1. 4 Septiembre 2011
PALABRAS DE VIDA
23 Tiempo Ordinario (A)
La Salle Mateo 18, 15-20
Lectura de la Buena Noticia según san Mateo
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si
te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el
asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y
si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro
que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará
desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para
pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos.» - Palabra del Señor.
REUNIDOS POR JESÚS José Antonio Pagola
Al parecer, el crecimiento del cristianismo les que hoy sostienen la fe de quienes no han
en medio del imperio romano fue posible abandonado la Iglesia quedarán desbordadas
gracias al nacimiento incesante de grupos por el estilo de vida de la sociedad moderna,
pequeños y casi insignificantes que se reuní- la movilidad de las gentes, la penetración de
an en el nombre de Jesús para aprender la cultura virtual y el modo de vivir el fin de
juntos a vivir animados por su Espíritu y si- semana.
guiendo sus pasos. Los sectores más lúcidos del cristianismo se
Sin duda, fue importante la intervención de irán concentrando en el Evangelio como el
Pablo, Pedro, Bernabé y otros misioneros y reducto o la fuerza decisiva para engendrar
profetas. También las cartas y escritos que la fe. Ya el concilio Vaticano II hace esta
circulaban por diversas regiones. Sin embar- afirmación: "El Evangelio... es para la Iglesia
go, el hecho decisivo fue la fe sencilla de principio de vida para toda la duración de su
creyentes cuyos nombres no conocemos, que tiempo". En cualquier época y en cualquier
se reunían para recordar a Jesús, escuchar sociedad es el Evangelio el que engendra y
su mensaje y celebrar la cena del Señor. funda la Iglesia, no nosotros.
No hemos de pensar en grandes comunida- Nadie conoce el futuro. Nadie tiene recetas
des sino en grupos de vecinos, familiares o para garantizar nada. Muchas de las iniciati-
amigos, reunidos en casa de alguno de ellos. vas que hoy se impulsan pasarán rápidamen-
El evangelista Mateo los tiene presentes te, pues no resistirán la fuerza de la socie-
cuando recoge estas palabras de Jesús: dad secular, plural e indiferente. Dentro de
«Donde dos o tres están reunidos en mi pocos años sólo nos podremos ocupar de lo
nombre, allí estoy yo en medio de ellos». esencial.
No pocos teólogos piensan que el futuro del Tal vez Jesús irrumpirá con una fuerza des-
cristianismo en occidente dependerá en conocida en esta sociedad descreída y satis-
buena parte del nacimiento y el vigor de pe- fecha a través de pequeños grupos de cris-
queños grupos de creyentes que, atraídos tianos sencillos, atraídos por su mensaje de
por Jesús, se reúnan en torno al Evangelio un Dios Bueno, abiertos al sufrimiento de las
para experimentar la fuerza real que tiene gentes y dispuestos a trabajar por una vida
Cristo para engendrar nuevos seguidores. más humana. Con Jesús todo es posible.
La fe cristiana no podrá apoyarse en el am- Hemos de estar muy atentos a sus llamadas.
biente sociocultural. Estructuras territoria
2. DISCERNIMINETO, DIÁLOGO Y ORACION “koinonía”
Para la revisión de vida
Para muchos de nosotros, el perdón, por nuestra forma de ser, nuestro carácter, la educación reci-
bida o la falta de educación recibida para perdonar, nos resulta difícil, incluso muy difícil. ¿Cómo
está la actitud de perdón en mi vida? ¿Hay personas a las que no he perdonado todavía en mi co-
razón?
Cómo vivo la presencia de Dios en mi vida? ¿Creo en la “sacramentalidad” de la presencia de Dios
en el grupo de creyentes que se reúnen en el nombre de Jesús? ¿Qué implicaciones tiene esta
consciencia de para mi vida y la de mi grupo o comunidad?
Para la reunión de grupo
El tipo de Iglesia que presenta Mateo en su evangelio es una “asamblea” de hermanos, a quienes
la fe en Jesús ha hecho romper los criterios mundanos de diferencia de clases sociales económi-
cas, prejuicios, privilegios, autoritarismos y se reúnen como hermanos y hermanas en una comu-
nidad igualitaria y participativa ejemplar. Comparar este ideal con la situación actual de la iglesia.
Hacer una lista de las deficiencias que la Iglesia de hoy tiene a este respecto. ¿Qué podemos hacer
en este sentido?
Yo os digo: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la
tierra quedará desatado en el cielo”. Leyendo este texto, así escrito en plural, parece que la facul-
tad del perdón de los pecados se pone en la comunidad eclesial. Comentar esto.
Se dice ya con frecuencia que el rito actual del sacramento de la “confesión” está hace tiempo en
una crisis de la que parece difícil recuperarlo.
Para la oración de los fieles
Por la Iglesia, para que sea una comunidad que trabaja esforzadamente por la reconciliación entre
personas y sociedades, desde la justicia, la igualdad y la fraternidad. Roguemos al Señor.
Por la comunidad mundial de naciones, para que favorezca la concordia entre los pueblos. Ro-
guemos.
Por la familia humana, para que encuentre el camino de la paz, sin militarismos, terrorismos, fun-
damentalismos ni violencias de ningún tipo. Roguemos.
Por las familias, para que faciliten el entendimiento entre padres e hijos y favorezcan la armonía
entre sus miembros. Roguemos.
Por todas las personas, para que no veamos el perdonar y ser perdonados como signo de debilidad
sino como forma de crecer en unas relaciones más humanas y profundas. Roguemos.
Por todos nosotros, para que no seamos remisos a la hora de practicar la acogida y el perdón unos
con otros. Roguemos.
Para que perdonemos y sepamos aprovechar todas las mediaciones por las que Dios nos da su
perdón. Roguemos.
Oración comunitaria
Oh Dios que por Jesús nos has dicho: “todo lo que atéis en la tierra, el Cielo lo tendrá por atado”;
haz que tu Iglesia sienta sobre sí la responsabilidad de ser generosa como Tú, y de no imponer a
tus hijos, nuestros hermanos y hermanas, “más cargas que las necesarias”, haciéndoles experi-
mentar que “donde está tu Espíritu está la libertad”. Por Jesucristo nuestro Señor.
3. REUNIRSE EN EL NOMBRE DE JESÚS
Texto complementario
La destrucción del templo de Jerusalén el año 70 provocó una profunda crisis en el pueblo judío.
El templo era «la casa de Dios». Desde allí reinaba imponiendo su ley. Destruido el templo, ¿dón-
de podrían encontrarse ahora con su presencia salvadora?
Los rabinos reaccionaron buscando a Dios en las reuniones que hacían para estudiar la Ley. El cé-
lebre Rabbi Ananías, muerto hacia el año 135, lo afirmaba claramente: «Donde dos se reúnen pa-
ra estudiar las palabras de la Ley, la presencia de Dios (la «Shekiná») está con ellos.
Los seguidores de Jesús provenientes del judaísmo reaccionaron de manera muy diferente. Ma-
teo recuerda a sus lectores unas palabras que atribuye a Jesús y que son de gran importancia
para mantener viva su presencia entre sus seguidores: «Donde dos o tres están reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
No es una reunión que se hace por costumbre, por disciplina o por sumisión a un precepto. La at-
mósfera de este encuentro es otra cosa. Son seguidores de Jesús que «se reúnen en su nombre»,
atraídos por él, animados por su espíritu. Jesús es la razón, la fuente, el aliento, la vida de ese
encuentro. Allí se hace presente Jesús, el resucitado.
No es ningún secreto que la reunión dominical de los cristianos está en crisis profunda. A no po-
cos la misa se les hace insufrible. Ya no tienen paciencia para asistir a un acto en el que se les
escapa el sentido de los símbolos y donde no siempre escuchan palabras que toquen la realidad de
sus vidas.
Algunos sólo conocen misas reducidas a un acto gregario, regulado y dirigido por los eclesiásti-
cos, donde el pueblo permanece pasivo, encerrado en su silencio o en sus respuestas mecánicas,
sin poder sintonizar con un lenguaje cuyo contenido no siempre entienden. ¿Es esto «reunirse en
el nombre del Señor»?
¿Cómo es posible que la reunión dominical se vaya perdiendo como si no pasara nada? ¿No es la
Eucaristía el centro del cristianismo? ¿Cómo es que la Jerarquía prefiera no plantearse nada, no
cambiar nada? ¿Cómo es que los cristianos permanecemos callados? ¿Por qué tanta pasividad y
falta de reacción? ¿Dónde suscitará el Espíritu encuentros de dos o tres que nos enseñen a re-
unirnos en el nombre de Jesús?