En las sociedades tribales primitivas las explicaciones sobre las causas de la
anormalidad están conectadas a las metáforas sobrenaturales y místicas. Las
explicaciones son de tipo animista.
La enfermedad se debe a un fenómeno de posesión, un alma extraña ocupa el lugar
del alma del paciente. La ceremonia terapéutica consiste en un ritual, ejercido por el
hechicero o chaman, por lo general en presencia de la tribu, que tiene por objetivo el
retorno del alma del paciente y la expulsión del alma posesiva. La practica exorcista
(Ellenberger,1970) como ejecución de este ritual puede adoptar tres formas: La
primera consiste en expulsar al espíritu maligno mediante procedimientos
"mecánicos" como los ruidos, los malos olores, o incluso golpeando al poseidilla
segunda consiste en transferir el espíritu maligno a otro ser, en general un animal, y
la tercera consiste en intentar extraer el espíritu maligno por medio de conjuros o
procedimientos psíquicos (práctica que luego retomó y normalizo la Iglesia
católica).
Aunque el modelo galénico de la medicina sobrevivió durante la edad media, fue la
Iglesia la que jugó un papel central al considerar los trastornos mentales como
producto de una voluntad sobrenatural, del diablo. El pecado se constituye en la
raíz de todo mal y la confesión en el procedimiento terapéutico para evitarlo. En
este contexto general predominaron dos tendencias sobre el pecado y su
resolución: por un lado estaba la postura inquisitorial, que alcanzo su auge
durante el papado de Inocencio VIII con su "Sumís desodorantes afectivas"(1484)
y la obra de J. Sprenger y K. Kraemer "Malleus Malleficarum"(1488) que animaban a
descubrir y capturar los herejes y brujas y su "tratamiento”, que podía llegar a la
tortura y quema; por otro lado estaban los que animaban a alejarse del pecado de
un modo más personal y humanitario como Melchor Cano e Ignacio de Loyola.
4. SIGLO XVI A SIGLO XVIII
Paralelamente a los desarrollos anteriores se va humanizando la
asistencia de los enfermos mentales. En el periodo de la
revolución francesa Pinel introduce el tratamiento moral que
básicamente consistía en suponer que los problemas mentales
derivaban de conflictos morales; y animaba al personal de los
hospitales a contactar con los problemas de los enfermos a
través de actividades ocupacionales, respetando los intereses
particulares...
Desde la óptica de la psicoterapia y la psicopatología, dos son los nombres
destacables de este siglo: F.J. Gall (1758-1826) y A. Mesmer (1758-1826).
Gal estaba convencido que determinadas funciones corporales y emocionales
estaban controladas por determinadas aéreas del cerebro. Incluso los rasgos
del carácter derivaban de aéreas especificas del cerebro. Además afirmaba
que la forma del cráneo se relacionaba con el grado de extensión y
preponderancia de las zonas cerebrales, y que en base a ello se podía estudiar
el carácter. A este método de diagnostico le llamó "frenología".
En el contexto de la neurología resurge el interés por la hipnosis en dos
grandes centros o escuelas: La escuela de Nancy con las figuras de Liébault
(1823-1904) y Berheim (1840-1919) y La escuela de la Salpetriere en torno a
Charcot (1825?1893). En ambos centro estudió Freud.
Liébeault practicaba la hipnosis sugiriendo a sus pacientes que le miraran
fijamente a los ojos le decía que se iban adormeciendo gradualmente. Una vez
conseguido el estado de somnolencia le indicaba la desaparición de los
síntomas. Con este procedimiento llego a tratar todo tipo de enfermedades.
Berheim, aprendió este método de Liébeault y lo explicó como producto de la
sugestión.
Los psicólogos comienzan a generar modelos terapéuticos ajenos al psicoanálisis
(dominante entre los psiquiatras americanos) y los presentan como alternativas más
cinticas a este. Carl Roger sobre 1943 crea la terapia centrada en el cliente como una
alternativa nueva de psicoterapia, e inicia un proceso de investigación sobre la relación
terapéutica (grabación de las sesiones, análisis del proceso y contenido, etc.). Desde el
ámbito académico se acentúa el conductismo y la terapia de conducta. Desde este último
punto de vista se propone que los tratarnos mentales sin base orgánica son trastornos
aprendidos, derivados de las leyes del condicionamiento y por lo tanto susceptibles de
ser modificados en base a procedimientos de re aprendizaje.