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Rut

  1. Rut La moabita fiel
  2. Corría más o menos, el año 1100 antes del nacimiento de Jesús. Por razón del hambre que había en su país, causada por una gran sequía, Elimelec y su esposa, Noemí, emigraron desde Belén de Judá, donde vivían, a la campiña de Moab, zona fértil al este del Mar Muerto, en la que, ya a la entrada de los israelitas en Palestina, habitaban los moabitas.
  3. Elimelec y Noemí tuvieron dos hijos, que se casaron con dos mujeres moabitas, Orfá y Rut. La buena de Noemí durante su estancia en Moab tuvo que pasar por la gran tristeza de ver morir a su esposo e hijos. Tristeza aún mayor porque ninguno de ellos había tenido hijos. Esto contaba mucho entre los judíos porque el perder el apellido era una de las infamias más grandes que podía tener una familia.
  4. A Noemí le llegó la noticia de que “el Señor había atendido a su pueblo dándole pan”, y decidió regresar a su tierra. Antes de emprender el viaje habló con sus nueras y las dejó en total libertad para quedarse en Moab o ir con ella. Orfá se quedó con su pueblo. Rut, sin embargo, le dijo: “No insistas en que te deje; donde tú vayas iré yo; tu Dios será mi Dios”.
  5. Al llegar a Belén, y porque ella y su suegra no tenían campos propios, Rut iba todos los días a recoger las espigas que dejaban los segadores. No le era muy difícil la tarea, pues entre los israelitas una ley ordenaba: “Cuando seguéis la mies de vuestras tierras no desorillarás tu campo ni espigarás después de segar: lo dejarás para el pobre y para el forastero.”
  6. Un pariente rico de Noemí, Boaz, se enteró de que Rut espigaba en sus campos; se acercó por allá y al verla le dijo que no se fuera a otros. Fijaos en la razón que le dio: “Me han contado todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido: que dejaste a tus padres y tu pueblo natal y has venido a vivir con gente desconocida. El Señor te pague tan buena acción.” El problema de subsistencia de Noemí y Rut estaba resuelto.
  7. En Israel existía también otra ley en virtud de la cual si moría un hombre sin dejar hijos uno de sus parientes —el más cercano— quedaba obligado a casarse con la viuda, para que el apellido del difunto no se extinguiese. Noemí se había dado cuenta del interés de Boaz por Rut. Pero existía un problema: otro pariente más cercano que Boaz tenía la primacía. Rut se las arregló muy bien para resolverlo y al poco tiempo Boaz y Rut se casaron.
  8. Pasaron unos meses y tuvieron un hijo. ¿A que no os imagináis el alborozado comentario que hacían sus vecinas? “¡Noemí, has tenido un niño, pues te lo ha dado a luz tu nuera, la que tanto te quiere y que te vale más que siete hijos!” A lo mejor a nosotros nos suena un poco raro su nombre: Ebed. Pero lo importante de este niño no es el que así se llamara, sino otra cosa: fue el abuelo del rey y profeta David, de cuya descendencia nació Jesús.
  9. A la falta de tolerancia y ante tantos focos de racismo que brotan cada día, es muy bueno recoger la enseñanza del libro de la Biblia que nos narra la vida de Rut: En un pueblo con sectores que, llevados de un fuerte rigorismo, despreciaban a quienes por raza no formaban parte de Israel se resalta la virtud de una mujer extranjera y se invitaba así a todos a darse cuenta de que no se puede vivir aislados de los demás, sino en comunión con ellos.
  10. Texto e imágenes Revista Gesto, Nº 82 Power Point htpp://escuelajaire20.blogspot.com
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