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Teatro absurdo

  1. 1. Katherine Montes Roxelly Cortez Martha Escoto Pedro Paiz Ricardo Chorro
  2. 2. • El Teatro del absurdo abarca un conjunto de obras escritas por ciertos dramaturgos estadounidenses y europeos durante las décadas de 1940, 1950 y 1960 y, en general, el que surgió a partir de la obra de aquellos. Se caracteriza por tramas que parecen carecer de significado, diálogos repetitivos y falta de secuencia dramática que a menudo crean una atmósfera onírica. El teatro del absurdo tiene fuertes rasgos existencialistas y cuestiona la sociedad y al hombre. A través del humor y la mitificación escondían una actitud muy exigente hacia su arte. La incoherencia, el disparate y lo ilógico son también rasgos muy representativos de estas obras comunes.
  3. 3. • Muchos ven el Teatro del absurdo como unas obras sin explicaciones lógicas y sin sentido. Se resalta la incongruencia entre el pensamiento y los hechos, así como la incoherencia entre las ideologías y los actos. Los personajes tienen un gran obstáculo para expresarse y comunicarse entre ellos mismos constantemente. En las obras, definitivamente el decorado y las escenografías (al igual con los objetos y los accesorios utilizados) juegan un papel muy importante como contraste con el contenido de las mismas, porque presentan imaginariamente la realidad de los mensajes que se pretenden llevar. Se presenta todo en un marco de un mundo vacío y con objetos muy pesados que terminan dominando a los personajes. Toca temas muy importantes, relacionados, por ejemplo, con cuán susceptible se encontraba la civilización después de una gran batalla como lo fue la guerra mundial. Se percibe a través de sus personajes la desorganización que existía hasta en la manera de comunicarse unos a otros, donde muchas veces no había un punto de acuerdo entre todas las partes, pero si un abuso de poder, donde los ricos y poderosos atropellaban a los más débiles y a los que menos posibilidades tenían para sobrevivir ante tanto caos y confusión. Lo interesante del Teatro del Absurdo es que no da las respuestas que esperamos, o las que creemos que vamos a esperar, sino que nos deja a nosotros la interpretación y el análisis de cada una de sus obras. El término absurdo proviene del uso de la misma palabra por los pensadores existencialistas como Albert Camus y Jean-Paul Sartre.
  4. 4. • El término fue acuñado por Martin Esslin cuando escribió “El teatro del absurdo” (1961). El libro fue llamado “el texto más influyente en el teatro en la década de los 60’s” . En la primera edición de su libro, Esslin presentó a los cuatro escritores que definieron el movimiento: Samuel Beckett, Arthur Adamov, Eugène Ionesco, y Jean Genet. En ediciones futuras, agregó a Harold Pinter. Esslin se basó en los ensayos filosóficos de Albert Camus para describir las características del teatro del absurdo.
  5. 5. • Entre los principales dramaturgos del teatro del absurdo se cuentan René Marques, Alfred Jarry, Antonin Artaud, Virgilio Piñera, Eugène Ionesco, Samuel Beckett, Jean Genet, Tom Stoppard, Arthur Adamov, Harold Pinter, Slawomir Mrozek, Mijail Volojov, Miguel Mihura y Fernando Arrabal.
  6. 6. • Para los dramaturgos del teatro del absurdo el lenguaje está anquilosado y hay que destrozarlo. Desaparece la veneración por el texto y se incorporan a la acción elementos extraliterarios e incluso anti literarios. Más que un teatro de ideas y palabras, es un teatro de imágenes. Algunos de sus elementos enlazan con las viejas tradiciones bufonescas, con la farsa clásica, sin olvidar el cine cómico de creadores como los Hermanos Marx. Se consideran muchas de sus obras cómicas, pero en el fondo de todas ellas late una gran tristeza, un sentido trágico que un público reflexivo capta de inmediato como un reconocimiento del absurdo en la vida social.
  7. 7. • El teatro del absurdo busca romper con las categorías aristotélicas, por lo que uno de los cambios más importantes se presenta en la acción a través de cuatro elementos diferentes: la transformación repentina del personaje, la intensificación progresiva de la situación inicial, la inversión del principio de causalidad (las causas producen efectos contrarios a los que cabría esperar) y el énfasis rítmico o emocional para crear una impresión de desenlace. En realidad, el teatro del absurdo no tenía ningún objetivo concreto. No hay personajes que sean reconocidos, no hay situaciones delimitadas y precisas. El desarrollo de estas obras está basado en la creación de una atmósfera, sólo asimilable intuitivamente. No hay suspense de los acontecimientos y a dónde conducirá la acción, pues lo único que el público puede preguntarse es qué acción impredecible puede venir después, qué acto sorprendente sigue a otro y cómo se puede relacionar cada uno con la totalidad de la obra, de modo que pueda captar al menos algo de lo que viene sucediendo.
  8. 8. • Muchos críticos y eruditos consideraban, por otra parte, que se trataba de un teatro intelectual, que exigía atento estudio, profundo análisis e interpretación. Las comparaciones y la búsqueda de raíces en surrealistas y dadaístas era inevitable. En el teatro no se obtenía una imitación de la vida, sino una visión imaginativa de la vida. Naturalmente, la identificación del público con los sucesos y personajes era imposible, ya que no se captaba el significado sino de modo fragmentario e intuitivo, sin concesiones a lo emotivo; se producía, por tanto, el efecto de distanciamiento que Brecht había propuesto. Sólo se reconoce la irracionalidad que puede ser también percibida en la propia vida.
  9. 9. • Charles Spencer «Charlie» Chaplin (Londres, Inglaterra, 16 de abril de 1889-Vevey, Suiza, 25 de diciembre de 1977) fue un actor, humorista, compositor, productor, director y escritor británico. Adquirió popularidad gracias a su personaje Charlot en múltiples películas del período mudo. A partir de entonces, es considerado un símbolo del humorismo y el cine mudo. Para el final de la Primera Guerra Mundial, era uno de los hombres más reconocidos de la cinematografía mundial. Charles Chaplin vivió todavía una década en su refugio de Vevey, rodeado de sus hijos y acompañado por la leal Oona. En 1972 aceptó un breve retorno triunfal a Hollywood, para recibir un Oscar por la totalidad de su obra. En 1976 Richard Patterson rodó The Gentleman Tramp (El vagabundo caballero), inspirada en su autobiografía, que incluía escenas familiares en Vevey filmadas por el director de la fotografía, el español Néstor Almendros. Otro español, el cineasta Carlos Saura, se casó con Geraldine, la hija de Oona más consecuente con el oficio de su padre. Éste murió a los ochenta y ocho años, el día de Navidad de 1977. Dejaba un total de 79 películas filmadas en más de cincuenta años de actividad como actor y director. En la casi totalidad de ellas fue también autor del guion, y del diálogo y la música en las sonoras. Además de las ya mencionadas, cabe agregar Carmen (1916), según la novela de Merimée; The Vagabond (El vagabundo), 1916; A Day's Pleasure (Un día de juerga), 1919; Pay Day (Día de paga), 1922, y The Pilgrim (El peregrino), 1923, entre las más apreciadas por la crítica y celebradas por el público.

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