6. 6 Biohuertos Educativos
Los seres humanos hemos pecado a menudo de presuntuosos y arrogantes,
hasta el punto que llegamos a creer que podríamos crear un mundo artificial
y sintético, prescindiendo de la naturaleza y de la gran biodiversidad que
ella nos ofrece. Empero, la propia vida se encarga de confrontarnos con
las limitaciones de la realidad; lástima que sea mediante una serie de
crisis medioambientales y financieras a escala mundial, con sus nefastas
consecuencias (sobre todo para los más pobres), las que nos confronten
con nuestra realidad de seres biológicos interdependientes y adaptados a
un medio, a un entorno.
En las últimas décadas estamos empezando a tomar conciencia que aquello
que le hacemos a la naturaleza, nos lo hacemos a nosotros mismos. Si
la cuidamos y respetamos, nos cuidamos y respetamos; en cambio si
la maltratamos o destruimos, nos maltratamos o destruimos a nosotros
mismos.
Resulta loable el empeño del ser humano por mejorar sus condiciones de
vida, pero cuando ello se hace basado en sistemas contrarios a la vida
(antibióticos) como ha ocurrido en los procesos derivados de la revolución
industrial y la agroquímica, los elevados costes negativos sobre la salud,
el medio ambiente o la propia sobrevivencia de la especie humana en el
planeta tierra, deben hacernos reflexionar y sobre todo empezar a actuar
con iniciativas más respetuosas con el entorno y la vida; y en este contexto
las propuestas y prácticas de los Biohuertos llevadas a cabo por Econtinuidad
son encomiables.
Tras casi un siglo de adoctrinamiento agroindustrial en el que la poderosa
industria química de los países más industrializados, se empeñó en
convencer a científicos, políticos y campesinos, de que sin los productos
quimicosintéticos que ellos fabricaban y comercializaban, no se podrían
cultivar suficientes alimentos para nutrir a la creciente población mundial,
la realidad es bien distinta; ya que además de ser todos un poco más
conscientes del grave deterioro ambiental y de salud que ha supuesto y
supone la agroquímica, lo cierto es que tales postulados no dejaban de
ser una falacia sesgada e interesada, puesto que en estos momentos
existen repartidos por todo el planeta millones de hectáreas cultivadas con
métodos agroecológicos, en las que se producen absolutamente todo tipo
de productos alimentarios de gran calidad y en abundancia.
La fertilidad y la productividad de las tierras cultivadas con métodos
biológicos, ecológicos u orgánicos, es similar a las tierras cultivadas con todo
tipo de pesticidas, herbicidas o plantas transgénicas; con una salvedad:
los análisis de los alimentos orgánicos muestran una mayor concentración
y calidad organoléptica de sus nutrientes, que los obtenidos con técnicas
PRÓLOGO
7. 7Biohuertos Educativos
agroquímicas; por lo que resultan una clara evidencia de que la agricultura
ecológica u orgánica y los Biohuertos, son la opción más inteligente de
mejorar la salud del planeta y de la población que lo habitamos, permitiendo
alimentarnos de forma más sana y respetuosa con el entorno.
La agricultura ecológica y los Biohuertos, recuperan la sabiduría campesina,
aprovechan mejor los recursos locales, devuelven la importancia y la
dignidad a las personas y a las comunidades, y son opciones de cultivo
menos agresivas para el entorno, sobre todo menos despilfarradoras de
energía -menos dependientes del petróleo y de la industria química-.
Ante todas estas evidencias, una de las tareas más necesarias en estos
momentos, es la concientización ciudadana sobre las muchas posibilidades
de cultivar alimentos variados, nutritivos y saludables, con métodos
ecológicos u orgánicos.
Los seres humanos necesitamos referentes para realizar cambios positivos,
y la escuela es el medio en el que se adquieren la mayoría de los referentes
que luego se materializan en actitudes vitales o en opciones de trabajo o
desarrollo profesional. Por ello toda labor de cambio social positivo, empieza
y pasa por la escuela.
Este trabajo de síntesis de las 12 funciones que cumplen los Biohuertos
Educativos, que en un lenguaje sensible y agradable prosa, ha realizado
Sophie, resulta una excelente herramienta pedagógica que reúne y sintetiza
argumentos más que suficientes para que los Biohuertos Educativos
se consoliden y extiendan por doquier; de modo que tanto niños, como
profesores -así como los padres y la comunidad en su conjunto- se impliquen
en dar los pasos necesarios para mejorar las condiciones del entorno en el
que se desarrolla la vida –nuestra comunidad a nivel local y el planeta en su
conjunto- y se conviertan en referentes de las opciones a nuestro alcance
para cultivar, alimentarnos y vivir de forma más plena, sana, inteligente y
respetuosa que sea posible.
Mi apoyo y sincero agradecimiento a Sophie y al proyecto Econtinuidad, por
la tan positiva labor que están llevando a cabo con los Biohuertos, sobre
todo en el contexto de las personas más necesitadas; la salud del planeta
y de todos, lo agradecen.
Mariano Bueno
Pionero y gran divulgador de la agricultura ecológica en España, Mariano Bueno, quien nació
y vive en la valenciana Benicarló, es autor de numerosos libros sobre huertos ecológicos y
temas concernientes a la geobiología y la bioconstrucción. Imparte múltiples cursos teórico-
prácticos por todo el territorio español y en varios países de Latinoamérica. Colabora
con revistas, interviene en programas de radio y televisión, y participa como ponente en
seminarios y congresos.
8. 8 Biohuertos Educativos
INTRODUCCIÓN
Han pasado diez años desde el momento que la aventura que nos llevó a
crear los Biohuertos Educativos se inició. Una década de intenso trabajo
de campo y reflexión. Periodo en el que nuestro esfuerzo, muchas veces,
confrontado a los desafíos que planteaban los problemas encontrados
en el camino no se tradujo siempre en satisfacciones. Sino también en
desilusiones, momentos de desánimo e incluso de interrogantes en torno a
la pertinencia sobre la continuación del proyecto...
Momentos que pudieron ser superados gracias al concurso de nuestra
voluntad y la de las personas que nos acompañaron y de no ser por el
nombre que a finales del mes de agosto del 2000 escogimos para dar sentido
a nuestro compromiso de unir la ecología y educación en un proyecto en el
Perú el esfuerzo hubiera estado incompleto: Econtinuidad. Pues, resonando
cada una de las sílabas de esta palabra en nuestro espíritu en los momentos
de dificultad, su significado nos recordó siempre que unir ambas ramas de
la acción humana en una realidad como la peruana, exigía continuidad en
la acción y la reflexión.
Y no cualquier continuidad, pues de lo que se trataba, manteniéndonos
fieles a nuestros valores e ideales, equivalía a no olvidar nunca que la mejor
forma de participar en la tarea de establecer una relación armoniosa con
la naturaleza pasaba por definir claramente el ámbito de nuestra acción y
reflexión en pro de este propósito. Vale decir, de encontrar una forma genuina
de contribuir en esta tarea. No replicando lo que otras organizaciones no
gubernamentales venían ejecutando, como tampoco pretender hacer lo que
debería ser llevado a cabo por el Estado o por la empresa privada.
Es en el marco de esta dinámica que la idea del Biohuerto Educativo labró
su propio camino... primero, gracias a lo que significó para nosotros el
descubrimiento del “Biohuerto Multifuncional” concebido por el profesor
Hugo Sánchez Peláez en el seno de la Universidad Nacional de Trujillo,
ubicada en la costa norte peruana. Hugo nos abrió una puerta de ingreso
al universo de las funciones del biohuerto. A las diferentes maneras que
existen para lograr que el potencial de vida que yace en esta naturaleza en
miniatura, se revele ante nosotros.
Este fue un momento crucial en nuestro largo andar, pues gracias a esta
apertura -que siguió en el tiempo a la rehabilitación de un biohuerto en
las alturas de la Reserva Nacional Salinas Agua Blanca en la Región de
Arequipa y a la creación de otro en el Colegio Fe y Alegría Nº36 de la
ciudad de Trujillo-, implementamos biohuertos escolares en los Andes del
Cusco: Un mítico lugar, donde nuestra propuesta dio un salto cualitativo,
pues pudimos enriquecer el contenido de las diversas áreas de estudio que
se imparten en las escuelas cusqueñas. De esto, hace siete años.
9. 9Biohuertos Educativos
A partir de entonces, nuestra propuesta evolucionó significativamente
en todos los aspectos. Aunque sería un problema socioeconómico el
que catalizaría la consolidación de nuestra propuesta: El desequilibrio
alimenticio que golpeaba a la población rural en las alturas de los Andes.
La dieta de los pobladores de esta zona del Perú está basada casi
exclusivamente en la papa y algunos cereales de consumo ancestral que
suministran al organismo gran cantidad de nutrientes, pero que no pueden
constituirse en el único alimento ingerido por el ser humano, a riesgo de
ser víctimas de la malnutrición. Es en ese contexto que el biohuerto surge
y muestra su potencial al ponerse al servicio de la salud de los niños:
Enriqueciendo sus dietas con las hortalizas que pueden cosecharse en su
interior.
De ahí en adelante, superando todo tipo de contratiempos, el biohuerto
no cesaría de revelarnos nuevas facetas, mostrándonos que si queríamos
entender su dimensión holística, había que hacer un esfuerzo de
racionalización a fin de delimitar cada una de las formas en las que este
se expresa: Las funciones que, siendo doce, constituyen una suerte de
puentes que permiten a todo aquel que los cruza, relacionarse con el
biohuerto y, por su intermedio, con la naturaleza.
Ha pasado poco más de un lustro desde entonces. Alrededor de veinte
Biohuertos Educativos han sido implementados en los Andes del Cusco. No
solo hemos avanzado en el campo de la delimitación de las funciones, sino
también en el de la interrelación entre las mismas. El Biohuerto Educativo
ha ganado modestamente su lugar en la historia... Su concepto se ha
enriquecido. Hoy consideramos que nuestra propuesta ha alcanzado un
grado de madurez tal que amerita una exposición argumentada: He aquí
este ensayo.
En el primer capítulo, situaremos al Biohuerto Educativo dentro de la
larga historia de los huertos que se inicia cuando el ser humano abandona
el nomadismo y adopta el sedentarismo como modo de vida, hace
aproximadamente diez milenios. En el segundo capítulo, definiremos qué
es un Biohuerto Educativo y cuáles son las funciones que cumple. Luego,
a partir del tercero hasta el décimo cuarto capítulo, desarrollaremos
los objetivos que cubren cada una de las doce funciones que hemos
identificado gracias a la experiencia acumulada. Enseguida, un capítulo
será consagrado a la interrelación de estas. Y finalmente, examinaremos
algunas vías que se pueden tomar para impulsar el cuidado de la naturaleza
y la preservación del medio ambiente a partir de la cercanía y el contacto
con los Biohuertos Educativos.
10. 10 Biohuertos Educativos
AGRADECIMIENTOS
A esta altura quiero agradecer a todos aquellos que de alguna u otra
forma nos han apoyado a fin de poder llegar hasta el lugar en el que nos
encontramos… la publicación de este ensayo, cuyos inevitables desaciertos
y omisiones asumo por completo.
En tal sentido, quiero referirme a mi esposo, Francisco Huanacune,
mi gran compañero que empezó conmigo esta aventura y colaboró
estrechamente en la redacción final del texto, expresándole mi profundo
amor y agradecimiento.
A mi hijo Nathan, con el deseo de que encuentre en estas páginas una
explicación a la singularidad de nuestra vida en familia.
A Pierre Lassalle, mi agradecimiento eterno, porque sin él esta aventura
no habría podido llegar hasta este estadío, ni mucho menos iniciarse.
A Fidela, quien participó en el proyecto desde los inicios y se mantiene fiel
a pesar de todas las turbulencias.
Al equipo de Econtinuidad en el Perú, en particular a Rosaura y Héctor,
que han consolidado el proyecto desde el año 2008. A Adrián, a quien
conocimos hace más de diez años. Su participación fue gravitante en la
creación de los primeros Biohuertos Educativos en la bella Región Cusco.
Mención especial para mis padres, Christiane y Vsevolod, cuyo apoyo
incondicional ha permitido que continúe esta apuesta por un mundo más
humano y en armonía con la naturaleza.
12. Biohuertos Educativos12
Capítulo 1
HACIA EL BIOHUERTO EDUCATIVO
Desde que el ser humano abandonó la vida nómada -la caza y la recolección
de todo lo que necesitaba para alimentarse y reproducirse- y adoptó un lugar
fijo para vivir, el huerto ha cohabitado con él. De esto, cientos de años más,
cientos de años menos, diez milenios han transcurrido. Periodo crucial, en el
que el ser humano descubrió que podía domesticar especies que hasta ese
momento crecían y se reproducían libremente en la naturaleza.
Desde ahí el huerto ha sido su fiel acompañante: Pasando por los jardines
de frutas y hortalizas del antiguo Egipto, por los célebres Jardines Colgantes
de Babilonia, los del Alhambra en la península ibérica en el octavo siglo
de nuestra era, los que existían por doquier en los monasterios y castillos
durante la Edad Media, los del Renacimiento, el versallesco “Huerto del Rey”
desde el reinado de Luis XIV... y sin olvidar los deslumbrantes Andenes que
engalanan hasta ahora muchas de las pendientes en los Andes peruanos.
Convertido en un verdadero aliado hasta nuestros días, el huerto se erige
donde encuentra un espacio en el que el ser humano quiere reproducir
-por múltiples razones- lo que sucede en la naturaleza. Los huertos obreros
en toda Francia que, con el pasar de los años, se transformarían en los
llamados huertos familiares, y algunos de los parques públicos en Argentina,
convertidos en huertos a principios de este milenio como respuesta al hambre
generado por la crisis económica, dan fe de ello.
Asimismo ha estado presente en la sociedad, tal como puede verse en las
principales ciudades que atraen a inmigrantes del interior del país. El peruano
ya adaptado no pierde la oportunidad que le ofrece el mínimo espacio y lo
transforma en un pequeño jardín, en una suerte de huerto, como los que no
faltaron en las antiguas Quintas de Lima. Huertos que desde hace casi tres
décadas han ganado mayor espacio, salvando todos los obstáculos que han
ido encontrando, incluso en un sinnúmero de escuelas de nuestro país.
El huerto creado, ya sea como espacio cercado y, si el caso exigía, también
cubierto, se ha entregado con generosidad al ser humano, quien por diversas
razones ha tratado de obtener un provecho para sí. En el campo agrícola,
al verlo como un espacio meramente productivo; en el ámbito estético, al
visualizarlo como un lugar susceptible de expresar belleza. O en el de la
salud, como un lugar para realizar labores físicas con el objetivo de relajarse
y mantener por ende en buen funcionamiento al organismo humano.
13. Biohuertos Educativos 13
Mucha agua ha pasado bajo el puente de la historia que se ha construido a
partir de la relación entre el ser humano y el huerto. Pero sobre todo en los
últimos años, como consecuencia de la creciente toma de conciencia en torno
a las graves implicancias del deterioro del medio ambiente y la naturaleza,
ha pasado mucha más. En un contexto en el que solo para un número cada
vez menor de personas, mucho de lo que sucede en la naturaleza encuentra
su origen en nuestro propio accionar.
De manera que hoy, entre las diversas formas con las que tratamos de
participar en la solución a la crisis del medio ambiente que se identifica
como una de civilización, el huerto se ha convertido en uno de los pasos
obligados en el camino que el ser humano debe transitar para reencontrarse
con la naturaleza. Lenta, sostenida y silenciosamente, se ha transformado en
nuestro fiel compañero en la tarea de preservar y desarrollar la sostenibilidad
de la vida que ahí nace.
Atrás van quedando, a pesar de las inevitables idas y venidas, visiones como
la productivista o la simplemente estetizante que conciernen al huerto. Otras
perspectivas se abren paso en muchos lugares, en las comunidades, en los
barrios populares, en los parques urbanos y en las escuelas. Una mirada
alternativa emerge.
Una visión que -asumiendo al huerto como un medio y también como un
fin- hace ver que el ser humano, a través de la relación que se establece
con este espacio que ha creado, puede adjudicarle el estatus de lugar para
la generación y preservación de la vida que ontológicamente este posee.
A partir de ese momento aparece naturalmente el concepto de biohuerto,
legitimando su existencia como un hito necesario en el establecimiento de
una relación armoniosa con la naturaleza.
¡Así nació el biohuerto! Y lo hizo con toda una promesa de respeto hacia la
naturaleza entre sus brazos. Es decir, una de respeto a la vida en sus infinitas
formas de expresión. Una perspectiva que desafía la capacidad de pensar
y crear del ser humano, pues le exige a quien se encuentra en su seno
movilizar todo su potencial de reflexión y creación: En aras de permitir que
el suelo de este espacio recupere su fertilidad y así pueda proveer a todo ser
vivo que ahí habite los nutrientes que necesita.
Nació en el momento en el que la conciencia del ser humano accedía a
un nuevo estadío de comprensión de la responsabilidad que todo miembro
de nuestra especie tiene con nuestro planeta. Cuando Rudolf Steiner, a
través del “Curso a los Agricultores” que dictó en 1924, mostró un nuevo
camino de colaboración entre el ser humano y la naturaleza, al anticipar las
consecuencias perniciosas para la calidad de los alimentos y la fertilidad de
la tierra del uso de productos sintéticos a fin de incrementar los niveles de
producción en el campo de la agricultura.
14. Biohuertos Educativos14
De esta manera, el biohuerto creció como una alternativa a la agricultura
convencional, como consecuencia de una ramificación del árbol en cuya
siembra participó Rudolf Steiner. Sobre todo desde inicios de los años
cuarenta con el libro “El Testamento Agrícola para una Agricultura Natural” de
Albert Howard, y en los sesenta la publicación del trascendental “Primavera
Silenciosa” de Rachel Carson, donde esta diestra escritora medioambientalista
puso en evidencia el efecto nefasto del uso del DDT para la dinámica de vida
de la cadena trófica.
Y daría un salto cualitativo en el año 1973 con la publicación del epocal
libro “El Huerto Biológico” del francés Claude Aubert, que provee las bases
concretas para el cultivo orgánico en el espacio correspondiente al de un
huerto. En adelante, el huerto en lo que concierne a la preservación de la
vida en la tierra cruzó su Rubicón. En medio de la conciencia creciente de la
especificidad de la Tierra como lugar de vida, gracias a la visión del planeta
azul que los astronautas compartieron con la humanidad en 1968, la toma de
conciencia de la necesidad de preservar los espacios de vida que nos proveía
el biohuerto creció exponencialmente.
Muchas de las páginas que se escribieron acerca del biohuerto hallaron
sus fuentes en la traducción a lengua castellana de la obra de Aubert y su
publicación, capítulo tras capítulo, en la revista “Integral”, durante la década
de los ochenta. ¡Todo un impulso! Aunque habría que esperar el crucial año
1999 para contar con una visión holística del mundo del biohuerto, con el
libro del español Mariano Bueno: El Huerto Familiar Ecológico.
En el contexto de su creciente difusión, bajo el impulso de esta sostenida
toma de conciencia ecológica, los biohuertos ingresaron al mundo de la
escuela. Allí se posicionaron. Y en el marco de la aparición y desarrollo de
métodos alternativos de educación que fomentan la participación activa del
estudiante y la experiencia como fuente genuina de aprendizaje, el biohuerto
se convertiría en un lugar donde los niños descubrirían formas novedosas de
aproximarse a la naturaleza.
No pasó mucho tiempo para que el biohuerto, bien establecido en el seno
de un número creciente de escuelas, adquiriese vital importancia en la
educación. Pronto ganaría un espacio propio en la currícula educativa, unas
veces en forma discreta y otras dando importantes saltos cualitativos, tal
como muestra la aventura de Econtinuidad tras diez años de experiencia en
los Andes del Cusco.
Aunque no podríamos precisar cuándo y dónde surgió la idea del Biohuerto
Educativo, podemos afirmar sin embargo que este nació con claros objetivos.
Destacando el hecho de establecer una relación armoniosa entre el alumno
y la naturaleza, apostando por una educación que no se restringiese solo al
ámbito del aula en la escuela.
15. Biohuertos Educativos 15
Es decir como un espacio de vida al que el niño se acercaría para aprender,
pero también como un medio para expresarse como ser humano estableciendo
una relación de diferente tipo con la naturaleza, explotando su potencial en
términos creativos, comunicativos, organizacionales, artísticos, terapéuticos,
culturales, éticos, entre otros. Permitiendo que cada uno se aproxime al
Biohuerto Educativo en forma genuina y encuentre una puerta de entrada a
este mundo por construir.
Tal como puede verse, el Biohuerto Educativo, enmarcado en la larga historia
de los huertos y en el camino que en forma creciente muchos han emprendido
para establecer una relación armoniosa con la naturaleza, se ha consolidado
como una forma alternativa y legítima de sensibilizarnos con la madre tierra
en la que todos vivimos.
16. Biohuertos Educativos16
Capítulo 2
INTRODUCIENDO LAS FUNCIONES
De pie, en la escuela, bien erguido junto al aula, el Biohuerto Educativo
confronta al niño y a su maestro con la posibilidad de relacionarse a través
de él de múltiples formas con la naturaleza, permitiéndole que cada una
de estas maneras de aproximársele gane en niveles de conceptualización.
Así, una y otra de las formas que el ser humano tiene a su disposición para
hacer suyo el biohuerto gana un estatus por sí mismo.
Un estatus existencial legitimado por el hecho de que cada una de ellas
constituye un camino que puede permitirnos avanzar en nuestra vía de
aproximación a la naturaleza que yace en este espacio. Caminos hechos
al andar que, de seguro una vez prospectados y potenciados, constituirán
una suerte de bellos puentes sólidamente edificados puestos a nuestra
disposición a fin de establecer una relación armoniosa con la tierra.
Vías que podrían ser consideradas como perspectivas alternativas para
acercarse a la naturaleza en miniatura que es el Biohuerto Educativo. Puntos
de vista, maneras de considerar a este tipo de huerto y, por su intermedio,
a la naturaleza allende la frontera de las escuelas. Estimulándonos en tal
sentido a avanzar en el proceso de aprehensión de conocimientos que se
hacen necesarios para establecer una relación vivencial con la naturaleza.
Perspectivas con linderos bien establecidos que eviten su sobreposición
conceptual, más allá de la interrelación que se pueda producir entre ellas
en la mente de quien experimenta una relación con el biohuerto. Y que
permiten, a través de este tipo de huerto, percibir no solo la vida en su
total dimensión, sino también las diferentes formas en las que esta se
revela y da a conocer en plenitud. Formas de convertir al biohuerto, a la
vida que en él se revela, en un igual nuestro. Pues una vez identificadas,
entran a ser parte de nuestra existencia.
Para hacer que la naturaleza, que nunca deja de deslumbrarnos, encuentre
en estos caminos, alternativos más no excluyentes, el modo de generar
una sinergia en pro de la vida a partir del momento en el que uno actúa o
reflexiona inspirado por el biohuerto. De esta manera, las diferentes vías
en las que la naturaleza se revela al ser humano se ponen a su servicio
con todo su potencial de aprendizaje, permitiendo que la naturaleza se
exprese y sea captada en su completa dimensión.
17. Biohuertos Educativos 17
El acervo funcional del Biohuerto Educativo permite que aquel que se
interrelacione con esta naturaleza en miniatura -ya sea observando,
actuando, sintiendo...- lo pueda hacer suyo, cuidando al mismo tiempo
que este no deje de ser un representante genuino de la naturaleza. Así
quien va en busca de lo bello encontrará en la función artística una puerta
de entrada a este mundo, cuyo potencial estético constituye un universo
aún por descubrirse.
Al igual que quien va en busca de sanación o quiere coadyuvar en el
progreso de este campo, puede encontrar en la función terapéutica una
forma para curarse o contribuir en el desarrollo del crecimiento de las
plantas medicinales, teniendo presente que solo un biohuerto sano puede
contribuir con la salud del ser humano y de la naturaleza. Pues sabemos
que no es posible establecer la necesaria relación armoniosa, si el juego
de estos dos actores que participan en esta interacción de vida no favorece
a ambos.
O para quien desea conocer los principios de biodiversidad que en este
espacio se respetan: La función agroecológica servirá para mostrar la
dinámica de vida que impera y que debería reinar por doquier, siempre y
cuando el hombre lo permita, favoreciendo así la calidad de lo que la tierra
nos puede dar. O para quien quiere enseñar cualquiera de las disciplinas
de la currícula tomando en cuenta la individualidad de cada alumno:
La función pedagógica se presta perfectamente, pues permite que el
Biohuerto Educativo se erija como un recurso dispuesto a enriquecer el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
En fin, para quien desee acercarse al biohuerto, existen muchas otras
formas de hacerlo... Nosotros en Econtinuidad, gracias a la experiencia
en acción y reflexión acumulada a lo largo de la última década, llegamos
a relacionar la ecología con la educación a través de nuestra propuesta
del Biohuerto Educativo. Para esto hemos identificado doce funciones que
permiten no solo sentirlo y observarlo, sino también describirlo y reflexionar
en torno a él, sistematizando de diversas formas esta experiencia.
Doce caminos alternativos que nos conducen hacia el centro mismo de
la propuesta del Biohuerto Educativo. Pues al final cada uno de ellos nos
muestra a la naturaleza en su holística dimensión... Es decir, un estadío
de conciencia en el que el ser humano asume plenamente su compromiso
en la tarea de asegurar el futuro de nuestro planeta, coadyuvando en el
proceso de multiplicación de espacios de vida en la tierra, forjando así una
relación armoniosa con la naturaleza.
18. Biohuertos Educativos18
Capítulo 3
FUNCIÓN PEDAGÓGICA
Si algún mérito adicional, a los muchos que se le atribuyen, tiene esta
naturaleza en miniatura que es el Biohuerto Educativo, uno de ellos es
sin duda servir de puente entre el educador que busca la mejor forma de
enseñar y el alumno que va en búsqueda de conocimiento. En la Grecia
clásica, surge el histórico momento en el que se incorpora esta palabra al
lenguaje, un esclavo -el pedagogo- era quien conducía al niño a la escuela
y luego de regreso le repetía lo que en ella le habían impartido.
Hoy el biohuerto, cuya imagen está muy lejos de la de un esclavo de aquel
entonces, pues nos referimos a un espacio de libertad, se erige por excelencia
en un pedagogo. Es decir en el puente que permite a todo aquel que busque
educarse, transitar de la ignorancia hacia el conocimiento liberador. Es ahí
donde el pedagogo de los tiempos nuevos, el maestro, precede al niño
en el proceso de adquisición de saberes y métodos obtenidos a partir del
biohuerto, poniéndose al servicio de la realización del proyecto de vida que
todo ser humano trae consigo a nivel individual.
Pues más allá de que todo educador en el proceso de enseñanza adquiere
nuevos saberes, está el hecho que se necesita de alguien o un grupo
de personas que acompañe al aprendiz en el proceso de sistematizar
la sucesión de datos que se obtienen de las experiencias de vida en el
biohuerto. De forma tal que no se trata tan solo de prospectar por nuevos
campos del saber, sino también de darle, sobre todo, contenido y sentido a
los ya existentes.
“La pedagogía es como la medicina: un arte, pero uno que se apoya -o que
debería apoyarse- en conocimientos científicos precisos […] Sin embargo,
incluso en el caso del más eximio educador, este debe conocer no solo las
ramas del saber que enseña, sino también al niño mismo o al adolescente
a quienes se dirige: en resumen, al alumno en tanto que ser viviente, quien
reacciona, se transforma y desarrolla mentalmente según leyes tan complejas
como las de su organismo físico.”
Jean Piaget, De la pedagogía, La pedagogía moderna, 1949
“Educar no equivale a llenar recipientes, sino a encender fuegos.”
Michel de Montaigne
19. Biohuertos Educativos 19
De tal manera, partiendo de situaciones de vida concretas que se suceden en
esta naturaleza, la resolución de problemas a partir de hechos como las plagas
de las que pocos biohuertos están exentos, la búsqueda de proporcionalidad
entre lo que se debe sembrar y lo que se quiere cosechar, la determinación de
la cronología de la siembra de las especies en función del momento en los que
se quiere cosechar a fin de consumirlas, en fin... encuentran en los métodos
de resolución de problemas y técnicas de cálculo propios de la matemática un
gran apoyo.
¿Acaso los problemas que conciernen a situar en el tiempo los periodos de
rotación de los cultivos que se suceden unos tras otros en el biohuerto no
nos llevan sutilmente a los campos de la biología, botánica y ecología, así
como al de las humanidades o a los de la historia? Sin duda... y no solo hacia
estos, también hacia los que tienen que ver incluso con el hecho de explicar la
existencia misma de los biohuertos en términos sociales, políticos y espirituales,
en el mundo que hoy vivimos.
Claro que sí. Sin embargo, el biohuerto, en el contexto del proceso de
retroalimentación que se inicia con su vital y dinámica presencia, nutre las
múltiples disciplinas y campos del saber que se imparten en las escuelas. Y si
la existencia del Biohuerto Educativo, por qué no admitirlo, puede traer en un
inicio, como consecuencia de su implementación, la creación de una suerte de
área de propio estudio, es probable que rápidamente desencadene un proceso
de tranversalización de todas las disciplinas que en las escuelas se imparten.
Así, en el área de lenguaje se moviliza un amplio y preciso vocabulario para
describir la vida que se concatena en su interior y se estructura un discurso a
fin de compartir con personas provenientes de otros horizontes las experiencias
y reflexiones con respecto a la dinámica que se genera a partir del biohuerto.
Por su parte, la geografía encuentra también un lugar de privilegio en el saber,
cuando se trata de situar el origen de las especies y la migración que han debido
realizar para encontrarse allí.
En fin... el biohuerto se entrega generosamente a los brazos de todo aquel
que desea transmitir saber a fin de participar en la tarea de dar contenido a un
nuevo encuentro con la verdadera esencia de la naturaleza. En este contexto,
el secreto del éxito del pedagogo radicaría en ser capaz de ponerse al servicio
de esta nueva relación. Una avenida de infinitas posibilidades por prospectar.
En los Andes del Cusco, donde gracias a la presencia de Econtinuidad múltiples
Biohuertos Educativos han sido implementados, el enriquecimiento de la
currícula nacional en el contexto local -solicitada por el Ministerio de Educación-
ha contribuido a promover la inserción progresiva de conocimientos que se
obtienen en las diferentes disciplinas que se imparten. La tarea consiste en
mostrar que esto es posible a fin de que otros continúen por la misma senda.
20. Biohuertos Educativos20
Capítulo 4
FUNCIÓN NUTRICIONAL
La vocación del biohuerto, en todo tiempo y lugar, ha sido alimentar a
quienes se ocupan cotidiana y laboriosamente de él. ¿Qué hubiese sido
de los campesinos de Europa durante los periodos de hambruna en la
Edad Media sin ellos? Sin duda el hambre se hubiese acentuado. Pero sin
remontarnos demasiado en la historia, ¿acaso en Argentina las hortalizas
que se cultivaron en los parques públicos convertidos en biohuertos no
nutrieron a muchos en los críticos años de inicios del nuevo milenio,
cuando la crisis económica golpeó duramente a esta sociedad? El papel
nutritivo que puede jugar el biohuerto es evidente.
Más aún ahora que se sabe que hortalizas como las diversas lechugas,
el apio fibroso, las zanahorias excavadoras, las betarragas moradas,
el pequeño rabanito de rápido crecimiento, las acelgas decorativas,
las llamativas calabazas, el poro elegante, los jugosos tomates... por
tan solo citar algunas especies que crecen en el biohuerto, contienen
numerosas vitaminas y minerales, al igual que oligoelementos, así como
las imprescindibles enzimas que constituyen el soporte de la vida gracias
a que aceleran reacciones bioquímicas que en su ausencia tomarían más
del tiempo de una vida humana para llevarse a cabo. ¡Toda una proeza!
Al decir esto, no hay que olvidar que la base de toda alimentación en las
grandes civilizaciones ha sido siempre la combinación de un cereal con
alguna leguminosa, es decir con alguna especie que nunca falta en esta
naturaleza en miniatura que es el biohuerto. De lo que se trataba, ya sea
por intuición o basándose en algún conocimiento de tipo científico, era
de proveer una dieta con mayor presencia de vegetales que trajese los
ocho aminoácidos necesarios para reconstituir una proteína completa. En
América del Sur esto se logró principalmente gracias a la asociación del
maíz como cereal con el frejol como leguminosa.
Tampoco podemos dejar de lado a las numerosas plantas aromáticas
que como el laurel, culantro, perejil, romero, orégano, el muy apreciado
huacatay, la albahaca y muchas otras más, sin las que los innumerables
potajes que se preparan a partir de los productos que se obtienen del
“… Todos los jardines, incluso el del Edén, tienen por misión alimentar al ser
humano”
Alain Baraton, Le jardinier de Versailles
21. Biohuertos Educativos 21
biohuerto no alcanzarían el nivel de sutilidad gastronómica que deleita
nuestros paladares. Imagínense una Salsa a la Ocopa preparada sin el
perfumoso huacatay o, saliendo del ámbito estricto del biohuerto, un
Arroz con Pollo sin el gusto y la fragancia del culantro. O aun un Tallarín
Verde sin el concurso del sabor, aroma y el color de la aromática albahaca.
Al igual que otras especies que también crecen en el biohuerto como
la alfalfa, el rabanito, brócoli, girasol, las lentejas, entre otras, cuyas
semillas una vez germinadas participan del desarrollo de una revalorada
corriente alimenticia denominada “Alimentación Viva” que se propaga con
gran dinamismo a través de nuestro planeta. El solo hecho de promover
esta forma de alimentarnos a través de la ingesta de vegetales en forma
cruda o deshidratada a una temperatura inferior a los 45°C, permite que
las hortalizas conserven el oxigeno, las enzimas, sus múltiples vitaminas,
los oligoelementos y los fitonutrientes, es decir todo su potencial nutritivo.
Tal como se puede ver, el biohuerto se constituye como uno de los lugares
en los que se pueden generar alimentos y nutrientes necesarios para
contar con una dieta equilibrada. La prueba de esto son los Biohuertos
Educativos que hemos implementado en los Andes del Cusco. Su presencia
inicialmente permite que muchos niños, al igual que sus maestros y madres
encargadas de preparar el almuerzo escolar, puedan complementar su
alimentación con las hortalizas que ellos mismos han cultivado.
Es indudable que el biohuerto juega un importante rol nutricional.
No solo porque nosotros hoy gracias a nuestra experiencia podemos
sostenerlo, sino porque algunas organizaciones públicas ya han señalado
la importancia de los vegetales en toda alimentación sana: El Ministerio
de Salud en Francia lanzó en el año 2001 el PNNS – Programa Nacional
Nutrición Salud, recomendando el consumo de al menos cinco frutas y
verduras por día, programa que se recondujo para el periodo 2006-2010.
El USDA – Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, publicó
un documento sobre el valor nutritivo de las comidas donde pone en
evidencia el valor nutricional de los vegetales.
Mención aparte, merece una planta ancestral del altiplano peruano
y boliviano: la quinua. Cultivada desde hace varios milenios por las
diferentes civilizaciones que se han sucedido en estos lugares, la quinua o
Chenopodium quinua, confundida muchas veces con un cereal a pesar de
pertenecer a la misma familia de las betarragas, es una planta que puede
ser cultivada también en el biohuerto: básicamente para ser observada,
estudiada y finalmente reintroducida en la dieta diaria de los habitantes
de los Andes. Ya que esta contiene todos los aminoácidos necesarios para
constituir una proteína completa. Mucho campo tenemos por delante para
investigar.
22. Biohuertos Educativos22
Capítulo 5
FUNCIÓN AGROECOLÓGICA
“La agronomía nos ha permitido conocer la tierra, la agrología nos permitirá
amarla”
Claude et Lydia Bourguignon, Le sol, la terre et les Champs, 2008
No cabe duda, el biohuerto en sí mismo es un ser viviente, vale decir un
organismo cuyas partes que lo conforman funcionan en forma coordinada,
de manera tal que pueden generar y mantener el equilibrio necesario en
la naturaleza en miniatura que yace en él. En aras de que su dinámica se
traduzca en salud para la tierra y las plantas, sin olvidar a los animales
que no deben faltar y, al final de la cadena trófica, al ser humano tomado
en su holística dimensión.
Lo que se busca con la función agroecológica es contribuir al desarrollo del
vasto y creciente campo de la agricultura orgánica. Recuperando técnicas
ancestrales exitosas, promoviendo el cultivo de plantas nativas y abriendo
nuevos caminos gracias a la investigación y experimentación de métodos
que se caracterizan por el respeto a la naturaleza y al ser humano. Las
prácticas agrícolas que implican dejar atrás la agricultura convencional
que, a pesar de haber permitido elevar los niveles de productividad de
la tierra en un inicio, han dejado tras su paso suelos contaminados e
infértiles, por ende sin vida.
No solo eso, sino también campos sin campesinos. Pues estos en muchas
realidades tuvieron que marchar a la ciudad al no poder adquirir la
cantidad de tierra, la infraestructura y los conocimientos de gestión que
esta agricultura industrial requiere. Mientras que los nuevos campesinos
conduciendo ahora grandes tractores cultivaron vastas superficies
siguiendo la lógica del monocultivo, ya no tenían necesidad de estar
en contacto con la tierra. Menos aún de observarla, negándose así la
posibilidad de anticipar los desequilibrios de la naturaleza. Se veía venir el
uso masivo y agresivo de los llamados agroquímicos.
Al mismo tiempo, los habitantes de grandes ciudades perdieron el
contacto con la tierra, la gente del campo y la diversidad de productos
que se cultivan en él. Para remediar esta pérdida se crearon en Francia,
por ejemplo, diversas asociaciones que tuvieron mucho éxito: las AMAP –
Asociación para la Preservación de una Agricultura Campesina (conocida
como “Paysanne” en francés)-, cooperativas que ponen a disposición
23. Biohuertos Educativos 23
de los consumidores citadinos semanalmente una canasta de hortalizas
orgánicas de temporada que ellos u otro grupo de campesinos cultivó
localmente.
Igualmente, los biohuertos implementados en las escuelas, tal como
el informe final de la Conferencia Anual de la FAO, Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, del año 2007 señala,
“permiten no solo encontrar respuestas a las necesidades alimenticias,
sino también introducir nuevas formas de diversidad biológica”. De hecho,
el tiempo que los niños transcurren en estas escuelas podría ser mejor
aprovechado si se les enseñara a producir semillas, experimentar diversas
técnicas de rotación y asociación de cultivos, promover el cuidado de
la tierra a fin de mantenerla siempre fértil. Como practicar técnicas de
riego que permitan ahorrar el recurso precioso que es el agua y organizar
labores agrícolas en forma más eficiente, entre otras ideas.
En particular en el ámbito de las comunidades, el Biohuerto Educativo
contribuye además a reducir el ausentismo escolar, puesto que gracias a
su manifiesta utilidad no resulta difícil para los padres tomar conciencia
que lo que aprenden sus hijos a través de este, contribuye a enriquecer la
actividad que a la postre beneficiará a sus familias. Pues ejercita y prepara
a sus hijos para la dinámica laboral que los espera.
De esto dan testimonio los diferentes tipos de Biohuertos Educativos que
gracias a la presencia del equipo de Econtinuidad se han implementado en
los Andes del Cusco. En donde los invernaderos construidos a una altura
superior a los 3500 msnm permiten albergar especies menos resistentes
a las duras heladas y los biohuertos a campo abierto que se habilitan por
debajo de esta altura, nos llevan a desarrollar técnicas agroecológicas y
a cultivar variedades de hortalizas adaptadas a ecosistemas diferentes.
Y aunque en el contexto de la escuela el objetivo de los biohuertos no debe
reducirse al incremento de la producción, sino más bien a la preservación
de los niveles de biodiversidad, no cabe duda que la aplicación de los
principios agroecológicos permite aumentar el volumen de hortalizas que
se obtiene a la hora de la cosecha. Hecho que es bienvenido, pues si bien
es cierto que el objetivo del Biohuerto Educativo es el enriquecimiento en
conocimientos en pro de una relación armoniosa entre el ser humano y
la naturaleza, no podemos negar que una buena cosecha siempre genera
satisfacción.
24. Biohuertos Educativos24
Capítulo 6
FUNCIÓN CULTURAL
Al principio: La naturaleza. Ahí el ser humano recolectaba lo que necesitaba
para alimentarse y proveerse de abrigo. Con el paso de los siglos y los
milenios transformó elementos de su entorno en herramientas a fin, primero,
de cazar con mayores niveles de eficiencia y, luego, hacerse de un lugar en la
tierra, tal como nos sugiere la raíz latina -colere- de ambas palabras: Cultura
y cultivo. En aras de cuidar y cultivar en estos espacios las plantas necesarias
para su alimentación y residencia. La cultura hace su ingreso para nunca más
salir de la existencia del ser humano.
Una identidad colectiva, construida a partir de la relación entre el ser humano
y el espacio que ha escogido para establecerse desde el inicio se construye.
Prácticas agrícolas y pecuarias, patrones de alimentación, formas de vestirse,
al igual que los ritos para relacionarse con lo divino, nacen en el marco de
este proceso, determinando el perfil de la idea que los seres humanos se
forman sobre ellos mismos. Cultura e identidad colectiva surgen así casi al
mismo tiempo en la historia de la humanidad.
“Toda persona tiene derecho a una educación y formación de calidad que
respete plenamente su identidad cultural”
Declaración Universal de la Unesco sobre la diversidad cultural
“Sé ahora que soy culto, afirmó enfáticamente un viejo campesino. Y al
preguntarle como lo sabía, respondió con el mismo énfasis: Porque trabajo y
trabajando transformo al mundo”.
Paulo Freire, La educación como práctica de la libertad
“... la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella
la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos
y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y
efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia
de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, cuestiona sus propias
realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que
lo trascienden.”
UNESCO, 1982: Declaración de México
25. Biohuertos Educativos 25
Para convertirse en dos de los elementos consustanciales a la hora de tratar
de encontrar un sentido a nuestra existencia no solo colectiva sino también
individual. Una existencia en la que la percepción del rol que jugamos en la
naturaleza constituye la piedra angular de la arquitectura relacional que se
erigirá. La calidad del vínculo que se establece determinará el tipo de cultura
e identidad que el ser humano lleva consigo.
La crisis del medio ambiente en la que estamos de una u otra forma inmersos,
es la consecuencia, entre otros factores, de la gran distorsión en la relación
que se establece entre la humanidad y la naturaleza. La crisis cultural e
identitaria no hace más que enrostrárnoslo y nos compromete con la enorme
tarea que tenemos para contribuir a la solución del impase de civilización al
que actualmente nos confrontamos todos sin excepción.
Un impase en cuyo proceso de solución no deben tomarse en cuenta tan solo
los factores propios al campo de la interculturalidad -lo que hace diferente
a una cultura de otra y la legitima como tal-, sino también los elementos
propios a los dominios de la “intraculturalidad”. Vale decir, los que atañen
al conocimiento que uno posee sobre las propias formas de relacionarse
con su entorno natural o construido a fin de satisfacer diferentes tipos de
necesidades. Una tarea en la cual el biohuerto puede servir en aras de
coadyuvar a la superación de este impase.
Ya que a través de esta naturaleza en miniatura, aquellos que participan en
su dinámica de evolución pueden iniciar un proceso orientado a sentar nuevas
y sanas bases en su relación con la naturaleza, revalorando sus tradiciones y
mejores técnicas legadas por sus ancestros, complementándolas con nuevos
saberes. Teniendo siempre en mente el mundo ideal en armonía que con
nuestra acción en el biohuerto a diario queremos construir.
Los biohuertos se pueden convertir así en lugares donde la cultura y la
identidad se revitalizan para bien de los que se involucren con él. En Francia
no es raro, por ejemplo, ver que un alto ejecutivo se ocupe de su biohuerto y
se sienta orgulloso de hacerlo. Invitando con su actuar a que sus amistades
visiten el lugar. La cantidad de libros que se publican cada año en este país
sobre diversos aspectos que conciernen al biohuerto da testimonio del papel
que esta naturaleza cultivada está jugando ya en la vida de muchos franceses.
Como en los Andes del Cusco, donde los pobladores vinculados con los
Biohuertos Educativos implementados por Econtinuidad han iniciado un
proceso de revalorización de su cultura agrícola al tomar conciencia de la
importancia de vivir en una tierra que ha sido cuna de grandes civilizaciones,
cuyas bases se asentaron en la domesticación de plantas y animales, al igual
que en el cuidado o enriquecimiento del suelo. Donde, gracias a los andenes,
se logró superar las dificultades planteadas por las pendientes de los Andes,
al igual que sucedió en la Amazonía con la presencia de la “terra preta” que
permitió transformar suelos pobres en tierra fértil.
26. Biohuertos Educativos26
Capítulo 7
FUNCIÓN ÉTICA
Observando la vida que fluye sin cesar orgánicamente en la naturaleza
silvestre cuando esta no ha sido perturbada por las actividades humanas,
uno siente respeto por ella y quiere protegerla. Ya no es suficiente
preservar la naturaleza existente a través de la creación de algunos
parques naturales esparcidos en nuestra planeta, pues es nuestra Madre
Tierra la que sufre de nuestra falta de agradecimiento por todo lo que nos
ha brindado desde hace miles de años. Como seres humanos dotados de
razón, tenemos la responsabilidad hoy en día de encontrar soluciones a los
problemas que nosotros mismos hemos generado.
Ahí interviene el Biohuerto Educativo. Al cultivar hortalizas, plantas nativas
y medicinales, dejando un espacio para la vida silvestre, una escala de
valores sutilmente ve iniciar su construcción. Una comprensiva ética de
la vida se avizora en el horizonte de aquel que de una u otra forma ha
iniciado el proceso que podría llevarlo, haciendo uso de su plena libertad,
a entablar una relación armoniosa con la naturaleza. Es el Biohuerto
Educativo así el que se consolida como un hito en el camino que conduce
al ser humano a los dominios de una relación armoniosa con la vida.
Así, en la naturaleza viva que es el biohuerto, uno trasciende lo que
observa y establece los cimientos que le permitirán sentirse parte activa
del equilibrio que yace en ese mundo natural en miniatura. Y, por ende,
coautor de la armonía que se genera a partir de la interrelación de vida de
las especies que ahí habitan. Cuando el ser humano busca participar en el
sostenimiento y enriquecimiento de este proceso vital, un nuevo contrato
natural surge que, no está demás decirlo, rige los principios que desde
siempre han determinado el actuar de Econtinuidad (Ver anexo).
Es decir un acuerdo que se establece en base a los fundamentos de respeto
a la vida. Uno, en el que ninguna de las claúsulas presentes y futuras se
redactará fuera del marco de la ética de la responsabilidad que exige una
“En tanto que un ser espiritual encarnado, es usted el jardinero. En lo más alto
de su cuerpo astral existe un jardín del Bien que solo pide ser cultivado. Para que
esto suceda, es necesario que usted se haga cargo de este jardín. Trabajándolo
con las virtudes, usted lo fructificará, embelleciéndolo en forma continua hará
crecer en él las flores más hermosas de la creación”.
Pierre Lassalle y Céline Divoor, Le Jardin Intérieur, 2004
27. Biohuertos Educativos 27
armoniosa interrelación entre el ser humano y la naturaleza. Una escala
de valores que impele al ser humano a relacionarse con la naturaleza
dando más de sí, por ser este el poseedor de la razón.
Así, en el seno del biohuerto, todos aquellos que se involucran en el
cuidado de este espacio deben velar para que sus actos sistémicamente
coordinados acompañen la evolución de la vida que fluye a través de
las hortalizas, leguminosas, plantas aromáticas, insectos, aves, el agua
necesaria, entre otras especies. Y también por el respeto al prójimo que
participa de las labores. Elevando la colaboración, confianza, solidaridad,
autenticidad, perseverancia y otros valores, al pedestal de virtudes
consustanciales a su actuar. Una nueva ética de la relación surge a partir
de la ética de vida que se vivencia en el biohuerto.
Gracias a los Biohuertos Educativos que hemos implementado podemos
afirmar que valores en pro de la vida son asumidos crecientemente por
quienes participan en el cuidado de los biohuertos: niños, profesores y
padres de familia, la comunidad en su conjunto. Coadyuvando tanto a
la mejora de su vida a nivel individual, al igual que colectiva, tal como
lo evidencia el hecho de que profesores de diferentes escuelas busquen
colaborar entre ellos, fortaleciendo las bases de su sociedad, cosa que nos
alienta y nos llena de esperanza.
28. Biohuertos Educativos28
Capítulo 8
FUNCIÓN ARTÍSTICA
La funcionalidad artística se torna evidente dado el rol que la naturaleza
ha jugado a lo largo del tiempo en la inspiración de los llamados artistas,
quienes al estar cerca a ella siempre han buscado formas de traducir lo que
a través de ésta han sentido o percibido. Expresiones artísticas como la
pintura, poesía, novela y el cuento y la música... se pusieron al servicio de
toda una estética que se desarrolló, y desarrolla aún, a partir de la relación
entre el ser humano y la naturaleza.
Dado que el biohuerto es una expresión de la naturaleza, aunque en
miniatura, constituye en sí una obra de arte. Un lugar que alberga
armoniosamente multitud de formas, texturas, colores, tonalidades, aromas
y sonidos. Estímulos que en todo tiempo han despertado artísticamente a
quien se encuentre en este espacio. Formas susceptibles en consecuencia
de ser reproducidas a través de múltiples expresiones que el ser humano
también ha creado.
Una cualidad del Biohuerto Educativo intrínseca a su concepción,
implementación y funcionamiento, es la belleza producto de la combinación
armoniosa de sus diferentes elementos. Una belleza que incluso podría
permitirnos plantear una definición del biohuerto desde la necesidad de tener
una perspectiva artística de la vida en la naturaleza: Reconocer un mundo
“... Recuerdo perfectamente el jardín que era el orgullo de mi abuelo, su vieja
reja de metal, las dos parcelas circulares que él tanto admiraba, la clemátide
en la enredadera y el magnífico biohuerto donde mi abuelo cultivaba los poros
alineados y las lechugas en las que teníamos que hallar el sabor de la avellana...
No estoy seguro que la profesión de jardinero pertenezca al campo artístico:
desde mi punto de vista se trata más bien de un arte de vivir y de permitir que
otros vivan bien... me gustan los gestos que tenemos que realizar: los encuentro
bellos debido a su simplicidad y eficacia.”
Alain Baraton, Le jardinier de Versailles
“En el mundo de las formas, una falta a la Belleza es una afrenta tan grave como
la falta a la Verdad en el mundo de las ideas.”
La Madre, Oraciones y meditaciones, 1914
29. Biohuertos Educativos 29
de belleza y, a partir de ella, explorarlo. Haciendo que el biohuerto cumpla
una función cabalmente educadora de nuestros sentidos, permitiéndonos
desarrollar cada uno de ellos y enriquecer toda la sensibilidad que hace de
nosotros verdaderos seres humanos.
¿Quién podría negar el rol que juega la multiplicidad de colores en las
flores, las sutiles tonalidades del verde de las hojas, los contrastes entre
la sombra y la luz? ¿Quién podría desatender el zumbido del revolotear
de una abeja o evadir la dulce sensación que genera el contacto con cada
una de las plantas? ¿O la satisfacción que proviene de la fragancia que
exhala de las especies aromáticas? Ni que decir del placer que producen las
hortalizas cuando forman parte de una deliciosa ensalada o de alguno de los
numerosos potajes que se pueden preparar con ellas. En fin, quién podría...
El Biohuerto Educativo contribuye así a despertar, desarrollar y afinar
nuestra sensibilidad, preparándonos de esa manera para que un día seamos
capaces de compartirla a través del arte, que está siempre a nuestra
disposición. Pues no hay ninguna expresión de esta belleza que se revele a
nosotros que no pueda encontrar una forma de ser canalizada y transmitida
a los demás. ¡Todo un hecho estético de la mayor importancia!
Hemos podido constatar en Econtinuidad la pertinencia de la función
artística que surge a partir de este. El desarrollo estético de los niños en
las escuelas donde existe un biohuerto constituye una prueba fehaciente.
Sus innumerables dibujos, pinturas, canciones, poemas, adivinanzas
encuentran su fuente de inspiración en el biohuerto. Y dan testimonio de
lo que significa el despertar artístico gracias a la vida de esta naturaleza
creada por el hombre.
Y no solo sucede esto en el caso de los niños, pues para nuestra gran
satisfacción, los talleres de capacitación realizados con los maestros han
encontrado gran aceptación en ellos gracias al sutil acercamiento con el
arte desde el inicio del proceso, logrando romper, con un sencillo dibujo,
la barreras preexistentes. Así pues, el Biohuerto Educativo consolida su
presencia y permite que quienes entablan y experimentan una relación con
él, avancen por la vía de la armonía entre el ser humano y la naturaleza.
30. Biohuertos Educativos30
Capítulo 9
FUNCIÓN COGNITIVA
El espacio de libertad entre el ser humano y la naturaleza que es el
biohuerto se yergue ante nosotros, como quien nos llama a hacer un alto
en el camino, para que podamos acceder a los conocimientos requeridos
a fin de que el futuro de armonía que deseamos se constituya en más
que una posibilidad. Así, en aras de establecer una nueva relación con la
tierra, el biohuerto se afirma como el espacio que por excelencia provee
de contenido a la nueva relación.
¿Quién podría negar que el proceso de vida que se lleva a cabo en este
espacio expresa en su escala lo que sucede en la naturaleza? Nadie.
En consecuencia, ¿quién podría negar el hecho de que confrontado a la
experiencia de vida que se desarrolla en el biohuerto, el ser humano inicia
un proceso cognitivo que podría traer insospechados resultados para
su existencia? Nadie. Ya que ante sus ojos se presentan innumerables
formas de aprendizaje que surgen desde esta naturaleza.
Pues ella, cual libro abierto, se entrega con mucha generosidad a quien
quiere leer cada una de sus páginas. Nos da un nuevo saber; nada está
vedado para aquel que desee descifrar las líneas de este libro de vida. Ya
que, a diferencia de cualquier otro texto, el observador puede, haciendo
uso de su propio lenguaje, iniciar por cualquiera de sus páginas su lectura.
La observación meticulosa, por ejemplo, de cualquier especie que ahí
habita nos lleva a entender los principios que rigen la vida, más aún si en
el biohuerto muchos espacios diferenciados se conectan.
El espacio asignado a las hortalizas, a las plantas aromáticas y medicinales,
el consagrado a las flores, el dedicado a las especies que no necesitan de
la mano del hombre para reproducirse, el de nuestro líquido elemento,
“Tuve como primera escuela el propio jardín de mi casa, mi primer mundo...”
Paulo Freire, Cartas a Cristina, 1994
“Solo hay una fuente para la educación, es la vida misma en todas sus
manifestaciones”
Alfred North Whitehead
31. Biohuertos Educativos 31
el del compost, el de las herramientas, en fin... todos estos lugares
con sus respectivas expresiones de vida se constituyen en fuentes de
conocimiento para el ser humano que participa conscientemente en las
labores que se llevan a cabo en el biohuerto.
Así quien ingresa a este mundo viendo crecer a las anaranjadas
zanahorias, a las exuberantes acelgas, a los multicolores tomates, al
decorativo repollo, a la voluminosa y omnipresente calabaza, a la humilde
lechuga, al generoso rabanito... oliendo las sutiles fragancias del tomillo,
romero, anís, de la ruda, hierbaluisa, que se propagan invadiendo este
espacio... acariciando la tierra y observando el discurrir del agua y la
diversidad de especies de todo tamaño: accede al conocimiento.
Por lo tanto, el biohuerto se constituye en uno de los caminos de inicio del
proceso de expansión de la conciencia medioambiental del ser humano.
Empezando por la ciencia directamente vinculada con él, la botánica,
fundada en la observación y estructuración del saber que logra unir la
precisión con la poesía. Tal como hace Goethe cuando presenta su “Teoría
de la naturaleza” en el marco de su monumental obra.
A través de los Biohuertos Educativos Econtinuidad estimula el desarrollo
de la destreza cognitiva en todos aquellos que participan en la dinámica
de esta especial naturaleza en miniatura: Multiplicando el número de
especies, experimentando con el uso de diversas técnicas en el campo
de la agroecología, estimulando una relación más fructífera entre el
biohuerto y su entorno, en aras de hacer de este un espacio al servicio
del conocimiento de la vida. Y a favor de la vida.
32. Biohuertos Educativos32
Capítulo 10
FUNCIÓN COMUNICATIVA
Es innegable que una buena comunicación parte de algo interesante que
hay para comunicar. Eso en el vasto y apasionante mundo del biohuerto
lo constituyen los acontecimientos que se suceden en su interior. Uno a
diario puede ser testigo de los cambios que se producen: Una flor que
surge delicadamente a partir de la yema que la cobija, una plántula que
recién ha brotado. O una hortaliza lista para cosechar... un cúmulo de
eventos por dar a conocer.
La comunicación es pues un ejercicio insoslayable para todo aquel que
se encuentra frente o al interior de un biohuerto. Ya que al constituirse
en espectador de lo que en esta naturaleza en miniatura ocurre en todo
momento, uno se ve impelido a compartir con otros estas experiencias que
no solo son de índole sensitivo, pues también provienen de la dinámica
de vida que se desarrolla en el biohuerto. Algo que fluye y que se impone
ante nuestro ser en forma natural.
Cómo no comunicar y compartir con los demás lo que significa ese equilibrio
de vida que uno puede visualizar en su interior. Y no solo los buenos
eventos, como es la siempre esperada cosecha de alguna hortaliza, sino
también los que a primera vista pueden generar cierto rechazo en algunas
personas. Un ejemplo: El hecho de dar a conocer una invasión de los
conocidos y temidos pulgones, cuya presencia pone en peligro la vida de
muchas leguminosas y hortalizas.
“He aprendido a conocer numerosas culturas alrededor del mundo. Cada una a
su manera plantea la misma pregunta de carácter universal, “¿cómo estás?” ¡Es
tan natural y evidente! Si queremos vivir unos con otros en armonía, si queremos
tener un lugar en la vida de los demás, si deseamos apoyarnos mutuamente...
entonces es verdaderamente importante saber cómo les va a nuestros vecinos,
a nuestro prójimo. Es exactamente de esto de lo que se trata cuando planteo
esta pregunta, primordial desde mi punto de vista: ¿qué es lo que está vivo en
ti? Esta frase simple tiene un alcance universal. Sin embargo se ha convertido
desde hace mucho tiempo en parte de un ritual sin significado. Las personas
han olvidado la manera en la que hay que plantear esta pregunta, no saben
tampoco como responderla y nunca han aprendido el lenguaje que cuida de
la vida”.
Marshall B. Rosenberg, Dénouer les conflits par la Communication Non
Violente, 2005.
33. Biohuertos Educativos 33
La comunicación no constituye en este contexto tan solo un ejercicio
orientado a dar conocer lo sucedido, sino también un camino que nos
da la oportunidad de reflexionar en forma conjunta -ya sea explicando el
problema o buscando una solución al mismo- en torno a la salida que se
desea encontrar. En más de una oportunidad, dando a conocer detalles
de una plaga de pulgones, comunicando, se ha encontrado como solución
plantar capuchinas - especie peruana - alrededor de las legumbres y
hortalizas. ¡Toda una feliz asociación!
Una asociación por la vida misma que, al igual que el sinnúmero de
asociaciones que se concatenan naturalmente en el mundo del biohuerto,
deben encontrar los soportes más económicos, impactantes y sencillos,
para ser transmitido. Así, nada nutre mejor a la comunicación visual que
un afiche confeccionado a partir de una hoja de papel, unos plumones y,
con lo que no le falta a ningún niño, imaginación.
Cómo no pensar también en las ventajas que nos provee hoy la tecnología
digital permitiéndonos comunicar incluso en tiempo real lo que en algunas
ocasiones sucede al interior del biohuerto. Una cámara digital podría servir
sobremanera en el esfuerzo ya consciente y comprometido con la vida que
fluye sin cesar. De ahí a la creación de portales dedicados a los biohuertos
no hay ninguna distancia.
Un espacio donde lo visual en todas sus formas, junto con lo fonográfico,
aunado a la interactividad, permita crear una sinergia al servicio de
la comunicación de los biohuertistas y de su relación con el mundo
contemporáneo que necesita confrontarse con alternativas de solución a
la hora de repensar el desafío que significa la relación entre el ser humano
y la naturaleza. El espacio que crea la función comunicativa del biohuerto
constituye un mundo también por descubrir.
Un mundo en el que los soportes comunicacionales de los tiempos nuevos
no tendrían por qué sustituir a las formas de comunicar ancestrales que,
habiendo dado pruebas de su eficacia en el mundo rural, no tienen razón
para ser dejadas de lado. Cómo sustituir en el mundo andino a las señas y
señaleros que son, según el buen decir del especialista en cultura andina
Porfirio Enriquez Salas, “componentes de la misma biodiversidad andina...
múltiples formas de comportarse en un momento determinado”. Y seguro
de comunicar.
Gracias a los proyectos que se implementan como consecuencia del rol
comprometido de Econtinuidad en el Perú, un esfuerzo de comunicación
se lleva a cabo a fin de dar a conocer el potencial que yace latente en la
relación que se entabla entre el ser humano y la naturaleza en términos
comunicacionales. Un universo entero por prospectar, la base de un mundo
nuevo, sin duda, para compartir.
34. Biohuertos Educativos34
Capítulo 11
FUNCIÓN CREATIVA
No hay reto más importante al que se confronte el ser humano que quiere
restablecer una relación armoniosa con la naturaleza que el hecho de
proveerse, a través de un acto elevado de creación, de un medio por el
cual puede sentar los cimientos de esta gran empresa: En este contexto, el
biohuerto surge como alternativa. El esfuerzo de creación le es requerido
desde el instante mismo de la concepción de esta naturaleza en miniatura
que reproduce.
Tarea que va más allá del simple hecho de imaginar una infraestructura
afín a lo que muchos creen que es un biohuerto. Pues de lo que en este
proceso de creación se trata es de mostrar que el principio de biodiversidad
puede ser validado, permitiendo así una interacción armoniosa entre las
especies que hemos escogido.
Sin embargo, la creación no es un ejercicio que finaliza con el hecho de
construir un invernadero o cercar un espacio en campo abierto que cobije
al biohuerto, ¡no! La creación es un ejercicio que está siempre presente
en las tareas de todo aquel que se involucra en su buen andar. A la hora
de escoger las variedades que se sembrarán, al escoger la combinación
que mejor se adapte a lo que uno desea según los imperativos de la
naturaleza, e incluso en la forma de combatir una plaga o enfermedad, el
acto creativo está presente.
Pues incluso si uno cree que en el marco de un mismo biohuerto lo que
crece durante un periodo de tiempo puede automáticamente crecer y dar
frutos en el siguiente, estaría cometiendo un grave error. No hay nada
más ajeno a la vida en el biohuerto que la simple repetición de los cultivos
“¿Se educa con conciencia nuestra predisposición a ser creadores, o se nos
trata como criaturas cuya naturaleza sólo permite que se nos someta a mero
adiestramiento?”
Max Stirner, El falso principio de nuestra educación, 1842
“Toda creación y transformación es obra de la Madre”
Sri Aurobindo, La Madre
35. Biohuertos Educativos 35
en un mismo espacio. Ya que el principio de rotación de cultivos que debe
tenerse siempre presente a la hora de sembrar es uno de los ejes de
la agricultura ecológica. Garantiza la salud y el buen crecimiento de las
hortalizas.
En este esfuerzo de creación permanente, ningún camino que se prolongue
a partir de otro que ha dado sus pruebas en la dinámica del biohuerto está
vedado. “Caminante no hay camino, el camino se hace al andar” dijo en
otro momento y en otros campos el poeta Machado. Ninguna otra frase
podría traducir mejor lo que un internauta compartió con todos nosotros
en el portal de la organización francesa Terre Vivante (www.terrevivante.
org), al decir que era posible combinar dos técnicas de cultivos del
biohuerto, “la de los bancales o la del cultivo en surcos... escogiendo
cultivar en bancales de dos surcos”.
La creación en el seno del biohuerto es pues un proceso infinito,
incluso es espontáneo y no tiene por qué provenir como consecuencia
del acto voluntario de quien se ocupa de él. Ya que desafiando a quien
mecánicamente podría estar repitiendo la misma experiencia de cultivo cada
cierto intervalo de tiempo (por ejemplo, cada 4 años que corresponden a
un ciclo mínimo de rotación), la vida latente en este espacio se encargaría
de aportar algo nuevo: Una creación natural que se abre paso.
En los Biohuertos Educativos, la creación debe surgir en la mente de los
profesores y encontrar su terreno de aplicación en los salones de clase:
los maestros deben crear un puente entre el biohuerto y las aulas. En esto
consiste el proceso de biohuertización de las escuelas que es la misión de
Econtinuidad (ver Anexo).
En el Perú se habla de diversificación al referirnos a esto, la currícula
nacional se tiene que adaptar al contexto local. Proceso que se inicia con
el enriquecimiento de las unidades didácticas a partir de la presencia del
biohuerto en su realidad local y culmina cuando su sesión de aprendizaje
da muestras de que el biohuerto ha constituido el recurso pedagógico
principal.
Mediante los Biohuertos Educativos que se implementan en los Andes del
Cusco, se intenta mostrar que el establecimiento de la relación armoniosa
entre el ser humano y la naturaleza puede encontrar en la sucesión de
eventos de creación su hilo conductor. Las pruebas que dan los maestros y
niños, al igual que algunos padres de familia que participan de las labores
en este universo en miniatura, constituyen una muestra de que esto es
posible de realizar.
36. Biohuertos Educativos36
Capítulo 12
FUNCIÓN TERAPÉUTICA
¿Quién puede dudar en nuestros días del valor curativo de muchas
especies que pueblan la naturaleza? Muy pocos, por no decir nadie. Para
los recalcitrantes, ¿acaso la mismísima medicina alopática no encuentra
siempre muchos de sus componentes en aquellos que provienen de la
naturaleza? Claro que sí. Y sin duda este es también el caso del biohuerto.
Un universo terapéutico por excelencia.
Y no solo por las plantas medicinales identificadas bajo el término
“officinalis” de su nombre en latín -pues en la Edad Media eran parte de la
farmacopea de base de la oficina de farmacia-, como son la salvia (Salvia
officinalis) o el romero (Rosmarinus officinalis), sino también hoy en día
por las flores de las plantas que crecen en el biohuerto y que nos proveen
de elixires florales que actúan a nivel emocional y, evidentemente, por las
hortalizas que crecen en este espacio.
Pues la betarraga (Beta vulgaris) con sus propiedades remineralizantes
y anteanémicas, las coles (Brassica oleracea) con sus enormes virtudes
antioxidantes, el pepino (Cucumis sativus) con su alto poder diurético que
permite luchar contra la artritis, la gota y los reumatismos, la humilde
lechuga (Lactuca sativa) con sus propiedades antiespasmódicas, aperitivas,
calmantes, depurativas, refrescantes y remineralizantes, constituyen una
prueba palpable del valor terapéutico de las hortalizas.
Sin embargo, el valor curativo no se restringe solo al consumo de las
especies que ahí crecen. Concierne también al sutil proceso de curación
emocional y, si se quiere, espiritual que se desencadena cuando el
ser humano, frente a la naturaleza recreada que es el biohuerto, se
“Veo un mundo sin enfermedades... un mundo en total armonía, con un equilibrio
perfecto entre lo físico, mental y espiritual, siguiendo las leyes de la naturaleza
de causa y efecto”
Ann Wigmore
“El biohuerto es un espacio de intima experiencia en el que se puede sanar a
la Tierra”
Pierre Masson, comunicación oral
37. Biohuertos Educativos 37
reafirma como parte genuina de la cadena de vida universal. Ya que al
tomar conciencia del lugar que ocupa como eslabón de vida que es, los
sentimientos ajenos a la sostenibilidad de esta natural armonía ceden su
lugar a sentimientos y energías de otro noble tipo.
No solo eso, pues además de constituir el biohuerto una suerte de
botiquín natural, al igual que un espacio de reencuentro del ser humano
con la vida, este ayuda a que uno mejore sustantivamente la calidad de
la relación con sus semejantes. Pues, tal como muestra la experiencia
de los biohuertos compartidos en Francia, el biohuerto ha permitido a
poblaciones marginalizadas o en vías de serlo, sentar las bases de una
relación autentica y constructiva con otras personas, superando así
barreras de tipo étnico, lingüístico, religioso o socio profesional.
Hoy se sabe que la presencia dinámica de los biohuertos en algunos
hospitales psiquiátricos permite que los pacientes, reencontrando un
vínculo con la tierra, accedan a un poco de calma y puedan así ayudarse
para superar sus males. De la misma manera, el biohuerto juega hoy un
papel importante en muchas casas de retiro, pues le permite a personas
de la tercera edad superar las consecuencias nocivas que traen a sus vidas
la soledad y el hecho de tener muy poca cosa que hacer a diario.
Pero más allá del valor curativo que tiene el biohuerto, este puede
establecer un rol también eminentemente preventivo en los dominios
de la terapéutica. ¿Quién no ha gozado de la paz que genera el simple
contacto con la naturaleza? Nadie podría negar esta experiencia. Como
tampoco la posibilidad de revivirla en la naturaleza en miniatura que es el
biohuerto, donde, además de la relación sensitiva que se establece, una
de tipo físico surge y ayuda a conservar la salud de quienes participan en
las labores agrícolas en este espacio. Favoreciendo el alineamiento entre
la mente, los sentimientos y los actos.
A través de los Biohuertos Educativos que se han implementado en los
Andes del Cusco, la función terapéutica del biohuerto ha sido puesta en
evidencia mediante la reconstitución del tejido social entre la escuela y la
comunidad. Pues poniendo en el centro del proyecto escolar al biohuerto,
los conocimientos agrícolas de muchos padres se revalorizan y, poco a
poco, la relación entre profesores, padres e hijos se enriquece.
38. Biohuertos Educativos38
Capítulo 13
FUNCIÓN RELACIONAL
Quien ingresa al universo sistémico del biohuerto de golpe se encuentra
inmerso en un mundo donde la relación entre las especies que habitan
en esta naturaleza le revela un camino natural hacia la armonía. Las
plantas se asocian, se complementan y rara vez, a pesar de lo que muchos
sostienen, compiten entre ellas. La búsqueda de un equilibrio dinámico
pero estable es el objetivo de la mano de quien o quienes se ocupan de
este espacio.
Todo un abanico de enriquecedoras experiencias a nivel relacional salta a
la vista y nos muestra el ejemplo a emular a la hora de relacionarnos como
seres humanos en los diferentes niveles y ámbitos de nuestra existencia.
Para empezar, con los seres de la naturaleza, el “pequeño pueblo” como
los llaman los ingleses. Después con nosotros mismos, cuando lo que
sucede relacionalmente en el seno del biohuerto nos lleva sutilmente hacia
los dominios de la introspección y al encuentro con nosotros mismos como
parte de la naturaleza que somos.
De ahí hacia los campos de la relación existente entre el hombre y la mujer,
pues las labores de diversa índole -agrícolas, artísticas, cognitivas, entre
otras- que se llevan a cabo en esta naturaleza pueden ser compartidas y
realizadas por ambos géneros. Tareas en las que tanto el hombre como
la mujer pueden participar en igualdad de condiciones, sin que para
ello dejen o sacrifiquen su especificidad de género que se traduce en
particulares formas de pensar, sentir y actuar.
Como también directamente hacia los ámbitos, en el caso de los Biohuertos
Educativos escolares, de la relación que se desarrolla en el núcleo familiar
entre hijos y padres. Pues, muchos de ellos, a decir de Adrián Sallo Sallo,
“La grandeza de una profesión se encuentra quizás ante todo en unir a los
hombres”
Antoine de Saint Exupéry
“Nadie educa al prójimo, nadie se educa solo, los hombres se educan
conjuntamente por intermedio del mundo”
Paulo Freire, Pedagogía del oprimido
39. Biohuertos Educativos 39
miembro de la Comunidad Campesina de Fortaleza Salkantay ubicada en
las alturas del Cusco, podrían compartir y replicar con sus progenitores
la enriquecedora experiencia relacional del biohuerto. Convirtiendo al
biohuerto así en un instrumento de enlace entre los seres humanos.
Ya que al reforzar la relación en las familias que participan en su
dinámica, se contribuye a fortalecer la relación entre estas en el seno de
la comunidad. Una prueba de ello se encuentra en experiencias propias
al ámbito urbano en Francia: Los “biohuertos compartidos” juegan un rol
integrador, pues gracias a ellos, gente proveniente de diferentes culturas,
niveles socioeconómicos, religiones... se encuentran y juntos regeneran el
tejido social en el entorno del biohuerto.
Gracias al taller Escuela-Comunidad desarrollado en el marco de las
actividades de Econtinuidad como parte de la implementación de los
Biohuertos Educativos, la distancia que separaba a los profesores con los
miembros de la comunidad ha sido acortada. Dejando atrás, en muchos
de estos casos, la mutua incomprensión, la desconfianza, la falta de
colaboración y las perjudiciales fricciones que tanto daño causan a la
población en su conjunto.
Por ello, podemos sostener que una mejora a nivel de las relaciones
en la mayoría de las comunidades altoandinas donde los biohuertos se
encuentran se ha producido. Y cuando esto último no sucede, al menos la
dinamizadora presencia del Biohuerto Educativo desencadena un proceso
saludable de reflexión sobre la manera de reforzar y mejorar la relación
existente. La función relacional constituye en tal sentido todo un universo
por prospectar en aras de crear una relación armoniosa con la naturaleza
y los seres humanos.
40. Biohuertos Educativos40
Capítulo 14
FUNCIÓN ORGANIZADORA
A través de esta función, el biohuerto nos estimula e invita a pensar y
hablar sobre las prioridades que implican hacerse de la naturaleza en este
espacio creado por manos del hombre. Determinar lo que es esencial, es
decir separar lo que vendrá primero de aquello que puede esperar o no
tiene por qué suceder. A través de la función organizadora el biohuerto nos
confronta a una tarea orientada a sistematizar las labores en función del
carácter sistémico de la vida en su interior.
Ya que esta dinámica de vida nos demanda ordenar los pasos a seguir
dentro del biohuerto a fin de que todo fluya. De manera que el proceso
de cultivo se lleve a cabo en forma armoniosa y se traduzca en cosechas
variadas y abundantes y, sobre todo, en enseñanzas fecundas para quien
labora en él. Asegurando que la cantidad y variedad de hortalizas que
se van a cosechar enriquezca diariamente los alimentos de quienes han
participado en las labores.
Esta función exige de parte de quienes se ocupan del biohuerto la
planificación adecuada de las rotaciones y asociaciones de cultivos que se
suceden a lo largo del tiempo a fin de desarrollar una agricultura orgánica
sostenible: La agroecológica. Garantizando que las hortalizas tengan
siempre el tipo y la cantidad de nutrientes que necesitan para crecer y
alimentar tanto al ser humano como a la tierra, tal como sucede en el caso
de las generosas leguminosas.
Permitiendo incluso eliminar la antigua práctica del barbecho de las
tierras, y por ese intermedio la que concierne, dentro de los marcos de la
agricultura biológica u orgánica, al hecho de añadir abono para fertilizar la
tierra. Evitando de esa manera caer en la trampa del desequilibrio entre el
suelo y las plantas debido al uso indiscriminado de los abonos en general.
Sentando las bases de una calendarización de los acontecimientos,
cuidando así que la tierra nunca esté “desnuda” y goce cíclicamente con
la presencia de leguminosas que sirven como abono verde, proveyendo al
suelo con nitrógeno.
“Y recuerda: el huerto tiene que tener conciencia de que es un huerto y por ello
el horticultor tiene que tener plena conciencia de que es un buen horticultor, de
lo que hará y de los resultados que puede obtener.”
Mariano Bueno, El Huerto Familiar Ecológico
41. Biohuertos Educativos 41
Una metodología orientada a priorizar y, por ende, a planificar la
concatenación de actividades que se suceden al interior del biohuerto. Un
anuario ecopedagógico que se puede elaborar gracias al simple hábito que
consiste en anotar en una agenda cada uno de los eventos. Un instrumento
que pone en evidencia los ritmos de la naturaleza y el tiempo necesario
entre la concepción de algo y su ejecución. Gracias a este calendario
de fácil elaboración, la función organizadora muestra todo su potencial,
pues este nos provee con las pautas para entablar una relación amical y
productiva con el tiempo, dejando de lado la lucha permanente contra él.
Y puesto que las actividades que se suceden a lo largo del tiempo se llevan
a cabo al interior del espacio físico del biohuerto, una organización de esta
geografía en miniatura también se torna necesaria a la hora de prever el
desarrollo de las actividades agroecológicas que se suceden. Ya que al
ser el biohuerto una muestra de la naturaleza, de lo que se trata aquí es
replicarla priorizando la utilización del espacio sosteniblemente, tal como
sucede en la naturaleza.
De manera que la planificación en el biohuerto se torna necesaria desde
el momento mismo de su concepción a fin de que las actividades que
se desarrollen, siguiendo el ritmo de las estaciones, encuentren el lugar
natural que les corresponde en este espacio que aunque pequeño no por
eso es menos sustentable. Un esfuerzo de planificación que debe siempre
tomar en cuenta las preferencias y las necesidades alimenticias de aquellos
que participan en las labores del biohuerto.
Los años de experiencia en los Andes cusqueños, nos permiten sostener,
más allá de ciertos inconvenientes como los que conciernen al manejo
de una agenda, que organizar las tareas constituye una fuente de
muchas satisfacciones para quienes participan de esta experiencia. Pues
de esta manera la vida en el biohuerto no está expuesta a problemas
susceptibles de ser previstos como los que plantean las plagas que podrían
desencadenarse por una falta de organización.
42. Biohuertos Educativos42
Capítulo 15
INTERRELACIÓN ENTRE LAS FUNCIONES
DEL BIOHUERTO EDUCATIVO
El Biohuerto Educativo provee doce caminos alternativos a quien se
encuentra frente a él, vías que permiten captar diversas formas a través
de las cuales la naturaleza se revela deslumbrante. Estos caminos, gracias
a la experiencia que hemos acopiado en Econtinuidad como consecuencia
de nuestra acción durante la última década, han sido determinados de
manera que ninguno de ellos se superponga conceptualmente sobre los
ámbitos de acción y reflexión del otro. Evitando lo que algunos en otros
campos denominan la colinealidad.
En aras de que todo aquel que se aproxima a este espacio pequeño que es
el biohuerto y más allá de que sea consciente o no del carácter sistémico
y holístico de la naturaleza, este pueda acceder a la forma en la que
esta se expresa y revela gracias a la función que existe para tal efecto.
Sin embargo, una pregunta surge producto de la evidencia: ¿Acaso en
algún momento de la experiencia que nos llevó a definir las funciones del
Biohuerto Educativo se descartó el hecho de que dos o más de estas se
relacionen naturalmente unas con otras?
Claro que no. Desde un inicio fuimos conscientes de este hecho que para
nada es de carácter marginal. Pues, cómo no relacionar, a pesar de haber
establecido los linderos de cada función, la nutricional con la terapéutica, al
saber que la alimentación juega un papel fundamental en la preservación
de una buena salud, en la prevención de muchas enfermedades e, incluso,
en el proceso de curación de males como la diabetes que con un cambio
en los patrones de la alimentación de quien lo padece puede ser superada.
O cómo no hacerlo en el caso de las funciones organizativa y agroecológica,
cuando estamos confrontados ante la necesidad de introducir niveles
de planificación a fin de establecer la rotación de cultivos, definir los
momentos de siembra y cuidado de los mismos, asignar las tareas entre
aquellos que participan de las labores en el biohuerto, entre otros aspectos
de índole organizativo que de no ser tomados en consideración podrían
poner en peligro su sostenibilidad. Ya que al no respetarse los principios
agroecológicos, la aparición de las plagas se tornaría inevitable.
Al igual, cómo no movilizar también en este caso la participación de la
función cognitiva, cuando de lo que se trata al relacionar las funciones
organizativa y agroecológica es de favorecer la biodiversidad en el
biohuerto. La que debe caracterizarse por la presencia de muchas especies
43. Biohuertos Educativos 43
entre plantas, insectos, animales pequeños, en fin, que constituyen sin
duda alguna una fuente de conocimientos a los que puede acceder todo
aquel que se aproxime al biohuerto. El juego en pro de la vida que surge
a partir de la interrelación de la actividad de las funciones del Biohuerto
Educativo va creando así niveles superiores de integración.
Niveles de integración que se constituyen en una suerte de plataformas,
proveyendo de diferentes perspectivas a fin de tener una aproximación
cada vez más cabal del carácter holístico de este mundo en miniatura. Ya
que por legítima que sea la existencia de cada una de las funciones, una
sola de ellas no podría dar una idea completa del potencial de expresión de
la dinámica de vida que acontece en este. Es de esperar que la participación
activa y creciente de cada una de las funciones que se tiene a disposición
nos permita acceder a una aprehensión superior de la vida.
Hasta alcanzar finalmente el nivel en el que todas las funciones,
interconectándose unas con otras, permitan que el Biohuerto Educativo
exprese todo el potencial de saber de vida que yace en él. La perspectiva
de mayor nivel a la que puede acceder todo aquel que quiere convertir
al Biohuerto Educativo en un hito en el largo proceso de creación de una
relación armoniosa entre el ser humano y la naturaleza. Una que encuentra
en este espacio creado por la conciencia y manos del hombre, un reflejo
de lo que la naturaleza sería en el escenario de la nueva relación.
De esta manera, la existencia de funciones con ámbitos delimitados a nivel
conceptual no debe impedir, para quien reflexiona sobre la pertinencia del
biohuerto, interpretar y racionalizar las formas mediante las cuales los
seres humanos nos aproximamos a cualquier tipo de huerto y en particular
al de carácter educativo. Concediéndonos así los medios para acompañar a
quienes, habiendo escogido intuitivamente algunas formas para acercarse
al biohuerto, podrían estar distorsionando la ejecución de la promesa de
vida en armonía con la naturaleza que trae consigo el Biohuerto Educativo.
Tal como la experiencia de lo sucedido en algunos biohuertos de los Andes
del Cusco nos muestra se le puede imprimir un sesgo “productivista” al
uso del biohuerto si se antepone un tipo de funcionalidad en detrimento
de otras. Allá, por ejemplo, debido a la dificultad para cultivar tomates
a esa altura y a la incertidumbre sobre su calidad, en una escuela, en
nombre de la “función nutricional”, se decidió cultivar tan solo tomates,
distorsionando la esencia del biohuerto y reduciéndolo como medio de
obtención de una mayor producción.
Pues si bien es cierto que es un objetivo loable lograr que los niños
puedan contar en sus almuerzos con tomates cultivados sin pesticidas,
no es menos cierto que, dejando de lado la inmediatez que les impuso a
estos pobladores la premura nutricional, los responsables de la escuela,
sin querer sin duda, pusieron en peligro la sostenibilidad del Biohuerto
44. Biohuertos Educativos44
Educativo. Exponiéndose además a derivar ineluctablemente hacia la
lógica subyacente a la agricultura convencional, una agricultura que pone
todo sus esfuerzos al servicio del monocultivo: Todo lo contrario a lo que
sucede en la naturaleza.
La utilidad de acceder a niveles superiores de interrelación de las doce
funciones revela así un hecho de la mayor importancia para el estatus
existencial del Biohuerto Educativo. Pues si este nace como consecuencia
de la revelación que se produce en el espíritu del ser humano ante el desafio
de reproducir en un espacio creado por él lo que sucede en la naturaleza,
ésta encuentra en este espacio en miniatura que es el biohuerto una forma
de revelar la vida.
Algo lejano a lo que sucedió con el Biohuerto Educativo de esa escuela de
los Andes del Cusco, donde no solo la función agroecológica fue desplazada,
sino también otras que resultan centrales en un contexto escolar como
son la cognitiva y la pedagógica. Pues al cultivar en el biohuerto una
sola especie como el tomate, aquellos que participan de las labores se
privan de la obtención de conocimientos provenientes de la presencia de
otras especies y prácticas agrícolas, impidiendo a su vez que la naturaleza
exprese toda su riqueza. Un camino que hay que evitar tomar. Sobre todo
si aspiramos a que el Biohuerto Educativo se consolide como tal.
El potencial de vida que se vehicula y manifiesta a través del Biohuerto
Educativo, gracias a la interrelación de las doce funciones que hemos
identificado, se constituye así en la mejor carta de presentación con la que
puede contar nuestra propuesta en pro de una nueva y armoniosa relación
entre nosotros y la naturaleza. Una apuesta por la vida que exige movilizar
todas las facetas del ser humano, pues estamos convencidos que es una
de las mejores maneras de contribuir, desde el lugar que nos corresponde,
a que la humanidad supere el impase de civilización en el que se encuentra
sumido en el contexto de una flagrante crisis medioambiental.
46. 46 Biohuertos Educativos
CONCLUSIÓN
He ahí el balance de diez años de trabajo de campo ininterrumpido y, tal
como se puede ver a lo largo de las páginas que anteceden, también de
reflexión. Atrás quedan las primeras interrogantes en torno a la tarea que
teníamos que llevar a cabo a fin de contribuir con lo que en el contexto
del inicio del nuevo milenio se planteaba ya como una tarea de perentoria
ejecución. El Biohuerto Educativo, estamos convencidos, responde a la
necesidad de coadyuvar en el proceso de sentar las bases de una nueva
relación armoniosa entre el ser humano y la naturaleza.
Hoy, cuando muchas de las llamadas catástrofes “naturales” nos confrontan
con nuestra responsabilidad en estos acontecimientos como el de la Región
Cusco, donde muchos pueblos han sido duramente golpeados por las lluvias
torrenciales e inundaciones en el 2009, estamos aún más convencidos
de la pertinencia de nuestra propuesta. Ya que si no hay una toma de
conciencia de las consecuencias que traen consigo nuestros actos tanto a
nivel individual como colectivo en el equilibrio de la naturaleza, nada de
sustantivo se podrá hacer a fin de vivir en armonía con ella.
El Biohuerto Educativo ha ganado un sitial para sí. Y no solo porque
existan alrededor de veinte que hayan sido ya implementados y están
en funcionamiento, además de los múltiples en espera de recursos para
su ejecución, sino también porque brinda a quien se encuentra cerca de
él, sin siquiera haber participado de alguna labor, la posibilidad de iniciar
un encuentro íntimo que despierte su deseo de cuidar de ella y, por su
intermedio, a la naturaleza en su conjunto.
Esto es lo que ha sucedido gracias a los biohuertos que en el marco del
proyecto de Econtinuidad hemos implementado. En su gran mayoría,
los niños, maestros, padres de familia, comunidad, en contacto con el
biohuerto muestran un cambio de actitud con respecto a la naturaleza.
Pues haciéndose de cada una de las funciones que el Biohuerto Educativo
trae consigo, se han involucrado en las labores que exigen su sostenibilidad:
Empezando así a asumir su responsabilidad con la naturaleza.
Es la reflexión en torno a cada una de estas formas de entablar una
relación con el biohuerto lo que ha constituido básicamente el centro
de nuestra especulación a lo largo de este ensayo, cuyo contenido pone
frente a nosotros un sinnúmero de avenidas de prospección que surgen a
partir de la propuesta del Biohuerto Educativo. A fin de que otros también
profundicen e investiguen en los conceptos e hipótesis que aquí esbozamos.
En tal sentido, creemos pertinente decir que cada una de las doce funciones
del Biohuerto Educativo que hemos identificado pueden constituir un
47. 47Biohuertos Educativos
tema particular de investigación, pues estas constituyen hipótesis de una
teoría que se abre lenta pero sostenidamente paso. De igual manera, lo
concerniente a la interrelación entre las funciones, ya que la experiencia
nos muestra que una reflexión orientada a la sistematización de esta
dinámica funcional podría ser muy útil en el proceso de tranversalización
medioambiental de la currícula que se imparte en las escuelas donde un
biohuerto esté presente.
No está demás decir que las líneas que hemos dedicado para situar
históricamente la aparición del Biohuerto Educativo en la evolución de los
huertos en general y de los biohuertos en particular, no son en lo absoluto
suficientes, ya que nuestro objetivo en este campo, como en los otros, no
termina con la publicación sobre ello en este ensayo. Palabras que en todo
caso esperan desencadenar un intercambio fructífero de ideas más allá del
debate que en torno al estatus ontológico del Biohuerto Educativo pueda
suscitarse.
De ser así, esta obra habrá logrado su propósito.
48. 48 Biohuertos Educativos
ANEXO
Sobre Econtinuidad
Lema de Econtinuidad:
Forjemos juntos una relación armoniosa con la naturaleza.
Visión de Econtinuidad:
Un mundo verde donde los seres humanos puedan expresar su creatividad a través
de profesiones relacionadas con la naturaleza.
Misión de Econtinuidad:
Biohuertizar las escuelas y sus comunidades en América Latina, empezando por el
Perú, de modo que la escuela se abra al mundo y el mundo se vuelva escuela de vida.
Principios que rigen el actuar de Econtinuidad desde el inicio:
• Principio del Beneficio Común: Los proyectos apoyados por Econtinuidad
deben beneficiar a la comunidad en su conjunto y no a un individuo o a un
grupo de individuos.
• Principio del Respeto de la Vida: Los resultados, así como los procesos a
través de los cuales se desarrollan los proyectos apoyados por Econtinuidad no
deben amenazar la integridad de la vida (flora, fauna, belleza de un paisaje,
etc.) dentro o fuera del lugar donde están implementados.
• Principio de Concertación: Los proyectos apoyados por Econtinuidad deben
hacer participar actores que provengan de horizontes diferentes. Seres con
diferentes intereses, compartiendo una misma aspiración: Forjar una relación
armoniosa con la naturaleza.
• Principio de Autonomía: Los proyectos apoyados por Econtinuidad deben,
al final, tornarse autónomos, permitiendo así la continuidad de la acción
independiente del retiro de Econtinuidad. Las escuelas o comunidades en las
que se implementa un biohuerto deben vivir sostenidamente en armonía con la
naturaleza y sin necesitar ayuda exterior, al finalizar el mismo.
• Principio de Difusión: El proceso a través del cual un proyecto apoyado
por Econtinuidad ha sido elaborado e implementado, deberá ser difundido
para el beneficio de todos. Y en particular, de alguna otra colectividad que
desee desarrollar su propio proyecto medio ambiental, basado en el trabajo
de nuestra organización. De esta manera, promocionamos, multiplicamos y
propagamos los beneficios de los proyectos de Econtinuidad.
• Principio Ético: Nos comprometemos a practicar los valores que promovemos.
• Principio de Transparencia: Es un principio fundamental de Econtinuidad,
relacionado con el Principio de Difusión y el Principio Ético. En todo momento
estaremos dispuestos a aportar la información necesaria sobre el desarrollo de
cualquier proyecto.