.A.ctitudes y t~rtamudez
PEDRO R. RODRIGUEZ C.
Universidad Central de Venezuela
RESUMEN
Mediante la utilizaci6n de la tecnica propuesta por Martin Fishbein en
la Yeoda de la Acci6n Razonada, se evaluaron las actitudes e intenciones con
ductuales hacia la tartamudez y el tartamudo en 226 maestros de educaci6n
primaria del Area Metropolitana de Caracas (Venezuela), encontrandose la
presencia de nueve actitudes y 12 intenciones conductuales que conforman
tres patrones comportamentales (rechazo, orientaci6n correctiva y ayuda) que
rigen las interacciones entre los maestros y sus alumnos tartamudos. Se dis
cuten las relaciones existentes entre estas conductas, las actitudes y las creen
cias de las cuales se derivan.
'.'.
ABSTRACT
Using the technique proposal by Martin Fishbein in his Theory of
Reasoned Action, attitudes and behavioral intentions toward stuttering and
the stutterer were evaluated in 226 primary teachers from the Metropolitan
Area of Caracas (Venezuela). Nine attitudes and 12 behavioral intentions con
form 3 behavioral patterns (Rejection, Corrective Guidance and Help) which
determine interactions between teachers and their stuttering pupils. Relations
among these behaviors, attitudes and the derived beliefs are discussed.
INTRODUCCION
Dentro del estudio de la tartamudez y de los problemas del len
guaje en general son muy pocos los trabajos que abordan el tema de
las actitudes.
En 1944, Ammons y Johnson reportan la construcci6n y aplicaci6n
de un test sobre actitudes hacia la tartamudez. Diez anos mas tarde.
en 1954. Lloyd y Ainsworth investigan las actividades de los maes
tros de aula y las actitudes de estos en relaci6n con la correcci6n
del habla. En 1965, Beasley analiza las relaciones existentes entre
las actitudes de los padres y el desarrollo del problema del lenguaje
en los ninos. En el sesenta, Emerik publica un trabajo titulado: «Exten
1229
sion definition and attitude toward stuttering". Yairi y Willians, en
1971, publican un reportaje sobre actitudes de los padres en ninos
tartamudos y no tartamudos. En el setenta y cinco, Clausen estudia
la relaci6n existente entre las actitudes de los maestros y su cono
cimiento de los programas !erapeuticos del lenguaje. En el setenta
y siete, Crowe y Cooper reportan su trabajo sobre las actitudes de
los padres hacia la tartamudez y el conocimiento que ellos tienen de
la misma.
De un total de 247 artfculos revisados, aparecidos desde 1978 a
1984 en diversas revistas especializadas, se observa que s610 siete
de ellos (2.83 por 100) estudian la relaci6n entre actitudes y tartamu
dez. Ellos son: en 1980, Silverman estudia las actitudes hacia la co
municaci6n en mujeres que tartamudean, encontrando que no existe
reJaci6n entre la falta de fluidez y las actitudes hacia la comunica
ci6n.
En 1981, Crowe y Walton analizan las actitudes de los maestros
hacia la tartamudez, encontrando la existencia de una correlaci6n po
sitiva entre el grado de conocimiento y la actitud hacia la tartamudez;
y una correlaci6n negativa entre la actitud hacia la tartamudez y la
probabilidad de tener un alumno tartamudo en ese momento. Tam
bien, la correlaci6n fue negativa entre el grado de conocimiento acer
ca de la tartamud,ez y la presencia de alumnos tartamudos en clase.
En el ano 1982 se reportaron tres trabajos: el japones Toshido Mi
zomachi estudia, mediante la aplicaci6n de un diferencial semantico
y un analisis factorial del mismo, los factores analfticos presentes
en las actitudes del oyente hacia niiios tartamudos. Su coterraneo
Hijima Hirasawa, mediante un estudio de casos descritos en trabajos
literarios, analiza las actitudes de los oyentes hacia la tartamudez.
En ese mismo ano, Trudy Stewart, utilizando el modelo de la Teo
rfa de la Acci6n Razonada de Fishbein, estudia la relaci6n entre acti
tudes e intenciones conductuales hacia la adquisici6n de la conducta
verbal fluida, encontrando que se confirman las relaciones entre acti
tudes e intenciones conductuaJes propuestas por el modelo util izado
y corroborando su valor predictivo en la !lanancia de fluidez basada
en la relaci6n entre las actitudes antes del tratamiento terapeutico
y las intenciones conductuales.
En 1983, Hurst y Cooper reportan dos trabajos, en uno estudian
las actitudes de los consejeros vocacionales de rehabilitaci6n hacia
la tartamudez, y en el otro, la actitud de los empleadores. En el pri
mero encuentran que las actitudes de los consejeros facilitan el pro
ceso terarpeutico de los tartamudos; del segundo estudio concluyen
que aunque la tartamudez no influye en el desempeno laboral, sf es
un problema socialmente significativo.
1230
Ante tan escaso numero de trabajos, cabrla preguntarse: lEs im
portante estudiar la relaci6n existente entre las actitudes y la tar
tamudez? Las revisiones bibliograficas evidencian que los esfuerzos
se han orientado y se orientan hacia la busqueda de metodos efec
tivos que devuelvan la fluidez verbal a los tartamudos. «Volver a
hablar bien» es la meta anhelada tanto por tartamudos como por
terapeutas. Algunos metodos son efectivos en algunas pocas perso
nas, la fluidez total, meta ansiada por todos, es lograda en una Infima
parte de los casos tratados (generalmente en niiios), ya que 10 comun
es observar en los tartamudos el logro de alguna disminuci6n en su
tasa de bloqueos que, con el tiempo y las circunstancias ambientales
generadoras de stress, desaparece, trayendo como consecuencia una
gran frustraci6n en el tartamudo, quien. por no sentirse rechazado
y "diferente a los demas», trata por todos los medios de solventar
su problema.
La realidad es que el tartamudo sigue siendo tartamudo. y de las
conductas que emitan las personas que 10 rodean va a depender que
este pueda disfrutar del derecho a vivir su vida jgual que los otros,
a pesar de no hablar fluidamente.
Fishbein (1977) plantea que «mientras mas favorable sea la acti
tud de una persona mayor, mayor sera el numero de conductas posi
'.'. tivas y menor el numero de conductas negativas que el intentara
realizar».
Para ese autor, la actitud de una persona hacia cualquier objeto
es funci6n de las creencias que ella tenga acerca de ese objeto. AsL
la actitud de una persona hacia realizar una conducta en particular
es vista como una funci6n de sus creencias acerca de la realizaci6n
de esa conducta y la valoraci6n de los atributos asociados a esas
creencias.
Por 10 tanto, si uno desea cambiar una determinada conducta, debe
conocer y trabajar sobe el conjunto de creencias que la persona tiene
acerca de la realizaci6n 0 no de dicha conducta.
En el caso de la tartamudez es de gran importancia conocer cua
les son las creencias que sobre ella existen, tanto en los tartamudos
como en los no tartamudos. pues de su conocimiento, manipulaci6n
y cambio 0 fortalecimiento dependeran, en gran medida, aspectos
tales como la inserci6n social del tartamudo en su medio, la acep
taci6n de su rol como tartamudo tanto por el mismo como por los
otros y el abordaje adecuado del problema por parte de los tera
peutas.
La experiencia hace pensar que acerca de la tartamudez y el tar
tamudo existen creencias que implican atributos evaluados negati
1231
vamente, y que por 10 tanto tienden a subvalorar al individuo que
tartamudea, generando, a su vez, conductas de sobreprotecci6n y/ 0
rechazo hacia este.
Por 10 tanto, para el disefio de pogramas de prevenci6n y el plan
teamiento de estrategias terapeuticas basadas en la modificaci6n de
las relaciones del tartamudo y su medio ambiente, es necesario co
nocer cuales son las creencias que se tienen acerca de la tartamudez
y el tartamudo y las conductas que se derivan de estas.
METODO
Muestra
Para esta investigaci6n se eligi6 una muestra por cuotas de 226
maestros distribuidos proporcionalmente segun el numero de parro
quias y/0 municipios existentes en el Area Metropolitana de Cara
cas (Venezuela) y tomando en cuenta los porcentajes de colegios pu
blicos y privados.
Las distribuciones de la muestra por edad, afios de graduado y
grado que imparte se presentan en la tabla 1, siendo la media de la
edad de 30.n, afios; la media de afios de graduado, 10.12 afios, y el
modo en relaci6n al grado que imparte, sexto grado.
En relaci6n al grado de contacto con tartamudos (tabla 2), de los
226 maestros, el 73.5 por 100 ha conocido a uno 0 mas tartamudos,
16.4 por 100 afi rm6 tener para el momenta de contestar el cuestio
nario uno 0 mas alumnos tartamudos, el 42.0 por 100 manifest6 haber
tenido alguna vez alumnos tartamudos, 46.9 por 100 tenfan amigos
tartamudos, )' 12.4 por 100, uno 0 mas familiares tartamudos.
Instrumento utilizado para la recolecci6n de los datos
Con los resultados obtenidos en dos pruebas preliminares reali
zadas para determinar las creencias salientes y los comportamientos
mas comunes por parte de los maestros delante de los alumnos
tartamudos se disefi6 un cuestionario dividido en cuatro partes:
1. Evaluaci6n de los atributos: la primera parte del cuestionario
constaba de 33 atributos que el maestro debra valorar en terminos
de: muy bueno, bueno, ni bueno ni malo, malo, muy malo.
2. Fuerza de las creencias: en la segunda parte del cuestionario
se Ie pedfa que evaluara las 37 creencias que resultaron con mayor
saliencia en el cuestionario preliminar num. 2 y que estaban referidas
a Ja tartamudez, al tartamudo y a las consecuencias positivas 0 ne
1232
TABLA 1
DISTRIBUCIONES MUESTRABLES POR £DAD, AfiJOS DE GRADUACION Y
GRADO QUE IMPARTE
DISTRIBUCION MUESTRAL POR iEDAD
Grupo etario
18-20
21-25
26-30
31-35
36-40
41-45
46-50
> de 50
No Indicaron
Total
Numero de su/etos
10
57
57
26
22
9
9
4
32
226
DISTRIBUCION MUESTRAL POR AiilOS DE GRADUADOS
Aiios de graduados
< de 1
1- 5
6-10
11-15
16-20
21-25
> de 26
Numero de sujeots
17
79
50
28
28
18
8
DISTRIBUCION MUESTRAL POR GRADO QUE IMPARTE
Grado
1
2
3
4
5
6
?
Numero de sujetos
31
29
33
37
31
41
24
Total 226
1233