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PARTE 2
EL SIGLO DE “HIERRO”
RECESIÓN Y CONTRASTES
SIGLO XVII
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TEMA 7
LOS CLAROSCUROS DEL SIGLO XVII
1. COYUNTURA DE CRISIS Y DEBATE INTERPRETATIVO
El siglo XVII se ha caracterizado con el término de “crisis”. Se trata de un periodo de tensiones y cambios:
• Crisis económica: hay una evolución de las formaciones económico-sociales que incluyen estanca-
mientos y avances.
• Crisis social: empobrecimiento del pueblo, guerras, revoluciones, rebeliones...
• Crisis política: cambio de la monarquía estamental del s. XVI a la monarquía administrativa y al
estado absoluto.
1.1. Fases de la crisis y distribución
Desde finales del s. XV se produce un estancamiento en el crecimiento económico.
• 1ª mitad s. XVII: empieza el fin de la gran expansión europea del pasado. Bajan las aportaciones
americanas, las rutas comerciales se ven afectadas, se desmoronan los centros urbanos manufactu-
reros de Italia, Francia y Flandes, cae la productividad agraria.
• 2ª mitad s. XVII: empieza la recuperación con el crecimiento de la producción industrial inglesa y
la recuperación del comercio colonial.
Ésta es la tendencia general pero no sucedió de forma homogénea en toda Europa ni al mismo tiem-
po. No afectó por igual a todos los países:
- España, Italia y Polonia sufrieron la regresión.
- Francia, Alemania, Escandinavia y Europa central sufrieron tan sólo un descenso del crecimiento.
- Provincias Unidas e Inglaterra generaron un gran dinamismo.
- Holanda es, sin duda, la excepción con un gran crecimiento en el comercio exterior, en la industria
textil y en la población.
Cronológicamente, la decadencia comenzó antes en los países del Mediterráneo y, más tardíamen-
te, en la Europa del Norte.
1.2. El debate
Se ha creado una polémica acerca del concepto, alcance y naturaleza de la crisis, descartando una
causa única y simple y poniendo de relieve motivos complejos planteados desde un punto de vista
económico, social y político.
E. Hobsbawn
Sostiene que la causa es la economía y su organización social. Se trata pues de una crisis estructural
y no coyuntural. La sociedad de campesinos y propietarios limita el crecimiento de los mercados. Los
países que modifican esta organización social, como Inglaterra y Holanda, conseguirán la transición
de una economía feudal a una economía capitalista.
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H. Trevor Roper
Habla de una crisis de la relación de la sociedad con el Estado, la cual está en contra del gobierno
absoluto y rechaza las cargas económicas que le imponen: presión fiscal, lujo y derroche de la corte...
Las interpretaciones económicas:
• Para los que piensan que la sociedad es capitalista (Wallerstein) la crisis es capitalista.
• Para los que piensan que la sociedad es feudal (la mayoría) la crisis puede facilitar la transición o
provocar una involución.
Las causas de la crisis feudal: Brenner afirma que es la estructura de las clases agrarias. En Inglaterra
la relación señor-arrendatario-asalariado posibilita la inmunidad a las crisis agrarias. En Francia el
sistema de propietario campesino retarda el crecimiento.
N. Steensgaard
Habla de una crisis de distribución de la renta y no de producción de la misma. El Estado está en el
trasfondo de estas causas por sus exigencias fiscales.
M. Morineau
Ha desmitificado los medios tradicionales de diagnóstico de la crisis. Su revisión crítica del tráfico
americano revela graves problemas de fraude y contrabando, demostrando que no disminuyó la lle-
gada de metal.
En vez de hablar de una crisis general se puede hablar de una acumulación de crisis parciales, coyun-
turales, de tipo epidémico, bélico, económico, financiero, social y político que traen consecuencias
que afectan por igual y al mismo tiempo a toda Europa pero que crean un conflicto con disturbios
sociales y un menor crecimiento. Aún así, hay que destacar que estas crisis generan cambios en la
redistribución de los papeles de la economía mundial y un relevo del liderazgo junto al desarrollo
de las formaciones socioeconómicas. Los países mejor preparados (Provincias Unidas e Inglaterra)
rentabilizarán esta crisis.
Un paréntesis para explicar el concepto de mercantilismo
El mercantilismo, respuesta política a las dificultades
Debido a la crisis general, el Estado tuvo que intervenir en la actividad económica pero con una fina-
lidad política. A esto se denomina “mercantilismo”. Los reyes intentaron lograr la prosperidad de sus
vasallos favoreciendo el incremento de sus ingresos y potenciando el consumo de productos nacio-
nales con el único objetivo de aumentar las arcas reales. Para ello limitaron las oportunidades de
negocio de los rivales y potenciaron el comercio y la producción nacional adoptando medidas polí-
ticas proteccionistas y favorecedoras del crecimiento.
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2. ESTRUCTURAS DEMOGRÁFICAS, ECONÓMICAS Y CRISIS SOCIAL. OFENSIVA DE LOS PODEROSOS
Y EMPOBRECIMIENTO RURAL. PAUPERIZACIÓN URBANA Y REVUELTAS POPULARES.
2.1. Estructuras demográficas
La población europea atraviesa una etapa de estancamiento con un crecimiento limitado, contraria-
mente a la tendencia expansiva que sucede desde finales del s. XV (tan sólo hay un aumento de 5
millones de personas en cien años y eso es poco).
• Europa del Mediterráneo: el descenso está asociado a crisis agrarias y epidémicas. Hay contrastes
locales: el norte de Italia se ve más afectado. En la península ibérica contrasta la franja nórdica y
el área mediterránea, que tienen un ligero crecimiento, con el interior, que sufre el descenso.
• Europa centro-oriental: hay fuertes descensos debido a las guerras y las epidemias.
• Europa norte y noroeste: el crecimiento de la población continúa de forma alta hasta la 2ª mitad
de siglo en que se ralentiza.
La explicación de estas diferencias regionales está en la fragilidad económica, el deterioro de la
situación social y la vulnerabilidad a las fuerzas naturales, el clima y las enfermedades de ciertos gru-
pos humanos:
- Las enfermedades de tipo epidémico (la peste bubónica).
- Las inclemencias del clima: “pequeña edad glacial” de inviernos duros y fríos y veranos húmedos.
Variables demográficas:
• La mortalidad: sufre una elevación brusca de sus tasas relacionadas con la crisis de subsistencia y
las epidemias. En relación a la crisis de subsistencia se encuentra el alza de precios aunque hay
dudas sobre la relación que tiene con la mortalidad. Lo que sí es cierto es que el hambre provoca
subalimentación, debilitamiento e ingesta de alimentos poco nutritivos, y todo ello es caldo de cul-
tivo de epidemias, cuya propagación la realizan los grupos humanos que están en continuo movi-
miento: pobres y mendigos.
Pero son las epidemias las máximas causantes de la mortandad. Destaca la peste bubónica, el tifus,
la viruela y la gripe. Las medidas para controlarlas eran el aislamiento, la higiene y el abastecimien-
to público. Las epidemias afectaron más al centro y sur europeo que al noroeste y fueron desapa-
reciendo en la segunda mitad de siglo, gracias sobre todo a las medidas de contención tomadas.
La recuperación de las crisis demográficas existe pero depende de la estructura social de cada zona.
• La natalidad: disminuye como reacción a las dificultades económicas. La forma de hacerlo es a tra-
vés de la contracepción (algo excepcional), el celibato (desborda el ámbito eclesiástico) y el retra-
so en la edad de contraer matrimonio (principalmente). Este último aspecto se debe a las dificul-
tades económicas pero también existe un cambio de mentalidad, del sistema de valores y modelo
de comportamiento porque la población empieza a desear tener un nivel de vida más elevado, lo
que se consigue con un menor número de hijos.
• Los movimientos de redistribución de población, sobre todo las migraciones campo-ciudad.
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2.2. Estructuras económicas
Agricultura, manufacturas y comercio.
• La agricultura:
Se trata de una sociedad predominantemente rural con una economía agraria que sustenta a toda
la sociedad y al Estado.
Existe una baja productividad de la tierra.
En la segunda mitad de siglo bajan los salarios, la pequeña explotación sufre los efectos del endeu-
damiento, la propiedad comunitaria es apetecida por los poderosos.
Los sistemas de cultivo son tradicionales (rotaciones bienales o trienales), los monocultivos (trigo).
La respuesta mayoritaria fue el paso al pastoreo y a los cultivos industriales, a excepción de
Inglaterra que introdujo rotaciones diferentes y cultivos forrajeros.
Los modelos de producción cerealícola son:
- Europa oriental: producción ligada a la demanda occidental, rendimientos bajos, servidumbre,
levantamientos sociales. La recuperación es lenta.
- Europa noroccidental: Inglaterra tiene un gran desarrollo. Para el resto de países el desarrollo es flojo.
- Europa mediterránea: sale antes de la crisis con diferencias según las zonas.
La economía agraria, apenas suficiente y casi de subsistencia, se ve afectada por cualquier alteración
de sus variables que producen un déficit, el endeudamiento y la ruina del cultivador.
• Las manufacturas:
La crisis produce soluciones innovadoras para su superación pero no es igual en todas partes.
La crisis agraria impulsa el aumento de la demanda de productos manufacturados: se pasa del tra-
bajo agrícola al industrial.
- Mediterráneo: hay crisis total. En Italia el mercado de la industria textil pasa a manos de
Inglaterra y Holanda. Las causas se encuentran en la presión tributaria, los altos costes salariales y
la rigidez de la organización gremial. En España el mercado pasa a manos extranjeras debido,
sobre todo, a la falta de competitividad.
- Noroccidente y centro europeo: encuentran soluciones para salir de la crisis: el traslado de la
industria al campo. La respuesta a la crisis es la llamada “protoindustrialización” basada en cam-
bios graduales pero profundos en la organización y localización de las industrias al desplazarse al
campo y el sistema de trabajo a domicilio.
Se consigue así reducir los costos, aumenta la oferta y se forma una mano de obra cualificada. La
economía rural aumentó su nivel de comercialización y dependencia de las ciudades. Este sistema
triunfa en Inglaterra, Países Bajos, Francia y Alemania.
• El comercio internacional y regional:
Entra en crisis el sistema de comercio del siglo anterior basado en la plata americana y el comercio
báltico de cereales. Pero ante esto se produce una respuesta innovadora y serán las potencias nue-
vas (Holanda e Inglaterra) las que releven a las que no se adaptan:
- Holanda:
Cabe destacar la reducción de costos con la creación de un nuevo tipo de barco de máxima carga
y mínimo coste de construcción y explotación con una financiación de capital de múltiples empre-
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sas pequeñas y la diversificación comercial por la apertura de nuevas rutas comerciales (el
Mediterráneo, Rusia, Antillas, Indias orientales).
- Inglaterra:
Se renueva adoptando técnicas holandesas, diseñando una política mercantilista, reestructurando
la industria textil, ampliando la gama de mercancías y las conexiones comerciales.
Comercio colonial:
Plantaciones (caña de azúcar, tabaco) trabajadas con mano de obra esclava africana, lo que exige un
tráfico de esclavos.
Comercio asiático:
Decaen las rutas terrestres ante la penetración de las compañías inglesa y holandesa de las Indias.
Tráfico regional y local:
Adquiere una mayor importancia. Mejoran las infraestructuras: carreteras de peaje, embarcaciones
de cabotaje, canales... sobre todo en Inglaterra, Francia y Holanda.
2.3. Crisis social
La crisis, debido principalmente a la presión fiscal del estado y las clases dominantes, provoca el
empobrecimiento, la diferenciación social, el endeudamiento, las expropiaciones, es decir, degradan
las condiciones de vida, lo que produce revueltas y levantamientos populares.
• La ofensiva de los poderosos y el empobrecimiento rural
Las clases superiores y el estado actúan sobre la economía rural apoderándose de las tierras y aumen-
tando sus ingresos a su costa.
El estado es el máximo responsable ya que necesita aumentar su hacienda por las necesidades de la
guerra para lo que aumenta la tasa tributaria y obliga al alojamiento de las tropas con el consiguien-
te abuso y destrucción.
En Inglaterra se opta por la expropiación de tierras comunales y por los cercamientos.
En la Europa del este la crisis se debe a la explotación feudal en un contexto de servidumbre.
Afecta a todos los agricultores, campesinos medios y pequeña nobleza.
• Pauperización urbana
Las clases populares urbanas se pauperizan por los problemas del artesanado. A ellos se suman las
masas campesinas desplazadas del campo por la crisis que buscan la ayuda organizada de las ciudades.
El aumento de la pobreza desborda los sistemas antiguos de ayuda y plantea una nueva actitud.
Los países católicos siguen con sus obras de caridad, con iniciativas de santos o filántropos. En los paí-
ses del norte triunfa la represión y el trabajo obligatorio, una nueva orientación de cuño calvinista,
que pasa de la caridad a la represión.
• Las revueltas populares
Levantamientos campesinos y urbanos que movilizan a miles de personas y se pueden convertir en
auténticas guerras campesinas que necesitan la intervención del ejército. Suelen comenzar con un inci-
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dente pequeño pero que se amplifica dada la situación de tensión que existe. La pasividad de los gru-
pos sociales locales influyentes facilita la expansión del movimiento que acaba por derivar en un ejér-
cito popular. La violencia es selectiva, atacando a algún representante del motivo de su protesta.
El paso del tiempo y las negociaciones la van debilitando hasta que las clases influyentes reaccionan y
toman una postura activa, llega el ejército y reprime la revuelta de forma sangrienta.
Los motivos son el hambre y los impuestos; también el abuso de poder.
Otras manifestaciones de protesta son la huída ante la guerra, la servidumbre, la lentitud en el traba-
jo y la resignación ante los desastres naturales. La resistencia violenta puede manifestarse también en
el bandolerismo social o los disturbios breves.
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TEMA 8
LA CULTURA DEL BARROCO
1. BARROCO Y CLASICISMO
Las nociones de Barroco y Clasicismo pueden definirse desde dos puntos de vista:
• Si el punto de vista se ciñe al aspecto estético-formal, Clasicismo y Barroco son incompatibles, sien-
do el primero una herencia estética del Renacimiento, mientras el segundo desarrollaría una exu-
berancia y contraste en las formas.
• Si el punto de vista se amplía al valor que transmite, el Barroco deja de ser un estilo definido por
sus elementos formales y pasa a ser la cultura de una época, el siglo XVII.
2. CARACTERÍSTICAS DE LA CULTURA BARROCA
La cultura barroca define una época de crisis en la que todas las manifestaciones culturales se trans-
formaron debido a la actuación estratégica del estado que la dirige para su propio beneficio. La ciu-
dad se convierte en el marco de desarrollo y expansión de esta cultura, pasando de una cultura ciu-
dadana (renacentista) a una cultura urbana. La cultura se dedica a las masas. Las obras barrocas son
dinámicas, elaboradas, difíciles de comprender intelectualmente pero fáciles de captar en aparien-
cia para las personas sencillas.
Es una cultura conservadora en las bases de la religión, el derecho o la ciencia, pero que permite el
capricho y mayor libertad en los aspectos menos peligrosos como el arte o la poesía.
Se ha definido al Barroco como arte de la Contrarreforma porque muestra a una iglesia romana
triunfante, pero no tiene un carácter exclusivamente religioso sino que continúa con el proceso de
secularización iniciado por el Renacimiento que expresa el deseo de escape o protesta individual,
dentro de un estilo negro y pesimista.
El Barroco se desarrolla con mayor intensidad en los países de monarquía absoluta, con poder de la
Iglesia y de los señores y una amplia población campesina, como Italia y España. Se acepta que surge
en Italia hacia 1600, tiene su máximo desarrollo a mediados de siglo y se va extinguiendo a finales
de siglo, aunque hay lugares donde se prolonga durante parte del siglo XVIII.
Antes de continuar es bueno conocer ciertos conceptos
Cultura: conjunto de ideas, conocimientos, creencias, experiencias, sensaciones y deseos que la socie-
dad considera adecuados para comprender el mundo en el que viven. Existe una cultura popular
(intuitiva) y una cultura de élites (ideas estructuradas y conocimientos organizados).
Ciencia: los saberes organizados que tratan de conocer y entender la naturaleza (el mundo físico) y
de explotar las relaciones cosmos-hombre.
Arte: manifestaciones plásticas que expresan los ideales de belleza y magnificencia. No hay que olvi-
dar que aparte de deleitar es un objeto de consumo y debe cumplir también el deseo del consumidor.
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Literatura: forma de expresión intelectual y artística que utiliza como medio la palabra escrita que
precisa de un nivel educativo mayor en las personas que reciben el mensaje porque emplea concep-
tos elaborados.
3. LOS LÍMITES DEL BARROCO
Los límites entre Barroco y Clasicismo se mezclan y unen. Por ejemplo, en España hay una clara
influencia del Barroco en el Clasicismo. Lo mismo sucede con el Clasicismo francés que se vuelve des-
mesurado y retórico (Versalles) como mejor manera de mostrar el origen divino de la monarquía.
Pero también se desarrolla un barroco severo y austero en España que no tiene nada que ver con el
francés.
Pero el Barroco no se manifiesta en toda Europa. Existen países en donde no se llega a desarrollar
como Inglaterra y Holanda donde el cristianismo reformado limita los recursos estéticos utilizados
por el barroco católico.
4. EL PENSAMIENTO POLÍTICO
En el desarrollo del pensamiento político, el centro de todas las especulaciones es el estado absolu-
tista. La idea básica es que el hombre nace libre en su estado natural pero durante su vida se halla
sometido a graves peligros por lo que esa libertad inicial debe estar sometida a una autoridad que
la proteja para mantener la vida y la propiedad. Esta autoridad es el estado absolutista que es con-
siderado como un estado monárquico de derecho divino, donde el rey sólo se hace responsable de
sus actos ante Dios.
Defendiendo esta postura pro-absolutista destaca el francés Bossuet, clérigo católico, figura de la
corte de Luis XIV que proclama la naturaleza divina del rey.
Otra figura que defiende el absolutismo es el inglés Thomas Hobbes, filósofo y tratadista político,
exiliado en Francia por ser partidario de los Estuardo. Su pensamiento pesimista acerca del ser huma-
no presenta al estado natural como una situación de lucha entre todos. Para acabar con esta situa-
ción el hombre debe entregar su libertad al estado que le protegerá y al cual no puede pedir cuen-
tas de sus actos.
En contra del absolutismo aparecen otras teorías:
El derecho internacional o de gentes, representado por Hugo Groci, purista, estadista, matemático y
poeta holandés que sentó las bases del derecho internacional. Mantiene que la guerra sólo es con-
traria a la ley natural cuando va en contra de los principios de la sociedad pero se justifica cuando
sirve para defender a un pueblo de un ataque que pretende quitarle sus derechos.
El iusnaturalismo del alemán Pufendorf justifica regímenes políticos diversos.
Otra corriente antiabsolutista es el liberalismo del inglés John Locke, filósofo empirista para quien
la soberanía no residía en el Estado sino en el pueblo. El Estado no es un poder supremo y respeta-
ble sino que debe salvaguardar los derechos civiles y garantizar el disfrute de la libertad y la propie-
dad. Los poderes del estado deben estar limitados por medio de garantías constitucionales inician-
do así la teoría de la separación de poderes.
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También surgieron unos movimientos radicales hacia la mitad de siglo, que anticipan las ideas del
siglo siguiente: igualdad de todos los hombres, laicismo político, sufragio universal, propiedad
común de la tierra, reparto equitativo de los bienes, etc...
5. LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
La revolución científica del siglo XVII se produjo en el campo de las físico-matemáticas.
Durante el renacimiento el trabajo del científico era individual y escasamente vinculado al de otros.
En el aspecto técnico se mantenía el secreto profesional. Las universidades estaban centradas en las
enseñanzas de las tres carreras principales: teología, derecho y medicina. Todos estos aspectos frena-
ron el desarrollo científico.
Durante el siglo XVII se experimenta un incremento de los contactos entre científicos a través de via-
jes o cartas, por lo que se produce un intercambio de información. Esta información también se inter-
cambia en las tertulias científicas que se convirtieron en el inicio de las sociedades científicas, como
la academia romana “dei lincei” o del “Cimento”en Florencia. Pero especialmente dos grandes socie-
dades inglesa y francesa:
- La “Royal Society” inglesa. Tenía pocos fondos y realizaban muchos experimentos aunque con poca
continuidad y sin una finalidad, por lo que se limitaron a hacer investigaciones particulares.
- La “Academie Royale des Sciences” francesa. Creada por Luis XIV y Colbert, controlada por el poder
y financiada por él, lo que limitaba su libertad de actuación.
5.1. La física moderna: Kepler y Galileo
• T. Brahe legó a Kepler sus conocimientos sobre los cometas en el sistema planetario.
• Kepler conservó del sistema copernicano la teoría de que el sol permanece inmóvil y que la Tierra
rota pero elaboró un sistema astronómico nuevo y diferente. Descubrió la relación directa entre el
número, el tamaño y la disposición de las esferas planetarias y los cinco cuerpos geométricos regu-
lares. Trató de hallar las causas físicas de los movimientos celestes: el sol ocupaba el centro y los
planetas recorrían elipses libres.
• Galileo fue el principal científico en desarrollar el arte de la ciencia experimental. Actuó en cuatro
campos:
- Astronomía telescópica: heliocentrismo.
- Principios y leyes del movimiento: desmostró que todos los cuerpos caen hacia la tierra con un
movimiento uniformemente acelerado.
- Relación entre matemática y experiencia.
- Creencia experimental: somete las leyes de la física a la experiencia.
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5.2. El método: Bacon y Descartes
El método científico para combinar las matemáticas con el experimento fue la máxima preocupación
de la ciencia.
• Bacon, inglés, más filósofo de la ciencia que científico, presenta cuatro facetas:
- Epistemológica: propone el método inductivo en contra de la lógica deductiva.
- Establece la clasificación de las ciencias rechazando la acumulación de datos y las hipótesis no
experimentales.
- La ciencia debe estar al servicio de una mejora en la calidad de vida y del dominio del hombre
sobre la naturaleza.
- Empezó el proyecto de una comunidad científica organizada.
• René Descartes. Su método, lógico y matemático, se aplica a cualquier investigación racional cuya
verdad estuviera garantizada por la veracidad de Dios. Para Descartes todas las sustancias y fenó-
menos surgen de la materia en movimiento (creada por Dios) y el contacto entre estas materias es
lo que produce los cambios.
5.3. La revolución newtoniana
Isaac Newton trabajó en la matemática pura y aplicada (cálculo infinitesimal), la óptica y teoría del
color y la luz, el diseño de instrumentos científicos, la codificación de la dinámica, la invención del
concepto principal de la física (masa), la invención del concepto y la ley de la gravitación universal,
la formulación de la teoría gravitacional de las mareas, la formulación de la nueva metodología de
la ciencia, etc.
Entre todo ello destaca la ley de la gravitación universal y el método:
• La gravitación universal: estableció una relación entre la regla galileana de la caída de los cuerpos
y la fuerza que en razón inversa al cuadrado de sus distancias mantiene a los planetas y satélites
en sus órbitas. La formulación de la ley de la gravedad se encontraba madura en el ámbito cientí-
fico pero fue Newton quien la demostró.
• El método: utilizó una metodología empírico-matemática. Newton tomó a la física como punto de
partida y de llegada del razonamiento científico y a las matemáticas para la demostración inter-
media entre uno y otro punto.
Las repercusiones de sus ideas fueron de gran importancia. Se le vincula a la epistemología (estu-
dio del conocimiento científico) empirista de Locke desde un punto de vista filosófico, político y
personal y es, junto con él, uno de los padres de la Ilustración.
Sin embargo, en un principio no fue aceptado en Europa; sólo vino a ser más reconocido cuando
Voltaire difundió sus ideas en Francia en el siglo siguiente.
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6. EL CAMBIO DE DIRECCIÓN. LA CRISIS DE LA CONCIENCIA EUROPEA: UNA CUESTIÓN A DEBATE.
En el seiscientos se sentaron las bases de la Ilustración que sólo se podría desarrollar con un verda-
dero cambio de mentalidad y un clima histórico favorable.
• Cambio de mentalidad: a finales de siglo el principio de autoridad se destruye gracias a la ciencia
moderna y al empirismo. También surge la idea de progreso, tan importante en el siglo XVIII.
• Clima histórico favorable: la sociedad de final de siglo está más ordenada y más unida. Se crea un
clima más sereno y menos agitado que se refleja en el arte neoclasicista, un arte concebido para el
salón frente a los grandes lienzos y para el disfrute y la decoración frente a la exhibición de poder.
El mundo es más armonioso y accesible.
Este cambio de mentalidad se puede ver como una “crisis de la conciencia europea” (Paul Hazard) o
como el “nacimiento” de la idea de Europa. Y se sitúa cronológicamente entre 1688 (la Revolución
Gloriosa en el Reino Unido) y 1714 (fallecimiento del monarca absoluto por excelencia Luis XIV).
En una u otra opinión, lo cierto es que se consuma la descristianización de la sociedad europea que
sustituye los viejos fundamentos religiosos por nuevos valores laicos, desarrollado por filósofos, polí-
ticos y científicos.
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TEMA 9
LA EXPANSIÓN DE LAS DOS REFORMAS
1. GEOGRAFÍA DE LA DIVISIÓN RELIGIOSA
El siglo XVII hereda del siglo anterior una Europa dividida y enfrentada religiosamente y que define
la compartimentación geopolítica europea según la adhesión a un determinado credo religioso,
como sucedió tras la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
El mapa religioso presenta un dominio del catolicismo en Italia y España mientras que la iglesia refor-
mada predomina en Suecia y Dinamarca (luteranos) y Provincias Unidas (calvinistas).
Otros países presentan situaciones especiales:
• El Imperio: la expansión calvinista se enfrenta con la reacción católica.
• Francia: tiene un predominio católico pero existe una minoría protestante, los hugonotes, que con
el Edicto de Nantes ven reconocida la libertad de culto aunque posteriormente, Luis XIV revocó
dicho tratado y procedió a suexpulsión.
• Inglaterra: existe una minoría católica y una puritana, ambas descontentas con el anglicanismo.
• Holanda: vivía una situación de relativa tolerancia religiosa, aunque habrá que esperar a finales
del XVIII para poder hablar de una tolerancia religiosa entendida como un derecho del individuo.
La iglesia católica acentuó su tarea de reforma institucional y de difusión de la doctrina del Concilio
de Trento a la vez que estableció una política de captación de masas mediante el culto a los santos
y reliquias, el protagonismo de las órdenes religiosas, etc. También se expandió por tierras america-
nas y asiáticas a través de la Compañía de Jesús.
La iglesia protestante trató de consolidar sus instituciones. Su expansión fuera de Europa fue menor
que la católica limitándose, prácticamente, a la llegada de puritanos y cuáqueros a las colonias ingle-
sas de norteamérica.
2. ORTODOXIA Y HETERODOXIA
A medida que la ortodoxia de cada iglesia se va definiendo, van surgiendo polémicas que desarro-
llan diferentes heterodoxias.
En la iglesia protestante es en el calvinismo de las Provincias Unidas donde se crea una división entre
arminianos y gomaristas a propósito de la predestinación. El arminianismo acaba siendo condenado
como heterodoxo.
En la iglesia católica el debate se establece en torno al concepto de “gracia”. En el Concilio de Trento
se había definido la “gracia” como algo necesario para realizar toda obra buena pero no se concre-
tó qué parte correspondía a la gracia y qué parte al hombre a la hora de la salvación. Esto produjo
diversas interpretaciones y polémicas. De esta forma se crean dos líneas a seguir: el humanismo cris-
tiano y los desarrollos místicos.
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• El humanismo cristiano, de los jesuitas, se denomina molinismo, nombre que toma de su autor Luis
de Molina. Se trata de una religión conciliadora con las debilidades de la naturaleza humana que,
al ser apoyada por la Compañía de Jesús, alcanza una gran fuerza. La oposición a la tesis molinis-
ta es el jansenismo, doctrina creada en torno a la gracia y el libre albedrío.
• Los desarrollos místicos, representados por la espiritualidad española del siglo XVI, es una religión
teocéntrica que no se concilia con el mundo. Su máximo representante es Miguel de Molinos que
crea el molinismo o quietismo que aspira a conseguir la salvación por una total pasividad del alma,
una contemplación pasiva, lo que pone en peligro la estructura eclesiástica.
Fuera de estas dos iglesias surgen movimientos religiosos que se vuelven contra ellas. Es el caso de
las tres grandes iglesias reformadas (luteranos, calvinistas y zwinglianos) que fueron acusadas de ser
inconsecuentes por anabaptistas, antritinitarios, cuáqueros, mennonitas, etc. que crean una especie
de cristianismo sin iglesia.
3. LA ESPIRITUALIDAD CATÓLICA
Tras el Concilio de Trento, los acuerdos alcanzados en materia doctrinal y disciplinar se pusieron en
práctica enseguida y es en el siglo XVII cuando se ven los resultados.
La Iglesia cuenta con una doctrina definida y con una jerarquía en sus estructuras jurídicas e institu-
cionales. Todo ello le permite dar una mejor atención pastoral, una difusión y una consolidación de
la reforma católica.
Por un lado la Iglesia en este siglo se renueva. Ejemplo de ello es la creación de órdenes femeninas
dedicadas a la educación y la asistencia. Pero, por otro lado, se establecen los límites de su influen-
cia debido, sobre todo, a las continuas disputas teológicas de este siglo que dan la imagen de un con-
tinuo enfrentamiento.
En este periodo moderno el papel de la iglesa puede entenderse como una reacción ante el mundo
moderno o verse como algo más complejo, siendo un caso de innovación conservadora; esto quiere
decir que la intención conservadora de la iglesia produce efectos modernizadores.
3.1. La consolidación y la difusión de la doctrina de Trento
Una finalidad del Concilio de Trento fue fijar la doctrina religiosa. Una vez dado este paso había
que difundirla, algo que se logró mediante la formación del clero y de los miembros de las órdenes
religiosas, y la catequización de las masas urbanas y rurales. El último paso dependía del logro del
primero.
La formación del clero y de los religiosos mejoró gracias a:
- Las reformas introducidas en los centros de enseñanza (universidades, escuelas conventuales y cate-
dralicias y seminarios conciliares).
- La organización de sesiones periódicas para el estudio de casos de moral en las diócesis.
- El aumento de las obras impresas y su difusión y la accesibilidad a ellas a través de bibliotecas uni-
versitarias, conventuales y catedralicias.
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En general, el clero de finales de siglo está mejor preparado pero no todos sus componentes mejo-
raron por igual, sigue habiendo diferencias entre los religiosos y los clérigos seculares y, dentro de
este grupo, entre el alto y el bajo clero.
Un alto en el camino para definir clero secular y clero regular
Clero secular: es el que vive "en el siglo", es decir, dentro de la sociedad de los hombres, y administra los
sacramentos. También se le llama diocesano. Su organización jerárquica parte del papa, continúa con los
arzobispos, obispos y sacerdotes. Las órdenes menores del clero secular incluyen los rangos de diácono y
exorcista. El cargo de presbítero, cura de almas, cura párroco o simplemente cura, es la base fundamental
de contacto directo con los fieles.
Clero regular: es el que sigue una regla, y no es secular porque vive fuera del siglo, es decir, fuera de la socie-
dad de los hombres. En su origen se iban al desierto tanto individualmente (anacoretas o eremitas) como
en grupos (cenobitas). Hay muchas órdenes distintas dentro del clero regular, cada una de las cuales se rigen
por una norma de conducta diferente. Asimismo, las órdenes se dividen en mendicantes y contemplativas.
Los primeros viven en conventos urbanos, y predican el evangelio mediante la enseñanza y, en ocasiones,
las obras. Los segundos se recluyen en monasterios rurales, y dedican su vida al estudio de la biblia y auto-
res canónicos. Los miembros del clero regular son habitualmente denominados religiosos.
Los estudios teológicos alcanzaron un gran desarrollo: la teología dogmática, la teología moral, la
mística, la homilética (el arte y ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios),
la liturgia, el derecho canónico. Pero sobre todo la teología positiva que consistía en el estudio de la
fe y de la práctica cristiana a través de los siglos. Además de la historia de la iglesia, se estudió la exé-
gesis (interpretación crítica y completa de un texto, especialmente religioso, como el Antiguo y el
Nuevo Testamento), la patrística (de los Padres de la Iglesia, se ocupó de la defensa del cristianismo
frente a las religiones paganas), la patrología (estudia la vida y obra de los autores ortodoxos y hete-
rodoxos que escribieron sobre teología entre los inicios del cristianismo y el siglo VII) y la hagiogra-
fía (historia de la vida de los santos).
Los conocimientos sobre la historia argumentaban y legitimaban o descalificaban enunciados doctri-
nales tanto cristianos como reformadores. Esta necesidad hizo que se desarrollara de tal manera el
estudio de la historia positiva.
Entre los estudiosos destacan Jean Bolland, los jesuitas de Antwerp, los benedictinos del monasterio
de Sain-Germain-des-Prés y Jean Mabillon con su obra De re diplomatica.
3.2. Las reformas institucionales de la Iglesia romana
Las reformas en las instituciones, en el derecho y en la práctica de gobierno y administración de la
iglesia acordadas en Trento fueron necesarias para la correcta difusión de la doctrina católica. Se
insistió en consolidar el carácter jerárquico de la iglesia: el papa, las autoridades curiales, las territo-
riales (episcopado y clero parroquial) y las órdenes religiosas.
a) El papa es la cabeza de esta jerarquía. Su autoridad debía esblecerse definitivamente en la iglesia
pero también debía conseguir un lugar en el plano internacional. Para esta doble finalidad se reali-
zaron dos acciones: la beatificación y posterior coronación de Pío V, al que se le dió la imagen de
triunfador de la fe sobre los enemigos (relacionado con la victoria de Lepanto sobre los turcos) y el
jubileo romano para la exaltación de las prerrogativas (atributos) pontificias.
b) En cuanto a la curia romana, en 1622 se creó la última de las congregaciones pontificias, la
Congregación para la Propagación de la Fe, que coordinaba la evangelización.
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c) El episcopado (conjunto de obispos) y clero parroquial. Se fortaleció el poder episcopal y se prio-
rizó en la cura de las almas para lo que se promovieron reuniones sinodales y visitas episcopales. En
cuanto a los párrocos, éstos eran vigilados en el cumplimiento de sus obligaciones y en su formación.
De todas formas, las reformas no fueron tan profundas y se siguieron produciendo conflictos, abu-
sos y corrupciones en el gobierno eclesiástico.
d) Las órdenes religiosas. La reforma de las órdenes religiosas puesta en marcha antes del Concilio
de Trento continuó durante el siglo XVII; surgieron ramas reformadas de las que ya existían y se fun-
daron órdenes nuevas, en muchos casos para dedicarse a la educación y a la asistencia. Las reformas
están orientadas a consolidar el centralismo romano y la difusión de la doctrina. Las órdenes podían
ser masculinas y femeninas.
Órdenes masculinas. Distinguimos entre las reformadas, existentes y nuevas:
- Reformadas:
Dentro de los agustinos se creó la rama de los agustinos descalzos; la Congregación de San Mauro;
la Presentación de Nuestra Señora; la Congregación de la Inmaculada Concepción... Los cistercien-
ses también crearon congregaciones como los bernardinos y los trapenses.
- Existentes:
De las ya existentes destaca la Compañía de Jesús que mostró un dinamismo excepcional en canti-
dad y especialmente en su presencia en otros territorios y la variedad en su actividad (política,
social, cultural, religiosa, económica): confesores reales, relaciones con los emperadores chinos,
educación de hijos de la nobleza, avance de la ciencia moderna, teología...
- Nuevas:
Los sulpicianos, los lazaristas, los oratorianos que dirigían seminarios. Para la enseñanza, los esco-
lapios, las Escuelas Pías, etc.
Órdenes femeninas.
- Hasta finales del siglo XVI la vida religiosa femenina era de clausura pero a partir de entonces la
iglesia comienza a suavizar las normas y abre el camino a las órdenes femeninas que podían ya
dedicarse a la atención de otras necesidades y carencias como la enseñanza y la atención a los
enfermos. Algunas de ellas son la compañía de María, las Hijas de la Presentación, las Hijas de la
Caridad... Destaca el proyecto de Mary Ward que lo empezó pero no lo pudo continuar porque era
demasiado novedoso para la época. Este proyecto consistía en la creación de una orden que se ase-
mejaba a la Compañía de Jesús pero en femenino.
3.3. La expansión del catolicismo en América y Oriente
Desde finales del XV el cristianismo se fue expandiendo por América y el oriente al mismo tiempo
que la colonización española y portuguesa. Esta acción se mantuvo durante el siglo XVII en América
pero se frenó en el oriente. Toda esta actividad se centralizó en Roma.
• América:
Se puso en marcha el sistema de reducciones que ya tuvo sus inicios en el siglo XVI en Venezuela
pero que no cuajó. En el siglo XVII la idea fué retomada por los jesuitas y consistía en crear pobla-
dos propios en la población tupí-guaraní de la zona del Paraná, en Paraguay, para su catequiza-
ción e integración en un modo de vida diferente. A las autoridades coloniales les interesaba este
proyecto por cuestiones estratégicas, de comunicación y políticas. Los primeros años fueron com-
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plicados, seguidos de una cierta calma hasta que a principios del XVIII brotan las críticas y se des-
mantela el proyecto.
• Asia:
Durante el siglo XVI se produjo una importante difusión del catolicismo pero en el XVII hubo un
gran retroceso. En la India se debe al debilitamiento de la presencia portuguesa en beneficio de la
inglesa y holandesa. En Japón, por la opinión interna creada tras su unificación que genera des-
confianza hacia todo lo extranjero. En China fue algo más interno con resistencias populares.
• La Congregación para la Propagación de la Fe:
Se pone en funcionamiento en 1622 en los territorios no pertenecientes a las monarquías españo-
la y portuguesa. Estas monarquías tenían el derecho de la evangelización de las poblaciones indí-
genas en los Virreinatos americanos, Filipinas y Brasil. Para el resto de territorios actúa Roma. En
Extremo Oriente Roma estableció su actividad misionera con religiosos formados en el Seminario
de Misiones Extranjeras de París.
3.4. Los problemas doctrinales. La querella del jansenismo
En el proceso de “romanización” de la iglesia no hubo una suficiente claridad teológica de la cues-
tión del primado pontificio que, junto con otras cuestiones sin definir (como la referida a la “gra-
cia”) provocaron disputas internas con posiciones como el quietismo y el jansenismo.
También hubo tensiones externas en la relación de Roma con los príncipes y soberanos católicos.
Otras disputas fueron la llamada querella de los ritos, producidas por el contacto con otras culturas
tan diferentes a la europea.
a) Disputas internas:
Quietismo: muestra un desdén hacia las obras externas e indiferencia ante el mundo, y aspira a la
contemplación de Dios. Sus inicios están en las disputas del siglo XVI sobre la gracia (cómo se con-
juga la actuación libre del hombre con la acción de Dios para lograr la salvación). Se opone a la
teología de los jesuitas que defienden la necesidad de la voluntad humana para su salvación.
Destaca Miguel de Molinos, clérigo español residente en Roma, como principal creador. Tiene una
amplia difusión en Francia.
Jansenismo: coincide con el quietismo en la discusión sobre la gracia, afirma la corrucpión de la
naturaleza humana por lo que sólo es eficaz la gracia. Difiere del quietismo en considerar teoló-
gicamente la necesidad de una mayor severidad en la calificación moral de los actos humanos
(rigorismo). También se añaden planteamientos políticos (galicanismo) y aspiraciones sociales. La
definición de jansenismo se hace, pues, compleja.
El cardenal Aguirre distingue, a finales del XVII, tres tipos de jansenistas:
- El que sostiene los errores teológicos calificados como tales por la iglesia (grupo menos numeroso).
- El que defiende una mayor disciplina eclesiástica y una mayor exigencia moral (más numeroso).
- El que se opone a los jesuitas y al centralismo romano y defiende posiciones favorables al galica-
nismo y episcopalismo (el más numeroso de todos).
Comenzó en 1640 con la publicación de la obra Agustinus del obisno Cornelius Jansen. Su tesis fue
recogida por las religiosas de la abadía de Port Royal. Apartir de 1653 sufrió diversas condenas por
parte de Roma hasta que en 1713 se renueva la condena por la bula Unigenitus que será publica-
da por Luis XIV como ley real.
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b) La querella de los ritos:
Según se extendía la actividad misionera católica fuera de Europa fueron surgiendo diferentes
problemas:
- El primero fue la falta de información sobre el nivel de asimilación de la doctrina católica por
parte de la población conversa. Se trató de solucionar mediante la prohibición de editar textos
sobre el asunto.
- El segundo consistió en las discusiones sobre la naturaleza y modos de la evangelización en orien-
te llamada “querella de los ritos”. Se trataba de definir cuáles debían ser los comportamientos de
los misioneros en relación a los hábitos culturales de los conversos. Mateo Ricci, jesuita, se mani-
festó positivamente sobre la realización de determinados ritos chinos a lo que se opusieron domi-
nicos y franciscanos. Se sucedió un largo proceso que concluyó en 1742 con la última condena
solemne de los ritos chinos. El efecto de esta larga discusión fue negativo para el desarrollo de la
actividad misionera en Extremo Oriente.
4. LA ESPIRITUALIDAD PROTESTANTE
En el siglo XVII las iglesias reformadas protestantes sufren un estancamiento en dos aspectos:
• Sufren discusiones y divisiones internas, debates calvinistas, retroceso de los hugonotes, conflictos
políticos de la iglesia anglicana.
• La expansión territorial se estanca: únicamente cabe destacar el asentamiento de puritanos y cuá-
queros en norteamérica.
4.1. Las iglesias luteranas y calvinistas
a) El luteranismo avanzó en este siglo tratando de diferenciarse del catolicismo y del calvinismo para
lo que tuvo que realizar una sistematización formal y argumental diferente al primer luteranis-
mo. Esta teología, en la que destaca Gerhard, se fue convirtiendo en una actividad académica
desarrollada en las universidades que jugaron un papel importante. Frente a esta teología orto-
doxa, ya agotada, surge el movimiento pietista luterano con Phillip Jacques Spener que trata de
revitalizar la fe personal y de interiorizar la piedad evangélica, para lo que necesita una mayor
dedicación al estudio de la Biblia y aumentar las prácticas del sacerdocio universal. Se difundió
rápidamente por el norte de Alemania.
b) El calvinismo. Desde finales del XVI el calvinismo estaba presente en Suiza, Escocia, Francia,
Alemania y especialmente en las Provincias Unidas. Aquí se había desarrollado una cierta toleran-
cia dogmática por lo que las teorías de Jacobo Arminio tuvieron buena aceptación. Por su relati-
vismo Arminio tuvo que enfrentarse con la rigidez del calvinismo de Gomar. Las disputas arminia-
nas se dieron por concluidas con la unificación doctrinal del Sínodo de Dordrecht entre 1618 y
1619 donde se fijó la doctrina oficial calvinista sobre la gracia y la predestinación y se condenó
cualquier desviación de la ortodoxia (arminianos). Aún así, en algunos lugares como Francia
siguieron los esfuerzos para lograr suavizar la doctrina de la predestinación.
b) Los hugonotes. El siglo XVII empezó bajo el signo de la tolerancia para los calvinistas franceses.
El Edicto de Nantes decretado por Enrique IV (1598) les ofrecía garantías civiles y políticas y liber-
tad de culto. Pero las presiones para limitar estas garantías surgieron y obligaron a los hugono-
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tes a defenderse con las armas sin éxito. Richelieu consiguió limitar los derechos y privilegios de
los hugonotes, pero será en el reinado de Luis XIV cuando con el edicto de Fontainebleau (1685)
se revoque el de Nantes.
4.2. La iglesia anglicana
En Inglaterra la religión juega un papel importante en los sucesos políticos:
• Al morir Isabel I le sucede Jacobo I: refuerza el protagonismo de la iglesia anglicana para contro-
lar a los protestantes disidentes y a los católicos. Éstos últimos y los puritanos se enfrentaron al rey
siendo algunos encarcelados y otros exiliados.
• Carlos I: las tensiones se agudizan y desembocan en una guerra civil. El detonante fue la oposición
de Escocia que entró en lucha con Carlos I por las pretensiones religiosas y territoriales de éste.
También hubo un conflicto con los católicos de Irlanda. Carlos I convocó una reunión del
Parlamento para conseguir fondos para el ejército. Esta reunión terminó con la ruptura entre el
rey y el parlamento.
• Cromwell instaura un régimen republicano (Commonwealth) tras la ejecución de Carlos I (1649).
Se impuso un estilo de vida puritano; en Irlanda se persiguió a los católicos y en Escocia hubo tam-
bién represión.
• Tras la muerte de Cromwell en 1660 se instaura la monarquía de nuevo con Carlos II (1660-1685)
que intenta restablecer la iglesia anglicana. También reconoce los derechos civiles y religiosos de
los católicos aunque el Parlamento le obligó a limitarlos. Se reanimaron las tensiones de épocas
anteriores.
• Su sucesor, Jacobo II (1685-1688) aumenta estas tensiones. Trató de orientar la religión hacia el
catolicismo. El Parlamento decide sustituir al monarca y entregar el trono a Guillermo de Orange.
• Guillermo de Orange (1688-1702), estatúder de las Provincias Unidas y yerno de Jacobo II, elabora
la Proclamación de Derechos por la que declara oficial a la iglesia anglicana. Se toleran las demás
confesiones protestantes. La iglesia católica queda proscrita en Inglaterra. En Irlanda, por el
Tratado de Limerick, se obliga al juramento anticatólico a los parlamentarios de este país, además
de otras graves restricciones.
4.3. Las iglesias refomadas en América: puritanos y cuáqueros
Las religiones protestantes (calvinismo, luteranismo y anglicanismo) se establecieron en la costa
oriental de América del Norte a principios del siglo XVII. Estas iglesias no desarrollaron una actividad
misionera como lo hiciera la iglesia católica.
Destacan dos asentamientos: los puritanos y los cuáqueros.
• Los puritanos: aunque los primeros establecimientos ingleses en costas americanas datan de fines del
XVI se considera a la colonización de los puritanos de 1620 la “fundacional”. Por un lado la Compañía
de Londres buscaba colonos para América. Por otro lado, una parte de puritanos ingleses se vió obli-
gada al exilio por la política de Jacobo I. La Compañía ofreció tierras a estos colonos que llegaron en
el “Mayflower”, pero unos 900 Km más arriba de la zona acordada. Al no tener derecho de asenta-
miento en esta tierras, establecieron un pacto para formalizar un sistema de gobierno. Así crearon
las primeras colonias de Nueva Inglaterra; el centro sería Massachusetts con capital en Boston.
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• Los cuáqueros: entre Nueva Inglaterra y Virginia, en Pensilvania, se establecieron los cuáqueros en
1680, un grupo protestante radical fundado por George Fox con el nombre de Sociedad de Amigos
de la Verdad con una doctrina que dice “honrar a Dios y temblar ante su palabra” (quake signifi-
ca temblar en inglés). Está en contra del formalismo de la iglesia anglicana, de las diversiones y las
diferencias sociales; aboga por una iglesia sin dogmas, sin clero, sin sacramentos. Uno de sus cola-
boradores, William Penn, recibe una concesión territorial en América, que es donde se establece-
rán los cuáqueros (muchos de ellos eran alemanes).
5. RELIGIÓN OFICIAL Y RELIGIOSIDAD POPULAR
Los reformadores, tanto cristianos como protestantes, pretendían conseguir con todos estos proyec-
tos una “recristianización” de la sociedad por medio de la instrucción en los contenidos de la refor-
ma y por el destierro de las “supersticiones” e “indecencias” de la vida de los creyentes, especialmen-
te de las masas campesinas y urbanas, es decir, la lucha de la moralidad contra el paganismo, la ética
de la decencia y la razón contra la ética tradicional menos articulada y más tolerante al desorden.
A este proceso de cristianización se opusieron las sociedades tradicionales urbanas y rurales y algu-
nas minorías de la élite social y cultural.
5.1. Los progresos de la “religiosidad reformada”
Según Peter Burke existen dos etapas en este proceso de cristianización:
• 1ª etapa: hasta mitad del XVII, definida por la resistencia a la gran ofensiva de las élites contra la
cultura popular.
• 2ª etapa: a partir de 1650. Debilitamiento de las resistencias y triunfo reformista.
Aún así el ritmo no fue el mismo en cada caso ni en cada momento.
Los recursos que emplearon fueron la predicación como medio más directo para llegar a la población,
seguida de la palabra escrita, las artes figurativas y musicales, y el desarrollo del lenguaje litúrgico.
Ámbito católico
Los recursos utilizados por los católicos fueron los siguientes:
• La imprenta: además de textos litúrgicos destinados a un público culto se imprimieron obras de
divulgación (vidas de santos y devocionarios) para un público más amplio, escritos en lengua ver-
nácula. Paradójicamente, la Biblia no se imprimió en lengua vernácula. Destacan también los cate-
cismos que siguen el esquema tridentino.
• Las representaciones artísticas como vehículo de difusión de la doctrina conciliar. El arte del barro-
co se define como el arte de la reforma católica: se encargaron tallas de nuevos retablos en iglesias
y capillas, se restauraron las ya existentes, se difundió el uso de imágenes en el ámbito doméstico...
• Fomento del culto eucarístico, mariano y de las almas del Purgatorio, a través de las cofradías. Se
fomentaron las procesiones de Semana Santa y Corpus Christi; se crearon capillas y santuarios. A
veces los resultados se oponían a lo deseado: profusión de indulgencias, altares privilegiados, etc.
• El adoctrinamiento partía del párroco, sobre todo en las misas dominicales y en las festividades. Se
crearon otras medidas de excepción con la formación de misiones populares de miembros de órde-
nes religiosas que difundieron el rezo del rosario, la confesión y la eucaristía, entre otros.
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Ámbito protestante
Los protestantes fueron menos tolerantes con las formas religiosas tradicionales que los católicos,
aunque hay diferencias entre luteranos y puritanos. Por ejemplo, en la Inglaterra puritana de
Cromwell se prohibieron las carreras de caballos, los bailes y el teatro.
• La lectura de la Sagrada Escritura era fundamental, lo que les hizo traducirla para hacerla accesi-
ble al mayor número de personas (las tasas de alfabetización eran mayores entre protestantes que
entre católicos).
• Pero sobre todo, la palabra, la lectura de la Biblia, era importante y primaba sobre el uso que hacían
los católicos de la imagen. Por ejemplo, para Calvino ninguna imagen debía distraer al creyente cuan-
do escuchaba la palabra de Dios. Esta difusión de su mensaje por vía oral se hacía por medio de la lec-
tura en los servicios religiosos, el canto de los salmos, el catecismo y, especialmente, el sermón.
5.2. La caza de brujas en el siglo XVII
La caza de brujas consistía en una serie de procesos judiciales contra supuestos hechiceros y, sobre
todo, hechiceras. Ya existía pero a comienzos del XVII se incrementó y declinó a finales de siglo. Este
proceso responde a la creencia en la realidad de las brujas y de sus conspiraciones. Se produce tanto
en territorio católico como protestante aunque con una cronología diferente y geográficamente su
uso se extendió más por Alemania, Francia y Países Bajos.
Las causas son muchas y variadas: presiones reformistas, la Inquisición, guerras de religión, conflictos
sociales, etc., pero para entenderla hay que atender sobre todo a los cambios experimentados antes
de las persecuciones en el concepto de brujería y derecho penal, los cambios religiosos y tensiones
sociales y las circunstancias específicas de cada hecho y lugar.
El motivo del declive puede estar en el cambio de actitud de las clases cultas que empiezan a mani-
festar su incredulidad hacia la existencia de las brujas.
5.3. El nacimiento de la “increencia”
En este siglo la revolución científica y el fortalecimiento de la confianza en la razón humana darán
paso a otras formas de pensar más liberales: críticas suaves sobre algunos aspectos religiosos o la afir-
mación de la imposibilidad de la fe revelada, el ateísmo. John Toland elaboró una religión natural
(deísmo). Sin embargo esto sólo sucedió en una minoría de la minoría culta de la sociedad del XVI
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TEMA 10
EL AUGE DEL ABSOLUTISMO
1. EL ABSOLUTISMO MONÁRQUICO Y SU SIGNIFICADO
1.1. El concepto teórico de absolutismo y sus límites
El rey “absoluto” pasó de ser el superior feudal a ostentar un poder supremo que procedía de Dios
y que ejercía sobre sus súbditos. Esto no significaba que no hubiera normas que limitaran ese poder,
al contrario, existían unos límites teóricos:
a) El derecho privado y la propiedad:
Era necesario mantener lo particular y privado para definir la zona donde el monarca podía rei-
vindicar su condición de soberano. Por ejemplo, no podía exigir tributos de forma ilegal.
b) La representación corporativa y las asambleas:
Las asambleas-cortes-parlamentos eran los órganos que podían asegurar la contención del poder
absoluto. Al ser bastante críticas, los soberanos procuraban convocarlas tan sólo cuando fuera
estrictamente necesario (sobre todo por cuestiones económicas).
c) El concepto de leyes fundamentales:
Debían existir unas leyes que no pudiera tocar el soberano referentes a la religión, la sucesión al
trono y la imposición de tributos. Su modificación por parte del rey lo convertiría en un tirano.
En muchas monarquías estas leyes se incumplieron (Luis XIV, Felipe IV, Carlos I de Inglaterra).
1.2. Características de la práctica del absolutismo monárquico
Este modelo teórico no se aplicó en la práctica. Habría que destacar varios aspectos en cuanto a la
práctica del absolutismo:
• El régimen señorial permanece aunque el monarca absoluto se impone a todos sus privilegios,
derechos tributarios, jurisdiccionales, etc.
• Se suceden diferentes revueltas por parte de todos los grupos sociales en Inglaterra, Francia y España.
• En cuanto al complejo institucional destacan:
- El ejército permanente: este siglo se caracteriza por la persistencia de conflictos armados ya que
todavía el poder se demostraba con la cantidad de territorios poseídos. Debido a esto, el estado
absoluto destinaba el 80% ó 90% del total de sus rentas a los gastos militares.
- La burocracia civil permanente: hubo un desarrollo de la función pública con funcionarios cuyo
cargo era tratado por el rey como una propiedad vendible. Al vender los cargos, el rey se procura-
ba dinero para sus gastos bélicos y políticos sin tener que convocar parlamentos o asambleas. Al
mismo tiempo, la nobleza fue perdiendo terreno en el plano político porque los cargos eran com-
prados por hombres de negocios y además estos cargos adquirían un derecho hereditario.
- El sistema nacional de impuestos: las monarquías absolutas multiplicaron los impuestos para
hacer frente a los gastos bélicos.
- El derecho codificado: la adopción de la jurisprudencia romana se veía gestando desde el
Renacimiento con el único motivo de aumentar el poder central ya que, según el derecho romano,
la voluntad del príncipe tenía carácter de ley y estaba libre de las obligaciones legales.
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- La diplomacia nacional: se inició en el Renacimiento pero tuvo su pleno desarrollo en el siglo XVII
mediante un sistema de intercambio entre estados a través de las cancillerías y con comunicacio-
nes e informes secretos. No obstante, el mecanismo supremo de la diplomacia era el matrimonio
que conformaba la dinastía, última instancia de legitimidad, y se convertía en el símbolo del fin de
la guerra.
- El “valimiento” o “ministeriado”: surge la figura del “privado” que tiene un vínculo personal con
el monarca y dirige las acciones de gobierno, las coordina y las supervisa ya que las tareas del
gobierno se complican y diversifican.
2. LA FORMACIÓN Y EL TRIUNFO DEL ESTADO ABSOLUTO EN FRANCIA (1598-1715)
2.1. Enrique IV y el restablecimiento de la autoridad monárquica (1589-1610)
Desde la muerte de Enrique II (1559) hasta la proclamación de Enrique IV (1589) Francia vive un
periodo difícil de guerras civiles. Enrique IV tuvo que superar las secuelas de estas guerras: se convir-
tió al catolicismo para conseguir la paz interior del reino, redujo el bandolerismo y pacificó las últi-
mas provincias de la Liga Santa.
Proclamó el Edicto de Nantes (1598-1685) por el que se restablece la religión católica en Francia, se
da libertad de convivencia a protestantes y se regula la libertad de culto permitiendo a los reforma-
dos el acceso a los cargos públicos.
Estableció la presencia real y el poder central en París.
Consiguió la recuperación agrícola y promocionó el comercio de exportación.
Se conservó la paz exterior para que no aumentaran los gastos del estado.
Una figura destacada es el duque de Sully, canciller hugonote de Enrique IV, que consiguió duplicar
los ingresos del estado por medio de impuestos indirectos.
Se introduce la “paulette” que hace hereditarios los cargos administrativos vendidos.
En política exterior renacen las ambiciones de expandirse. El Emperador quería apoderarse de los
ducados de Clèves y Juliers (con motivo de la situación de estado de sucesión de los mismos) pero los
príncipes alemanes se oponen y son apoyados por Enrique IV que entra en guerra. Su esposa, María
de Médicis, católica, se corona regente apoyando a los católicos contra la acción del rey. Éste es ase-
sinado por un desequilibrado.
Enrique IV dejó un país mejorado política y económicamente pero frágil.
2.2. La minoría de Luis XIII (1610-1624)
Durante la minoría de Luis XIII la Regente María de Médicis inició una política católica proespañola
proyectando los matrimonios del rey con la princesa española Ana de Austria y de la infanta france-
sa Isabel de Borbón con el futuro rey de España Felipe IV. Esto produjo inquietud en la nobleza y en
los protestantes por lo que la Regente convocó los Estados Generales en 1614, pero no llegaron a
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ningún acuerdo. El clero reclamaba la aplicación de los dogmas del Concilio de Trento; la nobleza
pedía la abolición de la “paulette”.
Los Estados Generales se disolvieron y María de Médicis decidió celebrar los matrimonios proyecta-
dos. Su “favorito” era Concino Concini que fue asesinado por Luis XIII asesorado por Luynes. María
de Médicis, una vez desterrada, consiguió escapar y se enfrentó a su hijo en un levantamiento arma-
do. Con la intervención de Richelieu consiguieron hacer las paces.
Luis XIII tuvo que enfrentarse también a los protestantes que, tras el Edicto de Nantes, habían adqui-
rido mucho poder. El conflicto estalló por la práctica del culto católico en el condado de Bearn (zona
protestante) y, tras la guerra, el rey tuvo que restablecer los acuerdos del Edicto.
Tras todos estos problemas que denotaban la debilidad del gobierno, Luis XIII nombró a Richelieu
jefe del Consejo Real.
2.3. Richelieu y Luis XIII (1624-1642)
De nuevo regresa el conflicto protestante para lo que Richelieu consiguió una flota poderosa para
atacar La Rochelle, la plaza fuerte de los protestantes. La Guerra de La Rochelle (julio 1627-octubre
1628) tenía otro motivo que no era tan sólo el de acabar con los rebeldes hugonotes y consistía en
el dominio de todos los puertos de Francia controlando el comercio marítimo. Si los ingleses apoya-
ron a los protestantes fue por este motivo más que por el religioso. Se toma la ciudad y se declara
el Edicto de Gracia (1629) por el que se modifican las garantías de Nantes y se suprimen los privile-
gios políticos y militares.
En política interior se crearon dos partidos:
• El “partido de los buenos franceses”, de Richelieu, que pretendía separar los intereses del estado
y los de la religión y debilitar la Casa de Austria.
• El “partido devoto”, de María de Médicis, con el objetivo de derogar el Edicto de Nantes, eliminar
el protestantismo y apoyar a la Casa de Austria.
Pero el poder lo tenía Richelieu que declaró la guerra a España, a Felipe IV, en 1635. La guerra dis-
minuyó las arcas del estado por lo que se hacía necesario recaudar más impuestos. Richelieu creó una
especie de comisarios del Consejo del Rey, los “intendentes”, en cada provincia para el cobro de
impuestos y el desempeño de funciones judiciales y administrativas.
Esta presión fiscal, junto a la duración de la guerra, provocaron levantamientos que, unidos a las
intrigas cortesanas, querían la desaparación de Richelieu.
En 1643 muere Luis XIII y las tropas de Felipe IV son derrotadas en Rocroi.
2.4. La minoría de Luis XIV, Mazarino y la Fronda (1643-1661)
Luis XIV era menor de edad así que su madre, Ana de Austria, se convirtió en regente asesorada por
el Consejo de Regencia del que formaba parte Mazarino (ministro de Luis XIII) heredero de la polí-
tica de Richelieu.
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La política económica estuvo a cargo de Particelli d’Emery pero surgió el descontento por su políti-
ca fiscal y por las crisis de subsistencia. Estalló la Fronda (1648-1653), reflejo de la crisis del estado,
de la sociedad y de la economía. Se distinguen cuatro fases:
• 1ª parte. La “Fronda parlamentaria”. Los procuradores elaboran un proyecto político que iba en
contra del absolutismo. Mazarino, presionado, revocó las innovaciones fiscales y suspendió la recau-
dación de impuestos. Pero reaccionó sacando al rey de París y asediando la capital. Los parlamen-
tarios se asustaron y llegaron a un acuerdo con la “Paz de Reuil” por el que se comprometían a no
celebrar más reuniones con los tribunales soberanos.
• 2ª parte. La “Fronda de los Príncipes”. Condé, que ayudó con el apoyo militar, quiso sustituir a
Mazarino pero fue arrestado. Sus partidarios reaccionaron intentando sublevar a las provincias
pero Mazarino fortaleció su posición tras las victorias militares frente a los príncipes. El Parlamento
de París decidió entonces exigir la libertad de los príncipes.
• 3ª parte. La “Unión de las dos Frondas”. Mazarino se exilió y tras su desaparación, los frondistas no
fueron capaces de entenderse. Condé abandona París.
• 4ª parte. La “Fronda de Condé”. Tras marcharse Condé, vuelve Mazarino a Francia pero se autoe-
xilia de nuevo sabiendo que su presencia es lo único que impide la llegada del rey. En efecto, tras
su marcha, Luis XIV y Ana de Austria entran en París.
Estos hechos crearon un sentimiento de cansancio y de aceptación del poder absolutista. El rey de
Francia se convirtió, entonces, en el soberano más poderoso de Europa.
2.5. Francia y la monarquía absoluta de Luis XIV (1661-1715)
Luis XIV heredó de Mazarino sus principales ministros: Le Tellier, Colbert, Lionne y Séguier, políticos
competentes y disciplinados que crearon una gran burocracia al servicio de la monarquía. La organi-
zación burocrática era la siguiente:
• El Consejo Superior, presidido por el rey y formado por estos ministros.
• El Consejo de Despachos, para los asuntos provinciales.
• El Consejo de Finanzas, para los asuntos económicos.
• Los intendentes que se extendían por todo el país.
Las principales actuaciones del rey fueron:
• El control de los grandes cuerpos del estado: con el establecimiento de la corte en Versalles se cum-
plió el realce del prestigio del monarca y el apartamiento de la nobleza de sus tareas locales. Se
vigilaron las Asambleas del Clero; los parlamentos vieron reducido su poder; la elección de los
miembros de los Estados Provinciales dejó de ser libre. Las ciudades no pudieron elegir a sus magis-
trados municipales sino que lo hacía el rey.
• El ordenamiento de la “fiscalidad estatal”, tarea que correspondió a Colbert que aplicó una severa
contabilidad y una disminución de las cargas (se anularon rentas y disminuyeron los intereses de las
deudas contraídas). Los impuestos eran gravosos e insuficientes por lo que Colbert aumentó las ren-
tas a partir de impuestos indirectos. De esta forma consiguió que las rentas del estado aumentaran.
• En política económica Colbert fue un seguidor del mercantilismo. Protegió las manufacturas fran-
cesas e impulsó la construcción marítima.
• La expansión militar. El objetivo de todas estas medidas era la expansión militar. Le Tellier y el mar-
qués de Louvois reorganizaron el ejército con un cuerpo de oficiales y una jerarquía; se generali-
za el uso del uniforme; se renueva la técnica armamentística (del mosquete se pasa al fusil); se
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construyen cuarteles para evitar el sistema de alojamientos en la población; se creó el Hospital de
los Inválidos para veteranos enfermos; también se impulsó la marina de guerra.
• La diplomacia. Luis XIV impulsó el desarrollo diplomático creando una red de informadores oficia-
les y oficiosos por toda Europa. Los informes que recibía detallaban la vida de las diferentes cortes
europeas pero no daban la importancia debida a la mentalidad del pueblo.
• La cuestión religiosa. El rey quería restablecer en Francia la unidad de la fe pero entró en conflic-
to con el papa, con los protestantes y con los jansenistas.
Conflicto con el papa:
Estableció el galicanismo político que defendía las libertades de los eclesiásticos del reino y limita-
ba la autoridad del papa en cuestiones no espirituales. Luis XIV se enfrentó así al papa y ocupó el
territorio pontificio de Avignon, aunque se vió obligado a reducir la situación de enfrentamiento
tras la muerte del pontífice y el problema de los conflictos europeos.
Enfrentamiento con los protestantes:
Al principio mantuvo una posición moderada pero siempre quiso fortalecer su poder para lo que
necesitaba conseguir la unidad de fe en el reino y el Edicto de Nantes suponía un obstáculo.
Empezó a presionar: redujo el número de templos protestantes, dejó de recaudar impuestos para
ayudar al culto reformado, varió el contenido del Edicto, castigó a las poblaciones de hugonotes
con el alojamiento del ejército en ellas. Mucha población tuvo que abjurar de su religión. Luis XIV
aprovechó para firmar el edicto de Fontainebleau que revocaba el de Nantes, lo que provocó las
conversiones y la huida de los hugonotes a otros lugares europeos.
El jansenismo católico:
El jansenismo recalca el poder de la gracia divina en la salvación de los hombres. Luis XIV reprimió
este movimiento por tratarse de un grupo influyente en el clero y en los magistrados de París.
3. LA QUIEBRA DEL ABSOLUTISMO INGLÉS: LAS REVOLUCIONES INGLESAS (1603-1688)
3.1. Jacobo I. El advenimiento de los Estuardo (1603-1625)
En 1603 muere Isabel I y con ella se acaba la línea sucesoria Tudor al recaer la corona en su primo
Estuardo, Jacobo VI de Escocia (Jacobo I de Inglaterra), hijo de María Estuardo. Las esperanzas de la pobla-
ción católica inglesa pronto quedaron anuladas cuando Jacobo I asumió el anglicanismo como religión.
Políticamente siguió los ideales absolutistas pero, acostumbrado a un país como Escocia donde el
Parlamento no contaba, no supo ver que en Inglaterra la asamblea era el núcleo central del poder
nobiliario. El Parlamento estaba formado por dos cámaras:
• Los Lores, nombrada por el rey, que podía aumentar el número de pares a su gusto.
• Los Comunes, elegida por sufragio por los propietarios ricos.
Esta institución representaba a la antigua nobleza inglesa ligada a la tierra, la Gentry, pero también
a la de las ciudades y a los nobles comerciantes. Aunque no se reunía con una periodicidad prefija-
da sí debía ser consultada en cuestiones fiscales y militares.
Hasta 1612, aconsejado por sir Robert Cecil, convocó a las dos cámaras para asuntos económicos para
votar impuestos aunque el déficit seguía creciendo. Pero es a partir de este año cuando, asesorado
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por el duque de Buckingham, deja de convocar al Parlamento y obtiene el dinero mediante enaje-
naciones del patrimonio real, venta de títulos nobiliarios, multiplicación de monopolios, etc.
En 1621 no tuvo más remedio que convocar al Parlamento ante la imperiosa necesidad de dinero:
sus miembros votaron subsidios pero también criticaron la política matrimonial de su hijo Carlos con
la princesa María de España y denunciaron la financiación anterior. Cuando Jacobo obtuvo los sub-
sidios disolvió el Parlamento. Fue convocado de nuevo en 1624 y esta vez se aprobó una legislación
contra los monopolios a cambio de un subsidio.
A su muerte en 1625, el Parlamento y la corona estaban definitivamente separados.
3.2. Carlos I (1625-1642)
Carlos I tomó de un modo más consciente la tarea de crear un absolutismo teniendo a su lado al
duque de Buckingham. En 1625 convocó al Parlamento; en esta reunión sólo votaron el importe de
los derechos arancelarios, el Tonage y el Poundage.
En política exterior el rey perdió popularidad debido a las derrotas inglesas en la guerra contra
España y al fracaso de la Rochelle en Francia. El Parlamento, al denunciar estos actos, fue disuelto
indefinidamente.
Convocó al Parlamento por segunda vez en 1626 pero excluyó a los líderes más destacados nombrán-
dolos sheriffs. Los ataques del Parlamento a Buckingham hicieron que lo disolviera de nuevo.
La crisis hizo que el rey asumiera poderes extraordinarios rompiendo el equilibrio entre la monar-
quía y el Parlamento imponiendo el pago de nuevos subsidios. La presión fiscal crece pero no es sufi-
ciente para mantener la monarquía absoluta.
Se convoca un nuevo Parlamento en 1628 para pedir dinero y ordenan la percepción de los derechos
arancelarios sin consultar la renovación y finalmente tuvo que ser disuelto de nuevo.
Tras esta última disolución Carlos I optó por gobernar como monarca absoluto sin convocar al
Parlamento durante un periodo conocido como “la tiranía”. El rey se acercó a la alta nobleza y exclu-
yó a la “gentry”. Sus consejeros políticos fueron Wentworth, conde de Strafford y Lau, al que nom-
bró arzobispo de Canterbury.
• Strafford: impuso un régimen de austeridad cortesano y militar. Puso fin al doble conflicto con
Francia y España. Recurrió a la venta de cargos como fuente de ingresos para la corona y retomó
impuestos caídos en desuso.
• Laud: anglicano, opuesto al puritanismo. El puritanismo procede de Escocia donde la iglesia pro-
testante, llamada presbiteriana, manifestó su rechazo a la estructura jerárquica, el culto a los san-
tos, la fastuosidad de las ceremonias, y optó por la interpretación literal de la Biblia. Este presbite-
rianismo se extendió por Inglaterra con el nombre de puritanismo. Se esta rama surgieron otras
más radicales como los congregacionistas o los bautistas. La imposición del anglicanismo en Escocia
desencadenó la guerra. Con el pacto nacional o “covenant” una mayoría de la nobleza y de la
“gentry” desafió al rey y al clero y organizó un ejército que venció a Carlos I.
El Parlamento, convocado por el rey, suprimió los avances absolutistas de la monarquía. Estalló la
rebelión católica en Irlanda que llevó al Parlamento y al rey a la guerra civil.
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3.3. La Guerra Civil (1642-1649)
La Guerra Civil se inició con un comité insurrecto del Parlamento que obligó a Carlos I a huir en 1642.
La guerra enfrentó al rey, apoyado por la iglesia anglicana, sus prelados y fieles, la alta nobleza, los
condados del norte y oeste, contra los jefes puritanos, burgueses de las ciudades, artesanos y asala-
riados de las ciudades y campesinos de los condados del este y sur. Este bando creó un nuevo ejérci-
to llamado Nuevo Ejército Modelo. Estaba dirigido por Cromwell y Fairfax, y formado por puritanos
fanáticos. Ganaron en 1643 en la batalla de Naseby.
Carlos I fue encarcelado y secuestrado varias veces hasta que finalmente fue juzgado por lo que que-
daba del Parlamento (Rump) condenándolo a muerte.
3.4. La república y el protectorado de Cromwell (1649-1660)
A la muerte del rey la monarquía quedó abolida y se proclamó la república (Commonwealth). El
órgano de poder era el “Rump” sin la Cámara de los Lores. Ejercía el poder legislativo y de forma
indirecta, el ejecutivo a través del Consejo de Estado del que formaba parte Oliver Cromwell entre
otros miembros, todos hombres de fe y religión puritana.
Cromwell pertenecía a la “gentry”, fue elegido diputado de la Cámara de los Comunes y jefe del
ejército parlamentario durante la Guerra Civil.
Los problemas con los que se enfrentó la república fueron:
• Las oposiciones políticas de los defensores de la iglesia anglicana y de la monarquía. Entre los repu-
blicanos surgió una tendencia radical, los “levelers”que reivindicaban la igualdad política y social
y el reparto de tierras. Cromwell los eliminó y encarceló.
• Los problemas de Escocia e Irlanda: en Irlanda existía una sublevación que fue aplacada por el
Nuevo Ejército Modelo con Cromwell a la cabeza, de una manera brutal y expropiando tierras a
los campesinos católicos. En Escocia el Parlamento de Edimburgo reconoció como rey al hijo de
Carlos I, Carlos II. Cromwell se enfrentó con los ejércitos legitimistas en Dumbar y sometió al sur de
Escocia. Tras el enfrentamiento de Worcester todo el país quedó ocupado.
Por otro lado surgieron tensiones entre el “Rump” y el Nuevo Ejército Modelo. Éste reprochaba al
Parlamento su incompetencia y aquéllos no querían la existencia de un ejército numeroso y discipli-
nado que se metíera en asuntos políticos. Cromwell eliminó el “Rump” disolviendo el Parlamento.
Creó un nuevo Consejo de Estado y convocó un nuevo Parlamento que se disolvió en poco tiempo.
El Consejo de Estado dió el poder a Cromwell con el título de “Lord Protector” de la República de
Inglaterra, Escocia e Irlanda. Durante este protectorado se quiso hacer una reforma del país:
• Religión: hubo una política muy estricta. Se prohibieron diversiones como las carreras de caballos,
los bailes y el teatro.
• Política exterior: Cromwell encontró oposición en Holanda por los conflictos de intereses comercia-
les y coloniales que llevaron a la república a un enfrentamiento a través de la guerra anglo-holan-
desa. Tras ella, los ingleses detentaban el comercio de importación de productos extranjeros a
Inglaterra privando a los holandeses de este comercio.
Antes de morir, Cromwell restableció la Cámara de los Lores y obuvo el derecho de elegir sucesor: su
hijo Richard que se vió obligado a abdicar en 1659. El poder quedó en manos del Consejo de Oficiales
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que convocó varias veces el “Rump”. Se creó un clima de anarquía que favoreció la convocatoria de
elecciones parlamentarias. El nuevo Parlamento llamado Parlamento de Convención era de mayoría
monárquica y por ello se aprobó la restauración monárquica con Carlos II.
3.5. La restauración monárquica y el reinado de Carlos II (1660-1685)
Inglaterra desarrolló una reacción a la revolución puritana. El Parlamento Cavalier inició una políti-
ca de revancha persiguiendo a personajes de la república, depurando el ejército y recuperando tie-
rras para la iglesia anglicana. Los católicos se beneficiaron de una alta tolerancia que les permitía
tener cargos públicos.
En política exterior Carlos II vendió Dunkerque a Francia, una decisión que fue impopular. Pero tomó
otras medidas que fueron aplaudidas: la política antiespañola con la alianza matrimonial con
Portugal por la que obtuvo beneficios colociales (Tánger y Bombay) y el enfrentamiento con las
Provincias Unidas por rivalidades comerciales (Segunda Guerra Anglo-holandesa).
Con Francia mantuvo una política de mayor alianza. Firmó con Luis XIV el Tratado de Douvres para
conseguir financiación sin recurrir al Parlamento por el que a cambio de dinero se comprometió a
ayudar a Francia contra Holanda y restablecer el catolicismo en Inglaterra. Concedió la libertad de
culto a los católicos y protestantes disidentes sin consultar al Parlamento por lo que tuvo que recti-
ficar. Tras este rechazo, mantuvo una política más anglicana.
Durante esta etapa se habían creado dos tendencias políticas:
• Los “Whigs”, partido liberal, antiaristocrático y antiabsolutista.
• Los “Torys”, partido conservador que apoyaba la actividad real y defendía la aristocracia, la Iglesia
anglicana y el ejército.
Cuando Carlos disolvió el Parlamento, las elecciones para elegir uno nuevo giraron en torno a la
sucesión del trono porque Carlos II no tenía heredero directo. La Cámara elegida fue de mayoría
whig y votó en contra de la sucesión del duque de York. El rey no lo aceptó, disolvió el Parlamento
y convocó nuevas elecciones en varios intentos fracasados por tener mayoría whig, hasta que optó
por disolverlo indefinidamente.
Ante esta situación de crisis los whig se hicieron impopulares porque querían recurrir a la fuerza y la
mayoría de los ingleses no quería más guerras.
Carlos II murió convirtiéndose al catolicismo.
3.6. El reinado de Jacobo II (1685-1688)
El hermano de Carlos II, el duque de York, le sucedió con el nombre de Jacobo II. El nuevo rey se
enfrentó con el Parlamento, se alió con Luis XIV, orientó la religión hacia el catolicismo y bautizó a
su hijo por un sacerdote católico. Esta situación inquietó a los ingleses y a Guillermo de Orange, esta-
túder de las Provincias Unidas. El Parlamento quiso cambiar de rey y optó por Guillermo, yerno de
Jacobo II, que fue investido sin batalla y proclamó la religión protestante y la libertad del
Parlamento. Jacobo II emprendió la huída.
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3.7. La “Gloriosa Revolución” de 1689
Guillermo de Orange no se apoderó de la corona sino que tuvo el gobierno provisional del reino y
eligió una nueva cámara de los Comunes para constituir un Parlamento Convención que realizó un
gran trabajo legislativo. Guillermo y María fueron proclamados reyes de Inglaterra y prestaron jura-
mento al “bill of Rights”. La tendencia “whig” opuesta a cualquier poder sagrado se impuso en
Inglaterra.
4. LA MONARQUÍA HISPÁNICA DURANTE EL SIGLO XVII
4.1. El reinado de Felipe III (1598-1621s)
Antecedentes:
Tras la muerte de Felipe II la monarquía española quedó en una situación de gran prestigio. Poseía
un gran imperio ultramarino: tierras americanas y las colonias lusas de las Indias Orientales tras la
anexión de Portugal.
Los Habsburgo habían gestado una política matrimonial muy favorable y contaban con la abundan-
cia de metales preciosos procedentes de América que les daba una superioridad económica.
Con Felipe II la corte se estableció en Madrid y la administración experimentó un gran desarrollo.
Políticamente el Consejo de Estado deliberaba sobre los asuntos importantes pero existían otros con-
sejos que equilibraban la fuerza de aquél. El ejército español era el más grande de Europa y les per-
mitió mantener su preeminencia en Europa.
Felipe III: tras la muerte de Felipe II la situación se hizo difícil: los conflictos bélicos aumentaron la
presión fiscal y el rey se vió obligado a suspender los pagos de créditos. Felipe III tuvo que cerrar los
frentes de guerra inaugurando un periodo conocido como la “Pax Hispánica”que se quebró cuando
entró en la Guerra de los Treinta Años por razones dinásticas y religiosas.
Otra medida que tomó fue la expulsión de los moriscos con consecuencias nefastas: pérdida de
población, colapso económico, dramas humanos... pretendiendo acabar con esa minoría.
El valido del rey fue el duque de Lerma y luego su hijo el duque de Uceda.
4.2. Los primeros años del reinado de Felipe IV y Olivares (1621-1635)
Felipe IV cambió la política interior y exterior del país. Su valido, Gaspar de Guzmán, conde duque
de Olivares, lo convenció para regenerar la monarquía y así recuperar su prestigio. Para ello había
que hacer reformas económico-sociales y políticas.
• Reformas económico-sociales: política tributaria que aumentara los ingresos y disminuyera los gas-
tos de recaudación. Recuperación social de los descendientes de los judeoconversos como posibles
motores de la revitalización comercial e industrial.
• Reformas políticas: había que fortalecer la autoridad real y unir la monarquía. Para ello todos los
reinos debían comprometerse a su defensa mediante el proyecto de Unión de Armas, a lo que se
resistieron Cataluña y Aragón.
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La administración central estaba organizada en doce consejos pero era un sistema lento por lo que
empezó a funcionar, con Felipe II, el sistema de “juntas” para solucionar asuntos urgentes. Olivares
creó un consejo secreto, la “consulta” para cuestiones importantes.
En el aspecto económico, destaca la prolongación de la Guerra de los Treinta Años. La entrada de
Francia en el conflicto y los ataques de las Provincias Unidas en ultramar afectaron a la econo-
mía. Se declaró una nueva suspensión de pagos, devaluaciones y revaluaciones del vellón, descen-
dió el comercio trasatlántico. Para solventar esta situación se aplicaron nuevos tributos y se ven-
dieron honores, pero era insuficiente por lo que se decidió poner en práctica el Proyecto de
Unión de Armas.
4.3. La crisis de 1640, las revueltas periféricas y el final del reinado de Felipe IV (1635-1665)
El proyecto de Unión de Armas que comprometía a todos los reinos en la defensa del Imperio
Hispano era peligroso porque se produjeron levantamientos.
• Cataluña está en contra de la política centralista de Olivares. Se les obligó a servir en el ejército
fuera de sus provincias y tuvieron que alojar tropas en sus territorios. Esto creó un malestar, asesi-
naron al representante del rey en Cataluña y se declaró la guerra que no finalizó hasta 1652.
• Portugal también entró en malestar por las novedades fiscales impuestas por Olivares. Juan de
Braganza, apoyado por el clero y la nobleza, inició una insurrección en Lisboa que lo proclamó
como rey de Portugal con el nombre de Juan IV.
• Otros territorios que estaban en contra eran Andalucía, Aragón, Nápoles y Sicilia.
Tras la pérdida del Rosellón y la derrota del ejército español en Lérida, termina el valimiento de
Olivares. Felipe IV se apoyó en don Luis de Haro con una política que pretendía salvar todo lo que
se pudiera, algo que consiguió con relativo éxito.
4.4. El reinado de Carlos II y el fin de los Habsburgo de Madrid (1665-1700)
A Felipe IV le sucedió su único hijo superviviente, Carlos II, un niño enfermo. El gobierno lo asumió
su madre, Mariana de Austria, asesorada por una Junta de Gobierno. Pero Mariana oprescindió de
ella y se dejaba aconsejar porsu confesor y valido el padre Juan Everardo Ritard, al que le sucedió el
ministro Valenzuela. Ninguno aportó soluciones.
Tras la mayoría de edad de Carlos II, su hermanastro don Juan de Austria comenzó a gobernar a su lado.
Los avances para la recuperación económica y política fueron limitados. La cuestión sucesoria, ya que
Carlos II no podía tener descendencia, fue el tema principal. Había dos candidatos: el candidato aus-
tracista apoyado por la diplomacia austriaca y Felipe de Anjou apoyado por Luis XIV. Carlos II optó
por la sucesión francesa.
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5. LOS ENSAYOS DEL ABSOLUTISMO EN EUROPA CENTRAL DURANTE EL SIGLO XVII
5.1. El Sacro Imperio, la monarquía austriaca y el fracaso en la construcción de un estado absoluto
(1619-1705)
La Casa de Austria, a principios del XVII, no mantenía una unidad política en sus posesiones. Cada
una de ellas contaba con instituciones diferentes y sólo tenían en común el Consejo de Guerra. La
monarquía se mantenía católica pero la mayor parte de la nobleza se pasó al protestantismo.
Fernando II (1619-1637) elegido Emperador, se consideró Jefe de la Cristiandad y defensor del cato-
licismo. Transformó el reino de Bohemia en un estado católico y hereditario. Este hecho extendió el
poder de los Habsburgo al norte de Alemania abriendo la posibilidad de un nuevo imperio germá-
nico pero la intervención de Suecia en la Guerra de los Treinta Años acabó con esta idea.
El fracaso del intento de Fernando II y Fernando III para convertir el Sacro Imperio en un estado ale-
mán centralizado y católico se confirmó con los tratados de Westfalia (1648). En Alemania los prín-
cipes eran independientes y tenían los derechos de la realeza.
Fernando III desistió de esta idea y se centró en formar un estado danubiano con los estados austria-
cos, Bohemia y Hungría.
Leopoldo I (1658-1705) fue decisivo en este proyecto. Estableció un ejército permanente, creó
impuestos indirectos, fortaleció la administración tradicional. Pero a pesar de todos estos esfuerzos,
el estado austriaco carecía de unidad y había separaciones en la lengua, las tradiciones y la religión.
5.2. Brandeburgo y la formación del estado prusiano (1614-1713)
En la primera mitad del XVII los electores de Brandeburgo, los Hohenzollern, triplicaron sus estados
mediante alianzas matrimoniales, guerras y casualidades hereditarias.
Federico Guillermo (1640-1688) creó una unidad política en todo este conjunto heterogéneo de esta-
dos. Creó una base financiera estable para construir un ejército fuerte. Puso en marcha una nueva
administración del estado con un Consejo de Estado Secreto en Berlín y estableció consejeros locales
en los estados. Repobló territorios que estaban desérticos acogiendo a los perseguidos religiosos de
Europa.
Federico III (1688-1713) consiguió el título de rey de Prusia a cambio de ayudar en la Guerra de
Sucesión contra Luis XIV por la corona española.
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6. LOS ENSAYOS DEL ABSOLUTISMO EN LA EUROPA ORIENTAL Y NÓRDICA
6.1. Apogeo y estancamiento de Suecia (1594-1697)
Gustavo Adolfo II Vasa (1594-1632). Cuando Gustavo Adolfo llega al trono sueco se encuentra con
una situación compleja:
• La monarquía es hereditaria.
• La religión es el luteranismo desde 1627.
• El estado abarca la actual Suecia y Finlandia y está prácticamente despoblado.
• La alta aristocracia es hostil a la monarquía.
• Existen tres conflictos internacionales contra Polonia, Dinamarca y Rusia, siempre movidos por el
interés del Báltico.
Para solucionar estos problemas el rey confirmó los privilegios de la nobleza a cambio de su cooperación
militar, firmó la paz con Dinamarca y Rusia y entonces se dedicó a la organización interna del reino:
• Se apoyó en la aristocracia y, entre ellos, en el canciller Axel Oxenstierna.
• Organización del poder: consolidó la autoridad del rey ganándose la confianza de la Dieta (noble-
za, clero y burguesía)
• Economía: llevó una política mercantilista con el aumento de la explotación metalúrgica (cobre).
• Ejército: trabajó en la creación de un ejército poderoso con un nuevo método de reclutamiento, un
armamento perfeccionado y una táctica moderna. En la guerra de Polonia consiguió varias victorias
y en Alemania, durante la Guerra de los Treinta Años, dominó la posiciones de los Habsburgo.
Cristina. Tras la muerte de Gustavo Adolfo le sucedió su hija Cristina a quien no le gustaba gober-
nar. No contrajo matrimonio y renunció a la corona haciendo que la Dieta nombrara sucesor a su
primo Carlos X Gustavo.
Carlos X Gustavo (1654-1660). Durante este periodo la nobleza adquiere un mayor poder político y
económico. El país consigue su mayor extensión de territorios pero el estado se vió obligado a ven-
der las tierras de la corona a la nobleza para solventar los gastos de las guerras.
Carlos XI (1660-1697). Gobernó en un periodo tranquilo y próspero. Durante su minoría la política
siguió la misma tendencia anterior pero, a partir de 1679, consiguió recuperar todas las tierras ven-
didas. Entró en la corriente absolutista al conseguir no tener que convocar a la Dieta para gobernar.
Carlos XII (1697-1718). Periodo de decadencia con guerras y derrotas. Sus largas ausencias crearon
un vacío político que derivó, con sus sucesores, en un régimen parlamentario.
6.2. Dinamarca y el camino hacia el absolutismo (1588-1699)
La diferencia de la monarquía danesa con la sueca reside en que se trata de una monarquía electiva
y no sucesoria.
Cristian IV (1588-1648) desarrolló una monarquía tendente al absolutismo. Tuvo que pactar con la
aristocracia rica y poderosa una vez vencido por el Emperador y por los suecos. La Dieta declaró a la
monarquía hereditaria al chocar con una nobleza que no quería contribuir con los gastos militares.
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Federico III (1648-1670). Como monarca absoluto realizó una serie de reformas: monarquía de con-
fesión luterana y de derecho divino y una administración más moderna.
Cristian V (1670-1699). Se sigue fortaleciendo el absolutismo. La aristocracia da paso a una nueva
nobleza cortesana.
6.3. Rusia: agitación, restauración y absolutización (1613-1725)
Miguel Romanoff (1613-1645) emprendió una tarea de restauración interior y exterior. Controló la
asamblea representativa, ordenó la hacienda pública, aumentó el ejército, estimuló la actividad eco-
nómica y fortaleció la jerarquía de la iglesia ortodoxa.
Alexis (1645-1676) continúa con esta política. Favoreció el poder del zar sobre el de la asamblea
representativa; organizó una administración centralizada con ministerios; definió los derechos y
deberes de los grupos sociales y destacó el vínculo campesino a la tierra. Pero la centralización, el
aumento de impuestos y la servidumbre campesina provocaron revueltas.
Fedor (1676-1682). Durante este periodo el poder lo ejerció su hermana Sofía y su familia. Fedor
nombró a su hermanastro Pedro como sucesor pero Sofía (1682-1689) se nombró regente tras una
revuelta. Pedro y su madre promovieron un golpe de estado y encerraron a Sofía en un convento
aunque ésta todavía encabezó otra revuelta contra su hermano.
Pedro I (1689-1725). Cedió el mando a su madre Natalia y al patriarca de la iglesia ortodoxa Joaquín
y se dedicó a la actividad militar. Se rodeó de consejeros cualificados y quiso abrir Rusia a occidente.
Al morir el patriarca y su madre, se hizo cargo del poder.
• Expansión. Quiso abrir Rusia al mar para lo que consiguió un acceso al Mar Negro mediante la
firma de una tregua con los turcos. En el norte quiso acceder al Báltico por lo que declaró la gue-
rra a Suecia (Guerra del Norte), anexionándose Estonia, Livonia e Ingria. Fundó San Petersburgo.
• El ejército. Se inspiró en el modelo sueco y pasó de estar formado por voluntarios a tener un carác-
ter mixto (voluntarios burgueses y cosacos, y campesinos obligados. También creó una marina.
• Financiación: aumentó los impuestos y creó otros nuevos logrando incrementar los ingresos.
• Poder central: el Consejo del Zar (alta nobleza) fue sustituido por un Senado con poder fiscal, de
justicia suprema y reclutamiento del ejército. El sistema administrativo se organizó en gobiernos,
provincias y distritos.
6.4. Polonia: el final del siglo de oro, decadencia y anarquía (1587-1696)
El siglo de oro polaco llegaba a su fin por la fragilidad interna y el reparto de sus territorios por parte
de otros estados.
Dinastía de los Jagellón (1386-1572). La muerte de su último representante terminó con la prosperi-
dad del país produciendo una crisis dinástica y el principio de electividad de la monarquía.
Los Vasa de Suecia fueron titulares de Polonia: Segismundo III (1587-1632) y su hijo Ladislao IV
(1632-1648). Fué un periodo de cierta grandeza pero con dificultades:
- Fracaso del intento de monarquía hereditaria por parte de Segismundo.
- Fracaso en el intento de dominio territorial.
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Juan Casimiro V (1648-1668), hermano de Ladislao IV. Es el periodo del hundimiento de Polonia.
Rusia se anexionó varias regiones polacas, la población se vió reducida, regiones devastadas, comer-
cio exterior hundido. El rey tuvo que abdicar.
Miguel Koribut (1668-1674), príncipe polaco elegido rey por la Dieta, no supo enfrentarse a la inva-
sión turca.
Juan III Sobieski (1674-1696), militar polaco que se enfrentó y frenó el ataque turco, fue procla-
mado rey. Pero la decadencia seguía su curso: crece la anarquía, se hunde la burguesía, aumenta
el vasallaje.
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TEMA 11
LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN EL SIGLO XVII
1. LAS RELACIONES INTERNACIONALES: HACIA UNA NUEVA DEFINICIÓN DEL SISTEMA INTERNACIONAL
En el siglo XVII los cambios sufridos en la política internacional afectan a tres aspectos:
• Las posiciones en el liderazgo hegemónico.
• La cantidad de entidades políticas implicadas en las contiendas.
• Los principios condicionantes de las relaciones entre los estados.
El siglo XVII es una etapa de transición entre el siglo XVI, marcado por el desarrollo de unas poten-
cias hegemónicas, y el siglo XVIII, que consigue consolidar el equilibrio entre las grandes potencias.
Estas dos tendencias existieron durante el seiscientos aunque, especialmente, el liderazgo hegemó-
nico. De todas formas, existe un predominio de la búsqueda de un sistema de relación más equili-
brado entre los estados europeos. Esto sucede por la necesidad de una renovación debido a las gran-
des crisis internacionales: la ambición política y la reforma de las iglesias. Poco a poco se empezó a
gestar un sistema europeo nuevo.
1ª mitad siglo XVII
El monarca Enrique IV de Francia fue el impulsor de este equilibrio. Para poder dedicarse a la recons-
trucción interna de su país necesitaba antes conseguir la paz internacional para lo que se hacía nece-
sario un equilibrio entre las potencias. Su plan consistía en frenar el progreso de España para lo que
realizó una serie de actuaciones:
• Alianza con los Países Bajos en contra de España.
• Alianza con los príncipes protestantes del Sacro Imperio en contra de la Casa de Austria.
• Alianza con los cantones helvéticos, las ligas frisonas y Saboya, en Italia, en contra del poder espa-
ñol en esta península.
• Tratados con Inglaterra para frenar la hegemonía española en el mar.
Tras la muerte de Enrique IV en 1610, la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) terminó con los tra-
tados de Westfalia que supusieron una organización de las naciones. Cambia la balanza y ahora el
objetivo es frenar el poder de Francia para garantizar el equilibrio y la seguridad.
2ª mitad siglo XVII
• En esta 2ª mitad de siglo Francia, con Luis XIV, vuelve a detentar la hegemonía sobre Europa.
• Suecia lucha por el Báltico en el norte.
• Turquía lucha contra los Habsburgo de Viena en los Balcanes-Danubio.
• Austria mantiene un doble frente: contra Francia y contra los turcos, lo que le dio un papel espe-
cial en la política internacional europea.
• Inglaterra, después de un primer periodo a principios de siglo en que estaba dedicada a solucionar
sus problemas internos, en esta segunda etapa, con Guillermo de Orange, se convierte en el árbi-
tro de las coaliciones contra el imperialismo francés.
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En definitiva, la situación a final de siglo es la siguiente:
• Aumento del espacio geográfico europeo y del número de países implicados en los conflictos
(Suecia, Rusia, Turquía, Prusia).
• Secularización de la política exterior. En toda Europa se crean alianzas en las que el motivo religio-
so pasa a un segundo plano.
• Complejidad de las relaciones internacionales. Se adopta la fórmula de la coalición.
• Primacía de la vía diplomática mediante congresos, reuniones y conversaciones, para la solución de
los conflictos.
El siglo XVII presenta dos etapas con una fase intermedia:
1ª etapa (1ª mitad de siglo)
Primacía de la hegemonía española apoyada por el Imperio y Polonia que da lugar a la “diagonal de
la Contrarreforma”.
Esta etapa comienza con una iniciativa pacifista que acabó al estallar la Guerra de los Treinta Años
en 1618. Con la paz de Westfalia (1648) y Oliva (1659) la hegemonía española pasa a manos de
Francia en la Europa continental y a manos de Inglaterra y Provincias Unidas en el mar. Suecia domi-
na el norte europeo.
Etapa intermedia
Periodo intermedio caracterizado por el intento de equilibrio tras el tratado de Westfalia.
2ª etapa (2ª mitad de siglo)
Hegemonía francesa (Luis XIV) que forma el “triángulo hegemónico” junto con el predominio sueco
en el Báltico y el turco en la zona balcánica-danubiana.
Francia, Suecia y el Imperio otomano detentan el poder en Europa aunque en el último cuarto de
siglo comienza un retroceso cuando se forma la Liga de Augsburgo contra Francia.
2. LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS
La Guerra de los Treinta Años se puede considerar como el primer conflicto europeo de carácter
general. Comenzó con la revuelta de Bohemia en 1618 y terminó en 1648 con los tratados de
Westfalia y, realmente, en 1659-1660 con las Paces de los Pirineos y Oliva.
La guerra girará en torno a dos ejes a favor y en contra de la Casa de Austria.
Una interpretación más amplia define a esta guerra como una compleja serie de conflictos armados
que sobrepasan los límites del Imperio extendiéndose a otros continentes.
Otra interpretación de esta contienda la define como un conflicto confesional entre protestantes y
católicos pero, aunque la religión justificó ideológicamente las alianzas de los bandos contendien-
tes, se trató más de un instrumento al servicio de la propaganda política para movilizar al pueblo y
crear grandes ejércitos.
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  • 1. 1 PARTE 2 EL SIGLO DE “HIERRO” RECESIÓN Y CONTRASTES SIGLO XVII
  • 2. 2
  • 3. TEMA 7 LOS CLAROSCUROS DEL SIGLO XVII 1. COYUNTURA DE CRISIS Y DEBATE INTERPRETATIVO El siglo XVII se ha caracterizado con el término de “crisis”. Se trata de un periodo de tensiones y cambios: • Crisis económica: hay una evolución de las formaciones económico-sociales que incluyen estanca- mientos y avances. • Crisis social: empobrecimiento del pueblo, guerras, revoluciones, rebeliones... • Crisis política: cambio de la monarquía estamental del s. XVI a la monarquía administrativa y al estado absoluto. 1.1. Fases de la crisis y distribución Desde finales del s. XV se produce un estancamiento en el crecimiento económico. • 1ª mitad s. XVII: empieza el fin de la gran expansión europea del pasado. Bajan las aportaciones americanas, las rutas comerciales se ven afectadas, se desmoronan los centros urbanos manufactu- reros de Italia, Francia y Flandes, cae la productividad agraria. • 2ª mitad s. XVII: empieza la recuperación con el crecimiento de la producción industrial inglesa y la recuperación del comercio colonial. Ésta es la tendencia general pero no sucedió de forma homogénea en toda Europa ni al mismo tiem- po. No afectó por igual a todos los países: - España, Italia y Polonia sufrieron la regresión. - Francia, Alemania, Escandinavia y Europa central sufrieron tan sólo un descenso del crecimiento. - Provincias Unidas e Inglaterra generaron un gran dinamismo. - Holanda es, sin duda, la excepción con un gran crecimiento en el comercio exterior, en la industria textil y en la población. Cronológicamente, la decadencia comenzó antes en los países del Mediterráneo y, más tardíamen- te, en la Europa del Norte. 1.2. El debate Se ha creado una polémica acerca del concepto, alcance y naturaleza de la crisis, descartando una causa única y simple y poniendo de relieve motivos complejos planteados desde un punto de vista económico, social y político. E. Hobsbawn Sostiene que la causa es la economía y su organización social. Se trata pues de una crisis estructural y no coyuntural. La sociedad de campesinos y propietarios limita el crecimiento de los mercados. Los países que modifican esta organización social, como Inglaterra y Holanda, conseguirán la transición de una economía feudal a una economía capitalista. 3
  • 4. H. Trevor Roper Habla de una crisis de la relación de la sociedad con el Estado, la cual está en contra del gobierno absoluto y rechaza las cargas económicas que le imponen: presión fiscal, lujo y derroche de la corte... Las interpretaciones económicas: • Para los que piensan que la sociedad es capitalista (Wallerstein) la crisis es capitalista. • Para los que piensan que la sociedad es feudal (la mayoría) la crisis puede facilitar la transición o provocar una involución. Las causas de la crisis feudal: Brenner afirma que es la estructura de las clases agrarias. En Inglaterra la relación señor-arrendatario-asalariado posibilita la inmunidad a las crisis agrarias. En Francia el sistema de propietario campesino retarda el crecimiento. N. Steensgaard Habla de una crisis de distribución de la renta y no de producción de la misma. El Estado está en el trasfondo de estas causas por sus exigencias fiscales. M. Morineau Ha desmitificado los medios tradicionales de diagnóstico de la crisis. Su revisión crítica del tráfico americano revela graves problemas de fraude y contrabando, demostrando que no disminuyó la lle- gada de metal. En vez de hablar de una crisis general se puede hablar de una acumulación de crisis parciales, coyun- turales, de tipo epidémico, bélico, económico, financiero, social y político que traen consecuencias que afectan por igual y al mismo tiempo a toda Europa pero que crean un conflicto con disturbios sociales y un menor crecimiento. Aún así, hay que destacar que estas crisis generan cambios en la redistribución de los papeles de la economía mundial y un relevo del liderazgo junto al desarrollo de las formaciones socioeconómicas. Los países mejor preparados (Provincias Unidas e Inglaterra) rentabilizarán esta crisis. Un paréntesis para explicar el concepto de mercantilismo El mercantilismo, respuesta política a las dificultades Debido a la crisis general, el Estado tuvo que intervenir en la actividad económica pero con una fina- lidad política. A esto se denomina “mercantilismo”. Los reyes intentaron lograr la prosperidad de sus vasallos favoreciendo el incremento de sus ingresos y potenciando el consumo de productos nacio- nales con el único objetivo de aumentar las arcas reales. Para ello limitaron las oportunidades de negocio de los rivales y potenciaron el comercio y la producción nacional adoptando medidas polí- ticas proteccionistas y favorecedoras del crecimiento. 4
  • 5. 2. ESTRUCTURAS DEMOGRÁFICAS, ECONÓMICAS Y CRISIS SOCIAL. OFENSIVA DE LOS PODEROSOS Y EMPOBRECIMIENTO RURAL. PAUPERIZACIÓN URBANA Y REVUELTAS POPULARES. 2.1. Estructuras demográficas La población europea atraviesa una etapa de estancamiento con un crecimiento limitado, contraria- mente a la tendencia expansiva que sucede desde finales del s. XV (tan sólo hay un aumento de 5 millones de personas en cien años y eso es poco). • Europa del Mediterráneo: el descenso está asociado a crisis agrarias y epidémicas. Hay contrastes locales: el norte de Italia se ve más afectado. En la península ibérica contrasta la franja nórdica y el área mediterránea, que tienen un ligero crecimiento, con el interior, que sufre el descenso. • Europa centro-oriental: hay fuertes descensos debido a las guerras y las epidemias. • Europa norte y noroeste: el crecimiento de la población continúa de forma alta hasta la 2ª mitad de siglo en que se ralentiza. La explicación de estas diferencias regionales está en la fragilidad económica, el deterioro de la situación social y la vulnerabilidad a las fuerzas naturales, el clima y las enfermedades de ciertos gru- pos humanos: - Las enfermedades de tipo epidémico (la peste bubónica). - Las inclemencias del clima: “pequeña edad glacial” de inviernos duros y fríos y veranos húmedos. Variables demográficas: • La mortalidad: sufre una elevación brusca de sus tasas relacionadas con la crisis de subsistencia y las epidemias. En relación a la crisis de subsistencia se encuentra el alza de precios aunque hay dudas sobre la relación que tiene con la mortalidad. Lo que sí es cierto es que el hambre provoca subalimentación, debilitamiento e ingesta de alimentos poco nutritivos, y todo ello es caldo de cul- tivo de epidemias, cuya propagación la realizan los grupos humanos que están en continuo movi- miento: pobres y mendigos. Pero son las epidemias las máximas causantes de la mortandad. Destaca la peste bubónica, el tifus, la viruela y la gripe. Las medidas para controlarlas eran el aislamiento, la higiene y el abastecimien- to público. Las epidemias afectaron más al centro y sur europeo que al noroeste y fueron desapa- reciendo en la segunda mitad de siglo, gracias sobre todo a las medidas de contención tomadas. La recuperación de las crisis demográficas existe pero depende de la estructura social de cada zona. • La natalidad: disminuye como reacción a las dificultades económicas. La forma de hacerlo es a tra- vés de la contracepción (algo excepcional), el celibato (desborda el ámbito eclesiástico) y el retra- so en la edad de contraer matrimonio (principalmente). Este último aspecto se debe a las dificul- tades económicas pero también existe un cambio de mentalidad, del sistema de valores y modelo de comportamiento porque la población empieza a desear tener un nivel de vida más elevado, lo que se consigue con un menor número de hijos. • Los movimientos de redistribución de población, sobre todo las migraciones campo-ciudad. 5
  • 6. 2.2. Estructuras económicas Agricultura, manufacturas y comercio. • La agricultura: Se trata de una sociedad predominantemente rural con una economía agraria que sustenta a toda la sociedad y al Estado. Existe una baja productividad de la tierra. En la segunda mitad de siglo bajan los salarios, la pequeña explotación sufre los efectos del endeu- damiento, la propiedad comunitaria es apetecida por los poderosos. Los sistemas de cultivo son tradicionales (rotaciones bienales o trienales), los monocultivos (trigo). La respuesta mayoritaria fue el paso al pastoreo y a los cultivos industriales, a excepción de Inglaterra que introdujo rotaciones diferentes y cultivos forrajeros. Los modelos de producción cerealícola son: - Europa oriental: producción ligada a la demanda occidental, rendimientos bajos, servidumbre, levantamientos sociales. La recuperación es lenta. - Europa noroccidental: Inglaterra tiene un gran desarrollo. Para el resto de países el desarrollo es flojo. - Europa mediterránea: sale antes de la crisis con diferencias según las zonas. La economía agraria, apenas suficiente y casi de subsistencia, se ve afectada por cualquier alteración de sus variables que producen un déficit, el endeudamiento y la ruina del cultivador. • Las manufacturas: La crisis produce soluciones innovadoras para su superación pero no es igual en todas partes. La crisis agraria impulsa el aumento de la demanda de productos manufacturados: se pasa del tra- bajo agrícola al industrial. - Mediterráneo: hay crisis total. En Italia el mercado de la industria textil pasa a manos de Inglaterra y Holanda. Las causas se encuentran en la presión tributaria, los altos costes salariales y la rigidez de la organización gremial. En España el mercado pasa a manos extranjeras debido, sobre todo, a la falta de competitividad. - Noroccidente y centro europeo: encuentran soluciones para salir de la crisis: el traslado de la industria al campo. La respuesta a la crisis es la llamada “protoindustrialización” basada en cam- bios graduales pero profundos en la organización y localización de las industrias al desplazarse al campo y el sistema de trabajo a domicilio. Se consigue así reducir los costos, aumenta la oferta y se forma una mano de obra cualificada. La economía rural aumentó su nivel de comercialización y dependencia de las ciudades. Este sistema triunfa en Inglaterra, Países Bajos, Francia y Alemania. • El comercio internacional y regional: Entra en crisis el sistema de comercio del siglo anterior basado en la plata americana y el comercio báltico de cereales. Pero ante esto se produce una respuesta innovadora y serán las potencias nue- vas (Holanda e Inglaterra) las que releven a las que no se adaptan: - Holanda: Cabe destacar la reducción de costos con la creación de un nuevo tipo de barco de máxima carga y mínimo coste de construcción y explotación con una financiación de capital de múltiples empre- 6
  • 7. sas pequeñas y la diversificación comercial por la apertura de nuevas rutas comerciales (el Mediterráneo, Rusia, Antillas, Indias orientales). - Inglaterra: Se renueva adoptando técnicas holandesas, diseñando una política mercantilista, reestructurando la industria textil, ampliando la gama de mercancías y las conexiones comerciales. Comercio colonial: Plantaciones (caña de azúcar, tabaco) trabajadas con mano de obra esclava africana, lo que exige un tráfico de esclavos. Comercio asiático: Decaen las rutas terrestres ante la penetración de las compañías inglesa y holandesa de las Indias. Tráfico regional y local: Adquiere una mayor importancia. Mejoran las infraestructuras: carreteras de peaje, embarcaciones de cabotaje, canales... sobre todo en Inglaterra, Francia y Holanda. 2.3. Crisis social La crisis, debido principalmente a la presión fiscal del estado y las clases dominantes, provoca el empobrecimiento, la diferenciación social, el endeudamiento, las expropiaciones, es decir, degradan las condiciones de vida, lo que produce revueltas y levantamientos populares. • La ofensiva de los poderosos y el empobrecimiento rural Las clases superiores y el estado actúan sobre la economía rural apoderándose de las tierras y aumen- tando sus ingresos a su costa. El estado es el máximo responsable ya que necesita aumentar su hacienda por las necesidades de la guerra para lo que aumenta la tasa tributaria y obliga al alojamiento de las tropas con el consiguien- te abuso y destrucción. En Inglaterra se opta por la expropiación de tierras comunales y por los cercamientos. En la Europa del este la crisis se debe a la explotación feudal en un contexto de servidumbre. Afecta a todos los agricultores, campesinos medios y pequeña nobleza. • Pauperización urbana Las clases populares urbanas se pauperizan por los problemas del artesanado. A ellos se suman las masas campesinas desplazadas del campo por la crisis que buscan la ayuda organizada de las ciudades. El aumento de la pobreza desborda los sistemas antiguos de ayuda y plantea una nueva actitud. Los países católicos siguen con sus obras de caridad, con iniciativas de santos o filántropos. En los paí- ses del norte triunfa la represión y el trabajo obligatorio, una nueva orientación de cuño calvinista, que pasa de la caridad a la represión. • Las revueltas populares Levantamientos campesinos y urbanos que movilizan a miles de personas y se pueden convertir en auténticas guerras campesinas que necesitan la intervención del ejército. Suelen comenzar con un inci- 7
  • 8. dente pequeño pero que se amplifica dada la situación de tensión que existe. La pasividad de los gru- pos sociales locales influyentes facilita la expansión del movimiento que acaba por derivar en un ejér- cito popular. La violencia es selectiva, atacando a algún representante del motivo de su protesta. El paso del tiempo y las negociaciones la van debilitando hasta que las clases influyentes reaccionan y toman una postura activa, llega el ejército y reprime la revuelta de forma sangrienta. Los motivos son el hambre y los impuestos; también el abuso de poder. Otras manifestaciones de protesta son la huída ante la guerra, la servidumbre, la lentitud en el traba- jo y la resignación ante los desastres naturales. La resistencia violenta puede manifestarse también en el bandolerismo social o los disturbios breves. 8
  • 9. TEMA 8 LA CULTURA DEL BARROCO 1. BARROCO Y CLASICISMO Las nociones de Barroco y Clasicismo pueden definirse desde dos puntos de vista: • Si el punto de vista se ciñe al aspecto estético-formal, Clasicismo y Barroco son incompatibles, sien- do el primero una herencia estética del Renacimiento, mientras el segundo desarrollaría una exu- berancia y contraste en las formas. • Si el punto de vista se amplía al valor que transmite, el Barroco deja de ser un estilo definido por sus elementos formales y pasa a ser la cultura de una época, el siglo XVII. 2. CARACTERÍSTICAS DE LA CULTURA BARROCA La cultura barroca define una época de crisis en la que todas las manifestaciones culturales se trans- formaron debido a la actuación estratégica del estado que la dirige para su propio beneficio. La ciu- dad se convierte en el marco de desarrollo y expansión de esta cultura, pasando de una cultura ciu- dadana (renacentista) a una cultura urbana. La cultura se dedica a las masas. Las obras barrocas son dinámicas, elaboradas, difíciles de comprender intelectualmente pero fáciles de captar en aparien- cia para las personas sencillas. Es una cultura conservadora en las bases de la religión, el derecho o la ciencia, pero que permite el capricho y mayor libertad en los aspectos menos peligrosos como el arte o la poesía. Se ha definido al Barroco como arte de la Contrarreforma porque muestra a una iglesia romana triunfante, pero no tiene un carácter exclusivamente religioso sino que continúa con el proceso de secularización iniciado por el Renacimiento que expresa el deseo de escape o protesta individual, dentro de un estilo negro y pesimista. El Barroco se desarrolla con mayor intensidad en los países de monarquía absoluta, con poder de la Iglesia y de los señores y una amplia población campesina, como Italia y España. Se acepta que surge en Italia hacia 1600, tiene su máximo desarrollo a mediados de siglo y se va extinguiendo a finales de siglo, aunque hay lugares donde se prolonga durante parte del siglo XVIII. Antes de continuar es bueno conocer ciertos conceptos Cultura: conjunto de ideas, conocimientos, creencias, experiencias, sensaciones y deseos que la socie- dad considera adecuados para comprender el mundo en el que viven. Existe una cultura popular (intuitiva) y una cultura de élites (ideas estructuradas y conocimientos organizados). Ciencia: los saberes organizados que tratan de conocer y entender la naturaleza (el mundo físico) y de explotar las relaciones cosmos-hombre. Arte: manifestaciones plásticas que expresan los ideales de belleza y magnificencia. No hay que olvi- dar que aparte de deleitar es un objeto de consumo y debe cumplir también el deseo del consumidor. 9
  • 10. Literatura: forma de expresión intelectual y artística que utiliza como medio la palabra escrita que precisa de un nivel educativo mayor en las personas que reciben el mensaje porque emplea concep- tos elaborados. 3. LOS LÍMITES DEL BARROCO Los límites entre Barroco y Clasicismo se mezclan y unen. Por ejemplo, en España hay una clara influencia del Barroco en el Clasicismo. Lo mismo sucede con el Clasicismo francés que se vuelve des- mesurado y retórico (Versalles) como mejor manera de mostrar el origen divino de la monarquía. Pero también se desarrolla un barroco severo y austero en España que no tiene nada que ver con el francés. Pero el Barroco no se manifiesta en toda Europa. Existen países en donde no se llega a desarrollar como Inglaterra y Holanda donde el cristianismo reformado limita los recursos estéticos utilizados por el barroco católico. 4. EL PENSAMIENTO POLÍTICO En el desarrollo del pensamiento político, el centro de todas las especulaciones es el estado absolu- tista. La idea básica es que el hombre nace libre en su estado natural pero durante su vida se halla sometido a graves peligros por lo que esa libertad inicial debe estar sometida a una autoridad que la proteja para mantener la vida y la propiedad. Esta autoridad es el estado absolutista que es con- siderado como un estado monárquico de derecho divino, donde el rey sólo se hace responsable de sus actos ante Dios. Defendiendo esta postura pro-absolutista destaca el francés Bossuet, clérigo católico, figura de la corte de Luis XIV que proclama la naturaleza divina del rey. Otra figura que defiende el absolutismo es el inglés Thomas Hobbes, filósofo y tratadista político, exiliado en Francia por ser partidario de los Estuardo. Su pensamiento pesimista acerca del ser huma- no presenta al estado natural como una situación de lucha entre todos. Para acabar con esta situa- ción el hombre debe entregar su libertad al estado que le protegerá y al cual no puede pedir cuen- tas de sus actos. En contra del absolutismo aparecen otras teorías: El derecho internacional o de gentes, representado por Hugo Groci, purista, estadista, matemático y poeta holandés que sentó las bases del derecho internacional. Mantiene que la guerra sólo es con- traria a la ley natural cuando va en contra de los principios de la sociedad pero se justifica cuando sirve para defender a un pueblo de un ataque que pretende quitarle sus derechos. El iusnaturalismo del alemán Pufendorf justifica regímenes políticos diversos. Otra corriente antiabsolutista es el liberalismo del inglés John Locke, filósofo empirista para quien la soberanía no residía en el Estado sino en el pueblo. El Estado no es un poder supremo y respeta- ble sino que debe salvaguardar los derechos civiles y garantizar el disfrute de la libertad y la propie- dad. Los poderes del estado deben estar limitados por medio de garantías constitucionales inician- do así la teoría de la separación de poderes. 10
  • 11. También surgieron unos movimientos radicales hacia la mitad de siglo, que anticipan las ideas del siglo siguiente: igualdad de todos los hombres, laicismo político, sufragio universal, propiedad común de la tierra, reparto equitativo de los bienes, etc... 5. LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA La revolución científica del siglo XVII se produjo en el campo de las físico-matemáticas. Durante el renacimiento el trabajo del científico era individual y escasamente vinculado al de otros. En el aspecto técnico se mantenía el secreto profesional. Las universidades estaban centradas en las enseñanzas de las tres carreras principales: teología, derecho y medicina. Todos estos aspectos frena- ron el desarrollo científico. Durante el siglo XVII se experimenta un incremento de los contactos entre científicos a través de via- jes o cartas, por lo que se produce un intercambio de información. Esta información también se inter- cambia en las tertulias científicas que se convirtieron en el inicio de las sociedades científicas, como la academia romana “dei lincei” o del “Cimento”en Florencia. Pero especialmente dos grandes socie- dades inglesa y francesa: - La “Royal Society” inglesa. Tenía pocos fondos y realizaban muchos experimentos aunque con poca continuidad y sin una finalidad, por lo que se limitaron a hacer investigaciones particulares. - La “Academie Royale des Sciences” francesa. Creada por Luis XIV y Colbert, controlada por el poder y financiada por él, lo que limitaba su libertad de actuación. 5.1. La física moderna: Kepler y Galileo • T. Brahe legó a Kepler sus conocimientos sobre los cometas en el sistema planetario. • Kepler conservó del sistema copernicano la teoría de que el sol permanece inmóvil y que la Tierra rota pero elaboró un sistema astronómico nuevo y diferente. Descubrió la relación directa entre el número, el tamaño y la disposición de las esferas planetarias y los cinco cuerpos geométricos regu- lares. Trató de hallar las causas físicas de los movimientos celestes: el sol ocupaba el centro y los planetas recorrían elipses libres. • Galileo fue el principal científico en desarrollar el arte de la ciencia experimental. Actuó en cuatro campos: - Astronomía telescópica: heliocentrismo. - Principios y leyes del movimiento: desmostró que todos los cuerpos caen hacia la tierra con un movimiento uniformemente acelerado. - Relación entre matemática y experiencia. - Creencia experimental: somete las leyes de la física a la experiencia. 11
  • 12. 5.2. El método: Bacon y Descartes El método científico para combinar las matemáticas con el experimento fue la máxima preocupación de la ciencia. • Bacon, inglés, más filósofo de la ciencia que científico, presenta cuatro facetas: - Epistemológica: propone el método inductivo en contra de la lógica deductiva. - Establece la clasificación de las ciencias rechazando la acumulación de datos y las hipótesis no experimentales. - La ciencia debe estar al servicio de una mejora en la calidad de vida y del dominio del hombre sobre la naturaleza. - Empezó el proyecto de una comunidad científica organizada. • René Descartes. Su método, lógico y matemático, se aplica a cualquier investigación racional cuya verdad estuviera garantizada por la veracidad de Dios. Para Descartes todas las sustancias y fenó- menos surgen de la materia en movimiento (creada por Dios) y el contacto entre estas materias es lo que produce los cambios. 5.3. La revolución newtoniana Isaac Newton trabajó en la matemática pura y aplicada (cálculo infinitesimal), la óptica y teoría del color y la luz, el diseño de instrumentos científicos, la codificación de la dinámica, la invención del concepto principal de la física (masa), la invención del concepto y la ley de la gravitación universal, la formulación de la teoría gravitacional de las mareas, la formulación de la nueva metodología de la ciencia, etc. Entre todo ello destaca la ley de la gravitación universal y el método: • La gravitación universal: estableció una relación entre la regla galileana de la caída de los cuerpos y la fuerza que en razón inversa al cuadrado de sus distancias mantiene a los planetas y satélites en sus órbitas. La formulación de la ley de la gravedad se encontraba madura en el ámbito cientí- fico pero fue Newton quien la demostró. • El método: utilizó una metodología empírico-matemática. Newton tomó a la física como punto de partida y de llegada del razonamiento científico y a las matemáticas para la demostración inter- media entre uno y otro punto. Las repercusiones de sus ideas fueron de gran importancia. Se le vincula a la epistemología (estu- dio del conocimiento científico) empirista de Locke desde un punto de vista filosófico, político y personal y es, junto con él, uno de los padres de la Ilustración. Sin embargo, en un principio no fue aceptado en Europa; sólo vino a ser más reconocido cuando Voltaire difundió sus ideas en Francia en el siglo siguiente. 12
  • 13. 6. EL CAMBIO DE DIRECCIÓN. LA CRISIS DE LA CONCIENCIA EUROPEA: UNA CUESTIÓN A DEBATE. En el seiscientos se sentaron las bases de la Ilustración que sólo se podría desarrollar con un verda- dero cambio de mentalidad y un clima histórico favorable. • Cambio de mentalidad: a finales de siglo el principio de autoridad se destruye gracias a la ciencia moderna y al empirismo. También surge la idea de progreso, tan importante en el siglo XVIII. • Clima histórico favorable: la sociedad de final de siglo está más ordenada y más unida. Se crea un clima más sereno y menos agitado que se refleja en el arte neoclasicista, un arte concebido para el salón frente a los grandes lienzos y para el disfrute y la decoración frente a la exhibición de poder. El mundo es más armonioso y accesible. Este cambio de mentalidad se puede ver como una “crisis de la conciencia europea” (Paul Hazard) o como el “nacimiento” de la idea de Europa. Y se sitúa cronológicamente entre 1688 (la Revolución Gloriosa en el Reino Unido) y 1714 (fallecimiento del monarca absoluto por excelencia Luis XIV). En una u otra opinión, lo cierto es que se consuma la descristianización de la sociedad europea que sustituye los viejos fundamentos religiosos por nuevos valores laicos, desarrollado por filósofos, polí- ticos y científicos. 13
  • 14. 14
  • 15. TEMA 9 LA EXPANSIÓN DE LAS DOS REFORMAS 1. GEOGRAFÍA DE LA DIVISIÓN RELIGIOSA El siglo XVII hereda del siglo anterior una Europa dividida y enfrentada religiosamente y que define la compartimentación geopolítica europea según la adhesión a un determinado credo religioso, como sucedió tras la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). El mapa religioso presenta un dominio del catolicismo en Italia y España mientras que la iglesia refor- mada predomina en Suecia y Dinamarca (luteranos) y Provincias Unidas (calvinistas). Otros países presentan situaciones especiales: • El Imperio: la expansión calvinista se enfrenta con la reacción católica. • Francia: tiene un predominio católico pero existe una minoría protestante, los hugonotes, que con el Edicto de Nantes ven reconocida la libertad de culto aunque posteriormente, Luis XIV revocó dicho tratado y procedió a suexpulsión. • Inglaterra: existe una minoría católica y una puritana, ambas descontentas con el anglicanismo. • Holanda: vivía una situación de relativa tolerancia religiosa, aunque habrá que esperar a finales del XVIII para poder hablar de una tolerancia religiosa entendida como un derecho del individuo. La iglesia católica acentuó su tarea de reforma institucional y de difusión de la doctrina del Concilio de Trento a la vez que estableció una política de captación de masas mediante el culto a los santos y reliquias, el protagonismo de las órdenes religiosas, etc. También se expandió por tierras america- nas y asiáticas a través de la Compañía de Jesús. La iglesia protestante trató de consolidar sus instituciones. Su expansión fuera de Europa fue menor que la católica limitándose, prácticamente, a la llegada de puritanos y cuáqueros a las colonias ingle- sas de norteamérica. 2. ORTODOXIA Y HETERODOXIA A medida que la ortodoxia de cada iglesia se va definiendo, van surgiendo polémicas que desarro- llan diferentes heterodoxias. En la iglesia protestante es en el calvinismo de las Provincias Unidas donde se crea una división entre arminianos y gomaristas a propósito de la predestinación. El arminianismo acaba siendo condenado como heterodoxo. En la iglesia católica el debate se establece en torno al concepto de “gracia”. En el Concilio de Trento se había definido la “gracia” como algo necesario para realizar toda obra buena pero no se concre- tó qué parte correspondía a la gracia y qué parte al hombre a la hora de la salvación. Esto produjo diversas interpretaciones y polémicas. De esta forma se crean dos líneas a seguir: el humanismo cris- tiano y los desarrollos místicos. 15
  • 16. • El humanismo cristiano, de los jesuitas, se denomina molinismo, nombre que toma de su autor Luis de Molina. Se trata de una religión conciliadora con las debilidades de la naturaleza humana que, al ser apoyada por la Compañía de Jesús, alcanza una gran fuerza. La oposición a la tesis molinis- ta es el jansenismo, doctrina creada en torno a la gracia y el libre albedrío. • Los desarrollos místicos, representados por la espiritualidad española del siglo XVI, es una religión teocéntrica que no se concilia con el mundo. Su máximo representante es Miguel de Molinos que crea el molinismo o quietismo que aspira a conseguir la salvación por una total pasividad del alma, una contemplación pasiva, lo que pone en peligro la estructura eclesiástica. Fuera de estas dos iglesias surgen movimientos religiosos que se vuelven contra ellas. Es el caso de las tres grandes iglesias reformadas (luteranos, calvinistas y zwinglianos) que fueron acusadas de ser inconsecuentes por anabaptistas, antritinitarios, cuáqueros, mennonitas, etc. que crean una especie de cristianismo sin iglesia. 3. LA ESPIRITUALIDAD CATÓLICA Tras el Concilio de Trento, los acuerdos alcanzados en materia doctrinal y disciplinar se pusieron en práctica enseguida y es en el siglo XVII cuando se ven los resultados. La Iglesia cuenta con una doctrina definida y con una jerarquía en sus estructuras jurídicas e institu- cionales. Todo ello le permite dar una mejor atención pastoral, una difusión y una consolidación de la reforma católica. Por un lado la Iglesia en este siglo se renueva. Ejemplo de ello es la creación de órdenes femeninas dedicadas a la educación y la asistencia. Pero, por otro lado, se establecen los límites de su influen- cia debido, sobre todo, a las continuas disputas teológicas de este siglo que dan la imagen de un con- tinuo enfrentamiento. En este periodo moderno el papel de la iglesa puede entenderse como una reacción ante el mundo moderno o verse como algo más complejo, siendo un caso de innovación conservadora; esto quiere decir que la intención conservadora de la iglesia produce efectos modernizadores. 3.1. La consolidación y la difusión de la doctrina de Trento Una finalidad del Concilio de Trento fue fijar la doctrina religiosa. Una vez dado este paso había que difundirla, algo que se logró mediante la formación del clero y de los miembros de las órdenes religiosas, y la catequización de las masas urbanas y rurales. El último paso dependía del logro del primero. La formación del clero y de los religiosos mejoró gracias a: - Las reformas introducidas en los centros de enseñanza (universidades, escuelas conventuales y cate- dralicias y seminarios conciliares). - La organización de sesiones periódicas para el estudio de casos de moral en las diócesis. - El aumento de las obras impresas y su difusión y la accesibilidad a ellas a través de bibliotecas uni- versitarias, conventuales y catedralicias. 16
  • 17. En general, el clero de finales de siglo está mejor preparado pero no todos sus componentes mejo- raron por igual, sigue habiendo diferencias entre los religiosos y los clérigos seculares y, dentro de este grupo, entre el alto y el bajo clero. Un alto en el camino para definir clero secular y clero regular Clero secular: es el que vive "en el siglo", es decir, dentro de la sociedad de los hombres, y administra los sacramentos. También se le llama diocesano. Su organización jerárquica parte del papa, continúa con los arzobispos, obispos y sacerdotes. Las órdenes menores del clero secular incluyen los rangos de diácono y exorcista. El cargo de presbítero, cura de almas, cura párroco o simplemente cura, es la base fundamental de contacto directo con los fieles. Clero regular: es el que sigue una regla, y no es secular porque vive fuera del siglo, es decir, fuera de la socie- dad de los hombres. En su origen se iban al desierto tanto individualmente (anacoretas o eremitas) como en grupos (cenobitas). Hay muchas órdenes distintas dentro del clero regular, cada una de las cuales se rigen por una norma de conducta diferente. Asimismo, las órdenes se dividen en mendicantes y contemplativas. Los primeros viven en conventos urbanos, y predican el evangelio mediante la enseñanza y, en ocasiones, las obras. Los segundos se recluyen en monasterios rurales, y dedican su vida al estudio de la biblia y auto- res canónicos. Los miembros del clero regular son habitualmente denominados religiosos. Los estudios teológicos alcanzaron un gran desarrollo: la teología dogmática, la teología moral, la mística, la homilética (el arte y ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios), la liturgia, el derecho canónico. Pero sobre todo la teología positiva que consistía en el estudio de la fe y de la práctica cristiana a través de los siglos. Además de la historia de la iglesia, se estudió la exé- gesis (interpretación crítica y completa de un texto, especialmente religioso, como el Antiguo y el Nuevo Testamento), la patrística (de los Padres de la Iglesia, se ocupó de la defensa del cristianismo frente a las religiones paganas), la patrología (estudia la vida y obra de los autores ortodoxos y hete- rodoxos que escribieron sobre teología entre los inicios del cristianismo y el siglo VII) y la hagiogra- fía (historia de la vida de los santos). Los conocimientos sobre la historia argumentaban y legitimaban o descalificaban enunciados doctri- nales tanto cristianos como reformadores. Esta necesidad hizo que se desarrollara de tal manera el estudio de la historia positiva. Entre los estudiosos destacan Jean Bolland, los jesuitas de Antwerp, los benedictinos del monasterio de Sain-Germain-des-Prés y Jean Mabillon con su obra De re diplomatica. 3.2. Las reformas institucionales de la Iglesia romana Las reformas en las instituciones, en el derecho y en la práctica de gobierno y administración de la iglesia acordadas en Trento fueron necesarias para la correcta difusión de la doctrina católica. Se insistió en consolidar el carácter jerárquico de la iglesia: el papa, las autoridades curiales, las territo- riales (episcopado y clero parroquial) y las órdenes religiosas. a) El papa es la cabeza de esta jerarquía. Su autoridad debía esblecerse definitivamente en la iglesia pero también debía conseguir un lugar en el plano internacional. Para esta doble finalidad se reali- zaron dos acciones: la beatificación y posterior coronación de Pío V, al que se le dió la imagen de triunfador de la fe sobre los enemigos (relacionado con la victoria de Lepanto sobre los turcos) y el jubileo romano para la exaltación de las prerrogativas (atributos) pontificias. b) En cuanto a la curia romana, en 1622 se creó la última de las congregaciones pontificias, la Congregación para la Propagación de la Fe, que coordinaba la evangelización. 17
  • 18. c) El episcopado (conjunto de obispos) y clero parroquial. Se fortaleció el poder episcopal y se prio- rizó en la cura de las almas para lo que se promovieron reuniones sinodales y visitas episcopales. En cuanto a los párrocos, éstos eran vigilados en el cumplimiento de sus obligaciones y en su formación. De todas formas, las reformas no fueron tan profundas y se siguieron produciendo conflictos, abu- sos y corrupciones en el gobierno eclesiástico. d) Las órdenes religiosas. La reforma de las órdenes religiosas puesta en marcha antes del Concilio de Trento continuó durante el siglo XVII; surgieron ramas reformadas de las que ya existían y se fun- daron órdenes nuevas, en muchos casos para dedicarse a la educación y a la asistencia. Las reformas están orientadas a consolidar el centralismo romano y la difusión de la doctrina. Las órdenes podían ser masculinas y femeninas. Órdenes masculinas. Distinguimos entre las reformadas, existentes y nuevas: - Reformadas: Dentro de los agustinos se creó la rama de los agustinos descalzos; la Congregación de San Mauro; la Presentación de Nuestra Señora; la Congregación de la Inmaculada Concepción... Los cistercien- ses también crearon congregaciones como los bernardinos y los trapenses. - Existentes: De las ya existentes destaca la Compañía de Jesús que mostró un dinamismo excepcional en canti- dad y especialmente en su presencia en otros territorios y la variedad en su actividad (política, social, cultural, religiosa, económica): confesores reales, relaciones con los emperadores chinos, educación de hijos de la nobleza, avance de la ciencia moderna, teología... - Nuevas: Los sulpicianos, los lazaristas, los oratorianos que dirigían seminarios. Para la enseñanza, los esco- lapios, las Escuelas Pías, etc. Órdenes femeninas. - Hasta finales del siglo XVI la vida religiosa femenina era de clausura pero a partir de entonces la iglesia comienza a suavizar las normas y abre el camino a las órdenes femeninas que podían ya dedicarse a la atención de otras necesidades y carencias como la enseñanza y la atención a los enfermos. Algunas de ellas son la compañía de María, las Hijas de la Presentación, las Hijas de la Caridad... Destaca el proyecto de Mary Ward que lo empezó pero no lo pudo continuar porque era demasiado novedoso para la época. Este proyecto consistía en la creación de una orden que se ase- mejaba a la Compañía de Jesús pero en femenino. 3.3. La expansión del catolicismo en América y Oriente Desde finales del XV el cristianismo se fue expandiendo por América y el oriente al mismo tiempo que la colonización española y portuguesa. Esta acción se mantuvo durante el siglo XVII en América pero se frenó en el oriente. Toda esta actividad se centralizó en Roma. • América: Se puso en marcha el sistema de reducciones que ya tuvo sus inicios en el siglo XVI en Venezuela pero que no cuajó. En el siglo XVII la idea fué retomada por los jesuitas y consistía en crear pobla- dos propios en la población tupí-guaraní de la zona del Paraná, en Paraguay, para su catequiza- ción e integración en un modo de vida diferente. A las autoridades coloniales les interesaba este proyecto por cuestiones estratégicas, de comunicación y políticas. Los primeros años fueron com- 18
  • 19. plicados, seguidos de una cierta calma hasta que a principios del XVIII brotan las críticas y se des- mantela el proyecto. • Asia: Durante el siglo XVI se produjo una importante difusión del catolicismo pero en el XVII hubo un gran retroceso. En la India se debe al debilitamiento de la presencia portuguesa en beneficio de la inglesa y holandesa. En Japón, por la opinión interna creada tras su unificación que genera des- confianza hacia todo lo extranjero. En China fue algo más interno con resistencias populares. • La Congregación para la Propagación de la Fe: Se pone en funcionamiento en 1622 en los territorios no pertenecientes a las monarquías españo- la y portuguesa. Estas monarquías tenían el derecho de la evangelización de las poblaciones indí- genas en los Virreinatos americanos, Filipinas y Brasil. Para el resto de territorios actúa Roma. En Extremo Oriente Roma estableció su actividad misionera con religiosos formados en el Seminario de Misiones Extranjeras de París. 3.4. Los problemas doctrinales. La querella del jansenismo En el proceso de “romanización” de la iglesia no hubo una suficiente claridad teológica de la cues- tión del primado pontificio que, junto con otras cuestiones sin definir (como la referida a la “gra- cia”) provocaron disputas internas con posiciones como el quietismo y el jansenismo. También hubo tensiones externas en la relación de Roma con los príncipes y soberanos católicos. Otras disputas fueron la llamada querella de los ritos, producidas por el contacto con otras culturas tan diferentes a la europea. a) Disputas internas: Quietismo: muestra un desdén hacia las obras externas e indiferencia ante el mundo, y aspira a la contemplación de Dios. Sus inicios están en las disputas del siglo XVI sobre la gracia (cómo se con- juga la actuación libre del hombre con la acción de Dios para lograr la salvación). Se opone a la teología de los jesuitas que defienden la necesidad de la voluntad humana para su salvación. Destaca Miguel de Molinos, clérigo español residente en Roma, como principal creador. Tiene una amplia difusión en Francia. Jansenismo: coincide con el quietismo en la discusión sobre la gracia, afirma la corrucpión de la naturaleza humana por lo que sólo es eficaz la gracia. Difiere del quietismo en considerar teoló- gicamente la necesidad de una mayor severidad en la calificación moral de los actos humanos (rigorismo). También se añaden planteamientos políticos (galicanismo) y aspiraciones sociales. La definición de jansenismo se hace, pues, compleja. El cardenal Aguirre distingue, a finales del XVII, tres tipos de jansenistas: - El que sostiene los errores teológicos calificados como tales por la iglesia (grupo menos numeroso). - El que defiende una mayor disciplina eclesiástica y una mayor exigencia moral (más numeroso). - El que se opone a los jesuitas y al centralismo romano y defiende posiciones favorables al galica- nismo y episcopalismo (el más numeroso de todos). Comenzó en 1640 con la publicación de la obra Agustinus del obisno Cornelius Jansen. Su tesis fue recogida por las religiosas de la abadía de Port Royal. Apartir de 1653 sufrió diversas condenas por parte de Roma hasta que en 1713 se renueva la condena por la bula Unigenitus que será publica- da por Luis XIV como ley real. 19
  • 20. b) La querella de los ritos: Según se extendía la actividad misionera católica fuera de Europa fueron surgiendo diferentes problemas: - El primero fue la falta de información sobre el nivel de asimilación de la doctrina católica por parte de la población conversa. Se trató de solucionar mediante la prohibición de editar textos sobre el asunto. - El segundo consistió en las discusiones sobre la naturaleza y modos de la evangelización en orien- te llamada “querella de los ritos”. Se trataba de definir cuáles debían ser los comportamientos de los misioneros en relación a los hábitos culturales de los conversos. Mateo Ricci, jesuita, se mani- festó positivamente sobre la realización de determinados ritos chinos a lo que se opusieron domi- nicos y franciscanos. Se sucedió un largo proceso que concluyó en 1742 con la última condena solemne de los ritos chinos. El efecto de esta larga discusión fue negativo para el desarrollo de la actividad misionera en Extremo Oriente. 4. LA ESPIRITUALIDAD PROTESTANTE En el siglo XVII las iglesias reformadas protestantes sufren un estancamiento en dos aspectos: • Sufren discusiones y divisiones internas, debates calvinistas, retroceso de los hugonotes, conflictos políticos de la iglesia anglicana. • La expansión territorial se estanca: únicamente cabe destacar el asentamiento de puritanos y cuá- queros en norteamérica. 4.1. Las iglesias luteranas y calvinistas a) El luteranismo avanzó en este siglo tratando de diferenciarse del catolicismo y del calvinismo para lo que tuvo que realizar una sistematización formal y argumental diferente al primer luteranis- mo. Esta teología, en la que destaca Gerhard, se fue convirtiendo en una actividad académica desarrollada en las universidades que jugaron un papel importante. Frente a esta teología orto- doxa, ya agotada, surge el movimiento pietista luterano con Phillip Jacques Spener que trata de revitalizar la fe personal y de interiorizar la piedad evangélica, para lo que necesita una mayor dedicación al estudio de la Biblia y aumentar las prácticas del sacerdocio universal. Se difundió rápidamente por el norte de Alemania. b) El calvinismo. Desde finales del XVI el calvinismo estaba presente en Suiza, Escocia, Francia, Alemania y especialmente en las Provincias Unidas. Aquí se había desarrollado una cierta toleran- cia dogmática por lo que las teorías de Jacobo Arminio tuvieron buena aceptación. Por su relati- vismo Arminio tuvo que enfrentarse con la rigidez del calvinismo de Gomar. Las disputas arminia- nas se dieron por concluidas con la unificación doctrinal del Sínodo de Dordrecht entre 1618 y 1619 donde se fijó la doctrina oficial calvinista sobre la gracia y la predestinación y se condenó cualquier desviación de la ortodoxia (arminianos). Aún así, en algunos lugares como Francia siguieron los esfuerzos para lograr suavizar la doctrina de la predestinación. b) Los hugonotes. El siglo XVII empezó bajo el signo de la tolerancia para los calvinistas franceses. El Edicto de Nantes decretado por Enrique IV (1598) les ofrecía garantías civiles y políticas y liber- tad de culto. Pero las presiones para limitar estas garantías surgieron y obligaron a los hugono- 20
  • 21. tes a defenderse con las armas sin éxito. Richelieu consiguió limitar los derechos y privilegios de los hugonotes, pero será en el reinado de Luis XIV cuando con el edicto de Fontainebleau (1685) se revoque el de Nantes. 4.2. La iglesia anglicana En Inglaterra la religión juega un papel importante en los sucesos políticos: • Al morir Isabel I le sucede Jacobo I: refuerza el protagonismo de la iglesia anglicana para contro- lar a los protestantes disidentes y a los católicos. Éstos últimos y los puritanos se enfrentaron al rey siendo algunos encarcelados y otros exiliados. • Carlos I: las tensiones se agudizan y desembocan en una guerra civil. El detonante fue la oposición de Escocia que entró en lucha con Carlos I por las pretensiones religiosas y territoriales de éste. También hubo un conflicto con los católicos de Irlanda. Carlos I convocó una reunión del Parlamento para conseguir fondos para el ejército. Esta reunión terminó con la ruptura entre el rey y el parlamento. • Cromwell instaura un régimen republicano (Commonwealth) tras la ejecución de Carlos I (1649). Se impuso un estilo de vida puritano; en Irlanda se persiguió a los católicos y en Escocia hubo tam- bién represión. • Tras la muerte de Cromwell en 1660 se instaura la monarquía de nuevo con Carlos II (1660-1685) que intenta restablecer la iglesia anglicana. También reconoce los derechos civiles y religiosos de los católicos aunque el Parlamento le obligó a limitarlos. Se reanimaron las tensiones de épocas anteriores. • Su sucesor, Jacobo II (1685-1688) aumenta estas tensiones. Trató de orientar la religión hacia el catolicismo. El Parlamento decide sustituir al monarca y entregar el trono a Guillermo de Orange. • Guillermo de Orange (1688-1702), estatúder de las Provincias Unidas y yerno de Jacobo II, elabora la Proclamación de Derechos por la que declara oficial a la iglesia anglicana. Se toleran las demás confesiones protestantes. La iglesia católica queda proscrita en Inglaterra. En Irlanda, por el Tratado de Limerick, se obliga al juramento anticatólico a los parlamentarios de este país, además de otras graves restricciones. 4.3. Las iglesias refomadas en América: puritanos y cuáqueros Las religiones protestantes (calvinismo, luteranismo y anglicanismo) se establecieron en la costa oriental de América del Norte a principios del siglo XVII. Estas iglesias no desarrollaron una actividad misionera como lo hiciera la iglesia católica. Destacan dos asentamientos: los puritanos y los cuáqueros. • Los puritanos: aunque los primeros establecimientos ingleses en costas americanas datan de fines del XVI se considera a la colonización de los puritanos de 1620 la “fundacional”. Por un lado la Compañía de Londres buscaba colonos para América. Por otro lado, una parte de puritanos ingleses se vió obli- gada al exilio por la política de Jacobo I. La Compañía ofreció tierras a estos colonos que llegaron en el “Mayflower”, pero unos 900 Km más arriba de la zona acordada. Al no tener derecho de asenta- miento en esta tierras, establecieron un pacto para formalizar un sistema de gobierno. Así crearon las primeras colonias de Nueva Inglaterra; el centro sería Massachusetts con capital en Boston. 21
  • 22. • Los cuáqueros: entre Nueva Inglaterra y Virginia, en Pensilvania, se establecieron los cuáqueros en 1680, un grupo protestante radical fundado por George Fox con el nombre de Sociedad de Amigos de la Verdad con una doctrina que dice “honrar a Dios y temblar ante su palabra” (quake signifi- ca temblar en inglés). Está en contra del formalismo de la iglesia anglicana, de las diversiones y las diferencias sociales; aboga por una iglesia sin dogmas, sin clero, sin sacramentos. Uno de sus cola- boradores, William Penn, recibe una concesión territorial en América, que es donde se establece- rán los cuáqueros (muchos de ellos eran alemanes). 5. RELIGIÓN OFICIAL Y RELIGIOSIDAD POPULAR Los reformadores, tanto cristianos como protestantes, pretendían conseguir con todos estos proyec- tos una “recristianización” de la sociedad por medio de la instrucción en los contenidos de la refor- ma y por el destierro de las “supersticiones” e “indecencias” de la vida de los creyentes, especialmen- te de las masas campesinas y urbanas, es decir, la lucha de la moralidad contra el paganismo, la ética de la decencia y la razón contra la ética tradicional menos articulada y más tolerante al desorden. A este proceso de cristianización se opusieron las sociedades tradicionales urbanas y rurales y algu- nas minorías de la élite social y cultural. 5.1. Los progresos de la “religiosidad reformada” Según Peter Burke existen dos etapas en este proceso de cristianización: • 1ª etapa: hasta mitad del XVII, definida por la resistencia a la gran ofensiva de las élites contra la cultura popular. • 2ª etapa: a partir de 1650. Debilitamiento de las resistencias y triunfo reformista. Aún así el ritmo no fue el mismo en cada caso ni en cada momento. Los recursos que emplearon fueron la predicación como medio más directo para llegar a la población, seguida de la palabra escrita, las artes figurativas y musicales, y el desarrollo del lenguaje litúrgico. Ámbito católico Los recursos utilizados por los católicos fueron los siguientes: • La imprenta: además de textos litúrgicos destinados a un público culto se imprimieron obras de divulgación (vidas de santos y devocionarios) para un público más amplio, escritos en lengua ver- nácula. Paradójicamente, la Biblia no se imprimió en lengua vernácula. Destacan también los cate- cismos que siguen el esquema tridentino. • Las representaciones artísticas como vehículo de difusión de la doctrina conciliar. El arte del barro- co se define como el arte de la reforma católica: se encargaron tallas de nuevos retablos en iglesias y capillas, se restauraron las ya existentes, se difundió el uso de imágenes en el ámbito doméstico... • Fomento del culto eucarístico, mariano y de las almas del Purgatorio, a través de las cofradías. Se fomentaron las procesiones de Semana Santa y Corpus Christi; se crearon capillas y santuarios. A veces los resultados se oponían a lo deseado: profusión de indulgencias, altares privilegiados, etc. • El adoctrinamiento partía del párroco, sobre todo en las misas dominicales y en las festividades. Se crearon otras medidas de excepción con la formación de misiones populares de miembros de órde- nes religiosas que difundieron el rezo del rosario, la confesión y la eucaristía, entre otros. 22
  • 23. Ámbito protestante Los protestantes fueron menos tolerantes con las formas religiosas tradicionales que los católicos, aunque hay diferencias entre luteranos y puritanos. Por ejemplo, en la Inglaterra puritana de Cromwell se prohibieron las carreras de caballos, los bailes y el teatro. • La lectura de la Sagrada Escritura era fundamental, lo que les hizo traducirla para hacerla accesi- ble al mayor número de personas (las tasas de alfabetización eran mayores entre protestantes que entre católicos). • Pero sobre todo, la palabra, la lectura de la Biblia, era importante y primaba sobre el uso que hacían los católicos de la imagen. Por ejemplo, para Calvino ninguna imagen debía distraer al creyente cuan- do escuchaba la palabra de Dios. Esta difusión de su mensaje por vía oral se hacía por medio de la lec- tura en los servicios religiosos, el canto de los salmos, el catecismo y, especialmente, el sermón. 5.2. La caza de brujas en el siglo XVII La caza de brujas consistía en una serie de procesos judiciales contra supuestos hechiceros y, sobre todo, hechiceras. Ya existía pero a comienzos del XVII se incrementó y declinó a finales de siglo. Este proceso responde a la creencia en la realidad de las brujas y de sus conspiraciones. Se produce tanto en territorio católico como protestante aunque con una cronología diferente y geográficamente su uso se extendió más por Alemania, Francia y Países Bajos. Las causas son muchas y variadas: presiones reformistas, la Inquisición, guerras de religión, conflictos sociales, etc., pero para entenderla hay que atender sobre todo a los cambios experimentados antes de las persecuciones en el concepto de brujería y derecho penal, los cambios religiosos y tensiones sociales y las circunstancias específicas de cada hecho y lugar. El motivo del declive puede estar en el cambio de actitud de las clases cultas que empiezan a mani- festar su incredulidad hacia la existencia de las brujas. 5.3. El nacimiento de la “increencia” En este siglo la revolución científica y el fortalecimiento de la confianza en la razón humana darán paso a otras formas de pensar más liberales: críticas suaves sobre algunos aspectos religiosos o la afir- mación de la imposibilidad de la fe revelada, el ateísmo. John Toland elaboró una religión natural (deísmo). Sin embargo esto sólo sucedió en una minoría de la minoría culta de la sociedad del XVI 23
  • 24. 24
  • 25. TEMA 10 EL AUGE DEL ABSOLUTISMO 1. EL ABSOLUTISMO MONÁRQUICO Y SU SIGNIFICADO 1.1. El concepto teórico de absolutismo y sus límites El rey “absoluto” pasó de ser el superior feudal a ostentar un poder supremo que procedía de Dios y que ejercía sobre sus súbditos. Esto no significaba que no hubiera normas que limitaran ese poder, al contrario, existían unos límites teóricos: a) El derecho privado y la propiedad: Era necesario mantener lo particular y privado para definir la zona donde el monarca podía rei- vindicar su condición de soberano. Por ejemplo, no podía exigir tributos de forma ilegal. b) La representación corporativa y las asambleas: Las asambleas-cortes-parlamentos eran los órganos que podían asegurar la contención del poder absoluto. Al ser bastante críticas, los soberanos procuraban convocarlas tan sólo cuando fuera estrictamente necesario (sobre todo por cuestiones económicas). c) El concepto de leyes fundamentales: Debían existir unas leyes que no pudiera tocar el soberano referentes a la religión, la sucesión al trono y la imposición de tributos. Su modificación por parte del rey lo convertiría en un tirano. En muchas monarquías estas leyes se incumplieron (Luis XIV, Felipe IV, Carlos I de Inglaterra). 1.2. Características de la práctica del absolutismo monárquico Este modelo teórico no se aplicó en la práctica. Habría que destacar varios aspectos en cuanto a la práctica del absolutismo: • El régimen señorial permanece aunque el monarca absoluto se impone a todos sus privilegios, derechos tributarios, jurisdiccionales, etc. • Se suceden diferentes revueltas por parte de todos los grupos sociales en Inglaterra, Francia y España. • En cuanto al complejo institucional destacan: - El ejército permanente: este siglo se caracteriza por la persistencia de conflictos armados ya que todavía el poder se demostraba con la cantidad de territorios poseídos. Debido a esto, el estado absoluto destinaba el 80% ó 90% del total de sus rentas a los gastos militares. - La burocracia civil permanente: hubo un desarrollo de la función pública con funcionarios cuyo cargo era tratado por el rey como una propiedad vendible. Al vender los cargos, el rey se procura- ba dinero para sus gastos bélicos y políticos sin tener que convocar parlamentos o asambleas. Al mismo tiempo, la nobleza fue perdiendo terreno en el plano político porque los cargos eran com- prados por hombres de negocios y además estos cargos adquirían un derecho hereditario. - El sistema nacional de impuestos: las monarquías absolutas multiplicaron los impuestos para hacer frente a los gastos bélicos. - El derecho codificado: la adopción de la jurisprudencia romana se veía gestando desde el Renacimiento con el único motivo de aumentar el poder central ya que, según el derecho romano, la voluntad del príncipe tenía carácter de ley y estaba libre de las obligaciones legales. 25
  • 26. - La diplomacia nacional: se inició en el Renacimiento pero tuvo su pleno desarrollo en el siglo XVII mediante un sistema de intercambio entre estados a través de las cancillerías y con comunicacio- nes e informes secretos. No obstante, el mecanismo supremo de la diplomacia era el matrimonio que conformaba la dinastía, última instancia de legitimidad, y se convertía en el símbolo del fin de la guerra. - El “valimiento” o “ministeriado”: surge la figura del “privado” que tiene un vínculo personal con el monarca y dirige las acciones de gobierno, las coordina y las supervisa ya que las tareas del gobierno se complican y diversifican. 2. LA FORMACIÓN Y EL TRIUNFO DEL ESTADO ABSOLUTO EN FRANCIA (1598-1715) 2.1. Enrique IV y el restablecimiento de la autoridad monárquica (1589-1610) Desde la muerte de Enrique II (1559) hasta la proclamación de Enrique IV (1589) Francia vive un periodo difícil de guerras civiles. Enrique IV tuvo que superar las secuelas de estas guerras: se convir- tió al catolicismo para conseguir la paz interior del reino, redujo el bandolerismo y pacificó las últi- mas provincias de la Liga Santa. Proclamó el Edicto de Nantes (1598-1685) por el que se restablece la religión católica en Francia, se da libertad de convivencia a protestantes y se regula la libertad de culto permitiendo a los reforma- dos el acceso a los cargos públicos. Estableció la presencia real y el poder central en París. Consiguió la recuperación agrícola y promocionó el comercio de exportación. Se conservó la paz exterior para que no aumentaran los gastos del estado. Una figura destacada es el duque de Sully, canciller hugonote de Enrique IV, que consiguió duplicar los ingresos del estado por medio de impuestos indirectos. Se introduce la “paulette” que hace hereditarios los cargos administrativos vendidos. En política exterior renacen las ambiciones de expandirse. El Emperador quería apoderarse de los ducados de Clèves y Juliers (con motivo de la situación de estado de sucesión de los mismos) pero los príncipes alemanes se oponen y son apoyados por Enrique IV que entra en guerra. Su esposa, María de Médicis, católica, se corona regente apoyando a los católicos contra la acción del rey. Éste es ase- sinado por un desequilibrado. Enrique IV dejó un país mejorado política y económicamente pero frágil. 2.2. La minoría de Luis XIII (1610-1624) Durante la minoría de Luis XIII la Regente María de Médicis inició una política católica proespañola proyectando los matrimonios del rey con la princesa española Ana de Austria y de la infanta france- sa Isabel de Borbón con el futuro rey de España Felipe IV. Esto produjo inquietud en la nobleza y en los protestantes por lo que la Regente convocó los Estados Generales en 1614, pero no llegaron a 26
  • 27. ningún acuerdo. El clero reclamaba la aplicación de los dogmas del Concilio de Trento; la nobleza pedía la abolición de la “paulette”. Los Estados Generales se disolvieron y María de Médicis decidió celebrar los matrimonios proyecta- dos. Su “favorito” era Concino Concini que fue asesinado por Luis XIII asesorado por Luynes. María de Médicis, una vez desterrada, consiguió escapar y se enfrentó a su hijo en un levantamiento arma- do. Con la intervención de Richelieu consiguieron hacer las paces. Luis XIII tuvo que enfrentarse también a los protestantes que, tras el Edicto de Nantes, habían adqui- rido mucho poder. El conflicto estalló por la práctica del culto católico en el condado de Bearn (zona protestante) y, tras la guerra, el rey tuvo que restablecer los acuerdos del Edicto. Tras todos estos problemas que denotaban la debilidad del gobierno, Luis XIII nombró a Richelieu jefe del Consejo Real. 2.3. Richelieu y Luis XIII (1624-1642) De nuevo regresa el conflicto protestante para lo que Richelieu consiguió una flota poderosa para atacar La Rochelle, la plaza fuerte de los protestantes. La Guerra de La Rochelle (julio 1627-octubre 1628) tenía otro motivo que no era tan sólo el de acabar con los rebeldes hugonotes y consistía en el dominio de todos los puertos de Francia controlando el comercio marítimo. Si los ingleses apoya- ron a los protestantes fue por este motivo más que por el religioso. Se toma la ciudad y se declara el Edicto de Gracia (1629) por el que se modifican las garantías de Nantes y se suprimen los privile- gios políticos y militares. En política interior se crearon dos partidos: • El “partido de los buenos franceses”, de Richelieu, que pretendía separar los intereses del estado y los de la religión y debilitar la Casa de Austria. • El “partido devoto”, de María de Médicis, con el objetivo de derogar el Edicto de Nantes, eliminar el protestantismo y apoyar a la Casa de Austria. Pero el poder lo tenía Richelieu que declaró la guerra a España, a Felipe IV, en 1635. La guerra dis- minuyó las arcas del estado por lo que se hacía necesario recaudar más impuestos. Richelieu creó una especie de comisarios del Consejo del Rey, los “intendentes”, en cada provincia para el cobro de impuestos y el desempeño de funciones judiciales y administrativas. Esta presión fiscal, junto a la duración de la guerra, provocaron levantamientos que, unidos a las intrigas cortesanas, querían la desaparación de Richelieu. En 1643 muere Luis XIII y las tropas de Felipe IV son derrotadas en Rocroi. 2.4. La minoría de Luis XIV, Mazarino y la Fronda (1643-1661) Luis XIV era menor de edad así que su madre, Ana de Austria, se convirtió en regente asesorada por el Consejo de Regencia del que formaba parte Mazarino (ministro de Luis XIII) heredero de la polí- tica de Richelieu. 27
  • 28. La política económica estuvo a cargo de Particelli d’Emery pero surgió el descontento por su políti- ca fiscal y por las crisis de subsistencia. Estalló la Fronda (1648-1653), reflejo de la crisis del estado, de la sociedad y de la economía. Se distinguen cuatro fases: • 1ª parte. La “Fronda parlamentaria”. Los procuradores elaboran un proyecto político que iba en contra del absolutismo. Mazarino, presionado, revocó las innovaciones fiscales y suspendió la recau- dación de impuestos. Pero reaccionó sacando al rey de París y asediando la capital. Los parlamen- tarios se asustaron y llegaron a un acuerdo con la “Paz de Reuil” por el que se comprometían a no celebrar más reuniones con los tribunales soberanos. • 2ª parte. La “Fronda de los Príncipes”. Condé, que ayudó con el apoyo militar, quiso sustituir a Mazarino pero fue arrestado. Sus partidarios reaccionaron intentando sublevar a las provincias pero Mazarino fortaleció su posición tras las victorias militares frente a los príncipes. El Parlamento de París decidió entonces exigir la libertad de los príncipes. • 3ª parte. La “Unión de las dos Frondas”. Mazarino se exilió y tras su desaparación, los frondistas no fueron capaces de entenderse. Condé abandona París. • 4ª parte. La “Fronda de Condé”. Tras marcharse Condé, vuelve Mazarino a Francia pero se autoe- xilia de nuevo sabiendo que su presencia es lo único que impide la llegada del rey. En efecto, tras su marcha, Luis XIV y Ana de Austria entran en París. Estos hechos crearon un sentimiento de cansancio y de aceptación del poder absolutista. El rey de Francia se convirtió, entonces, en el soberano más poderoso de Europa. 2.5. Francia y la monarquía absoluta de Luis XIV (1661-1715) Luis XIV heredó de Mazarino sus principales ministros: Le Tellier, Colbert, Lionne y Séguier, políticos competentes y disciplinados que crearon una gran burocracia al servicio de la monarquía. La organi- zación burocrática era la siguiente: • El Consejo Superior, presidido por el rey y formado por estos ministros. • El Consejo de Despachos, para los asuntos provinciales. • El Consejo de Finanzas, para los asuntos económicos. • Los intendentes que se extendían por todo el país. Las principales actuaciones del rey fueron: • El control de los grandes cuerpos del estado: con el establecimiento de la corte en Versalles se cum- plió el realce del prestigio del monarca y el apartamiento de la nobleza de sus tareas locales. Se vigilaron las Asambleas del Clero; los parlamentos vieron reducido su poder; la elección de los miembros de los Estados Provinciales dejó de ser libre. Las ciudades no pudieron elegir a sus magis- trados municipales sino que lo hacía el rey. • El ordenamiento de la “fiscalidad estatal”, tarea que correspondió a Colbert que aplicó una severa contabilidad y una disminución de las cargas (se anularon rentas y disminuyeron los intereses de las deudas contraídas). Los impuestos eran gravosos e insuficientes por lo que Colbert aumentó las ren- tas a partir de impuestos indirectos. De esta forma consiguió que las rentas del estado aumentaran. • En política económica Colbert fue un seguidor del mercantilismo. Protegió las manufacturas fran- cesas e impulsó la construcción marítima. • La expansión militar. El objetivo de todas estas medidas era la expansión militar. Le Tellier y el mar- qués de Louvois reorganizaron el ejército con un cuerpo de oficiales y una jerarquía; se generali- za el uso del uniforme; se renueva la técnica armamentística (del mosquete se pasa al fusil); se 28
  • 29. construyen cuarteles para evitar el sistema de alojamientos en la población; se creó el Hospital de los Inválidos para veteranos enfermos; también se impulsó la marina de guerra. • La diplomacia. Luis XIV impulsó el desarrollo diplomático creando una red de informadores oficia- les y oficiosos por toda Europa. Los informes que recibía detallaban la vida de las diferentes cortes europeas pero no daban la importancia debida a la mentalidad del pueblo. • La cuestión religiosa. El rey quería restablecer en Francia la unidad de la fe pero entró en conflic- to con el papa, con los protestantes y con los jansenistas. Conflicto con el papa: Estableció el galicanismo político que defendía las libertades de los eclesiásticos del reino y limita- ba la autoridad del papa en cuestiones no espirituales. Luis XIV se enfrentó así al papa y ocupó el territorio pontificio de Avignon, aunque se vió obligado a reducir la situación de enfrentamiento tras la muerte del pontífice y el problema de los conflictos europeos. Enfrentamiento con los protestantes: Al principio mantuvo una posición moderada pero siempre quiso fortalecer su poder para lo que necesitaba conseguir la unidad de fe en el reino y el Edicto de Nantes suponía un obstáculo. Empezó a presionar: redujo el número de templos protestantes, dejó de recaudar impuestos para ayudar al culto reformado, varió el contenido del Edicto, castigó a las poblaciones de hugonotes con el alojamiento del ejército en ellas. Mucha población tuvo que abjurar de su religión. Luis XIV aprovechó para firmar el edicto de Fontainebleau que revocaba el de Nantes, lo que provocó las conversiones y la huida de los hugonotes a otros lugares europeos. El jansenismo católico: El jansenismo recalca el poder de la gracia divina en la salvación de los hombres. Luis XIV reprimió este movimiento por tratarse de un grupo influyente en el clero y en los magistrados de París. 3. LA QUIEBRA DEL ABSOLUTISMO INGLÉS: LAS REVOLUCIONES INGLESAS (1603-1688) 3.1. Jacobo I. El advenimiento de los Estuardo (1603-1625) En 1603 muere Isabel I y con ella se acaba la línea sucesoria Tudor al recaer la corona en su primo Estuardo, Jacobo VI de Escocia (Jacobo I de Inglaterra), hijo de María Estuardo. Las esperanzas de la pobla- ción católica inglesa pronto quedaron anuladas cuando Jacobo I asumió el anglicanismo como religión. Políticamente siguió los ideales absolutistas pero, acostumbrado a un país como Escocia donde el Parlamento no contaba, no supo ver que en Inglaterra la asamblea era el núcleo central del poder nobiliario. El Parlamento estaba formado por dos cámaras: • Los Lores, nombrada por el rey, que podía aumentar el número de pares a su gusto. • Los Comunes, elegida por sufragio por los propietarios ricos. Esta institución representaba a la antigua nobleza inglesa ligada a la tierra, la Gentry, pero también a la de las ciudades y a los nobles comerciantes. Aunque no se reunía con una periodicidad prefija- da sí debía ser consultada en cuestiones fiscales y militares. Hasta 1612, aconsejado por sir Robert Cecil, convocó a las dos cámaras para asuntos económicos para votar impuestos aunque el déficit seguía creciendo. Pero es a partir de este año cuando, asesorado 29
  • 30. por el duque de Buckingham, deja de convocar al Parlamento y obtiene el dinero mediante enaje- naciones del patrimonio real, venta de títulos nobiliarios, multiplicación de monopolios, etc. En 1621 no tuvo más remedio que convocar al Parlamento ante la imperiosa necesidad de dinero: sus miembros votaron subsidios pero también criticaron la política matrimonial de su hijo Carlos con la princesa María de España y denunciaron la financiación anterior. Cuando Jacobo obtuvo los sub- sidios disolvió el Parlamento. Fue convocado de nuevo en 1624 y esta vez se aprobó una legislación contra los monopolios a cambio de un subsidio. A su muerte en 1625, el Parlamento y la corona estaban definitivamente separados. 3.2. Carlos I (1625-1642) Carlos I tomó de un modo más consciente la tarea de crear un absolutismo teniendo a su lado al duque de Buckingham. En 1625 convocó al Parlamento; en esta reunión sólo votaron el importe de los derechos arancelarios, el Tonage y el Poundage. En política exterior el rey perdió popularidad debido a las derrotas inglesas en la guerra contra España y al fracaso de la Rochelle en Francia. El Parlamento, al denunciar estos actos, fue disuelto indefinidamente. Convocó al Parlamento por segunda vez en 1626 pero excluyó a los líderes más destacados nombrán- dolos sheriffs. Los ataques del Parlamento a Buckingham hicieron que lo disolviera de nuevo. La crisis hizo que el rey asumiera poderes extraordinarios rompiendo el equilibrio entre la monar- quía y el Parlamento imponiendo el pago de nuevos subsidios. La presión fiscal crece pero no es sufi- ciente para mantener la monarquía absoluta. Se convoca un nuevo Parlamento en 1628 para pedir dinero y ordenan la percepción de los derechos arancelarios sin consultar la renovación y finalmente tuvo que ser disuelto de nuevo. Tras esta última disolución Carlos I optó por gobernar como monarca absoluto sin convocar al Parlamento durante un periodo conocido como “la tiranía”. El rey se acercó a la alta nobleza y exclu- yó a la “gentry”. Sus consejeros políticos fueron Wentworth, conde de Strafford y Lau, al que nom- bró arzobispo de Canterbury. • Strafford: impuso un régimen de austeridad cortesano y militar. Puso fin al doble conflicto con Francia y España. Recurrió a la venta de cargos como fuente de ingresos para la corona y retomó impuestos caídos en desuso. • Laud: anglicano, opuesto al puritanismo. El puritanismo procede de Escocia donde la iglesia pro- testante, llamada presbiteriana, manifestó su rechazo a la estructura jerárquica, el culto a los san- tos, la fastuosidad de las ceremonias, y optó por la interpretación literal de la Biblia. Este presbite- rianismo se extendió por Inglaterra con el nombre de puritanismo. Se esta rama surgieron otras más radicales como los congregacionistas o los bautistas. La imposición del anglicanismo en Escocia desencadenó la guerra. Con el pacto nacional o “covenant” una mayoría de la nobleza y de la “gentry” desafió al rey y al clero y organizó un ejército que venció a Carlos I. El Parlamento, convocado por el rey, suprimió los avances absolutistas de la monarquía. Estalló la rebelión católica en Irlanda que llevó al Parlamento y al rey a la guerra civil. 30
  • 31. 3.3. La Guerra Civil (1642-1649) La Guerra Civil se inició con un comité insurrecto del Parlamento que obligó a Carlos I a huir en 1642. La guerra enfrentó al rey, apoyado por la iglesia anglicana, sus prelados y fieles, la alta nobleza, los condados del norte y oeste, contra los jefes puritanos, burgueses de las ciudades, artesanos y asala- riados de las ciudades y campesinos de los condados del este y sur. Este bando creó un nuevo ejérci- to llamado Nuevo Ejército Modelo. Estaba dirigido por Cromwell y Fairfax, y formado por puritanos fanáticos. Ganaron en 1643 en la batalla de Naseby. Carlos I fue encarcelado y secuestrado varias veces hasta que finalmente fue juzgado por lo que que- daba del Parlamento (Rump) condenándolo a muerte. 3.4. La república y el protectorado de Cromwell (1649-1660) A la muerte del rey la monarquía quedó abolida y se proclamó la república (Commonwealth). El órgano de poder era el “Rump” sin la Cámara de los Lores. Ejercía el poder legislativo y de forma indirecta, el ejecutivo a través del Consejo de Estado del que formaba parte Oliver Cromwell entre otros miembros, todos hombres de fe y religión puritana. Cromwell pertenecía a la “gentry”, fue elegido diputado de la Cámara de los Comunes y jefe del ejército parlamentario durante la Guerra Civil. Los problemas con los que se enfrentó la república fueron: • Las oposiciones políticas de los defensores de la iglesia anglicana y de la monarquía. Entre los repu- blicanos surgió una tendencia radical, los “levelers”que reivindicaban la igualdad política y social y el reparto de tierras. Cromwell los eliminó y encarceló. • Los problemas de Escocia e Irlanda: en Irlanda existía una sublevación que fue aplacada por el Nuevo Ejército Modelo con Cromwell a la cabeza, de una manera brutal y expropiando tierras a los campesinos católicos. En Escocia el Parlamento de Edimburgo reconoció como rey al hijo de Carlos I, Carlos II. Cromwell se enfrentó con los ejércitos legitimistas en Dumbar y sometió al sur de Escocia. Tras el enfrentamiento de Worcester todo el país quedó ocupado. Por otro lado surgieron tensiones entre el “Rump” y el Nuevo Ejército Modelo. Éste reprochaba al Parlamento su incompetencia y aquéllos no querían la existencia de un ejército numeroso y discipli- nado que se metíera en asuntos políticos. Cromwell eliminó el “Rump” disolviendo el Parlamento. Creó un nuevo Consejo de Estado y convocó un nuevo Parlamento que se disolvió en poco tiempo. El Consejo de Estado dió el poder a Cromwell con el título de “Lord Protector” de la República de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Durante este protectorado se quiso hacer una reforma del país: • Religión: hubo una política muy estricta. Se prohibieron diversiones como las carreras de caballos, los bailes y el teatro. • Política exterior: Cromwell encontró oposición en Holanda por los conflictos de intereses comercia- les y coloniales que llevaron a la república a un enfrentamiento a través de la guerra anglo-holan- desa. Tras ella, los ingleses detentaban el comercio de importación de productos extranjeros a Inglaterra privando a los holandeses de este comercio. Antes de morir, Cromwell restableció la Cámara de los Lores y obuvo el derecho de elegir sucesor: su hijo Richard que se vió obligado a abdicar en 1659. El poder quedó en manos del Consejo de Oficiales 31
  • 32. que convocó varias veces el “Rump”. Se creó un clima de anarquía que favoreció la convocatoria de elecciones parlamentarias. El nuevo Parlamento llamado Parlamento de Convención era de mayoría monárquica y por ello se aprobó la restauración monárquica con Carlos II. 3.5. La restauración monárquica y el reinado de Carlos II (1660-1685) Inglaterra desarrolló una reacción a la revolución puritana. El Parlamento Cavalier inició una políti- ca de revancha persiguiendo a personajes de la república, depurando el ejército y recuperando tie- rras para la iglesia anglicana. Los católicos se beneficiaron de una alta tolerancia que les permitía tener cargos públicos. En política exterior Carlos II vendió Dunkerque a Francia, una decisión que fue impopular. Pero tomó otras medidas que fueron aplaudidas: la política antiespañola con la alianza matrimonial con Portugal por la que obtuvo beneficios colociales (Tánger y Bombay) y el enfrentamiento con las Provincias Unidas por rivalidades comerciales (Segunda Guerra Anglo-holandesa). Con Francia mantuvo una política de mayor alianza. Firmó con Luis XIV el Tratado de Douvres para conseguir financiación sin recurrir al Parlamento por el que a cambio de dinero se comprometió a ayudar a Francia contra Holanda y restablecer el catolicismo en Inglaterra. Concedió la libertad de culto a los católicos y protestantes disidentes sin consultar al Parlamento por lo que tuvo que recti- ficar. Tras este rechazo, mantuvo una política más anglicana. Durante esta etapa se habían creado dos tendencias políticas: • Los “Whigs”, partido liberal, antiaristocrático y antiabsolutista. • Los “Torys”, partido conservador que apoyaba la actividad real y defendía la aristocracia, la Iglesia anglicana y el ejército. Cuando Carlos disolvió el Parlamento, las elecciones para elegir uno nuevo giraron en torno a la sucesión del trono porque Carlos II no tenía heredero directo. La Cámara elegida fue de mayoría whig y votó en contra de la sucesión del duque de York. El rey no lo aceptó, disolvió el Parlamento y convocó nuevas elecciones en varios intentos fracasados por tener mayoría whig, hasta que optó por disolverlo indefinidamente. Ante esta situación de crisis los whig se hicieron impopulares porque querían recurrir a la fuerza y la mayoría de los ingleses no quería más guerras. Carlos II murió convirtiéndose al catolicismo. 3.6. El reinado de Jacobo II (1685-1688) El hermano de Carlos II, el duque de York, le sucedió con el nombre de Jacobo II. El nuevo rey se enfrentó con el Parlamento, se alió con Luis XIV, orientó la religión hacia el catolicismo y bautizó a su hijo por un sacerdote católico. Esta situación inquietó a los ingleses y a Guillermo de Orange, esta- túder de las Provincias Unidas. El Parlamento quiso cambiar de rey y optó por Guillermo, yerno de Jacobo II, que fue investido sin batalla y proclamó la religión protestante y la libertad del Parlamento. Jacobo II emprendió la huída. 32
  • 33. 3.7. La “Gloriosa Revolución” de 1689 Guillermo de Orange no se apoderó de la corona sino que tuvo el gobierno provisional del reino y eligió una nueva cámara de los Comunes para constituir un Parlamento Convención que realizó un gran trabajo legislativo. Guillermo y María fueron proclamados reyes de Inglaterra y prestaron jura- mento al “bill of Rights”. La tendencia “whig” opuesta a cualquier poder sagrado se impuso en Inglaterra. 4. LA MONARQUÍA HISPÁNICA DURANTE EL SIGLO XVII 4.1. El reinado de Felipe III (1598-1621s) Antecedentes: Tras la muerte de Felipe II la monarquía española quedó en una situación de gran prestigio. Poseía un gran imperio ultramarino: tierras americanas y las colonias lusas de las Indias Orientales tras la anexión de Portugal. Los Habsburgo habían gestado una política matrimonial muy favorable y contaban con la abundan- cia de metales preciosos procedentes de América que les daba una superioridad económica. Con Felipe II la corte se estableció en Madrid y la administración experimentó un gran desarrollo. Políticamente el Consejo de Estado deliberaba sobre los asuntos importantes pero existían otros con- sejos que equilibraban la fuerza de aquél. El ejército español era el más grande de Europa y les per- mitió mantener su preeminencia en Europa. Felipe III: tras la muerte de Felipe II la situación se hizo difícil: los conflictos bélicos aumentaron la presión fiscal y el rey se vió obligado a suspender los pagos de créditos. Felipe III tuvo que cerrar los frentes de guerra inaugurando un periodo conocido como la “Pax Hispánica”que se quebró cuando entró en la Guerra de los Treinta Años por razones dinásticas y religiosas. Otra medida que tomó fue la expulsión de los moriscos con consecuencias nefastas: pérdida de población, colapso económico, dramas humanos... pretendiendo acabar con esa minoría. El valido del rey fue el duque de Lerma y luego su hijo el duque de Uceda. 4.2. Los primeros años del reinado de Felipe IV y Olivares (1621-1635) Felipe IV cambió la política interior y exterior del país. Su valido, Gaspar de Guzmán, conde duque de Olivares, lo convenció para regenerar la monarquía y así recuperar su prestigio. Para ello había que hacer reformas económico-sociales y políticas. • Reformas económico-sociales: política tributaria que aumentara los ingresos y disminuyera los gas- tos de recaudación. Recuperación social de los descendientes de los judeoconversos como posibles motores de la revitalización comercial e industrial. • Reformas políticas: había que fortalecer la autoridad real y unir la monarquía. Para ello todos los reinos debían comprometerse a su defensa mediante el proyecto de Unión de Armas, a lo que se resistieron Cataluña y Aragón. 33
  • 34. La administración central estaba organizada en doce consejos pero era un sistema lento por lo que empezó a funcionar, con Felipe II, el sistema de “juntas” para solucionar asuntos urgentes. Olivares creó un consejo secreto, la “consulta” para cuestiones importantes. En el aspecto económico, destaca la prolongación de la Guerra de los Treinta Años. La entrada de Francia en el conflicto y los ataques de las Provincias Unidas en ultramar afectaron a la econo- mía. Se declaró una nueva suspensión de pagos, devaluaciones y revaluaciones del vellón, descen- dió el comercio trasatlántico. Para solventar esta situación se aplicaron nuevos tributos y se ven- dieron honores, pero era insuficiente por lo que se decidió poner en práctica el Proyecto de Unión de Armas. 4.3. La crisis de 1640, las revueltas periféricas y el final del reinado de Felipe IV (1635-1665) El proyecto de Unión de Armas que comprometía a todos los reinos en la defensa del Imperio Hispano era peligroso porque se produjeron levantamientos. • Cataluña está en contra de la política centralista de Olivares. Se les obligó a servir en el ejército fuera de sus provincias y tuvieron que alojar tropas en sus territorios. Esto creó un malestar, asesi- naron al representante del rey en Cataluña y se declaró la guerra que no finalizó hasta 1652. • Portugal también entró en malestar por las novedades fiscales impuestas por Olivares. Juan de Braganza, apoyado por el clero y la nobleza, inició una insurrección en Lisboa que lo proclamó como rey de Portugal con el nombre de Juan IV. • Otros territorios que estaban en contra eran Andalucía, Aragón, Nápoles y Sicilia. Tras la pérdida del Rosellón y la derrota del ejército español en Lérida, termina el valimiento de Olivares. Felipe IV se apoyó en don Luis de Haro con una política que pretendía salvar todo lo que se pudiera, algo que consiguió con relativo éxito. 4.4. El reinado de Carlos II y el fin de los Habsburgo de Madrid (1665-1700) A Felipe IV le sucedió su único hijo superviviente, Carlos II, un niño enfermo. El gobierno lo asumió su madre, Mariana de Austria, asesorada por una Junta de Gobierno. Pero Mariana oprescindió de ella y se dejaba aconsejar porsu confesor y valido el padre Juan Everardo Ritard, al que le sucedió el ministro Valenzuela. Ninguno aportó soluciones. Tras la mayoría de edad de Carlos II, su hermanastro don Juan de Austria comenzó a gobernar a su lado. Los avances para la recuperación económica y política fueron limitados. La cuestión sucesoria, ya que Carlos II no podía tener descendencia, fue el tema principal. Había dos candidatos: el candidato aus- tracista apoyado por la diplomacia austriaca y Felipe de Anjou apoyado por Luis XIV. Carlos II optó por la sucesión francesa. 34
  • 35. 5. LOS ENSAYOS DEL ABSOLUTISMO EN EUROPA CENTRAL DURANTE EL SIGLO XVII 5.1. El Sacro Imperio, la monarquía austriaca y el fracaso en la construcción de un estado absoluto (1619-1705) La Casa de Austria, a principios del XVII, no mantenía una unidad política en sus posesiones. Cada una de ellas contaba con instituciones diferentes y sólo tenían en común el Consejo de Guerra. La monarquía se mantenía católica pero la mayor parte de la nobleza se pasó al protestantismo. Fernando II (1619-1637) elegido Emperador, se consideró Jefe de la Cristiandad y defensor del cato- licismo. Transformó el reino de Bohemia en un estado católico y hereditario. Este hecho extendió el poder de los Habsburgo al norte de Alemania abriendo la posibilidad de un nuevo imperio germá- nico pero la intervención de Suecia en la Guerra de los Treinta Años acabó con esta idea. El fracaso del intento de Fernando II y Fernando III para convertir el Sacro Imperio en un estado ale- mán centralizado y católico se confirmó con los tratados de Westfalia (1648). En Alemania los prín- cipes eran independientes y tenían los derechos de la realeza. Fernando III desistió de esta idea y se centró en formar un estado danubiano con los estados austria- cos, Bohemia y Hungría. Leopoldo I (1658-1705) fue decisivo en este proyecto. Estableció un ejército permanente, creó impuestos indirectos, fortaleció la administración tradicional. Pero a pesar de todos estos esfuerzos, el estado austriaco carecía de unidad y había separaciones en la lengua, las tradiciones y la religión. 5.2. Brandeburgo y la formación del estado prusiano (1614-1713) En la primera mitad del XVII los electores de Brandeburgo, los Hohenzollern, triplicaron sus estados mediante alianzas matrimoniales, guerras y casualidades hereditarias. Federico Guillermo (1640-1688) creó una unidad política en todo este conjunto heterogéneo de esta- dos. Creó una base financiera estable para construir un ejército fuerte. Puso en marcha una nueva administración del estado con un Consejo de Estado Secreto en Berlín y estableció consejeros locales en los estados. Repobló territorios que estaban desérticos acogiendo a los perseguidos religiosos de Europa. Federico III (1688-1713) consiguió el título de rey de Prusia a cambio de ayudar en la Guerra de Sucesión contra Luis XIV por la corona española. 35
  • 36. 6. LOS ENSAYOS DEL ABSOLUTISMO EN LA EUROPA ORIENTAL Y NÓRDICA 6.1. Apogeo y estancamiento de Suecia (1594-1697) Gustavo Adolfo II Vasa (1594-1632). Cuando Gustavo Adolfo llega al trono sueco se encuentra con una situación compleja: • La monarquía es hereditaria. • La religión es el luteranismo desde 1627. • El estado abarca la actual Suecia y Finlandia y está prácticamente despoblado. • La alta aristocracia es hostil a la monarquía. • Existen tres conflictos internacionales contra Polonia, Dinamarca y Rusia, siempre movidos por el interés del Báltico. Para solucionar estos problemas el rey confirmó los privilegios de la nobleza a cambio de su cooperación militar, firmó la paz con Dinamarca y Rusia y entonces se dedicó a la organización interna del reino: • Se apoyó en la aristocracia y, entre ellos, en el canciller Axel Oxenstierna. • Organización del poder: consolidó la autoridad del rey ganándose la confianza de la Dieta (noble- za, clero y burguesía) • Economía: llevó una política mercantilista con el aumento de la explotación metalúrgica (cobre). • Ejército: trabajó en la creación de un ejército poderoso con un nuevo método de reclutamiento, un armamento perfeccionado y una táctica moderna. En la guerra de Polonia consiguió varias victorias y en Alemania, durante la Guerra de los Treinta Años, dominó la posiciones de los Habsburgo. Cristina. Tras la muerte de Gustavo Adolfo le sucedió su hija Cristina a quien no le gustaba gober- nar. No contrajo matrimonio y renunció a la corona haciendo que la Dieta nombrara sucesor a su primo Carlos X Gustavo. Carlos X Gustavo (1654-1660). Durante este periodo la nobleza adquiere un mayor poder político y económico. El país consigue su mayor extensión de territorios pero el estado se vió obligado a ven- der las tierras de la corona a la nobleza para solventar los gastos de las guerras. Carlos XI (1660-1697). Gobernó en un periodo tranquilo y próspero. Durante su minoría la política siguió la misma tendencia anterior pero, a partir de 1679, consiguió recuperar todas las tierras ven- didas. Entró en la corriente absolutista al conseguir no tener que convocar a la Dieta para gobernar. Carlos XII (1697-1718). Periodo de decadencia con guerras y derrotas. Sus largas ausencias crearon un vacío político que derivó, con sus sucesores, en un régimen parlamentario. 6.2. Dinamarca y el camino hacia el absolutismo (1588-1699) La diferencia de la monarquía danesa con la sueca reside en que se trata de una monarquía electiva y no sucesoria. Cristian IV (1588-1648) desarrolló una monarquía tendente al absolutismo. Tuvo que pactar con la aristocracia rica y poderosa una vez vencido por el Emperador y por los suecos. La Dieta declaró a la monarquía hereditaria al chocar con una nobleza que no quería contribuir con los gastos militares. 36
  • 37. Federico III (1648-1670). Como monarca absoluto realizó una serie de reformas: monarquía de con- fesión luterana y de derecho divino y una administración más moderna. Cristian V (1670-1699). Se sigue fortaleciendo el absolutismo. La aristocracia da paso a una nueva nobleza cortesana. 6.3. Rusia: agitación, restauración y absolutización (1613-1725) Miguel Romanoff (1613-1645) emprendió una tarea de restauración interior y exterior. Controló la asamblea representativa, ordenó la hacienda pública, aumentó el ejército, estimuló la actividad eco- nómica y fortaleció la jerarquía de la iglesia ortodoxa. Alexis (1645-1676) continúa con esta política. Favoreció el poder del zar sobre el de la asamblea representativa; organizó una administración centralizada con ministerios; definió los derechos y deberes de los grupos sociales y destacó el vínculo campesino a la tierra. Pero la centralización, el aumento de impuestos y la servidumbre campesina provocaron revueltas. Fedor (1676-1682). Durante este periodo el poder lo ejerció su hermana Sofía y su familia. Fedor nombró a su hermanastro Pedro como sucesor pero Sofía (1682-1689) se nombró regente tras una revuelta. Pedro y su madre promovieron un golpe de estado y encerraron a Sofía en un convento aunque ésta todavía encabezó otra revuelta contra su hermano. Pedro I (1689-1725). Cedió el mando a su madre Natalia y al patriarca de la iglesia ortodoxa Joaquín y se dedicó a la actividad militar. Se rodeó de consejeros cualificados y quiso abrir Rusia a occidente. Al morir el patriarca y su madre, se hizo cargo del poder. • Expansión. Quiso abrir Rusia al mar para lo que consiguió un acceso al Mar Negro mediante la firma de una tregua con los turcos. En el norte quiso acceder al Báltico por lo que declaró la gue- rra a Suecia (Guerra del Norte), anexionándose Estonia, Livonia e Ingria. Fundó San Petersburgo. • El ejército. Se inspiró en el modelo sueco y pasó de estar formado por voluntarios a tener un carác- ter mixto (voluntarios burgueses y cosacos, y campesinos obligados. También creó una marina. • Financiación: aumentó los impuestos y creó otros nuevos logrando incrementar los ingresos. • Poder central: el Consejo del Zar (alta nobleza) fue sustituido por un Senado con poder fiscal, de justicia suprema y reclutamiento del ejército. El sistema administrativo se organizó en gobiernos, provincias y distritos. 6.4. Polonia: el final del siglo de oro, decadencia y anarquía (1587-1696) El siglo de oro polaco llegaba a su fin por la fragilidad interna y el reparto de sus territorios por parte de otros estados. Dinastía de los Jagellón (1386-1572). La muerte de su último representante terminó con la prosperi- dad del país produciendo una crisis dinástica y el principio de electividad de la monarquía. Los Vasa de Suecia fueron titulares de Polonia: Segismundo III (1587-1632) y su hijo Ladislao IV (1632-1648). Fué un periodo de cierta grandeza pero con dificultades: - Fracaso del intento de monarquía hereditaria por parte de Segismundo. - Fracaso en el intento de dominio territorial. 37
  • 38. Juan Casimiro V (1648-1668), hermano de Ladislao IV. Es el periodo del hundimiento de Polonia. Rusia se anexionó varias regiones polacas, la población se vió reducida, regiones devastadas, comer- cio exterior hundido. El rey tuvo que abdicar. Miguel Koribut (1668-1674), príncipe polaco elegido rey por la Dieta, no supo enfrentarse a la inva- sión turca. Juan III Sobieski (1674-1696), militar polaco que se enfrentó y frenó el ataque turco, fue procla- mado rey. Pero la decadencia seguía su curso: crece la anarquía, se hunde la burguesía, aumenta el vasallaje. 38
  • 39. TEMA 11 LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN EL SIGLO XVII 1. LAS RELACIONES INTERNACIONALES: HACIA UNA NUEVA DEFINICIÓN DEL SISTEMA INTERNACIONAL En el siglo XVII los cambios sufridos en la política internacional afectan a tres aspectos: • Las posiciones en el liderazgo hegemónico. • La cantidad de entidades políticas implicadas en las contiendas. • Los principios condicionantes de las relaciones entre los estados. El siglo XVII es una etapa de transición entre el siglo XVI, marcado por el desarrollo de unas poten- cias hegemónicas, y el siglo XVIII, que consigue consolidar el equilibrio entre las grandes potencias. Estas dos tendencias existieron durante el seiscientos aunque, especialmente, el liderazgo hegemó- nico. De todas formas, existe un predominio de la búsqueda de un sistema de relación más equili- brado entre los estados europeos. Esto sucede por la necesidad de una renovación debido a las gran- des crisis internacionales: la ambición política y la reforma de las iglesias. Poco a poco se empezó a gestar un sistema europeo nuevo. 1ª mitad siglo XVII El monarca Enrique IV de Francia fue el impulsor de este equilibrio. Para poder dedicarse a la recons- trucción interna de su país necesitaba antes conseguir la paz internacional para lo que se hacía nece- sario un equilibrio entre las potencias. Su plan consistía en frenar el progreso de España para lo que realizó una serie de actuaciones: • Alianza con los Países Bajos en contra de España. • Alianza con los príncipes protestantes del Sacro Imperio en contra de la Casa de Austria. • Alianza con los cantones helvéticos, las ligas frisonas y Saboya, en Italia, en contra del poder espa- ñol en esta península. • Tratados con Inglaterra para frenar la hegemonía española en el mar. Tras la muerte de Enrique IV en 1610, la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) terminó con los tra- tados de Westfalia que supusieron una organización de las naciones. Cambia la balanza y ahora el objetivo es frenar el poder de Francia para garantizar el equilibrio y la seguridad. 2ª mitad siglo XVII • En esta 2ª mitad de siglo Francia, con Luis XIV, vuelve a detentar la hegemonía sobre Europa. • Suecia lucha por el Báltico en el norte. • Turquía lucha contra los Habsburgo de Viena en los Balcanes-Danubio. • Austria mantiene un doble frente: contra Francia y contra los turcos, lo que le dio un papel espe- cial en la política internacional europea. • Inglaterra, después de un primer periodo a principios de siglo en que estaba dedicada a solucionar sus problemas internos, en esta segunda etapa, con Guillermo de Orange, se convierte en el árbi- tro de las coaliciones contra el imperialismo francés. 39
  • 40. En definitiva, la situación a final de siglo es la siguiente: • Aumento del espacio geográfico europeo y del número de países implicados en los conflictos (Suecia, Rusia, Turquía, Prusia). • Secularización de la política exterior. En toda Europa se crean alianzas en las que el motivo religio- so pasa a un segundo plano. • Complejidad de las relaciones internacionales. Se adopta la fórmula de la coalición. • Primacía de la vía diplomática mediante congresos, reuniones y conversaciones, para la solución de los conflictos. El siglo XVII presenta dos etapas con una fase intermedia: 1ª etapa (1ª mitad de siglo) Primacía de la hegemonía española apoyada por el Imperio y Polonia que da lugar a la “diagonal de la Contrarreforma”. Esta etapa comienza con una iniciativa pacifista que acabó al estallar la Guerra de los Treinta Años en 1618. Con la paz de Westfalia (1648) y Oliva (1659) la hegemonía española pasa a manos de Francia en la Europa continental y a manos de Inglaterra y Provincias Unidas en el mar. Suecia domi- na el norte europeo. Etapa intermedia Periodo intermedio caracterizado por el intento de equilibrio tras el tratado de Westfalia. 2ª etapa (2ª mitad de siglo) Hegemonía francesa (Luis XIV) que forma el “triángulo hegemónico” junto con el predominio sueco en el Báltico y el turco en la zona balcánica-danubiana. Francia, Suecia y el Imperio otomano detentan el poder en Europa aunque en el último cuarto de siglo comienza un retroceso cuando se forma la Liga de Augsburgo contra Francia. 2. LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS La Guerra de los Treinta Años se puede considerar como el primer conflicto europeo de carácter general. Comenzó con la revuelta de Bohemia en 1618 y terminó en 1648 con los tratados de Westfalia y, realmente, en 1659-1660 con las Paces de los Pirineos y Oliva. La guerra girará en torno a dos ejes a favor y en contra de la Casa de Austria. Una interpretación más amplia define a esta guerra como una compleja serie de conflictos armados que sobrepasan los límites del Imperio extendiéndose a otros continentes. Otra interpretación de esta contienda la define como un conflicto confesional entre protestantes y católicos pero, aunque la religión justificó ideológicamente las alianzas de los bandos contendien- tes, se trató más de un instrumento al servicio de la propaganda política para movilizar al pueblo y crear grandes ejércitos. 40