Los árboles achaparrados crecen cerca del suelo para protegerse del viento y la nieve fríos en las montañas. Sus troncos se convierten en raíces para mantenerse calientes pegados al suelo, y permiten que plantas pequeñas crezcan debajo donde es más cálido. Estos árboles especiales se encuentran por encima de los 1900 metros en la Sierra Nevada.