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Escuelas económicas
Escuelas económicas con sus principales representantes.

Con la fisiocracia en los siglos XVII y XVIII aparecía por primera vez en la historia del
pensamiento económico una escuela en el sentido Shumpeteriano del término. Contaba con
un líder y una serie de discípulos eminentes, unidos para extender las doctrinas económicas
de la escuela. Contaba además con una publicación periódica (la revista se dejó de publicar
en 1772). La escuela comenzó en 1756 y se considera que nació con un artículo.

Para hablar de una escuela, ésta debe cumplir con los criterios Stiglerianos: la escuela
perdura mientras trabajan los fundadores; dispone de un cuerpo de análisis económico
original; el aislamiento de una variable estratégica tiene gran importancia; disponen de un
modelo; y por último, existen unas conclusiones de política económica que los discípulos
llevan a la práctica.

Contenido

       1 Pensamiento antiguo y medieval
       2 Arbitrismo
       3 Mercantilismo
       4 Fisiocracia
       5 Escuela clásica
       6 Escuela liberal francesa
       7 Escuela marxista
       8 Doctrinas económicas de izquierdas
       9 Escuela histórica
       10 Institucionalismo
       11 Escuela neoclásica
       12 Escuelas keynesianas
       13 Neoliberalismo
       14 Tabla básica de escuelas
       15 Véase también
       16 Referencias
       17 Enlaces externos


Pensamiento antiguo y medieval



       Chanakya
       Jenofonte
       Aristóteles
       Qin Shi Huang
       Wang Anshi
Nicole Oresme
       Tomás de Aquino
       Leonardus Lessius

El pensamiento económico medieval surgido en la cristiandad latina de Europa Occidental
que desarrolló el feudalismo y la filosofía escolástica, se centró en cuestiones éticas como
la pobreza y la caridad, el precio justo, la relación conceptual entre el beneficio, el interés y
la usura; y en determinadas especulaciones acerca de la teoría del valor, que en algunos
casos podrían asimilarse a las posteriores teorías que lo identifican con el trabajo, y en otras
con el precio de mercado.

Su pervivencia temporal más allá de la crisis bajomedieval, se extendió durante el Antiguo
Régimen, en que fueron apareciendo nuevas escuelas de pensamiento económico, como el
mercantilismo, que no obstante, en algunos casos, mantuvieron cierta continuidad con el
pensamiento medieval (como es el caso del arbitrismo español, muy influido por la
neoescolástica Escuela de Salamanca).

Contemporáneamente, en otros contextos geográficos, sociales, económicos y culturales,
como fue el Islam medieval, se desarrollaron otras formas de pensamiento económico, con
notables autores (Ibn Jaldún).

Contenido

       1 Estructura socio-económica
       2 Enfoque Ético
       3 Bases ideológicas de la actividad económica
       4 Teorías del interés y la usura
       5 Teoría del valor-trabajo
          o 5.1 La posición de los pensadores medievales
       6 Pobreza y Caridad
       7 Véase también


Estructura socio-económica

Artículo principal: Modo de producción feudal.
Artículo principal: Feudalismo.

{{AP|Economía feudalg

Las relaciones personales se basan en dos figuras típicas:

   1. Las relaciones feudo-vasalláticas entre individuos. Entre los nobles se establece una
      relación señor-vasallo, de mutuas obligaciones políticas, jurídicas y económicas, en
      la que el vasallo tiene a su vez vasallos. En la base del sistema está la relación
      señor-siervo, en la que el primero es un noble (laico o eclesiástico), con obligación
de proteger al segundo, un campesino sometido a servidumbre, con obligaciones
      económicas. En el campo, que es la práctica totalidad del sistema económico,
      predomina la agricultura de subsistencia. El producto se obtenía en pequeña escala,
      utilizando técnicas agrícolas relativamente primitivas. El objetivo del feudo era la
      autosuficiencia.
   2. Las relaciones gremiales. En las ciudades, islas en el océano feudal (Henri Pirenne),
      los gremios (agrupaciones de artesanos) potencian la economía local e impiden la
      competencia y la expansión de la producción y el mercado: las actividades
      comerciales entre regiones o países estaban severamente limitadas, el desarrollo
      tecnológico era escaso y lento (mantenimiento de secretos industriales,
      innovaciones no estimuladas), escasez de capital y dificultades para la movilidad de
      los individuos.

El marco económico y social del feudo era análogo en algunos aspectos al de la polis o
ciudad estado griega. El principio de organización en ambos era el rango y no el contrato, y
en ambos casos se trataba de una situación de economía de pre-mercado, en un estadio
tecnológico muy rudimentario.

No obstante las diferencias eran sustanciales: mientras que en el modo de producción
esclavista el interés en la producción estaba en el propietario, único detentador de derechos;
en el modo de producción feudal el interés en la producción está en el siervo, que también
se ocupa de la reproducción del sistema. No hay un claro concepto de propiedad, y ambos
comparten derechos sobre la tierra. El papel del señor consiste en conseguir la extracción
del excedente mediante coerción extraeconómica (la renta feudal). Ni siervo ni señor
acumulan capital, el primero por incapacidad, el segundo porque las inversiones
productivas le están vetadas ideológicamente, quedándole únicamente el gasto militar, el
gasto suntuario o el atesoramiento.

Para dar el paso hacia una economía de mercado era necesaria la aparición de relaciones
impersonales, competencia, libre movilidad, expansión económica, propiedad privada; el
conjunto de instituciones necesarias para el desarrollo de lo que se conoce como
capitalismo o modo de producción capitalista.

Artículo principal: Estamento.

La sociedad, muy jerarquizada, se organizó de forma estratificada (nobleza, clero, y pueblo
llano) sobre la comunidad, no sobre el individuo (los individuos solo son iguales ante
Dios), de acuerdo a un plan divino, explicado de forma providencialista. Sobre la base de
estos principios se comprende la desigualdad social en capacidad, riqueza y libertad. La
sociedad se estructura en estratos sociales rígidos (como una pirámide) dentro de un marco
de desigualdad, concibiendo a la comunidad de forma organicista, como un cuerpo con
varias partes, cada una con su función y su condición, que en general pasaba de padres a
hijos, con escasas posibilidades de cambio, pero que habían de funcionar como un cuerpo
único, como un solo organismo (cada una de las partes de las que se compone había de
cumplir con su función pero en única unidad).

Enfoque Ético
Artículo principal: Escolástica.

El principio escolástico se basa en el predominio absoluto de la Autoridad intelectual,
proveniente en última instancia de la revelación divina, en detrimento tanto de la razón
humana como de la experiencia de los sentidos. La Iglesia recogió parte del saber clásico
personalizado en Aristóteles, reinterpretado y conciliado con la teología y la moral
cristiana.

Bases ideológicas de la actividad económica

       La idea de justicia debe de presidir toda la actividad económica:
           o en los procesos de intercambio: justicia conmutativa (intercambio de
               equivalentes), y
           o en los de distribución: justicia distributiva (distribución de la renta según el
               mérito, que justifica el predominio de los privilegiados mediante la renta
               feudal).
       La doctrina del precio justo, que es interpretada de maneras diversas, pero siempre
       en el sentido de impedir ganancias definidas como lucro o usura, considerados
       pecados. El precio de mercado puede ser una de las definiciones por las que se
       entiende ese precio justo, pero más habitualmente es un concepto que implique una
       ganancia honrada para el productor que le permita la supervivencia, y un precio
       accesible para el consumidor que también se la permita. La especulación es
       condenada (aunque los nobles y la misma Iglesia se beneficien de la que de forma
       natural obtiene al recibir los excedentes de la producción agraria (diezmos y rentas)
       en el momento de la cosecha, y tengan la oportunidad de acapararlos hasta que la
       escasez hace subir los precios al máximo al final del año agrícola. Comerciantes y
       revendedores en cambio tienen que justificar su margen comercial mediante el
       argumento de sufrir mermas o deterioro de sus productos.
       La dignificación del trabajo. Frente al desprecio del trabajo, asimilado a la
       condición del esclavo en la cultura grecorromana, el enfoque cristiano, sobre todo a
       partir de la regla de San Benito (ora et labora, reza y trabaja) dignifica o más bien
       santifica el trabajo, aunque queda claro su condición de castigo para todo el género
       humano por el pecado original, tal como se refleja en el relato del Génesis (ganarás
       el pan con el sudor de tu frente). No pasa a ser considerado como la principal fuente
       de riqueza, puesto que el providencialismo sólo ve a Dios, a través de la naturaleza,
       como la fuente de todo bien y la causa primera de cualquier hecho en la historia. El
       trabajo manual se hace incompatible con la dignidad estamental (nobleza y clero), y
       se dividen las actividades en oficios viles y mecánicos y profesiones liberales. La
       mentalidad burguesa, en la que el trabajo justifica los ingresos y la propiedad nace e
       inicia su desarrollo en las ciudades europeas con el incremento de las actividades
       artesanales y comerciales a partir de la Baja Edad Media, pero es un concepto
       confuso en el feudalismo de base rural, en el que tanto señor como siervo tienen
       algún tipo de derecho sobre la tierra.

Teorías del interés y la usura
Todo esto lleva, en el estudio del pensamiento económico a buscar el precio justo (de los
bienes) -la doctrina del precio justo- dentro de esta ética. Ello se observa con claridad
cuando se estudia la teoría del interés y la usura. Para el pensamiento medieval usura
suponía el cobro, al hacer un préstamo, de cualquier tipo de interés, lo que provocaba su
rechazo, considerándolo éticamente reprobable porque el interés no modifica la naturaleza
de las cosas (el dinero es estéril: no crea nada) y no procede del trabajo.

Para esta ética el interés es equiparable al beneficio. El beneficio encuentra su justificación
en la actividad comercial como fruto del trabajo de transporte o almacenamiento de los
bienes. El beneficio solamente es legítimo si procede del trabajo, no del capital.

Este pensamiento fue poco a poco evolucionando hasta llegar al siguiente razonamiento: el
interés solo encuentra justificación en las siguientes razones:

       Como sanción por retraso
       Sanción por daño
       Como indemnización por el lucro cesante (coste de oportunidad): el dueño no
       dispone del bien en un determinado tiempo. Esta justificación del interés como
       indemnización fue primeramente rechazada, pero finalmente terminó siendo
       aceptada.

Teoría del valor-trabajo

Se podría definir conceptualmente la teoría del valor argumentando que es la determinación
del precio relativo de un bien (cuanto vale una cosa respecto a otra, explicar el precio
relativo, el valor de las cosas).

Para determinar el valor de un bien se habrá de tener en cuenta que el valor de las cosas
depende de dos variables:

       La utilidad del bien (más la escasez) determina la demanda
       El coste (Oferta)

Los bienes que cuestan mucho es debido a la escasez y los bienes que cuestan poco es que
hay mucha oferta. Históricamente, la utilidad y el coste, iban separados: unos decían que
era solo el coste el que determinaba el valor y otros decían que era su utilidad solamente.
Con Marshall se llegará a la conclusión de que es la suma de los dos lo que influye en el
precio de las cosas.

La Teoría del valor-trabajo, orientándose hacia el lado de la oferta, explica el precio
(valor) de los bienes en función de la cantidad de trabajo utilizada en su producción.

La posición de los pensadores medievales

Ejemplos de las dos corrientes:
1. Coste (S. Alberto Magno) si el precio de mercado no cubre los costes de producción
      ésta con el tiempo cesara
   2. Demanda (Sto. Tomás de Aquino) introduce la necesidad en la fórmula del precio:
      el precio variaba con la necesidad.

       No usan el trabajo como medida del valor.
       El trabajo es el instrumento para legitimar la actividad económica y los ingresos,
       incluidos los beneficios e intereses.
       No hay una teoría del salario:

- No hay un grupo suficiente amplio de asalariados.

- No se preguntan cómo se forma el salario, sino cuál debe ser para ser justo.

Pobreza y Caridad

La pobreza durante la edad media fue un problema ético que se tenía que corregir,
empezando por la caridad. El planteamiento doctrinal desde el punto de vista económico
fue que la caridad es perjudicial porque cualquier tipo de medida de caridad impide que los
individuos asuman sus responsabilidades y provoca la ociosidad, con lo que, finalmente, lo
que ocurre es que se acentúa e incrementa la pobreza:

La pobreza fue esencialmente un problema moral. Si el objetivo era aliviar la pobreza, lo
que había que hacer es eliminar este problema mediante la caridad, que es moralmente
positiva.

       no generaba una gran presión social: las relaciones feudales garantizaban el sustento
       de los vasallos y siervos, los vínculos a la tierra o a los gremios generan ingresos de
       subsistencia, por ello
       no se concebía como consecuencia de un problema de desempleo, sino como fruto
       de desgracias personales (vejez, orfandad, enfermedad) antes que de causas
       económicas, que el individuo no controla y provocan desempleo involuntario

Cuando se rompe el modo de producción feudal (cercado de fincas, desplazamiento de
mano de obra a la ciudad, etc.) empieza a tener más sentido la critica clásica a la caridad.

Arbitrismo

Artículo principal: Arbitrismo.

Corriente económica nacida en España en el siglo XVI, en la que se incluye a los
componentes de la Escuela de Salamanca y a otros como:

       Luis Ortiz
       Martín González de Cellorigo
       Sancho Moncada
Pedro Fernández de Navarrete
       Luis Valle de la Cerda

El arbitrismo es el nombre genérico que se da a una corriente de pensamiento político y
económico desarrollado en la Monarquía Hispánica, fundamentalmente en la Corona de
Castilla, durante la segunda mitad del siglo XVI y el siglo XVII; relacionada
intelectualmente con la llamada Escuela de Salamanca. Puede considerarse al arbitrismo
como la primera literatura económica digna de tal nombre, simultánea y en buena parte
precedente del mercantilismo de otras naciones europeas, como Francia e Inglaterra.

Contenido

       1 Contexto histórico y valoración
       2 Tomás de Mercado
       3 Luis Ortiz
       4 Martín González de Cellorigo
       5 Sancho Moncada
       6 Pedro Fernández de Navarrete
       7 Luis Valle de la Cerda
       8 Otros autores
       9 Referencias
       10 Enlaces externos
       11 Véase también


Contexto histórico y valoración

Arbitrio,1 en este contexto, es la medida que el rey puede tomar en beneficio del reino, en
ejercicio de su soberanía y por su propia voluntad, como corresponde al concepto de
monarquía autoritaria de la época de los Habsburgo. En plural, arbitrios era un nombre que
se daba a ciertos impuestos con que se arbitran fondos para gastos públicos.2

Arbitrista es quien dirige un memorial al rey solicitándole que tome tal o cual arbitrio. La
producción de literatura memorialística sufrió una inflación comparable a la que se estaba
dando en la economía real durante la revolución de los precios del siglo XVI y se
incrementó con la crisis del siglo XVII, en una coyuntura económica depresiva.

El término arbitrio y arbitrista (solución, solucionador) se terminaron considerando
despectivos en la época y equivalentes a dictámenes disparatados e imposibles o a los
llamados "locos razonadores" o "locos repúblicos y de gobierno" de la época. Se ha
localizado el primer uso del concepto arbitrismo en ese contexto en El coloquio de los
perros, una de las novelas ejemplares de Cervantes (1613), y se divulga en la década
siguiente.3 Quevedo, en varios pasajes de sus obras, describe a bienintencionados arbitristas
("arcigogolantes") causando toda clase de catástrofes; uno de ellos está tan enfrascado en
escribir sus teorías que no se da cuenta de que se ha sacado a sí mismo un ojo con la
pluma.4
Pero es evidente que entre ellos había muchos personajes lúcidos que supieron atisbar con
agudeza los problemas y anticipar algunas soluciones factibles, si bien en la mayoría de
ellos su visión se ve limitada por el hecho de reducir los problemas económicos a un solo
factor, como es propio de la fase mercantilista de la historia del pensamiento económico.
Las figuras más importantes de esta escuela de pensamiento, centrada sobre todo en torno a
las ciudades de Salamanca, Valladolid y Toledo son, entre muchos otros, Luis Ortiz,
Sancho Moncada, Tomás de Mercado y Pedro Fernández de Navarrete. La conciencia de la
decadencia económica y la necesidad de políticas activas para remediarla está en la base de
la política económica del Conde-duque de Olivares (reformas monetarias y fiscales,
creación de múltiples Juntas), cuyo fracaso contribuyó al desprestigio de sus inspiradores
teóricos.

En el siglo XVIII, tras la llegada de la influencia francesa del colbertismo de Jean Orry o
Michel Amelot, la herencia del arbitrismo se trasladó al llamado Proyectismo ilustrado con
mayor elevación intelectual, en el que pueden encuadrarse personalidades más cercanas a la
fisiocracia de Quesnay (el Marqués de Ensenada con su famoso Catastro) o el liberalismo
de Adam Smith (Campomanes o Jovellanos), o personajes de menor nivel político, como
Eugenio Larruga5 Posteriormente, en el siglo XIX, es innegable la conexión intelectual con
el Regeneracionismo.

El papel de los arbitristas de los siglos XVI y XVII fue subvalorado por la misma
historiografía económica española en sus primeros estudiosos, como es el caso de Manuel
Colmeiro.6 Hubo que esperar a la llegada de los hispanistas para su reivindicación,
especialmente por la obra de Earl J. Hamilton.7 Con posterioridad han sido estudiados por
muchos otros, tanto extranjeros como españoles, como Pierre Vilar, José Antonio Maravall,
Fabián Estapé, etc.

Tomás de Mercado

Tomás de Mercado, sevillano fallecido en 1575, continuó la escuela de Salamanca y
marchó joven a México, por lo cual su visión de los problemas económicos tuvo también en
cuenta el mundo americano; allí profesó en la Orden de Predicadores en 1553,
doctorándose en teología y destacando como moralista. Reflexionó sobre la ética de las
relaciones comerciales y al regresar a España enseñó en las universidades de Sevilla y
Salamanca; en esta última se relacionó con Martín de Azpilcueta y en 1569 publicó su
famosa Suma de tratos y contratos, que fue reeditada dos años más tarde y donde se
describían los usos mercantiles de la época en Sevilla y Medina del Campo. En esta obra se
reflexiona sobre el fundamento del interés alabando los usos éticos del mismo frente a la
interpretación restrictiva de la Iglesia católica que lo tenía como usura, y plantea y
profundiza en la teoría cuantitativa del dinero a partir de la tradición de la Escuela de
Salamanca, en especial en lo tocante a la circulación internacional de divisas.

La óptica teológica sobre las actividades económicas sigue siendo una fuente de producción
literaria importante, como es el caso de del De monetae mutatione, una de las partes del
Tractatus septem del Padre Mariana (Colonia, 1609), que fue denunciado por las alusiones
a los ministros que modificaron el peso de la moneda (es el tiempo como valido del Duque
de Lerma, famoso por su corrupción) y le causó un ingreso en la cárcel.
Luis Ortiz

Luis Ortiz, activo durante la segunda mitad del siglo XVI y contador de Hacienda de
Castilla durante el reinado de Felipe II, escribió un Memorial al Rey para que no salgan
dineros de España, tras la bancarrota de los Austrias, primer texto de los mercantilistas
españoles, en el que considera que el descenso de los precios radica en la conservación del
oro en Castilla y, para tal fin, crea un plan con el que pretende el fomento de los recursos,
que fue publicado en 1558 y no halló demasiada repercusión, pese a su iluminador análisis
de la crisis económica del reino. Entre las principales medidas que proponía se hallaba la
retirada de todo tipo de ocio, la introducción de trabajo y la eleboración de productos
manufacturados a cambio de exportar únicamente las materias primas, así como la
supresión de las aduanas existentes entre los diversos reinos hispanos, la desamortización
de los bienes de la iglesia y una reforma fiscal. Analizó los problemas monetarios de
España y estudió soluciones para resolver las situaciones creadas en el país a causa de la
tendencia a exportar materias primas e importar manufacturas pagadas con las reservas de
oro americano. Intuyó el concepto de estructura económica y de forma consecuente
propuso no una, sino un amplio abanico de iniciativas que hubiera podido sacar al reino del
marasmo en que se encontraba, como aumentar la productividad, fomentar el crecimiento
demográfico, extender los regadíos e iniciar una repoblación forestal. Es más, fue
consciente del problema derivado de las remesas de oro y plata que llegaban de América y
propuso restringir la expansión monetaria y desincentivar el consumo.

Martín González de Cellorigo

Martín González de Cellorigo, ovetense activo durante la primera mitad del siglo XVII,
estudió en la universidad de Valladolid y fue abogado de la Real Chancillería de esta
ciudad. Continuó las ideas de la escuela de Salamanca y dirigió dos memoriales al futuro
Felipe III, señalando que la inflación provocada por la llegada de la plata americana era la
principal causa de los males del reino, ya que el dinero en circulación debía limitarse a la
cantidad de transacciones producidas. Era convicción suya que la riqueza sólo crece "por la
natural y artificial industria" y, por tanto, las operaciones especulativas y los privilegios
administrativos empobrecían de hecho al reino generando el abandono de los oficios y las
actividades productivas. En 1600 y en Valladolid se publicó su principal obra, Memorial de
la política necesaria y útil restauración de España y estados de ella, y desempeño universal
de estos reinos. Fue partidario de la expulsión de los moriscos.

Sancho Moncada

Sancho Moncada, también en el siglo XVII, puede considerarse igualmente ligado a la
escuela de Salamanca. En 1619 hizo unos Discursos que serían posteriormente reeditados
en 1746 como Restauración política de España. Ahonda en la teoría cuantitativa del dinero
y representa el más completo modelo español de Mercantilismo. Señaló las debilidades de
la economía española y especialmente la penuria hacendística y la invasión de productos
extranjeros, y denunció que el reino se había convertido en un deudor de las potencias
enemigas. Su solución fue proponer un severo Proteccionismo de disciplina mercantilista
supervisado por la Inquisición. Además había que promocionar la industria como
propondrá más tarde Colbert en Francia. Su obra, a diferencia de la de otros arbitristas,
gozó de gran prestigio e influencia y fue asumida por los grandes ilustrados del siglo XVIII,
en que se reeditó..

Pedro Fernández de Navarrete

El militar riojano Pedro Fernández de Navarrete (1647-1711) estudió en la Universidad de
Valladolid y allí comenzó su carrera militar. En 1692 fue nombrado almirante general de la
Armada de Flandes, y posteriormente de la Armada del Mar Océano; si bien en 1707 perdió
la confianza del rey Felipe V, éste le designó gobernador de Guipúzcoa. Se inspiró en
Cellorigo y Moncada para escribir su Conservación de las monarquías, obra de sesgo
mercantilista que preconizaba el control de las importaciones y el fomento de las
exportaciones, si bien no cayó en la trampa del bullonismo, porque entendía que la
sobreabundancia de dinero es perniciosa si no hay bienes que puedan ser adquiridos.
Propuso el desarrollo de inversiones productivas y criticó el lujo y el desprecio a los oficios
industriales y manuales por parte de la nobleza y la hidalguía de la España de su época.

       No conviene confundir con otros Fernández de Navarrete

Luis Valle de la Cerda

Luis Valle de la Cerda escribió en 1600 Desempeño del patrímonto de Su Majestad y de los
reinos, sin daño del Rey y vasallos, y con descanso y alivio de todos, por medio de los
Erarios públicos y Montes de Piedad.8 Su obra fue muy valorada por las Cortes, que
apoyaban esa iniciativa, y la reeditaron en 1618. Los Montes de Piedad eran una idea en
cierto modo similar a los Pósitos que ya funcionaban, como entidades de crédito de
fundación municipal y almacenes de grano que prestaban a los campesinos.

La fundación del primer Monte de Piedad fue realizada en Madrid por el Padre Piquer a
comienzos del siglo XVIII, y a mediados del siglo XIX fue asociado con la Caja de
Ahorros (fundada por el Marqués de Pontejos). Estas instituciones financieras ya
corresponden a un mundo protocapitalista, en el que también funcionaban otras importantes
instituciones, como los Cinco Gremios Mayores de Madrid o el Banco de San Carlos,
precedente del Banco de España.

Otros autores


Jacinto de Alcázar Arriaza. Medios politicos para el remedio unico, y uniuersal de España
librados en la execucion de su practica. 1646.

       Jacinto de Alcázar Arriaza economista español del siglo XVI, natural de Huete, que
       defendió la teoría de la contribución única en una obra titulada "Medios políticos
       para el remedio universal de España" (1646).
       Aunque Antonio Serra no es español, sino napolitano (y por tanto súbdito de la
       misma Monarquía Católica de los Habsburgo), conviene asociar al contexto
       histórico e intelectual del arbitrismo castellano su obra Breve trattato delle cause
       che possono far abbondare li regni d’oro e d’argento dove non sono miniere
(1613), que escribió encarcelado (por una conjura en la que también intervino el
      filósofo Tommaso Campanella), atribuyendo la escasez de moneda en el Reino de
      Nápoles a un déficit en la balanza de pagos, término que define con un completo
      análisis, rechazando la idea de que la escasez monetaria se pudiera deber al tipo de
      cambio, y proponiendo como solución incentivos a las exportaciones. También
      parece que formuló un concepto similar a la ley de rendimientos decrecientes para
      la agricultura.

      Cristóbal Pérez Herrera, militar, médico y filántropo, es autor del memorial En
      razón de muchas cosas tocantes al bien, propiedad, riqueza, futilidad de estos
      reinos y restauración de ellos, donde propone el fomento de la laboriosidad y el
      ahorro para conseguir la recuperación de agricultura, ganadería y población, que
      denuncia decayentes.

      Mateo López Bravo (Del rey y de la razón de gobernar, 1616), propone una política
      paternalista, que incluya la represión de la mendicidad y el fomento del trabajo.

      Pedro de Valencia, contrario a la expulsión de los moriscos.

      Antonio López de Vega (Heráclito y Demócrito de nuestro siglo), considera que es
      la guerra la causa de la decadencia.

      Francisco Martínez de Mata (Memoriales y Discursos, 1650-1660), motrileño,
      cierra cronológicamente la serie de arbitristas de la corona castellana.

      En la Cataluña posterior a la revuelta de los catalanes de 1640, el arbitrismo está
      representado por Narcís Feliu de la Penya (Político discurso... a S. M. suplicando
      mande y procure impedir el sobrado trato y uso de algunas ropas extranjeras que
      acaban el comercio y pierden las artes en Cataluña, 1681, y Fénix de Cataluña,
      1683), explícitamente proteccionista, partidario de la sustitución de importaciones y
      de la fundación de una compañía privilegiada de comercio con América con base en
      Cataluña.9

      Más alejado del mundo intelectual de los arbitristas está José Penso de la Vega,
      judío de origen español (sefardí) que en Ámsterdam reflexionó sobre la naciente
      Bolsa (Confusión de confusiones: diálogos curiosos entre un philosopho agudo, un
      mercader discreto, y un accionista erudito, descriviendo el negocio de las acciones,
      su origen, su ethimología, su realidad, su juego, y su enredo, 1688).

      Saliéndose cronológicamente del periodo y adentrándose en el siglo XVIII,
      Jerónimo de Uztáriz, que puede considerarse un postmercantilista, desarrolla los
      temas colbertistas de obtención de identificación de la riqueza nacional con la
      balanza comercial excedentaria.

Referencias
1. ↑ Del latín arbitrĭum. «Arbitrio», Diccionario de la lengua española (vigésima
      segunda edición), Real Academia Española, 2001. En especial la definición cuarta:
      Medio extraordinario que se propone para el logro de algún fin. Definición para
      ámbito administrativo y judicial: Facultad que la ley deja a los jueces o autoridades
      para la apreciación de circunstancias o para la moderación de sus decisiones.
   2. ↑ DRAE, definición sexta, que añade por lo general municipales.
   3. ↑ Ricardo García Cárcel (1996) La cultura del Siglo de Oro. Pensamiento, arte y
      literatura (Historia de España, vol. 17), Madrid: Temas de Hoy ISBN 84-7679-295-
      6. Sección El pensamiento económico, pgs. 45-47. Para el origen del término cita a
      Jean Vilar (1973) Literatura y economía. La figura satírica del arbitrista en el Siglo
      de Oro. Cita como otras fuentes a Manuel Colmeiro Historia de la política
      económica en España, Madrid, 1962; Margaret Grice-Hutchinson El pensamiento
      económico en España (1177-1740), Barcelona, 1982, Earl J. Hamiliton El
      florecimiento del capitalismo y otros ensayos de historia económica, Madrid, 1948;
      José Larraz López La época del mercantilismo en Castilla 1500-1700, Madrid,
      1943; y Pierre Vilar Crecimiento y desarrollo, Barcelona, 1974.
   4. ↑ Llopis-Fuentes, Roger (1991) El personaje del arbitrista según Cervantes y
      Quevedo Cincinnati Romance Review 10, pgs. 111-122. Consultable en Internet hay
      un estudio de Mercedes Blanco Del infierno al Parnaso. Escepticismo y sátira
      política en Quevedo y Trajano Boccalini [1]
   5. ↑ Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas y minas de
      España con inclusión de los reales decretos, órdenes, cédulas, aranceles y
      ordenanzas expedidas para su gobierno y fomento, Madrid, imprenta de Benito
      Cano, 1787-1800, 45 tomos en cuarto; Historia de la Real Junta de Comercio,
      Moneda, Minas y Dependencias de extranjeros, Madrid, 1789, 13 vols.
   6. ↑ Colmeiro, Manuel: (1883) Historia de la Economía Política en España; (1880)
      Biblioteca de los economistas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII.
   7. ↑ Hamilton, Earl J. (1934) El tesoro americano y la revolución de los precios en
      España, 1501-1650.
   8. ↑ Dubbet Ann El arbitrismo comopráctica política: el caso de Luis Valle de la
      Cerda (¿1552?-1606) Cuadernos de Historia Moderna número 24, lSSN 214-4018-
      204-0 [2]
   9. ↑ García Cárcel, op. cit.

Enlaces externos

      Manuel de la Fuente Merás: Una aproximación a los «arbitristas» del siglo XVII
      desde la teoría de las tres capas del poder político.
      Ricardo García Cárcel El pensamiento económico (España). Siglo de Oro., en
      Artehistoria.
Bullionismo
El bullionismo o bullonismo (del inglés bullion, lingote de oro), es una teoría económica
que define la riqueza como la cantidad de metales preciosos de los que se es propietario. Su
práctica se basó en la acumulación de metales preciosos (monedas o lingotes) como única
riqueza posible. También es conocido como metalismo. Es considerado como un
mercantilismo arcaico.

También puede considerarse como definitorio de un sistema monetario estrictamente
metálico, que no permita la emisión de papel moneda con libertad por el banco emisor, sino
que refleje fielmente la existencia en metal precioso que lo respalde, y de esta forma
impedir la inflación.

En su primera acepción se identifica con la política económica de la Monarquía Hispánica
durante el Antiguo Régimen, especialmente por los Habsburgo (siglos XVI y XVII),
mediante la obsesión reglamentista y el control sobre los metales preciosos que se extraían
de América. Se pretende su acumulación al identificar riqueza y existencia de oro o plata,
que llevaban asociado el prestigio y el poder. Se intentaba impedir la salida de oro o plata,
lo que contribuía aún más al proceso de inflación denominado Revolución de los precios.
Buena parte de los economistas españoles de la época, agrupados en la denominación
arbitrismo, pueden ser considerados bullonistas.



Contenido

       1 Bullionismo en Inglaterra
          o 1.1 Thomas Milles
          o 1.2 Gerard de Malynes
       2 Véase también


Bullionismo en Inglaterra

Surge en el siglo XVI a raíz de observar cómo Inglaterra poseía grandes cantidades de oro y
plata debido a su superávit en la balanza de pagos. Hay que destacar que tales metales
preciosos no procedían de sus territorios, pues tenían una producción propia prácticamente
inapreciable.

Thomas Milles

Thomas Milles (1550-1627), entre otros, recomendaron incrementar las exportaciones para
conseguir un superávit comercial, convirtiéndolo así en metales preciosos de los que el país
se adueñaba en detrimento del resto de estados.
Pese a que Inglaterra prohibió la exportación de libras o metales preciosos en torno a 1600,
Milles prefería la vuelta al sistema de puertos con monopolio comercial, pues forzaría a los
comerciantes a usar sus divisas para comprar bienes procedentes de Inglaterra, e
igualmente, prevendría la salida de oro y plata del país. Hay que señalar que las teorías de
Milles tendrían poco peso en la época.

Gerard de Malynes

Gerard de Malynes (1586 - 1641) fue otro bullionista que publicó un libro titulado A
Treatise of the Canker of England's Common Wealth (que en español podría traducirse por
Un Tratado sobre la Úlcera del Common Wealth Inglés), en el que comentaba que el
intercambio de divisas había sido más un intercambio de valor que un intercambio del peso
de los metales, y que por ello el déficit de la balanza de comercio inglesa sería la
consecuencia de un intercambio injusto de metales preciosos llevado a cabo por los bancos
y los servicios de cambio de divisa.

Buscando eliminar las fluctuaciones en los tipos de cambio, exigía que se estableciese un
cambio estricto para las monedas que estuviese calculada en base únicamente a la
concentración de metal precioso y su peso. Sin embargo, Malynes no llegó a convencer a
sus contemporáneos de que los cambistas eran los responsables de la salida de oro de la
nación, ni de la legitimación de una monopolio de una venta de divisas realizado por la
corona. Sí que tuvo éxito, en cambio, en lograr la primera controversia en el mundo de la
economía: Edward Misselden seopuso a sus ideas en 1623 en su libro The Circle of
Commerce: Or, the Balance of Trade (El Círculo de Comercio: O, el Equilibrio de
Comercio).
Cameralismo
Cameralismo fue el nombre de una corriente del mercantilismo que existió principalmente
en Alemania durante los siglos XVII y XVIII. Al igual que el colbertismo que existió en
Francia en esas épocas, se la considera sobre todo un conjunto de prácticas o políticas más
que una teoría económica propiamente.1 Sin embargo, el cameralismo llegó a constituir una
disciplina académica, con un contenido teórico e ideológico más formal que otras versiones
del mercantilismo.



Contenido

       1 Orígenes y significado del termino
       2 Características y evolución del cameralismo
       3 Citas y referencias
       4 Bibliografía
       5 Obras escritas por cameralistas
       6 Enlaces externos
       7 Véase también


Orígenes y significado del termino

El término se origina en el vocablo alemán "Kammer" ( cámara, pieza o habitación)
refiriéndose a los cuartos en los cuales se realizaban reuniones para discutir los asuntos
tanto comerciales como de gobierno. La palabra se usó también para referirse a la sala en la
cual se guardaba el tesoro del Estado; el administrador de las finanzas reales recibía el
título de "camerarious". Así, "cameralismo" adquirió una connotación relacionada con las
finanzas públicas.

A partir de lo anterior, el concepto llegó a ser considerado una disciplina. En alemán, aún
estos días se usa el termino "Kameralwissenschaft " (literalmente: ciencia de la cámara o
ciencias camerales) para referirse a la "Administración del Estado". (ver entrada
Kameralwissenschaft en la wiki alemana).

Bajo ese nombre se establecieron estudios en algunas universidades, en Estrasburgo, por
ejemplo, tan temprano como en 1500. Consecuentemente, los "cameralistas" predominaban
entre los consejeros y altos oficiales de las principalidades alemanas durante la Guerra de
los Treinta Años. Posteriormente, Federico Guillermo I de Prusia instituyo, en 1721,
cátedras de "cameralismo" en las Universidades de Halle (Sajonia-Anhalt) y Fráncfort del
Óder, con la intención de que se enseñara las prácticas de la buena administración del
Estado.2

Las prácticas o aproximaciones del cameralismo fueron formalizadas en 1762 por el
austriaco Johann Mathias Puechberg.3 Sin embargo el catedrático cameralista más conocido
fue Johann Heinrich Gottlob von Justi.4 Y en Italia Cesare Beccaria fue nombrado (1769) a
la cátedra de "Ciencia Cameral" en lo que era, aquellas fechas, la institución de educación
superior por excelencia en Milán: la Escuela Palatina.

En ese sentido, el cameralismo llegó a constituir el esquema educativo de los funcionarios
públicos alemanes, especialmente los de altos grados. Así, el cameralismo es percibido
como el antecesor de los estudios modernos de administración publica.

Características y evolución del cameralismo

El cameralismo, como disciplina, empezó simplemente como una política dedicada a
fortalecer las finanzas reales. Desde este punto de vista la asunción era que la única medida
de interés de la riqueza de un país era la cantidad de impuestos que era posible recaudar.
Sobre esa base se empezaron a buscar políticas que promovieran las actividades
económicas de las diferentes principalidades alemanas de la época y a obstaculizar las
"importaciones" (que en esa época y a diferencia de los imperios inglés, francés o españól-
no significaba importaciones desde otros países sino más bien de otras regiones alemanas).
Al mismo tiempo, se empezaron a desarrollar sistemas que permitieran la recaudación
efectiva de impuestos y tributos, etc. Durante este periodo, y en común con el
mercantilismo, la finalidad explicita de las políticas y practicas fiscales eran el
fortalecimiento del Estado, que se veía como personificado en la persona del monarca.

Posteriormente, y bajo la influencia del ilustración esa percepción empezó a ser modificada.
A pesar que el poder de los monarcas llegó a ser absoluto, con la ilustración aparece el
concepto del monarca ilustrado, cuya función era, especialmente en Alemania, traer
progreso y bienestar social y económico a su pueblo, con la asesoría de sus funcionarios,
por medio de reformas,5 estableciendo así las bases para un sistema de administración cuyo
objetivo crecientemente deja de ser solo el interés del monarca y es complementado por la
llamada utilidad pública (ver Interés público). Es en este periodo que el cameralismo se
implementó como disciplina casi académica, con estudios formales.

En la medida que los monarcas asumen como su responsabilidad la dirección económica
general y la responsabilidad de asegurar el bienestar de sus sujetos se ven obligados a
expandir sus ámbitos de acción, necesitan no solo incrementar las capacidades productivas,
mejorar técnicas y adaptar practicas de contabilidad y presupuestarias sino también
encontrar maneras de implementar una nueva, revolucionaria, actividad estatal: esa
encaminada a asegurar la felicidad y prosperidad de sus habitantes hasta donde fuera
posible.

De acuerdo con varios escritores6 esos estudios "cameralísticos" incluían las áreas de
"Cameralismo" (o administración, especialmente lo que después fue llamado
Administración pública), "Oeconomie" (o Finanzas) y "Polizei". (definido por Adam Smith
como: "policía es la segunda división general de la jurisprudencia. El nombre es francés y
originalmente deriva del griego politeia, que propiamente significaba la acción o política de
"seguridad pública" práctica del gobierno, esto es: salubridad, seguridad y economía".-7 )
Sin embargo, y como ha destacado Schumpeter, en el terreno ideológico los escritos de los
cameralistas no son textos académicos o incluso manuales para hombres de negocio
propiamente dichos, sino más bien escritos de un funcionario a otro.8 En las palabras de
Guerrero Orozco: "Las ciencias camerales tampoco forman parte de sistemas filosóficos, no
especulan, ni sus principios son los de la contemplación... Todavía no adquieren el estatuto
de disciplinas científicas, en el sentido moderno del término; son aún disciplinas
instrumentales, vehículos de acción." sin embargo: "tampoco están preñadas de puro
pragmatismo, no son mero arte gerencial. Son disciplinas académicas susceptibles de ser
enseñadas por medio de la cátedra" (op cit). "Los cameralista fueron parte economistas,
parte científicos políticos, parte administradores públicos y parte abogados. Se
aproximaban a sus áreas de estudio de una manera que utilizaba todas esos habilidades y
competencias".9

En la obra del Doctor Omar Guerrero, conspicuo profesor de Administración Pública en la
Universidad Nacional Autónoma de México, explica lo siguiente:

El cameralismo es el movimiento político emprendido por los funcionarios públicos
germanos para conocer, instrumentar y sostener la afirmación del Estado absolutista frente
a otras entidades políticas. Es, asimismo, un movimiento intelectual organizado en
actividades académicas que culminan en la creación de ciencias prácticas de la
administración, las ciencias camerales. Antes de entrar al examen de las ciencias camerales,
que son el objeto de esta disertación, debemos abundar un poco más sobre el significado del
cameralismo. Pondremos énfasis en que el cameralismo es un movimiento político e
intelectual emprendido, desarrollado y consolidado por administradores públicos prácticos,
por hombres de Estado formados empíricamente que sin embargo tomaron conciencia de la
necesidad de establecer criterios pedagógicos para facilitar la continuidad histórica del
cameralismo. Estamos, por tanto, ante el hecho histórico único de un encadenamiento inter-
generacional de administradores del Estado absolutista en una escuela de pensamiento
establecida, reconocida, institucionalizada. El cameralismo es, como bien se ha dicho, 5 la
doctrina administrativa por excelencia del Estado absolutista.

Por otra parte, la culminación de la aproximación del cameralismo se encuentra las
propuestas de Lorenz von Stein, propuestas que son consideradas al mismo tiempo como su
superación -ver Ferraro A y Ajenjo N, op cit- . Stein explícitamente concibe el Estado
como una entidad autónoma general, diferente tanto de la persona del monarca individual
como de cualquier otro individuo o agrupación particular de ciudadanos. Para von Stein, el
estado consiste de dos componentes centrales que se deben complementar: la Constitución
y la Administración -este último termino en un sentido general. Así, por ejemplo, la libertad
y bienestar que la constitución establece debe ser implementada también al nivel práctico
por el brazo administrativo. Lo que significa que debe haber una "administración social"
que permita a los individuos ejercer esos derechos y gozar en realidad de esas garantías que
la constitución promete. "Para Stein, el Estado tiene que garantizar la libertad del individuo
no solamente contra las amenazas de otros individuos o de los propios agentes públicos,
sino también contra la arbitrariedad de los desarrollos socioeconómicos."10 (Ver también,
Estado Social)

Citas y referencias
1. ↑ Por ejemplo: Ferraro A y Ajenjo N ( A Positive Ethics for Public Administration.
       Altruism, Self-Interest and the Concept of the State, p 14) aducen: Lorenz von Stein
       es el autor que culmina y también supera la tradición de estudios ―cameralistas‖
       alemanes y los estudios franceses de ―policía‖ desarrollados durante los siglos XVII
       y XVIII. Este tipo de estudios, al servicio de las monarquías ilustradas en ambos
       países, consistían en un conjunto relativamente poco sistemático de conocimientos
       principalmente prácticos y con algunas reflexiones teóricas, que iban desde la
       economía a la agricultura, pasando por el derecho y la minería. En otras palabras,
       todo lo que pudiera resultar relevante para la administración de una monarquía
       centralizada‖.
   2. ↑ Guillaume Garner, État, économie, territoire en Allemagne. L'espace dans le
       caméralisme et l'économie politique, 1740-1820, Éditions de l'École des hautes
       études en sciences sociales, 2006.
   3. ↑ Johann Matthias Puechberg: Einleitung zu einem verbesserten Kameral-
       Rechnungsfuße, auf die Verwaltung einer Kameral-Herrschaft angewandt. 1762.
       Zitiert in: Reinbert Schauer: Rechnungswesen in öffentlichen Verwaltungen. 2007
       Verlag Linde, Wien: S. 19.
   4. ↑ ver, por ejemplo: The beginnings of political economy. von Justi, Johann Heinrich
       Gottlob - Jürgen Georg Backhaus. (Ed) Lugar y fecha de edición: New York 2008
       Editorial: Springer Gmbh & Co. Idioma: Inglés ISBN(13): 9780387097787
   5. ↑ Omar Guerrero Orozco escribe: "Los principados germánicos están organizados
       con base en lo que entonces se llamaba Estado de policía, un tipo de Estado
       absolutista cuyo arreglo institucional tiene como base las relaciones entre el
       príncipe y los súbditos como relación de dominio (Véase: Otto Mayer, Derecho
       administrativo alemán, tomo 1, pp. 45-66) Estos vínculos de dominio, sin embargo,
       tienen la peculiaridad de descansar en una especie de contrato en el cual los súbditos
       se comprometen a obedecer, en tanto que el príncipe lo hace para proveerles de
       prosperidad. La clave de la relación radica en que, para satisfacer las necesidades de
       la población, al príncipe se le ha dotado de atribuciones para realizar, sin límites,
       todo aquello necesario al respecto. Dicho de otro modo, el poder principesco es
       ilimitado en este sentido." LAS CIENCIAS CAMERALES
   6. ↑ ver, por ejemplo: David F. Lindenfeld , The Practical Imagination: The German
       Sciences of State in the Nineteenth Century, 1997
   7. ↑ Smith, Adam. Lectures on Justice, Police, Revenue and Arms. Oxford, Claremons
       Press, 1896, pp. 154-156. Citado por Omar Guerrero Orozco en LA CIENCIA DE
       LA ADMINISTRACIÓN EN LAS CIENCIAS SOCIALES
   8. ↑ Schumpeter, Joseph. Historia del Análisis Económico. México, Fondo de Cultura
       Económica. 1984.
   9. ↑ Richard E. Wagner: The Cameralists: Fertile Sources for a New Science of Public
       Finance.
   10. ↑ Ferraro A y Ajenjo N ( A Positive Ethics for Public Administration. Altruism,
       Self-Interest and the Concept of the State,



Bibliografía
Baena del Alcázar, Mariano: Los estudios sobre administración en la España del
       siglo XVIII.

       Garner, Guillaume: État, économie, territoire en Allemagne. L'espace dans le
       caméralisme et l'économie politique, 1740-1820, Éditions de l'École des hautes
       études en sciences sociales, 2006.

       Giufre, Antonio 1968. Guerrero, Omar: Las Ciencias de la Administración en el
       Estado Absolutista. México, Fontamara, 1986.

       Guerrero, Omar: Las Ciencias de la Administración en el Estado Absolutista.
       México, Fontamara, 1986.

       véase: Pierangelo Schiera, op. cit., pp. 402-424.

       LAS CIENCIAS CAMERALES, Omar Guerrero Orozco, Universidad Nacional
       Autónoma de México, Publicado en: México, Revista Ensayos, UNAM, vol. II,
       núm. 6, 1985, pp. 16-20.

       Jordana de Pozas, Luis: "Los cultivadores españoles de la ciencia de la policía"

       Lindenfeld, David F. Lindenfeld : The Practical Imagination: The German Sciences
       of State in the Nineteenth Century (1997),

       Lluch Martín, Ernest: EL CAMERALISMO MÁS ALLÁ DEL MUNDO
       GERMÁNICO Revista de economía aplicada, ISSN 1133-455X, Vol. 4, Nº 10,
       1996 , pags. 163-175

       Schiera, Pierangelo: Il Cameralismo e L'assolutismo Tedesco. Milano

       Small, Albion: The Cameralists.: New York Burt Franklin, 1909.

Obras escritas por cameralistas

       Puechberg, Johann Matthias: Einleitung zu einem verbesserten Kameral-
       Rechnungsfuße, auf die Verwaltung einer Kameral-Herrschaft angewandt. 1762.
       Zitiert in: Reinbert Schauer: Rechnungswesen in öffentlichen Verwaltungen. 2007
       Verlag Linde, Wien: S. 19.

       Von Justi, Johann Heinrich Gottlob :

-Staatswirtschaftliche oder systematische Abhandlung aller ökonomischen und
Cameralwissenschaft, 2 volúmenes, (1755)

-Grundsätze der Polizeywissenschaft, (1756)
-System des Finanzwesens, (1766)

      Beccaria, Cesare: Elementi di economía pubblica (1804)

      Von Stein, Lorenz : varias, por ejemplo: Handbuch der Verwaltungslehre, Stuttgart,
      1870; tercera edición, 1889, 3 volúmenes.

Enlaces externos

      LLuch, Ernest: EL CAMERALISMO MÁS ALLÁ DEL MUNDO GERMÁNICO

      Nielsen, Axel Eduard Hjorth: Die Entstehung der deutschen Kameralwissenschaft
      im 17. Jahrhundert (1911). (en alemán)

      Basseti, Piero: Il cameralismo tra regionalismo ed europeismo (en italiano]

      Uvalle B, Ricardo: ORIGEN, COBERTURA Y OBJETIVOS DE LA CIENCIA DE
      LA POLICIA

      UIB: Cameralistas alemanes
Colbertismo




Colbert, por Villacerf.

Colbertismo es el nombre que se da a una doctrina económica del siglo XVII, elaborada
por Jean-Baptiste Colbert Contrôleur général des finances (ministro de finanzas) de Luis
XIV. El colbertismo es una variante del mercantilismo y es considerada más que todo un
conjunto de prácticas o políticas, más que una teoría económica.

Esta política económica fue practicada en Francia entre 1661 y 1683, fecha de la muerte de
Colbert. Sin embargo fue continuada con algunas modificaciones por sus sucesores.

Como pensamiento económico, que sugería que una de las principales funciones del Estado
es promover la producción de riqueza en un país a fin de financiar los gastos de Estado
mediante el fomento del desarrollo económico nacional, fue reemplazada en el siglo XVIII
por la fisiocracia y, posteriormente, por el liberalismo económico.

Contenido

       1 Características principales
       2 Ejecución del proyecto
       3 Colbertismo posteriormente
       4 Notas y referencias
       5 Bibliografía
       6 Véase también


Características principales
Las principales características del colbertismo son:

       La acumulación de riqueza en la forma de lingotes a traves de una balanza de pagos
       excedentaria y el aumento del producto de los impuestos.
       Proteccionismo del mercado y productores interno.
       Subsidios a las exportaciones.
       Implementación de dirección fiscal.

Colbert transformó la lógica mercantilsta de acumulación de riquezas a través de una
organización meticulosa del Estado que hace del proyecto una expresión del espíritu
progresista y aspiraciones de grandeza del país y su monarca. En ese sentido, la riqueza no
sólo es acumulada para ser guardada o incluso para transformarla en recurso productivo,
sino para exhibirla, dando así origen o justificación a la gran expansión de las artes,
artesanías, ciencia y cultura, e incluso edificios "públicos" propios de la época, algunos
construidos específicamente para dar una sede a instituciones que contribuían al prestigio y
grandeza del país, tales como el Instituto de Francia que recibió, entre otras grandes
instituciones, la recientemente formada Academia francesa. Otros, tales como el Hospital
de Los Inválidos, al menos parcialmente como continuación de un nuevo espíritu que
eventualmente condujo a la idea de "servicios al público" por parte del Estado: por ejemplo,
el Hospital de la Pitié-Salpêtrière, la dedicación del Louvre como palacio para las artes, la
creación de una 'Bibliothèque Nationale" en el Palacio Real (París) y la construcción de
espacios públicos tales como Plaza Vendôme y Plaza de la Concordia, ambas rodeadas con
locales para negocios. Además la construcción del edificio de la Escuela militar (Francia),
etc, el todo coronado por el Palacio de Versalles; edificios que no sólo impulsaron el
desarrollo técnico de la época creando empleos, sino que fueron construidos con la
intención específica de demostrar "la grandeza de Francia", lo que sin duda logran incluso
en el presente.

Los apoyos otorgados a sectores de la industria francesa de la época -conocidos como el
sector de ―Manufactures privilégiées‖ -aquellos que tenían un sistema de producción muy
regulado a fin de garantizar alta calidad (ver también Manufactura real)- no fueron
concebidos como de plazo indefinido. El objetivo era que las empresas adquirieran tanto el
conocimiento o experiencia suficiente como el tamaño o escala necesaria para competir
cara a cara con los principales competidores de la época. (ingleses y holandeses).

Los ejemplos más conocidos de tales empresa son los Gobelinos; Saint-Gobain , las
porcelanas de Sèvres, las fabricas de armamentos en Saint-Étienne, etc, etc1

Ejecución del proyecto

El historiador Pablo Aimar señala que las industrias ―manufactureras‖ mencionadas
constituyen realmente más una concentración bajo un mismo techo de talleres artesanales
(pero obviamente de suma habilidad) que una organización industrial propiamente tal.2

La época de oro del colbertismo es aquella en la cual Colbert centro su atención en la
construcción del ―canal du Midi‖ en el cual el Estado financio el 40% de la construcción y
el 75% de las obras fueron efectuadas en tres años, precediendo 1670. El resto
demorandose hasta 1690 para su complecion.

Otro de los grandes proyectos de la politica fue la donación de seis millones de capital a la
compagnie des Indes Occidentales, a fin de desarrollar el cultivo del tabaco en las Antillas.
Pero de ese proyecto por un largo tiempo los principales beneficiados fueron los
comerciantes del tabaco holandeses, país que en aquella época constituía uno de los
principales competidores de Francia.

Errores similares se cometieron después de la muerte de Colbert, por ejemplo, con la
creación del ―Banco General‖ y posterior fusion de ese organismo con con la
Compagniedes Indes Occidentales a fin de explotar la Luisiana (Nueva Francia), lo que - a
pesar de enriquecer a muchos (en esa época se origina el termino "millonarios") termino
con la primera gran crisis económica moderna. (véase John Law).

Colbertismo posteriormente

Artículo principal: Dirigismo.

En Francia se usa el termino ―neocolbertismo‖ para referirse al ―dirigismo‖ que fue la
variedad de intervencionismo implementado por el gobierno frances después de 1945. Ese
neocolbertismo no trató de acumular riqueza o subsidiar exportaciones pero más bien de
financiar estudios científicos y de hacer emerger una industria nacional capaz de recrear y
mantener tanto la infraestructura como una economía de escala moderna, especialmente a
través de promover la creación de industrias que se ven como "campeones nacionales" en la
medida que alcanzan reconocimiento internacional.

El neocolbertismo ha sido visto por politicos tanto a nivel frances como europeo como una
politica para enfrentar al proceso de deslocalización que proviene del liberalismo moderno
o neoliberalismo.3 Esto no cuenta con la aprobación general de los economistas. Así, por
ejemplo, Phillipe Escande ha escrito: ―Esta politica dirigista tiene dos defectos. Por un lado,
dirige los dineros publicos, notablemente los de estudios y desarrollos científicos, a los
―campeones‖ que no necesariamente los necesitan, a detrimento de las instituciones
menores... (...) por el otro, protege a los grandes grupos (industriales) y limita la
competición y, por ende, la emergencia de nuevos rivales. Es lo que el economista austriaco
Joseph Schumpeter teorizo como ―destrucción creativa‖ lo que permite a los innovadores
tomar el lugar de los actores actuales‖4

Notas y referencias

   1. ↑ La grande industrie sous le règne de Louis XIV, de Germain Martin
   2. ↑ por ejemplo: La Révolution industrielle (1780-1880), Seuil, Paris, 1971, rééd.
      1999.- y (con Jean-François Sirinelli ) Histoire culturelle de la France, 4 tomes,
      Seuil, Paris, 1997, rééd. 2005.
   3. ↑ rapport d'information d'un sénateur UMP, 2004
   4. ↑ Le trou noir des PME, Les Échos, 26 février 2008
Bibliografía

       Philippe MINARD, La fortune du colbertisme, Etat et industrie dans la France des
       Lumières, Paris, Fayard, 1998.
       Le Colbertisme "high tech" : économie des Telecom et du Grand Projet.- Élie
       Cohen, (Paris : Hachette, 1992) ISBN 2-01-019343-1.
Dirigismo
Dirigismo (del francés "dirigisme") es un concepto político-económico usado para designar
un sistema en el cual el gobierno ejercita una fuerte influencia directiva en los sectores
económicos, generalmente no a través del intervencionismo o de la estatización sino del uso
de incentivos para promover prácticas que son de interés público o general.

A pesar que muchos consideran que tal influencia es, por definición, excesiva (la RAE, por
ejemplo, define el término como significando "Tendencia del gobierno o de cualquier
autoridad a intervenir de manera abusiva en determinada actividad."), esto no es
necesariamente el caso. Igualmente, a pesar de que el concepto ha sido usado para designar
una economía centralizada en la cual el gobierno o Estado efectivamente controla los
mecanismos de producción y distribución, etc. -es decir, como equivalentes a ciertos
sistemas socialistas o colectivistas como en el caso del Estado socialista- ese no es el
sentido que la palabra tenía originalmente o tiene incluso en el presente en Francia (y a
través de esta en otros países), donde es usada generalmente para designar un sistema
esencialmente capitalista con participación fuerte del Estado, específicamente con un rol
estatal de coordinación. En otras palabras, es un sistema que puede ser considerado como
capitalismo de Estado.

En ese sentido, muchas economías modernas pueden ser caracterizadas como con algún
grado de "dirigismo" (ver economía mixta), por ejemplo, el gobierno generalmente subsidia
estudios y desarrollos científicos o técnicos o promueve la industria nacional a través de
programas fiscales, por ejemplo, producción y compra de material militar, sanitarios,
educativos, etc.

Contenido

       1 Orígenes y evolución del termino
       2 Dirigismo en otros sistemas políticos
       3 Dirigismo y Planificación indicativa
       4 Referencias y notas
       5 Bibliografía
       6 Véase también


Orígenes y evolución del termino

Los orígenes del dirigismo -entendido como la acción gubernamental a fin de crear,
promover o defender la industria o economía de un país- se encuentra en las obras de
monarcas tales como Pedro el Grande de Rusia, José I de Portugal; Carlos III de España y
otros propios del absolutismo. (ver: Manufactura real) Entre ellos se destaca Luis XIV de
Francia quien, a través de Jean-Baptiste Colbert -su ministro de finanzas- transformo lo que
había sido la acción ocasional de algunos reyes en "política de estado". (ver Colbertismo)
Posteriormente Henri de Saint-Simon introdujo el termino como tal, pero generalizó y
modifico la propuesta, transformándola de uno de los objetivos estatales, en el objetivo
principal del estado, lo que requiriria una reorganización de éste. Saint Simon percibía esa
reorganización de la sociedad teniendo lugar bajo la dirección una elite de filósofos,
científicos y técnicos lidereando un proceso pacífico de industrialización moderado por un
"humanismo-cristiano" -el cual tendría científicos como sacerdotes- Saint Simon no
concebía lo anterior como requiriendo un gobierno fuerte, sino por el contrario, uno basado
en comunidades y consensos.1 En esa medida, el pensamiento de Saint Simon ha sido
considerado "progresista" o "socialista".

Con posterioridad Auguste Comte retoma el concepto (en su "Système de Politique
Positive" -1851) asignando al gobierno el rol de conducir la acción individual al objetivo
común. Para Comte ese gobierno -se alega y a diferencia de la sugerencia de Saint Simon-
es autoritario, en que la acción progresista de Saint Simon deja de ser basada en discuciónes
y acuerdos y se transforma en el descubrimiento y aplicación de "leyes naturales" por los
administradores científico-técnicos del estado. Mientras en la concepción de Saint Simon
los sabios guían a través del argumento libre a la comunidad -los miembros de las cuales
son libres para disentir- en Comte los sabios tienen el papel principal de educar en un
proceso que "dará a cada uno el conocimiento necesario para comprender su lugar, su papel
como "órgano de la humanidad" a través de un sistema que debe ser "preciso tanto acerca
de los programas como acerca de los "cuadros institucionales"; tendiendo a limitar
absolutamente la intervención de la individualidad... (implemetando de manera rutinaria) la
investigación administrativa, centralización uniformizante, reasignacion regular del
personal a fin de evitar relaciones personales, cursos de contenido preciso y programas
estrictos, todo es planificado y anunciado por adelantado.2

El desarrollo de esa concepción política del dirigismo coincidió con el desarrollo de la
meritocracia y burocracia como formas de administración, especialmente la administración
pública. Esas concepciones dieron forma en Francia a la reformación de la École
polytechnique (en 1817) y, posteriormente al periodo de Napoleón III y a la Comuna de
París, a la fundación de varias "altas escuelas", tales como la del École libre des sciences
politiques y, eventualmente (en 1945) a la École Nationale d'Administration

Se ha sugerido3 que la propuesta es que países que no habían logrado desarrollo económico
a través del laissez faire serían capaces de lograr desarrollar, fortalecer y expandir tanto la
industria como la economía nacional a traves de un dirigismo económico.

Esta posición alcanzó un apogeo, en Francia después de la Segunda Guerra Mundial, con el
"dirigisme" del Gaullismo, sistema a través del cual ese país buscó no sólo reparar los
grandes estragos que la guerra había causado sino expandir y modernizar tanto la base
industrial como la infraestructura de todo tipo en ese país.

Por ejemplo, se ha aducido que la industria francesa de preguerra estaba generalmente
compuesta de empresas familiares, a menudo demasiado pequeñas y consecuentemente,
descapitalizadas y carentes de bienes de capital y organización modernas y eficientes, que
simplemente habían sido incapaces de competir a nivel internacional - De Gaulle
famosamente ejemplificó la situación con la pregunta retórica "¿Cómo se puede gobernar
un país que tiene más de 300 clases de quesos...?".4 Además, mucho del material y
maquinaria moderna había sido simplemente "trasladado" a Alemania durante la ocupación
y en general, destruido durante la guerra misma.

Los gobiernos franceses enfrentaron esa situación, bajo el liderazgo del gaullismo, con un
Commissariat au plan ("Comisión para el Plan"). A diferencia, por ejemplo, con el sistema
imperante en la Unión Soviética, el gobierno francés nunca buscó obtener la propiedad
generalizada de las empresas ni impuso objetivos obligatorios como parte "del plan". En
general, éso se implementaba a través del uso de incentivos.

Por ejemplo, el objetivo general del plan era producir una industria capaz de competir a
nivel internacional tanto con la inglesa como con la estadounidense. Una parte esencial de
ese objetivo general fue lograr que las empresas francesas se fusionaran en conglomerados
"campeones nacionales" o "de renombre" que podían ser promovidos a nivel internacional
por el gobierno. Al mismo tiempo, el estado podía prestarles apoyo financiero tanto directo
como indirecto (por ejemplo, comprando solamente en empresas francesas) Otras formas de
apoyo financiero indirecto incluyen el financiamiento estatal de estudios y desarrollos
científico-técnicos (incluyendo proyectos industriales específicos que se espera generen
desarrollo técnico generalizado a través de la industria -por ejemplo, el proyecto que dio
origen al Concorde), la provisión de personal altamente especializado, etc.

El área en la que el gobierno francés busco un mayor nivel de control -aparte del sistema
educacional y de estudios científicos- fue la provisión de infraestructura y servicios
relacionados. El gobierno francés creo o ha sido el propietario de la empresa de
ferrocarriles (SNCF), de electricidad ( EDF), la empresa de gas (GDF), aerolínea nacional
(Air France), sistemas nucleares e industrias del espacio ( CNES y la Aérospatiale). etc, Sin
embargo, el estado francés ha dejado largamente a la industria privada la construcción y
mantenimiento de supercarreteras y otras vías terrestres.

El proyecto fue largamente exitoso. Durante las décadas desde 1945 a 1975 Francia
experimentó un crecimiento económico sin precedente en su historia (4,5 % en promedio)
lo que junto a un gran crecimiento demografico, la integración de manera competitiva de
Francia a una economía internacional en expansion y consecuente, el restablecimiento del
orgullo nacional, llevaron a que ese periodo sea conocido como los Trente Glorieuses.

Durante ese periodo, bajo las presidencias derechistas o conservadoras de Charles de
Gaulle y Georges Pompidou, el dirigismo fue visto en Francia como una via intermedia
entre el sistema de EEUU de mínima intervención estatal y el del Bloque del Este, de
intervención máxima.

Sin embargo, siguiendo la Crisis del petróleo de 1973, el Partido Socialista de Francia,
liderado por François Mitterrand fue electo prometiendo mayor intervención. Bajo ese
gobierno muchos bancos e industrias fueron estatizados. Sin embargo, los malos resultados
de esa política forzaron (1983) el abandono de esas tentativas y la introducción de una
política de rigueur ("rigor").
Con posterioridad, durante la campaña electoral de 2007, tanto Nicolas Sarkozy -quien fue
elegido presidente- como otros candidatos, propusieron un retorno al modelo dirigista.5
Esta propuesta parece haber sido reforzada como consecuencia de la crisis financiera de
2008, lo que llevó al presidente Sarkozy a proponer medidas -en el contexto tanto de esa
crisis como de la deslocalización- para "reindustrializar Francia".6

Dirigismo en otros sistemas políticos

Países tales como el Líbano y Siria y otros que fueron "departamentos de ultramar" de
Francia), han sido influidos por los principios del dirigismo.7

Se ha sugerido que el dirigismo económico es una parte inherente del fascismo.8 y que
constituyó las bases de la economía política de los nazis.9 10 (ver Economía política de los
nazis`)

Cesare Santoro, un fascista que visito Alemania en la época, lo pone así: "En la declaración
programática, ya citada al principio de nuestra obra, Adolf Hitler anunció que el nuevo
gobierno se proponía ―velar por los intereses económicos del pueblo alemán no por el
camino tortuoso de una gran economía burocrática organizada por el Estado sino por el
impulso más fuerte dado a la iniciativa particular sobre la base del reconocimiento de la
propiedad privada‖. El reconocimiento del principio de que, en contraste con lo que ocurre
en la Rusia soviética, el Estado tiene por misión dirigir la economía pero no administrarla
por sí mismo (función que corresponde exclusivamente a la economía misma) no puede ser
más explícitamente expresado. También así ha sido establecido solemnemente el principio
de la propiedad privada con lo que se estimula al patrono a ensanchar más su empresa para
alcanzar los mayores resultados posibles. Estos dos principios determinan las normas
directivas para la reorganización nacionalsocialista de la economía industrial; aquellas
exigen una administración autónoma cuya misión consiste en asesorar y tutelar a las
asociaciones industriales o a los socios que forman parte de ella. Esta administración tiene
el deber de transmitir al gobierno los deseos de los patronos que toman parte en la obra de
reconstrucción económica".11

Sin embargo, otros autores argumentan que el sistema económico del fascismo -tal y como
fue implementado por, entre otros, Benito Mussolini y Adolf Hitler- es una mezcla de
varias sugerencias económicas.12

Dirigismo y Planificación indicativa

A partir de la década de los 70 del siglo XX se introdujo en Japón una innovación al
dirigismo ―tradicional‖, que lo transforma en el sistema actual de Planificación indicativa.
La Planificación indicativa es mas amplia que el dirigismo propiamente tal, en que permite
al estado tanto mas discreción en objetivos como en los medios a utilizar.13 Sin embargo,
aun permanece dentro de los limites generales del dirigismo, en que no busca controlar sino
coordinar la acción tanto de sectores privados como estatales.

Esa nueva aproximación comenzó a difundirse y ponerse en practica en los países del
sudeste de Asia, específicamente: Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Hong Kong (después
de su unión con China) etc, países que llegaron a convertirse rápidamente en los llamados
cuatro dragones asiáticos. Se ha sugerido que la República Popular China misma ha
empezado a implementar medidas derivadas de esta aproximación.

Referencias y notas

   1. ↑ Annelien De Dijn French Political Thought from Montesquieu to Tocqueville
   2. ↑ Annie Petit: Le prétendu positivisme d‘Ernest Renan paragrafo 126 - 147 (en
       frances en el original)
   3. ↑ Tibor Iván Berend the Origens and Characteristics of economic dirigisme en An
       Economic History of Twentieth-century Europe (en ingles)
   4. ↑ General Charles de Gaulle
   5. ↑ "En lo que los tres están de acuerdo es en la intervención en la economía en
       asuntos estratégicos, en la creación de grupos industriales y financieros que sean
       campeones nacionales, y en la necesidad de que los tecnócratas de los órganos
       independientes se plieguen a los elegidos en las urnas." Llega el dirigismo que
       quiere ZP, pero con más 'glamour'
   6. ↑ Sarkozy, propone un "fondo nacional" para la reindustrialización
   7. ↑ The Daily Star - 'Youssef Chaitani's 'Post-Colonial Syria and Lebanon' chronicles
       the history of division between the neighbors'. 17 October 2007.
   8. ↑ Tibor Ivan Berend, An Economic History of Twentieth-Century Europe,
       Cambridge University Press, 2005, p. 93
   9. ↑ Giuseppe Rinaldi, (2009) ECONOMIA DELLA GERMANIA NAZISTA (1.1)
   10. ↑ Cassaniti Graziana (2010) I totalitarismi
   11. ↑ Cesare Santoro en "La Alemania de Hitler", capitulo XI La Economía en la Nueva
       Alemania
   12. ↑ David Baker, "The political economy of fascism: Myth or reality, or myth and
       reality?" New Political Economy, Volume 11, Issue 2 June 2006, pages 227 – 250
   13. ↑ Por ejemplo, Ha-Joon Chang argumenta que la aproximación permite que el
       estado actúe aun ― contra las señales de mercado, generalmente, pero no siempre,
       para aumentar eficiencia y promover crecimiento‖ en : Industrial Policy: Can We
       Go Beyond an Unproductive Confrontation? p 2

Bibliografía

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       planificación / Manuel-Jesus González González. Madrid: Editorial Tecnos:, 1979

       Prensa, Del Movimiento Al Socialismo: 60 Años De Dirigismo Informático.- Juan
       Sánchez Rada.- Fragua 1996

       Dirigismo.- Ballvé, Faustino (Autor) Guatemala, Guatemala: Centro de Estudios
       Económico Sociales - CEES -, 15-09-1963, c1963 ISBN: 1609-8226

       EL DOLOROSO "ADIEU" AL DIRIGISMO ESTATAL.- Carlos Fernando
       Barciela López.- Economía exterior: estudios de la revista Política Exterior sobre la
internacionalización de la economía española, ISSN 1137-4772, Nº. 29, 2004, pags.
73-86

Medios de Comunicación de Masas: control y dirigismo en la era de la
digitalización. - Roberto Suárez Candel | (en línea) Universidad Pompeu Fabra,
Barcelona

"The political economy of fascism: Myth or reality, or myth and reality?".- David
Baker, New Political Economy, Volume 11, Issue 2 June 2006, pages 227 – 250.
Le Colbertisme "high tech": économie des Telecom et du Grand Projet.- Élie
Cohen, (Paris: Hachette, 1992) ISBN 2-01-019343-1.
Mercantilismo
El mercantilismo se desarrolló entre los siglos XVI y XVIII. Los mercantilistas creían que
la riqueza de un país estaba en la cantidad de oro que tenía y pensaban que el comercio con
otros países, si era favorable para un país, tenía que aumentar su cantidad de metales.
Pedían al estado una política favorable a los intereses nacionales, es decir, una política
proteccionista que favoreciera los productos nacionales y no la libre competencia.
Asimismo, eran partidarios del proteccionismo frente al librecambismo.

       Gerard de Malynes
       Edward Misselden
       Thomas Mun
       Jean Bodin
       Jean Baptiste Colbert
       Josiah Child
       William Petty
       John Locke
       Charles Davenant
       Dudley North
       Ferdinando Galiani
       James Denham-Steuart

Mercantilismo




Cuadro de Le Lorrain que representa un puerto de mar francés de 1638, en el momento
cumbre del mercantilismo.

Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de ideas políticas o ideas
económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII
en Europa. Se caracterizó por una fuerte intervención del Estado en la economía. Consistió
en una serie de medidas tendentes a unificar el mercado interno y tuvo como finalidad la
formación de Estados-nación lo más fuerte posible.
Contenido

       1 Introducción
       2 Doctrina económica mercantilista
           o 2.1 El mercantilismo como conjunto de ideas económicas
           o 2.2 Interpretación histórica del mercantilismo
           o 2.3 La época mercantilista
           o 2.4 Las ideas mercantilistas
           o 2.5 El mercantilismo como proceso económico
       3 Políticas mercantilistas
           o 3.1 En Francia
           o 3.2 En Inglaterra
           o 3.3 En España
           o 3.4 En otros países
       4 Críticas
       5 Legado
           o 5.1 Ideas mercantilistas supervivientes
           o 5.2 Herencia política
       6 Referencias
           o 6.1 Notas
           o 6.2 Bibliografía
           o 6.3 Fuentes
           o 6.4 Otras lecturas
       7 Véase también
       8 Enlaces externos


Introducción

El mercantilismo es el conjunto de ideas económicas que consideran que la prosperidad de
una nación-estado depende del capital que pueda tener, y que el volumen global de
comercio mundial es inalterable. El capital, que está representado por los metales preciosos
que el estado tiene en su poder, se incrementa sobre todo mediante una balanza comercial
positiva con otras naciones (o, lo que es lo mismo, que las exportaciones sean superiores a
las importaciones). El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación
debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política proteccionista sobre
su economía, favoreciendo la exportación y desfavoreciendo la importación, sobre todo
mediante la imposición de aranceles. La política económica basada en estas ideas a veces
recibe el nombre de sistema mercantilista.

Los pensadores mercantilistas preconizan el desarrollo económico por medio del
enriquecimiento de las naciones gracias al comercio exterior, lo que permite encontrar
salida a los excedentes de la producción. El Estado adquiere un papel primordial en el
desarrollo de la riqueza nacional, al adoptar políticas proteccionistas, y en particular
estableciendo barreras arancelarias y medidas de apoyo a la exportación.
Jakob Fugger «el Rico», pintado por Alberto Durero (1519) justo cuando estaba realizando
el «negocio del siglo»: el préstamo a Carlos I de España que le permitió convertirse en
Carlos V de Alemania, al financiar los cuantiosos sobornos de su elección imperial. Los
impuestos con los que se pensaba devolver el crédito provocaron la Guerra de las
Comunidades en Castilla. Poco antes, las maniobras teológico-financieras del papado
provocaron, también en Alemania, la Reforma luterana. Resulta comprensible que en la
época se entendiese a la economía como algo explicable desde un punto de vista secular, no
únicamente religioso, un juego de suma cero en que sólo se gana lo que otro pierde y
estrechamente vinculado al poder político.

El mercantilismo como tal no es una corriente de pensamiento. Marca el final de la
preeminencia de la ideología económica del cristianismo (la crematística), inspirada en
Aristóteles y Platón, que rechazaba la acumulación de riquezas y los préstamos con interés
(vinculados al pecado de usura). Esta nueva corriente económica surge en una época en la
que los reyes desean poseer el máximo de oro posible. Las teorías mercantilistas buscan ese
objetivo y desarrollan una problemática basada en el enriquecimiento. Esta corriente se
basa en un sistema de análisis de los flujos económicos muy simplificado en el que, por
ejemplo, no se tiene en cuenta el papel que desempeña el sistema social.

Fue la teoría predominante a lo largo de toda la Edad Moderna (desde el siglo XVI hasta el
XVIII), época que aproximadamente indica el surgimiento de la idea del Estado Nación y la
formación económico social conocida como Antiguo Régimen en Europa Occidental. En el
ámbito nacional, el mercantilismo llevó a los primeros casos de intervención y significativo
control gubernativo sobre la economía, y fue en este periodo en el que se fue estableciendo
gran parte del sistema capitalista moderno. Internacionalmente, el mercantilismo sirvió
indirectamente para impulsar muchas de las guerras europeas del periodo, y sirvió como
causa y fundamento del imperialismo europeo, dado que las grandes potencias de Europa
luchaban por el control de los mercados disponibles en el mundo.
Como agente unificador tendente a la creación de un estado nacional soberano, el
mercantilismo tuvo en contra dos fuerzas: Una, más espiritual-jurídica que política-
económica, fueron los poderes universales: la Iglesia y el Imperio, la otra, de carácter
predominantemente económico fue el particularismo local, con la dificultad que produce a
las comunicaciones y la pervivencia de la economía natural (en determinadas zonas los
ingresos del estado eran en especie y no en dinero); mientras que la pretensión mercantilista
es que el mercado cerrado sea sustituido por el mercado nacional y las mercancías como
medida de valor y medio de cambio sean remplazadas por el oro. El mercantilismo ve la
intervención del estado como el medio más eficaz para el desarrollo económico.

Otra tendencia del mercantilismo era robustecer hacia el exterior el poder del Estado,
subordinando la actividad económica hacia ese objetivo, e interesándose por la riqueza en
cuanto sirva de base para ella. El liberalismo considerará a la riqueza como preciosa para el
individuo, y por ende, digna de ser alcanzada como fin en sí misma: si el particular no debe
pensar más que enriquecerse, es un hecho puramente natural e involuntario que la riqueza
de los ciudadanos contribuya a aumentar la riqueza del estado. En cambio, para los
mercantilistas, la riqueza privada es simplemente un medio, y como tal se subordina al
estado y a sus fines de dominio.

A lo largo de este periodo durante el cual las hipótesis evolucionaron, aparece una
literatura compleja, que da idea de que existe una corriente vagamente unificada. En el
Siglo XIX, se extenderá por la mayoría de las naciones europeas, adaptándose a las
características nacionales. Entre las escuelas mercantilistas se distingue: el bullionismo (o
«mercantilismo español») que propugna la acumulación de metales preciosos; el
colbertismo (o «mercantilismo francés») que por su parte se inclina hacia la
industrialización; y el comercialismo (o «mercantilismo británico») que ve en el comercio
exterior la fuente de la riqueza de un país.

A partir de esa época, las cuestiones económicas dejan de pertenecer a los teólogos. La
Edad Moderna marca un giro con la progresiva autonomía de la economía frente a la moral
y la religión así como frente a la política. Esta enorme ruptura se realizará por medio de
consejeros de los gobernantes y por los comerciantes.1 Esta nueva disciplina llegará a ser
una verdadera ciencia económica con la fisiocracia. Entre los muchos autores
mercantilistas, hay que destacar a Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado
(1525-1575), Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621), o William
Petty (1623–1687).

La confianza en el mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII, momento en
el que las teorías de Adam Smith y de otros economistas clásicos fueron ganando favor en
el Imperio Británico, y en menor grado en el resto de Europa (con la excepción de
Alemania, en donde la Escuela Histórica de Economía fue la más importante durante todo
el siglo XIX y comienzos del XX). Adam Smith, que lo critica con dureza en su obra
titulada Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones
(conocida comúnmente como La riqueza de las naciones), califica el mercantilismo como
una «economía al servicio del Príncipe».
Curiosamente, y si bien había sido una antigua colonia británica, los Estados Unidos de
América no se adhirieron a la economía clásica, sino al régimen económico que fue
llamado «sistema americano» (una forma de neo-mercantilismo) a través de las políticas de
Alexander Hamilton, Henry Clay, Abraham Lincoln y por lo que más tarde serían las
prácticas económicas del Partido Republicano, que a su vez se reflejaron en las políticas de
los historicistas alemanes y economistas como Friedrich List. Esto duró hasta el
surgimiento del New Deal tras la crisis de 1929.

Hoy en día la teoría del mercantilismo es rechazada por la mayoría de los economistas, si
bien algunos de sus elementos en ocasiones son vistos de forma positiva por algunos, entre
los cuales cabe citar a Ravi Batra, Pat Choate, Eammon Fingleton, o Michael Lind.2

Doctrina económica mercantilista

El mercantilismo como conjunto de ideas económicas

Casi todos los economistas europeos de entre 1500 y 1750 se consideran hoy en día como
mercantilistas. Sin embargo, estos autores no se veían a sí mismos como partícipes de una
sola ideología económica, sino que el término fue acuñado por Victor Riquetti, Marqués de
Mirabeau en 1763, y fue popularizado por Adam Smith en 1776. De hecho, Adam Smith
fue la primera persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de los
mercantilistas en su libro La Riqueza de las Naciones.3 La palabra procede de la palabra
latina mercari, que tiene el sentido igual al castellano mercantil, en el sentido de llevar a
cabo un negocio, y que procede de la raíz merx que significa mercancía. Fue utilizada
inicialmente sólo por los críticos a esta teoría, tales como Mirabeau y Smith, pero pronto
fue adoptada por los historiadores.

El mercantilismo en sí no puede ser considerado como una teoría unificada de economía.
En realidad no hubo escritores mercantilistas que presentasen un esquema general de lo que
sería una economía ideal, tal y como Adam Smith haría más adelante para la economía
clásica. En su lugar, el escritor mercantilista tendía a enfocar su atención en un área
específica de la economía.4 Sería después del periodo mercantilista cuando los estudiosos
que vinieron posteriormente integrasen las diversas ideas en lo que llamarían
mercantilismo, como por ejemplo Eli F. Heckscher5 que ve en los escritos de la época a la
vez un sistema de poder político, un sistema de reglamentación de la actividad económica,
un sistema proteccionista y también un sistema monetario con la teoría de la balanza
comercial. Sin embargo, algunos teóricos rechazan completamente la idea misma de una
teoría mercantilista, argumentando que da «una falsa unidad a hechos dispares».6 El
historiador del pensamiento económico Mark Blaug hace notar que el mercantilismo fue
calificado con el paso del tiempo como «molesto equipaje», «diversión de historiografía», y
de «gigantesco globo teórico».7

Hasta cierto punto, la doctrina mercantilista en sí misma hacía imposible que existiese una
teoría general económica. Los mercantilistas veían el sistema económico como un juego de
suma cero, en donde la ganancia de una de las partes suponía la pérdida de otra, o siguiendo
la famosa máxima de Jean Bodin «no hay nada que alguien gane que otro no pierda» (Los
Seis libros de la República). Por tanto, cualquier sistema de políticas que beneficiasen a un
grupo por definición también harían daño a otro u otros, y no existía la posibilidad de que la
economía fuese empleada para maximizar la riqueza común, o el bien común.8 Parece que
los escritos de los mercantilistas se hubieran hecho para justificar a posteriori una serie de
prácticas, más que para evaluar su impacto y determinar así el mejor modo de llevarlas a
término.9

El mercantilismo es, por tanto, una doctrina o política económica que aparece en un periodo
intervencionista y describe un credo económico que prevaleció en la época de nacimiento
del capitalismo, antes de la Revolución industrial.10

Las primeras teorías mercantilistas desarrolladas a principios del Siglo XVI estuvieron
marcadas por el bullionismo (del inglés bullion: oro en lingotes). A ese respecto, Adam
Smith escribía:

La doble función que cumple el Dinero, como instrumento de comercio y como medida de
los valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea popular de que el Dinero
hace la riqueza, o que la riqueza consiste en la abundancia de oro y plata […]. Se razona de
la misma manera con respecto a un país. Un país rico es aquél en el que abunda el dinero, y
el medio más sencillo de enriquecer el suyo, es amasar el oro y la plata […]. Debido al
creciente éxito de estas ideas, las diferentes naciones de Europa se han dedicado, aunque
sin demasiado éxito, a buscar y acumular oro y plata de todas las maneras posibles. España
y Portugal, poseedores de las principales minas que proveen a Europa de esos metales, han
prohibido su exportación amenazando con graves represalias, o la han sometido a enormes
tasas. Esta misma prohibición ha formado parte de la política de la mayoría de las naciones
de Europa. Uno la encuentra incluso donde menos lo esperaría, en algunas antiguas actas
del parlamento de Escocia, que prohíben, bajo fuertes penas, transportar oro y plata fuera
del reino. La misma política se puso en marcha en Francia y en Inglaterra11




Thomas Gresham, comerciante y financiero inglés.

Durante ese periodo, importantes cantidades de oro y plata fluían desde las colonias
españolas del Nuevo Mundo hacia Europa. Para los escritores bullionistas, como Jean
Bodin o Thomas Gresham, la riqueza y el poder del Estado se miden por la cantidad de oro
que poseen. Cada nación debe pues acrecentar sus reservas de oro a expensas de las demás
naciones para hacer crecer su poder. La prosperidad de un Estado se mide, según los
bullionistas, por la riqueza acumulada por el gobierno, sin mencionar la Renta Nacional.
Este interés hacia las reservas de oro y plata se explica en parte por la importancia de esas
materias primas en tiempos de guerra. Los ejércitos, que contaban con muchos
mercenarios, eran pagados con oro y quitando a los pocos países europeos que controlaban
las minas de oro y plata, la principal manera de obtener esas materias primas era el
comercio internacional. Si un Estado exportaba más de lo que importaba, su «balanza del
comercio» (lo que corresponde en nuestros días a la balanza comercial) era excedentaria, lo
que se traducía en una entrada neta de dinero.

Esto llevó a los mercantilistas a proponer como objetivo económico el tener un excedente
comercial. Se prohibía estrictamente la exportación de oro. Los bullionistas también eran
partidarios de poner en marcha altas tasas de interés para animar a los inversores a invertir
su dinero en el país.

En el Siglo XVIII se desarrolló una versión más elaborada de las ideas mercantilistas, y que
rechazaba la visión simplista del bullionismo. Esos escritores, como Thomas Mun, situaban
como principal objetivo el crecimiento de la riqueza nacional, y aunque seguía
considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras fuentes de
riqueza, como las mercancías.

«(...) no es la gran cantidad de oro y plata lo que constituye la verdadera riqueza de un
Estado, ya que en el mundo hay Países muy grandes que cuentan con abundancia de oro y
plata, y que no se encuentran más cómodos, ni son más felices […]. La verdadera riqueza
de un Reino consiste en la abundancia de las Mercancías, cuyo uso es tan necesario para el
sostenimiento de la vida de los hombres, que no pueden pasarse de ellas»12

El objetivo de una balanza comercial excedentaria seguía persiguiéndose pero desde ese
momento se veía interesante importar mercancías de Asia por medio de oro para revender
luego esos bienes en el mercado europeo con importantes beneficios.

«Y para dejar la cosa aún más clara, cuando decimos […] que 100.000 libras exportadas en
efectivo pueden servir para importar el equivalente aproximado de 500.000 libras esterlinas
en mercancías de las Indias Orientales, hay que entender que la parte de esa suma que
puede llamarse con propiedad nuestra importación, al ser consumida en el reino, tiene un
valor de unas 120.000 libras esterlinas anuales. De manera que el resto, es decir 380.000
libras, es mercancía exportada al extranjero bajo la forma de nuestros tejidos, nuestro
plomo, nuestro estaño, o de cualquier otro producto de nuestro país, con gran aumento del
patrimonio del reino y eso en el tesoro, por lo que podemos concluir que el comercio de las
Indias Orientales provee a ese fin.»13

Esta nueva visión rechazaba a partir de ese momento la exportación de materias primas,
que una vez transformadas en bienes finales constituían una importante fuente de riqueza.
Mientras el bullionismo había favorecido la exportación en masa de lana de Gran Bretaña,
la nueva generación de mercantilistas apoyaba la prohibición total de exportar materias
primas y propugnaba el desarrollo de industrias manufactureras domésticas. Al necesitar las
industrias importantes capitales, en el Siglo XVIII se vio una reducción de las limitaciones
contra la usura. Como muy bien demostró William Petty, la tasa de interés se ve como una
compensación por las molestias ocasionadas al prestador al quedar sin liquidez. Un
resultado de esas teorías fue la puesta en marcha de las Navigation Acts a partir de 1651,
que dieron a los barcos ingleses la exclusiva en las relaciones entre Gran Bretaña y sus
colonias, prohibiendo a los holandeses el acceso a ciertos puertos para restringir la
expansión de los Países Bajos.

Las consecuencias en materia de política interior de las teorías mercantilistas estaban
mucho más fragmentadas que sus aspectos de política comercial. Mientras Adam Smith
decía que el mercantilismo apelaba a controles muy estrictos de la economía, los
mercantilistas no estaban de acuerdo entre sí. Algunos propugnaban la creación de
monopolios y otras cartas patentes. Pero otros criticaban el riesgo de corrupción y de
ineficacia de tales sistemas. Muchos mercantilistas también reconocían que la instauración
de cuotas y de control de precios propiciaba el mercado negro.

En cambio, la mayor parte de los teóricos mercantilistas estaban de acuerdo en la opresión
económica de los trabajadores y agricultores que debían vivir con unos ingresos cercanos al
nivel de supervivencia, para maximizar la producción. Unos mayores ingresos, tiempo libre
suplementario o una mejor educación de esas poblaciones contribuirían a favorecer la
holgazanería y perjudicarían la economía.14 Esos pensadores veían una doble ventaja en el
hecho de disponer de abundante mano de obra: las industrias que se desarrollaban en esa
época precisaban de mucha mano de obra y además eso reforzaba el potencial militar del
país. Los salarios se mantienen pues a un bajo nivel para incitar a trabajar. Las leyes de
pobres (Poor Laws) en Inglaterra persiguen a los vagabundos y hacen obligatorio el trabajo.
El ministro Colbert hará trabajar a niños con seis años en las manufacturas de Estado.

La reflexión sobre la pobreza y su papel social en la Edad Moderna cobró importancia
sobre todo tras la Reforma Protestante y los diferentes papeles que a la predestinación y el
triunfo personal daban la teología de Lutero, Calvino o la Contrarreforma. La opinión
católica tradicional se asociaba al mantenimiento del Antiguo Régimen, sancionando el
ocio de los privilegiados y considerando la condena del trabajo como un castigo divino,
mientras que las sociedades donde triunfó el protestantismo parecían adecuarse más a los
nuevos valores burgueses.15 La valoración tradicional de los pobres los veía como más
cercanos a Dios, y las instituciones de caridad no se veían como medios de erradicar la
pobreza, sino de paliar sus efectos. No obstante, entre los católicos también se incluye la
obra de Juan Luis Vives De subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II
(Los dos libros de la subvención a los pobres o de la necesidad humana. Brujas, 1525), que
trata el problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas, que
deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que sólo son vagos; para ello
consideraba preciso una organización de la beneficencia y una reforma del sistema
sanitario, de asilo. Siguiendo sus ideas se organizó la actuación contra la pobreza en la
ciudad de Brujas.

Interpretación histórica del mercantilismo
En efecto, no se puede hablar de una escuela mercantilista, pues para poder hablar de una
escuela debe existir un conjunto de características que englobe este término. Una de ellas es
la presencia de un maestro que cree un pensamiento el cual sea seguido por los miembros
de la escuela, además de homogeneidad en el pensamiento. Así, por ejemplo, podemos
hablar de la Escuela Clásica con Adam Smith como epicentro del pensamiento, es decir ,
como maestro, y la afinidad entre los distintos autores de la misma. Sin embargo, en lo que
se refiere al pensamiento llamado mercantilista no encontramos ninguno de los atributos
necesarios para identificarlo con una escuela de pensamiento.

El mercantilismo ha tenido diversas interpretaciones a lo largo del tiempo. Desde Adam
Smith hasta la actualidad se suceden explicaciones de lo que han sido y han significado
todos estos autores llamados mercantilistas. John Maynard Keynes, Gustav Schmoller,
William Cunningham y el ya mencionado Adam Smith, entre muchos otros, han aportado
su perspectiva del mercantilismo. Señalaremos particularmente a Eli Heckscher que,
influido por los tres últimos autores mencionados, aúna las interpretaciones de éstos para
luego añadir la suya. Habla del mercantilismo desde el punto de vista de su política
proteccionista y sus actitudes monetarias (como ya refiere Smith), como una doctrina en la
construcción del estado (recogido de Schmoller), como un sistema de poder (propugnado
por Cunningham) y añade su tesis a estas cuatro: describe el mercantilismo como una
concepción social que rompió con los moldes tanto morales como religiosos que
determinaban el comportamiento de los agentes económicos.

A partir de los años cuarenta se disgrega las interpretaciones, desde una perspectiva
general, en cuatro direcciones diferentes. Por una parte, historiadores que hablan de un
período preanalítico del pensamiento económico.Por otra parte, los que argumentan la
anticipación de la doctrina clásica en muchos aspectos( mecanismos de los precios, etc.) Un
tercer grupo de historiadores hacen hincapié en la política, ya no exterior y proteccionista,
sino en la local y nacional. Por último, y como aportación argumentativa a la afirmación de
la inexistencia de una escuela mercantilista, un cuarto grupo de historiadores aboga que el
mercantilismo es una invención de los investigadores, pues, no hay homogeneidad ni
coherencia en su doctrina sino disparidad en los asuntos tratados según que países, y que,
por tanto, el debate que gradualmente se centra en una visión homogénea es erróneo.

Haciendo referencia aquellos autores que creen que el mercantilismo es la anticipación a la
doctrina clásica, podemos destacar a Richard Cantillon. Este autor, que se percibe entre el
pensamiento mercantilista y clásico, perfecciona el concepto de balanza de comercio en
términos de trabajo. Desde esta óptica se tiene en cuenta el aumento del empleo como
término positivo en las ganancias de la balanza comercial. Así, pues, Cantillon, aboga por
medidas para la estabilidad de los precios e impedir su subida (por la acumulación del
dinero) y en consecuencia la pervivencia de un nivel alto de empleo

La época mercantilista

El concepto de mercantilismo se define a partir de los grandes descubrimientos geográficos,
consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas por los portugueses entre el
siglo XV y 1500 (fecha del descubrimiento de Brasil) y la consolidada corriente inagotable
del metal precioso (oro y plata principalmente) llevado desde los territorios nuevos a
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  • 1. Escuelas económicas Escuelas económicas con sus principales representantes. Con la fisiocracia en los siglos XVII y XVIII aparecía por primera vez en la historia del pensamiento económico una escuela en el sentido Shumpeteriano del término. Contaba con un líder y una serie de discípulos eminentes, unidos para extender las doctrinas económicas de la escuela. Contaba además con una publicación periódica (la revista se dejó de publicar en 1772). La escuela comenzó en 1756 y se considera que nació con un artículo. Para hablar de una escuela, ésta debe cumplir con los criterios Stiglerianos: la escuela perdura mientras trabajan los fundadores; dispone de un cuerpo de análisis económico original; el aislamiento de una variable estratégica tiene gran importancia; disponen de un modelo; y por último, existen unas conclusiones de política económica que los discípulos llevan a la práctica. Contenido 1 Pensamiento antiguo y medieval 2 Arbitrismo 3 Mercantilismo 4 Fisiocracia 5 Escuela clásica 6 Escuela liberal francesa 7 Escuela marxista 8 Doctrinas económicas de izquierdas 9 Escuela histórica 10 Institucionalismo 11 Escuela neoclásica 12 Escuelas keynesianas 13 Neoliberalismo 14 Tabla básica de escuelas 15 Véase también 16 Referencias 17 Enlaces externos Pensamiento antiguo y medieval Chanakya Jenofonte Aristóteles Qin Shi Huang Wang Anshi
  • 2. Nicole Oresme Tomás de Aquino Leonardus Lessius El pensamiento económico medieval surgido en la cristiandad latina de Europa Occidental que desarrolló el feudalismo y la filosofía escolástica, se centró en cuestiones éticas como la pobreza y la caridad, el precio justo, la relación conceptual entre el beneficio, el interés y la usura; y en determinadas especulaciones acerca de la teoría del valor, que en algunos casos podrían asimilarse a las posteriores teorías que lo identifican con el trabajo, y en otras con el precio de mercado. Su pervivencia temporal más allá de la crisis bajomedieval, se extendió durante el Antiguo Régimen, en que fueron apareciendo nuevas escuelas de pensamiento económico, como el mercantilismo, que no obstante, en algunos casos, mantuvieron cierta continuidad con el pensamiento medieval (como es el caso del arbitrismo español, muy influido por la neoescolástica Escuela de Salamanca). Contemporáneamente, en otros contextos geográficos, sociales, económicos y culturales, como fue el Islam medieval, se desarrollaron otras formas de pensamiento económico, con notables autores (Ibn Jaldún). Contenido 1 Estructura socio-económica 2 Enfoque Ético 3 Bases ideológicas de la actividad económica 4 Teorías del interés y la usura 5 Teoría del valor-trabajo o 5.1 La posición de los pensadores medievales 6 Pobreza y Caridad 7 Véase también Estructura socio-económica Artículo principal: Modo de producción feudal. Artículo principal: Feudalismo. {{AP|Economía feudalg Las relaciones personales se basan en dos figuras típicas: 1. Las relaciones feudo-vasalláticas entre individuos. Entre los nobles se establece una relación señor-vasallo, de mutuas obligaciones políticas, jurídicas y económicas, en la que el vasallo tiene a su vez vasallos. En la base del sistema está la relación señor-siervo, en la que el primero es un noble (laico o eclesiástico), con obligación
  • 3. de proteger al segundo, un campesino sometido a servidumbre, con obligaciones económicas. En el campo, que es la práctica totalidad del sistema económico, predomina la agricultura de subsistencia. El producto se obtenía en pequeña escala, utilizando técnicas agrícolas relativamente primitivas. El objetivo del feudo era la autosuficiencia. 2. Las relaciones gremiales. En las ciudades, islas en el océano feudal (Henri Pirenne), los gremios (agrupaciones de artesanos) potencian la economía local e impiden la competencia y la expansión de la producción y el mercado: las actividades comerciales entre regiones o países estaban severamente limitadas, el desarrollo tecnológico era escaso y lento (mantenimiento de secretos industriales, innovaciones no estimuladas), escasez de capital y dificultades para la movilidad de los individuos. El marco económico y social del feudo era análogo en algunos aspectos al de la polis o ciudad estado griega. El principio de organización en ambos era el rango y no el contrato, y en ambos casos se trataba de una situación de economía de pre-mercado, en un estadio tecnológico muy rudimentario. No obstante las diferencias eran sustanciales: mientras que en el modo de producción esclavista el interés en la producción estaba en el propietario, único detentador de derechos; en el modo de producción feudal el interés en la producción está en el siervo, que también se ocupa de la reproducción del sistema. No hay un claro concepto de propiedad, y ambos comparten derechos sobre la tierra. El papel del señor consiste en conseguir la extracción del excedente mediante coerción extraeconómica (la renta feudal). Ni siervo ni señor acumulan capital, el primero por incapacidad, el segundo porque las inversiones productivas le están vetadas ideológicamente, quedándole únicamente el gasto militar, el gasto suntuario o el atesoramiento. Para dar el paso hacia una economía de mercado era necesaria la aparición de relaciones impersonales, competencia, libre movilidad, expansión económica, propiedad privada; el conjunto de instituciones necesarias para el desarrollo de lo que se conoce como capitalismo o modo de producción capitalista. Artículo principal: Estamento. La sociedad, muy jerarquizada, se organizó de forma estratificada (nobleza, clero, y pueblo llano) sobre la comunidad, no sobre el individuo (los individuos solo son iguales ante Dios), de acuerdo a un plan divino, explicado de forma providencialista. Sobre la base de estos principios se comprende la desigualdad social en capacidad, riqueza y libertad. La sociedad se estructura en estratos sociales rígidos (como una pirámide) dentro de un marco de desigualdad, concibiendo a la comunidad de forma organicista, como un cuerpo con varias partes, cada una con su función y su condición, que en general pasaba de padres a hijos, con escasas posibilidades de cambio, pero que habían de funcionar como un cuerpo único, como un solo organismo (cada una de las partes de las que se compone había de cumplir con su función pero en única unidad). Enfoque Ético
  • 4. Artículo principal: Escolástica. El principio escolástico se basa en el predominio absoluto de la Autoridad intelectual, proveniente en última instancia de la revelación divina, en detrimento tanto de la razón humana como de la experiencia de los sentidos. La Iglesia recogió parte del saber clásico personalizado en Aristóteles, reinterpretado y conciliado con la teología y la moral cristiana. Bases ideológicas de la actividad económica La idea de justicia debe de presidir toda la actividad económica: o en los procesos de intercambio: justicia conmutativa (intercambio de equivalentes), y o en los de distribución: justicia distributiva (distribución de la renta según el mérito, que justifica el predominio de los privilegiados mediante la renta feudal). La doctrina del precio justo, que es interpretada de maneras diversas, pero siempre en el sentido de impedir ganancias definidas como lucro o usura, considerados pecados. El precio de mercado puede ser una de las definiciones por las que se entiende ese precio justo, pero más habitualmente es un concepto que implique una ganancia honrada para el productor que le permita la supervivencia, y un precio accesible para el consumidor que también se la permita. La especulación es condenada (aunque los nobles y la misma Iglesia se beneficien de la que de forma natural obtiene al recibir los excedentes de la producción agraria (diezmos y rentas) en el momento de la cosecha, y tengan la oportunidad de acapararlos hasta que la escasez hace subir los precios al máximo al final del año agrícola. Comerciantes y revendedores en cambio tienen que justificar su margen comercial mediante el argumento de sufrir mermas o deterioro de sus productos. La dignificación del trabajo. Frente al desprecio del trabajo, asimilado a la condición del esclavo en la cultura grecorromana, el enfoque cristiano, sobre todo a partir de la regla de San Benito (ora et labora, reza y trabaja) dignifica o más bien santifica el trabajo, aunque queda claro su condición de castigo para todo el género humano por el pecado original, tal como se refleja en el relato del Génesis (ganarás el pan con el sudor de tu frente). No pasa a ser considerado como la principal fuente de riqueza, puesto que el providencialismo sólo ve a Dios, a través de la naturaleza, como la fuente de todo bien y la causa primera de cualquier hecho en la historia. El trabajo manual se hace incompatible con la dignidad estamental (nobleza y clero), y se dividen las actividades en oficios viles y mecánicos y profesiones liberales. La mentalidad burguesa, en la que el trabajo justifica los ingresos y la propiedad nace e inicia su desarrollo en las ciudades europeas con el incremento de las actividades artesanales y comerciales a partir de la Baja Edad Media, pero es un concepto confuso en el feudalismo de base rural, en el que tanto señor como siervo tienen algún tipo de derecho sobre la tierra. Teorías del interés y la usura
  • 5. Todo esto lleva, en el estudio del pensamiento económico a buscar el precio justo (de los bienes) -la doctrina del precio justo- dentro de esta ética. Ello se observa con claridad cuando se estudia la teoría del interés y la usura. Para el pensamiento medieval usura suponía el cobro, al hacer un préstamo, de cualquier tipo de interés, lo que provocaba su rechazo, considerándolo éticamente reprobable porque el interés no modifica la naturaleza de las cosas (el dinero es estéril: no crea nada) y no procede del trabajo. Para esta ética el interés es equiparable al beneficio. El beneficio encuentra su justificación en la actividad comercial como fruto del trabajo de transporte o almacenamiento de los bienes. El beneficio solamente es legítimo si procede del trabajo, no del capital. Este pensamiento fue poco a poco evolucionando hasta llegar al siguiente razonamiento: el interés solo encuentra justificación en las siguientes razones: Como sanción por retraso Sanción por daño Como indemnización por el lucro cesante (coste de oportunidad): el dueño no dispone del bien en un determinado tiempo. Esta justificación del interés como indemnización fue primeramente rechazada, pero finalmente terminó siendo aceptada. Teoría del valor-trabajo Se podría definir conceptualmente la teoría del valor argumentando que es la determinación del precio relativo de un bien (cuanto vale una cosa respecto a otra, explicar el precio relativo, el valor de las cosas). Para determinar el valor de un bien se habrá de tener en cuenta que el valor de las cosas depende de dos variables: La utilidad del bien (más la escasez) determina la demanda El coste (Oferta) Los bienes que cuestan mucho es debido a la escasez y los bienes que cuestan poco es que hay mucha oferta. Históricamente, la utilidad y el coste, iban separados: unos decían que era solo el coste el que determinaba el valor y otros decían que era su utilidad solamente. Con Marshall se llegará a la conclusión de que es la suma de los dos lo que influye en el precio de las cosas. La Teoría del valor-trabajo, orientándose hacia el lado de la oferta, explica el precio (valor) de los bienes en función de la cantidad de trabajo utilizada en su producción. La posición de los pensadores medievales Ejemplos de las dos corrientes:
  • 6. 1. Coste (S. Alberto Magno) si el precio de mercado no cubre los costes de producción ésta con el tiempo cesara 2. Demanda (Sto. Tomás de Aquino) introduce la necesidad en la fórmula del precio: el precio variaba con la necesidad. No usan el trabajo como medida del valor. El trabajo es el instrumento para legitimar la actividad económica y los ingresos, incluidos los beneficios e intereses. No hay una teoría del salario: - No hay un grupo suficiente amplio de asalariados. - No se preguntan cómo se forma el salario, sino cuál debe ser para ser justo. Pobreza y Caridad La pobreza durante la edad media fue un problema ético que se tenía que corregir, empezando por la caridad. El planteamiento doctrinal desde el punto de vista económico fue que la caridad es perjudicial porque cualquier tipo de medida de caridad impide que los individuos asuman sus responsabilidades y provoca la ociosidad, con lo que, finalmente, lo que ocurre es que se acentúa e incrementa la pobreza: La pobreza fue esencialmente un problema moral. Si el objetivo era aliviar la pobreza, lo que había que hacer es eliminar este problema mediante la caridad, que es moralmente positiva. no generaba una gran presión social: las relaciones feudales garantizaban el sustento de los vasallos y siervos, los vínculos a la tierra o a los gremios generan ingresos de subsistencia, por ello no se concebía como consecuencia de un problema de desempleo, sino como fruto de desgracias personales (vejez, orfandad, enfermedad) antes que de causas económicas, que el individuo no controla y provocan desempleo involuntario Cuando se rompe el modo de producción feudal (cercado de fincas, desplazamiento de mano de obra a la ciudad, etc.) empieza a tener más sentido la critica clásica a la caridad. Arbitrismo Artículo principal: Arbitrismo. Corriente económica nacida en España en el siglo XVI, en la que se incluye a los componentes de la Escuela de Salamanca y a otros como: Luis Ortiz Martín González de Cellorigo Sancho Moncada
  • 7. Pedro Fernández de Navarrete Luis Valle de la Cerda El arbitrismo es el nombre genérico que se da a una corriente de pensamiento político y económico desarrollado en la Monarquía Hispánica, fundamentalmente en la Corona de Castilla, durante la segunda mitad del siglo XVI y el siglo XVII; relacionada intelectualmente con la llamada Escuela de Salamanca. Puede considerarse al arbitrismo como la primera literatura económica digna de tal nombre, simultánea y en buena parte precedente del mercantilismo de otras naciones europeas, como Francia e Inglaterra. Contenido 1 Contexto histórico y valoración 2 Tomás de Mercado 3 Luis Ortiz 4 Martín González de Cellorigo 5 Sancho Moncada 6 Pedro Fernández de Navarrete 7 Luis Valle de la Cerda 8 Otros autores 9 Referencias 10 Enlaces externos 11 Véase también Contexto histórico y valoración Arbitrio,1 en este contexto, es la medida que el rey puede tomar en beneficio del reino, en ejercicio de su soberanía y por su propia voluntad, como corresponde al concepto de monarquía autoritaria de la época de los Habsburgo. En plural, arbitrios era un nombre que se daba a ciertos impuestos con que se arbitran fondos para gastos públicos.2 Arbitrista es quien dirige un memorial al rey solicitándole que tome tal o cual arbitrio. La producción de literatura memorialística sufrió una inflación comparable a la que se estaba dando en la economía real durante la revolución de los precios del siglo XVI y se incrementó con la crisis del siglo XVII, en una coyuntura económica depresiva. El término arbitrio y arbitrista (solución, solucionador) se terminaron considerando despectivos en la época y equivalentes a dictámenes disparatados e imposibles o a los llamados "locos razonadores" o "locos repúblicos y de gobierno" de la época. Se ha localizado el primer uso del concepto arbitrismo en ese contexto en El coloquio de los perros, una de las novelas ejemplares de Cervantes (1613), y se divulga en la década siguiente.3 Quevedo, en varios pasajes de sus obras, describe a bienintencionados arbitristas ("arcigogolantes") causando toda clase de catástrofes; uno de ellos está tan enfrascado en escribir sus teorías que no se da cuenta de que se ha sacado a sí mismo un ojo con la pluma.4
  • 8. Pero es evidente que entre ellos había muchos personajes lúcidos que supieron atisbar con agudeza los problemas y anticipar algunas soluciones factibles, si bien en la mayoría de ellos su visión se ve limitada por el hecho de reducir los problemas económicos a un solo factor, como es propio de la fase mercantilista de la historia del pensamiento económico. Las figuras más importantes de esta escuela de pensamiento, centrada sobre todo en torno a las ciudades de Salamanca, Valladolid y Toledo son, entre muchos otros, Luis Ortiz, Sancho Moncada, Tomás de Mercado y Pedro Fernández de Navarrete. La conciencia de la decadencia económica y la necesidad de políticas activas para remediarla está en la base de la política económica del Conde-duque de Olivares (reformas monetarias y fiscales, creación de múltiples Juntas), cuyo fracaso contribuyó al desprestigio de sus inspiradores teóricos. En el siglo XVIII, tras la llegada de la influencia francesa del colbertismo de Jean Orry o Michel Amelot, la herencia del arbitrismo se trasladó al llamado Proyectismo ilustrado con mayor elevación intelectual, en el que pueden encuadrarse personalidades más cercanas a la fisiocracia de Quesnay (el Marqués de Ensenada con su famoso Catastro) o el liberalismo de Adam Smith (Campomanes o Jovellanos), o personajes de menor nivel político, como Eugenio Larruga5 Posteriormente, en el siglo XIX, es innegable la conexión intelectual con el Regeneracionismo. El papel de los arbitristas de los siglos XVI y XVII fue subvalorado por la misma historiografía económica española en sus primeros estudiosos, como es el caso de Manuel Colmeiro.6 Hubo que esperar a la llegada de los hispanistas para su reivindicación, especialmente por la obra de Earl J. Hamilton.7 Con posterioridad han sido estudiados por muchos otros, tanto extranjeros como españoles, como Pierre Vilar, José Antonio Maravall, Fabián Estapé, etc. Tomás de Mercado Tomás de Mercado, sevillano fallecido en 1575, continuó la escuela de Salamanca y marchó joven a México, por lo cual su visión de los problemas económicos tuvo también en cuenta el mundo americano; allí profesó en la Orden de Predicadores en 1553, doctorándose en teología y destacando como moralista. Reflexionó sobre la ética de las relaciones comerciales y al regresar a España enseñó en las universidades de Sevilla y Salamanca; en esta última se relacionó con Martín de Azpilcueta y en 1569 publicó su famosa Suma de tratos y contratos, que fue reeditada dos años más tarde y donde se describían los usos mercantiles de la época en Sevilla y Medina del Campo. En esta obra se reflexiona sobre el fundamento del interés alabando los usos éticos del mismo frente a la interpretación restrictiva de la Iglesia católica que lo tenía como usura, y plantea y profundiza en la teoría cuantitativa del dinero a partir de la tradición de la Escuela de Salamanca, en especial en lo tocante a la circulación internacional de divisas. La óptica teológica sobre las actividades económicas sigue siendo una fuente de producción literaria importante, como es el caso de del De monetae mutatione, una de las partes del Tractatus septem del Padre Mariana (Colonia, 1609), que fue denunciado por las alusiones a los ministros que modificaron el peso de la moneda (es el tiempo como valido del Duque de Lerma, famoso por su corrupción) y le causó un ingreso en la cárcel.
  • 9. Luis Ortiz Luis Ortiz, activo durante la segunda mitad del siglo XVI y contador de Hacienda de Castilla durante el reinado de Felipe II, escribió un Memorial al Rey para que no salgan dineros de España, tras la bancarrota de los Austrias, primer texto de los mercantilistas españoles, en el que considera que el descenso de los precios radica en la conservación del oro en Castilla y, para tal fin, crea un plan con el que pretende el fomento de los recursos, que fue publicado en 1558 y no halló demasiada repercusión, pese a su iluminador análisis de la crisis económica del reino. Entre las principales medidas que proponía se hallaba la retirada de todo tipo de ocio, la introducción de trabajo y la eleboración de productos manufacturados a cambio de exportar únicamente las materias primas, así como la supresión de las aduanas existentes entre los diversos reinos hispanos, la desamortización de los bienes de la iglesia y una reforma fiscal. Analizó los problemas monetarios de España y estudió soluciones para resolver las situaciones creadas en el país a causa de la tendencia a exportar materias primas e importar manufacturas pagadas con las reservas de oro americano. Intuyó el concepto de estructura económica y de forma consecuente propuso no una, sino un amplio abanico de iniciativas que hubiera podido sacar al reino del marasmo en que se encontraba, como aumentar la productividad, fomentar el crecimiento demográfico, extender los regadíos e iniciar una repoblación forestal. Es más, fue consciente del problema derivado de las remesas de oro y plata que llegaban de América y propuso restringir la expansión monetaria y desincentivar el consumo. Martín González de Cellorigo Martín González de Cellorigo, ovetense activo durante la primera mitad del siglo XVII, estudió en la universidad de Valladolid y fue abogado de la Real Chancillería de esta ciudad. Continuó las ideas de la escuela de Salamanca y dirigió dos memoriales al futuro Felipe III, señalando que la inflación provocada por la llegada de la plata americana era la principal causa de los males del reino, ya que el dinero en circulación debía limitarse a la cantidad de transacciones producidas. Era convicción suya que la riqueza sólo crece "por la natural y artificial industria" y, por tanto, las operaciones especulativas y los privilegios administrativos empobrecían de hecho al reino generando el abandono de los oficios y las actividades productivas. En 1600 y en Valladolid se publicó su principal obra, Memorial de la política necesaria y útil restauración de España y estados de ella, y desempeño universal de estos reinos. Fue partidario de la expulsión de los moriscos. Sancho Moncada Sancho Moncada, también en el siglo XVII, puede considerarse igualmente ligado a la escuela de Salamanca. En 1619 hizo unos Discursos que serían posteriormente reeditados en 1746 como Restauración política de España. Ahonda en la teoría cuantitativa del dinero y representa el más completo modelo español de Mercantilismo. Señaló las debilidades de la economía española y especialmente la penuria hacendística y la invasión de productos extranjeros, y denunció que el reino se había convertido en un deudor de las potencias enemigas. Su solución fue proponer un severo Proteccionismo de disciplina mercantilista supervisado por la Inquisición. Además había que promocionar la industria como propondrá más tarde Colbert en Francia. Su obra, a diferencia de la de otros arbitristas,
  • 10. gozó de gran prestigio e influencia y fue asumida por los grandes ilustrados del siglo XVIII, en que se reeditó.. Pedro Fernández de Navarrete El militar riojano Pedro Fernández de Navarrete (1647-1711) estudió en la Universidad de Valladolid y allí comenzó su carrera militar. En 1692 fue nombrado almirante general de la Armada de Flandes, y posteriormente de la Armada del Mar Océano; si bien en 1707 perdió la confianza del rey Felipe V, éste le designó gobernador de Guipúzcoa. Se inspiró en Cellorigo y Moncada para escribir su Conservación de las monarquías, obra de sesgo mercantilista que preconizaba el control de las importaciones y el fomento de las exportaciones, si bien no cayó en la trampa del bullonismo, porque entendía que la sobreabundancia de dinero es perniciosa si no hay bienes que puedan ser adquiridos. Propuso el desarrollo de inversiones productivas y criticó el lujo y el desprecio a los oficios industriales y manuales por parte de la nobleza y la hidalguía de la España de su época. No conviene confundir con otros Fernández de Navarrete Luis Valle de la Cerda Luis Valle de la Cerda escribió en 1600 Desempeño del patrímonto de Su Majestad y de los reinos, sin daño del Rey y vasallos, y con descanso y alivio de todos, por medio de los Erarios públicos y Montes de Piedad.8 Su obra fue muy valorada por las Cortes, que apoyaban esa iniciativa, y la reeditaron en 1618. Los Montes de Piedad eran una idea en cierto modo similar a los Pósitos que ya funcionaban, como entidades de crédito de fundación municipal y almacenes de grano que prestaban a los campesinos. La fundación del primer Monte de Piedad fue realizada en Madrid por el Padre Piquer a comienzos del siglo XVIII, y a mediados del siglo XIX fue asociado con la Caja de Ahorros (fundada por el Marqués de Pontejos). Estas instituciones financieras ya corresponden a un mundo protocapitalista, en el que también funcionaban otras importantes instituciones, como los Cinco Gremios Mayores de Madrid o el Banco de San Carlos, precedente del Banco de España. Otros autores Jacinto de Alcázar Arriaza. Medios politicos para el remedio unico, y uniuersal de España librados en la execucion de su practica. 1646. Jacinto de Alcázar Arriaza economista español del siglo XVI, natural de Huete, que defendió la teoría de la contribución única en una obra titulada "Medios políticos para el remedio universal de España" (1646). Aunque Antonio Serra no es español, sino napolitano (y por tanto súbdito de la misma Monarquía Católica de los Habsburgo), conviene asociar al contexto histórico e intelectual del arbitrismo castellano su obra Breve trattato delle cause che possono far abbondare li regni d’oro e d’argento dove non sono miniere
  • 11. (1613), que escribió encarcelado (por una conjura en la que también intervino el filósofo Tommaso Campanella), atribuyendo la escasez de moneda en el Reino de Nápoles a un déficit en la balanza de pagos, término que define con un completo análisis, rechazando la idea de que la escasez monetaria se pudiera deber al tipo de cambio, y proponiendo como solución incentivos a las exportaciones. También parece que formuló un concepto similar a la ley de rendimientos decrecientes para la agricultura. Cristóbal Pérez Herrera, militar, médico y filántropo, es autor del memorial En razón de muchas cosas tocantes al bien, propiedad, riqueza, futilidad de estos reinos y restauración de ellos, donde propone el fomento de la laboriosidad y el ahorro para conseguir la recuperación de agricultura, ganadería y población, que denuncia decayentes. Mateo López Bravo (Del rey y de la razón de gobernar, 1616), propone una política paternalista, que incluya la represión de la mendicidad y el fomento del trabajo. Pedro de Valencia, contrario a la expulsión de los moriscos. Antonio López de Vega (Heráclito y Demócrito de nuestro siglo), considera que es la guerra la causa de la decadencia. Francisco Martínez de Mata (Memoriales y Discursos, 1650-1660), motrileño, cierra cronológicamente la serie de arbitristas de la corona castellana. En la Cataluña posterior a la revuelta de los catalanes de 1640, el arbitrismo está representado por Narcís Feliu de la Penya (Político discurso... a S. M. suplicando mande y procure impedir el sobrado trato y uso de algunas ropas extranjeras que acaban el comercio y pierden las artes en Cataluña, 1681, y Fénix de Cataluña, 1683), explícitamente proteccionista, partidario de la sustitución de importaciones y de la fundación de una compañía privilegiada de comercio con América con base en Cataluña.9 Más alejado del mundo intelectual de los arbitristas está José Penso de la Vega, judío de origen español (sefardí) que en Ámsterdam reflexionó sobre la naciente Bolsa (Confusión de confusiones: diálogos curiosos entre un philosopho agudo, un mercader discreto, y un accionista erudito, descriviendo el negocio de las acciones, su origen, su ethimología, su realidad, su juego, y su enredo, 1688). Saliéndose cronológicamente del periodo y adentrándose en el siglo XVIII, Jerónimo de Uztáriz, que puede considerarse un postmercantilista, desarrolla los temas colbertistas de obtención de identificación de la riqueza nacional con la balanza comercial excedentaria. Referencias
  • 12. 1. ↑ Del latín arbitrĭum. «Arbitrio», Diccionario de la lengua española (vigésima segunda edición), Real Academia Española, 2001. En especial la definición cuarta: Medio extraordinario que se propone para el logro de algún fin. Definición para ámbito administrativo y judicial: Facultad que la ley deja a los jueces o autoridades para la apreciación de circunstancias o para la moderación de sus decisiones. 2. ↑ DRAE, definición sexta, que añade por lo general municipales. 3. ↑ Ricardo García Cárcel (1996) La cultura del Siglo de Oro. Pensamiento, arte y literatura (Historia de España, vol. 17), Madrid: Temas de Hoy ISBN 84-7679-295- 6. Sección El pensamiento económico, pgs. 45-47. Para el origen del término cita a Jean Vilar (1973) Literatura y economía. La figura satírica del arbitrista en el Siglo de Oro. Cita como otras fuentes a Manuel Colmeiro Historia de la política económica en España, Madrid, 1962; Margaret Grice-Hutchinson El pensamiento económico en España (1177-1740), Barcelona, 1982, Earl J. Hamiliton El florecimiento del capitalismo y otros ensayos de historia económica, Madrid, 1948; José Larraz López La época del mercantilismo en Castilla 1500-1700, Madrid, 1943; y Pierre Vilar Crecimiento y desarrollo, Barcelona, 1974. 4. ↑ Llopis-Fuentes, Roger (1991) El personaje del arbitrista según Cervantes y Quevedo Cincinnati Romance Review 10, pgs. 111-122. Consultable en Internet hay un estudio de Mercedes Blanco Del infierno al Parnaso. Escepticismo y sátira política en Quevedo y Trajano Boccalini [1] 5. ↑ Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas y minas de España con inclusión de los reales decretos, órdenes, cédulas, aranceles y ordenanzas expedidas para su gobierno y fomento, Madrid, imprenta de Benito Cano, 1787-1800, 45 tomos en cuarto; Historia de la Real Junta de Comercio, Moneda, Minas y Dependencias de extranjeros, Madrid, 1789, 13 vols. 6. ↑ Colmeiro, Manuel: (1883) Historia de la Economía Política en España; (1880) Biblioteca de los economistas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII. 7. ↑ Hamilton, Earl J. (1934) El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650. 8. ↑ Dubbet Ann El arbitrismo comopráctica política: el caso de Luis Valle de la Cerda (¿1552?-1606) Cuadernos de Historia Moderna número 24, lSSN 214-4018- 204-0 [2] 9. ↑ García Cárcel, op. cit. Enlaces externos Manuel de la Fuente Merás: Una aproximación a los «arbitristas» del siglo XVII desde la teoría de las tres capas del poder político. Ricardo García Cárcel El pensamiento económico (España). Siglo de Oro., en Artehistoria.
  • 13. Bullionismo El bullionismo o bullonismo (del inglés bullion, lingote de oro), es una teoría económica que define la riqueza como la cantidad de metales preciosos de los que se es propietario. Su práctica se basó en la acumulación de metales preciosos (monedas o lingotes) como única riqueza posible. También es conocido como metalismo. Es considerado como un mercantilismo arcaico. También puede considerarse como definitorio de un sistema monetario estrictamente metálico, que no permita la emisión de papel moneda con libertad por el banco emisor, sino que refleje fielmente la existencia en metal precioso que lo respalde, y de esta forma impedir la inflación. En su primera acepción se identifica con la política económica de la Monarquía Hispánica durante el Antiguo Régimen, especialmente por los Habsburgo (siglos XVI y XVII), mediante la obsesión reglamentista y el control sobre los metales preciosos que se extraían de América. Se pretende su acumulación al identificar riqueza y existencia de oro o plata, que llevaban asociado el prestigio y el poder. Se intentaba impedir la salida de oro o plata, lo que contribuía aún más al proceso de inflación denominado Revolución de los precios. Buena parte de los economistas españoles de la época, agrupados en la denominación arbitrismo, pueden ser considerados bullonistas. Contenido 1 Bullionismo en Inglaterra o 1.1 Thomas Milles o 1.2 Gerard de Malynes 2 Véase también Bullionismo en Inglaterra Surge en el siglo XVI a raíz de observar cómo Inglaterra poseía grandes cantidades de oro y plata debido a su superávit en la balanza de pagos. Hay que destacar que tales metales preciosos no procedían de sus territorios, pues tenían una producción propia prácticamente inapreciable. Thomas Milles Thomas Milles (1550-1627), entre otros, recomendaron incrementar las exportaciones para conseguir un superávit comercial, convirtiéndolo así en metales preciosos de los que el país se adueñaba en detrimento del resto de estados.
  • 14. Pese a que Inglaterra prohibió la exportación de libras o metales preciosos en torno a 1600, Milles prefería la vuelta al sistema de puertos con monopolio comercial, pues forzaría a los comerciantes a usar sus divisas para comprar bienes procedentes de Inglaterra, e igualmente, prevendría la salida de oro y plata del país. Hay que señalar que las teorías de Milles tendrían poco peso en la época. Gerard de Malynes Gerard de Malynes (1586 - 1641) fue otro bullionista que publicó un libro titulado A Treatise of the Canker of England's Common Wealth (que en español podría traducirse por Un Tratado sobre la Úlcera del Common Wealth Inglés), en el que comentaba que el intercambio de divisas había sido más un intercambio de valor que un intercambio del peso de los metales, y que por ello el déficit de la balanza de comercio inglesa sería la consecuencia de un intercambio injusto de metales preciosos llevado a cabo por los bancos y los servicios de cambio de divisa. Buscando eliminar las fluctuaciones en los tipos de cambio, exigía que se estableciese un cambio estricto para las monedas que estuviese calculada en base únicamente a la concentración de metal precioso y su peso. Sin embargo, Malynes no llegó a convencer a sus contemporáneos de que los cambistas eran los responsables de la salida de oro de la nación, ni de la legitimación de una monopolio de una venta de divisas realizado por la corona. Sí que tuvo éxito, en cambio, en lograr la primera controversia en el mundo de la economía: Edward Misselden seopuso a sus ideas en 1623 en su libro The Circle of Commerce: Or, the Balance of Trade (El Círculo de Comercio: O, el Equilibrio de Comercio).
  • 15. Cameralismo Cameralismo fue el nombre de una corriente del mercantilismo que existió principalmente en Alemania durante los siglos XVII y XVIII. Al igual que el colbertismo que existió en Francia en esas épocas, se la considera sobre todo un conjunto de prácticas o políticas más que una teoría económica propiamente.1 Sin embargo, el cameralismo llegó a constituir una disciplina académica, con un contenido teórico e ideológico más formal que otras versiones del mercantilismo. Contenido 1 Orígenes y significado del termino 2 Características y evolución del cameralismo 3 Citas y referencias 4 Bibliografía 5 Obras escritas por cameralistas 6 Enlaces externos 7 Véase también Orígenes y significado del termino El término se origina en el vocablo alemán "Kammer" ( cámara, pieza o habitación) refiriéndose a los cuartos en los cuales se realizaban reuniones para discutir los asuntos tanto comerciales como de gobierno. La palabra se usó también para referirse a la sala en la cual se guardaba el tesoro del Estado; el administrador de las finanzas reales recibía el título de "camerarious". Así, "cameralismo" adquirió una connotación relacionada con las finanzas públicas. A partir de lo anterior, el concepto llegó a ser considerado una disciplina. En alemán, aún estos días se usa el termino "Kameralwissenschaft " (literalmente: ciencia de la cámara o ciencias camerales) para referirse a la "Administración del Estado". (ver entrada Kameralwissenschaft en la wiki alemana). Bajo ese nombre se establecieron estudios en algunas universidades, en Estrasburgo, por ejemplo, tan temprano como en 1500. Consecuentemente, los "cameralistas" predominaban entre los consejeros y altos oficiales de las principalidades alemanas durante la Guerra de los Treinta Años. Posteriormente, Federico Guillermo I de Prusia instituyo, en 1721, cátedras de "cameralismo" en las Universidades de Halle (Sajonia-Anhalt) y Fráncfort del Óder, con la intención de que se enseñara las prácticas de la buena administración del Estado.2 Las prácticas o aproximaciones del cameralismo fueron formalizadas en 1762 por el austriaco Johann Mathias Puechberg.3 Sin embargo el catedrático cameralista más conocido
  • 16. fue Johann Heinrich Gottlob von Justi.4 Y en Italia Cesare Beccaria fue nombrado (1769) a la cátedra de "Ciencia Cameral" en lo que era, aquellas fechas, la institución de educación superior por excelencia en Milán: la Escuela Palatina. En ese sentido, el cameralismo llegó a constituir el esquema educativo de los funcionarios públicos alemanes, especialmente los de altos grados. Así, el cameralismo es percibido como el antecesor de los estudios modernos de administración publica. Características y evolución del cameralismo El cameralismo, como disciplina, empezó simplemente como una política dedicada a fortalecer las finanzas reales. Desde este punto de vista la asunción era que la única medida de interés de la riqueza de un país era la cantidad de impuestos que era posible recaudar. Sobre esa base se empezaron a buscar políticas que promovieran las actividades económicas de las diferentes principalidades alemanas de la época y a obstaculizar las "importaciones" (que en esa época y a diferencia de los imperios inglés, francés o españól- no significaba importaciones desde otros países sino más bien de otras regiones alemanas). Al mismo tiempo, se empezaron a desarrollar sistemas que permitieran la recaudación efectiva de impuestos y tributos, etc. Durante este periodo, y en común con el mercantilismo, la finalidad explicita de las políticas y practicas fiscales eran el fortalecimiento del Estado, que se veía como personificado en la persona del monarca. Posteriormente, y bajo la influencia del ilustración esa percepción empezó a ser modificada. A pesar que el poder de los monarcas llegó a ser absoluto, con la ilustración aparece el concepto del monarca ilustrado, cuya función era, especialmente en Alemania, traer progreso y bienestar social y económico a su pueblo, con la asesoría de sus funcionarios, por medio de reformas,5 estableciendo así las bases para un sistema de administración cuyo objetivo crecientemente deja de ser solo el interés del monarca y es complementado por la llamada utilidad pública (ver Interés público). Es en este periodo que el cameralismo se implementó como disciplina casi académica, con estudios formales. En la medida que los monarcas asumen como su responsabilidad la dirección económica general y la responsabilidad de asegurar el bienestar de sus sujetos se ven obligados a expandir sus ámbitos de acción, necesitan no solo incrementar las capacidades productivas, mejorar técnicas y adaptar practicas de contabilidad y presupuestarias sino también encontrar maneras de implementar una nueva, revolucionaria, actividad estatal: esa encaminada a asegurar la felicidad y prosperidad de sus habitantes hasta donde fuera posible. De acuerdo con varios escritores6 esos estudios "cameralísticos" incluían las áreas de "Cameralismo" (o administración, especialmente lo que después fue llamado Administración pública), "Oeconomie" (o Finanzas) y "Polizei". (definido por Adam Smith como: "policía es la segunda división general de la jurisprudencia. El nombre es francés y originalmente deriva del griego politeia, que propiamente significaba la acción o política de "seguridad pública" práctica del gobierno, esto es: salubridad, seguridad y economía".-7 )
  • 17. Sin embargo, y como ha destacado Schumpeter, en el terreno ideológico los escritos de los cameralistas no son textos académicos o incluso manuales para hombres de negocio propiamente dichos, sino más bien escritos de un funcionario a otro.8 En las palabras de Guerrero Orozco: "Las ciencias camerales tampoco forman parte de sistemas filosóficos, no especulan, ni sus principios son los de la contemplación... Todavía no adquieren el estatuto de disciplinas científicas, en el sentido moderno del término; son aún disciplinas instrumentales, vehículos de acción." sin embargo: "tampoco están preñadas de puro pragmatismo, no son mero arte gerencial. Son disciplinas académicas susceptibles de ser enseñadas por medio de la cátedra" (op cit). "Los cameralista fueron parte economistas, parte científicos políticos, parte administradores públicos y parte abogados. Se aproximaban a sus áreas de estudio de una manera que utilizaba todas esos habilidades y competencias".9 En la obra del Doctor Omar Guerrero, conspicuo profesor de Administración Pública en la Universidad Nacional Autónoma de México, explica lo siguiente: El cameralismo es el movimiento político emprendido por los funcionarios públicos germanos para conocer, instrumentar y sostener la afirmación del Estado absolutista frente a otras entidades políticas. Es, asimismo, un movimiento intelectual organizado en actividades académicas que culminan en la creación de ciencias prácticas de la administración, las ciencias camerales. Antes de entrar al examen de las ciencias camerales, que son el objeto de esta disertación, debemos abundar un poco más sobre el significado del cameralismo. Pondremos énfasis en que el cameralismo es un movimiento político e intelectual emprendido, desarrollado y consolidado por administradores públicos prácticos, por hombres de Estado formados empíricamente que sin embargo tomaron conciencia de la necesidad de establecer criterios pedagógicos para facilitar la continuidad histórica del cameralismo. Estamos, por tanto, ante el hecho histórico único de un encadenamiento inter- generacional de administradores del Estado absolutista en una escuela de pensamiento establecida, reconocida, institucionalizada. El cameralismo es, como bien se ha dicho, 5 la doctrina administrativa por excelencia del Estado absolutista. Por otra parte, la culminación de la aproximación del cameralismo se encuentra las propuestas de Lorenz von Stein, propuestas que son consideradas al mismo tiempo como su superación -ver Ferraro A y Ajenjo N, op cit- . Stein explícitamente concibe el Estado como una entidad autónoma general, diferente tanto de la persona del monarca individual como de cualquier otro individuo o agrupación particular de ciudadanos. Para von Stein, el estado consiste de dos componentes centrales que se deben complementar: la Constitución y la Administración -este último termino en un sentido general. Así, por ejemplo, la libertad y bienestar que la constitución establece debe ser implementada también al nivel práctico por el brazo administrativo. Lo que significa que debe haber una "administración social" que permita a los individuos ejercer esos derechos y gozar en realidad de esas garantías que la constitución promete. "Para Stein, el Estado tiene que garantizar la libertad del individuo no solamente contra las amenazas de otros individuos o de los propios agentes públicos, sino también contra la arbitrariedad de los desarrollos socioeconómicos."10 (Ver también, Estado Social) Citas y referencias
  • 18. 1. ↑ Por ejemplo: Ferraro A y Ajenjo N ( A Positive Ethics for Public Administration. Altruism, Self-Interest and the Concept of the State, p 14) aducen: Lorenz von Stein es el autor que culmina y también supera la tradición de estudios ―cameralistas‖ alemanes y los estudios franceses de ―policía‖ desarrollados durante los siglos XVII y XVIII. Este tipo de estudios, al servicio de las monarquías ilustradas en ambos países, consistían en un conjunto relativamente poco sistemático de conocimientos principalmente prácticos y con algunas reflexiones teóricas, que iban desde la economía a la agricultura, pasando por el derecho y la minería. En otras palabras, todo lo que pudiera resultar relevante para la administración de una monarquía centralizada‖. 2. ↑ Guillaume Garner, État, économie, territoire en Allemagne. L'espace dans le caméralisme et l'économie politique, 1740-1820, Éditions de l'École des hautes études en sciences sociales, 2006. 3. ↑ Johann Matthias Puechberg: Einleitung zu einem verbesserten Kameral- Rechnungsfuße, auf die Verwaltung einer Kameral-Herrschaft angewandt. 1762. Zitiert in: Reinbert Schauer: Rechnungswesen in öffentlichen Verwaltungen. 2007 Verlag Linde, Wien: S. 19. 4. ↑ ver, por ejemplo: The beginnings of political economy. von Justi, Johann Heinrich Gottlob - Jürgen Georg Backhaus. (Ed) Lugar y fecha de edición: New York 2008 Editorial: Springer Gmbh & Co. Idioma: Inglés ISBN(13): 9780387097787 5. ↑ Omar Guerrero Orozco escribe: "Los principados germánicos están organizados con base en lo que entonces se llamaba Estado de policía, un tipo de Estado absolutista cuyo arreglo institucional tiene como base las relaciones entre el príncipe y los súbditos como relación de dominio (Véase: Otto Mayer, Derecho administrativo alemán, tomo 1, pp. 45-66) Estos vínculos de dominio, sin embargo, tienen la peculiaridad de descansar en una especie de contrato en el cual los súbditos se comprometen a obedecer, en tanto que el príncipe lo hace para proveerles de prosperidad. La clave de la relación radica en que, para satisfacer las necesidades de la población, al príncipe se le ha dotado de atribuciones para realizar, sin límites, todo aquello necesario al respecto. Dicho de otro modo, el poder principesco es ilimitado en este sentido." LAS CIENCIAS CAMERALES 6. ↑ ver, por ejemplo: David F. Lindenfeld , The Practical Imagination: The German Sciences of State in the Nineteenth Century, 1997 7. ↑ Smith, Adam. Lectures on Justice, Police, Revenue and Arms. Oxford, Claremons Press, 1896, pp. 154-156. Citado por Omar Guerrero Orozco en LA CIENCIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN LAS CIENCIAS SOCIALES 8. ↑ Schumpeter, Joseph. Historia del Análisis Económico. México, Fondo de Cultura Económica. 1984. 9. ↑ Richard E. Wagner: The Cameralists: Fertile Sources for a New Science of Public Finance. 10. ↑ Ferraro A y Ajenjo N ( A Positive Ethics for Public Administration. Altruism, Self-Interest and the Concept of the State, Bibliografía
  • 19. Baena del Alcázar, Mariano: Los estudios sobre administración en la España del siglo XVIII. Garner, Guillaume: État, économie, territoire en Allemagne. L'espace dans le caméralisme et l'économie politique, 1740-1820, Éditions de l'École des hautes études en sciences sociales, 2006. Giufre, Antonio 1968. Guerrero, Omar: Las Ciencias de la Administración en el Estado Absolutista. México, Fontamara, 1986. Guerrero, Omar: Las Ciencias de la Administración en el Estado Absolutista. México, Fontamara, 1986. véase: Pierangelo Schiera, op. cit., pp. 402-424. LAS CIENCIAS CAMERALES, Omar Guerrero Orozco, Universidad Nacional Autónoma de México, Publicado en: México, Revista Ensayos, UNAM, vol. II, núm. 6, 1985, pp. 16-20. Jordana de Pozas, Luis: "Los cultivadores españoles de la ciencia de la policía" Lindenfeld, David F. Lindenfeld : The Practical Imagination: The German Sciences of State in the Nineteenth Century (1997), Lluch Martín, Ernest: EL CAMERALISMO MÁS ALLÁ DEL MUNDO GERMÁNICO Revista de economía aplicada, ISSN 1133-455X, Vol. 4, Nº 10, 1996 , pags. 163-175 Schiera, Pierangelo: Il Cameralismo e L'assolutismo Tedesco. Milano Small, Albion: The Cameralists.: New York Burt Franklin, 1909. Obras escritas por cameralistas Puechberg, Johann Matthias: Einleitung zu einem verbesserten Kameral- Rechnungsfuße, auf die Verwaltung einer Kameral-Herrschaft angewandt. 1762. Zitiert in: Reinbert Schauer: Rechnungswesen in öffentlichen Verwaltungen. 2007 Verlag Linde, Wien: S. 19. Von Justi, Johann Heinrich Gottlob : -Staatswirtschaftliche oder systematische Abhandlung aller ökonomischen und Cameralwissenschaft, 2 volúmenes, (1755) -Grundsätze der Polizeywissenschaft, (1756)
  • 20. -System des Finanzwesens, (1766) Beccaria, Cesare: Elementi di economía pubblica (1804) Von Stein, Lorenz : varias, por ejemplo: Handbuch der Verwaltungslehre, Stuttgart, 1870; tercera edición, 1889, 3 volúmenes. Enlaces externos LLuch, Ernest: EL CAMERALISMO MÁS ALLÁ DEL MUNDO GERMÁNICO Nielsen, Axel Eduard Hjorth: Die Entstehung der deutschen Kameralwissenschaft im 17. Jahrhundert (1911). (en alemán) Basseti, Piero: Il cameralismo tra regionalismo ed europeismo (en italiano] Uvalle B, Ricardo: ORIGEN, COBERTURA Y OBJETIVOS DE LA CIENCIA DE LA POLICIA UIB: Cameralistas alemanes
  • 21. Colbertismo Colbert, por Villacerf. Colbertismo es el nombre que se da a una doctrina económica del siglo XVII, elaborada por Jean-Baptiste Colbert Contrôleur général des finances (ministro de finanzas) de Luis XIV. El colbertismo es una variante del mercantilismo y es considerada más que todo un conjunto de prácticas o políticas, más que una teoría económica. Esta política económica fue practicada en Francia entre 1661 y 1683, fecha de la muerte de Colbert. Sin embargo fue continuada con algunas modificaciones por sus sucesores. Como pensamiento económico, que sugería que una de las principales funciones del Estado es promover la producción de riqueza en un país a fin de financiar los gastos de Estado mediante el fomento del desarrollo económico nacional, fue reemplazada en el siglo XVIII por la fisiocracia y, posteriormente, por el liberalismo económico. Contenido 1 Características principales 2 Ejecución del proyecto 3 Colbertismo posteriormente 4 Notas y referencias 5 Bibliografía 6 Véase también Características principales
  • 22. Las principales características del colbertismo son: La acumulación de riqueza en la forma de lingotes a traves de una balanza de pagos excedentaria y el aumento del producto de los impuestos. Proteccionismo del mercado y productores interno. Subsidios a las exportaciones. Implementación de dirección fiscal. Colbert transformó la lógica mercantilsta de acumulación de riquezas a través de una organización meticulosa del Estado que hace del proyecto una expresión del espíritu progresista y aspiraciones de grandeza del país y su monarca. En ese sentido, la riqueza no sólo es acumulada para ser guardada o incluso para transformarla en recurso productivo, sino para exhibirla, dando así origen o justificación a la gran expansión de las artes, artesanías, ciencia y cultura, e incluso edificios "públicos" propios de la época, algunos construidos específicamente para dar una sede a instituciones que contribuían al prestigio y grandeza del país, tales como el Instituto de Francia que recibió, entre otras grandes instituciones, la recientemente formada Academia francesa. Otros, tales como el Hospital de Los Inválidos, al menos parcialmente como continuación de un nuevo espíritu que eventualmente condujo a la idea de "servicios al público" por parte del Estado: por ejemplo, el Hospital de la Pitié-Salpêtrière, la dedicación del Louvre como palacio para las artes, la creación de una 'Bibliothèque Nationale" en el Palacio Real (París) y la construcción de espacios públicos tales como Plaza Vendôme y Plaza de la Concordia, ambas rodeadas con locales para negocios. Además la construcción del edificio de la Escuela militar (Francia), etc, el todo coronado por el Palacio de Versalles; edificios que no sólo impulsaron el desarrollo técnico de la época creando empleos, sino que fueron construidos con la intención específica de demostrar "la grandeza de Francia", lo que sin duda logran incluso en el presente. Los apoyos otorgados a sectores de la industria francesa de la época -conocidos como el sector de ―Manufactures privilégiées‖ -aquellos que tenían un sistema de producción muy regulado a fin de garantizar alta calidad (ver también Manufactura real)- no fueron concebidos como de plazo indefinido. El objetivo era que las empresas adquirieran tanto el conocimiento o experiencia suficiente como el tamaño o escala necesaria para competir cara a cara con los principales competidores de la época. (ingleses y holandeses). Los ejemplos más conocidos de tales empresa son los Gobelinos; Saint-Gobain , las porcelanas de Sèvres, las fabricas de armamentos en Saint-Étienne, etc, etc1 Ejecución del proyecto El historiador Pablo Aimar señala que las industrias ―manufactureras‖ mencionadas constituyen realmente más una concentración bajo un mismo techo de talleres artesanales (pero obviamente de suma habilidad) que una organización industrial propiamente tal.2 La época de oro del colbertismo es aquella en la cual Colbert centro su atención en la construcción del ―canal du Midi‖ en el cual el Estado financio el 40% de la construcción y
  • 23. el 75% de las obras fueron efectuadas en tres años, precediendo 1670. El resto demorandose hasta 1690 para su complecion. Otro de los grandes proyectos de la politica fue la donación de seis millones de capital a la compagnie des Indes Occidentales, a fin de desarrollar el cultivo del tabaco en las Antillas. Pero de ese proyecto por un largo tiempo los principales beneficiados fueron los comerciantes del tabaco holandeses, país que en aquella época constituía uno de los principales competidores de Francia. Errores similares se cometieron después de la muerte de Colbert, por ejemplo, con la creación del ―Banco General‖ y posterior fusion de ese organismo con con la Compagniedes Indes Occidentales a fin de explotar la Luisiana (Nueva Francia), lo que - a pesar de enriquecer a muchos (en esa época se origina el termino "millonarios") termino con la primera gran crisis económica moderna. (véase John Law). Colbertismo posteriormente Artículo principal: Dirigismo. En Francia se usa el termino ―neocolbertismo‖ para referirse al ―dirigismo‖ que fue la variedad de intervencionismo implementado por el gobierno frances después de 1945. Ese neocolbertismo no trató de acumular riqueza o subsidiar exportaciones pero más bien de financiar estudios científicos y de hacer emerger una industria nacional capaz de recrear y mantener tanto la infraestructura como una economía de escala moderna, especialmente a través de promover la creación de industrias que se ven como "campeones nacionales" en la medida que alcanzan reconocimiento internacional. El neocolbertismo ha sido visto por politicos tanto a nivel frances como europeo como una politica para enfrentar al proceso de deslocalización que proviene del liberalismo moderno o neoliberalismo.3 Esto no cuenta con la aprobación general de los economistas. Así, por ejemplo, Phillipe Escande ha escrito: ―Esta politica dirigista tiene dos defectos. Por un lado, dirige los dineros publicos, notablemente los de estudios y desarrollos científicos, a los ―campeones‖ que no necesariamente los necesitan, a detrimento de las instituciones menores... (...) por el otro, protege a los grandes grupos (industriales) y limita la competición y, por ende, la emergencia de nuevos rivales. Es lo que el economista austriaco Joseph Schumpeter teorizo como ―destrucción creativa‖ lo que permite a los innovadores tomar el lugar de los actores actuales‖4 Notas y referencias 1. ↑ La grande industrie sous le règne de Louis XIV, de Germain Martin 2. ↑ por ejemplo: La Révolution industrielle (1780-1880), Seuil, Paris, 1971, rééd. 1999.- y (con Jean-François Sirinelli ) Histoire culturelle de la France, 4 tomes, Seuil, Paris, 1997, rééd. 2005. 3. ↑ rapport d'information d'un sénateur UMP, 2004 4. ↑ Le trou noir des PME, Les Échos, 26 février 2008
  • 24. Bibliografía Philippe MINARD, La fortune du colbertisme, Etat et industrie dans la France des Lumières, Paris, Fayard, 1998. Le Colbertisme "high tech" : économie des Telecom et du Grand Projet.- Élie Cohen, (Paris : Hachette, 1992) ISBN 2-01-019343-1.
  • 25. Dirigismo Dirigismo (del francés "dirigisme") es un concepto político-económico usado para designar un sistema en el cual el gobierno ejercita una fuerte influencia directiva en los sectores económicos, generalmente no a través del intervencionismo o de la estatización sino del uso de incentivos para promover prácticas que son de interés público o general. A pesar que muchos consideran que tal influencia es, por definición, excesiva (la RAE, por ejemplo, define el término como significando "Tendencia del gobierno o de cualquier autoridad a intervenir de manera abusiva en determinada actividad."), esto no es necesariamente el caso. Igualmente, a pesar de que el concepto ha sido usado para designar una economía centralizada en la cual el gobierno o Estado efectivamente controla los mecanismos de producción y distribución, etc. -es decir, como equivalentes a ciertos sistemas socialistas o colectivistas como en el caso del Estado socialista- ese no es el sentido que la palabra tenía originalmente o tiene incluso en el presente en Francia (y a través de esta en otros países), donde es usada generalmente para designar un sistema esencialmente capitalista con participación fuerte del Estado, específicamente con un rol estatal de coordinación. En otras palabras, es un sistema que puede ser considerado como capitalismo de Estado. En ese sentido, muchas economías modernas pueden ser caracterizadas como con algún grado de "dirigismo" (ver economía mixta), por ejemplo, el gobierno generalmente subsidia estudios y desarrollos científicos o técnicos o promueve la industria nacional a través de programas fiscales, por ejemplo, producción y compra de material militar, sanitarios, educativos, etc. Contenido 1 Orígenes y evolución del termino 2 Dirigismo en otros sistemas políticos 3 Dirigismo y Planificación indicativa 4 Referencias y notas 5 Bibliografía 6 Véase también Orígenes y evolución del termino Los orígenes del dirigismo -entendido como la acción gubernamental a fin de crear, promover o defender la industria o economía de un país- se encuentra en las obras de monarcas tales como Pedro el Grande de Rusia, José I de Portugal; Carlos III de España y otros propios del absolutismo. (ver: Manufactura real) Entre ellos se destaca Luis XIV de Francia quien, a través de Jean-Baptiste Colbert -su ministro de finanzas- transformo lo que había sido la acción ocasional de algunos reyes en "política de estado". (ver Colbertismo)
  • 26. Posteriormente Henri de Saint-Simon introdujo el termino como tal, pero generalizó y modifico la propuesta, transformándola de uno de los objetivos estatales, en el objetivo principal del estado, lo que requiriria una reorganización de éste. Saint Simon percibía esa reorganización de la sociedad teniendo lugar bajo la dirección una elite de filósofos, científicos y técnicos lidereando un proceso pacífico de industrialización moderado por un "humanismo-cristiano" -el cual tendría científicos como sacerdotes- Saint Simon no concebía lo anterior como requiriendo un gobierno fuerte, sino por el contrario, uno basado en comunidades y consensos.1 En esa medida, el pensamiento de Saint Simon ha sido considerado "progresista" o "socialista". Con posterioridad Auguste Comte retoma el concepto (en su "Système de Politique Positive" -1851) asignando al gobierno el rol de conducir la acción individual al objetivo común. Para Comte ese gobierno -se alega y a diferencia de la sugerencia de Saint Simon- es autoritario, en que la acción progresista de Saint Simon deja de ser basada en discuciónes y acuerdos y se transforma en el descubrimiento y aplicación de "leyes naturales" por los administradores científico-técnicos del estado. Mientras en la concepción de Saint Simon los sabios guían a través del argumento libre a la comunidad -los miembros de las cuales son libres para disentir- en Comte los sabios tienen el papel principal de educar en un proceso que "dará a cada uno el conocimiento necesario para comprender su lugar, su papel como "órgano de la humanidad" a través de un sistema que debe ser "preciso tanto acerca de los programas como acerca de los "cuadros institucionales"; tendiendo a limitar absolutamente la intervención de la individualidad... (implemetando de manera rutinaria) la investigación administrativa, centralización uniformizante, reasignacion regular del personal a fin de evitar relaciones personales, cursos de contenido preciso y programas estrictos, todo es planificado y anunciado por adelantado.2 El desarrollo de esa concepción política del dirigismo coincidió con el desarrollo de la meritocracia y burocracia como formas de administración, especialmente la administración pública. Esas concepciones dieron forma en Francia a la reformación de la École polytechnique (en 1817) y, posteriormente al periodo de Napoleón III y a la Comuna de París, a la fundación de varias "altas escuelas", tales como la del École libre des sciences politiques y, eventualmente (en 1945) a la École Nationale d'Administration Se ha sugerido3 que la propuesta es que países que no habían logrado desarrollo económico a través del laissez faire serían capaces de lograr desarrollar, fortalecer y expandir tanto la industria como la economía nacional a traves de un dirigismo económico. Esta posición alcanzó un apogeo, en Francia después de la Segunda Guerra Mundial, con el "dirigisme" del Gaullismo, sistema a través del cual ese país buscó no sólo reparar los grandes estragos que la guerra había causado sino expandir y modernizar tanto la base industrial como la infraestructura de todo tipo en ese país. Por ejemplo, se ha aducido que la industria francesa de preguerra estaba generalmente compuesta de empresas familiares, a menudo demasiado pequeñas y consecuentemente, descapitalizadas y carentes de bienes de capital y organización modernas y eficientes, que simplemente habían sido incapaces de competir a nivel internacional - De Gaulle famosamente ejemplificó la situación con la pregunta retórica "¿Cómo se puede gobernar
  • 27. un país que tiene más de 300 clases de quesos...?".4 Además, mucho del material y maquinaria moderna había sido simplemente "trasladado" a Alemania durante la ocupación y en general, destruido durante la guerra misma. Los gobiernos franceses enfrentaron esa situación, bajo el liderazgo del gaullismo, con un Commissariat au plan ("Comisión para el Plan"). A diferencia, por ejemplo, con el sistema imperante en la Unión Soviética, el gobierno francés nunca buscó obtener la propiedad generalizada de las empresas ni impuso objetivos obligatorios como parte "del plan". En general, éso se implementaba a través del uso de incentivos. Por ejemplo, el objetivo general del plan era producir una industria capaz de competir a nivel internacional tanto con la inglesa como con la estadounidense. Una parte esencial de ese objetivo general fue lograr que las empresas francesas se fusionaran en conglomerados "campeones nacionales" o "de renombre" que podían ser promovidos a nivel internacional por el gobierno. Al mismo tiempo, el estado podía prestarles apoyo financiero tanto directo como indirecto (por ejemplo, comprando solamente en empresas francesas) Otras formas de apoyo financiero indirecto incluyen el financiamiento estatal de estudios y desarrollos científico-técnicos (incluyendo proyectos industriales específicos que se espera generen desarrollo técnico generalizado a través de la industria -por ejemplo, el proyecto que dio origen al Concorde), la provisión de personal altamente especializado, etc. El área en la que el gobierno francés busco un mayor nivel de control -aparte del sistema educacional y de estudios científicos- fue la provisión de infraestructura y servicios relacionados. El gobierno francés creo o ha sido el propietario de la empresa de ferrocarriles (SNCF), de electricidad ( EDF), la empresa de gas (GDF), aerolínea nacional (Air France), sistemas nucleares e industrias del espacio ( CNES y la Aérospatiale). etc, Sin embargo, el estado francés ha dejado largamente a la industria privada la construcción y mantenimiento de supercarreteras y otras vías terrestres. El proyecto fue largamente exitoso. Durante las décadas desde 1945 a 1975 Francia experimentó un crecimiento económico sin precedente en su historia (4,5 % en promedio) lo que junto a un gran crecimiento demografico, la integración de manera competitiva de Francia a una economía internacional en expansion y consecuente, el restablecimiento del orgullo nacional, llevaron a que ese periodo sea conocido como los Trente Glorieuses. Durante ese periodo, bajo las presidencias derechistas o conservadoras de Charles de Gaulle y Georges Pompidou, el dirigismo fue visto en Francia como una via intermedia entre el sistema de EEUU de mínima intervención estatal y el del Bloque del Este, de intervención máxima. Sin embargo, siguiendo la Crisis del petróleo de 1973, el Partido Socialista de Francia, liderado por François Mitterrand fue electo prometiendo mayor intervención. Bajo ese gobierno muchos bancos e industrias fueron estatizados. Sin embargo, los malos resultados de esa política forzaron (1983) el abandono de esas tentativas y la introducción de una política de rigueur ("rigor").
  • 28. Con posterioridad, durante la campaña electoral de 2007, tanto Nicolas Sarkozy -quien fue elegido presidente- como otros candidatos, propusieron un retorno al modelo dirigista.5 Esta propuesta parece haber sido reforzada como consecuencia de la crisis financiera de 2008, lo que llevó al presidente Sarkozy a proponer medidas -en el contexto tanto de esa crisis como de la deslocalización- para "reindustrializar Francia".6 Dirigismo en otros sistemas políticos Países tales como el Líbano y Siria y otros que fueron "departamentos de ultramar" de Francia), han sido influidos por los principios del dirigismo.7 Se ha sugerido que el dirigismo económico es una parte inherente del fascismo.8 y que constituyó las bases de la economía política de los nazis.9 10 (ver Economía política de los nazis`) Cesare Santoro, un fascista que visito Alemania en la época, lo pone así: "En la declaración programática, ya citada al principio de nuestra obra, Adolf Hitler anunció que el nuevo gobierno se proponía ―velar por los intereses económicos del pueblo alemán no por el camino tortuoso de una gran economía burocrática organizada por el Estado sino por el impulso más fuerte dado a la iniciativa particular sobre la base del reconocimiento de la propiedad privada‖. El reconocimiento del principio de que, en contraste con lo que ocurre en la Rusia soviética, el Estado tiene por misión dirigir la economía pero no administrarla por sí mismo (función que corresponde exclusivamente a la economía misma) no puede ser más explícitamente expresado. También así ha sido establecido solemnemente el principio de la propiedad privada con lo que se estimula al patrono a ensanchar más su empresa para alcanzar los mayores resultados posibles. Estos dos principios determinan las normas directivas para la reorganización nacionalsocialista de la economía industrial; aquellas exigen una administración autónoma cuya misión consiste en asesorar y tutelar a las asociaciones industriales o a los socios que forman parte de ella. Esta administración tiene el deber de transmitir al gobierno los deseos de los patronos que toman parte en la obra de reconstrucción económica".11 Sin embargo, otros autores argumentan que el sistema económico del fascismo -tal y como fue implementado por, entre otros, Benito Mussolini y Adolf Hitler- es una mezcla de varias sugerencias económicas.12 Dirigismo y Planificación indicativa A partir de la década de los 70 del siglo XX se introdujo en Japón una innovación al dirigismo ―tradicional‖, que lo transforma en el sistema actual de Planificación indicativa. La Planificación indicativa es mas amplia que el dirigismo propiamente tal, en que permite al estado tanto mas discreción en objetivos como en los medios a utilizar.13 Sin embargo, aun permanece dentro de los limites generales del dirigismo, en que no busca controlar sino coordinar la acción tanto de sectores privados como estatales. Esa nueva aproximación comenzó a difundirse y ponerse en practica en los países del sudeste de Asia, específicamente: Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Hong Kong (después
  • 29. de su unión con China) etc, países que llegaron a convertirse rápidamente en los llamados cuatro dragones asiáticos. Se ha sugerido que la República Popular China misma ha empezado a implementar medidas derivadas de esta aproximación. Referencias y notas 1. ↑ Annelien De Dijn French Political Thought from Montesquieu to Tocqueville 2. ↑ Annie Petit: Le prétendu positivisme d‘Ernest Renan paragrafo 126 - 147 (en frances en el original) 3. ↑ Tibor Iván Berend the Origens and Characteristics of economic dirigisme en An Economic History of Twentieth-century Europe (en ingles) 4. ↑ General Charles de Gaulle 5. ↑ "En lo que los tres están de acuerdo es en la intervención en la economía en asuntos estratégicos, en la creación de grupos industriales y financieros que sean campeones nacionales, y en la necesidad de que los tecnócratas de los órganos independientes se plieguen a los elegidos en las urnas." Llega el dirigismo que quiere ZP, pero con más 'glamour' 6. ↑ Sarkozy, propone un "fondo nacional" para la reindustrialización 7. ↑ The Daily Star - 'Youssef Chaitani's 'Post-Colonial Syria and Lebanon' chronicles the history of division between the neighbors'. 17 October 2007. 8. ↑ Tibor Ivan Berend, An Economic History of Twentieth-Century Europe, Cambridge University Press, 2005, p. 93 9. ↑ Giuseppe Rinaldi, (2009) ECONOMIA DELLA GERMANIA NAZISTA (1.1) 10. ↑ Cassaniti Graziana (2010) I totalitarismi 11. ↑ Cesare Santoro en "La Alemania de Hitler", capitulo XI La Economía en la Nueva Alemania 12. ↑ David Baker, "The political economy of fascism: Myth or reality, or myth and reality?" New Political Economy, Volume 11, Issue 2 June 2006, pages 227 – 250 13. ↑ Por ejemplo, Ha-Joon Chang argumenta que la aproximación permite que el estado actúe aun ― contra las señales de mercado, generalmente, pero no siempre, para aumentar eficiencia y promover crecimiento‖ en : Industrial Policy: Can We Go Beyond an Unproductive Confrontation? p 2 Bibliografía La economía política del franquismo (1940-1970): dirigismo, mercado y planificación / Manuel-Jesus González González. Madrid: Editorial Tecnos:, 1979 Prensa, Del Movimiento Al Socialismo: 60 Años De Dirigismo Informático.- Juan Sánchez Rada.- Fragua 1996 Dirigismo.- Ballvé, Faustino (Autor) Guatemala, Guatemala: Centro de Estudios Económico Sociales - CEES -, 15-09-1963, c1963 ISBN: 1609-8226 EL DOLOROSO "ADIEU" AL DIRIGISMO ESTATAL.- Carlos Fernando Barciela López.- Economía exterior: estudios de la revista Política Exterior sobre la
  • 30. internacionalización de la economía española, ISSN 1137-4772, Nº. 29, 2004, pags. 73-86 Medios de Comunicación de Masas: control y dirigismo en la era de la digitalización. - Roberto Suárez Candel | (en línea) Universidad Pompeu Fabra, Barcelona "The political economy of fascism: Myth or reality, or myth and reality?".- David Baker, New Political Economy, Volume 11, Issue 2 June 2006, pages 227 – 250. Le Colbertisme "high tech": économie des Telecom et du Grand Projet.- Élie Cohen, (Paris: Hachette, 1992) ISBN 2-01-019343-1.
  • 31. Mercantilismo El mercantilismo se desarrolló entre los siglos XVI y XVIII. Los mercantilistas creían que la riqueza de un país estaba en la cantidad de oro que tenía y pensaban que el comercio con otros países, si era favorable para un país, tenía que aumentar su cantidad de metales. Pedían al estado una política favorable a los intereses nacionales, es decir, una política proteccionista que favoreciera los productos nacionales y no la libre competencia. Asimismo, eran partidarios del proteccionismo frente al librecambismo. Gerard de Malynes Edward Misselden Thomas Mun Jean Bodin Jean Baptiste Colbert Josiah Child William Petty John Locke Charles Davenant Dudley North Ferdinando Galiani James Denham-Steuart Mercantilismo Cuadro de Le Lorrain que representa un puerto de mar francés de 1638, en el momento cumbre del mercantilismo. Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de ideas políticas o ideas económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII en Europa. Se caracterizó por una fuerte intervención del Estado en la economía. Consistió en una serie de medidas tendentes a unificar el mercado interno y tuvo como finalidad la formación de Estados-nación lo más fuerte posible.
  • 32. Contenido 1 Introducción 2 Doctrina económica mercantilista o 2.1 El mercantilismo como conjunto de ideas económicas o 2.2 Interpretación histórica del mercantilismo o 2.3 La época mercantilista o 2.4 Las ideas mercantilistas o 2.5 El mercantilismo como proceso económico 3 Políticas mercantilistas o 3.1 En Francia o 3.2 En Inglaterra o 3.3 En España o 3.4 En otros países 4 Críticas 5 Legado o 5.1 Ideas mercantilistas supervivientes o 5.2 Herencia política 6 Referencias o 6.1 Notas o 6.2 Bibliografía o 6.3 Fuentes o 6.4 Otras lecturas 7 Véase también 8 Enlaces externos Introducción El mercantilismo es el conjunto de ideas económicas que consideran que la prosperidad de una nación-estado depende del capital que pueda tener, y que el volumen global de comercio mundial es inalterable. El capital, que está representado por los metales preciosos que el estado tiene en su poder, se incrementa sobre todo mediante una balanza comercial positiva con otras naciones (o, lo que es lo mismo, que las exportaciones sean superiores a las importaciones). El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación y desfavoreciendo la importación, sobre todo mediante la imposición de aranceles. La política económica basada en estas ideas a veces recibe el nombre de sistema mercantilista. Los pensadores mercantilistas preconizan el desarrollo económico por medio del enriquecimiento de las naciones gracias al comercio exterior, lo que permite encontrar salida a los excedentes de la producción. El Estado adquiere un papel primordial en el desarrollo de la riqueza nacional, al adoptar políticas proteccionistas, y en particular estableciendo barreras arancelarias y medidas de apoyo a la exportación.
  • 33. Jakob Fugger «el Rico», pintado por Alberto Durero (1519) justo cuando estaba realizando el «negocio del siglo»: el préstamo a Carlos I de España que le permitió convertirse en Carlos V de Alemania, al financiar los cuantiosos sobornos de su elección imperial. Los impuestos con los que se pensaba devolver el crédito provocaron la Guerra de las Comunidades en Castilla. Poco antes, las maniobras teológico-financieras del papado provocaron, también en Alemania, la Reforma luterana. Resulta comprensible que en la época se entendiese a la economía como algo explicable desde un punto de vista secular, no únicamente religioso, un juego de suma cero en que sólo se gana lo que otro pierde y estrechamente vinculado al poder político. El mercantilismo como tal no es una corriente de pensamiento. Marca el final de la preeminencia de la ideología económica del cristianismo (la crematística), inspirada en Aristóteles y Platón, que rechazaba la acumulación de riquezas y los préstamos con interés (vinculados al pecado de usura). Esta nueva corriente económica surge en una época en la que los reyes desean poseer el máximo de oro posible. Las teorías mercantilistas buscan ese objetivo y desarrollan una problemática basada en el enriquecimiento. Esta corriente se basa en un sistema de análisis de los flujos económicos muy simplificado en el que, por ejemplo, no se tiene en cuenta el papel que desempeña el sistema social. Fue la teoría predominante a lo largo de toda la Edad Moderna (desde el siglo XVI hasta el XVIII), época que aproximadamente indica el surgimiento de la idea del Estado Nación y la formación económico social conocida como Antiguo Régimen en Europa Occidental. En el ámbito nacional, el mercantilismo llevó a los primeros casos de intervención y significativo control gubernativo sobre la economía, y fue en este periodo en el que se fue estableciendo gran parte del sistema capitalista moderno. Internacionalmente, el mercantilismo sirvió indirectamente para impulsar muchas de las guerras europeas del periodo, y sirvió como causa y fundamento del imperialismo europeo, dado que las grandes potencias de Europa luchaban por el control de los mercados disponibles en el mundo.
  • 34. Como agente unificador tendente a la creación de un estado nacional soberano, el mercantilismo tuvo en contra dos fuerzas: Una, más espiritual-jurídica que política- económica, fueron los poderes universales: la Iglesia y el Imperio, la otra, de carácter predominantemente económico fue el particularismo local, con la dificultad que produce a las comunicaciones y la pervivencia de la economía natural (en determinadas zonas los ingresos del estado eran en especie y no en dinero); mientras que la pretensión mercantilista es que el mercado cerrado sea sustituido por el mercado nacional y las mercancías como medida de valor y medio de cambio sean remplazadas por el oro. El mercantilismo ve la intervención del estado como el medio más eficaz para el desarrollo económico. Otra tendencia del mercantilismo era robustecer hacia el exterior el poder del Estado, subordinando la actividad económica hacia ese objetivo, e interesándose por la riqueza en cuanto sirva de base para ella. El liberalismo considerará a la riqueza como preciosa para el individuo, y por ende, digna de ser alcanzada como fin en sí misma: si el particular no debe pensar más que enriquecerse, es un hecho puramente natural e involuntario que la riqueza de los ciudadanos contribuya a aumentar la riqueza del estado. En cambio, para los mercantilistas, la riqueza privada es simplemente un medio, y como tal se subordina al estado y a sus fines de dominio. A lo largo de este periodo durante el cual las hipótesis evolucionaron, aparece una literatura compleja, que da idea de que existe una corriente vagamente unificada. En el Siglo XIX, se extenderá por la mayoría de las naciones europeas, adaptándose a las características nacionales. Entre las escuelas mercantilistas se distingue: el bullionismo (o «mercantilismo español») que propugna la acumulación de metales preciosos; el colbertismo (o «mercantilismo francés») que por su parte se inclina hacia la industrialización; y el comercialismo (o «mercantilismo británico») que ve en el comercio exterior la fuente de la riqueza de un país. A partir de esa época, las cuestiones económicas dejan de pertenecer a los teólogos. La Edad Moderna marca un giro con la progresiva autonomía de la economía frente a la moral y la religión así como frente a la política. Esta enorme ruptura se realizará por medio de consejeros de los gobernantes y por los comerciantes.1 Esta nueva disciplina llegará a ser una verdadera ciencia económica con la fisiocracia. Entre los muchos autores mercantilistas, hay que destacar a Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado (1525-1575), Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621), o William Petty (1623–1687). La confianza en el mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII, momento en el que las teorías de Adam Smith y de otros economistas clásicos fueron ganando favor en el Imperio Británico, y en menor grado en el resto de Europa (con la excepción de Alemania, en donde la Escuela Histórica de Economía fue la más importante durante todo el siglo XIX y comienzos del XX). Adam Smith, que lo critica con dureza en su obra titulada Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (conocida comúnmente como La riqueza de las naciones), califica el mercantilismo como una «economía al servicio del Príncipe».
  • 35. Curiosamente, y si bien había sido una antigua colonia británica, los Estados Unidos de América no se adhirieron a la economía clásica, sino al régimen económico que fue llamado «sistema americano» (una forma de neo-mercantilismo) a través de las políticas de Alexander Hamilton, Henry Clay, Abraham Lincoln y por lo que más tarde serían las prácticas económicas del Partido Republicano, que a su vez se reflejaron en las políticas de los historicistas alemanes y economistas como Friedrich List. Esto duró hasta el surgimiento del New Deal tras la crisis de 1929. Hoy en día la teoría del mercantilismo es rechazada por la mayoría de los economistas, si bien algunos de sus elementos en ocasiones son vistos de forma positiva por algunos, entre los cuales cabe citar a Ravi Batra, Pat Choate, Eammon Fingleton, o Michael Lind.2 Doctrina económica mercantilista El mercantilismo como conjunto de ideas económicas Casi todos los economistas europeos de entre 1500 y 1750 se consideran hoy en día como mercantilistas. Sin embargo, estos autores no se veían a sí mismos como partícipes de una sola ideología económica, sino que el término fue acuñado por Victor Riquetti, Marqués de Mirabeau en 1763, y fue popularizado por Adam Smith en 1776. De hecho, Adam Smith fue la primera persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de los mercantilistas en su libro La Riqueza de las Naciones.3 La palabra procede de la palabra latina mercari, que tiene el sentido igual al castellano mercantil, en el sentido de llevar a cabo un negocio, y que procede de la raíz merx que significa mercancía. Fue utilizada inicialmente sólo por los críticos a esta teoría, tales como Mirabeau y Smith, pero pronto fue adoptada por los historiadores. El mercantilismo en sí no puede ser considerado como una teoría unificada de economía. En realidad no hubo escritores mercantilistas que presentasen un esquema general de lo que sería una economía ideal, tal y como Adam Smith haría más adelante para la economía clásica. En su lugar, el escritor mercantilista tendía a enfocar su atención en un área específica de la economía.4 Sería después del periodo mercantilista cuando los estudiosos que vinieron posteriormente integrasen las diversas ideas en lo que llamarían mercantilismo, como por ejemplo Eli F. Heckscher5 que ve en los escritos de la época a la vez un sistema de poder político, un sistema de reglamentación de la actividad económica, un sistema proteccionista y también un sistema monetario con la teoría de la balanza comercial. Sin embargo, algunos teóricos rechazan completamente la idea misma de una teoría mercantilista, argumentando que da «una falsa unidad a hechos dispares».6 El historiador del pensamiento económico Mark Blaug hace notar que el mercantilismo fue calificado con el paso del tiempo como «molesto equipaje», «diversión de historiografía», y de «gigantesco globo teórico».7 Hasta cierto punto, la doctrina mercantilista en sí misma hacía imposible que existiese una teoría general económica. Los mercantilistas veían el sistema económico como un juego de suma cero, en donde la ganancia de una de las partes suponía la pérdida de otra, o siguiendo la famosa máxima de Jean Bodin «no hay nada que alguien gane que otro no pierda» (Los Seis libros de la República). Por tanto, cualquier sistema de políticas que beneficiasen a un
  • 36. grupo por definición también harían daño a otro u otros, y no existía la posibilidad de que la economía fuese empleada para maximizar la riqueza común, o el bien común.8 Parece que los escritos de los mercantilistas se hubieran hecho para justificar a posteriori una serie de prácticas, más que para evaluar su impacto y determinar así el mejor modo de llevarlas a término.9 El mercantilismo es, por tanto, una doctrina o política económica que aparece en un periodo intervencionista y describe un credo económico que prevaleció en la época de nacimiento del capitalismo, antes de la Revolución industrial.10 Las primeras teorías mercantilistas desarrolladas a principios del Siglo XVI estuvieron marcadas por el bullionismo (del inglés bullion: oro en lingotes). A ese respecto, Adam Smith escribía: La doble función que cumple el Dinero, como instrumento de comercio y como medida de los valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea popular de que el Dinero hace la riqueza, o que la riqueza consiste en la abundancia de oro y plata […]. Se razona de la misma manera con respecto a un país. Un país rico es aquél en el que abunda el dinero, y el medio más sencillo de enriquecer el suyo, es amasar el oro y la plata […]. Debido al creciente éxito de estas ideas, las diferentes naciones de Europa se han dedicado, aunque sin demasiado éxito, a buscar y acumular oro y plata de todas las maneras posibles. España y Portugal, poseedores de las principales minas que proveen a Europa de esos metales, han prohibido su exportación amenazando con graves represalias, o la han sometido a enormes tasas. Esta misma prohibición ha formado parte de la política de la mayoría de las naciones de Europa. Uno la encuentra incluso donde menos lo esperaría, en algunas antiguas actas del parlamento de Escocia, que prohíben, bajo fuertes penas, transportar oro y plata fuera del reino. La misma política se puso en marcha en Francia y en Inglaterra11 Thomas Gresham, comerciante y financiero inglés. Durante ese periodo, importantes cantidades de oro y plata fluían desde las colonias españolas del Nuevo Mundo hacia Europa. Para los escritores bullionistas, como Jean Bodin o Thomas Gresham, la riqueza y el poder del Estado se miden por la cantidad de oro
  • 37. que poseen. Cada nación debe pues acrecentar sus reservas de oro a expensas de las demás naciones para hacer crecer su poder. La prosperidad de un Estado se mide, según los bullionistas, por la riqueza acumulada por el gobierno, sin mencionar la Renta Nacional. Este interés hacia las reservas de oro y plata se explica en parte por la importancia de esas materias primas en tiempos de guerra. Los ejércitos, que contaban con muchos mercenarios, eran pagados con oro y quitando a los pocos países europeos que controlaban las minas de oro y plata, la principal manera de obtener esas materias primas era el comercio internacional. Si un Estado exportaba más de lo que importaba, su «balanza del comercio» (lo que corresponde en nuestros días a la balanza comercial) era excedentaria, lo que se traducía en una entrada neta de dinero. Esto llevó a los mercantilistas a proponer como objetivo económico el tener un excedente comercial. Se prohibía estrictamente la exportación de oro. Los bullionistas también eran partidarios de poner en marcha altas tasas de interés para animar a los inversores a invertir su dinero en el país. En el Siglo XVIII se desarrolló una versión más elaborada de las ideas mercantilistas, y que rechazaba la visión simplista del bullionismo. Esos escritores, como Thomas Mun, situaban como principal objetivo el crecimiento de la riqueza nacional, y aunque seguía considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras fuentes de riqueza, como las mercancías. «(...) no es la gran cantidad de oro y plata lo que constituye la verdadera riqueza de un Estado, ya que en el mundo hay Países muy grandes que cuentan con abundancia de oro y plata, y que no se encuentran más cómodos, ni son más felices […]. La verdadera riqueza de un Reino consiste en la abundancia de las Mercancías, cuyo uso es tan necesario para el sostenimiento de la vida de los hombres, que no pueden pasarse de ellas»12 El objetivo de una balanza comercial excedentaria seguía persiguiéndose pero desde ese momento se veía interesante importar mercancías de Asia por medio de oro para revender luego esos bienes en el mercado europeo con importantes beneficios. «Y para dejar la cosa aún más clara, cuando decimos […] que 100.000 libras exportadas en efectivo pueden servir para importar el equivalente aproximado de 500.000 libras esterlinas en mercancías de las Indias Orientales, hay que entender que la parte de esa suma que puede llamarse con propiedad nuestra importación, al ser consumida en el reino, tiene un valor de unas 120.000 libras esterlinas anuales. De manera que el resto, es decir 380.000 libras, es mercancía exportada al extranjero bajo la forma de nuestros tejidos, nuestro plomo, nuestro estaño, o de cualquier otro producto de nuestro país, con gran aumento del patrimonio del reino y eso en el tesoro, por lo que podemos concluir que el comercio de las Indias Orientales provee a ese fin.»13 Esta nueva visión rechazaba a partir de ese momento la exportación de materias primas, que una vez transformadas en bienes finales constituían una importante fuente de riqueza. Mientras el bullionismo había favorecido la exportación en masa de lana de Gran Bretaña, la nueva generación de mercantilistas apoyaba la prohibición total de exportar materias primas y propugnaba el desarrollo de industrias manufactureras domésticas. Al necesitar las
  • 38. industrias importantes capitales, en el Siglo XVIII se vio una reducción de las limitaciones contra la usura. Como muy bien demostró William Petty, la tasa de interés se ve como una compensación por las molestias ocasionadas al prestador al quedar sin liquidez. Un resultado de esas teorías fue la puesta en marcha de las Navigation Acts a partir de 1651, que dieron a los barcos ingleses la exclusiva en las relaciones entre Gran Bretaña y sus colonias, prohibiendo a los holandeses el acceso a ciertos puertos para restringir la expansión de los Países Bajos. Las consecuencias en materia de política interior de las teorías mercantilistas estaban mucho más fragmentadas que sus aspectos de política comercial. Mientras Adam Smith decía que el mercantilismo apelaba a controles muy estrictos de la economía, los mercantilistas no estaban de acuerdo entre sí. Algunos propugnaban la creación de monopolios y otras cartas patentes. Pero otros criticaban el riesgo de corrupción y de ineficacia de tales sistemas. Muchos mercantilistas también reconocían que la instauración de cuotas y de control de precios propiciaba el mercado negro. En cambio, la mayor parte de los teóricos mercantilistas estaban de acuerdo en la opresión económica de los trabajadores y agricultores que debían vivir con unos ingresos cercanos al nivel de supervivencia, para maximizar la producción. Unos mayores ingresos, tiempo libre suplementario o una mejor educación de esas poblaciones contribuirían a favorecer la holgazanería y perjudicarían la economía.14 Esos pensadores veían una doble ventaja en el hecho de disponer de abundante mano de obra: las industrias que se desarrollaban en esa época precisaban de mucha mano de obra y además eso reforzaba el potencial militar del país. Los salarios se mantienen pues a un bajo nivel para incitar a trabajar. Las leyes de pobres (Poor Laws) en Inglaterra persiguen a los vagabundos y hacen obligatorio el trabajo. El ministro Colbert hará trabajar a niños con seis años en las manufacturas de Estado. La reflexión sobre la pobreza y su papel social en la Edad Moderna cobró importancia sobre todo tras la Reforma Protestante y los diferentes papeles que a la predestinación y el triunfo personal daban la teología de Lutero, Calvino o la Contrarreforma. La opinión católica tradicional se asociaba al mantenimiento del Antiguo Régimen, sancionando el ocio de los privilegiados y considerando la condena del trabajo como un castigo divino, mientras que las sociedades donde triunfó el protestantismo parecían adecuarse más a los nuevos valores burgueses.15 La valoración tradicional de los pobres los veía como más cercanos a Dios, y las instituciones de caridad no se veían como medios de erradicar la pobreza, sino de paliar sus efectos. No obstante, entre los católicos también se incluye la obra de Juan Luis Vives De subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II (Los dos libros de la subvención a los pobres o de la necesidad humana. Brujas, 1525), que trata el problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas, que deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que sólo son vagos; para ello consideraba preciso una organización de la beneficencia y una reforma del sistema sanitario, de asilo. Siguiendo sus ideas se organizó la actuación contra la pobreza en la ciudad de Brujas. Interpretación histórica del mercantilismo
  • 39. En efecto, no se puede hablar de una escuela mercantilista, pues para poder hablar de una escuela debe existir un conjunto de características que englobe este término. Una de ellas es la presencia de un maestro que cree un pensamiento el cual sea seguido por los miembros de la escuela, además de homogeneidad en el pensamiento. Así, por ejemplo, podemos hablar de la Escuela Clásica con Adam Smith como epicentro del pensamiento, es decir , como maestro, y la afinidad entre los distintos autores de la misma. Sin embargo, en lo que se refiere al pensamiento llamado mercantilista no encontramos ninguno de los atributos necesarios para identificarlo con una escuela de pensamiento. El mercantilismo ha tenido diversas interpretaciones a lo largo del tiempo. Desde Adam Smith hasta la actualidad se suceden explicaciones de lo que han sido y han significado todos estos autores llamados mercantilistas. John Maynard Keynes, Gustav Schmoller, William Cunningham y el ya mencionado Adam Smith, entre muchos otros, han aportado su perspectiva del mercantilismo. Señalaremos particularmente a Eli Heckscher que, influido por los tres últimos autores mencionados, aúna las interpretaciones de éstos para luego añadir la suya. Habla del mercantilismo desde el punto de vista de su política proteccionista y sus actitudes monetarias (como ya refiere Smith), como una doctrina en la construcción del estado (recogido de Schmoller), como un sistema de poder (propugnado por Cunningham) y añade su tesis a estas cuatro: describe el mercantilismo como una concepción social que rompió con los moldes tanto morales como religiosos que determinaban el comportamiento de los agentes económicos. A partir de los años cuarenta se disgrega las interpretaciones, desde una perspectiva general, en cuatro direcciones diferentes. Por una parte, historiadores que hablan de un período preanalítico del pensamiento económico.Por otra parte, los que argumentan la anticipación de la doctrina clásica en muchos aspectos( mecanismos de los precios, etc.) Un tercer grupo de historiadores hacen hincapié en la política, ya no exterior y proteccionista, sino en la local y nacional. Por último, y como aportación argumentativa a la afirmación de la inexistencia de una escuela mercantilista, un cuarto grupo de historiadores aboga que el mercantilismo es una invención de los investigadores, pues, no hay homogeneidad ni coherencia en su doctrina sino disparidad en los asuntos tratados según que países, y que, por tanto, el debate que gradualmente se centra en una visión homogénea es erróneo. Haciendo referencia aquellos autores que creen que el mercantilismo es la anticipación a la doctrina clásica, podemos destacar a Richard Cantillon. Este autor, que se percibe entre el pensamiento mercantilista y clásico, perfecciona el concepto de balanza de comercio en términos de trabajo. Desde esta óptica se tiene en cuenta el aumento del empleo como término positivo en las ganancias de la balanza comercial. Así, pues, Cantillon, aboga por medidas para la estabilidad de los precios e impedir su subida (por la acumulación del dinero) y en consecuencia la pervivencia de un nivel alto de empleo La época mercantilista El concepto de mercantilismo se define a partir de los grandes descubrimientos geográficos, consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas por los portugueses entre el siglo XV y 1500 (fecha del descubrimiento de Brasil) y la consolidada corriente inagotable del metal precioso (oro y plata principalmente) llevado desde los territorios nuevos a