KILIMA 102 Agosto 2014
Queridos amigos:
Todo el mundo está interesado en saber cómo he encontrado el ambiente del país a mi vuelta. Pues
tengo que deciros que estamos en paz, aunque no ganamos para sustos. Aquí hay un partido político,
katangués, apoyado por el que fue gobernador de la provincia y que ocasionó no pocas pérdidas humanas y
destrozos cuantiosos hace unos años. Se permiten imponer su ley y han creado una especie de ejército
paralelo, con cárceles propias, etc., impartiendo castigos y multas a su antojo.
Resulta, que hace unos días, los militares de un campo de entrenamiento que se encuentra en los
parajes, fueron a buscar comida por su cuenta, ya que el gobierno no les da de comer y uno de ellos tuvo la
desgracia de entrar a robar en una casa en la que se encontraban algunos militantes de este partido. Le
agarraron al soldado, le dieron una buena manta de palos y murió a los pocos días. Se enteraron sus
compañeros y llegaron todos los del campo militar para dar un escarmiento a los civiles. Saquearon algunas
tiendas del barrio, dispararon sus armas y parece que hubo que lamentar algunos muertos. Los
enfrentamientos duraron varios días y las autoridades han decretado toque de queda desde las siete de la
tarde hasta las cinco de la mañana. La gente evita pasear desde el atardecer porque se puede encontrar con
una patrulla de estos militares, y si tiene suerte, le van a respetar su integridad física pero a costa de vaciarle
de cuanto lleva en los bolsillos.
Parece que hay como unos 300 militares de éstos que ha terminado ya su formación y debían de ser
conducidos al frente, pero se han escapado con sus armas y crean una situación de inseguridad en nuestra
zona. Ya no entran a robar en los campos sino que esperan escondidos al borde de la carretera y cuando se
acerca alguien cargado con un saco de maíz que regresa de los campos, le paran y le roban lo que lleva. Eso,
si también tiene suerte, porque se expone a que le hagan transportar el saco hasta el lugar en el que tienen el
campamento. Nunca se sabe dónde están, unas veces no aparecen o aparecen en lugares diferentes, pero la
gente tiene miedo de encontrarse con ellos y hay quien ha decido no arriesgarse más en esa carretera y
prefieren dejar que el maíz se estropee en el campo, incluso que le roben todo, con tal de evitar un encuentro
con estos militares que trabajan con toda impunidad.
He tenido suerte sin querer, ya que tenía que haber ido por esa carretera para visitar algunos
poblados, entre ellos, el que poco a poco estamos levantando con un grupo de personas que decidieron
volver al campo porque no encontraban trabajo en la ciudad. Hasta ahora no se había dado el caso de que
asaltaran a ningún vehículo pero eso podría ocurrir en cualquier momento. Afortunadamente, me
aconsejaron que no se me ocurriera ponerme en camino, no tanto por la presencia militar, sino porque iba a
quedar embarrado en cualquier momento. Ha llovido más cantidad que otras veces y hay zonas en las que no
se puede pasar ni con un vehículo todo terreno. Los grandes camiones que circulan para el transporte de los
minerales que se encuentran en esta zona, han abierto unas zanjas profundas que impiden que los vehículos
más pequeños puedan recorrer los poblados y transportar el maíz, las alubias, o la mandioca con la que
tenían costumbre de comerciar con la ciudad.
Durante la Semana Santa se ha notado un fuerte bajón en la presencia de los fieles a las ceremonias
litúrgicas, especialmente el Sábado Santo. La gente temía a estos militares que desde el anochecer
permanecen escondidos, aprovechando la sombra de un árbol o la espesura de un seto, y en cuanto ven a un
solitario por la calle, le salen al camino enseñándole sus bayonetas y le dejan limpio. Se ha denunciado el
caso a las autoridades militares pero no hacen caso. Dicen que se trata de unos desertores y que no pueden
controlar a todos los que están en el campo militar. Ya han terminado la formación y el gobierno no les
manda más comida, con lo cual son ellos mismos los que lo buscan a su manera para no morir de hambre.
Están formados para el combate, pero nadie se encarga de ellos y vagabundean por las calles y los poblados
vecinos sembrando el terror en cuanto aparecen por una esquina.
---------- Hace un par de semanas ha ocurrido un grave accidente de tren. Se trata de un tren mercancías que
en una cuesta abajo no pudo frenar, se salió de la vía y dio varios tumbos arrastrando a unos cuantos
vagones. No se conoce con precisión el número de muertos, pero hablan de que por lo menos hay unos
cuarenta y tantos. La gente se pregunta cómo siendo un tren mercancías puede llevar a tanta gente, además
ahora han descubierto que la máquina, que había sido “estrenada” hacía poco tiempo, no era nueva, sino
recién pintada pero que arrastraba más de treinta años de servicio en África del Sur y su primer viaje o
inauguración aquí, fue celebrado hace poco tiempo con gran fausto y solemnidad. La empresa había
comprado una máquina vieja haciendo creer a todo el mundo que se trataba de una nueva, era una inversión
de la empresa para modernizar el material, que sería completado más adelante con la adquisición de otras
máquinas, pero algún listo se había embolsado la diferencia entre las de primera mano y las usadas.
----------- Estos juegos malabares se dan con mucha frecuencia. Hace poco, el jefe de la gran empresa
Gecamines, recibió un soplo diciendo que inspeccionara las compras que habían efectuado los diferentes
jefes de la empresa para los departamentos que dirigen, porque habían puesto como nuevas las máquinas de
ocasión que habían comprado en Europa y África del Sur, pero que luego pasaban la factura a la empresa
como si fueran recién salidos de fábrica.
Se mosqueó el jefe porque hace tiempo que la empresa no produce y preparó una treta para cazar a
los responsables de los departamentos que estaban haciendo el agosto a cuenta de las escasas ganancias de la
empresa. Les convocó a todos a una reunión en Lubumbashi y a esa misma hora, él se fue a recorrer todos
los puestos en los que trabajan éstos para comprobar la calidad del material que habían comprado.
La empresa minera Gecamines lleva tres meses que no paga a sus trabajadores pero les ha
amenazado diciéndoles de que si intentan hacer una huelga van a pasar en la cárcel el resto de sus vidas.
Nadie se mueve. Tienen hambre, no pueden comprar las medicinas que les prescriben, los hijos no pueden
continuar sus estudios porque no pagan a los maestros, pero todos permanecen en silencio.
---------- Hace un par de números os hablaba de lo difícil que es anunciar el Evangelio de forma que sea
creíble para los que lo escuchan. Os contaba el caso de una religiosa que tiene una hermana desposada con el
demonio, eso es lo que creen en su familia, y todo el mundo está convencido de que es verdad, pero están
más convencidos del poder de los brujos, curanderos, etc., que de las oraciones que les puede ofrecer la
Iglesia.
Últimamente, parecía que estaba decidida a proclamar el divorcio con su “marido”. Ante las súplicas
de los hermanos, habían convencido a un rezador que forma parte de un grupo de oración católico para que
la visitara, le impusiera las manos y la liberara de las fuerzas del mal que la tenían atenazada.
Para eso, ya la habían adoctrinado a la hermana del daño que estaba causando, de la desconfianza
que había creado en casa, del sufrimiento de la madre y de todos los hermanos, y esta vez parecía que se
dejaba convencer por la machacona insistencia con la que la estaban repitiendo los mismos argumentos que
en ocasiones anteriores, pero que en este momento parecía estar más receptiva a los consejos que la
prodigaban. Para curarse, ella tenía que renunciar a sus poderes, devolver el anillo de desposada, comer el
mismo alimento que los demás miembros de la familia y renunciar a renovar su alianza con el demonio.
La gente estaba a la expectativa de lo que pudiera ocurrir. Por una parte sentían la alegría de
recuperar a su hermana, pero las dudas no les dejaban en paz. ¿Sería capaz de renunciar a todo?. El rezador
seguía con sus oraciones. Le había impuesto una serie de tabús o prohibiciones que le sirvieran para
purificarse de todo el mal cometido: no comer carne, estrechar la mano de todos los que le quisieran saludar,
tomar una purga durante tres días para que todos los espíritus del mal que se escondían en su vientre fueran
arrojados al exterior, levantarse a media noche para rezar y algunas cosas más que ya no recuerdo.
En los momentos de optimismo hacía planes de futuro para normalizar las relaciones familiares.
Invitaba a toda la familia a juntarse un día en la iglesia para ofrecer una misa por el eterno descanso de su
padre que había muerto el año pasado. Anteriormente, se había jactado de ser la causante del fallecimiento
de su padre. De esta manera se hacía temer y respectar porque lo que había ocurrido una vez podría ocurrir
cuantas veces quisiera.
Pero la fuerza del mal está tan fuertemente enraizada en ella que un día despachó al rezador y todos
temieron lo peor: Había vuelto otra vez a estar con el demonio. Ya nadie va a visitar a los habitantes de esa
casa. La madre permanece sola con ella, los demás hijos la amenazan con matarla un día si sigue con sus
encantamientos y la monja participa también de esta forma de pensar y se queda en el convento sin
marcharse de vacaciones. De vez en cuando le llama por teléfono a su madre para darla ánimos, pero ella no
quiere presentarse en casa no sea que la caiga alguna desgracia por los encantamientos de su hermana.
Y mientras predico, pienso dónde caerá la semilla, si en buena tierra o al borde del camino, pero soy
consciente que mi deber se limita a sembrar, que no tengo motivos para estar desanimado sino que tengo que
seguir esparciendo la semilla mientras tenga fuerzas.
-------- A un maestro de la parroquia le han metido en la cárcel acusado por una madre de haber abusado de
su hija de ocho años. Es un pobre hombre, que ya ha dejado atrás los cincuenta y ha encontrado la forma de
sacar un dinero dando clases en una de las muchas escuelas que han surgido ahora debido al aumento de
niños y a la escasez de establecimientos escolares. Negó desde un principio los hechos que se le imputaban,
pero la madre, seguía empeñada en decir que el maestro la había violado y para garantizar lo dicho, recurrió
a un partido político katangués, el maestro es un Kasai, y todos se empeñaron en culpar al maestro porque
no era de la región.
Tuvo la suerte que el párroco y el responsable de las escuelas católicas la apoyaron desde el primer
momento, de lo contrario le hubiera tocado permanecer varios años en la cárcel y hacerle pagar una fuerte
suma de dinero. La madre no se opuso a que la auscultaran los médicos y así anduvo el pobre maestro
acompañando a la cría por todos los hospitales y cada médico coincidía en el mismo diagnóstico: La cría no
había sido molestada.
Pero a pesar de tener los informes médicos a su favor, los jueces no se atrevían a declararle inocente
porque los del movimiento político habían decidido que el maestro tenía que ser considerado culpable y
puesto en la cárcel. Los jueces tenían miedo a declarar la verdad porque los del partido katangués podían
acercase a su casa para destruirla o molestar seriamente a su mujer o a alguno de sus hijos. La autoridad no
cuenta para nada, se oculta la verdad por aquellos que deberían defenderla, cada cual es libre de actuar como
le viene en gana. Total, que el maestro se fue a la cárcel.
Me contaba que en la cárcel hay distintas dependencias, según las posibilidades económicas de los
presos. Al principio, permaneció una temporada en una habitación en la que estarían encerrados unas 60
personas. No tenían espacio suficiente para acostarse y lo hacían tumbados uno junto al otro, donde tenía el
primero los pies, el siguiente recostaba su cabeza. Era imposible darse media vuelta en la mitad de la noche
y la puerta permanecía cerrada, de forma que si alguno sentía necesidad de “desahogarse” lo tenía que hacer
en un balde depositado en el centro de la habitación, que lo tenían que vaciar a la mañana siguiente.
Al cabo de unos días se enteró que había otra dependencia mejor a la que podía pretender si era
capaz de pagar 150,00 $, que en último término irían a parar al director de la cárcel. Aprovechó una de las
visitas que le hacía la familia para mandar el mensaje y para que entre todos, consiguieran recaudar esa
suma. Al día siguiente consiguió ascender de categoría. En la nueva celda sólo había 6 internos y gozaba de
la posibilidad de comprar en la cantina lo que necesitara para su vida de cada día.
Así permaneció durante seis meses y como tanto el párroco como el responsable de las escuelas
católicas seguían dando la lata y pidiendo la revisión de la causa. Un día le concedieron la libertad pero le
recordaron al salir que de momento le concedían la libertad, pero que su situación no había quedado
suficientemente probada y que podría ser llamado de nuevo en cualquier ocasión.
Yo le animaba al maestro a que escogiera nuevos jueces y se querellara contra los que le habían
juzgado condenándolo injustamente, pero me hizo saber que no tenía ganas de meterse en nuevos líos puesto
que son casi todos katangueses y nunca se pondrán en contra de sus “hermanos”. La justicia no tiene un
color neutro, sino que depende de las razones étnicas de quien lo administra, y nadie se considera injusto por
actuar de esa manera.
------- Otro problema que estamos padeciendo es la falta o ausencia de autoridad. La gran empresa minera
que movía toda la economía de Likasi está en bancarrota, apenas trabaja, ha despedido a varios miles de
trabajadores, no contrata nuevos empleos, las nuevas empresas mineras funcionan con un mínimo de
personal, las escuelas están llenas de alumnos pero cuando terminan sus estudios se encuentran con que no
tienen contratos, la juventud está desanimada y se ocupan en cualquier cosa, sin pensar que lo que tal vez
sea bueno para ellos puede ser perjudicial para el conjunto de país, incluso para sus mismas familias.
Necesitan hacerse valer, sentir el calor del dinero en sus bolsillos, poder asentarse y fundar una
familia, - desgraciadamente eso también pasa entre vosotros - y como todo esto es una realidad imposible de
conseguir por el momento, se dan a la droga y al alcohol, enfrentándose a todos aquellos que quieren poner
un obstáculo en sus vidas: sus padres, la policía, las autoridades… Muchos de los padres de estos jóvenes
son católicos practicantes pero cuando se les muestran las salvajadas que están cometiendo sus hijos, se
confiesan incapaces de hacerse obedecer por ellos, ya que se presentan drogados antes sus padres y el
sentido del respeto ha desaparecido totalmente de su comportamiento.
Cualquier cosa metálica es llevada donde los chinos, quienes lo compran todo, ya sea chatarra o
residuos de antiguas fundiciones en los que todavía queda algo de cobre o cobalto.
Los jóvenes ya han dado vueltas y más vueltas a las tierras de las antiguas escombreras de la empresa
minera que están junto al pueblo, y parece que de ellas ya no sale nada de provecho. Sin embargo, se dieron
cuenta que en algunas calles, que en su tiempo fueron construidas por la empresa minera, compactaron los
residuos de las fundiciones a modo de asfalto y se puede encontrar en ellos los minerales que buscan
Se han lanzado a la búsqueda del mineral y han abierto unas galerías subterráneas a lo largo de toda
la calle, unos 300 m. No hay forma de utilizar el coche por esas calles porque con su peso se pueden hundir
las galerías y quedar el coche enterrado unos cuantos días, hasta encontrar una forma de sacarlo de allí. Han
ido los militares para desalojar a los jóvenes, han pasado las autoridades prometiéndoles resolver su
situación, han intervenido los padres para que dejen de causar daños a los moradores de la calle, porque
llegan a arañar hasta los cimientos de las casas,. Todo ha sido inútil, siguen empeñados en continuar con su
tarea porque están hartos de recibir promesas que no se cumplen. No sacan gran cosa de sus actividades
“mineras”, pero es lo único que tienen.
Algunos, se han dado cuenta que esa forma de vida no conduce a nada y han recurrido a mí para que
les eche un cable que les ayude a normalizar su vida. Hace unos años, padeciendo una situación parecida, un
grupo de padres recurrió también a mí y pudimos comenzar el pueblo de Kabulumbu, pero ahora la situación
ha cambiado porque para ello haría falta un pequeño capital para podernos desplazar a la selva, construir
unas chozas decentes y comenzar una nueva vida, pero de momento no puedo responder a sus aspiraciones
porque no cuento con un solo euro perdido entre los pliegues del bolsillo.
Un abrazo.