1. INTRODUCCION
Sin duda alguna el derecho a leer es una batalla que se está librando hoy en día, una
batalla que la están dando aquellos que se les obliga a leer, aquellos que se les
impone un tipo de lectura, aquellos que no quieren leer, aquellos que se saltan la
lectura introductiva, aquellos que inician lectura de atrás para adelante; considero que
Pennac tuvo sus aciertos y desaciertos con su libro “Como una Novela” y su escrito ha
acentuado la importancia de la lectura en nuestro medio, el con sus grandes ideas, con
sus férreos defensores, con la mentalidad de sus detractores, todo este bagaje de
componentes tuvo sus funciones: facilitar, concretar, someter, seleccionar lo que se
iba a leer además de poner a prueba toda una propuesta lectora que abarcaría, las
debilidades de uno y la de encontrar las fortalezas de otros así paulatinamente se
constituyo en un manual para el lector los cuales trató de poner en práctica visiones
de lectores diferentes.
Delineando los derechos del lector, los cuales han ido marcando la preferencia, los
gustos de los lectores de todo el mundo, se ha ido proporcionando al lector una tarea
formativa que es la de pensar, actuar, a tener un espíritu reflexivo; no vamos a
cuestionar quien lee o quien no lee,
transformar el pensamiento de Pennac,
no se trata de críticas y no se pretende
ni de silenciarlo, se debe reconocer la
aportación tan esencial de este escritor, se debe dar el valor al libro y cultivar ese amor
a la lectura, lo más importante es volverle el respeto al libro y hallar en él un elemento
reformista.
El libro reformista llevaría al lector utilizar sus derechos lectorales plenamente, puede
ser que haya un lector que no quiere leer, eso es válido o quizá aquel más
controvertido que es el de empezar a leer un libro y no terminarlo, la verdad es que hay
libros que resultan menos aburridos, confusos, altamente complicados o rebuscados,
entonces tienen razón en no terminarlo y que tal de aquel que le gusta releer, con este
derecho puede correr un riesgo,
que en su reencuentro
se de cuenta
que es
desagradable o que ya no es el mismo placer de la primera vez y no olvidar aquellos
2. que se saltan las paginas, uh con el perdón de los escritores que se desvelan
escribiendo esas bellas páginas, pero hay momentos en la vida de gran tensión que
nos hace humedecer el dedo y pasar una, dos, tres páginas y nos ataca una urgencia
de saber que le paso a la heroína del cuento, a la protagonista de la novela y no se
aguantan, pero el más aterrador de los lectores, es aquel que lee cualquier cosa, que
pena con ustedes, o será vergonzoso confesar que se lee hasta un almanaque,
pasando por relatos infantiles, y cuando deambula por las calles y pasa por librerías
se deja llevar por la curiosidad entra y hojea libros, es su derecho primordial, parece
ratón de biblioteca se los devora, ah y sin olvidar el derecho a quedarse callado, entrar
en catálisis mental y saborear ese bello instante de haber terminado de leer un
fabuloso libro!
“El verbo leer no soporta el imperativo” Daniel Pennac
LEER O NO LEER…LEER HE AHÍ EL PLACER
He revuelto mi mundo de palabras y ahora quiero organizarlas para tratar de encontrar
el verdadadero significado de leer, debo confesar que utilice uno de los derechos del
lector que propone nuestro autor del libro en cuestión, y es el de releer, si, releí el libro
y la verdad sentí tanto placer como la primera vez, sentí una grata sensación de
tranquilidad,
comprendí mejor su contenido además de que logro engancharme,
atraparme, pero aun más sorprendente casi se me brotan los ojos de mi cabeza,
cuando leía y leía y llegue a la parte donde decía “no leer algo hasta el final”, “saltar
pagina”, “no terminar un libro”, mis ojos no lo creían, a sabiendas de que fui obligada
toda la vida a leer aburridos libros, esto me hizo despreciar la palabra escrita, me
estaba alimentado de basura que
no era de ningún interés, cuando leía un libro
impuesto por mi profesora, siempre me distraía, me desviaba, y me costaba mucho
volver a coger el entusiasmo a la lectura aun cuando usaba el marcador de hojas para
3. evitar perder el lugar, o lo colocaba el libro abierto boca abajo, yo me sentía culpable
de dejar de lado el libro, sentía una gran sensación de culpa por no leerlo, o una
aversión a empezar de nuevo, pero lo repensaba y el volver a profundizar en el libro
se me hacía difícil,
me preguntaba el porqué no seguir adelante con la lectura?,
entonces me involucraba con el libro, me imaginaba a mi misma en las situaciones
descritas, me ponía en los zapatos de los protagonista y trataba de ayudar al personaje
que estaba en situaciones de riesgo, de allí en adelante disfrutaba mucho de la lectura.
Ahora bien, la lectura para Pennac no debe de ser un acto sistematizado, es “libertad”,
si, efectivamente, porque somos libres para elegir nuestras lecturas, para leer lo que
queramos, donde queramos y lo más importante porque queremos, leer es una
cuestión de preferencia, de esta forma se recupera el sector lector, volverán a los libros
miles de personas, se aumentaran los índices de lectura y la enfermedad de
transmisión textual1 se expenderá por todo el mundo.
Innegable son los beneficios que le ha concedido Daniel Pennac al lector, ha ensenado
que leer es para aprender, para saber de dónde venimos, para saber quiénes somos,
para conocer mejor
a los demás, para saber
hacia dónde nos dirigimos, para
mantener la memoria puesta en el pasado, para dar iluminación a nuestros días, para
aprovechar las experiencias anteriores, para no condenarnos a repetir las historia de
nuestros antepasados, para ganar tiempo, para buscar sentido a la vida, para entender
los fundamentos de nuestra civilización, para satisfacer nuestra curiosidad, para
informarnos, para cultivarnos, para comunicarnos, para tener una oportunidad de
dialogo con uno mismo, con otros y con el mundo, para contarnos una historia, para
ejercer nuestro espíritu crítico y sobre todo para ser libres, libres de escoger el libro que
queramos, porque no todo libro vale la pena!.
1
Enfermedad de transmisión textual. (Término alusivo a Madame Bovary, la
protagonista de la novela homónima de Flaubert, lectora compulsiva y apasionada de
novelas románticas.)
4. Debo confesar de que soy una fan de Pennac, su mensaje es claro y efectivo, su
desmoralizante experiencia como docente lo inspiro a ayudar a un sinnúmero de niños,
niños que se encontraban en un coma educativo, y ese enfoque que le dio a la lectura
despertó en ellos el deseo de leer, en otro de sus muy buenos libros llamado „School
blues”
dice algo muy asertivo “solo se necesita de un maestro, para salvarnos de
nosotros mismos y nos hace olvidar a todos los demás”, una reflexión sobre esta frase,
puedo ver el amor que le tenía a la docencia, a los niños y jóvenes, sabemos que donde
quiera que vayamos hay estudiantes que necesitan de una mano, que requieren ser
rescatados,
rescatados por un buen maestro y como dice Pennac “enseñar no es un
arte militar",
"es un arte orquestal”,
un buen maestro es un buen conductor de
orquesta, que no puede descuidar el violín, la orquesta se compone de todos los
instrumentos, aunque haya
algunos instrumentos sencillos, todos tienen una
participación especial. Gladys Almonte
una catedrática y bibliotecóloga dominicana,
comparte estas ideas con Pennac, en su libro “Antología para promover la lectura y
fomentar el placer de leer” explica acerca de cómo promover el habito de la lectura
utilizando algunas técnicas.
Ella destaca en su libro los beneficios de la lectura que son:
Ayuda al desarrollo y perfeccionamiento del lenguaje. Mejora la expresión oral y
escrita y hace el lenguaje más fluido. Aumenta el vocabulario y mejora la
ortografía.
Da facilidad para exponer el propio pensamiento y posibilita la capacidad de
pensar.
Desarrolla la capacidad de juicio, de análisis, de espíritu crítico.
Aumenta el bagaje cultural; proporciona información, conocimientos.
Mejora las relaciones humanas, enriqueciendo los contactos personales.
Amplía los horizontes del individuo permitiéndole ponerse en contacto con
lugares, gentes y costumbres lejanas a él en el tiempo o en el espacio.
Po otra parte, Daniel Samper, escritor, columnista y periodista colombiano es otro de los
defensores de la lectura, Samper afirma que para leer “se necesita voluntad y afición y
opina que “el libro es uno de los mejores regalos que se puede dar y recibir”. Cabe
5. recalcar a Mortimer Adler donde su obra “Cómo leer un libro”,
nos indica cómo hacer
para pasar de la categoría “lectura para pasar el rato” a otra más exigente y sofisticada,
el al igual que Pennac nos
muestra cómo debe funcionar un lector, y no menos
importante es la obra “La cena de los notables”, de Constantino Bertolo nos da a
conocer en este libro que el lector es quien tiene el derecho de abrir y cerrar el libro, o
de botarlo a la basura o lo trata de entender sin que el texto pueda reclamar nada, es
muy interesante lo que plantea este autor, me recuerda a Pennac en uno de sus capítulos
“Cómo una novela”; Bertolo habla sobre la “ geología de la lectura” que incluye 1.
Textual, 2. Lo autobiográfico, 3. Lo meta literario, y 4. Lo ideológico, dice que la mezcla
de estos 4 componentes daría lugar al lector ideal y reconoce que muchos lectores no
pasan del 2, pero entiende esto como los derechos del lector que habla Pennac. Pero
este autor, Constantino Bertolo en vez de derechos, nos da a conocer deberes del lector,
y entre ellos se pueden nombrar:
El reto que asume el lector: no teme el leer un libro no elegido
El lector indaga que libro va a leer: se informa de lo que va a leer, sobre el autor, lee la
contracubierta, lo ojea, echa un vistazo,
Elige la forma de leerlo más cómoda: antes de dormir, después del baño, en el viaje en
el tren
El lector formula preguntas de lo que está leyendo: se apropia del libro
Ejercitar un pensamiento crítico: recibe, interpreta, discrimina, y juzga lo que lee
Está de acuerdo con lo que el libro expresa: sabe que un libro no tiene el mismo
significado para todos.
Bueno, finalizando podemos agregar que todo lo anterior se refleja como una especie de
alivio ante ciertas sensaciones frente a la lectura, considero que las razones para leer un
libro, son tan extrañas como nuestras razones para vivir, y ese es un núcleo muy intimo
que solo nos pertenece. Gracias por leerme!