TEMA 4. LOS SUELOS Y LA VEGETACIÓN EN ESPAÑA.
1. Los suelos de España y Andalucía.
2. La vegetación en España y sus características.
3. La vegetación de Andalucía.
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Suelos y vegetación de España
1. TEMA 4. LOS SUELOS Y LA VEGETACIÓN EN ESPAÑA GEO2 MHR 2016-2017
TEMA 4. LOS SUELOS Y LA VEGETACIÓN EN ESPAÑA.
1. Los suelos de España y Andalucía.
2. La vegetación en España y sus características.
3. La vegetación de Andalucía.
1. Los suelos de España y Andalucía. El suelo es la capa superficial de la corteza
terrestre. Se compone de elementos en los tres estados: sólidos (partículas minerales
procedentes de la erosión de las rocas y la materia orgánica viva o en descomposición);
líquidos (agua) y gases (CO2). La Edafología es la ciencia que estudia los suelos. Es el
resultado de la alteración del roquedo por el clima y los seres vivos.
Es el resultado de la alteración del roquedo por el clima y los seres vivos. En su formación
y evolución intervienen una serie de factores:
• El clima es el factor más influyente, pues las temperaturas y precipitaciones
influyen en los procesos químicos y biológicos. Provocan la meteorización de las
rocas y la lixiviación (disolución y arrastre de los materiales de la capa superficial
hacia las capas bajas).
• La roca madre influye en la textura, estructura, permeabilidad y acidez. Hay suelos
silíceos (sueltos y permeables), calizos (pastosos y permeables) y arcillosos
(compactos e impermeables).
• El tiempo, pues el proceso de formación de un suelo requiere siglos. Así hay
suelos jóvenes o incipientes y suelos evolucionados.
• El relieve, dado que las pendientes favorecen el deslizamiento y la erosión.
• La vegetación, que puede enriquecer el suelo aportando materia orgánica
(especies frondosas) o empobrecerlo y acidificarlo (eucalipto, coníferas)
• Los animales, que lo remueven, y el hombre, que lo altera profundamente.
1.1. Diversidad y características de los suelos de España. Podemos diferenciar entre
suelos zonales, que dependen del clima y de la vegetación en equilibrio con el medio
natural; y los suelos azonales e intrazonales, que dependen del sustrato litológico y la
topografía.
1.1.1. Suelos zonales.
a) Los suelos zonales en clima oceánico son bastante evolucionados, con abundante
materia orgánica y ácidos, pues la lixiviación arrastra sus elementos a las capas
inferiores. Según la roca madre distinguimos los siguientes tipos:
• Sobre la roca silícea predomina la tierra parda húmeda apropiada para el cultivo
si se reduce su acidez con cal. Se distribuye por Galicia, zona occidental de
Asturias, apareciendo también en las montañas silíceas de la España
mediterránea. También se da el ranker propio de zonas en pendiente y poco apto
para el cultivo.
• Sobre la roca madre caliza los suelos son menos ácidos, predominan la tierra
parda caliza de gran fertilidad para cultivos y la terra fusca, asentada sobre
calizas de montaña y uso esencialmente forestal.
b) Los suelos zonales de clima mediterráneo se encuentran muy alterados por la
erosión y la acción humana.
• En las rocas silíceas se da la tierra parda meridional, de poca acidez, (dehesas
de encinas y pastizales pobres, o cereales cuando se encala y abona).
• En el roquedo calizo, hay dos tipos: el suelo rojo mediterráneo, excelente para
todo tipo de cultivos con abundancia de materia orgánica y color rojizo por el óxido
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de hierro y la terra rossa, arcilloso, que al estar sobre la roca madre es frecuente
que aflore ésta, dificultando la mecanización, por ello, suele dedicarse a matorrales
o bosques adehesados y cultivos arbóreos como olivo y almendro.
• En las arcillas y margas surgen los vertisuelos o tierras negras. Son los más
fértiles, usados para todo tipo de cultivo, excepto los arborescentes. Son propios
del valle del Guadalquivir, la Tierra de Barros en Badajoz y la cuenca de Pamplona.
• En las áreas esteparias predomina el suelo gris subdesértico o serosem. En
regadío es bastante fértil, aunque se saliniza fácilmente por la acusada
evaporación.
1.1.2. Suelos azonales e intrazonales. Este tipo de suelos, al no depender del clima, se
puede encontrar en cualquier área climática.
• Los azonales no tienen un perfil característico, por ser jóvenes o estar en
pendientes pronunciadas. Abundan en el curso del río Duero y de sus
afluentes, en la depresión del Guadalquivir, en la huerta valenciana y en las
áreas bajas de las islas Canarias.
• Los intrazonales tiene perfil definido y que contrasta con los de su entorno.
Destacan dos tipos formados a partir de la roca madre caliza. Los más
habituales son los pardo-calizos, más evolucionados, dedicados a cultivos
como la vid y el olivo o al aprovechamiento forestal. Abundan en la mitad
este peninsular; y rendzinas, poco evolucionados, situados en terrazas y
llanuras fluviales, muy apropiados para los cultivos
• Otros tipos de suelos son: los aluviales, de gran fertilidad, se encuentran
próximos a las orillas de los ríos; los encharcados, pobres en materia
orgánica y propios de las zonas endorreicas; los arenosos, no
evolucionados e improductivos ya que no retienen el agua; los salinos,
propios de áreas con una gran evaporación, pueden cultivarse si se
disminuye su salinidad; los volcánicos, escasamente evolucionados e
improductivos, por lo que solo resultan fértiles con regadío.
1.1.3. Los suelos de Andalucía. Andalucía tiene una gran variedad de suelos. Entre los
suelos zonales dominan los característicos del clima mediterráneo:
▪ Suelos pardos meridionales, abundan sobre materiales silíceos de Sierra
Morena, dedicados a dehesas y pastizales.
▪ Suelos rojos mediterráneos, asociados a la roca madre caliza. Apropiados
para el cultivo de cereales, viñedos y olivo, y se encuentran en las provincias
de Córdoba y Sevilla.
▪ Vertisuelos, llamados “tierras negras andaluzas” o “tierras de bujeo”,
asentados sobre arcillas y margas. Muy característicos de las campiñas
sevillana y gaditana.
▪ El serosem o suelo gris desértico, predomina en las áreas subdesérticas
almerienses, tienen escasa materia orgánica debido a la escasez de
vegetación y de precipitaciones.
Entre los suelos azonales abundan los aluviales, creados por sedimentos de los ríos y
fértiles para la agricultura, como los del bajo valle del Guadalquivir. Entre los suelos
intrazonales predominan las rendzinas, frecuentes en las campiñas andaluzas, y los
pardo-calizos, que abundan en las sierras subbéticas.
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2. La vegetación en España y sus características. La vegetación o flora es el conjunto
de especies vegetales de un territorio.
En la Tierra existen grandes conjuntos florísticos denominados reinos florales, que se
subdividen en regiones. La Península Ibérica forma parte del reino holoártico, que
comprende las tierras continentales al norte del trópico de Cáncer. En España
encontramos tres regiones florales:
• La región eurosiberiana (zonas más elevadas de montañas como los Pirineos y
la Cordillera Cantábrica).
• La región mediterránea (resto de la Península).
• La región macaronésica en Canarias.
2.1. Factores que influyen en la vegetación. La vegetación está influida por múltiples
factores:
• El clima, pues la vegetación se adapta a unas condiciones específicas de
humedad y temperatura.
• El relieve, las plantas se acomodan a la altura, a la temperatura y a la precipitación
de cada lugar. La orientación de las laderas (umbría/solana y barlovento/sotavento)
generan también diferente vegetación.
• El suelo, las especies vegetales se adaptan a unos suelos mejor que a otros, por
lo que la litología silícea, caliza o arcillosas determina la proliferación de diferente
vegetación.
• La posición geográfica. España ocupa un lugar de encrucijada entre dos
continentes y dos masas de agua diferentes. Esto da lugar a una gran riqueza de
especies vegetales procedente de ambos continentes.
• La acción antrópica. El hombre ha explotado la vegetación natural desde tiempos
inmemoriales. A veces el uso agresivo del medio y la progresiva urbanización
origina graves problemas ecológicos, como incendios forestales o la desecación
de terrenos antes fértiles.
2.2. Las formaciones vegetales y su distribución. Las formaciones vegetales se
disponen en comunidades, cuyo conjunto forma el paisaje vegetal de un área.
Actualmente la mayoría de formaciones vegetales han sido modificadas profundamente
por el hombre, por tanto se encuentran muy alejadas de su situación original como paisaje
natural (estadio climax, cuando la vegetación de una zona es el resultado exclusivo de la
incidencia de factores naturales). Estas modificaciones unidas a los frecuentes incendios
forestales, definen el carácter regresivo de dichas formaciones, muy alejadas de los
bosques naturales, casi extinguidos en España.
En los ecosistemas naturales se puede dar lo contrario, es decir, la sucesión vegetal,
proceso que incluye la evolución desde un estadio degradado, casi sin vegetación, a un
estadio climácico de bosque desarrollado.
Si no se producen fenómenos como incendios forestales, talas masivas, roturaciones
excesivas, el bosque tiende a recuperarse hasta alcanzar su máximo desarrollo.
Los tres tipos básicos de formaciones vegetales son el bosque, el matorral y el prado o
estepa.
• Bosques: áreas en las que la vegetación dominante son árboles.
• Matorrales: campos en los que predomina una vegetación arbustiva que a menudo
comprende prados y plantas herbáceas.
• Prados o estepas: territorios llanos en los que predomina una vegetación
herbácea, propia de climas con escasas precipitaciones.
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Existen en España cinco formaciones vegetales: eurosiberiana, mediterránea,
macaronésica, de montaña y de ribera.
2.2.1. Formaciones vegetales de la región eurosiberiana. Se caracteriza por una
vegetación exuberante, como corresponde a un clima de temperaturas suaves y humedad
abundante y bien distribuida a lo largo del año. Estas condiciones, unidas a las
características del suelo, permiten el desarrollo de un bosque caducifolio (caída de la
hoja en otoño) que alcanza de 25 a 30 metros de altura y cuya frondosidad reduce
considerablemente el acceso de la luz solar hasta el suelo, dificultando el desarrollo de los
estratos arbustivo y herbáceo. Las especies más características son el roble y el haya.
▪ El roble, no soporta veranos calurosos, tiene menor tolerancia al frío y exige
menos humedad que el haya, por lo cual se sitúa a cotas más bajas (baja y
media montaña). Es de crecimiento lento. Su madera es dura y se emplea
en la construcción y en la fabricación de muebles y barcos. Se extiende en
suelos silíceos de Galicia, Asturias, León y oeste del Sistema Central (roble
carballo) y en terrenos calizos de los Pirineos y País Vasco (roble albar).
▪ El haya, tolera mal el calor y muy bien el frío, necesita mucha humedad, por
lo que solemos encontrarlo en las montañas. Se adapta a los suelos calizos
y silíceos, aunque prefiere los primeros. Es de crecimiento lento. Su madera
dura y de gran calidad se emplea para fabricar muebles. Forma bosques
específicos (hayedos) o mixtos con el roble. Se encuentra principalmente en
la Cordillera Cantábrica y Pirineos, con ejemplares aislados en el Sistema
Ibérico y en el Sistema Central.
▪ El castaño, es una especie alóctona, originaria de Europa oriental. Es una
formación vegetal secundaria que ha ganado terreno a costa del roble. Se
extiende por ambientes húmedos y templados, sobre suelos silíceos (más
frecuente, por tanto, en la zona occidental de la Península). Permite el
aprovechamiento de su fruto y de su madera.
▪ El pino, es una especie de repoblación muy extendida y adaptada a
cualquier tipo de suelo, ya que soporta la sequía y las bajas temperaturas.
Es muy rentable por su resina y por su madera, aunque fácilmente
inflamable. Destacan: el pino resinero, el pino albar y el pino canario
(ignífugo).
▪ El matorral atlántico. Se conoce con el nombre de landa. Es muy leñoso y
se adapta a cualquier tipo de suelo. Ocupa zonas en las que el bosque
caducifolio se ha degradado o como vegetación supraforestal. Las
principales especies son: el tojo, el brezo, la retama y el piorno.
▪ Los prados, cuando no hay estrato arbustivo, proliferan los prados,
fomaciones herbáceas muy útiles para el ganado y muy extendidos.
▪ El bosque marcescente. Es un tipo de bosque atántico adaptado a la
aridez. Los árboles tienen una hoja que se seca en otoño pero no llega a
caer totalmente o cae al principio de primavera al nacer los nuevos brotes.
Destacan el quejigo (“roble andaluz”) y el rebollo. Se encuentran en los
Sistemas Ibérico y central, en Sierra Morena y en la Cordillera Penibética.
2.2.2. Formaciones vegetales de la región mediterránea. El bosque perennifolio y el
matorral mediterráneo son las formaciones vegetales características. El bosque
perennifolio está adaptado a la aridez estival, las hojas son pequeñas y rsistentes al calor.
Son formaciones esclerófilas, que no tienen mucha altura y permiten el desarrollo de un
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estrato arbustivo muy potente.
El bosque perennifolio lo forman las siguientes especies:
• La encina, resistente a la sequía y adaptado a todo tipo de suelos. Puede vivir
cientos de años, alcanzando un gran porte. Es una especie en regresión, siendo
sustituida por especies más rentables como la vid y el olivo. Se desarrolla en las
dehesas extremeñas y andaluzas, donde constituye un bosque transformado por el
hombre para aprovechamiento ganadero. Su madera es muy dura y resistente, se
usaba para elaborar ruedas, carpintería exterior, utensilios y carbón. Su fruto, la
bellota, se usa para alimentar al ganado.
• El alcornoque, adaptado a suelos ácidos de tipo silíceo. Necesita más humedad
que la encina. Necesita inviernos suaves y cierta humedad. Su madera es muy
dura y se aprovecha para hacer toneles y barcos y de su corteza se obtiene el
corcho. Se extiende por el suroeste y algunas áreas del sur de Andalucía (de Cádiz
a Málaga), en el noreste de Cataluña y en Castellón.
• El pino, al igual que en la región eurosiberiana, se extiende por el resto del
territorio por su gran capacidad de adaptación.
El matorral mediterráneo, es una fase regresiva del bosque perennifolio debidoa la
acción humana. Presenta tres tipos:
• La maquia, formación arbustiva de gran porte, superior a dos metros de altura,
muy densa e impenetrable. Las principales especies son la jara, el brezo, el
lentisco y la retama.
• La garriga, de menor densidad y altura. Destacan el tomillo y el romero.
• La estepa, formada por hierbas bajas mezcladas con algunas especies arbustivas
de escaso porte y densidad y dejan al descubierto unos suelos pobres. Destaca el
palmito, el cardo, el espartal, el espárrago y el orégano. Es propia de las zonas
semiáridas del sureste y del valle del Ebro, donde la sequía impide el desarrollo de
los árboles, y de las zonas donde la garriga se ha dagradado por la acción
humana.
2.2.3. Formaciones vegetales de ribera.
En las orillas de los ríos la humedad impregna el suelo y la vegetación presenta rasgos
diferentes a la vegetación característica del entorno, sobre todo en las zonas de clima
seco. La vegetación de ribera estabiliza los márgenes de los ríos y reduce la erosión
fluvial, favorece la sedimentación de materiales y fertiliza el terreno inundado. Modera
la temperatura del agua y la luz que le llega, ofrece lugar de refugio, cría y descanso a
muchas especies animales y depura las aguas subterráneas y freáticas. Su extensión
se ha reducido por la acción humana sobre los márgenes y cauces, la extensión de
cultivos y urbanizaciones, así como las canalizaciones.
Lo forman especies como alisos, sauces, chopos, álamos, fresnos y olmos. Son
especies de rápido crecimiento y madera blanda (chopo y sauce) para uso industrial.
Están acompañados de juncos y matorrales (cornejo, madreselva, zarzamora, rosales
silvestres, etc.).
2.2.4. Formaciones vegetales de montaña. La altitud provoca la disminución de la
temperatura y propicia una vegetación adaptada a condiciones específicas de
temperatura y humedad. Las especies vegetales se estudian por su posición en altura a
través de las llamadas cliseries. Generalmente se suceden de menor a mayor altura, el
bosque, el matorral, los prados y las plantas rupícolas.
a) La montaña alpina o pirenaica:
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Representada en los Pirineos, tiene cuatro pisos:
• El piso basal hasta los 1200 m incluye encinas y robles.
• El piso subalpino entre los 1200 y los 2400 m reúne coníferas naturales
(abeto, pino negro y pino silvestre) sotobosque formado por rododendros y
arándanos.
• El piso alpino entre los 2400 y los 3000 m, es el dominio del prado, de ciclo
vegetativo corto, pues está cubierto de nieve 7 u 8 meses al año. Sobre las
rocas desnudas crecen plantas pequeñas adaptadas a vivir en las rocas
(rupícolas).
• El piso nival se sitúa por encima de los 3000 m en las zonas planas o de
escasa pendiente la nieve se mantiene todo el año y la vegetación es
inexistente. En los espacios con fuerte pendiente suelen crecer plantas
rupícolas (musgos y líquenes), cuando desaparece la nieve.
b) El resto de las montañas peninsulares carece de piso subalpino.
• El piso basal está ocupado por el bosque característico de su clima:
◦ En la zona de clima oceánico, el bosque caducifolio.
◦ En la de clima mediterráneo, el bosque perennifolio en la parte baja y
caducifolio o pinares a mayor altitud.
• El piso supraforestal incluye pequeños arbustos:
◦ En la zona atlántica, brezo y genista.
◦ En la mediterránea, arbustos y matorrales espinosos.
• La cima está dominada por los prados en la zona atlántica y matorrales espinosos
en la mediterránea.
2.2.5. Formaciones vegetales de Canarias. La vegetación de Canarias es de una gran
riqueza, es de origen mediterráneo pero con influencias africanas y del Atlántico sur. La
insularidad influye en los endemismos y las reliquias.
En las islas con relieve montañoso se suceden los siguientes pisos:
• El piso basal hasta los 300 m, está marcado por la aridez: matorrales como el
cardón y la tabaiba.
• El piso intermedio entre los 300 y los 800 m. Está condicionada por el descenso
térmico y el aumento de la humedad: palmeras, dragos y sabinas.
• El piso termocanario entre los 800 y 1200 m. vegetación adaptada a las nieblas
causadas por los alisios, la reducción térmica y la menor insolación. Dos
formaciones originales: el bosque de laurisilva –más de 20 especies- y el fayal-
brezal, que resulta de la degradación de la laurisilva por el hombre.
• El piso canario entre los 1200 y 2200 m: bosque de coníferas –pino canario- que
al quedar fuera del mar de nubes se adapta a la aridez y al frío. En las áreas más
altas se encuentra en cedro canario.
• El piso supracanario está por encima de los 2200 m y solo lo hallamos en
Tenerife y en La Palma. La vegetación es prácticamente inexistente, con musgos,
líquenes, pequeñas matas dispersas y una gran riqueza florística (violeta del
Teide).
3. La vegetación de Andalucía. Las formaciones vegetales andaluzas son esencialmente
mediterráneas, pero as diferencias del clima y del relieve hacen que haya importantes
diferencias de unas zonas a otras. La vegetación natural en la mayor parte es el bosque
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7. TEMA 4. LOS SUELOS Y LA VEGETACIÓN EN ESPAÑA GEO2 MHR 2016-2017
mediterráneo. Junto a los ríos se localizan algunos bosques de ribera y en las zonas
montañosas encontramos también árboles de hoja caduca y formaciones del singular
pinsapo.
Hay grandes extensiones de matorral mediterráneo, a veces por degradación del bosque
y en las zonas áridas (Almería) se da una vegetación esteparia.
El paisaje forestal está determinado por las variedades climáticas, el relieve, el suelo y la
posición geográfica del territorio andaluz, ocupando el ámbito forestal el 52,6% del
territorio.
El ámbito forestal se aprovecha de diversos modos, destacando la caza, la extracción de
corcho, la madera, la ganadería extensiva en las dehesas, sobre todo, y la función
recreativa, cada vez más demandada por la sociedad.
Como en el resto de España debe afrontar diversos retos para el futuro: la desertización
o pérdida de suelos, agravada por los incendios, el cambio climático y la presión
humana.
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