El problema se arraiga en los estudiantes, porque no practican dentro de sus actividades diarias la lectoescritura y solo se conforman con lo aprendido dentro del aula de clase; además sus padres no les brindan ayuda ni la atención necesaria en el proceso de la lectoescritura, interrumpiendo en el niño el hábito y el gusto por esta, algunos padres por sus trabajos laborales y otros por sus grados de escolaridad