La viruela del mono es
una enfermedad emergente
de carácter zoonótico, es
decir, que puede pasar de
animales a humanos. Es
causada por un virus que
lleva el mismo nombre y que
pertenece al género
Orthopoxvirus, el mismo que
la viruela, la vaccinia (el virus
usado como vacuna contra la
viruela) o la viruela de las
vacas.
La viruela del mono se detectó
por primera vez en los seres
humanos en 1970 en la
República Democrática del
Congo en un niño de nueve
años, en una región en la que la
viruela se había erradicado en
1968. Desde entonces, la
mayoría de los casos se han
notificado en regiones rurales
de bosques tropicales de la
cuenca del Congo, sobre todo
en la República Democrática
del Congo, y se han notificado
cada vez más casos humanos
La transmisión de animales a
humanos (zoonosis) se
produce por contacto directo
con la sangre, los líquidos
corporales o las lesiones de la
piel o las mucosas de
animales infectados. En África,
se han hallado indicios de
infección por el virus de la
viruela símica en muchos
animales, incluidos ardillas
listadas, ardillas arborícolas,
ratas de Gambia, lirones
enanos africanos, diferentes
especies de simios y otros.
Aunque aún no se ha
identificado el reservorio
El cuadro clínico inicial suele incluir:
• Fiebre, con temperaturas sobre los
38º-38,5ºC.
• Cefaleas intensas, dolor de cabeza.
• Mialgias o dolores musculares
y artralgias o dolores articulares
"similares al dolor de cuerpo o
malestar de una gripe", apunta
Fariñas.
• Linfadenopatías, esto es,
incremento de los ganglios linfáticos,
"que son palpables en la zona
cervical y bajo la mandíbula",
destaca el director del Instituto de
Inmunología Clínica y Enfermedades
Infecciosas
Unos días después de la aparición
de la fiebre, se desarrolla
un exantema (lesión
cutánea) que a menudo comienza
en la cara y luego se extiende a
otras partes del cuerpo.
El periodo de incubación
(intervalo entre la infección y
la aparición de los síntomas)
de la viruela símica suele ser
de 6 a 13 días, aunque
puede variar entre 5 y 21
días
La viruela símica suele ser una
enfermedad autolimitada, con
síntomas que duran de 2 a 4
semanas. Los casos graves se
producen con mayor frecuencia
en los niños, y su evolución
depende del grado de exposición
al virus, el estado de salud del
paciente y la naturaleza de las
complicaciones. Las deficiencias
inmunitarias subyacentes pueden
causar peores resultados.
No hay tratamiento ni vacuna
para esta enfermedad
El tratamiento es sintomático
y de apoyo, incluida la
prevención y el tratamiento
de infecciones bacterianas
secundarias.
Los expertos están muy atentos
a qué pasa después. El director
general del Instituto de Salud
Carlos III señala que a lo largo
del tiempo se va a ir analizando
cómo cicatrizan estas lesiones y
si existe alguna patología de la
cicatrización asociada. Eso sí,
para evitar complicaciones es
importante prevenir la
exposición solar de las zonas
con heridas.
Después de que los primeros casos sospechosos reportados tuvieran en común el hecho de ser hombres
que mantenían relaciones homosexuales, se ha valorado la posibilidad de que el virus haya mutado
hasta convertirse en un virus de transmisión sexual, pero epidemiólogos y virólogos del Reino Unido
aseguran que se transmite de una forma, ya conocida, el contacto cercano piel con piel.
Organizaciones LGTBI de todo el mundo han recomendado a personas que hayan notado cualquier tipo
de erupción en sus parejas que discutan abiertamente sobre esta enfermedad.
La máxima autoridad sanitaria británica, UKHSA, ha explicado que este virus puede propagarse a través
del contacto de ropa usada por una persona infectada o el contacto directo con lesiones o heridas en la
piel del enfermo, además de tos o estornudos. Como con el coronavirus, lavarse las manos es una de
las acciones decisivas a la hora de luchar contra la viruela del mono.
Algunos de los lugares más frecuentes para el contagio son aquellos en los que los fluidos o secreciones
de personas contagiadas puedan tener contacto con personas sanas, como pueden
ser piscinas, saunas, gimnasios, spas o baños públicos.