1. Leyenda del Manchay Puytu
Hablando de Quenas es etapa obligada nombrar la leyenda del MANCHAY
PUITU (caverna tenebrosa). Existen dos versiones de esta leyenda y citaré la
versión inédita hasta hace pocos años, que permaneció viva entre el pueblo llano,
por ser ésta mucho más realista y auténtica.
Jesús Lara, en su "Poesía Quechua", nos cuenta de haber escuchado la
siguiente versión en los valles de Cochabamba y comprueba que es la misma que
el doctor Ismael Vásquez ya contó :
Un indio de Chayanta consiguió, allá por la mitad del siglo XVIII, estudiar en la villa
imperial de Potosí, la carrera de sacerdote.
Tras ejercer en numerosas parroquias de pueblos perdidos en la cordillera, se le
premió, por sus aptitudes, con el ejercicio en la Iglesia Matriz, en Potosí.
Estando atendido por una joven india se enamoró de ella con el tiempo. Pero un
día, el idilio que vivía con esta india se vio interrumpido por la orden superior de
viajar a Lima.
En ausencia del cura, la muchacha fue repudiada y perseguida por la gente, hasta
que un día se descubrió a la india muerta, se supone que de soledad y de
añoranza del amante que tardaba en regresar.
Al retorno del cura y al enterarse del hecho, se encerró en un silencio y una vida
nocturna que culminaron en la adoración fanática de la muerta, hasta el punto que
una noche la desenterró y con una tibia de ella hizo una quena; con ella lloró su
desgracia.
Cuentan que en los últimos días el cura se había vuelto loco, e iba errando por los
suburbios de la capital y cada vez que topaba con un cántaro metía la quena y
entonaba una melodía (pues lo hacía para atenuar el sonido de la flauta), en
recuerdo de su amada, que además tenia letra compuesta por el mismo.
Al morir el sacerdote se quemaron todas sus pertenencias, pero como suele
2. pasar, alguien retuvo el poema y la música que posteriormente se difundieron por
Charcas.
El arzobispo mayor de la Plata instauró entonces la excomunión mayor contra
quien cantara o tocara la música del Manchay Puitu.
Por este motivo se mantuvo oculto hasta nuestros días este tesoro de la cultura.
MANCHAY PUYTU
Texto original en lengua Traducción libre en lengua
Quechua castellana :
Uj kkata kusiyniy kajta Que tierra cruel ha
Mayqen jallppa sepultado
mullppuykapun? A aquella que era mi única
Saqerqani qhallallajta, ventura?
Sajra vayrachu apakapun? Lozana la dejé como una
Purisqan pallani, flor.
Llanthunta máskkani. Algún viento maligno tal vez
Kikin pay se la ha llevado?
llanthuykuwanchu, Voy siguiendo su rastro,
Waqayniypaj Voy buscando su sombra.
ayphullanchu? Es ella quien me da su
sombra en el camino
es solo la cortina de mis
lagrimas?
Mosqochacus La voy soñando, y la beso
mucchaykuni, en mi sueño.
Ttukuni chay, rimaykuwan! En mi congoja, ella acude y
Musphani ichas, pay me habla.
rikuni! En mis horas de confusión,
3. Kkanchasqaj la veo :
phavaykamuwan. en un vuelo de luz baja
Wañuchikuymanchu? hasta mi.
Phiñakuwanmanchu? Fuera mejor que me
Wañuchikuspa matara?
qayllayman, Quizás mi muerte la
Astawanchus ofendiera?
karunchayman... Con la muerte podría
aproximarme a ella;
Pero tal vez me vería más
lejos.
Ppanpasqannijta jasppini, Voy arañando la tumba en
Waqaspa paran paranta; que duerme,
Unuyanchus jallppa nini Mientras cae mi llanto como
Máskkarqonaypaj uranta. lluvia sin fin.
Noqan mayllapipis, Creo que así se ha de
Jallppaj sonqonpipis, ablandar la tierra
Noqalla munakusqayki, Para buscar después en el
Sapallay wayllukusqayki! fondo a mi amada.
Dondequiera que sea.
Así en el seno de la tierra,
Mujer, yo solo he de
adorarte
Y nadie, sino yo, te ha de
mimar.
Aswan qqoñi Con el calor más tierno de
samayniywan mi aliento
Phukuykus kutirichisaj, Conseguiré devolverle la
Ojllaykusaj, vida.
mucchayniywan La abrazaré, la besaré, y
4. Alliyman rijccharichisaj. mis besos
Mana chayri, jamuy, Despertando la irán
Muyuj wayra, usqamuy; suavemente.
Laqhayayniyki Más, si así no ha de ser,
upiykuwachun, Ven, no tardes, ciclón,
Ukhunpi chinkachiwachun Que tus hondas tinieblas me
devoren
Y en ellas para siempre
desaparezca mi vida.
Waqayniywan Tú, tierra humedecida con
joqqochasqa, mis lágrimas,
Khuyaj jallppa, Tú, tierra generosa,
qhataykuwayku; albergamos.
Karqaykumin ujllachasqa, Una sola unidad formamos
Ujllañapuni kasqayku. en el mundo,
Noqa tuta kani, Quiero que así quedemos
Cchintamin munani. para la eternidad.
Llakiy kani, yuyayniyta Yo soy noche sin fondo.
Munani chinkarichiyta. Soy soledad sin término.
yo soy la carne misma de la
angustia
Y estoy en fuga de mi propio
pensamiento.
Tullullantapis sikkisaj Más, no. Quiero algo de ella.
Ojllayniypi kakunanpaj; He de arrancarle un hueso
Quenamanmin tukuchisaj Y lo tendré en mi seno tal si
Waqayniywan fuera ella misma
waqananpaj. El se ha de convertir en
Janaj pachamanta, Quena entre mis manos
Lliphipej chaymanta, Y ha de llorar mis propias
5. Paymin sina lágrimas.
wajyawasqan? Desde la eternidad,
Manan!... Quenallay Desde el origen de la luz,
waqasqan! Es tal vez ella quien me esta
llamando?
No, es tan solo el lamento
de mi Quena!
Cántaro de Manchay Puitu
A raíz de la leyenda del Manchay Puitu, algunos Pinkullu Kamayoj’ (flautistas) suelen
tocar su Quena dentro de un cántaro que tiene tres aberturas. La entrada superior suele
ser mucho más grande que la Quena para que no se dañe al meterla, pero lleva una
tapadera que en seguida recubre esta entrada y abriga la Quena para que el sonido vibre
con toda su potencia en el interior.
Las dos entradas laterales están pensadas para meter las manos y sujetar la Quena
dentro del cántaro. Sí recomiendo que las paredes del cántaro sean finas, para que
reciban más sensiblemente, y "transpiren", el sonido de la Quena.
En el fondo se vierten, con anterioridad, desde un poco de agua hasta varios litros, para
que altere la vibración sonora, pues se producen efectos muy curiosos, parecidos a los
que ocurren con los tambores de agua
Cántaro del
Manchay Puytu,
desde el músico
6. Cántaro del
Manchay Puytu,
desde afuera
Quena del
Manchay Puytu
Tocando el Manchay Puitu en el Cusco
7. De todas formas, no es la primera vez que podemos observar a músicos flautistas
tocar dentro de vasijas o potes vegetales. Ya el padre Joseph Gumilla relataba,
en sus viajes por el Orinoco, de los indios Otamacos y de sus ceremonias
fúnebres:
Ceremonia fúnebre de los Otamacos