CUIDADOS CRITICOS
La atención crítica es la rama de la medicina que se ocupa del diagnóstico y el manejo de
afecciones potencialmente mortales que requieren un soporte vital integral y sofisticado
además de un monitoreo constante (OCTAPHARMA, 2023)
La medicina de cuidados críticos se especializa en el cuidado de los pacientes en estado más
grave. Estos pacientes deben ser tratados por personal especializado en una unidad de
cuidados intensivos. En algunos hospitales existen unidades separadas para distinto tipo de
patologías (p. ej., pacientes cardíacos, trauma, quirúrgicos, neurológicos, pediátricos o
neonatos). En las unidades de cuidados intensivos, la relación enfermeros y pacientes es
elevada para poder brindar el servicio intensivo necesario, que incluye el tratamiento y la
monitorización de parámetros fisiológicos. (Cherisse Berry, 2020)
Trastornos intravasculares presentes en pacientes de cuidados críticos
La coagulopatía es un problema potencial para muchos pacientes críticos, lo que los pone en
riesgo de hemorragia. Los procesos hemostáticos e inflamatorios se activan con frecuencia
en respuesta a una lesión o enfermedad del paciente. Si la afección es grave o prolongada,
esto puede poner en peligro la vida.
Durante la cirugía compleja o después de un traumatismo, el sangrado mayor suele ser una
complicación crítica. Puede ser un desafío para los médicos reconocer y manejar este
problema.
La transfusión de plasma o la administración de concentrados de factor de coagulación
específicos son elementos clave para restaurar los factores agotados necesarios para la
hemostasia efectiva en pacientes con hemorragia activa.
La Hipovolemia, volumen intravascular insuficiente, también es común en pacientes críticos.
Se desarrolla después de que los vasos sanguíneos son dañados por una lesión o enfermedad,
lo que resulta en sangrado o fuga de líquido de la circulación. En pacientes con shock
distributivo e hipovolémico, se proporciona terapia de volumen para restaurar el volumen
intravascular y así mantener la infusión tisular. (OCTAPHARMA, 2023)
I. PACIENTE CRITICO POST QUIRURGICO
a) QUE ES POST QUIRURGICO
El postquirúrgico o postoperatorio es la etapa que transcurre desde que se sale de una cirugía
hasta que la recuperación se hace por completo. Este período tiene tres fases:
Postoperatorio inmediato: son las 24 horas inmediatas después de realizada la
cirugía. Por lo general el paciente queda en hospitalización y con supervisión médica
para, en caso de que ocurra, atender de inmediato cualquier complicación.
Por tanto, el lugar donde te realices la cirugía debe contar con el personal y los
espacios adecuados a cada proceso de recuperación.
Postoperatorio mediato: esta etapa comprende desde las 24 horas de la intervención
hasta los 7 días, es decir, la primera semana. Las complicaciones que se pueden
presentar son infecciones, por eso hay que estar muy atentos y consultar al médico de
inmediato si se presenta algún síntoma.
Postoperatorio tardío: va desde los 7 días hasta el primer mes. En este período ya
se han regularizado muchas de las funciones, por ende, solo queda el proceso de
cicatrización de las heridas internas y externas, así que hay que mantener reposo para
evitar que las suturas se suelten. (INTERQUIROFANOS, 2023)
b) EL INGRESO DEL PACIENTE POSTOPERADO EN LA UNIDAD DE
CUIDADOS INTENSIVOS
Las complicaciones postoperatorias son un problema de salud relevante que se estima que
causa de 3 a 12 millones de muertes cada año, lo que resulta en uno de los principales motivos
de mortalidad. La atención para prevenir, reconocer de forma temprana y tratar cualquier
complicación potencialmente mortal que pueda ocurrir durante el período postoperatorio se
hace fundamental. En consecuencia, el ingreso en la unidad de cuidados intensivos (UCI) de
pacientes quirúrgicos de alto riesgo ha sido históricamente considerado como de importancia
crucial para reducir el riesgo de muerte perioperatoria.
La decisión de admitir a un paciente en la UCI después de la cirugía a menudo es
multifactorial, e incluye razones que no se captan fácilmente en los datos administrativos,
como eventos perioperatorios inesperados, inquietudes del equipo clínico y la disponibilidad
de camas en la UCI. Parece claro que en pacientes sometidos a cirugías de bajo riesgo, sin
disfunción de órganos, cirugías con escasa morbilidad, el ingreso en la UCI no ofrece
diferencias en relación con la mortalidad y pueden ser atendidos en áreas como cuidados
intermedios. La existencia de sistemas de vigilancia fuera de UCI y los equipos de respuesta
rápida pueden ser adecuados para la detección de complicaciones y provocar el rescate de
pacientes con complicaciones tempranas, algunas de las cuales no están asociadas
directamente con el procedimiento quirúrgico y sí con la comorbilidad del paciente. (A.M.
Puppo Morenoa, 2019)
c) CUIDADOS DE ENFERMERIA EN PACIENTES CRITICOS POST
QUIRURGICOS
En muchas ocasiones los pacientes postoperados precisan ser ingresados en la Unidad de
Cuidados Intensivos. Pueden ser diferentes los motivos que lleven al paciente a ingresar a la
unidad. Grandes cirugías como la cardíaca, la pulmonar o una gastrectomía, entre muchas
otras, que por su complejidad y el elevado riesgo de complicaciones precisan un control
estricto del estado del paciente y una vigilancia constante por parte de enfermería serán
criterio de ingreso en UCI para realizar el postoperatorio.
Por ello es de vital importancia conocer los cuidados necesarios para este grupo de pacientes
que estarán basados en el cuidado integral de la persona. (SalusPlay, 2020)
d) CONCEPTOS DE ANESTESIA
La definición de anestesia es la perdida temporal y reversible de las sensaciones de tacto y
dolor producidas por un medicamento. La elección del tipo de anestesia a utilizar se hace en
el preoperatorio, dónde el médico anestesista valorará los antecedentes del paciente y la
intervención y técnica a realizar.
Para determinar el riesgo anestésico según el estado físico del paciente, se utiliza la Escala
ASA (American Society of Anesthesiologists), clasificándolo en diferentes grados y
relacionándolo con la posibilidad de muerte perioperatoria. (SalusPlay, 2020)
Entre ellas distinguimos la anestesia general, la anestesia espinal, la anestesia plexular, la
anestesia local y la anestesia tópica. Destacamos la anestesia general y la espinal para
cirugías del paciente crítico y semicrítico.
d.1) Anestesia general
Como hemos dicho anteriormente, la anestesia general es un estado temporal y reversible de
hipnosis, analgesia, y relajación muscular. Con los fármacos vamos a conseguir un efecto de
hipnosis, es decir, vamos a impedir que el paciente tenga algún tipo de recuerdo de la fase
intraoperatoria. Con los analgésicos conseguiremos reducir o impedir el dolor y con los
relajantes musculares conseguiremos una parálisis de la musculatura lisa y estirada que
impida la movilidad del paciente y su respiración, pero preservaremos el funcionamiento
neurovegetativo para que los órganos sigan funcionando de forma fisiológica. Se utiliza en
la mayoría de cirugías mayores.
En ella destacamos tres fases:
Inducción: Es la fase donde se induce el sueño al paciente. Se puede hacer con fármacos
intravenosos (propofol, etomidato, midazolam, etc.), inhalatorios (sevoflurano, isoflurano,
gas de óxido nitroso, etc), o la combinación de ambos. Se utilizan fármacos que inducen de
forma rápida. Se debe controlar la vía aérea del paciente y el estado hemodinámico.
Mantenimiento: En ella se desarrolla todo el acto quirúrgico. Se mantendrá el estado de
hipnosis según requerimientos del paciente. El estado de sedación del paciente, también se
deberá controlar el nivel de analgesia y la relajación neuromuscular si es necesaria.
Despertar: Al finalizar la cirugía se procede a despertar el paciente, estado de vigilia. Se
debe revertir el efecto de los sedantes y los relajantes musculares, pero mantener la analgesia.
Extubación del paciente y control hemodinámico y del dolor. (SalusPlay, 2020)
Las complicaciones de la anestesia general pueden ser:
Alteración hemodinámica: bradicardia, arritmias, hipotensión, por efecto de los
fármacos o de la propia cirugía. Será importante la toma de constantes vitales cada 5
minutos según estándares del ASA.
Pulmonares: broncoaspiración, infección, imposibilidad de ventilar, hipoxia
Rotura de piezas dentales, laceraciones, sangrado y edema.
Laringoespasmo, broncoespasmo, aumento de la PIC, aumento de la presión
intragástrica debido a la alteración de los reflejos parasimpáticos, simpáticos y
espinales.
Alteración del sistema fisiológico de la termorregulación: hipotermia intraoperatoria
Propias de la medicación empleada: hipotensión, bradicardia, hipertermia maligna,
infección, náuseas, vómitos, íleo paralitico, delirium o depresión respiratoria
Manipulación errónea del paciente en la mesa de quirófano: UPP, lesiones oculares,
caídas.
Valoración y cuidados de enfermería en el paciente postquirúrgico en UCI
Primer contacto
A la llegada del paciente proveniente de quirófano nos podemos encontrar con dos
situaciones diferentes, el paciente aún bajo los efectos de la sedo analgesia, intubado y
conectado al respirador, o un paciente ya consciente, es decir, que ya ha despertado del coma
inducido en quirófano y que respira por sí solo. Son situaciones diferentes pero las dos nos
exigirán unos cuidados intensivos por nuestra parte.
En primer lugar, debemos presentarnos e identificar al paciente que tenemos delante.
Confirmaremos con la pulsera identificativa que el nombre y la historia clínica sean correctas
y coincidan con los que tenemos en nuestra gráfica, si el paciente está consciente y orientado,
podemos pedir su colaboración.
El equipo que acompaña al paciente a la UCI nos deberá poner en situación explicándonos
la intervención que se le ha practicado, y si ha habido incidencias durante el acto quirúrgico
como puede ser inestabilidad hemodinámica, sangrado, o cualquier otra incidencia
importante para el correcto cuidado postoperatorio. Por otro lado, debemos de ser informados
de los antecedentes del paciente y de si existen alergias medicamentosas y cuales son.
En este instante debemos estar valorando el nivel neurológico, puede ser que el paciente nos
llegue despierto, pero debemos evaluar si realmente está consciente y orientado. Podemos
ayudarnos de las escalas. Debemos ubicar al paciente del cambio de sala y del día y hora que
es. En caso de que el paciente se desoriente o se agite, se puede valorar la presencia y
acompañamiento por parte de la familia.
Como se ha comento antes, el paciente puede ser portador de TOT con ventilación mecánica
y deberá mantenerse la sedación hasta que el equipo médico decida despertar y extubar al
paciente. Deberemos monitorizar la saturación de oxígeno periférico (SpO2). La mayoría
llegan con algún aporte de oxígeno siendo lo más habitual cánulas nasales de bajo flujo o
mascarilla ventimask.
Es importante recordar que para proceder a la extubación debemos tener al paciente
completamente despierto, y, además, asegurarnos que ha recuperado los reflejos de defensa
laríngeos y faríngeos (deglución y tusígeno) y mantiene una adecuada conexión con el
entorno: apertura espontánea de ojos, responde a ordenes verbales sencillas, etc.
Vamos a monitorizar la hemodinamia del paciente para poder controlar la frecuencia cardíaca
y el ritmo. Debemos monitorizar la tensión arterial, ya sea de forma invasiva o no invasiva
dependiendo del estado hemodinámico en el que llegue. El paciente puede estar monitorizado
con otros dispositivos como Swan Ganz, PICCO, balón de contrapulsación, Vigileo, PIC o
PPC que también deberemos identificar y controlar. En caso que el paciente lleve
marcapasos, se deberá monitorizar y comprobar su funcionalidad.
Se revisarán los accesos venosos sean vías periféricas o catéter venoso central.
Comprobaremos la función de las luces y la medicación que pueda llevar en ellas. En caso
de precisar NPT se deberá iniciar por una luz sellada.
Será importante el control del dolor, muchas veces llegan con catéter epidural con perfusión
continua de analgesia que deberemos revisar. En otros casos llevan perfusión continua de
analgesia endovenosa o analgesia a demanda endovenosa. En cualquiera de los casos
anteriores, deberemos asegurarnos que la analgesia sea efectiva y suficiente.
Puede ser que el/la paciente aun no haya recuperado la movilidad si se le ha practicado una
anestesia espinal. Deberemos anotar cuando revierta completamente.
El control de la diuresis también es de vital importancia para orientarnos sobre el estado
hemodinámico del paciente. Deberá hacerse de forma horaria y adecuar el objetivo volumen
según el peso del paciente, con uso de urinometer.
Miraremos temperatura ya que muchas veces llegan hipotérmicos a causa de la baja
temperatura dentro de quirófano, si es así deberemos termoregular al paciente ya sea con
mantas de ropa o manta térmica. En caso de fiebre, deberemos consultar si son indicados los
hemocultivos, y procederemos a bajar la temperatura con medidas físicas o fármacos
prescritos por el equipo médico.
Control de la SNG o sonda nasoyeyunal en declive o aspiración suave según indicación. La
aparición de náuseas y vómitos a causa de la medicación anestésica es frecuente en el
postoperatorio, y puede ser una causa de complicación por lo que deberemos revisar la
medicación pautada para que en caso de que se presenten estos síntomas, se pueda
administrar de forma precoz. La SNG o nasoyeyunal no debe de movilizarse ni hacer lavados
si no es con orden estricta del médico.
Control de los apósitos quirúrgicos. En caso que el apósito llegue manchado, deberemos
rotularlo para poder detectar si este augmenta de cantitad.
Los drenajes deben numerarse si llevan más de uno y conocer donde están situados para
saber si el débito que sale es el correcto o no, y valorar la cantidad del mismo.
En las primeras horas el paciente deberá permanecer en reposo absoluto con el cabezal a 30º
(posición de fowler) siempre que sea posible y hasta indicación médica.
Es posible que el equipo médico nos pida extracción de analíticas de sangre para la valoración
de diferentes parámetros como bioquímica, hemograma coagulación y gases arteriales o
venosos, la realización de un electrocardiograma o la realización de una radiografía.
3.2 Control posterior
Dolor:
Para la valoración del dolor empelaremos la escala EVA en caso de pacientes conscientes y
en caso de pacientes bajo efectos de sedación la escala que utilice el hospital, como puede
ser la escala ESCID que valora la expresión facial, la tranquilidad, el tono muscular, la
adaptación a la VM y la confortabilidad.
Utilizaremos analgesia mediante catéter epidural, infusión continua endovenosa o analgesia
sistémica endovenosa. Comprobaremos su efectividad y la necesidad de la misma ya que
seguramente no será la misma demanda a la llegada del paciente a la UCI que al 4º día del
postoperatorio.
Herida quirúrgica:
Se realizará la cura de la misma según el protocolo de cada hospital, generalmente por las
mañanas coincidiendo con la higiene del paciente y de forma estéril en grandes cirugías. Se
valorará el aspecto y características para detectar posibles infecciones. Es importante que en
caso de algún cambio se anote a la gráfica y se comunique.
El equipo médico puede valorar el uso de faja abdominal en algunas cirugías.
Drenajes:
Podemos encontrarnos con diferentes tipos de drenaje según la cirugía realizada: Penrose,
Redón, Jackson Pratt, tubo de Kher, sonda Nelaton, drenajes tipo Saratoga, drenajes torácicos
pleurales o drenajes ventriculares.
Se valorarán de forma continua para detectar sangrado o cambios en el débito. Valoraremos
la pérdida del vacío. En caso de drenajes torácicos también debemos revisar el sello de agua,
posibles fugas y comprobaremos la conexión a la aspiración si esta está indicada.
La cura se realizará también cada 24h, normalmente por las mañanas cuando se realiza la
higiene del paciente y la cura de la herida. En caso de los drenajes ventriculares, deberán
hacerse de forma aséptica y con riguroso cuidado.
e) PACIENTE CRITICO QUEMADO
Las quemaduras son lesiones físicas de la piel que pueden involucrar otros tejidos y donde
no intervienen fuerzas mecánicas, sino que son generadas por agentes físicos y
ocasionalmente químicos, con extensión y profundidad variable. Sus características
principales son la desnaturalización proteica, la destrucción celular y la abolición de su
metabolismo, lo que provoca la pérdida de continuidad en la piel.
Quemadura se define como la lesión producida por un cambio de energía y temperatura, sea
productora de calor o frío, e independiente de la etiología, ya sea térmica, química,
radioactiva o eléctrica. Este grupo de pacientes se presenta con gran frecuencia en los
Servicios de Urgencias, un alto porcentaje requiere atención en una Unidad de Cuidados
Intensivos. Para normar la conducta a seguir con un paciente quemado se debe iniciar con
clasificar las lesiones. (Toribio Felipe, 2005)
e.1) Clasificación de las quemaduras.
GRADO ESPESOR PRESENTACIÓN CLÍNICA
I Superficial Seca, eritematosa, palidece con la compresión, muy dolorosa
II-A Parcial superficial Eritematosa, brillosa, con ámpulas, palidece con la presión, muy
dolorosa
II-B Parcial profunda Eritematosa, brillosa, con ámpulas que se rompen fácilmente, no
palidece
con la presión, duele a la presión
III Profunda Blanquecina o grisácea, seco y con pérdida de la elasticidad del tejido, no
palidece, poco o nulo dolor
IV Total Involucra tejido muscular, fascia, cápsula articular y hueso, en abdomen y tórax
puede llegar a evidenciar órganos internos (MEDICINE, 2023)
e.2) SEPSIS EN EL PACIENTE QUEMADO
Los pacientes quemados presentan una respuesta fisiológica alterada, con cambios en la
regulación térmica, hídrica, alteraciones de la coagulación, entre otros, por esto, los criterios
de respuesta inflamatoria sistémica se ven modificados. A diferencia de los pacientes no
quemados, los cambios encontrados hasta los siete o 14 días pueden ser asociados a la
quemadura. En los pacientes que cumplen criterios se deben tomar cultivos de sangre,
expectoración, orina, biopsia de lesión, revalorar heridas quirúrgicas e injertos aplicados, y
con esto determinar si se inicia o se ajusta el manejo antibiótico.
Estas quemaduras se clasifican según la profundidad, el compromiso tisular y la superficie
corporal afectada con el fin de definir el manejo, pronosticar la mortalidad, evitar posibles
complicaciones asociadas y determinar la necesidad de seguimiento en unidades de alta
dependencia. Una quemadura mayor se define como aquella que compromete 25% o más de
la superficie corporal total. El tratamiento inicial de estos pacientes debe ser en la Unidad de
Cuidados Intensivos y está orientado a la estabilización inicial, con un adecuado soporte
ventilatorio, reanimación hídrica, estabilización cardiovascular, control del dolor y manejo
local de las heridas. El fin del manejo es mantener la perfusión, prevenir el choque, la falla
orgánica múltiple y evitar la morbimortalidad asociada a la sobre reanimación, el síndrome
compartimental abdominal, la rabdomiólisis, la lesión renal aguda y las infecciones.
Una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) puede definirse como “organización de
profesionales sanitarios que ofrece asistencia multidisciplinar en un espacio específico del
hospital, que cumple unos requisitos funcionales, estructurales y organizativos, de forma que
garantiza las condiciones de seguridad, calidad y eficiencia adecuadas para atender pacientes
que, siendo susceptibles de recuperación, requieren soporte respiratorio o que precisan
soporte respiratorio básico junto con soporte de, al menos, dos órganos o sistemas; así como
todos los pacientes complejos que requieran soporte por fallo multiorgánico”. La UCI,
además, puede tratar a pacientes que necesitan cuidados a un menor nivel. (ACTITUD,
2018)
Es importante saber qué pacientes deben ser atenidos en estas unidades/centros, y para ello,
se han establecido una serie de criterios que según la Asociación Europea de Quemaduras
sería:
Pacientes con quemaduras cutáneas superficiales en más de:
5% de la superficie corporal total si se trata de niños menores de 2 años.
10% en niños de entre 3 y 10 años.
15% en niños entre 10-15 años.
20% en adultos.
10% en ancianos a partir de 65 años.
Se considera gran quemado cuando la afectación de la superficie corporal quemada es mayor
al 10%, y pueden estar afectados los siguientes sistemas del cuerpo humano:
Cardiovascular. Respiratorio.
Renal. Nervioso central.
Hematológico. Endocrino.
Hepático. Gastrointestinal.
También pueden producirse infecciones, ya que estos pacientes tienen mayor predisposición
por la afectación a nivel de la epidermis y la dermis. Dependiendo del grado de afectación
sistémica y la severidad de la quemadura, muchos de estos pacientes van a requerir
monitorizar sus constantes vitales e incluso su ingreso en una unidad de cuidados intensivos.
Además, de establecer estos porcentajes, encontramos otros muchos criterios que indicarían
gravedad y por tanto, necesitarían cuidados y vigilancia intensivos para su recuperación.
Entre ellos, encontramos:
Pacientes que requieren reanimación cardiorrespiratoria.
Los que han sufrido quemaduras en zonas críticas (cara, manos, genitales o
articulaciones mayores).
Grandes quemaduras eléctricas o quemaduras químicas importantes.
Quemaduras con sospecha de lesión por inhalación.
Quemaduras de cualquier tamaño con traumatismos o enfermedades concomitantes,
que pueden complicar el tratamiento, prolongar la recuperación o afectar la
mortalidad.
Pacientes quemados que requieren apoyo social, emocional o rehabilitación a largo
plazo.
Quemaduras de espesor parcial profundo y quemaduras de espesor total en cualquier
grupo de edad y en cualquier extensión.
Consideramos entonces, enfermo Gran Quemado, al que presente más del 20% de su
superficie corporal quemada o que presente alguna comorbilidad que afecte a la evolución
del trauma y cause una mortalidad elevada.
En relación con esto último, las quemaduras se pueden clasificar de múltiples formas:
Según el Agente Causal
o Térmicas: estas quemaduras son originadas por una fuente de calor con
capacidad de elevar la temperatura de la piel y estructuras profundas pudiendo
provocar la muerte celular y coagulación de las proteínas. Según la cantidad
de energía de la fuente, la profundidad y extensión de la quemadura será
diferente.
o Por radiación: normalmente son ocasionadas por una exposición larga a
radiación solar ultravioleta, tanto solar como a través de fuentes artificiales.
o Químicas: en este caso, se origina necrosis de los tejidos a causa de sustancias
ácidas o básicas, que pueden ser líquidas, sólidas o gaseosas.
o Eléctricas: la causa es una corriente eléctrica que puede alcanzar temperaturas
de 5000ºC produciendo quemaduras en la piel donde la extensión y
profundidad puede ser muy variable, creando una necrosis y escara que son
de mayor magnitud, como si se tratara de un iceberg.
Según su profundidad
o Quemadura epidérmica o de 1º grado.
o Quemadura dérmica o de 2º grado, que pueden ser superficiales o profundas.
o Quemadura subdérmica o de 3º grado.
En este sentido, la American Burn Association (ABA) estableció una clasificación del
pronóstico de las quemaduras en base a su gravedad. Las dividió en:
Quemadura mayor:
o 25% de SCQ de 2° grado en un adulto.
o > 20% de SCQ de 2° grado en un niño.
o > 10% de SCQ de 3° grado en un niño o en un adulto.
o Todas las quemaduras que involucran ojos, oídos, orejas, cara, mano, pies,
periné y genitales.
o Todas las lesiones inhalatorias con o sin quemaduras.
o Quemaduras eléctricas.
o Quemaduras y trauma concurrente.
o Quemaduras en pacientes de alto riesgo: diabetes, embarazo, EPOC, cáncer,
otras.
o Pacientes psiquiátricos.
e.3). DESARROLLO
Primeramente, debemos tener en cuenta que se tratan de pacientes en estado crítico y
que en muchas ocasiones su vida corre peligro, de ahí la urgencia y la necesidad de
cuidados intensivos como se ha comentado anteriormente. El manejo y tratamiento
de estos pacientes se basa en la fisiopatología de las quemaduras.
En este sentido es muy importante el manejo del “shock por quemaduras” donde se
produce mayor permeabilidad capilar, una mayor presión hidrostática a través de la
microvasculatura, el movimiento de proteínas y fluidos desde el espacio intravascular
al espacio intersticial, una mayor resistencia vascular sistémica, un gasto cardíaco
reducido e hipovolemia que requiere reanimación con líquidos. Además, la respuesta
inmune hace que se liberen citocinas y quimiocinas procedentes del endotelio
causando la activación de células proinflamatorias en el tejido de la lesión, lo que
provoca un gran edema en estos pacientes. 32-34
Junto con esta respuesta inflamatoria se produce un aumento de la tasa metabólica en
pacientes con quemaduras severas e inflamación crónica y pérdida de masa corporal
magra afectando, por tanto, a la cicatrización de la herida.
Como el estado inmunológico se encuentra alterado, se produce mayor
susceptibilidad a las infecciones que pueden llevar a un estado de sepsis, lo que hace
que aumente la inflación sistémica. Finalmente, el conjunto del estado
hipermetabólico junto con la inflamación, empeoran la cicatrización, siendo
proporcional a la extensión y profundidad de la quemadura, es decir, en quemaduras
más profundas se liberan mayor cantidad de citocinas, la inflamación es mayor y se
produce una respuesta hipermetabólica mayor.
Todo esto afecta también al tiempo de estancia hospitalaria de los pacientes y a la
mortalidad de los mismos.
Un gran quemado se define como aquel que presenta quemaduras en extensión corporal y
profundidad que le producen alteraciones fisiológicas severas que puedan poner en peligro
su vida. Por ese motivo es esencial una rápida valoración y su paso a una unidad de cuidados
intensivos, donde se encargarán de proporcionar los cuidados necesarios. Estos pacientes
presentan un alto índice de mortalidad y su tratamiento supone un elevado coste sanitario
derivado de las técnicas de tratamiento, prevención de complicaciones y rehabilitación.
Es necesario resaltar la diferencia entre un paciente con quemaduras locales, sin afectación
sistémica, y el síndrome del gran quemado que es una patología crítica donde las quemaduras
pasan a un segundo plano, ya que nos enfrentamos a un paciente inestable con numerosas
complicaciones precoces y tardías.
La evolución del paciente quemado depende de la fuente de calor, el tiempo de exposición y
su intensidad, antecedentes del paciente y la calidad del tratamiento que se preste en la etapa
aguda.
f.) ATENCION DE ENFERMERIA DURANTE LA FASE AGUDA
La atención de enfermería estará enfocada a cubrir las necesidades de los pacientes, en
función de la fisiopatología de las quemaduras y el estado de salud, para la prevención de
posibles complicaciones.
Estos cuidados comportan una gran demanda y requerirán una alta calidad de la atención de
enfermería.
f.1.) MONITORIZACIÓN
Generalmente se utilizarán técnicas no invasivas para la tensión arterial (TA), ECG,
frecuencia cardíaca (FC), FR y la saturación de oxígeno. En caso de encontrar alguna
dificultad, será necesario canalizar un catéter arterial (TA invasiva, extracción de gasometrías
arteriales y el estado ácido base), un catéter venoso central (CVC) para determinar la presión
venosa central (PVC) y, de forma no tan común, un catéter Swan Ganz para determinar
parámetros hemodinámicos, incluso IOT y necesidad de conectarlo al ventilador.
ECG: observar alteraciones en el ritmo cardíaco puede ser el primer indicador de
hipoxia, alteraciones electrolíticas o en el equilibrio ácido-base.
TA: alteraciones en la TA nos pueden dar información sobre los cambios en la
volemia.
Temperatura corporal: el paciente quemado tiende a la hipotermia. Una disminución
de la temperatura puede provocar inestabilidad hemodinámica y empeoramiento de
la perfusión orgánica.
PVC: se trata de un parámetro no muy fiable a la hora de corregir el ritmo de la
infusión de líquidos ya que en fases iniciales la PVC en pacientes quemados suele ser
baja (0–5 cmH2O) aunque la resucitación con fluidos se esté realizando de forma
adecuada.
f.2.) CONTROL DE LA CIRCULACIÓN EN EXTREMIDADES QUEMADAS
Será importante vigilar los síntomas que indiquen un compromiso circulatorio en las
extremidades afectadas por quemaduras profundas:
El color: cianosis
Temperatura: frío.
Percepción del dolor: parestesia.
Presencia de pulsos en las zonas distales.
Retraso en el relleno capilar del lecho inguinal.
Signos y síntomas indicadores de compromiso vascular.
Las extremidades se deben colocar elevadas respecto al nivel del corazón, para favorecer el
retorno venoso y el drenaje linfático.
Al realizar la primera cura, los apósitos se deben sujetar de forma que los tejidos subyacentes
se puedan expandir. La sujeción con vendas de algodón no elásticas puede ser una causa de
compresión, encogiéndose debido a la humedad del exudado de la herida y las pomadas
aplicadas, además de por el aumento de volumen de la extremidad debido a la edematización
durante las primeras 24-48h. Por tanto, es importante sujetar siempre los apósitos con maya
tubular o venda elástica, pero sin apretar, ya que se dan casos de dolor y déficit de riego
sanguíneo por los vendajes muy ajustados.
Los vendajes compresivos están totalmente contraindicados.
f.3.) CONTROL DE VÍAS AÉREAS, RESPIRACIÓN Y OXIGENACIÓN
Se realizará una inspección de las vías aéreas (fosas nasales y cavidad oral), el aspecto de la
mucosa oral y la cantidad y aspecto de las secreciones.
Por otro lado, es importante prestar atención a los cambios del timbre de voz (ronquera,
disfonía, afonía) ya que es indicador del inicio de edema en la glotis o cuerdas vocales.
Se debe vigilar la frecuencia respiratoria y el tipo de respiración, además de iniciar la
fisioterapia respiratoria de forma precoz para prevenir complicaciones.
Un porcentaje muy bajo de los enfermos precisaran IOT e, incluso, traqueotomía, los cuales
deberán obtener las curas específicas para dichas situaciones.
f.4.) CONTROL DEL ESTADO DE CONSCIENCIA
El estado de consciencia puede verse alterado por el estrés, la hipoxia, en el inicio de la fase
de absorción de edemas y por posible absorción de fármacos (opiáceos) administrados por
vía intramuscular o subcutánea o que se han extravasado.
Por otro lado, el estado de consciencia también se puede ver afectado por edema cerebral o
por algún traumatismo que se haya producido en el momento de la quemadura. Por tanto, se
debe estar atento a cualquier manifestación neurológica que puedan presentar los pacientes
como la desorientación, constantes vitales, agitación, convulsiones, alteración pupilar, etc.
En resumen, junto con la diuresis, el nivel de consciencia es el parámetro indirecto más fiable
para determinar la perfusión tisular en estos pacientes. Puesto que una alteración nos informa
de una perfusión y oxigenación tisular inadecuada a nivel cerebral.
f.5.) REPOSICIÓN HIDROELECTROLÍTICA
Se precisa un gran aporte de líquidos, las soluciones utilizadas más frecuentemente son el
ringer lactato o el suero fisiológico con suplemento de iones y/o bicarbonato sódico. También
se utilizará el suero glucosado 5% para cubrir necesidades calóricas.
A las 24h de la quemadura, se suele iniciar la administración de soluciones coloidales
(seroalbúminas) para aumentar la presión oncótica de la sangre y así favorecer y acelerar la
reabsorción de edemas, además de contrarrestar la hipoproteinemia.
f.6.) CONTROLES DE LA ELIMINACIÓN Y BALANCE
HIDROELECTROLÍTICO
El parámetro más importante para controlar el estado hemodinámico es la diuresis. Estos
pacientes irán con sonda vesical para tener un adecuado control y, por tanto, precisarán las
curas del mantenimiento del catéter.
Durante las primeras 24h postquemadura, la hormona antidiurética (ADH) limita la excreción
de agua libre, por lo que la diuresis puede reflejar el filtrado glomerular y la perfusión renal.
Una diuresis de 0,5-1ml/Kg/hora corresponde a un flujo sanguíneo normal. Si la diuresis es
insuficiente, el ritmo de la administración de fluidos se debe aumentar de forma progresiva,
ya que los bolos de fluidos aumentan la PVC y aumentan significativamente la formación de
edemas.
Por otro lado, en las primeras horas es normal que no hagan ninguna deposición debido a la
acción de los fármacos (opiáceos), íleo paralítico, dieta absoluta y/o líquida progresiva o por
la incomodidad o el miedo a sentir dolor al hacer fuerza de los propios pacientes.
En algún caso aislado, se aumenta el peristaltismo por el estado psicoemocional, provocando
diarreas.
Las pérdidas insensibles son muy difíciles de calcular, pesar al paciente es la forma más
aproximada de cuantificarlas y, aun así, puede verse interferida por la pérdida de masa
muscular o de tejido adiposo.
Para hacer el diagnóstico del estado hemodinámico del paciente, no únicamente se puede
apoyar en el resultado del balance hídrico, sino que también se deben tener en cuenta las
constantes vitales y las analíticas (proteinemia, hematocrito, ionograma, etc.).
f.7.) ADMINISTRACIÓN DE FÁRMACOS (VÍA ENDOVENOSA)
Los fármacos más utilizados son:
Medicación para el dolor: entre los fármacos más utilizados para el tratamiento del
dolor se encuentran los opiáceos. El Remifentanilo se trata de un opiáceo de acción
muy rápida y metabolización plasmática, es un fármaco de elección como analgesia
continua durante las intervenciones. El fentanilo también se puede usar como
analgesia residual. Para reducir la cantidad de éstos, se pueden utilizar
antiinflamatorios no esteroideos (AINE) ya que con la combinación se disminuye un
20-30% la ingesta de opiáceos, además de reducir los efectos adversos que presentan.
Se encuentra un inconveniente en los AINE y es que a causa de la inhibición de la
agregación plaquetaria, estos antiinflamatorios se deben evitar en situaciones de
riesgo de sangrado, como es el caso del paciente gran quemado, por lo que el
paracetamol, la dipirona son los más indicados.
También se ha podido observar en pacientes gran quemados que el uso de la gabapentina y
la pregabalina reducía significativamente tanto la intensidad de dolor neuropático como el
consumo de opiáceos.
Antihistamínicos H2, para la prevención de la úlcera de Curling (característica del
paciente gran quemado).
Heparinización como profilaxis de la tromboembolia.
En casos excepcionales se administrarán diuréticos (manitol y furosemida),
especialmente si la rehidratación se ha iniciado tarde, de forma insuficiente o en
pacientes con alteración renal previa.
Los antibióticos sólo se administrarán en casos de clínica de infección y
preferentemente confirmada con cultivos y antibiograma. La administración de forma
empírica solo está justificada en casos de riesgo muy alto debido a lesiones asociadas
muy sucias o con clínica muy evidente de infección mientras se esperan los resultados
del antibiograma, pero no en todas las quemaduras.
Según el estado de inmunización del paciente se debe administrar, si es preciso, la
profilaxis antitetánica. A todos los pacientes con quemaduras >10% SCT se les debe
administrar toxoide tetánico y, si no está clara la inmunización previa, se debe
administrar la inmunoglobulina antitetánica.
f.8) CONTROLES ANALÍTICOS
En la fase de reanimación, los controles analíticos se deben hacer cada 6 – 12 horas para
detectar y corregir precozmente cualquier alteración hematológica, bioquímica o del estado
ácido-base.
f.9) REALIZACIÓN DE CURAS TÓPICAS
Es una técnica larga y compleja, puede durar fácilmente una o dos horas realizándola entre
dos o tres personas.
Es muy importante tener experiencia en la realización de esta técnica para una buena
evolución del paciente, ya que la misma cura realizada por personal sin experiencia y sin
práctica, puede durar el doble de tiempo, induciendo a una gran pérdida de energía en forma
de calor, pudiendo repercutir significativamente en la evolución y recuperación del paciente.
Es necesario planificar adecuadamente la cura: preparar la habitación a una temperatura
adecuada, la correcta limpieza de las superficies, etc., preparar el material necesario, informar
al paciente, administrar analgesia si está indicada, la preparación del personal con una
indumentaria adecuada, preparar los apósitos y el resto de material en el campo estéril y hacer
partícipe al paciente en todo lo posible y escuchar sus sugerencias.
Se debe observar y valorar el estado de las heridas y anotarlo en una hoja de seguimiento.
Higiene y confort
Los quemados son pacientes con un alto nivel de dependencia, por ello, será necesario hacerle
una higiene meticulosa debido al alto riesgo de infección. La mayoría de las infecciones de
los quemados se originan a partir de su propia flora bacteriana.
La actividad física estará muy reducida por la necesidad de reposo absoluto. Si además se
añaden las molestias de las zonas quemadas, hará que resulte muy incómodo estar en la cama.
Será necesario promocionar el máximo bienestar posible y evitar la aparición de úlceras por
presión, realizando cambios posturales y colocando cojines, colchones y camas especiales,
etc.
La administración de analgésicos también contribuye a lograr el bienestar del paciente
quemado, además de técnicas de relajación, masajes, etc.
Aislamiento protector
En virtud del estado de inmunosupresión y las características de las lesiones, es necesario
evitar las infecciones cruzadas a través de las extensas áreas de entrada. Son pacientes que,
debido a su estado anímico y el hecho de encontrarse en una habitación aislada, únicamente
el personal sanitario puede proporcionarle compañía, ocupándonos gran parte del tiempo.
El aislamiento estricto, con restricción o prohibición de visitas familiares estuvo vigente al
inicio de la puesta en marcha de las unidades especializadas en grandes quemados. Des de
ya hace varias décadas ha estado desaconsejado, por las consecuencias negativas de tipo
psicológico que comporta a los pacientes como estrés, ansiedad y/o depresión, y por la escasa
eficacia que demostró para evitar un mayor nombre de infecciones. Actualmente únicamente
se practica en alguna unidad, donde por rutina y por comodidad del personal asistencial y de
forma científicamente injustificada, aún no se han actualizado.
Está demostrado que, con unas medidas de higiene y aislamiento de contacto, sobre todo por
parte de los profesionales, que somos los que podemos diseminar la flora hospitalaria, es
suficiente para evitar infecciones cruzadas.
f.9). NUTRICIÓN
Desde el momento en que se recupera el tránsito intestinal (auscultación de ruidos
intestinales), ya se puede iniciar la administración de líquidos por vía oral de forma
progresiva hasta llegar a una dieta hiperproteica hipercalórica. No se considera conveniente
mantener al paciente en dieta absoluta ya que, cuando se realizaba antiguamente, los
pacientes padecían una destrucción de la flora saprofita enteral y una atrofia de las
vellosidades intestinales que contribuía a debilitar el sistema inmunitario, causando grandes
procesos diarreicos.
En casos que se puedan prever que el paciente no podrá ingerir una cantidad suficiente de
alimentos, en quemaduras de más de un 25 – 30% de SCTQ, se le colocará una SNG de
pequeño calibre y se iniciará la nutrición enteral con preparados hipercalóricos e
hiperproteicos con suplementos de vitaminas y oligoelementos, en perfusión continua y de
forma progresiva, según tolerancia, hasta alcanzar la dosis para compensar el gasto calórico-
proteico que presentan.
La nutrición enteral es de elección frente a la parenteral debido a las ventajas que ofrece
como son: aumentar el flujo sanguíneo intestinal, preserva la función gastrointestinal, reduce
la atrofia de la mucosa y la translocación bacteriana del tracto gastrointestinal, es más
económica y no presenta los riesgos o posibles complicaciones que presenta la parenteral
(neumotórax iatrogénico, hemorragia, infección, disminución del uso de proteínas, etc.).
f.10). SOPORTE PSICOLÓGICO
Como se ha comentado anteriormente, los grandes quemados sufren un gran choque
emocional.
El personal de enfermería, en parte, es el responsable de hacer de nexo de unión entre los
pacientes y el mundo exterior y de hacerles la estada lo más agradable posible.
Sobre todo, es necesario informarles en todo momento de todo lo que les tenemos que hacer
y con qué finalidad, pedirles la máxima colaboración posible y que sean corresponsables de
su curación, respetando siempre su intimidad y dignidad.
Hay que saber escuchar todas sus preocupaciones e inquietudes, dándoles y quitándoles
importancia de una forma razonada pero nunca ridiculizándolos.
En caso de no poder tranquilizar al paciente, tendremos que solicitar la colaboración de un
psicólogo.
g.) PACIENTE CRITICO POLITRAUMATIZADO
El trauma que se define como una lesión severa a nivel orgánico, resultante de la exposición
aguda a un tipo de energía (mecánica, térmica, eléctrica, química o radiante), en cantidades
que exceden el umbral de la tolerancia fisiológica (Baker et al., 1984).
En la actualidad cerca del 60% de todos los pacientes politraumatizados corresponden a
eventos posteriores a un accidente del tránsito, con una alta tasa de mortalidad, por ello ha
desplazado a otras patologías tales como enfermedades infectocontagiosas, y el trauma ha
pasado del noveno lugar hasta un tercer o cuarto lugar entre las causas de muerte en la
estadística global, convirtiéndose realmente en una pandemia mundial. (ENRIQUE, 2011)
g.1) La mortalidad según la edad presenta 2 picos de incidencia:
En torno a los 20 años: por accidentes de tráfico y armas de fuego
En torno a los 80 años: por atropellos y caídas (osteoporosis, responsable de caídas
domiciliarias y consecuentemente politraumatizados de baja energía)
La mortalidad en el paciente politraumatizado tiene una distribución trimodal:
inmediata,precoz y diferida.
Inmediata: ocurre instantáneamente o a los pocos minutos, y es debida a lesiones
incompatibles con la vida, tales como lesiones encefálicas severas, del tronco
cerebral, medular alta, lesión cardíaca o desgarro de grandes vasos.
Precoz: ocurre en las primeras 4 horas tras el ingreso, y se debefundamentalmente a
dos causas: TCE severo y shock hemorrágico.
Diferida (o tardías): ocurre en días o semanas tras el ingreso, debidas principalmente
como consecuencia de lesión cerebral, fallo multiorgánico y SIRS.
Periodos o tiempos en los politraumatismos
Se distinguen los siguientes tiempos:
Tiempo inicial: entre el accidente y la llegada del equipo de rescate.
Tiempo de rescate: entre el accidente y la llegada al hospital del paciente.
Tiempo de intubación: entre accidente e intubación.
Tiempo de resucitación: entre la llegada al hospital y el primer tratamiento quirúrgico
o ingreso en UCI.
Tiempo quirúrgico: duración de la 1ª cirugía
h.) TRATAMIENTO
El tratamiento de un paciente politraumatizado se desarrolla en varios periodos:
Desde la recogida hasta el hospital:
Al ingreso: valoración de cirugía definitiva o de control de daños.
Tratamiento tardío: reconstrucción 2ria.
Durante esta fase, en la que se incluye la hora de oro, el objetivo es realizar las
maniobras de resucitación y estabilizar al paciente. El manejo se lleva a cabo
mediante las siglas ABCDE, propuesta por el manual ATLS.
Permeabilidad de la vía aérea y protección de la columna cervical: determinar si la
vía aérea es permeable y asegurar una vía aérea definitiva (con tubo de Guedel y
ventimask o ambú, o intubación orotraqueal) protegiendo la columna cervical.
Se debe suponer una lesión en la columna cervical en todo paciente politraumatizado.
Ventilación y respiración: administrar oxígeno a alto flujo para una correcta
ventilación-oxigenación. Las lesiones que pueden alterar de forma aguda el
intercambio gaseoso a nivel alveolo-capilar son el neumotórax a tensión, hemotórax
masivo, neumotórax abierto y el tórax inestable con contusión pulmonar, que habrá
que drenarlos o tratarlos adecuadamente.
Circulación y control de las hemorragias: en estos pacientes es importante la
identificación del shock y su tratamiento precoz. La causa más frecuente del shock
en el paciente politraumatizado es de origen hipovolémico, secundario a hemorragia,
aunque también puede ser neurogénico o cardiogénico. Si observamos una
hemorragia externa, habrá que intentar taponarla o hacer un torniquete. Hay que
sospechar posibles hemorragias internas. Generalmente, por cada unidad de sangre
perdida se repone 3 de líquido (cristaloides)
Estado neurológico: evaluación neurológica mediante la escala de Glasgow
Exposición y control ambiental: se debe retirar la ropa para llevar a cabo una
evaluación completa evitando la hipotermia.
i.) CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN PACIENTES
POLITRAUMATIZADO
ATENCIÓN EN CUIDADOS INTENSIVOS
Los pacientes con un traumatismo grave son ingresados directamente en la unidad de
cuidados intensivos (UCI), desde urgencias o desde quirófano si requieren
previamente intervención quirúrgica.
Una de las funciones más importantes es controlar el equilibrio entre la demanda y la
aportación de oxígeno. El aporte de oxígeno debe mejorarse para evitar daño en los
órganos vitales. La hipoxemia tisular, es un riesgo frecuente en el paciente trauma
grave:
Desviación a la izquierda en la curva de disociación de la oxihemoglobina secundaria
a hipotermia, hipocapnia, exceso de volúmenes administrados.
Hemoglobina disminuida.
Lesiones cardiovasculares que producen un bajo gasto cardiaco.
Deterioro del consumo celular de oxígeno, asociado a infecciones y alteraciones
metabólicas.
La prevención y el tratamiento de la hipoxemia depende de la evaluación de la
función pulmonar, el transporte de oxígeno y la utilización de oxígeno en las células.
(SalusPlay, 2020)
j.) CUIDADOS GENERALES DEL TRAUMA GRAVE EN CUIDADOS
INTENSIVOS
Revisión del box de UCI previo al ingreso. Preparación del material y equipos:
monitores, sistemas de aspiración, respiradores, material de RCP.
Monitorización y vigilancia de la situación hemodinámica del paciente: colocación
de catéter arterial, vías centrales, saturador de oxígeno, capnógrafo, presión arterial,
frecuencia respiratoria.
Instauración del tratamiento farmacológico. Control de infusión mediante bombas.
Inmovilización-movilización: cuidados de los dispositivos de inmovilización,
movilización segura a la hora de cambios posturales y/o higiene. al igual que en los
traslados.
Prevención de efectos adversos: ulceras por presión, cuidados de la piel, prevención
tromboembólica, cuidados y mantenimiento de los distintos dispositivos que lleve el
paciente (intubación, vías centrales, sonda vesical …) para prevenir las infecciones
nosocomiales.
Valoración del dolor, estado óptimo de la sedación, delirio o cualquier signo de
alarma que índice disconfort.
Cuidados de las heridas traumáticas y quirúrgicas, valorando signos de necrosis,
infección y sangrado.
Apoyo psicológico al paciente consciente: disminuir la ansiedad y el miedo.
Atención a la familia: proporcionar información a las familias y facilitar la
comunicación con el paciente según normativas de las unidades.
k.) CUIDADOS ESPECÍFICOS DE ENFERMERÍA AL PTT
Control de la frecuencia respiratoria y el grado de esfuerzo respiratorio. Es
recomendable que el paciente realice ejercicios de fisioterapia si no hay
contraindicación médica para eliminar las secreciones traqueobronquiales.
Aspiración de secreciones si el paciente está intubado, controlando la saturación de
O2.
Monitorización hemodinámica: La hipotensión se relaciona normalmente con
hipovolemia, taponamiento cardíaco, neumotórax a tensión, o lesión medular
(perdida de tono vascular).
Vigilancia de la frecuencia cardiaca: diferenciación del shock por lesión medular de
la hipovolemia si ha bradicardia.
Control de la diuresis: indicador del estado de la perfusión. Mantener una diuresis
horaria entre 0,5 y 1 ml/Kg/h.
Valoración del estado de conciencia: disminución de la consciencia en un PTT puede
ser por diversos motivos: hipovolemia, hipoxia cerebral, hipoglucemia, drogas.
Vigilancia de la aparición de agitación o convulsiones.
Balance hídrico estricto: (entradas, salidas, sudor, fiebre, …), necesario para ajustar
el tratamiento.
Valoración de la sedación, control del dolor para no aumentar las demandas de
oxígeno.
Vigilar la temperatura y tratar la fiebre. (SalusPlay, 2020)
Vigilar los signos de infección y prevenir las infecciones nosocomiales en la medida
de lo posible: manipulación de catéteres, tubuladuras y aspiraciones de forma estéril.
Vigilar la aparición de sangrados no previsibles como en las encías, punciones,
hematuria: puede indicar una CID (coagulación intravascular diseminada).
Adecuar el aporte calórico adecuado por vía parenteral o enteral.
Valoración del patrón de eliminación: evitar el restreñimiento por el riesgo de
aumento de la PIA, fecalomas o diarrea.
Apoyo psicológico al paciente con comunicación empática aunque esté sedado. Y
respetar la intimidad.
Realizar las movilizaciones del paciente con seguridad, inmovilización de las
fracturas y vigilar la aparición de petequias en tórax, mucosas que podría indicar la
aparición de embolia grasa (mayor riesgo en las fracturas de huesos largos y pelvis.
Cuidados básicos de cuidados de la piel con especial atención en la prevención de
UPP, cuidados de la boca, traqueostomía, lavados oculares. Cambios posturales
cuando el estado hemodinámico del paciente lo permita. (SalusPlay, 2020)
A.M. Puppo Morenoa. (DICIEMBRE de 2019). La unidad de cuidados intensivos en el
postoperatorio de cirugía mayor abdominal. MEDICINA INTENSIVA, págs. 569-577.
ACTITUD, S. Y. (30 de MAYO de 2018). revisión y algoritmo. tención inicial del paciente quemado
en UCI.
Cherisse Berry, C. (Noviembre de 2020). PACIENTE EN ESTADO CRITICO. ABORDAJE AL PACIENTE
CON ENFERMEDAD CRITICA.
ENRIQUE, G. P. (2011). POLITRAUMATIZADO. En D. López-Durán, POLITRAUMATIZADO.
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https://iqinterquirofanos.com/postquirurgico-que-es-y-cuidados-para-aplicar-en-casa
MEDICINE, S. (2023). CLASIFICACÓN DE QUEMADURAS . Obtenido de STANFORD MEDICINE
CHILDREN´S HEALH.
OCTAPHARMA. (2023). CUIDADO CRITICO. CUIDADO CRITICO.
SalusPlay. (2020). SalusPlay. Obtenido de SalusPlay:
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Toribio Felipe, R. (2005). QUEMADURAS. En P. Maldonado Delgado, QUEMADURAS (pág. 1).
Hospital Virgen del Puerto : Hospital Virgen del Puerto .