencia y el trabajo. En política, darle crédito a bocas turbulentas es una apuesta peligrosa. Nutrir intrigas suele convertirse en un ejercicio que provoca un placer insano, pero inevitablemente
  2. 2. obtendremos el efecto de escupir hacia arriba. Un buen político es un incansable lector y apasionado del servicio público, por lo cual no empobrece su mente atendiendo al chisme. Debemos aceptar nuestros tiempos y circunstancias. Así, hay momentos en que el líder no siempre es el jefe, o que el jefe no es siempre el líder. En el sentido que fuera, ante el hecho de poseer un poder moral o formal, no hay duda en que seamos estrictos pero muy humanos. Antes de ser tricolores, amarillos, azules o naranjas, creemos en que nuestra misión suprema es lograr una sociedad más justa. Entre nosotros no hay desencuentros, actuamos con naturalidad, con gusto nos vemos y podemos platicar durante horas para coincidir en que falta mucho por hacer y que podemos aportar más de lo que hemos dado hasta ahora. Nos animamos y nos deseamos suerte. Nuestra constancia incrementará las responsabilidades, y es preferible que nos conozcamos desde ahora para así confiar en cuanto nos toque negociar. Es muy claro que este no es momento de confrontaciones entre nosotros, ya que es suficiente con las descalificaciones que tenemos de parte de ciertos compañeros que nos regatean virtudes como para que entre nosotros mismos nos desgastemos. Después de todo hay grandes amistades que se han consolidado con diferencias y rencillas. Al momento de estar con un militante de un partido distinto al nuestro, debemos ser pacientes y receptivos, para así tomar decisiones que surjan de evaluar capacidades y propuestas y no sujetarse jamás a caprichos o limitarse sólo a las afinidades de carácter ideológico. Nadie renuncia a sus ideales. Por ello debemos preguntarnos: ¿hasta dónde tomar acuerdos antes de que las diferencias y prejuicios nos separen?. Los políticos no son eternos, también se mueren. No hay peor muerte que la que sucede en vida. El político agoniza cuando se aferra a modelos que ya no responden a lo actual, cuando se niega a cambiar y comprender los nuevos problemas que vivimos, cuando objeta la participación de jóvenes y mujeres, cuando se cree el impulsor del cambio y no se da cuenta que la sociedad cambió antes que él. El profesional de la política en cambio, sabe que puestos, dirigencias y liderazgos son cíclicos. Que las estructuras gubernamentales y partidistas deben oxigenarse con nuevos integrantes. Reconoce que el valor más grande de la política es actuar con responsabilidad. Nosotros queremos el camino de lo profesional. Sabemos que el cargo es una oportunidad para servir y no para lucirse. Le damos la bienvenida a la competencia política, ya que nos obliga y estimula para prepararnos. Reconocemos que las generaciones políticas se entrelazan y complementan. Debemos ser congruentes y estar preparados para estar y para saber cuándo ya no estar y retirarse con dignidad. Ahí vendrá el cumplimiento de otro compromiso: promover y apuntalar la participación de jóvenes. Parte importante de nuestra realización es contribuir a formar cuadros. Hagámoslo con entusiasmo y convencidos de que así correspondemos las atenciones y oportunidades que hoy recibimos. Como
  3. 3. dijera el Maestro Marcelo Ramírez: “No rehúyan ese compromiso porque es lo que define a los hombres”. Tenemos de nuestro lado el valor agregado de la astucia, pero esta debe ser acompañada por el sentido de la oportunidad, la discreción, la gratitud y la prudencia. Seamos jóvenes políticos, no políticos novatos. Evitemos la competencia desleal. Difundamos al interior de nuestras organizaciones que antes de ganar en las urnas, debemos de ganar en el debate y el trabajo social. Demostremos diariamente en nuestra facultad que los jóvenes no nos regocijamos en la simulación y que precisamente porque no estamos de acuerdo en muchas cosas que suceden en los partidos políticos, estamos participando en ellos para contribuir a la transformación institucional desde el corazón de los mismos. Restan algunas líneas a esta carta a un joven político. Existe siempre la intención de que la gente nos recuerde bien. Después de los borrones y tachaduras en el papel y al transcribir estas líneas a la computadora, agradezco a quienes alientan nuestro esfuerzo y no lo obstruyen por modesto que sea. Después de todo: “El valor de una profesión se mide por el grado de servicio que hagamos al bienestar general”. Este es el momento del cambio, el camino es largo…. El fin uno solo lograr el desarrollo de nuestra facultad. "ODID - DERECHO" ES LA NUEVA OPCION.

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