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PRÓLOGO
Para mis alumnos del IPEM 12, especialmente para Gonzalo, para Graciela Berti y
Roberto Panko, para mis hermanos, especialmente Franco y para Carlos, el extranjero de
la realidad…
A Emanuel Ioselli.
EMMANUEL IOSELLI Y CAMUS HACKER
Emanuel Ioselli tiene 22 años, fue acusado de ser @camushacker, un “delincuente
informático” que se dedicaba a extorsionar famosas (Karina Jelinek, Coqui Ramirez,
Andrea Rincón) a cambio de un par de fotos "robadas" desde su PC.
AUDIO EN RADIO LA RED, BUENOS AIRES.
Bueno, vamos a desenmarañar el tema del hacker, el supuesto Camushacker, porque yo
quiero saber si existe, si lo hizo y si es verdad…
(Llama) El cliente…no puede responder a este llamado.
Bueno, bueno, Emanuel Ioselli tiene varias cuentas en Taringa, un blog, un fotololog. Se
llama Emauen Ioselli Kar.
Parece que este muchacho no atiende el teléfono, pero la verdad que me encantaría
hablar con él. En realidad para mí el pibe lo que hizo es hacerse el gil agarrar fotos de
todos lados y ahora se va a tener que hacer cargo…
Contacto con Analía, la madre, que vive en Campana. Yo ya hice la denuncia,
Emanuel desde los 5 años que no vive conmigo, me agarré un ataque de nervios. Yo
hablé con él me dijo: yo no puedo hacer esas cosas, soy un pelotu…, yo no hice nada. Él
ahora va a dejar su CPU, "yo no sé ser hacker, no sé ni usar un whatsapp", me dijo. Nada
más tiene fotos de minas en bolas. La abuela lo crio como un pelotu…, con un
agrandamiento, es un pendejo que no labura, es un bolu…yo te puedo decir que es un
parásito, tiene el 70% menos de vista. Él tiene un autismo. Pero es un pelotu…. Vos lo
criaste así porque me lo sacaste, le dije a la abuela.
“Hijo de pu…”, me vas a matar, le dije, yo soy una persona de bien, una laburante, hijo de
puta”, le dije a este pibe. Yo señor, quiero creer que mi hijo no tiene nada que ver. Ella lo
crio como una mierda. Pero no va a hacer nada porque se cagó, eliminó todo: "borra todo
esto hijo de puta porque te voy a matar", "voy a borrar todo", me dijo.
Vos no sabés la fantasía que tiene este pelotudo en la cabeza, vas a decir, “pobre, pibe”,
por cómo lo criaron. Tiene aires de grandeza, sueña con una fantasía. Todos mis hijos
laburan, pero él es un pelotudo. Yo a mi hijo lo voy a poner del forro del culo frente a las
cámaras.
A él me lo sacaron, el padre me violaba a mí. La abuela se cree superior. El chico sangra
cuando se pone nervioso.
Comunicación con la abuela. . Mi nieto es un boludito, un pajerito, no sirve para nada. No
saqueó más. Periodista: no, lo del saqueo no, eso es otra cosa (Emanuel Ioselli fue
descubierto saqueando comida en un negocio).
Periodista: Del Hacker. Abuela: no puede ser hacker de nada es un boludito. Periodista:
Pero su niet.o dijo que fue él quien robó las fotos con unas cuentas llamadas
@camushacker…
Abuela: No, es un bolu…, yo le agradezco, señor, él no sirve para nada. El padre lo
cuidaba después ya no pudo…
PERIODISTA El padre desapareció, qué feo que tu madre y tu abuela te digan que sos un
boludo.¿no? Lo acusaron de saquear comida, sabe mucho de redes, lo ha explicado. El
padre desapareció. Qué fea situación, este pibe ha mamado el mouse, no tiene familia.
Gracias, gente.
¿Sería un idiota, un genio? Esta novela es tan posible como cualquiera de esas dos
respuestas, aunque prefiero defender a Emanuel Ioselli, por el derecho a la diferencia, por
mi propia defensa, por la gran ternura que, pese al hecho delictivo que lo rodeó, despertó
en mí y en mis recuerdos. Por todos los "idiotas"...
Aquí la verdadera historia del hacker con un nombre brillante: El extranjero de la realidad.
Esta historia es tan improbable como lo fue la realidad y tan real como esa ficción que
parece “lo real”, a menudo tan sesgadamente soslayada por el cliché de la información y
por la falsa prosodia de sus actos.
Sin embargo, por cuestiones legales, la imaginación del escritor aunque se abstiene de
expresar comentario alguno sobre los personajes que intervinieron en reales
circunstancias reales utilizando sus nombres propios.
MCV.
Mariana Valle.
Capítulo 1: La inexactitud de los libros
¡Mierda! Pensó cuando el frío del escupitajo le cayó por detrás de la nunca, como
un tiro fulminante y silencioso. Seis pisos arriba Santiago y sus amigos reían
“como hienas inmundas”, pensaría después, mientras usaban las lapiceras vacías
como cerbatanas para desprotegidos paseantes.
Hacía mucho que le venía esquivando al tema de María, que si la encaraba, que si
no. Se había puesto su mejor vestuario. Sí, era como salir del potrero y pelearle un
partido a los ingleses, una meta casi imposible, pero no por eso menos atractiva.
Ella estaba sentada repasando las fechas claves de la segunda guerra mundial,
dibujaba una línea de tiempo invisible con sus dedos de pianista eximia. Apenas lo
vio le regaló su mejor sonrisa, con pocitos en la mejilla y todo.
- Llegaste temprano, ¿no?
- ….
- Y … ¿estudiaste algo?
- …..
- Bueno… Me voy…a clase. Chau.
El silencio nuevamente era el único lenguaje que salía de su boca. Ese silencio
quería decir muchas cosas: “qué bueno que te encontré, sos lo más lindo que he
visto hoy y ayer y antes de ayer, menos mal que estás, me alegraste el día, corrí
quince cuadras para llegar a verte antes de que entraras a clase, las baldosas que
estoy mirando firmemente están dibujando un país secreto para que vos y yo lo
habitemos eternamente, alrededor de tu pelo ensortijado se han revuelto todas las
ideas que traía hasta aquí y ahora mi cabeza es una radio que se sintoniza sola en
un tema de Queen, etc. etc.”
Ella se levantó de su asiento de reina y con suma delicadeza se perdió entre la
muchedumbre de “los otros”, los sin rostro, los que no contaban, los verdugos de siempre,
guionados por un maquiavélico rey de algún infame imperio colonizador
de almas.
No, se ve que el lenguaje del silencio aún no era descifrable para ningún ente
humano ni traspasable hacia ningún corazón…
En sala de maestros la profesora de Ética dijo que todos los chicos son muy
revoltosos, que lo más importante para ellos es hacer amigos y no los estudios y
que en general se portan bastante mal. Lo escucho como al pasar: pensó que era
Filosofía barata y con su imagen fantasmal de delgadez extrema siguió danzando a
través de las paredes del colegio, con el rostro cabizbajo, absorbiendo datos de
aquí y de allá sin una utilidad precisa.
En horas de Lengua leyeron por enésima vez “El Principito” y la profe dijo que no
es posible vivir en el espacio exterior y que por eso se trataba de un relato
fantástico.
A Franco todo eso le pareció una gran inexactitud, igual que esos relatos infantiles
y absurdos adornados con familias felices e historias de navidad al calor de un
hogar.
Se siguió ignorando su presencia durante toda la clase, a tal punto que hasta él
mismo dudaba de ser real o algún experimento fallido de algún mago que
desembarcó en la unánime noche de los presentes.
Entre los gritos y los portazos de sus padres, debajo de la cama, Franco había
encontrado un recurso mágico para ser feliz, breve pero contundentemente: sin
varitas mágicas, sin dimensiones desconocidas, sin superhéroes, sin espejitos de
colores. Realidad y ficción conformaban una amalga indisoluble que no gustaba de
la liviandad de los conceptos y que desmoronaba toda ciencia pragmática.
Los gritos afuera, el silencio interior. Solamente el silencio enhebrando con
delicadeza la reconstrucción de la memoria y abriendo el terreno poderoso a la
imaginación: ella, su sonrisa, el recreo y él. Shhh…Shhh…
__________________________________________________________________
_________.
9 am, sol despuntando el alba, otoño en colores de esperanza y pájaros que
retornan a su nido, rumor de río y trinos sobre los fresnos de los canteros.
- (Él, con voz grave) Che, y así que tenés prueba de Historia…
- (Ella, linda como siempre) Sí, la profesora es aburrida y tiene esa voz de pito que
perfora los oídos.
- (Él, como si su edad interior coincidiera con la de afuera) ¿Sí, no? Es como una
gallina asustada que no sabe dónde depositar sus huevos. A ver?, a ver? A ver?,
Quién sabe quién sabe cómo se llamaba el archiduque de Austria?...
Ella tocándose la panza de la risa, salían mariposas de su vientre.
Yo sé muchísimo de Historia, leo libros, podés venir a casa. Mi mamá nos prepara
un café con leche. Te puedo mostrar mi biblioteca. Mi casa es muy grande, tengo
una buhardilla se Creta que siempre te he querido mostrar.
- Me gustaría ir, Franco.
Fin de la obra, danza de aves, destellos en los ojos de ambos.
__________________________________________________________________
___________.
El despertador ponía un límite entre su felicidad y la amargura innominable de
todos los días. Cada mañana la madre lo levantaba de un tirón lo peinaba con
gomina y lo depositaba como un paquete con fecha de vencimiento en el modesto
colegio del barrio. Pero aún ella no llegaba y él se imaginaba un insecto diminuto
tras las frazadas, escapándole a un nuevo día de humillación en el colegio aunque
con la tristeza de no verla.
En los primeros abecedarios del colegio lo hacían repetir: Mi mamá me ama, amo
la masa que ella amasa, mi mamá me mima.
No, mi mamá no me mima ni amasa, pero me pega un mazazo con el amasador
mientras un mimo se cuela por la ventana y hace el personaje de Carlitos Chaplin….
No, los días de la infancia no eran así
Capítulo 2: El Idiota
“Es idiota. No sirve. Es así, que se le va a hacer…”
-Señora, no estoy discutiendo con usted la mala conducta de su hijo o su mal
desempeño en exámenes, sino su hipoacusia. Su hijo simplemente no habla y es
posible que tampoco oiga. Le veo la mirada distante cuando explico aunque sus
exámenes en general son muy buenos. Necesito una ficha médica para
comprobar sus condiciones reales de salud y después actuar en consecuencia…
Sinceramente, creo que usted, como madre, no ha hecho lo correcto hasta ahora.
Su hijo la necesita…
Franco miraba la escena desde un lugar estratégico y se retorcía de placer. Era el
resentimiento en estado puro liberándose después de tantos años en danza de
ácidos estomacales corroyendo las entrañas de su madre y su rostro de
bobalicona ante la directora.
Porque ella odiaba, sí, descubrirse ante los demás como lo que era: una madre
ausente y amoral. Atrapada entre las fauces de su hijo, que rumiaba lentamente el
sabor de la venganza, salió como un tiro de gracia disparado hacia la calle, con
tanta mala suerte de pisar mal con un pie y caer al suelo vencida, en simbólica
muestra de nocaut.
Franco pensaba que la verdad que sus exámenes no eran tan buenos como
podría haberlos hecho realmente, pero algo en él le impedía sobresalir entre los demás,
era como una resistencia interna.
Proferir una palaba, cualquiera sea, podría ser usada en su contra porque al salir
del recinto respetuoso de su morada sería ya de otro, seguramente del enemigo.
Prefería, en cambio, ser un testigo mudo de su propia vida, hilvanando las
historias de los demás personajes azarosamente involucrados en ella, recogiendo
los escombros de sentido entre una existencia asolada por el fuego de la
indiferencia.
No se sentía un protagonista, en cambio se pensaba a sí mismo como un poeta en
cuya boca muerta habitaban nuevas experiencias que poblaban de luces la
lobreguez de sus días. Con sutil encanto las palabras llegaban a él para animar
sus días, pero no para ser oídas por los demás.
Sin embargo la mayor revelación sucedería al descubrir que era capaz de
intervenir con igual provecho en la vida de los demás. Un limbo entre la voz y el
silencio, a medio camino entre la realidad y la fantasía.
Estaba en la sala de informática:
- Les voy a pedir que saquen sus netbooks y entren a la red interna del colegio,
dijo el profesor a cargo. Recuerden, que nunca tienen que ingresar a sus cuentas
privadas sino a la red de la escuela.
Los alumnos consintieron con igual desgano que en un clip de Pink Floyd.
Después de decir eso, una pelea inusitada en el pasillo lo interrumpió en sus
tareas y todos los jóvenes, como es natural en ellos, desobedecieron a sus
órdenes, entrando a los chats y mails personales.
Franco estaba sentado al lado de la “pc madre” que tenía información de todas las
demás y desde allí observaba, como siempre, todo el cuadro representado ante él,
con un acceso total a los usuarios y contraseñas personales de todos sus
verdugos. Y lo que más le llamo la atención fue el facebook de Santiago, el matón
del curso.
-
Inicio de la conversación 11 de abril de 2014 19:23
No me das bola, ya te dije que te vas a arrepentir. Hablame boluda, estoy mal. Me
dijiste que no era mío. A vos qué te pasa. Mi viejo está en cana y encima me
haces esto te juro que me las vas a pagar
13 de abril de 2014 12:38
Contéstame Andrea, no te saques así. Vos me arruinaste la vida.
viernes 19:51 Andrea no te lo sigo más. Es la última. Te vas a arrepentir te lo juro.
viernes 19:52 A las 6, atrás del tanque
No sentía ni la más mínima compasión por Santiago porque era el principal
enemigo de su felicidad. Se empeñaba en hacerle las burlas más crueles y hasta
de sólo presentir el olor de su colonia barata se estremecía de temor al punto de
extremo de mojarse una vez los pantalones.
Andrea no era mala chica, no molestaba a nadie, era simpe y buena y además
sería madre. Todos pensaban que era naturalmente de Santiago, pero él al
parecer no lo creía.
Las horas del colegio se diluyeron entre las tribulaciones de ser un testigo clave,
pero mudo, de lo que podría ocurrir. Y más aún cuando divisó en la mochila de
Santiago un objeto de aspecto puntiagudo, como un arma.
A la salida del colegio se pasó la tarde entera cabizbajo, tirando piedras con la
gomera hacia ningún punto fijo. Se debatía entre la inacción y el temor de ser
causante involuntario de algún desenlace fatal.
En su casa tenía un libro que había dejado su padre, estaba deteriorado por la
humedad y naturalmente lo leyó, como todo lo que atesoraba de él en las retinas
de sus ojos. Se llamaba El Extranjero y tenía anotaciones de puño y letra de su
progenitor, como la consigna “estamos condenados a ser libres” de otro pensador de la
época, el genial Sartre. Esa frase
le retumbaba en las sienes como una bomba de conciencia dispuesta a estallar….
Llegó corriendo hasta el baldío detrás del parque en la hora señalada para otro.
Santiago estaba en cuquillas, en posición semifetal y como un niño lloraba con
gemidos agudos de dolor. “No me vua’ a quere, no me vua’ a querer, nunca,
nunca, nunca…”. Se presagiaba a sí mismo como una ave negra sobre el Busto
de Palas.
Desde cerca Franco pude ver que tenía la pistola en la boca, pero su presencia
también era invisible para él, ya derrotado y sin ánimos de compensar
frustraciones con burlas odiosas.
Se trataba de hablar, actuar, de vencer la barrera de la seguridad del silencio.
Pero, ¿qué decir?, ¿qué? El viento amainaba las bolsas vacías de basura, como
en pajonales de un paisaje rancio.
Franco apartó con suavidad el arma con quien su antes verdugo ahora se
castigaba. Y lo abrazó casi sin quererlo, tratando de contener el pesado cuerpo del
otro muchacho morrudo, aferrado hacia el costado de la vida, en esa osamenta de
objetos inútiles, entre pilas de basura, a donde parecía que los ojos de Dios ya no
llegaban. Pero a veces sí…
Ese día se convirtió en @camushacker.
Capítulo 3: El Extranjero
La soledad se hace carne en mí y la noche parece un desierto hoy...
La densidad de la angustia que se respiraba cada día en la desolación de su
cuarto parecía poder cortarse en bloques y dibujar unos barrotes invisibles entre
su soledad y los demás.
No siempre había sido así, hubo días felices y dinero, pero todo se desmoronó luego de la
enfermedad de su padre, su afición a la bebida y al juego y luego…su absoluto silencio,
igual que Franco, con la mirada perdida en ningún lugar del mundo real.
Soñaba con escapar hacia algún lugar, no cualquiera, el lugar de verdad, un valle
verde dibujado en colinas, hojas de hierba y tejados rojos sobre las casas de
piedra.
En la biblioteca del colegio lo vio realmente, adentro de un anuario viejo de
National Geographic, pero ya lo había proyectado en sueños mil o más veces: un
paisaje irlandés donde los pobladores vivían de la recolección de frutas y
hortalizas.
Cuando alguien consultaba su lugar de origen le costaba nombrar a “Córdoba”,
hubiera querido negarla tantas veces porque ella sólo le recordaba su amargura.
En vez de eso prefería como siempre el silencio y escribía en el papel el nombre
infausto…vencido en la realidad.
La casa se dividía en dos: allí donde andaba la madre fijando su territorio de
conquistadora y donde moraba él, el extranjero, el nativo desplazado, habitándola
con la levedad de un poema roto y huyendo de su mirada rapaz.
Desde allí, desde su invisibilidad, la miraba masticar con la boca abierta y gritarle
al televisor encendido a todo volumen.
Se acordaba de su padre, cuando de rodillas le imploraba "piedad" y se agarraba
de sus pies como si fuera un náufrago en la tormenta.
Antes de que ella decidiera echarlo a la calle, por sus problemas mentales, supo
intentar ganar su cariño más de una vez. Pero ahora estaba orgulloso de odiarla, era una
victoria personal.
En la “pieza” (o celda) de la casucha mal gestada, la humedad se enredaba como
una hiedra venenosa a las cosas y se mezclaba soporíferamente con el frío
implacable del invierno que se colaba por la ventana desvencijada.
Entonces soñaba despierto con el lugar, “my place”, la aldea de los granjeros
irlandeses.
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Subido a un tren imaginario de un solo pasajero (él), y desde la ventanilla,
observaba como pronto todo quedaba atrás, azotado por el fuego del olvido y la
purificación de las almas.
Una Roma incendiada que se perdía en el camino y detrás de nubes esponjosas
que señalaban la proximidad del verdadero hogar.
En una de las casitas lo esperaban con abrazos y una tarta de manzanas recién
horneadas. Cuán verde era ese valle…
Él, el exiliado de retorno, se preparaba para hacer posesión de su casa,
calzándose unas pantuflas algodonadas como esas nubes, que danzaban con el
viento alrededor del sol.
Y, como arena fina entre los dedos, el paisaje se iba escurriendo con el frío de la
pieza al caer la noche.
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Sin embargo, desde hace una semana había descubierto que su soledad podía
compartirla con la soledad de otro, la de Santiago.
Después de la trágica experiencia en el baldío, Santiago se había transformado en
un suicida en retirada, ¿qué es esto? Un sujeto melancólico que atravesaba su existencia
de manera automática, con la mirada perdida en otro lugar, igual que él,
un exiliado de la vida.
Cuando entraba al colegio lo miraba absorto, era sólo a Franco a quien miraba
realmente, como una manera de asentir, de reconocer, que eran dos habitantes de
otro país, lejano y distante, y que se fingían geográficamente allí sólo para
aparentar cordura.
Dos (casi) niños, (casi) adultos mirando al sudeste, hacia un horizonte
tan apartado como otra galaxia.
Hasta que una vez Santiago dejó su recinto sombrío de angustia para reírse con
él.
Iban caminando por la ruta de tierra. Le escupió al lado al lado suyo. Franco lo
sintió casi como un signo de aliento.
-No boludo, no se te asustes (le extendió la mano, como un puente imaginario).
-… (rostro de sorpresa, ojos caídos, con rubor de vergüenza)
-Vos sos Franco, ¿no?
-… (asintió con la cabeza)
- Ah sí, ¿querés un pucho?
-… (sí, ¿por qué no?, para despejar la niebla con humo caliente…)
-… Ehmmm. Qué día de mierda. Bueno, chau bolu… Le refregó la cabeza con una
mano y se rió.
-… (chau boludo… chau Santiago, chau…)
Ese día apenas llegó a la casa se tomó entero un plato asqueroso de sopa. Y se
acostó boca arriba. La mancha de moho de la pared se abrió sorpresivamente, y
una nube radiante pasó saludándolo (como Santiago), emigrando hacia el Sur.
----------------------------------------------------------------------------------------------- Se calzó los
botines negros y la remera vieja de Talleres del padre. En el potrero
lo esperaba el Santi, gambeteando como los dioses.
Lo invitó con un aventón de manos, como entregándole una llave para entrar a
“su” lugar. Punto de penal, tres pasos atrás, arco enemigo, pie izquierdo y…
¡marca de gol!
Detrás de la red, el fulgor del verde de Irlanda se fundía con los colores del otoño
y el olor de las manzanas. María también estaba ahí y movía la cabeza arriba y
abajo, una y otra vez, como era su tic habitual. Si le hubiese preguntado algo,
cualquiera sea la pregunta... ella habría dicho que "sí".
-----------------------------------------------------------------------------------------------------
Le salió como algo extraño, una contusión interior, un pájaro herido reviviendo en
la noche y gorjeando junto a una fuente de plata. Entonces una risa inusitada
rompió la barrera del silencio y detrás de ella una cascada, en borbotones de
alegría.
La soledad de Santiago y la de él se hacían compañía mutuamente.
Inconscientemente lo hizo, abrió su cuenta de correo en "enviados":
santiago_cat@hotmail.com
CC. Para andreaiac@yahoo.com.ar
Ese tema es de putos, pero me dijiste que te gustaba. Se ve que por vos hago
todo. Hasta me vuelvo puto. Te lo mando. Cuidate. Estoi buscando trabajo. Te voi
a mandar para los dos. Yo te voi a esperar…
Adjunto. La soledad se hace carne en mí. Abel pintos.mp3
Después de ver el correo se sintió aturdido, le dio remordimiento ponerle palabras a los
ojos rojos inyectados de sangre de Santiago. Era demasiado perturbador
para él tener tantas palabras atragantadas, atoradas e incapaces de salir, de
dispersarse entre el viento siquiera.
Sabía que “lo iban a cagar a trompadas”, porque Andrea salía con "el hijo de un
cana" y se la tenían jurada. Lo había escuchado esa tarde. Pero… ¿cómo pedir
ayuda sin decirlo?, ¿cómo avisar sin voz?, ¿y cómo luchar a riesgo de morir, de
quebrar su recinto seguro hacia ninguna certeza de nada?
Asumir el peligroso rol de salvador de Santiago lo atormentaba, pero en su mano
latía esa llave invisible para retornar por fin a su hogar.
Capítulo 4: Literatura y Vida
Hubiese querido desintegrarse en el aire como los pistilos de los panaderos,
esparcidos por el viento en señal de buen augurio…
Mientras Santiago se hundía en la depresión como un can cerbero oliendo la
muerte a cada paso, él sólo pensaba en las improbables chances de que su
descubrimiento cibernético le trajese algún bien a su miserable vida.
Se debatía entre el hastío y la miseria acosadora de todos los días y la angustia se
le pegaba a los poros, adosada en los pulmones como el frio húmedo que se
colaba por la ventana. De un día para el otro, Santiago se había hecho un seguidor
destacado de la
cursilería de las “canciones para putos” y se las enviaba, con letras y poemas
improvisados, a la cuenta de Andrea, quien se mostraba imperturbable como el
mármol.
santiago_lat@hotmail.com
te quiero, vida mía, te quiero noche y día, no he querido nunca asi. Aunque haiga
cosas que nos separen vos y yo siempre vamos a estar juntos. Chau, mi amor.
Ayer te deje plata con mi tia.
San.
La muchacha se le figuraba a Franco detrás de una puerta de acero interminable,
señalando su negativa a cualquier gesto y Santiago, como en ese cuento
kafkiano, se dibujaba tan torpe y diminuto como él mismo, frente a la tiranía de su
madre.
-Dale, boludito, levántate, dale, dale, daaaaaaaaaale! Vamo al médico, dale.
El coloquialismo burdo de los insultos de su madre siempre interrumpía a la
literatura de sus ideas que, en absoluto, se reconciliaba con la vida, tan aciaga e
imprevista como un mal boceto sin terminar.
La literatura, se reunía con la libertad, con la satisfacción, como en los imaginarios
idílicos que dibujaban la cursilería de esos temas donde, en su caso, María
sonreía y tarareaba un tema con ojos embelesados de amor. Pero también la literatura le
robaba a la vida, al roce de la piel en un apretón de
manos o, mejor, al olor de la piel resoplando aliviado en un abrazo cálido y la vida
se iba desdibujando detrás de las palabras, mientras la tarde caía
apesadumbrada sobre el comedor.
En todo eso iba pensando cuando el colectivo se detuvo como un estampido de
bestias feroces sobre el pavimento, licuando los sueños y la filosofía con el atroz
desencanto de la realidad.
Suplicantes, los padecientes pacientes esperaban en la sala de guardias del
hospital
-Ka…
-¡Si acá!, dijo la Señora K. mientras arrastraba a Franco como una bolsa de papas
ante la total indiferencia del resto de los suplicantes.
-A ver, que les anda pasando… (palabras ensayadas, libreto de antemano)
-Si mire, este chico (cuesta llamarlo hijo), no habla (no quiere), no sabe hablar (no
acepta), no le funciona el celebro (no como esperarías).
- SÍ, deme los resultados de los… sí, de las pruebas que le mandé a hacer.
-¿Y?
-Todo… todo parece estar bien, correcto, correcto. Me puede dejar hablar con el
chico a solas.
A “solas”.
- Menos mal que se fue tu mamá, ya me tenía podrido. Así que vos no podés
hablar. ¿Y si te clavo esta jeringa en la pierna? (puso un líquido para la somnolencia) -
- Aaaay! (sonido evidenciando lo indecible)
- - Me parece que sos más inteligente que lo que dice tu mamá. ¿Te fumás un
pucho? (tengo catorce años) Yo también finjo, como vos, en realidad no soy doctor
aunque lo parezca y aunque legalmente lo sea. En realidad yo soy escritor, tengo
seis libros sobre los egipcios y todas estas cosas las traje de allá... ¿sabés..?
(¿qué me importa?)
-
- - Y sobre los faraones y las pirámides y la mitología egipcia y estos
(¿mamotretos?), todos estos libros yo los escribo entre las pocas horas libres, que
son las que cuentan y en realidad soy muy famoso (¿y si es así porque no te
quedás allá?) Y esas mujeres que están afuera (¿las pacientes?) son las ammas,
las madres del desierto, predicando bajo la persecución del parlamento romano…
Y esos hombres, son Ramsés II y III…
3riojebl´bepbewjebkebebrkèbk`pebrk+eb+peñfñerbpwehwrvlrjrwrbjebrbpe
Sonidos que ya no decían nada y entonces, detrás del monólogo interminable del
doctor y su obsesión por los egipcios, se dio cuenta de que ya no estaba ahí, sino
sobrevolando el antiguo imperio africano. Tampoco estaba ya ahí el niño que
jugaba con un pedazo de cartón, ni siquiera la madre del niño, con frenética
adicción a la tecnología celular y, por supuesto, tampoco él mismo con la mirada
perdida ya en otra parte…
En la hora premeditada, Santiago y él salieron del colegio y sus verdugos lo
esperaban, a la vuelta de la esquina. El polvo suspendido en el aire presagiaba el
final épico de un duelo de malevos. Con las mujeres asomándose por las ventanas,
oreando los trapos al sol en un destino inexorable que los aguardaba a
ambos. En ese escenario infausto donde la vida y la muerte se jugarían un duelo,
como en un partido de truco, comprendió qua la literatura era la realidad y lo que
los otros llamaban real no era más que una máscara absurda, detrás de la cual
todos se ocultaban…
Capítulo 5: Los sonidos del silencio
El desenlace se presentó inevitable porque en realidad ese duelo ya estaba
definido desde hace siglos, desde aquellos tiempos remotos donde
los hombrebestia conocieron a loshombrescordero y se dedicaron a cazarlos
furtivamente y través de implacable paso de años de batallas vencidas.
Las nubes negras marcaban el regreso de la oscuridad, la vieja compañera de
todos loshombrescordero, ahorcándose en las infinitas sogas de los árboles
negros o adentrándose en los profundos silencios del mar muerto.
A la vez un trueno, un rugido amenazante del Señor, congeló el paisaje como en
una fotografía y entonces aparecieron los verdugos, con palos en las manos y
borceguíes en los pies. Voces distantes y ni una palabra verdadera, caos de
gritos, insultos y amenazas.
-Qué hace vo’ con la Andrea, ¿eh?
Los sonidos del silencio marcaron la absoluta desproporción de la batalla: los
golpes de culata y las patadas en el estómago a Santiago hirieron tan
profundamente el aire, pestilente del hedor que exuda el miedo de los vencidos,
que las aves salieron despavoridas volando atontadas en círculos diversos, buscando
aires de libertad entre el encierro de
los mutilados. Sin embargo el atroz cuadro se desintegró como el vidrio contra el suelo,
ante el
feroz grito de guerra de Franco.
-A vo también te vamo a hacer cagar…
-….
-Hablá, puto, cagón.
-…
Una vez depositada en territorio enemigo, la voz sería para siempre de otro,
inservible como una hoja al viento que no encontró su buzón.
Pero su grito, terriblemente agudo y sonoro conmovió la tierra y el polvillo lo llevó
consigo en andas, hasta los oídos de un cartonero que pasaba por ahí, con la
barba raída y los ojos luminosos. Y entonces la pelea se detuvo.
Esta vez los hombresbestia se retiraron cabizbajos, sabiendo que ya volverían
pronto a buscar sus víctimas, los corderos degollados, ya advertidos del
maquiavélico funcionamiento de la “democracia”.
El hombre de los cartones pasó silbando y riendo, lo seguían tres perros y un
chivo. ¿Y si fuera Dios?
Franco, trató de enderezar a Santiago que, como Lázaro, revivió con algo del agua
con que Franco le mojó la cara.
-Vo soi Dios?
-… (Ojalá, ojalá…)
-Vo so bueno…Vo so…
Santiago deliraba, pero a la vez aunque moribundo era el motor de vida de
Franco, quien como una órbita a su alrededor lo salvaba otra vez de un final
trágico. Después de arrastrar casi 30 cuadras el pesado cuerpo de Santiago y depositarlo
junto a la puerta del dispensario más cercano de inhóspito lugar, Franco se sentó
a descansar, en el séptimo día.
Todo lo que jamás creyó poder hacer en su vida sucedió en un segundo, un grito
de horror que destrozó para siempre la barrera del silencio interior que lo
atormentaba de impotencia. Se sentía casi un profeta, misionero de la
amistad, corderolobo escondiéndose en la selva del territorio enemigo.
Capítulo 6: Autor/Personaje
Pero aún no podía estar seguro… ¿y las palabras?, ¿Qué harían los hombres con
sus palabras?, ¿las usarían para amordazarlo infinitamente, como a su padre? Ya
casi ni lo recordaba, pero sí a sus palabras, que sonaban tan melódicas como el
rumor de los pájaros fabricando sus nidos.
Adentro de su casa, o casilla, y con su PC empezó a pensar en María. La
recordaba vendiendo las pizzas y las empanadas en la casa de la esquina.
-Franco, ¿lo de siempre?
-…. (lo de siempre es la rutina infame, lo único sos vos)
-Están calentitas, tomá, una docena de empandas dulces.
-…. (tus manos, abiertas, se parecen a las manos de la virgen… podrías
acobijarme eternamente entre esas manos…)
Si tan sólo pudiera hablar con ella ¿Servirían esas palabras para amar, tender
puentes, construir sólidas estructuras o sólo para destruir y barrer todo lo que
alguna vez nos hizo felices, como siempre pensó?
Leyó en un libro de mitos egipcios que antes de la escritura no existían guerras,
las palabras fueron usadas para separar, marcar abismos de desigualdad, muros
impolutos.
Ni siquiera sabía si Santiago estaba aún a salvo, las bestias se empeñaban en
destruir a cada paso cada surco de vida y cada palabra quedaba atragantada para
siempre en el dolor de ya no ser más que un anacoreta, subsistiendo en la
penumbra interior.
Pero María estaba conectada, imposible sería no leerla, acaso pudiera
desentrañar la magia de las palabras divinas que conectan finalmente a los
hombres y los hacen felices.
28 de abril de 2014 13:50
....
-hola, kien sos
......
Hola…
…..
...
KE Kallado estas
@camushacker está desconectado o no puede recibir mensajes
_____________________________________________________
(No, todavía no, estoy desconectado, pero puedo recibir mensajes, desde aquí
desde donde estoy, en un sitio remoto aislado por protección)
Se resistía al silencio y a la vez a la palabra. Descubrió que el mejor camino era la
palabra de otro. Sino más genuina, más experimentada que la suya…
-Hola…
- volviste? Que estabas haciendo te comieron la lengua los ratones jajaj...
-Tú, aire que respiro en aquél paisaje donde vivo yo…
- QE??
-Tú me das la fuerza que se necesita para no marcharme -a donde te vas? No te vayas
-TU ME DAS AMOR…
-Que dulce sos
-Mil momentos como este quedan en mi mente
si ya me voy a ir para casa dentro de un rato. Un besoooooooo
-…(Sí, ya sé que sos esquiva, como quisiera destruir para siempre este bloque de
hielo que me mantiene atado al otro costado de la vida, a donde lo encontré a
Santiago aquella vez, en la oscuridad de siempre, mi única consejera)
@marialadelbarrio está desconectada o no puede recibir mensajes en este
momento
Franco pensó que todos a su alrededor estaban desconectados, movidos por un
hilo invisible de algún titiritero desquiciado, en un circo de explotadores.
Algunoshombrescordero como él se negaban a los libretos premeditados de tan
infames dueños, lo hacían con su silencio. Y sin embargo tanta soledad se hacía absurda,
pesada y gris como una nube de
lluvia infinita.
Hubiera querido regresar a Irlanda, la pradera de sus sueños. Hablar con su
padre, comer la tarta de manzanas y salir al jardín a oler la frescura de los árboles
frutales en flor. ¿Cómo serían sus labios?
Acababa de cumplir los quince años, hace escasas horas. Ella tambén tenía
quince. Iría finalmente a ese baile al que ella va siempre y pondría un nuevo disco,
una música melódica para poder bailar lento y tocar su cintura.
Shhh…shhhh
____________________________________________________________
-Lo que haría, por no sentirme así…
-¿así cómo?
-Así solo, así perdido
-No está solo, yo toy con vo
-Pero vos sos mi sueño te vas a ir…
-Y si me soñás para siempre…no
_________________________________________________________
Ahí, pero dónde, cómo. Estaba siempre a su lado, junto al lavabo, al lavarse los
dientes, junto a la mesa de luz. Con el perfume y la frescura de una rosa en un
jarrón. Ahí, pero dónde y cómo. Para siempre él su autor, y ella su personaje.
Dibujando su conciencia, la calidez de su piel, sus ojos rasgados, las mejillas
coloradas. Para siempre ella un boceto de su imaginación creadora, recopilando
fragmentos de su verdadera existencia para rearmarla ante sí. Inalcanzable e
indispensable como el oasis de un desierto.
Para siempre él su personaje porque ella definía en realidad sus emociones y él
se dejaba manejar sin resistencia por los hilos de seda de tan magnífica titiritera.
Si fuese más de esto y menos de aquello. Si fuese para ella su personaje, tan
bello como sólo ella pudiera construirlo, orgullosamente, y amarlo para siempre,
en un sueño eterno, a través de una pc y sin desconectarse…
Capítulo 7: Letra y Música
Ella se mostraba inalcanzable en la mañana, pero en la soledad de sus tardes
iluminaba el cuarto oscuro como un claro de luz infinito.
Detrás de las maderas crujientes de la puerta rechinaba el viento, filtrándose
como una sombra pestilente de amargura. Allí en su pieza iban a dar todos los
vientos, todos, pero él solo podía pensar en el poder de las palabras, las mágicas,
las verdaderas…
Eran palabras prestadas, pero más suyas que la guarida profunda de su silencio
absoluto donde reposaban todas, amontonadas, esperando poder elevarse como
cometas en el cielo.
Se había instruido en el arte del plagio, el de los recolectores de historias, de frases,
momentos: como aquellos narradores del oriente que, en las plazas del
mercado, se sientan a narrar las vidas pasadas de los hombres que se diluyen
bajo las arenas del desierto.
Escogía entre los desechos de sentido que pululaban en las marginales poéticas
de aquellos lugares donde no llega nada, ni nadie, más que los ojos de Dios. Un
grafitti, un poema envolviendo un paquete y, sobre todo la música, SU música, el
obsequio más sagrado para un habitante del silencio.
Sólo bastaba con apoderarse de sus auriculares, como las abejas que se
disponen laboriosas a extraer la miel, sorbiendo los frutos sabrosos de su
maravilloso mundo interior.
Lejos quedaban todos los gritos, los sonidos torpes, los sinsabores de la rutina y
la pared mohosa, mágicamente, reverdecía nuevamente de alegría en arroyos,
jilgueros y cerezos en flor. Ella llegaba y, con las manos abiertas con las que la
recordaba siempre (como en la estampita religiosa de su cuarto), lo invitaba a
compartir su alegría o su llanto.
Cualquiera fuera la opción siempre lo liberaba de su ensimismamiento atroz,
absorto frente a un escaparate de anhelos imposibles, como un mendigo del
amor.
Una canción, cuidadosamente escogida para ella (aún la más cursi) bastaría para
retenerla, tanto como pudiese, para recrearla en su pensamiento una y otra vez
. -Hola @camushacker, esta re bueno tu logo
-….
-Decime de donde me conoces, estas????
-...
-Hola, estas? Holaaaaa
-Qué me importa haber sufrido, si ya tengo lo más bello y me da felicidad…
- No lo conozco a ese, me gustaría que me lo cantes si pudieras….jejejeje
-Siempre me vas a cantar? Stoy :-( hoy, mi papa me dice que se muda la obra q
nos vamos
-esteamorquetumehasdadoesaquelqueyosoñé… (Me salieron…las
palabras…¡todas juntas! ya no puedo ya reprimirlas)
- No me quiero ir, yo tambien sufro
- En un mundo tan ingrato, sólo tú me das amor… (siempre te voy a cantar, con
los latidos de mi corazón que vencen este mundo mío desmoronándose a cada
rato, sostenido por las cuerdas de la imaginación, como un viejo violín que ya
nadie quiere tocar, solamente vos lo descubriste y sonará eternamente en mí.
Vos…)
-K lindo!!! -Pero a veces tengo miedo, aca ya no vendemos nada, mi mama hace
costuras para el cantri de la esquina, pero yo no se, si se viene abajo lo de las
comidas. Vos no tenes miedo a veces? Ayer mi hermano se escapo otra vez, vos
no te escapas?
-Este amor siempre es sincero, sin saber lo que es el miedo. En un mundo tan
ingrato, AMADA, AMANTE (estoy escapándome de este mundo solitario, con tu
voz, que habita en mi cabeza) -Vos sos raro, no sos como los otros, y es que… ¿en
serio no estas en nada
raro? Mi mama dice que la gente rara anda en algo feo… ¿Cuándo te voy a ver?
-Este… Este amor que me has dado, amor que no esperaba, es aquél que yo
soñé. Va creciendo como el fuego, es hermoso dar amor (te puedo comprar dos
mil quinientas empanadas para que te quedes eternamente, sentada ahí, sobre la
verja, hasta que yo llegue, bailando con la punta de las zapatillas suspendidas en
el cielo, siempre…
SIEMPRE, AMOR, HERMOSA, ESPECIAL, SUAVE, MARIPOSA, CIRUELAS,
LÁGRIMA, LABIOS, PIEL, FLOR ….)
-Si me gusta este tema, mandamelo. TQM :-) si te quiero ver, ¿venis a la fiesta el
viernes? Te espero
.Yo… Este… Yo… vos… Te amo
María La del Barrio está desconectada o no puede responder en este momento
------------------------------------------ -
El siguiente mensaje no pudo enviarse : -Yo… Este… Yo… vos… Te amo
Todas las letras, todas, corrían hacia él, se arremolinaban ante sus ojos,
refulgentes. Casi podía tocarlas, sentirlas, enhebrarlas, hilvanar un collar de perlas
con ellas, palabras hermosas que jamás había dicho y ya casi no recordaba su
sonido, pero sí las imaginaba…
O acaso las había inventado, un hacedor de lo indecible…
Amar..Ría…Mar..Haría… Todo su universo estaba ya impregnado de su esencia.
Como un torrente de lava, venas sangrantes, ebulliendo su adolescencia a flor de
piel, encrispados los nervios de la necesitar de verla el viernes, de impedir que se
fuese, que se bajara el telón sin su amado personaje, sin su autora
Shhh...
… ………………………………………………………………………………………
- ¿Cuántas empanadas vas a llevar?
- Doscientas mil -
-No son muchas?? (las mejillas ruborosas)
- Puedo comprarlas a todas, y en mi auto llevarte a pasear, a la orilla de un río, no
el de acá, uno de verdad, con agua cristalina y pececitos dorados.
- Pero…¿y si me tengo que ir?
- Si te sueño toda la vida nunca te vas a ir, vos me dijiste…
- Sos un loco…
- No te apartes de mí…
……………………………………………………………………..
Pensaba que el mundo es siempre una canción de amor en un grabador a veces
descompuesto, o deteriorado, pero que siempre vuelve a sonar y su imaginación
era tan potente que hasta casi podía sentir el olor de su perfume y las yemas
rugosas de sus dedos laboriosos recibiéndole el dinero.
La puerta jamás estalló tan estruendosamente como en aquél momento, con la
irrupción de lo real:
- Franco, Volvió, el papá.
Pero el tema ya estaba sintonizado en una sola frecuencia, en un mismo ritmo.
No había lugar para palabras nuevas, otras ideas. Su mundo ya estaba inundado
de aquellas y no deseaba aferrarse a ninguna costa, tocar el suelo firme dejando
atrás el mar de sus tribulaciones.
Como un náufrago en un mar de emociones, no podía sino empaparse de esos
sonidos de las canciones y refrescarse el cuerpo flacucho, alimentándose de las
palabras mágicas.
-FRANCO!!… Volvió el papá.
“El Papá”… Por primera vez en muchos años vio realmente el cuerpo regordete y
los ojos cansados de su madre y hasta la vio más linda que otras veces. María…
Mar… Ma... María rima con mamá…
Capítulo 8: Géneros
Su padre estaba sentado en la silla rota del comedor, una silla rota para un
hombre que había sido el artífice principal de todos sus recuerdos.
-Toma, toma la leche
La natural rudeza de su madre siempre le desdibujaba a todos sus héroes. Ella
literalmente había vaciado lo poco que había en la heladera para dárselo al
anciano. Era un acto de amor natural, jamás se había dado cuenta de esos
detalles, de qué también a él, a Franco, le dejaba siempre la milanesa más grande
y ella comía las sobras en otro plato, no el de la porcelana azul. Allí viéndolo a ambos,
pensó que tal vez su representación había sido un tanto
maniqueísta esos años. Definitivamente. Con la presencia de María a su lado,
quien invisiblemente le tendía un puente de reconciliación con él, igual que
Santiago, quiso decirle a su padre. "Che, viejo", como todos los demás...
-Ahhhh me quemo, Martaaaaaa!
La madre le pus los pies en remojo, con agua y sal. El padre, la madre, ¿qué era
su vida?, ¿un sainete, un gotesco, una comedia negra, una película neorrealista?,
¿qué era el absurdo de lo real y donde estaba Irlanda, su otra casa, cuando
acabaría ese exilio interior?
El hombre tenía los ojos fijos en el piso. Estaba hechizado de algún pensamiento
interior. Embebido del alcohol que alimentaba todos sus delirios. Se le acercó,
hubiera querido decirle "Talleres, ganó el domingo..."
Pero él se adelantó, le tomó una mano con firmeza, casi le hacía daño, pero era
necesario que se la estrechara con tanta fuerza. Se acercó a sus oidos, reales, y
le dijo: -Franquito, no te vayas...
Y luego volvió a desvariar, todo se hizo difuso. Y al final tuvo que huir,traicionar su
pedido, huir sin bolso: para qué, no necesitaba más que su imagen, ella lo
acompañaba fantasmalmente, en su memoria, pero iba a su encuentro real.
María, la del barrio, estaba en la puerta del local de comidas, golpeando sus
zapataillas en punta, con los pies en entre el cielo y la tierra, bailando con ellos,
sentada en la verja, esa verja agrietada a punto de venirse abajo, como su propia
vida...
-Franco, te doy lo de siempre??? -...
-...Me deben mucha plata, tu mamá me va a tener que pagar, tá muy dura la
mano. Vo sabe...Pero, io
-...
-Sí... no tienen plata. Nadie tiene. Tomá, lo de siempre. Dejá...
Él, sin embargo, quiso pagarle y le acercó el libro en vez del dinero.
Ella levantó el ceño en señal de asombro y leyó en voz alta y con algo de
dificultad: "El Extranjero: Albert Camus"...jajaja. ¿qué me querés decir? Después
me traes la plata.
El asintió y salió rápido en carrera con la vida.
Iba resignado, otra vez absorto en los pensamientos. ¿Qué era su vida?, ¿un
cuento absurdo?, ¿cómo sería el final? Le hubiera gustado recoger todos los
fragmentos de momentos felices del día y hacer una comedia, o un cuento con
final feliz: la mirada de "el papá", la voz de la madre diciéndole su nombre, el
apretón de manos de Santiago y la sonrisa de María
Por el camino de tierra iluminado tenuemente, su sombra delgada se proyectaba
más grande que de costumbre. Una estampida de pasos atrás le hizo pensar lo
peor...
-Camus, Camus Hacker!!!!, Camus!!!
El ya no era un hombre, era un manojo de nervios petrificado junto a su sombra,
temía darse vuelta y convertirse en estatua de sal, no podía ya decepcionarse de
nada más. -So vos. Camus... tu libro!! tomá!
En tonces sucedió lo imposible. Ella tenía una calza roja y un pañuelito rosa
anudado al cuello. No pudo ver más que eso...
Todo se sucedió rápidamente, demasiado, aunque lo recordaría toda su vida
entera, hasta el final de los días. Se acercó a él, le tomó la cara con ambas
manos y lo besó brusca y apasionadamente. Mientras lo real y lo irreal se unían
mágicamente y el pueblito infernal que habitaban pasaba de ser Comalá a
Macondo. El elemento vital para girar drásticamente el guión hacia una comedia
de amor shakespereana...
Ella volvió corriendo a su casa. El libro, de los nervios, se le cayó a un charco de
agua sucia. Lo limpió un poco con los dedos temblorosos. Aunque hubiese querido
decir algo coherente (aunque sea para sí mismo), hubiera sido imposible.
Sólo podía sentirla eternamente, en sus labios y las palabras jugaban dentro de él,
sin entenderlas, y lo hacían reír...
Capítulo 9: Máscaras
Para Graciela Berti, que siempre corre con su ausencia a cuestas…
Desde que algún mago desembarcó a esa isla siniestra y despojada en la que él
habitaba, como un náufrago, aferrado a sus recuerdos o, mejor, a los inventos de sus
recuerdos, cantaba para sí mismo y se hablaba y se abrazaba con el reflejo de
los labios de María sobre los suyos.
Y miraba la estampita, otra vez, y sentía que ella lo acogía así, entre sus brazos,
y para siempre.La mirada perdida, en algún punto inexacto de la mesa o en la
profunda imaginación del ser humano, los liberaba y los redimía: a la madre, al
padre y a Franco: los tres ausentes comiendo las manzanas subastadas en el
cajón que compraron en la esquina, con el aroma de Irlanda.
Y cuánto había pedido por ese manantial que acabara finalmente la sequía del
invierno; allá afuera la escarcha se filtraba en la gota que derramaba la canilla
exterior. La canilla solitaria a donde los perros vagabundos iban a sorber sus
últimos suspiros de vida.
Cuando iba de camino al colegio, de verdad parecía sobrevolar el campo de trigo y
hasta ese momento nunca se había dado cuenta de lo hermosas que eran las
nubes algodonadas sobre el amarillo verdusco de esas tierras, que labraban los
obreros. Esos hombres que tenían pocos motivos para sonreír, pero aún lo hacían,
con sus dientes destartalados iluminándole el rostro a la pachamama.
Esa noche empezó un borrador y lo tachó, ya ni recordaba cuantas veces y
cuantos bollos de papel poblaban la caja de cartón que hacía de un cementerio de
ideas.
Hasta que se decidió...o no.
El otro día. El otro día Sentía el sabor de tus labios, al caer la noche, y cómo me
reconociste, fue tan gracioso, me caí más de una vez al subir la colina. Sentía el
sabor de tus labios, al caer la noche, y cómo me reconociste, fue tan gracioso, me
caí más de una vez al subir la colina. No sirve nada de esto, estas palabras nunca
saldrán de mi porque podrían herirme y podría perder lo más preciado de mi
salvación, tu recuerdo infinito, así como estabas esa noche, vos y yo, podría
perderlo todo, con la torpeza de los hombres que hablan demasiado y pierden los
recuerdos mágicos entre nubes de palabras que no dicen nada y cuentas para
pagar. Siempre tuyo. Franz. K.
El otro día. El otro día Sentía el sabor de tus labios, al caer la noche, y cómo me
reconociste, fue tan gracioso, me caí más de una vez al subir la colina. Sentía el
sabor de tus labios, al caer la noche, y cómo me reconociste, fue tan gracioso, me
caí más de una vez al subir la colina. No sirve nada de esto, estas palabras nunca
saldrán de mi porque podrían herirme y podría perder lo más preciado de mi
salvación, tu recuerdo infinito, así como estabas esa noche, vos y yo, podría
perderlo todo, con la torpeza de los hombres que hablan demasiado y pierden los
recuerdos mágicos entre nubes de palabras que no dicen nada y cuentas para
pagar. Siempre tuyo. Franz. K.
Para
marialadelbarrio@gmail.com
Soy Franco, o Camus. Necesito verte...
“¿Está seguro de que desea salir de esta pantalla? El siguiente mensaje no sé
enviará a su destinatario…”
No se animó a enviarlo, cuando una invitación llegó a su buzón: a ese donde
nunca llegaba más que el spam
Seylor Moon (*) desea ser tu amiga en Facebook
Seylor Moon era su amiga de realidad virtual, él se llamaba a sí mismo “el Caballero
Enmascarado” y solía escoger entre sus nicks los dibujos que a diario hacía en su
habitación, con seres disgregados o mutilados. Se sentía solo, demasiado solo…
Seylor Moon dice:
-Hola, Franco, ¿te dicen Franz?, ¿cómo Kafka?
-Se ve que te gusta Albert Camus
-Digo por tu nombre
-¿Estarás del otro lado de la línea o una vez más estaré hablando yo sola y para
mí para vencer mi soledad? - Estoy cansada de los sitios de gays, nadie entiende a la
indefinición, vos Franz.
Franz. Franco. ¿te gustan los animé?
-….
-Yo te no voy a lastimar , puedo ser la que vos querrás que sea. Como en los
juegos de roles. Ahora mismo yo soy tu Sherezade y estoy tratando de encantarte
y te olvidás de mí y de mi apariencia y dejás de pedirme estupideces, como el
número de mis medidas o el tamaño de mis lolas, mientras yo endulzo tus oídos
como la miel en los panales. Y soy así, indefinida.
-…
- O también puedo ser tu psicóloga. Usar un avatar, con lentes. Podés imaginarte
que soy tu Simone de Beauvoir y vos mi Picasso y aunque las fechas no coincidan
le podemos meter los cuernos a Sartre y sorber un café colombiano en París,
mientras el Che disimula su encanto revolucionario, escondido en Praga.
-…
-Si sos… un niño puedo ser tu madre y decirte que sos mi preferido y besarte la
frente
-….
-Pero si sos otro “looser”, como yo, puedo decirte que me pinto los labios de negro
y me dibujo heridas falsas con tinta roja y lloro escuchando a Kurt Cobain, todo el
día. O si sos un viejo amargado buscando amor en la noche puedo decirte que soy
una colegiala divertida. Puedo ser la que vos quieras.
-¡¡¡¡¡BASTAAAAAAAAA!!!!
- Bueno, sea lo que sea, por lo menos dijiste algo. - Tengo un problema
-¿Cuál es?
-No puedo hablar
-Pero estás hablando
-No, vos no sos real, otra vez estoy soñando, otra vez va a pasar, otra vez me van
a internar
-No yo soy real, mírame. Yo existo. Yo soy… Soy, como vos, soy una persona o
una máscara. Persona quiere decir máscara. Si yo te dijera… quien soy te irías
para siempre. De este nombre maldito que todos ahuyentan.
-Yo… Esto es un sueño.
-En los sueños las personas no te muestran sus pies cortados (muestra su
webcam), te mostré mi silla. Has visto más de mí de lo que nadie verá tal vez
nunca. Si te hartaste de ser lo que querés que los demás quieren que vos seas,
para ellos, para su egoísmo, entonces tenés que salir al mundo, no importa lo feo
que sea.
Cuando miro mis piernas, o la ausencia de ellas, pienso que ese día yo iba
corriendo detrás del tren, para irme a Buenos Aires. Pienso que mi hermano no
llegó y que yo sí. Y que llevaba el mismo pañuelo rosa anudado al cuello. Elegí
luchar por él y por mí. Mucha gente ha pasado por aquí, mirándome con lástima,
ofreciéndome piernas falsas. Pero yo no las quiero. Si son falsas prefiero mi
ausencia, la ausencia de ellas es más genuina que la falsedad de un par de
piernas plásticas. Me recuerdan siempre quién soy.
-Tengo miedo.
-También yo, ese suelo nos devorará vivos, ¿no? Hacé como Saylor Moon,
jugatela, por “El Caballero Enmascarado”, por tu amor secreto.
-Ella no es como vos ni como yo...
-Y tampoco es un verdugo, no le pidás que sea más de lo que es.
-….
-No tengas miedo
Franco está desconectado en este momento.
Las piernas corrieron más que nunca, como si fuese un corredor jamaiquino
batiendo récords, sentía que Saylor Moon le había dado sus piernas. Nunca había
visto alguien más corajudo y hermoso que esa mujer y su ausencia, mi “Saylor
Moon”...
La casa de empanadas decía “serrado”. El final. La plata que no vino. Ella se iría,
sólo le quedaría el recuerdo y la amargura de no haberse atrevido a ser más que
una letra o un signo vacío… para ser rellenado por cualquier mediocre. Un sin voz.
El golpe en la espalda otra vez le interrumpió los pensamientos.
-María se va, Franquito. Deben mucha plata. No sé a dónde irán
Santiago le refregó la cabeza como siempre, era una forma de sacarlo se su
ensimismamiento atroz.
-¿Y vos qué hacés por acá?, me contaron que tu viejo se escapó del Neuro…
Y de pronto, la gran revelación, la resolución de su miseria infinita, la de todos los
días. De golpe, como un rayo de esperanza, sentía de vuelta a María consigo,
como en la estampita, pero real…
-Che, Franquito, que bueno sería tener mucha plata. El otro día un tipo por internet
robó un banco. Como diez lucas. Tendría que ser a un carteludo. Poca guita,
como para que nos salvemos todos estos podridos que estamos acá. No
sé… Bahhh. Yo soy muy bruto pa' eso.
Tengo que buscar un laburo, Francisco ya nació, pero casi no lo puedo ver. Chau,
bolu…
Y Franco se fue, subiendo la colina, cuesta arriba, corriendo una carrera consigo
mismo, pensando:
Poder comprarle todas las empanadas y retenerla para siempre, con la mirada
encristalada, con el pantalón rosa, con el rubor en las mejillas y el sabor a chicle
de los labios.
Y mientras corría gritaba “BASTA-BASTA-BASTA-BASTA” y pensaba en los ojos
verdes de gata de Saylor Moon, arañando la luna hasta el final de su carrera y se sintió
raro esa noche al mirarse al espejo... sus ojos, su boca, todo él, era un ser real, no
importa cuán diferente a los demás.
(*) Saylor Moon es un animé japonés. Serena Tsukino es una chica comun, tiene
14 años y asiste a segundo de secundaria. Siempre llega tarde a clase, olvida los
deberes, duerme mucho y come demasiado; pero su vida cambia cuando una gata
negra muy peculiar se presenta ante ella para desvelarle su misión: ella es una
guerrera de la Luna, Sailor Moon, destinada a luchar por el amor y la justiciay por
su enamorado misterioso El Guerrero Enmascarado.
Capítulo 10: Migrantes
Para Roberto Panko y Graciela Berti...
11:23 -me quedé pensando en vos
-si el día de mañana ya te habrias ido
-si nunca más me responderías
me quede soñando con vos
- perdón
14:59
-estarás?
19:55
-hola
21:06
-Ojalá fueses para mí
Caminaba de un lado a otro, furibundo, insensible a los mensajes de Saylor Moon,
María se iría al igual que "el papá" y necesitaba plata, mucha plata. Había forjado su
carácter de acuerdo a este momento, sin saberlo, un sujeto sin
fisura, silencioso, imperceptible, del que nadie dudaría una palabra
simplemente...porque las palabras no estaban.
-Señora su hijo no tiene hipoacusia, tal vez un autismo leve y una gran
sensibilidad. Lo dice este informe que me pasó, de su médico...
Si algo no esperaba la madre de Franco era esto. Su hijo para ella era un
inservible que estaba todo el día en su cuarto jugando con la computadora,
mientras su marido se quemaba hasta con el aire, pegando alaridos de dolor.
Su-per-do-ta-do No lograba entender del todo la palabra y eso la distraía de los
miles de quehaceres diarios. Hasta que finalmente se dio por vencida y ya no trató
de entenderla:
Le preparó con serenidad varias mudas de ropa en una bolsa negra y lo mandó a
vivir con la abuela.
Los días del otoño apaciguaron el frío del invierno y lentamente se fueron
diluyendo las horas del reloj como en arenas movedizas y pasaron casi 100 días y
casi 100 noches.
Sólo Saylor Moon pensaba en él, en su enamorado enmascarado con gruesos
anteojos negros para ocultar su creciente miopía.
Lo que vino después fue asombroso: encontró una forma para hackear las cuentas
de personajes insulsos y a la vez famosos. La cuenta bancaria de su padre, el
enfermo, el "idiota" empezó a crecer estrepitosamente y ya no supo cómo detener
su crimen...porque ya era demasiado tarde.
Dinero que no compraría la salud de su padre ni el amor de María, quien pese a
quererlo con gran ternura ya se había enamorado de alguien más, un cocinero del
barrio que encima sabía hacer pizzas, ella ya había dibujado su historia de amor.
¿Y él?
Franco era lo que los demás habían decidido que sería, de manera cruel y
arbitraria: un exiliado, un idiota, un criminal, todo a la vez.
Se le impuso una condena leve, con acceso a la libertad condicional y devolvió
todo el dinero "robado".
Santiago, su mejor amigo, estuvo con él aquél día en que decidió contar su
historia. En el estrado todos lo miraban absortos, nadie podía comprender su
destreza, debería haber sido un error, sólo bastaba con nombrarse un "idiota" para
no recibir sanción alguna.
Pero en cambio de eso, Franco hablo, mucho tiempo, demasiado tiempo, como si
alguien hubiese abierto la jaula de las palabras que llevaba dentro.
Mientras lo hacía, un gorrión entró al jurado y sobrevoló la sala, un gorrión de
libertad. Ya era un adulto, dolorido, demasiado herido en la herida infinita de sus
días tristes.
Cuando regresó a la casa de su abuela, descubrió que ya no necesitaba de la
compañía de nadie más que de sí mismo. Aún así, el destino tenía previsto una
nueva instancia azarosa:
-Soy Saylor Moon...
La muchacha de los ojos verdes de gata enamorada lo miró fijamente a los ojos.
Llevaba un par de piernas postizas y aunque no se veía "diferente" tampoco se
veía "igual" a los demás.
Franco la invitó a entrar al recinto sagrado de su memoria donde habitaba en silencio y en
la más absoluta soledad. Ya era un adulto, profundamente
desilusionado de todos. También ella.
Descubrió que era el "hacedor de lo indecible" y que podía hablar sin nombrar,
sólo con la mirada cabizbaja, en algún punto azaroso de la pared blanca.
Los dos, ella y él, decidieron migrar como lo hacen los pájaros cuando ya no
encuentran provisiones. Migraron a distintos lugares geográficos, visitaron Irlanda
y comieron pastel de manzana. Aunque en rigor a la verdad siempre estuvieron en
Constitución, esperando que pasara el tren para soñar con un nuevo destino:
París, Venecia, Lisboa.
Decidieron amarse en silencio con sus miradas, con su sentimiento, pero también
murmurándose a los oídos palabras bonitas, pero casi imperceptibles, como el
rumor del arroyo detrás de aquella casa que jamás volvió a visitar, la de sus
padres, a quienes nunca olvidó sin embargo.
Asimiló ser eso, un "payaso" del circo, dispuesto a impostar la voz y a encontrar
miles de muchachos como él, dispuestos a robarle la identidad sólo para sentirse
famosos, para buscar un poco de amor en un entorno virtual.
María volvió a vender empandas, esta vez con más suerte. Santiago tuvo tres
hijos. Esta historia es tan cierta como la real y la realidad es tan absurda como
esta ficción.
El calor abrasador del verano también llegó, como en Argelia y nadie recordó a
Camus. O comprendió porqué su padre se quemaba cada día, tal vez porque
sentía que era ese sol abrasador la única forma de describir el inmenso oasis en
que estaba presa, su alma atormentada.
Natalia dejó de ser Seylor Moon y aceptó un par de piernas prestadas para seguir
luchando junto a Franco. Se miraban y se sonreían: habían descubierto un secreto
mucho más magnífico y nadie lo sabía: serían migrantes para siempre, como las
golondrinas que buscan las flores en las primaveras.
EPÍLOGO (El discurso de Camus Hacker)
El acusado se declara...
CULPABLE.
Y miró el suelo, y sus ojos un tanto estrábicos y con las manos temblorosas sacó
un papel casi abollado ante la mirada atónita de los demás presentes, de Santiago
quien le hacía señales de filo sobre la garganta ("se va al muere el pibe este",
habrá pensado) y las maestras y sus padres y hasta Seylor Moon, mirándolo
desde su televisor viejo, con lágrimas en los ojos.
-Yo acuso, los acuso a ustedes. Los acuso por haberme abandonado. Los acuso
por su incomprensión. Los acuso por su necedad. Los acuso por sus esvásticas,
por sus gruesos palos de amasar, por sus antorchas de fuego cazando
miserables. Los acuso por serhombreslobo cazando mariposas. Los acuso porque
han hecho de un chico un delincuente, pensando que nadie lo quería, los acuso.
Y yo, su profesora, esquivando los flashes de las cámaras y los comentarios
burdos, esperé la sentencia y quise acercarme a abrazarlo, pero una vez más los adultos
y sus razones huecas me lo impidieron. Estuve mucho tiempo pensando
en él, soñando con él. ¿Quién era yo, un adulto censurador o un niño herido
robándole a mis alumnos valiosas experiencias de vida, sus sonrisas hermosas de
ingenuidad, mis anhelos maternales?, ¿quién era yo y mi silencio cómplice, con su
sufrimiento, con su dolor, con su marginación, con la discriminación que
sistemáticamente sufrían de la sociedad allí afuera?
Entonces decidí escribir este libro por Emmanuel Ioselli, por mis alumnos, por los
hijos que vendrán, por la voz de los vencidos, por nuestro derecho a decir cosas
bellas.
Mariana Celeste Valle
Padeció acoso escolar y burlas de sus compañeros por su figura regordeta
y su gran imaginación. Fue una niña solitaria que escribía poemas hasta que
aprendió
a hablar, de la mano de sus amigos, quienes le hicieron perder el miedo a
equivocarse
y empezó a hablar, tanto que ya casi cansa. Hoy es profe de Lengua, sueña con
dejarle
esta enseñanza a sus alumnos y sobre todo a los adultos que se olvidan de los
niños.
A mis niños, a quienes tanto amo.

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Novelacamushacker1

  • 1. PRÓLOGO Para mis alumnos del IPEM 12, especialmente para Gonzalo, para Graciela Berti y Roberto Panko, para mis hermanos, especialmente Franco y para Carlos, el extranjero de la realidad… A Emanuel Ioselli. EMMANUEL IOSELLI Y CAMUS HACKER Emanuel Ioselli tiene 22 años, fue acusado de ser @camushacker, un “delincuente informático” que se dedicaba a extorsionar famosas (Karina Jelinek, Coqui Ramirez, Andrea Rincón) a cambio de un par de fotos "robadas" desde su PC.
  • 2. AUDIO EN RADIO LA RED, BUENOS AIRES. Bueno, vamos a desenmarañar el tema del hacker, el supuesto Camushacker, porque yo quiero saber si existe, si lo hizo y si es verdad… (Llama) El cliente…no puede responder a este llamado. Bueno, bueno, Emanuel Ioselli tiene varias cuentas en Taringa, un blog, un fotololog. Se llama Emauen Ioselli Kar. Parece que este muchacho no atiende el teléfono, pero la verdad que me encantaría hablar con él. En realidad para mí el pibe lo que hizo es hacerse el gil agarrar fotos de todos lados y ahora se va a tener que hacer cargo… Contacto con Analía, la madre, que vive en Campana. Yo ya hice la denuncia, Emanuel desde los 5 años que no vive conmigo, me agarré un ataque de nervios. Yo hablé con él me dijo: yo no puedo hacer esas cosas, soy un pelotu…, yo no hice nada. Él ahora va a dejar su CPU, "yo no sé ser hacker, no sé ni usar un whatsapp", me dijo. Nada más tiene fotos de minas en bolas. La abuela lo crio como un pelotu…, con un agrandamiento, es un pendejo que no labura, es un bolu…yo te puedo decir que es un parásito, tiene el 70% menos de vista. Él tiene un autismo. Pero es un pelotu…. Vos lo criaste así porque me lo sacaste, le dije a la abuela. “Hijo de pu…”, me vas a matar, le dije, yo soy una persona de bien, una laburante, hijo de puta”, le dije a este pibe. Yo señor, quiero creer que mi hijo no tiene nada que ver. Ella lo crio como una mierda. Pero no va a hacer nada porque se cagó, eliminó todo: "borra todo esto hijo de puta porque te voy a matar", "voy a borrar todo", me dijo. Vos no sabés la fantasía que tiene este pelotudo en la cabeza, vas a decir, “pobre, pibe”, por cómo lo criaron. Tiene aires de grandeza, sueña con una fantasía. Todos mis hijos laburan, pero él es un pelotudo. Yo a mi hijo lo voy a poner del forro del culo frente a las cámaras.
  • 3. A él me lo sacaron, el padre me violaba a mí. La abuela se cree superior. El chico sangra cuando se pone nervioso. Comunicación con la abuela. . Mi nieto es un boludito, un pajerito, no sirve para nada. No saqueó más. Periodista: no, lo del saqueo no, eso es otra cosa (Emanuel Ioselli fue descubierto saqueando comida en un negocio). Periodista: Del Hacker. Abuela: no puede ser hacker de nada es un boludito. Periodista: Pero su niet.o dijo que fue él quien robó las fotos con unas cuentas llamadas @camushacker… Abuela: No, es un bolu…, yo le agradezco, señor, él no sirve para nada. El padre lo cuidaba después ya no pudo… PERIODISTA El padre desapareció, qué feo que tu madre y tu abuela te digan que sos un boludo.¿no? Lo acusaron de saquear comida, sabe mucho de redes, lo ha explicado. El padre desapareció. Qué fea situación, este pibe ha mamado el mouse, no tiene familia. Gracias, gente. ¿Sería un idiota, un genio? Esta novela es tan posible como cualquiera de esas dos respuestas, aunque prefiero defender a Emanuel Ioselli, por el derecho a la diferencia, por
  • 4. mi propia defensa, por la gran ternura que, pese al hecho delictivo que lo rodeó, despertó en mí y en mis recuerdos. Por todos los "idiotas"... Aquí la verdadera historia del hacker con un nombre brillante: El extranjero de la realidad. Esta historia es tan improbable como lo fue la realidad y tan real como esa ficción que parece “lo real”, a menudo tan sesgadamente soslayada por el cliché de la información y por la falsa prosodia de sus actos. Sin embargo, por cuestiones legales, la imaginación del escritor aunque se abstiene de expresar comentario alguno sobre los personajes que intervinieron en reales circunstancias reales utilizando sus nombres propios. MCV. Mariana Valle.
  • 5. Capítulo 1: La inexactitud de los libros ¡Mierda! Pensó cuando el frío del escupitajo le cayó por detrás de la nunca, como un tiro fulminante y silencioso. Seis pisos arriba Santiago y sus amigos reían “como hienas inmundas”, pensaría después, mientras usaban las lapiceras vacías como cerbatanas para desprotegidos paseantes. Hacía mucho que le venía esquivando al tema de María, que si la encaraba, que si no. Se había puesto su mejor vestuario. Sí, era como salir del potrero y pelearle un partido a los ingleses, una meta casi imposible, pero no por eso menos atractiva. Ella estaba sentada repasando las fechas claves de la segunda guerra mundial, dibujaba una línea de tiempo invisible con sus dedos de pianista eximia. Apenas lo vio le regaló su mejor sonrisa, con pocitos en la mejilla y todo. - Llegaste temprano, ¿no? - …. - Y … ¿estudiaste algo? - ….. - Bueno… Me voy…a clase. Chau. El silencio nuevamente era el único lenguaje que salía de su boca. Ese silencio quería decir muchas cosas: “qué bueno que te encontré, sos lo más lindo que he visto hoy y ayer y antes de ayer, menos mal que estás, me alegraste el día, corrí quince cuadras para llegar a verte antes de que entraras a clase, las baldosas que
  • 6. estoy mirando firmemente están dibujando un país secreto para que vos y yo lo habitemos eternamente, alrededor de tu pelo ensortijado se han revuelto todas las ideas que traía hasta aquí y ahora mi cabeza es una radio que se sintoniza sola en un tema de Queen, etc. etc.” Ella se levantó de su asiento de reina y con suma delicadeza se perdió entre la muchedumbre de “los otros”, los sin rostro, los que no contaban, los verdugos de siempre, guionados por un maquiavélico rey de algún infame imperio colonizador de almas. No, se ve que el lenguaje del silencio aún no era descifrable para ningún ente humano ni traspasable hacia ningún corazón… En sala de maestros la profesora de Ética dijo que todos los chicos son muy revoltosos, que lo más importante para ellos es hacer amigos y no los estudios y que en general se portan bastante mal. Lo escucho como al pasar: pensó que era Filosofía barata y con su imagen fantasmal de delgadez extrema siguió danzando a través de las paredes del colegio, con el rostro cabizbajo, absorbiendo datos de aquí y de allá sin una utilidad precisa. En horas de Lengua leyeron por enésima vez “El Principito” y la profe dijo que no es posible vivir en el espacio exterior y que por eso se trataba de un relato fantástico. A Franco todo eso le pareció una gran inexactitud, igual que esos relatos infantiles y absurdos adornados con familias felices e historias de navidad al calor de un
  • 7. hogar. Se siguió ignorando su presencia durante toda la clase, a tal punto que hasta él mismo dudaba de ser real o algún experimento fallido de algún mago que desembarcó en la unánime noche de los presentes. Entre los gritos y los portazos de sus padres, debajo de la cama, Franco había encontrado un recurso mágico para ser feliz, breve pero contundentemente: sin varitas mágicas, sin dimensiones desconocidas, sin superhéroes, sin espejitos de colores. Realidad y ficción conformaban una amalga indisoluble que no gustaba de la liviandad de los conceptos y que desmoronaba toda ciencia pragmática. Los gritos afuera, el silencio interior. Solamente el silencio enhebrando con delicadeza la reconstrucción de la memoria y abriendo el terreno poderoso a la imaginación: ella, su sonrisa, el recreo y él. Shhh…Shhh… __________________________________________________________________ _________. 9 am, sol despuntando el alba, otoño en colores de esperanza y pájaros que retornan a su nido, rumor de río y trinos sobre los fresnos de los canteros. - (Él, con voz grave) Che, y así que tenés prueba de Historia… - (Ella, linda como siempre) Sí, la profesora es aburrida y tiene esa voz de pito que perfora los oídos. - (Él, como si su edad interior coincidiera con la de afuera) ¿Sí, no? Es como una gallina asustada que no sabe dónde depositar sus huevos. A ver?, a ver? A ver?, Quién sabe quién sabe cómo se llamaba el archiduque de Austria?...
  • 8. Ella tocándose la panza de la risa, salían mariposas de su vientre. Yo sé muchísimo de Historia, leo libros, podés venir a casa. Mi mamá nos prepara un café con leche. Te puedo mostrar mi biblioteca. Mi casa es muy grande, tengo una buhardilla se Creta que siempre te he querido mostrar. - Me gustaría ir, Franco. Fin de la obra, danza de aves, destellos en los ojos de ambos. __________________________________________________________________ ___________. El despertador ponía un límite entre su felicidad y la amargura innominable de todos los días. Cada mañana la madre lo levantaba de un tirón lo peinaba con gomina y lo depositaba como un paquete con fecha de vencimiento en el modesto colegio del barrio. Pero aún ella no llegaba y él se imaginaba un insecto diminuto tras las frazadas, escapándole a un nuevo día de humillación en el colegio aunque con la tristeza de no verla. En los primeros abecedarios del colegio lo hacían repetir: Mi mamá me ama, amo la masa que ella amasa, mi mamá me mima. No, mi mamá no me mima ni amasa, pero me pega un mazazo con el amasador mientras un mimo se cuela por la ventana y hace el personaje de Carlitos Chaplin…. No, los días de la infancia no eran así
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  • 10. Capítulo 2: El Idiota “Es idiota. No sirve. Es así, que se le va a hacer…” -Señora, no estoy discutiendo con usted la mala conducta de su hijo o su mal desempeño en exámenes, sino su hipoacusia. Su hijo simplemente no habla y es posible que tampoco oiga. Le veo la mirada distante cuando explico aunque sus exámenes en general son muy buenos. Necesito una ficha médica para comprobar sus condiciones reales de salud y después actuar en consecuencia… Sinceramente, creo que usted, como madre, no ha hecho lo correcto hasta ahora. Su hijo la necesita… Franco miraba la escena desde un lugar estratégico y se retorcía de placer. Era el resentimiento en estado puro liberándose después de tantos años en danza de ácidos estomacales corroyendo las entrañas de su madre y su rostro de bobalicona ante la directora. Porque ella odiaba, sí, descubrirse ante los demás como lo que era: una madre ausente y amoral. Atrapada entre las fauces de su hijo, que rumiaba lentamente el sabor de la venganza, salió como un tiro de gracia disparado hacia la calle, con tanta mala suerte de pisar mal con un pie y caer al suelo vencida, en simbólica muestra de nocaut. Franco pensaba que la verdad que sus exámenes no eran tan buenos como podría haberlos hecho realmente, pero algo en él le impedía sobresalir entre los demás, era como una resistencia interna. Proferir una palaba, cualquiera sea, podría ser usada en su contra porque al salir
  • 11. del recinto respetuoso de su morada sería ya de otro, seguramente del enemigo. Prefería, en cambio, ser un testigo mudo de su propia vida, hilvanando las historias de los demás personajes azarosamente involucrados en ella, recogiendo los escombros de sentido entre una existencia asolada por el fuego de la indiferencia. No se sentía un protagonista, en cambio se pensaba a sí mismo como un poeta en cuya boca muerta habitaban nuevas experiencias que poblaban de luces la lobreguez de sus días. Con sutil encanto las palabras llegaban a él para animar sus días, pero no para ser oídas por los demás. Sin embargo la mayor revelación sucedería al descubrir que era capaz de intervenir con igual provecho en la vida de los demás. Un limbo entre la voz y el silencio, a medio camino entre la realidad y la fantasía. Estaba en la sala de informática: - Les voy a pedir que saquen sus netbooks y entren a la red interna del colegio, dijo el profesor a cargo. Recuerden, que nunca tienen que ingresar a sus cuentas privadas sino a la red de la escuela. Los alumnos consintieron con igual desgano que en un clip de Pink Floyd. Después de decir eso, una pelea inusitada en el pasillo lo interrumpió en sus tareas y todos los jóvenes, como es natural en ellos, desobedecieron a sus órdenes, entrando a los chats y mails personales. Franco estaba sentado al lado de la “pc madre” que tenía información de todas las
  • 12. demás y desde allí observaba, como siempre, todo el cuadro representado ante él, con un acceso total a los usuarios y contraseñas personales de todos sus verdugos. Y lo que más le llamo la atención fue el facebook de Santiago, el matón del curso. - Inicio de la conversación 11 de abril de 2014 19:23 No me das bola, ya te dije que te vas a arrepentir. Hablame boluda, estoy mal. Me dijiste que no era mío. A vos qué te pasa. Mi viejo está en cana y encima me haces esto te juro que me las vas a pagar 13 de abril de 2014 12:38 Contéstame Andrea, no te saques así. Vos me arruinaste la vida. viernes 19:51 Andrea no te lo sigo más. Es la última. Te vas a arrepentir te lo juro. viernes 19:52 A las 6, atrás del tanque No sentía ni la más mínima compasión por Santiago porque era el principal enemigo de su felicidad. Se empeñaba en hacerle las burlas más crueles y hasta de sólo presentir el olor de su colonia barata se estremecía de temor al punto de extremo de mojarse una vez los pantalones. Andrea no era mala chica, no molestaba a nadie, era simpe y buena y además sería madre. Todos pensaban que era naturalmente de Santiago, pero él al parecer no lo creía. Las horas del colegio se diluyeron entre las tribulaciones de ser un testigo clave, pero mudo, de lo que podría ocurrir. Y más aún cuando divisó en la mochila de
  • 13. Santiago un objeto de aspecto puntiagudo, como un arma. A la salida del colegio se pasó la tarde entera cabizbajo, tirando piedras con la gomera hacia ningún punto fijo. Se debatía entre la inacción y el temor de ser causante involuntario de algún desenlace fatal. En su casa tenía un libro que había dejado su padre, estaba deteriorado por la humedad y naturalmente lo leyó, como todo lo que atesoraba de él en las retinas de sus ojos. Se llamaba El Extranjero y tenía anotaciones de puño y letra de su progenitor, como la consigna “estamos condenados a ser libres” de otro pensador de la época, el genial Sartre. Esa frase le retumbaba en las sienes como una bomba de conciencia dispuesta a estallar…. Llegó corriendo hasta el baldío detrás del parque en la hora señalada para otro. Santiago estaba en cuquillas, en posición semifetal y como un niño lloraba con gemidos agudos de dolor. “No me vua’ a quere, no me vua’ a querer, nunca, nunca, nunca…”. Se presagiaba a sí mismo como una ave negra sobre el Busto de Palas. Desde cerca Franco pude ver que tenía la pistola en la boca, pero su presencia también era invisible para él, ya derrotado y sin ánimos de compensar frustraciones con burlas odiosas. Se trataba de hablar, actuar, de vencer la barrera de la seguridad del silencio. Pero, ¿qué decir?, ¿qué? El viento amainaba las bolsas vacías de basura, como en pajonales de un paisaje rancio. Franco apartó con suavidad el arma con quien su antes verdugo ahora se
  • 14. castigaba. Y lo abrazó casi sin quererlo, tratando de contener el pesado cuerpo del otro muchacho morrudo, aferrado hacia el costado de la vida, en esa osamenta de objetos inútiles, entre pilas de basura, a donde parecía que los ojos de Dios ya no llegaban. Pero a veces sí… Ese día se convirtió en @camushacker.
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  • 17. Capítulo 3: El Extranjero La soledad se hace carne en mí y la noche parece un desierto hoy... La densidad de la angustia que se respiraba cada día en la desolación de su cuarto parecía poder cortarse en bloques y dibujar unos barrotes invisibles entre su soledad y los demás. No siempre había sido así, hubo días felices y dinero, pero todo se desmoronó luego de la enfermedad de su padre, su afición a la bebida y al juego y luego…su absoluto silencio, igual que Franco, con la mirada perdida en ningún lugar del mundo real. Soñaba con escapar hacia algún lugar, no cualquiera, el lugar de verdad, un valle verde dibujado en colinas, hojas de hierba y tejados rojos sobre las casas de piedra. En la biblioteca del colegio lo vio realmente, adentro de un anuario viejo de National Geographic, pero ya lo había proyectado en sueños mil o más veces: un paisaje irlandés donde los pobladores vivían de la recolección de frutas y hortalizas. Cuando alguien consultaba su lugar de origen le costaba nombrar a “Córdoba”, hubiera querido negarla tantas veces porque ella sólo le recordaba su amargura. En vez de eso prefería como siempre el silencio y escribía en el papel el nombre infausto…vencido en la realidad. La casa se dividía en dos: allí donde andaba la madre fijando su territorio de conquistadora y donde moraba él, el extranjero, el nativo desplazado, habitándola con la levedad de un poema roto y huyendo de su mirada rapaz.
  • 18. Desde allí, desde su invisibilidad, la miraba masticar con la boca abierta y gritarle al televisor encendido a todo volumen. Se acordaba de su padre, cuando de rodillas le imploraba "piedad" y se agarraba de sus pies como si fuera un náufrago en la tormenta. Antes de que ella decidiera echarlo a la calle, por sus problemas mentales, supo intentar ganar su cariño más de una vez. Pero ahora estaba orgulloso de odiarla, era una victoria personal. En la “pieza” (o celda) de la casucha mal gestada, la humedad se enredaba como una hiedra venenosa a las cosas y se mezclaba soporíferamente con el frío implacable del invierno que se colaba por la ventana desvencijada. Entonces soñaba despierto con el lugar, “my place”, la aldea de los granjeros irlandeses. ---------------------------------------------------------------------------------------------------- Subido a un tren imaginario de un solo pasajero (él), y desde la ventanilla, observaba como pronto todo quedaba atrás, azotado por el fuego del olvido y la purificación de las almas. Una Roma incendiada que se perdía en el camino y detrás de nubes esponjosas que señalaban la proximidad del verdadero hogar. En una de las casitas lo esperaban con abrazos y una tarta de manzanas recién horneadas. Cuán verde era ese valle…
  • 19. Él, el exiliado de retorno, se preparaba para hacer posesión de su casa, calzándose unas pantuflas algodonadas como esas nubes, que danzaban con el viento alrededor del sol. Y, como arena fina entre los dedos, el paisaje se iba escurriendo con el frío de la pieza al caer la noche. ------------------------------------------------------------------------------------------------------- Sin embargo, desde hace una semana había descubierto que su soledad podía compartirla con la soledad de otro, la de Santiago. Después de la trágica experiencia en el baldío, Santiago se había transformado en un suicida en retirada, ¿qué es esto? Un sujeto melancólico que atravesaba su existencia de manera automática, con la mirada perdida en otro lugar, igual que él, un exiliado de la vida. Cuando entraba al colegio lo miraba absorto, era sólo a Franco a quien miraba realmente, como una manera de asentir, de reconocer, que eran dos habitantes de otro país, lejano y distante, y que se fingían geográficamente allí sólo para aparentar cordura. Dos (casi) niños, (casi) adultos mirando al sudeste, hacia un horizonte tan apartado como otra galaxia. Hasta que una vez Santiago dejó su recinto sombrío de angustia para reírse con él. Iban caminando por la ruta de tierra. Le escupió al lado al lado suyo. Franco lo
  • 20. sintió casi como un signo de aliento. -No boludo, no se te asustes (le extendió la mano, como un puente imaginario). -… (rostro de sorpresa, ojos caídos, con rubor de vergüenza) -Vos sos Franco, ¿no? -… (asintió con la cabeza) - Ah sí, ¿querés un pucho? -… (sí, ¿por qué no?, para despejar la niebla con humo caliente…) -… Ehmmm. Qué día de mierda. Bueno, chau bolu… Le refregó la cabeza con una mano y se rió. -… (chau boludo… chau Santiago, chau…) Ese día apenas llegó a la casa se tomó entero un plato asqueroso de sopa. Y se acostó boca arriba. La mancha de moho de la pared se abrió sorpresivamente, y una nube radiante pasó saludándolo (como Santiago), emigrando hacia el Sur. ----------------------------------------------------------------------------------------------- Se calzó los botines negros y la remera vieja de Talleres del padre. En el potrero lo esperaba el Santi, gambeteando como los dioses. Lo invitó con un aventón de manos, como entregándole una llave para entrar a “su” lugar. Punto de penal, tres pasos atrás, arco enemigo, pie izquierdo y… ¡marca de gol! Detrás de la red, el fulgor del verde de Irlanda se fundía con los colores del otoño y el olor de las manzanas. María también estaba ahí y movía la cabeza arriba y
  • 21. abajo, una y otra vez, como era su tic habitual. Si le hubiese preguntado algo, cualquiera sea la pregunta... ella habría dicho que "sí". ----------------------------------------------------------------------------------------------------- Le salió como algo extraño, una contusión interior, un pájaro herido reviviendo en la noche y gorjeando junto a una fuente de plata. Entonces una risa inusitada rompió la barrera del silencio y detrás de ella una cascada, en borbotones de alegría. La soledad de Santiago y la de él se hacían compañía mutuamente. Inconscientemente lo hizo, abrió su cuenta de correo en "enviados": santiago_cat@hotmail.com CC. Para andreaiac@yahoo.com.ar Ese tema es de putos, pero me dijiste que te gustaba. Se ve que por vos hago todo. Hasta me vuelvo puto. Te lo mando. Cuidate. Estoi buscando trabajo. Te voi a mandar para los dos. Yo te voi a esperar… Adjunto. La soledad se hace carne en mí. Abel pintos.mp3 Después de ver el correo se sintió aturdido, le dio remordimiento ponerle palabras a los ojos rojos inyectados de sangre de Santiago. Era demasiado perturbador para él tener tantas palabras atragantadas, atoradas e incapaces de salir, de dispersarse entre el viento siquiera. Sabía que “lo iban a cagar a trompadas”, porque Andrea salía con "el hijo de un cana" y se la tenían jurada. Lo había escuchado esa tarde. Pero… ¿cómo pedir
  • 22. ayuda sin decirlo?, ¿cómo avisar sin voz?, ¿y cómo luchar a riesgo de morir, de quebrar su recinto seguro hacia ninguna certeza de nada? Asumir el peligroso rol de salvador de Santiago lo atormentaba, pero en su mano latía esa llave invisible para retornar por fin a su hogar.
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  • 24. Capítulo 4: Literatura y Vida Hubiese querido desintegrarse en el aire como los pistilos de los panaderos, esparcidos por el viento en señal de buen augurio… Mientras Santiago se hundía en la depresión como un can cerbero oliendo la muerte a cada paso, él sólo pensaba en las improbables chances de que su descubrimiento cibernético le trajese algún bien a su miserable vida. Se debatía entre el hastío y la miseria acosadora de todos los días y la angustia se le pegaba a los poros, adosada en los pulmones como el frio húmedo que se colaba por la ventana. De un día para el otro, Santiago se había hecho un seguidor destacado de la cursilería de las “canciones para putos” y se las enviaba, con letras y poemas improvisados, a la cuenta de Andrea, quien se mostraba imperturbable como el mármol. santiago_lat@hotmail.com te quiero, vida mía, te quiero noche y día, no he querido nunca asi. Aunque haiga cosas que nos separen vos y yo siempre vamos a estar juntos. Chau, mi amor. Ayer te deje plata con mi tia. San. La muchacha se le figuraba a Franco detrás de una puerta de acero interminable, señalando su negativa a cualquier gesto y Santiago, como en ese cuento kafkiano, se dibujaba tan torpe y diminuto como él mismo, frente a la tiranía de su
  • 25. madre. -Dale, boludito, levántate, dale, dale, daaaaaaaaaale! Vamo al médico, dale. El coloquialismo burdo de los insultos de su madre siempre interrumpía a la literatura de sus ideas que, en absoluto, se reconciliaba con la vida, tan aciaga e imprevista como un mal boceto sin terminar. La literatura, se reunía con la libertad, con la satisfacción, como en los imaginarios idílicos que dibujaban la cursilería de esos temas donde, en su caso, María sonreía y tarareaba un tema con ojos embelesados de amor. Pero también la literatura le robaba a la vida, al roce de la piel en un apretón de manos o, mejor, al olor de la piel resoplando aliviado en un abrazo cálido y la vida se iba desdibujando detrás de las palabras, mientras la tarde caía apesadumbrada sobre el comedor. En todo eso iba pensando cuando el colectivo se detuvo como un estampido de bestias feroces sobre el pavimento, licuando los sueños y la filosofía con el atroz desencanto de la realidad. Suplicantes, los padecientes pacientes esperaban en la sala de guardias del hospital -Ka… -¡Si acá!, dijo la Señora K. mientras arrastraba a Franco como una bolsa de papas ante la total indiferencia del resto de los suplicantes. -A ver, que les anda pasando… (palabras ensayadas, libreto de antemano) -Si mire, este chico (cuesta llamarlo hijo), no habla (no quiere), no sabe hablar (no
  • 26. acepta), no le funciona el celebro (no como esperarías). - SÍ, deme los resultados de los… sí, de las pruebas que le mandé a hacer. -¿Y? -Todo… todo parece estar bien, correcto, correcto. Me puede dejar hablar con el chico a solas. A “solas”. - Menos mal que se fue tu mamá, ya me tenía podrido. Así que vos no podés hablar. ¿Y si te clavo esta jeringa en la pierna? (puso un líquido para la somnolencia) - - Aaaay! (sonido evidenciando lo indecible) - - Me parece que sos más inteligente que lo que dice tu mamá. ¿Te fumás un pucho? (tengo catorce años) Yo también finjo, como vos, en realidad no soy doctor aunque lo parezca y aunque legalmente lo sea. En realidad yo soy escritor, tengo seis libros sobre los egipcios y todas estas cosas las traje de allá... ¿sabés..? (¿qué me importa?) - - - Y sobre los faraones y las pirámides y la mitología egipcia y estos (¿mamotretos?), todos estos libros yo los escribo entre las pocas horas libres, que son las que cuentan y en realidad soy muy famoso (¿y si es así porque no te quedás allá?) Y esas mujeres que están afuera (¿las pacientes?) son las ammas, las madres del desierto, predicando bajo la persecución del parlamento romano… Y esos hombres, son Ramsés II y III…
  • 27. 3riojebl´bepbewjebkebebrkèbk`pebrk+eb+peñfñerbpwehwrvlrjrwrbjebrbpe Sonidos que ya no decían nada y entonces, detrás del monólogo interminable del doctor y su obsesión por los egipcios, se dio cuenta de que ya no estaba ahí, sino sobrevolando el antiguo imperio africano. Tampoco estaba ya ahí el niño que jugaba con un pedazo de cartón, ni siquiera la madre del niño, con frenética adicción a la tecnología celular y, por supuesto, tampoco él mismo con la mirada perdida ya en otra parte… En la hora premeditada, Santiago y él salieron del colegio y sus verdugos lo esperaban, a la vuelta de la esquina. El polvo suspendido en el aire presagiaba el final épico de un duelo de malevos. Con las mujeres asomándose por las ventanas, oreando los trapos al sol en un destino inexorable que los aguardaba a ambos. En ese escenario infausto donde la vida y la muerte se jugarían un duelo, como en un partido de truco, comprendió qua la literatura era la realidad y lo que los otros llamaban real no era más que una máscara absurda, detrás de la cual todos se ocultaban…
  • 28. Capítulo 5: Los sonidos del silencio El desenlace se presentó inevitable porque en realidad ese duelo ya estaba definido desde hace siglos, desde aquellos tiempos remotos donde los hombrebestia conocieron a loshombrescordero y se dedicaron a cazarlos furtivamente y través de implacable paso de años de batallas vencidas. Las nubes negras marcaban el regreso de la oscuridad, la vieja compañera de todos loshombrescordero, ahorcándose en las infinitas sogas de los árboles negros o adentrándose en los profundos silencios del mar muerto. A la vez un trueno, un rugido amenazante del Señor, congeló el paisaje como en una fotografía y entonces aparecieron los verdugos, con palos en las manos y borceguíes en los pies. Voces distantes y ni una palabra verdadera, caos de gritos, insultos y amenazas. -Qué hace vo’ con la Andrea, ¿eh? Los sonidos del silencio marcaron la absoluta desproporción de la batalla: los golpes de culata y las patadas en el estómago a Santiago hirieron tan profundamente el aire, pestilente del hedor que exuda el miedo de los vencidos, que las aves salieron despavoridas volando atontadas en círculos diversos, buscando aires de libertad entre el encierro de los mutilados. Sin embargo el atroz cuadro se desintegró como el vidrio contra el suelo, ante el feroz grito de guerra de Franco. -A vo también te vamo a hacer cagar…
  • 29. -…. -Hablá, puto, cagón. -… Una vez depositada en territorio enemigo, la voz sería para siempre de otro, inservible como una hoja al viento que no encontró su buzón. Pero su grito, terriblemente agudo y sonoro conmovió la tierra y el polvillo lo llevó consigo en andas, hasta los oídos de un cartonero que pasaba por ahí, con la barba raída y los ojos luminosos. Y entonces la pelea se detuvo. Esta vez los hombresbestia se retiraron cabizbajos, sabiendo que ya volverían pronto a buscar sus víctimas, los corderos degollados, ya advertidos del maquiavélico funcionamiento de la “democracia”. El hombre de los cartones pasó silbando y riendo, lo seguían tres perros y un chivo. ¿Y si fuera Dios? Franco, trató de enderezar a Santiago que, como Lázaro, revivió con algo del agua con que Franco le mojó la cara. -Vo soi Dios? -… (Ojalá, ojalá…) -Vo so bueno…Vo so… Santiago deliraba, pero a la vez aunque moribundo era el motor de vida de Franco, quien como una órbita a su alrededor lo salvaba otra vez de un final trágico. Después de arrastrar casi 30 cuadras el pesado cuerpo de Santiago y depositarlo junto a la puerta del dispensario más cercano de inhóspito lugar, Franco se sentó a descansar, en el séptimo día.
  • 30. Todo lo que jamás creyó poder hacer en su vida sucedió en un segundo, un grito de horror que destrozó para siempre la barrera del silencio interior que lo atormentaba de impotencia. Se sentía casi un profeta, misionero de la amistad, corderolobo escondiéndose en la selva del territorio enemigo.
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  • 32. Capítulo 6: Autor/Personaje Pero aún no podía estar seguro… ¿y las palabras?, ¿Qué harían los hombres con sus palabras?, ¿las usarían para amordazarlo infinitamente, como a su padre? Ya casi ni lo recordaba, pero sí a sus palabras, que sonaban tan melódicas como el rumor de los pájaros fabricando sus nidos. Adentro de su casa, o casilla, y con su PC empezó a pensar en María. La recordaba vendiendo las pizzas y las empanadas en la casa de la esquina. -Franco, ¿lo de siempre? -…. (lo de siempre es la rutina infame, lo único sos vos) -Están calentitas, tomá, una docena de empandas dulces. -…. (tus manos, abiertas, se parecen a las manos de la virgen… podrías acobijarme eternamente entre esas manos…) Si tan sólo pudiera hablar con ella ¿Servirían esas palabras para amar, tender puentes, construir sólidas estructuras o sólo para destruir y barrer todo lo que alguna vez nos hizo felices, como siempre pensó? Leyó en un libro de mitos egipcios que antes de la escritura no existían guerras, las palabras fueron usadas para separar, marcar abismos de desigualdad, muros impolutos. Ni siquiera sabía si Santiago estaba aún a salvo, las bestias se empeñaban en destruir a cada paso cada surco de vida y cada palabra quedaba atragantada para
  • 33. siempre en el dolor de ya no ser más que un anacoreta, subsistiendo en la penumbra interior. Pero María estaba conectada, imposible sería no leerla, acaso pudiera desentrañar la magia de las palabras divinas que conectan finalmente a los hombres y los hacen felices. 28 de abril de 2014 13:50 .... -hola, kien sos ...... Hola… ….. ... KE Kallado estas @camushacker está desconectado o no puede recibir mensajes _____________________________________________________ (No, todavía no, estoy desconectado, pero puedo recibir mensajes, desde aquí desde donde estoy, en un sitio remoto aislado por protección) Se resistía al silencio y a la vez a la palabra. Descubrió que el mejor camino era la palabra de otro. Sino más genuina, más experimentada que la suya… -Hola… - volviste? Que estabas haciendo te comieron la lengua los ratones jajaj...
  • 34. -Tú, aire que respiro en aquél paisaje donde vivo yo… - QE?? -Tú me das la fuerza que se necesita para no marcharme -a donde te vas? No te vayas -TU ME DAS AMOR… -Que dulce sos -Mil momentos como este quedan en mi mente si ya me voy a ir para casa dentro de un rato. Un besoooooooo -…(Sí, ya sé que sos esquiva, como quisiera destruir para siempre este bloque de hielo que me mantiene atado al otro costado de la vida, a donde lo encontré a Santiago aquella vez, en la oscuridad de siempre, mi única consejera) @marialadelbarrio está desconectada o no puede recibir mensajes en este momento Franco pensó que todos a su alrededor estaban desconectados, movidos por un hilo invisible de algún titiritero desquiciado, en un circo de explotadores. Algunoshombrescordero como él se negaban a los libretos premeditados de tan infames dueños, lo hacían con su silencio. Y sin embargo tanta soledad se hacía absurda, pesada y gris como una nube de lluvia infinita. Hubiera querido regresar a Irlanda, la pradera de sus sueños. Hablar con su padre, comer la tarta de manzanas y salir al jardín a oler la frescura de los árboles frutales en flor. ¿Cómo serían sus labios?
  • 35. Acababa de cumplir los quince años, hace escasas horas. Ella tambén tenía quince. Iría finalmente a ese baile al que ella va siempre y pondría un nuevo disco, una música melódica para poder bailar lento y tocar su cintura. Shhh…shhhh ____________________________________________________________ -Lo que haría, por no sentirme así… -¿así cómo? -Así solo, así perdido -No está solo, yo toy con vo -Pero vos sos mi sueño te vas a ir… -Y si me soñás para siempre…no _________________________________________________________ Ahí, pero dónde, cómo. Estaba siempre a su lado, junto al lavabo, al lavarse los dientes, junto a la mesa de luz. Con el perfume y la frescura de una rosa en un jarrón. Ahí, pero dónde y cómo. Para siempre él su autor, y ella su personaje. Dibujando su conciencia, la calidez de su piel, sus ojos rasgados, las mejillas coloradas. Para siempre ella un boceto de su imaginación creadora, recopilando fragmentos de su verdadera existencia para rearmarla ante sí. Inalcanzable e indispensable como el oasis de un desierto. Para siempre él su personaje porque ella definía en realidad sus emociones y él se dejaba manejar sin resistencia por los hilos de seda de tan magnífica titiritera.
  • 36. Si fuese más de esto y menos de aquello. Si fuese para ella su personaje, tan bello como sólo ella pudiera construirlo, orgullosamente, y amarlo para siempre, en un sueño eterno, a través de una pc y sin desconectarse…
  • 37.
  • 38. Capítulo 7: Letra y Música Ella se mostraba inalcanzable en la mañana, pero en la soledad de sus tardes iluminaba el cuarto oscuro como un claro de luz infinito. Detrás de las maderas crujientes de la puerta rechinaba el viento, filtrándose como una sombra pestilente de amargura. Allí en su pieza iban a dar todos los vientos, todos, pero él solo podía pensar en el poder de las palabras, las mágicas, las verdaderas… Eran palabras prestadas, pero más suyas que la guarida profunda de su silencio absoluto donde reposaban todas, amontonadas, esperando poder elevarse como cometas en el cielo. Se había instruido en el arte del plagio, el de los recolectores de historias, de frases, momentos: como aquellos narradores del oriente que, en las plazas del mercado, se sientan a narrar las vidas pasadas de los hombres que se diluyen bajo las arenas del desierto. Escogía entre los desechos de sentido que pululaban en las marginales poéticas de aquellos lugares donde no llega nada, ni nadie, más que los ojos de Dios. Un grafitti, un poema envolviendo un paquete y, sobre todo la música, SU música, el obsequio más sagrado para un habitante del silencio. Sólo bastaba con apoderarse de sus auriculares, como las abejas que se disponen laboriosas a extraer la miel, sorbiendo los frutos sabrosos de su
  • 39. maravilloso mundo interior. Lejos quedaban todos los gritos, los sonidos torpes, los sinsabores de la rutina y la pared mohosa, mágicamente, reverdecía nuevamente de alegría en arroyos, jilgueros y cerezos en flor. Ella llegaba y, con las manos abiertas con las que la recordaba siempre (como en la estampita religiosa de su cuarto), lo invitaba a compartir su alegría o su llanto. Cualquiera fuera la opción siempre lo liberaba de su ensimismamiento atroz, absorto frente a un escaparate de anhelos imposibles, como un mendigo del amor. Una canción, cuidadosamente escogida para ella (aún la más cursi) bastaría para retenerla, tanto como pudiese, para recrearla en su pensamiento una y otra vez . -Hola @camushacker, esta re bueno tu logo -…. -Decime de donde me conoces, estas???? -... -Hola, estas? Holaaaaa -Qué me importa haber sufrido, si ya tengo lo más bello y me da felicidad… - No lo conozco a ese, me gustaría que me lo cantes si pudieras….jejejeje -Siempre me vas a cantar? Stoy :-( hoy, mi papa me dice que se muda la obra q nos vamos -esteamorquetumehasdadoesaquelqueyosoñé… (Me salieron…las palabras…¡todas juntas! ya no puedo ya reprimirlas)
  • 40. - No me quiero ir, yo tambien sufro - En un mundo tan ingrato, sólo tú me das amor… (siempre te voy a cantar, con los latidos de mi corazón que vencen este mundo mío desmoronándose a cada rato, sostenido por las cuerdas de la imaginación, como un viejo violín que ya nadie quiere tocar, solamente vos lo descubriste y sonará eternamente en mí. Vos…) -K lindo!!! -Pero a veces tengo miedo, aca ya no vendemos nada, mi mama hace costuras para el cantri de la esquina, pero yo no se, si se viene abajo lo de las comidas. Vos no tenes miedo a veces? Ayer mi hermano se escapo otra vez, vos no te escapas? -Este amor siempre es sincero, sin saber lo que es el miedo. En un mundo tan ingrato, AMADA, AMANTE (estoy escapándome de este mundo solitario, con tu voz, que habita en mi cabeza) -Vos sos raro, no sos como los otros, y es que… ¿en serio no estas en nada raro? Mi mama dice que la gente rara anda en algo feo… ¿Cuándo te voy a ver? -Este… Este amor que me has dado, amor que no esperaba, es aquél que yo soñé. Va creciendo como el fuego, es hermoso dar amor (te puedo comprar dos mil quinientas empanadas para que te quedes eternamente, sentada ahí, sobre la verja, hasta que yo llegue, bailando con la punta de las zapatillas suspendidas en el cielo, siempre… SIEMPRE, AMOR, HERMOSA, ESPECIAL, SUAVE, MARIPOSA, CIRUELAS, LÁGRIMA, LABIOS, PIEL, FLOR ….)
  • 41. -Si me gusta este tema, mandamelo. TQM :-) si te quiero ver, ¿venis a la fiesta el viernes? Te espero .Yo… Este… Yo… vos… Te amo María La del Barrio está desconectada o no puede responder en este momento ------------------------------------------ - El siguiente mensaje no pudo enviarse : -Yo… Este… Yo… vos… Te amo Todas las letras, todas, corrían hacia él, se arremolinaban ante sus ojos, refulgentes. Casi podía tocarlas, sentirlas, enhebrarlas, hilvanar un collar de perlas con ellas, palabras hermosas que jamás había dicho y ya casi no recordaba su sonido, pero sí las imaginaba… O acaso las había inventado, un hacedor de lo indecible… Amar..Ría…Mar..Haría… Todo su universo estaba ya impregnado de su esencia. Como un torrente de lava, venas sangrantes, ebulliendo su adolescencia a flor de piel, encrispados los nervios de la necesitar de verla el viernes, de impedir que se fuese, que se bajara el telón sin su amado personaje, sin su autora Shhh... … ……………………………………………………………………………………… - ¿Cuántas empanadas vas a llevar? - Doscientas mil - -No son muchas?? (las mejillas ruborosas) - Puedo comprarlas a todas, y en mi auto llevarte a pasear, a la orilla de un río, no
  • 42. el de acá, uno de verdad, con agua cristalina y pececitos dorados. - Pero…¿y si me tengo que ir? - Si te sueño toda la vida nunca te vas a ir, vos me dijiste… - Sos un loco… - No te apartes de mí… …………………………………………………………………….. Pensaba que el mundo es siempre una canción de amor en un grabador a veces descompuesto, o deteriorado, pero que siempre vuelve a sonar y su imaginación era tan potente que hasta casi podía sentir el olor de su perfume y las yemas rugosas de sus dedos laboriosos recibiéndole el dinero. La puerta jamás estalló tan estruendosamente como en aquél momento, con la irrupción de lo real: - Franco, Volvió, el papá. Pero el tema ya estaba sintonizado en una sola frecuencia, en un mismo ritmo. No había lugar para palabras nuevas, otras ideas. Su mundo ya estaba inundado de aquellas y no deseaba aferrarse a ninguna costa, tocar el suelo firme dejando atrás el mar de sus tribulaciones. Como un náufrago en un mar de emociones, no podía sino empaparse de esos sonidos de las canciones y refrescarse el cuerpo flacucho, alimentándose de las palabras mágicas. -FRANCO!!… Volvió el papá. “El Papá”… Por primera vez en muchos años vio realmente el cuerpo regordete y los ojos cansados de su madre y hasta la vio más linda que otras veces. María…
  • 43. Mar… Ma... María rima con mamá… Capítulo 8: Géneros Su padre estaba sentado en la silla rota del comedor, una silla rota para un hombre que había sido el artífice principal de todos sus recuerdos. -Toma, toma la leche La natural rudeza de su madre siempre le desdibujaba a todos sus héroes. Ella literalmente había vaciado lo poco que había en la heladera para dárselo al anciano. Era un acto de amor natural, jamás se había dado cuenta de esos detalles, de qué también a él, a Franco, le dejaba siempre la milanesa más grande y ella comía las sobras en otro plato, no el de la porcelana azul. Allí viéndolo a ambos, pensó que tal vez su representación había sido un tanto maniqueísta esos años. Definitivamente. Con la presencia de María a su lado, quien invisiblemente le tendía un puente de reconciliación con él, igual que Santiago, quiso decirle a su padre. "Che, viejo", como todos los demás... -Ahhhh me quemo, Martaaaaaa! La madre le pus los pies en remojo, con agua y sal. El padre, la madre, ¿qué era su vida?, ¿un sainete, un gotesco, una comedia negra, una película neorrealista?, ¿qué era el absurdo de lo real y donde estaba Irlanda, su otra casa, cuando acabaría ese exilio interior? El hombre tenía los ojos fijos en el piso. Estaba hechizado de algún pensamiento
  • 44. interior. Embebido del alcohol que alimentaba todos sus delirios. Se le acercó, hubiera querido decirle "Talleres, ganó el domingo..." Pero él se adelantó, le tomó una mano con firmeza, casi le hacía daño, pero era necesario que se la estrechara con tanta fuerza. Se acercó a sus oidos, reales, y le dijo: -Franquito, no te vayas... Y luego volvió a desvariar, todo se hizo difuso. Y al final tuvo que huir,traicionar su pedido, huir sin bolso: para qué, no necesitaba más que su imagen, ella lo acompañaba fantasmalmente, en su memoria, pero iba a su encuentro real. María, la del barrio, estaba en la puerta del local de comidas, golpeando sus zapataillas en punta, con los pies en entre el cielo y la tierra, bailando con ellos, sentada en la verja, esa verja agrietada a punto de venirse abajo, como su propia vida... -Franco, te doy lo de siempre??? -... -...Me deben mucha plata, tu mamá me va a tener que pagar, tá muy dura la mano. Vo sabe...Pero, io -... -Sí... no tienen plata. Nadie tiene. Tomá, lo de siempre. Dejá... Él, sin embargo, quiso pagarle y le acercó el libro en vez del dinero. Ella levantó el ceño en señal de asombro y leyó en voz alta y con algo de dificultad: "El Extranjero: Albert Camus"...jajaja. ¿qué me querés decir? Después me traes la plata. El asintió y salió rápido en carrera con la vida.
  • 45. Iba resignado, otra vez absorto en los pensamientos. ¿Qué era su vida?, ¿un cuento absurdo?, ¿cómo sería el final? Le hubiera gustado recoger todos los fragmentos de momentos felices del día y hacer una comedia, o un cuento con final feliz: la mirada de "el papá", la voz de la madre diciéndole su nombre, el apretón de manos de Santiago y la sonrisa de María Por el camino de tierra iluminado tenuemente, su sombra delgada se proyectaba más grande que de costumbre. Una estampida de pasos atrás le hizo pensar lo peor... -Camus, Camus Hacker!!!!, Camus!!! El ya no era un hombre, era un manojo de nervios petrificado junto a su sombra, temía darse vuelta y convertirse en estatua de sal, no podía ya decepcionarse de nada más. -So vos. Camus... tu libro!! tomá! En tonces sucedió lo imposible. Ella tenía una calza roja y un pañuelito rosa anudado al cuello. No pudo ver más que eso... Todo se sucedió rápidamente, demasiado, aunque lo recordaría toda su vida entera, hasta el final de los días. Se acercó a él, le tomó la cara con ambas manos y lo besó brusca y apasionadamente. Mientras lo real y lo irreal se unían mágicamente y el pueblito infernal que habitaban pasaba de ser Comalá a Macondo. El elemento vital para girar drásticamente el guión hacia una comedia de amor shakespereana... Ella volvió corriendo a su casa. El libro, de los nervios, se le cayó a un charco de
  • 46. agua sucia. Lo limpió un poco con los dedos temblorosos. Aunque hubiese querido decir algo coherente (aunque sea para sí mismo), hubiera sido imposible. Sólo podía sentirla eternamente, en sus labios y las palabras jugaban dentro de él, sin entenderlas, y lo hacían reír... Capítulo 9: Máscaras Para Graciela Berti, que siempre corre con su ausencia a cuestas… Desde que algún mago desembarcó a esa isla siniestra y despojada en la que él habitaba, como un náufrago, aferrado a sus recuerdos o, mejor, a los inventos de sus recuerdos, cantaba para sí mismo y se hablaba y se abrazaba con el reflejo de los labios de María sobre los suyos. Y miraba la estampita, otra vez, y sentía que ella lo acogía así, entre sus brazos, y para siempre.La mirada perdida, en algún punto inexacto de la mesa o en la profunda imaginación del ser humano, los liberaba y los redimía: a la madre, al padre y a Franco: los tres ausentes comiendo las manzanas subastadas en el cajón que compraron en la esquina, con el aroma de Irlanda. Y cuánto había pedido por ese manantial que acabara finalmente la sequía del
  • 47. invierno; allá afuera la escarcha se filtraba en la gota que derramaba la canilla exterior. La canilla solitaria a donde los perros vagabundos iban a sorber sus últimos suspiros de vida. Cuando iba de camino al colegio, de verdad parecía sobrevolar el campo de trigo y hasta ese momento nunca se había dado cuenta de lo hermosas que eran las nubes algodonadas sobre el amarillo verdusco de esas tierras, que labraban los obreros. Esos hombres que tenían pocos motivos para sonreír, pero aún lo hacían, con sus dientes destartalados iluminándole el rostro a la pachamama. Esa noche empezó un borrador y lo tachó, ya ni recordaba cuantas veces y cuantos bollos de papel poblaban la caja de cartón que hacía de un cementerio de ideas. Hasta que se decidió...o no. El otro día. El otro día Sentía el sabor de tus labios, al caer la noche, y cómo me reconociste, fue tan gracioso, me caí más de una vez al subir la colina. Sentía el sabor de tus labios, al caer la noche, y cómo me reconociste, fue tan gracioso, me caí más de una vez al subir la colina. No sirve nada de esto, estas palabras nunca saldrán de mi porque podrían herirme y podría perder lo más preciado de mi salvación, tu recuerdo infinito, así como estabas esa noche, vos y yo, podría perderlo todo, con la torpeza de los hombres que hablan demasiado y pierden los recuerdos mágicos entre nubes de palabras que no dicen nada y cuentas para pagar. Siempre tuyo. Franz. K.
  • 48. El otro día. El otro día Sentía el sabor de tus labios, al caer la noche, y cómo me reconociste, fue tan gracioso, me caí más de una vez al subir la colina. Sentía el sabor de tus labios, al caer la noche, y cómo me reconociste, fue tan gracioso, me caí más de una vez al subir la colina. No sirve nada de esto, estas palabras nunca saldrán de mi porque podrían herirme y podría perder lo más preciado de mi salvación, tu recuerdo infinito, así como estabas esa noche, vos y yo, podría perderlo todo, con la torpeza de los hombres que hablan demasiado y pierden los recuerdos mágicos entre nubes de palabras que no dicen nada y cuentas para pagar. Siempre tuyo. Franz. K. Para marialadelbarrio@gmail.com Soy Franco, o Camus. Necesito verte... “¿Está seguro de que desea salir de esta pantalla? El siguiente mensaje no sé enviará a su destinatario…” No se animó a enviarlo, cuando una invitación llegó a su buzón: a ese donde nunca llegaba más que el spam Seylor Moon (*) desea ser tu amiga en Facebook Seylor Moon era su amiga de realidad virtual, él se llamaba a sí mismo “el Caballero Enmascarado” y solía escoger entre sus nicks los dibujos que a diario hacía en su habitación, con seres disgregados o mutilados. Se sentía solo, demasiado solo… Seylor Moon dice:
  • 49. -Hola, Franco, ¿te dicen Franz?, ¿cómo Kafka? -Se ve que te gusta Albert Camus -Digo por tu nombre -¿Estarás del otro lado de la línea o una vez más estaré hablando yo sola y para mí para vencer mi soledad? - Estoy cansada de los sitios de gays, nadie entiende a la indefinición, vos Franz. Franz. Franco. ¿te gustan los animé? -…. -Yo te no voy a lastimar , puedo ser la que vos querrás que sea. Como en los juegos de roles. Ahora mismo yo soy tu Sherezade y estoy tratando de encantarte y te olvidás de mí y de mi apariencia y dejás de pedirme estupideces, como el número de mis medidas o el tamaño de mis lolas, mientras yo endulzo tus oídos como la miel en los panales. Y soy así, indefinida. -… - O también puedo ser tu psicóloga. Usar un avatar, con lentes. Podés imaginarte que soy tu Simone de Beauvoir y vos mi Picasso y aunque las fechas no coincidan le podemos meter los cuernos a Sartre y sorber un café colombiano en París, mientras el Che disimula su encanto revolucionario, escondido en Praga. -… -Si sos… un niño puedo ser tu madre y decirte que sos mi preferido y besarte la frente -….
  • 50. -Pero si sos otro “looser”, como yo, puedo decirte que me pinto los labios de negro y me dibujo heridas falsas con tinta roja y lloro escuchando a Kurt Cobain, todo el día. O si sos un viejo amargado buscando amor en la noche puedo decirte que soy una colegiala divertida. Puedo ser la que vos quieras. -¡¡¡¡¡BASTAAAAAAAAA!!!! - Bueno, sea lo que sea, por lo menos dijiste algo. - Tengo un problema -¿Cuál es? -No puedo hablar -Pero estás hablando -No, vos no sos real, otra vez estoy soñando, otra vez va a pasar, otra vez me van a internar -No yo soy real, mírame. Yo existo. Yo soy… Soy, como vos, soy una persona o una máscara. Persona quiere decir máscara. Si yo te dijera… quien soy te irías para siempre. De este nombre maldito que todos ahuyentan. -Yo… Esto es un sueño. -En los sueños las personas no te muestran sus pies cortados (muestra su webcam), te mostré mi silla. Has visto más de mí de lo que nadie verá tal vez nunca. Si te hartaste de ser lo que querés que los demás quieren que vos seas, para ellos, para su egoísmo, entonces tenés que salir al mundo, no importa lo feo que sea. Cuando miro mis piernas, o la ausencia de ellas, pienso que ese día yo iba
  • 51. corriendo detrás del tren, para irme a Buenos Aires. Pienso que mi hermano no llegó y que yo sí. Y que llevaba el mismo pañuelo rosa anudado al cuello. Elegí luchar por él y por mí. Mucha gente ha pasado por aquí, mirándome con lástima, ofreciéndome piernas falsas. Pero yo no las quiero. Si son falsas prefiero mi ausencia, la ausencia de ellas es más genuina que la falsedad de un par de piernas plásticas. Me recuerdan siempre quién soy. -Tengo miedo. -También yo, ese suelo nos devorará vivos, ¿no? Hacé como Saylor Moon, jugatela, por “El Caballero Enmascarado”, por tu amor secreto. -Ella no es como vos ni como yo... -Y tampoco es un verdugo, no le pidás que sea más de lo que es. -…. -No tengas miedo Franco está desconectado en este momento. Las piernas corrieron más que nunca, como si fuese un corredor jamaiquino batiendo récords, sentía que Saylor Moon le había dado sus piernas. Nunca había visto alguien más corajudo y hermoso que esa mujer y su ausencia, mi “Saylor Moon”... La casa de empanadas decía “serrado”. El final. La plata que no vino. Ella se iría, sólo le quedaría el recuerdo y la amargura de no haberse atrevido a ser más que una letra o un signo vacío… para ser rellenado por cualquier mediocre. Un sin voz. El golpe en la espalda otra vez le interrumpió los pensamientos.
  • 52. -María se va, Franquito. Deben mucha plata. No sé a dónde irán Santiago le refregó la cabeza como siempre, era una forma de sacarlo se su ensimismamiento atroz. -¿Y vos qué hacés por acá?, me contaron que tu viejo se escapó del Neuro… Y de pronto, la gran revelación, la resolución de su miseria infinita, la de todos los días. De golpe, como un rayo de esperanza, sentía de vuelta a María consigo, como en la estampita, pero real… -Che, Franquito, que bueno sería tener mucha plata. El otro día un tipo por internet robó un banco. Como diez lucas. Tendría que ser a un carteludo. Poca guita, como para que nos salvemos todos estos podridos que estamos acá. No sé… Bahhh. Yo soy muy bruto pa' eso. Tengo que buscar un laburo, Francisco ya nació, pero casi no lo puedo ver. Chau, bolu… Y Franco se fue, subiendo la colina, cuesta arriba, corriendo una carrera consigo mismo, pensando: Poder comprarle todas las empanadas y retenerla para siempre, con la mirada encristalada, con el pantalón rosa, con el rubor en las mejillas y el sabor a chicle de los labios. Y mientras corría gritaba “BASTA-BASTA-BASTA-BASTA” y pensaba en los ojos
  • 53. verdes de gata de Saylor Moon, arañando la luna hasta el final de su carrera y se sintió raro esa noche al mirarse al espejo... sus ojos, su boca, todo él, era un ser real, no importa cuán diferente a los demás. (*) Saylor Moon es un animé japonés. Serena Tsukino es una chica comun, tiene 14 años y asiste a segundo de secundaria. Siempre llega tarde a clase, olvida los deberes, duerme mucho y come demasiado; pero su vida cambia cuando una gata negra muy peculiar se presenta ante ella para desvelarle su misión: ella es una guerrera de la Luna, Sailor Moon, destinada a luchar por el amor y la justiciay por su enamorado misterioso El Guerrero Enmascarado.
  • 54.
  • 56. Para Roberto Panko y Graciela Berti... 11:23 -me quedé pensando en vos -si el día de mañana ya te habrias ido -si nunca más me responderías me quede soñando con vos - perdón 14:59 -estarás? 19:55 -hola 21:06 -Ojalá fueses para mí Caminaba de un lado a otro, furibundo, insensible a los mensajes de Saylor Moon, María se iría al igual que "el papá" y necesitaba plata, mucha plata. Había forjado su carácter de acuerdo a este momento, sin saberlo, un sujeto sin fisura, silencioso, imperceptible, del que nadie dudaría una palabra simplemente...porque las palabras no estaban. -Señora su hijo no tiene hipoacusia, tal vez un autismo leve y una gran sensibilidad. Lo dice este informe que me pasó, de su médico... Si algo no esperaba la madre de Franco era esto. Su hijo para ella era un
  • 57. inservible que estaba todo el día en su cuarto jugando con la computadora, mientras su marido se quemaba hasta con el aire, pegando alaridos de dolor. Su-per-do-ta-do No lograba entender del todo la palabra y eso la distraía de los miles de quehaceres diarios. Hasta que finalmente se dio por vencida y ya no trató de entenderla: Le preparó con serenidad varias mudas de ropa en una bolsa negra y lo mandó a vivir con la abuela. Los días del otoño apaciguaron el frío del invierno y lentamente se fueron diluyendo las horas del reloj como en arenas movedizas y pasaron casi 100 días y casi 100 noches. Sólo Saylor Moon pensaba en él, en su enamorado enmascarado con gruesos anteojos negros para ocultar su creciente miopía. Lo que vino después fue asombroso: encontró una forma para hackear las cuentas de personajes insulsos y a la vez famosos. La cuenta bancaria de su padre, el enfermo, el "idiota" empezó a crecer estrepitosamente y ya no supo cómo detener su crimen...porque ya era demasiado tarde. Dinero que no compraría la salud de su padre ni el amor de María, quien pese a quererlo con gran ternura ya se había enamorado de alguien más, un cocinero del barrio que encima sabía hacer pizzas, ella ya había dibujado su historia de amor. ¿Y él? Franco era lo que los demás habían decidido que sería, de manera cruel y arbitraria: un exiliado, un idiota, un criminal, todo a la vez.
  • 58. Se le impuso una condena leve, con acceso a la libertad condicional y devolvió todo el dinero "robado". Santiago, su mejor amigo, estuvo con él aquél día en que decidió contar su historia. En el estrado todos lo miraban absortos, nadie podía comprender su destreza, debería haber sido un error, sólo bastaba con nombrarse un "idiota" para no recibir sanción alguna. Pero en cambio de eso, Franco hablo, mucho tiempo, demasiado tiempo, como si alguien hubiese abierto la jaula de las palabras que llevaba dentro. Mientras lo hacía, un gorrión entró al jurado y sobrevoló la sala, un gorrión de libertad. Ya era un adulto, dolorido, demasiado herido en la herida infinita de sus días tristes. Cuando regresó a la casa de su abuela, descubrió que ya no necesitaba de la compañía de nadie más que de sí mismo. Aún así, el destino tenía previsto una nueva instancia azarosa: -Soy Saylor Moon... La muchacha de los ojos verdes de gata enamorada lo miró fijamente a los ojos. Llevaba un par de piernas postizas y aunque no se veía "diferente" tampoco se veía "igual" a los demás. Franco la invitó a entrar al recinto sagrado de su memoria donde habitaba en silencio y en la más absoluta soledad. Ya era un adulto, profundamente desilusionado de todos. También ella.
  • 59. Descubrió que era el "hacedor de lo indecible" y que podía hablar sin nombrar, sólo con la mirada cabizbaja, en algún punto azaroso de la pared blanca. Los dos, ella y él, decidieron migrar como lo hacen los pájaros cuando ya no encuentran provisiones. Migraron a distintos lugares geográficos, visitaron Irlanda y comieron pastel de manzana. Aunque en rigor a la verdad siempre estuvieron en Constitución, esperando que pasara el tren para soñar con un nuevo destino: París, Venecia, Lisboa. Decidieron amarse en silencio con sus miradas, con su sentimiento, pero también murmurándose a los oídos palabras bonitas, pero casi imperceptibles, como el rumor del arroyo detrás de aquella casa que jamás volvió a visitar, la de sus padres, a quienes nunca olvidó sin embargo. Asimiló ser eso, un "payaso" del circo, dispuesto a impostar la voz y a encontrar miles de muchachos como él, dispuestos a robarle la identidad sólo para sentirse famosos, para buscar un poco de amor en un entorno virtual. María volvió a vender empandas, esta vez con más suerte. Santiago tuvo tres hijos. Esta historia es tan cierta como la real y la realidad es tan absurda como esta ficción. El calor abrasador del verano también llegó, como en Argelia y nadie recordó a Camus. O comprendió porqué su padre se quemaba cada día, tal vez porque sentía que era ese sol abrasador la única forma de describir el inmenso oasis en que estaba presa, su alma atormentada. Natalia dejó de ser Seylor Moon y aceptó un par de piernas prestadas para seguir luchando junto a Franco. Se miraban y se sonreían: habían descubierto un secreto
  • 60. mucho más magnífico y nadie lo sabía: serían migrantes para siempre, como las golondrinas que buscan las flores en las primaveras. EPÍLOGO (El discurso de Camus Hacker) El acusado se declara... CULPABLE. Y miró el suelo, y sus ojos un tanto estrábicos y con las manos temblorosas sacó un papel casi abollado ante la mirada atónita de los demás presentes, de Santiago quien le hacía señales de filo sobre la garganta ("se va al muere el pibe este", habrá pensado) y las maestras y sus padres y hasta Seylor Moon, mirándolo desde su televisor viejo, con lágrimas en los ojos. -Yo acuso, los acuso a ustedes. Los acuso por haberme abandonado. Los acuso por su incomprensión. Los acuso por su necedad. Los acuso por sus esvásticas, por sus gruesos palos de amasar, por sus antorchas de fuego cazando miserables. Los acuso por serhombreslobo cazando mariposas. Los acuso porque han hecho de un chico un delincuente, pensando que nadie lo quería, los acuso. Y yo, su profesora, esquivando los flashes de las cámaras y los comentarios
  • 61. burdos, esperé la sentencia y quise acercarme a abrazarlo, pero una vez más los adultos y sus razones huecas me lo impidieron. Estuve mucho tiempo pensando en él, soñando con él. ¿Quién era yo, un adulto censurador o un niño herido robándole a mis alumnos valiosas experiencias de vida, sus sonrisas hermosas de ingenuidad, mis anhelos maternales?, ¿quién era yo y mi silencio cómplice, con su sufrimiento, con su dolor, con su marginación, con la discriminación que sistemáticamente sufrían de la sociedad allí afuera? Entonces decidí escribir este libro por Emmanuel Ioselli, por mis alumnos, por los hijos que vendrán, por la voz de los vencidos, por nuestro derecho a decir cosas bellas. Mariana Celeste Valle Padeció acoso escolar y burlas de sus compañeros por su figura regordeta y su gran imaginación. Fue una niña solitaria que escribía poemas hasta que aprendió a hablar, de la mano de sus amigos, quienes le hicieron perder el miedo a equivocarse y empezó a hablar, tanto que ya casi cansa. Hoy es profe de Lengua, sueña con dejarle esta enseñanza a sus alumnos y sobre todo a los adultos que se olvidan de los niños.
  • 62. A mis niños, a quienes tanto amo.