2. Eutiquio
era un
chico de
Tróade, en
la actual
Turquía,
un puerto
cercano al
estrecho
que separa
Asia de
Europa.
Sería el
año 57 de
nuestra
era
cristiana y
Eutiquio,
bautizado,
era uno de los primeros cristianos, tanto de Tróade como del
mundo.
3. San Pablo,
el apóstol
de las
gentes, uno
de los
primeros
misioneros,
estaba de
visita en la
ciudad de
Eutiquio.
Ya había estado en otras dos ocasiones, y a aquella primera
comunidad cristiana le hacía mucha ilusión acogerlo.
4. San Lucas, que escribe los Hechos de los Apóstoles, el libro del Nuevo
Testamento que cuenta lo que le pasó a Eutiquio, era también de
Tróade y conocía al chico y a su familia.
5. El caso
es que
San
Pablo, el
domingo
-”el
primer
día de la
semana”-
celebró “la fracción del pan”, la Misa, y como iba a marcharse al día
siguiente estuvo hablándoles hasta medianoche.
7. Estaban
en un
tercer piso,
y Eutiquio
escuchaba
sentado
en una
ventana.
Mientras Pablo hablaba, el chico intentaba mantenerse despierto,
pero “le iba entrando un sueño cada vez más pesado”.
8. En fin,
que se
durmió,
con la
mala
suerte
-aunque
Eutiquio,
significa
afortunado-
que se
cayó por
la ventana
desde
aquel
tercer piso.
San Lucas estaba allí, era médico y en los Hechos de los
Apóstoles dice que lo recogieron muerto.
9. San Pablo bajó y abrazándolo les dijo a todos: “No os alarméis,
sigue con vida”.
Volvió a subir terminó la Misa y allí estaba Eutiquio, vivo, “con gran
consuelo de todos”, dice San Lucas. Debía ser un buen chico.
10. Texto e imágenes
Revista Gesto, Nº 170
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