La Psicomotricidad es la
Psicología del Movimiento.
Esto quiere decir que nuestro
cuerpo está conectado con
nuestra mente y nuestras
emociones. Cuando se realiza
una acción, ésta va
acompañada de un
pensamiento y una emoción.
Los primeros esquemas mentales se forjan a partir del
movimiento, por lo que es muy importante que nos
movamos. Especialmente en los primeros seis años de
vida, se debe aprovechar la plasticidad del cerebro y
estimular a que se generen mayor cantidad de conexiones
neuronales. Esto puede hacerse por medio del
movimiento del cuerpo.
La Psicomotricidad permite el
desarrollo integral de la
persona, porque aborda al
individuo como un todo
tomando en cuenta su aspecto
afectivo, el social, el intelectual
y el motriz.
Es una disciplina sobre la cual se basa todo aprendizaje y
su objetivo es ayudar a expresar las emociones a través
del cuerpo favoreciendo el desarrollo, pues la persona
explora, investiga, vive sus emociones y conflictos,
aprende a superar situaciones, a enfrentarse a sus límites,
a sus miedos y deseos, a relacionarse con los demás y a
asumir roles.
Los aspectos psicomotores
forman parte del proceso del
desarrollo infantil y se expresan
dentro del ámbito de la
educación y del campo
terapéutico. Estos aspectos se
desarrollan en forma seriada,
es decir, se van construyendo
uno sobre la base del anterior.
Aspectos de la psicomotricidad
El espacio:
El espacio es el lugar en el que se sitúa y mueve el niño.
Éste tiene la oportunidad de ocuparlo de distintas
maneras y en diferentes posiciones. Pero el niño no sólo
posee un espacio de acción, como ser humano, también
tiene un espacio de representación, un marco en el que
inserta lo aprendido de las experiencias de pensamiento.
Noción de espacio temporal
Gracias a ello adquiere una
aptitud de orientación en el
espacio y logra ajustar su cuerpo
en él para acercarse y tomar un
objeto deseado. El niño va
desarrollando la noción de
espacio paulatinamente y en un
sentido que va de lo próximo a
lo lejano y de lo interior a lo
exterior.
Es decir, primero logra diferenciar su yo corporal del
mundo exterior. Posteriormente este espacio exterior se
percibe como el espacio circundante donde desarrolla la
acción.
El desarrollo de la organización espacial se ha de propiciar
por medio de actividades que impliquen desplazamientos.
El tiempo:
El tiempo es la duración que separa dos percepciones o
acontecimientos espaciales sucesivos. En un principio
está muy ligado al espacio. Logramos captarlo gracias a
los conceptos de velocidad (de prisa, despacio).
El niño hasta los seis años, aún no sabe manejar los
conceptos temporales independientemente, aislados de
la percepción espacial.
El concepto de tiempo, individualizado como idea, ya no
en relación a una acción que se produce en el espacio,
requiere de un desarrollo intelectual muy avanzado, por lo
que el niño hasta los siete u ocho años, comienza a
entender las relaciones espacio-temporales y a entender
el tiempo físico, por ejemplo: lo que tarda en calentarse su
leche, y el tiempo psicológico: lo largo que se hace la
espera de mamá a la salida del colegio.
La base de la actividad motriz está en
la postura y en el equilibrio. Estos
aspectos propician que el cuerpo
logre las posturas o posiciones
adecuadas para una actividad
definida o para que posibiliten el
aprendizaje. Ésta actividad se basa en
el tono muscular (movimiento
corporal).
La postura y el equilibrio
Por otro lado se dice que el
niño alcanza el equilibrio
cuando puede mantener y
controlar posturas,
posiciones y actitudes. Éste
se basa en la coordinación y
manejo adecuado del
espacio.
La postura tiene un carácter significativo, pues permite la
relación entre individuos. Así la mera posición se convierte
en gesto.
Las actitudes posturales son la manifestación de la
emoción y la afectividad. Por ejemplo, un niño con el ceño
fruncido y los brazos cruzados muestra una actitud de
enfado y cerrazón, en cambio un niño corriendo hacia una
persona con los brazos abiertos muestra una actitud de
alegría y cercanía.
La lateralidad corporal es la preferencia en razón del uso
más frecuente y efectivo de una mitad lateral del cuerpo
frente a la otra. Inevitablemente hemos de referirnos al eje
corporal longitudinal que divide el cuerpo en dos mitades
idénticas, en virtud de las cuales distinguimos dos lados
derecho e izquierdo y los miembros repetidos se
distinguen por razón del lado del eje en el que se
encuentran (brazo, pierna, mano, pie... derecho o
izquierdo).
Lateralidad
Igualmente, el cerebro queda dividido por ese eje en dos
mitades o hemisferios que dada su diversificación de
funciones (lateralización) imponen un funcionamiento
lateralmente diferenciado.
Es la lateralidad cerebral la que ocasiona la lateralidad
corporal. Es decir, porque existe una especialización de
hemisferios, y dado que cada uno rige a nivel motor el
hemisferio contra -lateral, es por lo que existe una
especialización mayor o más precisa
La lateralización es un proceso
dinámico que
independientemente tiende a
ponernos en relación con el
ambiente; sería pues, una
transformación o evolución de la
lateralidad.
La lateralidad se va desarrollando siguiendo un proceso
que pasa por tres fases:
Fase de identificación, de diferenciación clara (0-2 años)
Fase de alternancia, de definición por contraste de
rendimientos (2-4 años).
Fase de automatización, de preferencia instrumental (4-
7 años).
En la educación infantil se debe estimular la actividad
sobre ambas partes del cuerpo y sobre las dos manos, de
manera que el niño o la niña tenga suficientes datos para
elaborar su propia síntesis y efectuar la elección de la
mano preferente.