1. 9ª Etapa: Martes 9 de agosto de 2005 Distancia: 93,?? Km Velocidad media: ??,?? Km/h Tiempo: ?:??:?? Horas Velocidad máxima: ??,? Km/h Portomarín (Lugo) – Santiago de Compostela (A Coruña) Viana . . Roncesvalles . Puente la Reina Cornellá . . Belorado Castrojeriz . Bercianos . Hospital de Órbigo . . Villafranca del Bierzo Portomarín .
3. 7.10h Como cada día, los peregrinos que van a pie se levantan muy temprano, entre las 5.00h y 5.30h, y como suele ser habitual me despiertan para que pueda continuar mi camino. Hay que mirarlo por el lado positivo, no me hizo falta en todo el Camino usar el despertador de mi móvil. Desayuno en la plaza del pueblo unas palmeras y unos batidos de chocolate que compré la tarde anterior, y me pongo el impermeable, ya que el frío era intenso a esa hora.
4. Los hórreos que antes utilizaban para almacenar el cereal, ahora sirven para “decorar” el Camino. En estas tierras hay muchos de este pequeño tamaño. En Asturias suelen ser más grandes.
5. 8.30h Hay un pequeño camino por la izquierda, pero sólo pueden ir los peregrinos a pie y en fila india. Así que decido ir por asfalto y no tener que estar frenando cada poco para que los peregrinos de a pie se aparten. La niebla me acompañó durante buena parte de la mañana.
6. Ahora el Camino se vuelve más practicable para hacerlo en bici, así que decido volverlo a coger, aunque hay que ir cruzando la carretera de vez en cuando.
7. 9.40h En Palas de Rei me detengo para sellar la credencial y pregunté para asegurarme de que estaba en Palas, ya que había ido rápido sin parar mucho.
8. En un banco de la iglesia, me como algunas sobras del desayuno de la mañana.
9.
10. La mañana estuvo algo nublada, aunque por suerte, no amenazaba lluvia.
13. Entro en la última provincia del Camino de Santiago, A Coruña. Esta etapa se puede considerar de rompepiernas por la continua sucesión de cuestas arriba y abajo. En las que las subidas pueden llegar a ser duras por la pendiente y el esfuerzo acumulado. La dureza de la etapa viene a ser mitigada por la motivación de ser la última y tener cerca la ciudad de Santiago. En estos hitos, suele poner los kilómetros que faltan para llegar a Santiago. En este al parecer no lo ponía, supongo que por ser el primero que anunciaba la entrada a la provincia de A Coruña.
14.
15. A la entrada de Melide, me encuentro con un bar, donde un amable camarero me ofrece pulpo recién hecho. El camarero se encontraba en la puerta del establecimiento con una barrica de cobre de gran tamaño en la que hervían en agua los pulpos. Cuando me acerqué, sacó un hermoso pulpo de la barrica y con unas afiladas tijeras, empezó a cortar en trozos, de aproximadamente un dedo de gordo, las patas del animal sobre un plato. Ofreciéndome que cogiera, me decía: ¡Coge, coge! Que te dará fuerzas para llegar a Santiago. Agradeciendo el gesto, cogí un trozo bien caliente y me lo eché a la boca saboreando el exquisito gusto que dejaba.
17. La mayoría de los paisajes son verdes prados y vacas de raza rubia galegas.
18. Las aldeas y las pequeñas granjas conviven en los verdes valles.
19.
20. 13.00h ¡Menuda gozada de caminos! Disfruté como un enano estas “corredoiras”, pero ¿y quien no va a disfrutar? Sólo hay que verlo. Galicia junto con Navarra son estupendas zonas para disfrutar de la naturaleza y de la mountainbike.
21. Las vacas de raza frisona también pastorean por la zona
23. El maíz es uno de los cereales que más se cultiva.
24. En Labacolla, después de una fuerte subida, oigo dos voces que gritan: ¡Peregrino, peregrino! Al mirar a la derecha, en un pequeño parque, veo a dos niñas que se dirigían a mi. ¿Quieres agua?, me preguntaron. Les dije que sí, y una sacó un vaso de plástico y la otra echó de una jarra el agua. Mientras miraban calladas como me bebía el agua, les pregunté si ofrecían agua a todos los peregrinos. Una me contestó que sólo a los que veían con la cara roja. Así que riéndome les dije: O sea, ¿que me habéis visto “colorao”? El agua no estaba muy fresca, así que les pregunté que de donde sacaban el agua. Me dijeron, señalándome una casa, que del grifo de la cocina. También les pregunté si alguna de ellas había hecho el Camino y una me dijo que había hecho sólo un trozo a caballo. Cuando me acabé el agua, les devolví el vaso y dándole las gracias me despedí para seguir pedaleando. Nada más dar la primera pedalada, oigo que me dicen: ¡Buen Camino! Y yo giro la mirada hacía ellas y les sonrío.
25. 15.35h Al pasar por aquí me quedo extrañado ante esta vista, a la cual hago una foto. Más adelante, al ver un avión circular por la zona, me doy cuenta de que formaba parte del aeropuerto.
26. 16.15h Subiendo el Monte do Gozo, algunas lágrimas mojaron mis ojos, al recordar con emoción y alegría, los días de travesía. Fue como volver al principio del Camino y ver en unos segundos, pasar los nueve días de intenso viaje, recordando a todas las personas que conocí, albergues donde dormí, monumentos que admiré y paisajes que disfruté. Sin duda alguna una aventura imposible de olvidar.
27. Bajando el Monte do Gozo se encuentra el mayor albergue del Camino, con una capacidad de entre 500 y 800 personas.
29. 16.25h ¡POR FIN EN SANTIAGO! Ya he llegado al final. Una inmensa alegría recorre mi cuerpo al ver esta señal. Ya llevaba tiempo queriendo hacer esta ruta, y por unas u otras cosas no la había podido hacer. Una de las cosas que aprendí, es que si te propones hacer algo, sólo te hacen falta dos cosas: ilusión y motivación. Con ellas se puede llegar donde uno quiera.
31. 17:00h Praza do Obradoiro. Mucha gente abarrota las calles del casco viejo de Santiago. Después de dar un par de vueltas buscando la plaza, por fin la encuentro y me alejo lo suficiente para poder hacer una foto de unos de los mayores centros de peregrinación del mundo, La Catedral de Santiago de Compostela. Como curiosidad decir que las dos torres de la catedral tiene nombre; la de la izquierda se llama torre de las Carracas y la de la derecha torre de las Campanas. Descanso un rato y vuelvo sobre mis pasos para ir al encuentro de la Oficina del Peregrino, donde tendré que enseñar los sellos, que durante todo el viaje he ido poniendo en la credencial del peregrino, para que me entreguen La Compostela. La Oficina del Peregrino está en el primer piso de un edificio antiguo cerca de la Praza das Praterías. Dejo la bici con las alforjas abajo, donde hay una pequeña tienda de souvenires y un cartel dice “No aparcar bicis”.
32. 17.35h En el mismo edificio se encuentra una agencia de viajes. La chica de la agencia, muy simpática y atenta en todo momento, me dijo que había plazas para el día siguiente, pero que el avión salía a las 7.30h. Me aconsejó que reservara billete para el siguiente día y así poder ver la ciudad y hacer un poco de turismo. Me pareció buena idea y además tampoco tenía intención de tener que madrugar al día siguiente otra vez, me iba a tomar un día de descanso y de turismo por la ciudad, que bien me lo había merecido. Tampoco tenía intención de dormir en un albergue, y más viendo que cada vez era más difícil encontrar sitio y las condiciones iban empeorando. Así que el día anterior llamé a mi padre para que me buscara una pensión, hostal, hotel, lo que fuera con tal de dormir una noche a pierna suelta sin que nadie me despertara de madrugada. Cuando tuve los datos del hostal, llamé para confirmar la reserva y avisé de que tendría que quedarme una noche más. No hubo ningún problema.
33. Después de esperar en la larga cola de peregrinos que esperaban conseguir La Compostela, un mostrador con varias chicas me esperaba para añadir mis datos en un listado y enseñar las dos credenciales que había llenado de sellos, menos la última casilla que reservaba para el sello de Santiago. La chica que me atendió se quedó sorprendida al ver tal cantidad de sellos y me preguntó si el año pasado había hecho el Camino. Le dije que no, que era la primera vez y me contó que el año pasado había ciclistas que hacían el Camino pero que no ponían sellos, y en la Oficina piden dos sellos al día como mínimo. Y medio en broma me dijo: Como ví tantos sellos pensé que eras uno del año pasado que había vuelto para hacer el Camino, pero esta vez llenando de sellos las credenciales que hicieran falta. Una vez conseguida La Compostela tuve que hacer una fotocopia para que me hicieran el descuento que hacen las compañías aéreas a los peregrinos que regresan a casa. Una vez arreglado todos los papeles, me dirigí al hostal a ducharme y cambiarme de ropa, para buscar un sitio para cenar.
34. Aquí es donde pasé las dos últimas noches en Santiago, nada que ver con los últimos albergues de Portomarín, Villafranca del Bierzo o Bercianos del Camino. Y además iba incluido desayuno en self-service, lo cual quiere decir, que me puse las botas. No he “jalao” más en un desayuno en mi vida.
38. Testigos de la hazaña fueron Jacobo y Juán, después de habernos zampado unas buenas tapas de chacón, pulpo, cachelos, croquetas y una botellita de un vino blanco, no sé si ribeiro o albariño.
39. Gracias a los tres por haberme ido a recibir a Santiago, fue una gran sorpresa y me hizo mucha ilusión poder ver algunas caras conocidas, gracias. Casi sin enterarnos, empezó a caer un fuerte aguacero.
40.
41. A la izquierda una de las torres de la catedral de Santiago, y a la derecha la llamada Puerta Santa.
42. Los de la izquierda son la pareja de asturianos, la de la derecha los vascos. Como le daban al pedal.
43. He aquí al trío murciano, o mejor dicho a los yeclanos, que no se llevan bien con la capital. De atrás para adelante: Jose, Alejandro y Dani. Muy buena gente.