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Actitudes y ttm1

  1. REVISTADE PSICOLOGIA GENERAL YAPLICADA '. Actitudes y ta,rtamudez Pedro R. Rodriguez C. Volumen41(6) 1986
  2. .A.ctitudes y t~rtamudez PEDRO R. RODRIGUEZ C. Universidad Central de Venezuela RESUMEN Mediante la utilizaci6n de la tecnica propuesta por Martin Fishbein en la Yeoda de la Acci6n Razonada, se evaluaron las actitudes e intenciones con­ ductuales hacia la tartamudez y el tartamudo en 226 maestros de educaci6n primaria del Area Metropolitana de Caracas (Venezuela), encontrandose la presencia de nueve actitudes y 12 intenciones conductuales que conforman tres patrones comportamentales (rechazo, orientaci6n correctiva y ayuda) que rigen las interacciones entre los maestros y sus alumnos tartamudos. Se dis­ cuten las relaciones existentes entre estas conductas, las actitudes y las creen­ cias de las cuales se derivan. '.'. ABSTRACT Using the technique proposal by Martin Fishbein in his Theory of Reasoned Action, attitudes and behavioral intentions toward stuttering and the stutterer were evaluated in 226 primary teachers from the Metropolitan Area of Caracas (Venezuela). Nine attitudes and 12 behavioral intentions con­ form 3 behavioral patterns (Rejection, Corrective Guidance and Help) which determine interactions between teachers and their stuttering pupils. Relations among these behaviors, attitudes and the derived beliefs are discussed. INTRODUCCION Dentro del estudio de la tartamudez y de los problemas del len­ guaje en general son muy pocos los trabajos que abordan el tema de las actitudes. En 1944, Ammons y Johnson reportan la construcci6n y aplicaci6n de un test sobre actitudes hacia la tartamudez. Diez anos mas tarde. en 1954. Lloyd y Ainsworth investigan las actividades de los maes­ tros de aula y las actitudes de estos en relaci6n con la correcci6n del habla. En 1965, Beasley analiza las relaciones existentes entre las actitudes de los padres y el desarrollo del problema del lenguaje en los ninos. En el sesenta, Emerik publica un trabajo titulado: «Exten­ 1229
  3. sion definition and attitude toward stuttering". Yairi y Willians, en 1971, publican un reportaje sobre actitudes de los padres en ninos tartamudos y no tartamudos. En el setenta y cinco, Clausen estudia la relaci6n existente entre las actitudes de los maestros y su cono­ cimiento de los programas !erapeuticos del lenguaje. En el setenta y siete, Crowe y Cooper reportan su trabajo sobre las actitudes de los padres hacia la tartamudez y el conocimiento que ellos tienen de la misma. De un total de 247 artfculos revisados, aparecidos desde 1978 a 1984 en diversas revistas especializadas, se observa que s610 siete de ellos (2.83 por 100) estudian la relaci6n entre actitudes y tartamu­ dez. Ellos son: en 1980, Silverman estudia las actitudes hacia la co­ municaci6n en mujeres que tartamudean, encontrando que no existe reJaci6n entre la falta de fluidez y las actitudes hacia la comunica­ ci6n. En 1981, Crowe y Walton analizan las actitudes de los maestros hacia la tartamudez, encontrando la existencia de una correlaci6n po­ sitiva entre el grado de conocimiento y la actitud hacia la tartamudez; y una correlaci6n negativa entre la actitud hacia la tartamudez y la probabilidad de tener un alumno tartamudo en ese momento. Tam­ bien, la correlaci6n fue negativa entre el grado de conocimiento acer­ ca de la tartamud,ez y la presencia de alumnos tartamudos en clase. En el ano 1982 se reportaron tres trabajos: el japones Toshido Mi­ zomachi estudia, mediante la aplicaci6n de un diferencial semantico y un analisis factorial del mismo, los factores analfticos presentes en las actitudes del oyente hacia niiios tartamudos. Su coterraneo Hijima Hirasawa, mediante un estudio de casos descritos en trabajos literarios, analiza las actitudes de los oyentes hacia la tartamudez. En ese mismo ano, Trudy Stewart, utilizando el modelo de la Teo­ rfa de la Acci6n Razonada de Fishbein, estudia la relaci6n entre acti­ tudes e intenciones conductuales hacia la adquisici6n de la conducta verbal fluida, encontrando que se confirman las relaciones entre acti­ tudes e intenciones conductuaJes propuestas por el modelo util izado y corroborando su valor predictivo en la !lanancia de fluidez basada en la relaci6n entre las actitudes antes del tratamiento terapeutico y las intenciones conductuales. En 1983, Hurst y Cooper reportan dos trabajos, en uno estudian las actitudes de los consejeros vocacionales de rehabilitaci6n hacia la tartamudez, y en el otro, la actitud de los empleadores. En el pri­ mero encuentran que las actitudes de los consejeros facilitan el pro­ ceso terarpeutico de los tartamudos; del segundo estudio concluyen que aunque la tartamudez no influye en el desempeno laboral, sf es un problema socialmente significativo. 1230
  4. Ante tan escaso numero de trabajos, cabrla preguntarse: lEs im­ portante estudiar la relaci6n existente entre las actitudes y la tar­ tamudez? Las revisiones bibliograficas evidencian que los esfuerzos se han orientado y se orientan hacia la busqueda de metodos efec­ tivos que devuelvan la fluidez verbal a los tartamudos. «Volver a hablar bien» es la meta anhelada tanto por tartamudos como por terapeutas. Algunos metodos son efectivos en algunas pocas perso­ nas, la fluidez total, meta ansiada por todos, es lograda en una Infima parte de los casos tratados (generalmente en niiios), ya que 10 comun es observar en los tartamudos el logro de alguna disminuci6n en su tasa de bloqueos que, con el tiempo y las circunstancias ambientales generadoras de stress, desaparece, trayendo como consecuencia una gran frustraci6n en el tartamudo, quien. por no sentirse rechazado y "diferente a los demas», trata por todos los medios de solventar su problema. La realidad es que el tartamudo sigue siendo tartamudo. y de las conductas que emitan las personas que 10 rodean va a depender que este pueda disfrutar del derecho a vivir su vida jgual que los otros, a pesar de no hablar fluidamente. Fishbein (1977) plantea que «mientras mas favorable sea la acti­ tud de una persona mayor, mayor sera el numero de conductas posi­ '.'. tivas y menor el numero de conductas negativas que el intentara realizar». Para ese autor, la actitud de una persona hacia cualquier objeto es funci6n de las creencias que ella tenga acerca de ese objeto. AsL la actitud de una persona hacia realizar una conducta en particular es vista como una funci6n de sus creencias acerca de la realizaci6n de esa conducta y la valoraci6n de los atributos asociados a esas creencias. Por 10 tanto, si uno desea cambiar una determinada conducta, debe conocer y trabajar sobe el conjunto de creencias que la persona tiene acerca de la realizaci6n 0 no de dicha conducta. En el caso de la tartamudez es de gran importancia conocer cua­ les son las creencias que sobre ella existen, tanto en los tartamudos como en los no tartamudos. pues de su conocimiento, manipulaci6n y cambio 0 fortalecimiento dependeran, en gran medida, aspectos tales como la inserci6n social del tartamudo en su medio, la acep­ taci6n de su rol como tartamudo tanto por el mismo como por los otros y el abordaje adecuado del problema por parte de los tera­ peutas. La experiencia hace pensar que acerca de la tartamudez y el tar­ tamudo existen creencias que implican atributos evaluados negati­ 1231
  5. vamente, y que por 10 tanto tienden a subvalorar al individuo que tartamudea, generando, a su vez, conductas de sobreprotecci6n y/ 0 rechazo hacia este. Por 10 tanto, para el disefio de pogramas de prevenci6n y el plan­ teamiento de estrategias terapeuticas basadas en la modificaci6n de las relaciones del tartamudo y su medio ambiente, es necesario co­ nocer cuales son las creencias que se tienen acerca de la tartamudez y el tartamudo y las conductas que se derivan de estas. METODO Muestra Para esta investigaci6n se eligi6 una muestra por cuotas de 226 maestros distribuidos proporcionalmente segun el numero de parro­ quias y/0 municipios existentes en el Area Metropolitana de Cara­ cas (Venezuela) y tomando en cuenta los porcentajes de colegios pu­ blicos y privados. Las distribuciones de la muestra por edad, afios de graduado y grado que imparte se presentan en la tabla 1, siendo la media de la edad de 30.n, afios; la media de afios de graduado, 10.12 afios, y el modo en relaci6n al grado que imparte, sexto grado. En relaci6n al grado de contacto con tartamudos (tabla 2), de los 226 maestros, el 73.5 por 100 ha conocido a uno 0 mas tartamudos, 16.4 por 100 afi rm6 tener para el momenta de contestar el cuestio­ nario uno 0 mas alumnos tartamudos, el 42.0 por 100 manifest6 haber tenido alguna vez alumnos tartamudos, 46.9 por 100 tenfan amigos tartamudos, )' 12.4 por 100, uno 0 mas familiares tartamudos. Instrumento utilizado para la recolecci6n de los datos Con los resultados obtenidos en dos pruebas preliminares reali­ zadas para determinar las creencias salientes y los comportamientos mas comunes por parte de los maestros delante de los alumnos tartamudos se disefi6 un cuestionario dividido en cuatro partes: 1. Evaluaci6n de los atributos: la primera parte del cuestionario constaba de 33 atributos que el maestro debra valorar en terminos de: muy bueno, bueno, ni bueno ni malo, malo, muy malo. 2. Fuerza de las creencias: en la segunda parte del cuestionario se Ie pedfa que evaluara las 37 creencias que resultaron con mayor saliencia en el cuestionario preliminar num. 2 y que estaban referidas a Ja tartamudez, al tartamudo y a las consecuencias positivas 0 ne­ 1232
  6. TABLA 1 DISTRIBUCIONES MUESTRABLES POR £DAD, AfiJOS DE GRADUACION Y GRADO QUE IMPARTE DISTRIBUCION MUESTRAL POR iEDAD Grupo etario 18-20 21-25 26-30 31-35 36-40 41-45 46-50 > de 50 No Indicaron Total Numero de su/etos 10 57 57 26 22 9 9 4 32 226 DISTRIBUCION MUESTRAL POR AiilOS DE GRADUADOS Aiios de graduados < de 1 1- 5 6-10 11-15 16-20 21-25 > de 26 Numero de sujeots 17 79 50 28 28 18 8 DISTRIBUCION MUESTRAL POR GRADO QUE IMPARTE Grado 1 2 3 4 5 6 ? Numero de sujetos 31 29 33 37 31 41 24 Total 226 1233
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