Pòster "Real-Life VR Integration for Mild Cognitive Impairment Rehabilitation"
De las tinieblas a la luz
1. DESTINADO A LA MUERTE Y CONOCIENDO LA VIDA.
Hola soy Alberto tengo 23 años, la doctora me pidió que cuente un poco de mi historia. Empecé
a consumir a corta edad en busca de pertenencia en algún círculo. Fui obligado a buscarlo fuera
de casa ya que mis padres no estaban en la casa para platicarles mis inquietudes y mi hermano
mayor me maltrataba. En la calle encontré quien me escuchara, me diera consejos aun que no
los mejores, pero lo hacían. Estando con más personas ya no sentía esa soledad que tenía en
casa y encontré en su tiempo lo que yo creí la mejor solución a mi vacio interior y mi
sufrimiento “La droga”, mi adicción empezó a crecer rápidamente, ya que me hacía sentir
bien, me alejaba de la realidad y me quitaba de momento el dolor y el sufrimiento causado por
la soledad y el vacio interior. Cuando veía a compañeros de consumo mal y esclavizados por la
droga yo me decía que nunca me iba a pasar y que yo la controlaba y la podía dejar cuando
quisiera.
Estando en la calle y rodeado de malas compañías empecé a descontrolarme por causa de la
droga ya que poco a poco empezó a controlarme a mí. En casa ya no respetaba a mis padres y
empecé a robarles para seguir consumiendo. Cuando mi madre se empezó a dar cuenta le
decía a mi padre y el no lo creía. La falta de límites me hacía daño y empecé a probar a mis
padres hasta donde podían llegar. Cuando me empezaron a negar cosas como permisos para
salir y dinero deje de obedecer y me convertí en un maestro de la mentira, para poder salir ya
que mi necesidad por consumir era muy fuerte. Como mis padres no me daban dinero empecé
a robar casas y a asaltar con arma blanca y cada vez necesitaba drogas más fuertes. Mi
necesidad por la droga me hizo tomar el camino más fácil y llegue a rebajarme como nunca creí
que llegaría a pasar. Dos veces me prostituí para conseguir droga y me hacía sentir tan mal y
tan vacio que no podía estar un solo día sin consumir.
Luego conocí a otro tipo de personas y comencé a vender droga enviciando a menores de edad
sin importarme y solo preocuparme por mis necesidades. Caí varias veces en la cárceleta y
muchas veces estuve a punto de la muerte por chocar, ya que conducía en muy mal estado. Fui
señalado por la sociedad y por mi propia familia. Fracasé en todos los aspectos de mi vida:
como hijo, como hermano, como novio, en el trabajo, etc.… Me dí cuenta de que mi vida se
había vuelto ingobernable y que la droga había tomado el control absoluto sobre mí y no podía
dejar de consumir por mi propia voluntad y mis padres tomaron una decisión que yo no podía
tomar aunque hubiera querido, y me internaron.
Cuando llegue a internarme sentí que me habían quitado mi libertad pero me di cuenta con el
tiempo de que la había perdido hace mucho tiempo y era esclavo de la droga, y que ya estaba
cansado de sufrir y hacerme daño así como a mi familia, y a mis seres queridos, ahora tenia
esa ayuda que pedía a gritos y que podía aprovecharla y tenía la oportunidad de cambiar mi
vida.
El día de hoy estoy contento porque hace un par de meses me dieron de alta, aquí me han
enseñado a vivir y he podido valorar a mi familia y a mis seres queridos, pero lo más
importante es que me han enseñado a quererme a mí mismo desarrollándome emocional y
espiritualmente llenando el vacío que yo quería llenar con las drogas y ahora creo que Dios me
ayudo mucho, se que Dios no solo esta en una iglesia o en una comunidad de oración sino esta
también en los doctores, las enfermeras y a través de ellos puede hacer por mí lo que yo no
podía hacer y estoy muy agradecido por esta oportunidad.
Estoy a punto de cumplir 90 días en mi casa y recomenzar mi medio camino, en el que
reanudare mis estudios y también me meteré a trabajar y así reinsertarme a la sociedad,
viviendo una vida útil y feliz.
2. DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ
Hola soy Jesus, el doctor me pidió que cuento de mi como parte de mis terapias. Bueno, tengo
33 años, empecé a consumir alcohol en la adolescencia para sentir que pertenecía socialmente.
Después las exigencias de camaradería en la secundaria implicaron drogas más fuertes, que me
llevaron a una adicción obsesiva y compulsiva, tanto a sustancias tóxicas como a
comportamientos. Causé mucho daño a mi familia como a gente que tuvo la desgracia de
toparse conmigo.
Toqué muchos fondos de sufrimiento que me llevaban a buscar recuperarme con un verdadero
deseo de dejar de consumir pero siempre hubo una deshonestidad constate en cuanto a juicios
y actitudes, sobre todo me gustaba recuperarme en los centros donde me daban la libertad que
yo quería, ustedes saben a qué me refiero, sentir que controlaba algo mis tiempos de hacer las
cosas o me dejaban fumar o salir por momentos a la calle y no sentirme encerrado. Siempre
tuve una deshonestidad constate sobre todo cuando me internaba donde no me sentía cómodo,
deshonesto con las cosas que necesariamente se tienen que tomar con rigurosa honestidad y
por eso recaí constantemente.
Juntaba un tiempo sin consumir y en mi soberbia y negación me decía que algunas de las
sugerencias que se dan en el programa para permanecer sobrio eran para gente que está
“realmente enferma” sin poder ver que el muy enfermo era yo y sin aceptar que mi enfermedad
adictiva quería destruirme totalmente. A veces pensaba que solo dios me tenía y podía
curarme, empecé a utilizar mi fe y a dios como escusa para escapar a los programas de
recuperación, ninguno me servía decía yo.
Mis innumerables fondos de sufrimiento durante el consumo no bastaron hasta que ya limpio
hice sin miedo un minucioso, específico y detallado inventario moral de mi mismo, pero no sin
dolor, y admití ante Dios que lo utilice como escusa, que quiso ayudarme a través de otras
personas y no lo quise aceptar por qué no lo controlaba y no era lo que quería; admití ante mí
mismo y ante otro ser humano la naturaleza exacta de mis defectos de carácter y así poder ser
honesto y volverme un ser humano entre seres humanos sin la falsa autoimagen que mi
soberbia y negación habían fabricado.
Esta valiosa experiencia se me dio aquí y sé que esta rigurosa honestidad es absolutamente
necesaria para permanecer sobrio, esto es no solamente abstinente sino que aunado a un
constante cambio a un desarrollo personal y espiritual a través de seguir trabajando en los
pasos para reintegrarme sincera y honestamente a mi familia y a la sociedad caminando de la
mano de Dios por el maravilloso camino de la recuperación.