Una ciudad inteligente utiliza tecnología para mejorar los servicios urbanos a través de la recopilación y procesamiento de datos. Esto requiere la participación de ciudadanos, gobiernos, empresas privadas, y el uso de tecnologías de la información y la comunicación para proporcionar servicios públicos como transporte, atención médica, educación y gestión de recursos de manera más eficiente. El objetivo final es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de una manera sostenible e inclusiva.