El artículo argumenta que la vida no es injusta, sino que a través de las dificultades nos permite crecer. Sugiere que en lugar de quejarnos de la injusticia, debemos enfocarnos en aprender de las experiencias dolorosas y usar nuestro sufrimiento para madurar. También recomienda enfrentar los desafíos con asombro, fe y perseverancia, saltando hacia adelante incluso cuando no podemos ver claramente.