TEMA 5: LA BAJA EDAD MEDIA. LA CRISIS DE LOS SIGLOS XIV Y XV.
1. Organización política e instituciones de gobierno.
Ver Las instituciones políticas de los diferentes reinos. Pág 57 y 58.
2. Crisis demográfica, económica y política.
a) Crisis demográfica. Libro de texto. Pág. 62.
b) Crisis económica. Libro de texto. Pág 66.
c) Crisis política.
La peste no hizo distinciones de rango y en las monarquías causó problemas
hereditarios, solucionándose con la llegada al trono de reyes que no eran hijos legítimos (ser
bastardo, le inhabilitaba legalmente para ser rey), y a mediados del XV todos los reyes
peninsulares descendían de bastardos.
A finales del siglo XIII el espacio peninsular estaba dividido entre cuatro formaciones
cristianas: Castilla y León, Corona de Aragón, Portugal y Navarra y el reino musulmán de
Granada. Las conquistas de Fernando III de Castilla- León y Jaime I de Aragón cerraron la época
de expansión territorial dando paso a una fase de reorganización de las bases económicas y
políticas en el interior de los reinos, en la que la monarquía, nobleza y ciudades pugnarán
defendiendo cada una sus intereses.
El tránsito del siglo XIII al XIV constituye un período de agitación.
En Castilla-León, las minorías reales de Fernando IV (1295-1312) y Alfonso XI (1312-
1350) dieron lugar a enfrentamientos entre grupos de nobles (fundamentalmente los Haro y
los Lara) que llegaron a amenazar la unidad de la corona. La mayoría de edad de Alfonso XI
alcanzada en 1325 permitió iniciar un programa de recuperación del poder regio que
englobaba tres objetivos:
- La pacificación de la nobleza y la recuperación de los dominios reales perdidos en los
años anteriores y la creación de los potentes señoríos.
- Las ciudades debían ser administradas por la autoridad del rey y sus funcionarios:
regidores (1345) y corregidores (1348).
- Impulsar el fortalecimiento de la soberanía real dotando la monarquía de los
necesarios instrumentos jurídicos, administrativos, fiscales e ideológicos.
La reacción contraria a estas medidas las padeció su sucesor Pedro I (1350-1369).
Alfonso XI muere a causa de la peste dejando dos hijos varones: Pedro I, primogénito y
destinado a sucederle y un hijo ilegítimo llamado Enrique de Trástamara.
En las Cortes de Valladolid (1351), se ordenó para intentar paliar las dificultades a la
hora de encontrar mano de obra, a consecuencia de la Peste Negra, la condena de la vagancia,
se prohibía la mendicidad, se tasaban los jornales y salarios, se ordenaban las horas de trabajo
en cada estación del año y se fijaba el valor de los artículos o productos, se aprobaron leyes
contra los malhechores, se organizó la administración de justicia, se dictaron las disposiciones
1
para el fomento del comercio, la agricultura y la ganadería, etc. Pronto se perfiló una
oposición nobiliaria al rey de Castilla, destacando el hijo ilegítimo Enrique de Trastámara,
acusando al rey de gobernar sin el apoyo de la alta nobleza. De momento Pedro I venció a sus
enemigos.
Simultáneamente el rey de Castilla había lanzado una ofensiva contra Pedro el
Ceremonioso de Aragón por cuestiones fronterizas; la Guerra de los dos Pedros, como se
conoce este conflicto, se decantó a favor de los castellanos, que llegaron a sitiar Barcelona.
Ante esta situación el monarca aragonés decidió restar ayuda al bastardo castellano exiliado
en Francia. Por lo que se inicia en Castilla una guerra civil en Castilla. Pedro I, con el apoyo del
príncipe de Gales venció a su rival Enrique de Trastámara en Nájera (1367), pero Pedro I
incumplió el trato de entregarle el señorío de Vizcaya al galés y Enrique recupera posiciones.
El desenlace es el asesinato en 1369 de Pedro I y el triunfo de Enrique de Trastámara, es decir,
la victoria de la nobleza, cuyo poder se incrementa a través de las mercedes enriqueñas
(entrega voluntaria de grandes señoríos y propiedades por parte del rey a quienes le habían
ayudado frente a Pedro I)
Con Enrique II (1369-1379) se inaugura en Castilla el gobierno de la dinastía
Trastámara y una nueva etapa en la configuración política de la península. Hasta la década de
1460 se mantuvo una continuidad, que buscaba el establecimiento de una autoridad
monárquica fuerte, que pudiera ejercer plenamente el poder con el apoyo de:
Una nobleza denominada nueva o de servicio (gracias a las mercedes enriqueñas
se crea una nobleza a base de segundones (los Mendoza, Ayala, Los Luna,
Manrique, Pachecos, Acuñas o Pimenteles)
Las ciudades agrupadas en las Cortes.
Esta situación con los sucesores de Enrique II sufrirá modificaciones: Las Cortes dejan
de recoger las peticiones de las ciudades, el fortalecimiento de unos linajes rompe el equilibrio
entre la nobleza y se desprestigiará al poder real, siendo el mejor ejemplo de todo ésto el
reinado de Enrique IV (1454-1474). Constituyó el punto máximo del desprestigio, ya que en la
denominada farsa de Ávila, es destronado y proclamado en su lugar su hermano, el infante
Alfonso, quien con su repentina muerte va a provocar una guerra de sucesión ferozmente
reñida entre Isabel, (hermana de ambos y esposa de Fernando de Aragón) y Juana, llamada la
Beltraneja (hija de Enrique IV y apoyada por su marido Alfonso V de Portugal): Enrique IV, por
el pacto de los Toros de Guisando (1468) reconoce como heredera a su hermana Isabel en
perjuicio de su hija Juana, pero el matrimonio de Isabel con Fernando de Aragón sin el
consentimiento del rey de Castilla, provocó que Enrique IV rompiese lo pactado en Guisando y
proclamó heredera a Juana "la Beltraneja". Enrique IV muere sin que la situación se hubiese
aclarado y el desenlace fue la guerra de sucesión en Castilla, en la que Isabel estaba apoyada
por los aragoneses y los viejos linajes nobiliarios y Juana por los portugueses y la nueva
nobleza.
La guerra duró hasta septiembre de 1479, cuando se empezaron a negociar dos
convenios de paz entre Isabel I y Fernando V y Alfonso V y su hijo heredero el Príncipe
Perfecto, ya regente de Portugal. Se firmaron dos convenios en la localidad portuguesa de
Alcáçovas donde se estipuló que dñª Juana ingresaría en un convento portugués; la infanta
2
Isabel, primogénita de los Reyes Católicos, casaría con un hijo del rey de Portugal y se
delimitaba el espacio marítimo de ambas naciones, así como sus zonas de influencia en el
norte de África.
El camino recorrido por la Corona de Aragón en muchos momentos coincide con
Castilla. La Corona de Aragón estaba integrada por un conjunto de núcleos político-
territoriales.
Antiguos: Aragón y el principado de Cataluña
Recientes: Reino de Valencia y el de Mallorca.
En el tránsito del siglo XIII al XIV coincidieron un momento de inestabilidad interior y
una fase de expansión exterior sin precedentes, tanto política como económica, llegando ni
más ni menos en algún momento a controlar la vieja Atenas. Pero en el siglo XIV la crisis hizo
acto de presencia en las tierras de la Corona de Aragón siendo sus principales manifestaciones:
El retroceso demográfico, los trastornos económicos y la agitación social. En la siguiente
centuria (siglo XV) se produjo una recuperación, no obstante Cataluña no participó de ella,
precisamente en el siglo XV Cataluña vivió una de las crisis más graves de su historia.
Al morir Alfonso III (1291) pasó a ser rey de Aragón su hermano Jaime II (1291-1327),
hasta entonces rey de Sicilia, nombramiento al que renuncia tras el tratado de Anagni (1295),
pero en compensación recibía los derechos sobre las islas de Córcega y Cerdeña; con ello se
abrían grandes posibilidades de expansión catalano-aragonesa por el Mediterráneo.
El largo reinado de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387) tuvo una gran importancia.
Su nombre va indisolublemente ligado a la conversión en permanente de la Diputación del
General de Cataluña o Generalitat1, pero también a aspectos de signo negativo, como la
difusión de la peste negra por sus reinos o la crisis financiera del año 1381.
- Se produjo la incorporación definitiva de Mallorca a la Corona de Aragón.
- Enfrentamiento entre el Ceremonioso y la nobleza de Aragón y de Valencia, siendo
el desenlace del conflicto la victoria del rey.
- En el ámbito peninsular Pedro IV mantuvo una larga y dura pugna con el rey de
Castilla Pedro I, la denominada Guerra de los dos Pedros.
Los últimos años del reinado de Pedro IV y de sus hijos Juan I (1387-1395) y Martín I
(1395-1410) se vieron sacudidos por las reivindicaciones de la nobleza, que si bien no buscaba
1
La Generalidad de Cataluña (oficialmente y en catalán: Generalitat de Catalunya[1] ) es el sistema
institucional en que se organiza políticamente el autogobierno de Cataluña. La Generalitat de Cataluña
debe su origen a las Cortes Catalanas, que, durante el reinado de Jaime I el Conquistador, se reunían
convocadas por el rey de Aragón como representantes de los estamentos sociales de la época:
eclesiásticos, nobleza militar y el real o "de villas". Bajo el reinado de Pedro el Grande, las Cortes
Catalanas tomaron forma institucional. El rey se obligaba a celebrar Corte General anualmente. Las
Cortes ejercían funciones de consejo y también legislativas por medio de los denominados "tres brazos":
el eclesiástico, el militar y el popular o cámara real.
3
estamentalmente destruir la monarquía, aspiraba a controlar sus instituciones y a nivel
individual intervenir en el ejercicio de poder. En el momento de mayor agitación se produjo la
muerte de Martín I sin heredero directo. De los seis candidatos a la sucesión los más
importantes fueron:
Jaime II de Urgel, conde de Urgel, hijo de Pedro, nieto de Jaime y bisnieto de Alfonso
IV de Aragón, esposo, además de Isabel, hija de Pedro el Ceremonioso y de Sibila
Sforcia, su cuarta mujer.
Luis de Anjou, duque de Calabria, nieto, por su madre Violante, de Juan I de Aragón.
Fernando de Trastámara, el de Antequera, infante de Castilla, nieto por su madre
Leonor la regente de Castilla de Pedro IV de Aragón. Éste tenía a su favor recursos
económicos propios u obtenidos de las Cortes de Castilla, en donde era regente, fuerza
militar que le proporcionaban sus bases castellanas, etc.
El parlamento de Alcañiz (1412) decidió que se celebrara una reunión en Caspe con objeto
de dilucidar el problema sucesorio. A dicha reunión asistirían nueve compromisarios: 3 por
Aragón, 3 por Cataluña y 3 por Valencia, saliendo como rey el que tuviera la mayoría de los
votos, si bien se precisa que el vencedor tuviera como mínimo un voto de cada uno de los
núcleos político-territoriales integrantes de la corona de Aragón. Finalmente fue elegido
Fernando de Antequera, con lo que una rama de los Trastámara castellanos pasó a reinar en
Aragón. Fue denominado el Compromiso de Caspe (1412), acontecimiento donde algunos
historiadores toman coma anticipo de la unión de la Castilla y Aragón, al hallarse miembros de
una misma familia al frente de los dos principales reinos peninsulares.
*Revueltas sociales
- Revuelta Irmadiña. Libro de texto página 63. “ Las revueltas sociales”
- Los Trastámara en Aragón intentaron reforzar la autoridad monárquica → La Guerra
de los Remensas (Libro de texto, página 63 “Las revueltas sociales”y la página 64 “En
la corona de Aragón”.
3. La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo.
La expansión comercial de la Corona de Aragón se vio acompañada por un rosario de
conquistas en el Mediterráneo. La expansión militar acompañaba al comercio catalán.
Los principales capítulos de la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo
fueron:
- Vísperas Sicilianas (1282). Pedro III de Aragón tras una conspiración contra el rey de Sicilia,
Carlos de Anjou, fue proclamado rey de dicha isla.
- Conquista de Cerdeña por Jaime II. Era rey de Sicilia cuando sucedió en Aragón a su
hermano Alfonso III. Como presentía que la unión de Sicilia y Aragón y que iba a tener
problemas con Roma Y Aragón trató de cubrirse las espaldas y de buscar nuevas zonas para el
4
comercio catalán, por ello se vio obligado a firmar con el papa el Tratado de Anagni (1295),
que dadas las circunstancias fue un éxito para la corona de Aragón. Por este tratado Jaime
renunció a la isla de Sicilia, pero a cambio recibió del papa los derechos sobre las islas de
Córcega y Cerdeña. Jaime II era nombrado además capitán general y almirante de los Estados
Pontificios y se comprometía a expulsar a su hermano Federico de Sicilia.
- Pedro IV en virtud de la Ley Sálica se proclamó rey de Sicilia en contra de los derechos de su
nieta María (hija del rey Federico). La gobernó durante tres años, al cabo de los cuales se la
cedió al matrimonio formado por sus nietos María y Martín el Joven (hijo de Martín el
Humano).
En 1379 incorporó a la Corona de Aragón los ducados de Atenas y Neopatria, que tuvo
que defender tanto de Bizancio como de los comerciantes italianos.
- Conquista de Nápoles. Alfonso V es requerido por la reina Juana II de Nápoles para que le
preste ayuda frente a Luis de Anjou; a cambio de esta ayuda le nombraría heredero. Alfonso
entró triunfante en Nápoles (1421), pero la oposición de los napolitanos le hizo abandonar el
reino. La política de los Anjou también provocó la animadversión de los napolitanos y tras
varios intentos Alfonso volvió a entrar triunfante en Nápoles (1442), donde murió sin hijos
legítimos, dejando como heredero al bastardo Ferrante.
Esta expansión política marcó la supremacía marítima de Cataluña en el siglo XIV y
enfrentó a la Corona de Aragón con Francia y el Papado. La expansión política ayudó a la
expansión comercial: Barcelona exportaba hierro e importaba cereales y tejidos de Sicilia y
Cerdeña, pieles y cuero del norte de áfrica y especias del Mediterráneo Oriental.
La irrupción de los turcos en Bizancio en 1453 cortó las rutas de comercio con Asia y
perjudicó el comercio catalán que entró en crisis en el siglo XV.
4. Las rutas atlánticas: castellanos y portugueses. Las Islas Canarias.
Al tiempo que decaían las rutas del Mediterráneo en el siglo XV, se reforzaban las rutas
Atlánticas más relacionadas con el comercio castellano.
La marina castellana empezó a adquirir protagonismo en la conquista de Sevilla, sin
embargo, la expansión por el Atlántico se veía dificultada porque los benimerines y granadinos
controlaban la navegación por el Estrecho de Gibraltar. La batalla por el Estrecho la terminó
ganando Alfonso XI en la Batalla del Salado (1340).
Paralelamente, los intereses económicos de Castilla se vinculaban cada vez más al
comercio de la lana desde los puertos cantábricos hasta Flandes. Para defender las rutas del
Cantábrico Castilla se vio obligada a intervenir en la Guerra de los Cien Años, primero
alternando alianzas con Inglaterra y Francia, pero por los acuerdos firmados entre Pedro I y
Enrique refuerza el acercamiento a Francia. Barcos de ambos países destruyeron la flota
inglesa en la Rochela (en francés la Rochelle), y a partir de ese momento y hasta los tiempos de
Felipe II los comerciantes castellanos dominaran las rutas del Canal de la Mancha.
Todo el oro que proviniese de África, fuese cual fuese su origen, que obviamente los
europeos ignoraban, se decía que venía del Sudán; dicho oro era el motor del comercio
5
bajomedieval y en gran parte estaba controlado por los catalanes; pero Castilla también
aspiraba a él y empezó a comercializar con los territorios que hoy son marroquís. La necesidad
de regular ese comercio llevó a Sancho IV de Castilla y Jaime II de Aragón a firmar el tratado
de Montearagón (1291), por el que se repartían teóricamente, el norte de África: por
proximidad Marrruecos quedaba para Castilla y Argelia y Túnez para Aragón.
A principios del siglo XV, Enrique el Navegante de Portugal, estableció en la península
de Sagres, en el cabo de San Vicente, una escuela con el fin de preparar a los pilotos y
navegantes portugueses que explorarían las costas africanas y el Atlántico. En esta escuela se
perfeccionaron las innovaciones técnicas como nuevas naves: naos y carabelas o el timón, la
brújula y el astrolabio, innovaciones que permitieron que conquistaran las islas de Madeira,
Azores y Cabo Verde.
Para mantener a los nobles ocupados (que como en todas partes en épocas de paz,
solían mantenerse bastante revoltosos), el rey autorizó una expedición a Ceuta, ciudad que
cayó en manos portuguesas en 1415 y desde entonces siempre ha sido bien portuguesa o
española.
Durante el reinado de Alfonso V de Portugal, Diego Cao y Pedro Sintra llegaron al golfo
de Guinea, donde pudieron acceder de forma directa a dos importantes mercados: el del
ansiado oro sudanés y el de esclavos y bajo el reinado de Juan II, Bartolomé Díez llegó al
extremo meridional de África, denominado Cabo de Buena Esperanza, de la buena esperanza
de haber encontrado el camino definitivo hacia la India.
El caso de Canarias fue distinto. Los castellanos ya estaban interesados por ellas en el
siglo XIV, aunque la ocupación efectiva se produjo en el siglo XV en dos fases:
- En la primera fase (principios del siglo XV) se ocuparon Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera
y Hierro. Fue una expansión nobiliaria dirigida por Jean Bethancourt en nombre de Enrique III
de Castilla.
- Tras un acuerdo con Diego García de Herrera, el cual cede los derechos sobre las islas a los
Reyes Católicos a cambio de la concesión del título de conde la Gomera, una cuantiosa
cantidad de dinero y autorización para crear varios mayorazgos. A partir de ese momento la
conquista fue iniciativa real: Gran Canaria, Tenerife y La Palma pasaron a ser de realengo, en
las demás podían establecerse señoríos.
En la conquista de las islas Canarias los Reyes Católicos pusieron en práctica, por
primera vez, el sistema de capitulaciones, (que después se generalizaría en América) o
convenios entre un particular y el rey. Por esos convenios el rey autorizaba al particular a
conquistar un territorio, que teóricamente estaba bajo soberanía real, siempre que ese
particular corriese con los cargos pertinentes. A cambio de la autorización y de una cierta
protección diplomática el rey recibía una parte de los beneficios obtenidos.
Los beneficios que la explotación del comercio africano (la entrada de oro “sudanés” y
la posesión de las Canarias eran tan evidentes que los reyes ordenaron en 1486 que todas las
expediciones hacia y desde las islas Canarias debían concentrarse en el Puerto de Santa María,
donde los reyes percibirían la quinta parte de todos los beneficios que le corresponderían a la
Corona.
6