1. MOISES, EL PRINCIPE DE EGIPTO
En el antiguo Egipto, Yoquevec, una esclava hebrea, observa cómo
a otras mujeres de su pueblo les son arrebatados sus bebés por
orden del Faraón Seti I. Ella pone entonces a su propio hijo en una
cesta y lo deja flotando en el Nilo para salvarlo de su destino. Su
hija, Miriam, sigue la cesta y ve como la Reina Tuya recoge del
agua a su hermano, al que llama Moisés, que significa: SALVADO
DE LAS AGUAS.
Décadas más tarde, Moisés y su hermano de Ramsés destruyen un
templo. El Faraón riñe más duramente a Ramsés, explicando
después en privado a Moisés que lo hace porque su hermano tiene
una responsabilidad más grande que afrontar como su sucesor.
Más tarde, Ramsés es nombrado Príncipe Regente y se le da
autoridad sobre todos los templos de Egipto. Como agradecimiento,
nombra a Moisés Arquitecto Real. Como regalo para Ramsés, los
sumos sacerdotes le ofrecen a Séfora , una chica madianita que
secuestraron para que fuera su concubina, junto con su camello.
Ramsés rechaza la oferta y da a Moisés la chica, que los insulta.
En respuesta a esto, Moisés la lanza a una fuente. Ella finalmente
escapa con la ayuda del príncipe, y mientras la sigue, Moisés se
reúne con Miriam y Aaron. Miriam cuenta a Moisés la verdad sobre
su pasado y sobre que tanto ella como Aaron son sus hermanos.
Moisés en un primer momento lo niega todo, pero una pesadilla y
conversaciones con sus padres adoptivos le ayudan a comprender
la verdad. Al día siguiente, Moisés mata accidentalmente a un
guardia egipcio que estaba maltratando a un viejo esclavo israelita.
Avergonzado, Moisés se va.
Después de vagar por el desierto, llega a la tierra de Madián, donde
salva a las hermanas de Séfora de unos bandidos. El padre de
Séfora, Jetró , el Sumo Sacerdote de Madián, le da la bienvenida.
Moisés se convierte en pastor y poco a poco se gana el respeto de
Séfora y su amor, culminando en su boda. Un día, Moisés entra en
contacto con Dios a través de una zarza ardiente mientras
perseguía una oveja. Dios da instrucciones a Moisés para que libere
a los esclavos de Egipto y capacita al báculo (bastón) de pastor de
Moisés para hacer grandes maravillas.
Moisés regresa con Séfora y se alegra de reencontrarse con
Ramsés, que ya es faraón y tiene una esposa y un hijo. Moisés pide
a Ramsés que deje salir a su pueblo, demostrando el poder de su
2. Dios transformando su báculo en una serpiente. Hotep y Huy
jactanciosamente repiten esta transformación, invocando a muchos
dioses egipcios en el proceso. Sin embargo, la serpiente de Moisés
engulle a las otras dos. En lugar de claudicar, Ramsés ordena
duplicar el trabajo de los esclavos.
Más tarde, Moisés se enfrenta de nuevo a Ramsés que pasaba en
su barco por el Nilo. Éste ordena a sus guardas que le trajeran a
Moisés, pero ellos se volvieron cuando transformó el río en sangre.
Tras arrojar hasta nueve plagas sobre Egipto, Moisés se enfrenta
una última vez al faraón advirtiéndole de que una última plaga más
cruel todavía está por llegar. Moisés entonces les dice a los hebreos
que marquen con la sangre de un cordero sus puertas y se
preparen para salir de Egipto, pues ha llegado el momento de su
liberación. Después el Ángel de la Muerte pasa por la tierra de
Egipto matando a todos los primogénitos, incluyendo al propio hijo
del faraón, que lleno de culpa y amargura, deja ir a los hebreos.
A la mañana siguiente, los israelitas felizmente salen de su
esclavitud y logran llegar hasta el Mar Rojo, pero descubren que el
faraón les está persiguiendo con su ejército. Moisés divide las
aguas, mientras que una columna de fuego impide el paso al
ejército del faraón. Los hebreos entonces cruzan el mar a pie
enjuto, y cuando el ejército egipcio les va a dar alcance, las aguas
vuelven a su cauce ahogando a los guerreros egipcios con sus
caballos y sus carros. Ramsés salva la vida al ser arrojado contra
una piedra por una ola, gritando con rabia. Cuando el pueblo hebreo
llega al monte Sinaí, Moisés les entrega los Diez Mandamientos.