La educación de los niños en la sociedad azteca se enfocaba en tres principios: 1) el autocontrol y conocimiento de sí mismos, 2) el aprendizaje de valores como el respeto y la cooperación, y 3) la preparación para cumplir roles productivos como guerreros o sacerdotes. Los niños recibían educación primero en el hogar y luego asistían a escuelas reguladas por ancianos sabios desde los 5 años, donde se les enseñaba académicamente y sobre la moralidad.
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• INTRODUCCIÓN
• EL CICLO DE LA VIDA
• LA EDUCACIÓN DE LOS
NIÑOS
• HUEHUETLAHTOLLI
3. Primero que nada debes de saber que un niño en el imperio
azteca era muy preciado, querido y respetado, pero no mimado, a
pesar de que algunas personas piensan que si lo eran por la forma
en que les hablaban, este es un pequeño ejemplo de cómo se
dirigía una madre a su hija:
"Aquí estás mi hijita.
Mi collar de piedras finas, mi plumaje de quetzal, mi hechura
humana, la nacida de mí.
Tú eres mi sangre, mi color, en ti está mi imagen".
Sin embargo, no era por mimar, sino era para crearle una
autoestima alta y tener un adulto seguro y sin complejos en el
mañana.
Una vez entendido la importancia de la infancia en la sociedad
azteca pasemos a las escuelas, primero que nada debes saber que
había dos tipos de escuelas:
4. Las escuelas eran regidas por ancianos que eran
escogidos por su amplia sabiduría y su buen corazón a
lo largo de su vida, lo que les hacía pensar que por la
misma experiencia les ayudaría a llegar a la
perfección.
Los ancianos les contaban historias y hechos acerca
del amor que se le debía tener a la tierra, al gusto por
ser alguien de provecho en lo que se refiere a su
trabajo, pero sobre todo a su amor por el prójimo, que
nada se podía lograr si no se trabaja en equipo, por lo
que el verbo compartir era de suma importancia en
todo su camino de aprendizaje.
5. El Tepochcalli era la escuela de los guerreros, donde se les
enseñaba acerca del valor, de la dignidad y del respeto tanto
para él y los suyos como para sus enemigos, además de
tácticas de guerra.
El Calmécac era la escuela de las ciencias, artes, artesanías,
pero lo que más se les enseñaban eran valores morales tanto a
niños como a niñas, todas esta cosas eran impartidas por sus
Tíamatiníme, que eran los sabios que impartían solo la clase de
la cual eran expertos.
En ambas escuelas se creían que era Quetzalcóatl, el dios, y de
su representante, el sacerdote mayor quien de una forma u
otra se encargaba de regalarles el conocimiento.
6. Embarazo:
Reunión familiar de convite, discursos y consejos; y, en
especial, el momento de alumbramiento: la mujer
embarazada debía dar una ofrenda a Ometeotl y
Omecihuatl para que la protegieran durante el proceso; al
momento del alumbramiento la partera pronunciaba un
discurso, bañaba a la embarazada, le daba cola de
tlacuache para facilitar el parto y durante este decía
conjuros propiciatorios.
Al nacer el infante se le cortaba el cordón umbilical y
posteriormente este era enterrado en campo de batalla o
el hogar, dependiendo de su género; después un
sacerdote, usando el Tonalpohualli, revelaba el destino
del recién nacido. El embarazo y su desarrollo les
otorgaban a la mujer y su hijo reconocimiento familiar y
social, por continuar el mantenimiento del linaje.
7. En Mesoamérica y en la cultura mexica
existía el concepto de infancia y por tanto en
su manifestación dentro de la práctica
cotidiana el infante era un sujeto importante
en la conformación de la colectividad mexica y
su particular forma de ver, hacer y percibir el
mundo. Otro aspecto que le sirve de punto de
partida es lo que considera el carácter divino
de los niños, el cual les permitía “asumir el
papel de emisor y receptor de las cosas
sagradas y además le concedía un
acercamiento con las divinidades”.
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Nacimiento:
Nace en un universo espléndido, cargado de símbolos esotéricos y
misteriosos, abierto solo para los iniciados. Un mundo pre ordenado,
cuyo equilibrio cósmico y social eta sostenido por un complicado ritual.
Cuando el niño nacía, la madre consideraba que había dado a luz a un
guerrero, contribuyendo así al universo y a la guerra. Pero si la madre
moría en el parto se le compensaba asignándole al Poniente Cihuateteo.
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Los padres junto con la partera y el sacerdote elegían una fecha
propicia para el baño, realizaban los preparativos y convidaban
a toda la familia; el lavado se realizaba en el patio de la casa, se
efectuaba con agua fría por la naturaleza caliente del niño; al
terminar se elevaba a la criatura hacia los cuatro puntos
cardinales invocando a los dioses y por último se le ponía un
nombre, la presentación del infante en el templo comenzaba en
el hogar de los padres y culminaba en el santuario; en este
lugar el infante previamente ataviado era presentado al dios que
lo protegería y le prometía que llegado el momento entraría a
servir en su templo. Promesa que se cumplía cuando los niños,
alrededor de los cinco años, comenzaban su educación en una
de las dos escuelas mexicas, el Tepochcalli y el Calmecac; por su
parte las niñas eran educadas hasta su casamiento en su casa
familiar.
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Del cuidado que tenían los mexicanos en criar a la juventud.
Ninguna cosa mas me ha admirado ni parecido mas digna de
alabanza y memoria, que el cuidado y orden que en criar a sus hijos
tenían los mexicanos. Porque entendiendo bien que en la crianza e
institución de la niñez y juventud consiste toda la buena esperanza
de una república los ocuparon en ejercicios provechosos y honestos.
Para este efecto había en los templos casa particular de niños, como
escuela o pupilaje.
Ser bien criados
Tener respeto a los mayores
Servir y obedecer
Cantar y danzar
Les ilustraban en los ejercicios de guerra
Vivir virtuosa y castamente
Andar con reposo y mesura
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Tlacahuapahualiztli “arte de criar y educar a los hombres”.
En todos los pueblos cultos, la educación es el medio de
comunicar a los nuevos seres humanos la experiencia y la
herencia intelectual de las generaciones anteriores, con el
doble fin de capacitarlos eficazmente a la vida de la
comunidad.
Esta idea que pone de relieve el carácter comunitario de la
educación no debe sin embargo hacernos pensar en una
absorción de la personalidad: rostro y corazón, por parte del
grupo.
¿Cuáles eran las intenciones de educar a los niños?
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La primera educación:
Era entregada en la casa paterna giraba
alrededor de la idea de fortaleza y control
de si mismos, que de manera práctica y a
través de consejos se daba a los niños.
1. El Padre: raíz y principio de linaje de
hombres.
2. Bueno es su corazón, recibe las cosas,
compasivo, se preocupa, de él es la
previsión, es apoyo, con sus manos
protege.
3. Cría, educa a los niños, los enseña, los
amonesta, les enseña a vivir.
4. Les pone adelante un gran espejo, un
espejo agujereado por los ambos lados,
una gruesa tea que no ahuma…
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Principios fundamentales en la educación:
• Autocontrol
• Conocimiento de sí mismo y de lo que debe llegar a ser.
La segunda etapa:
Iniciaba con la entrada del niño a los centros de educación
que hoy llamaríamos públicos.
A los 15 años ingresaban al Tepochcalli: Casa de jóvenes o al
Calmecac: en la hilera de casas.
“Hacer sabios los rostros ajenos”
“Forjar el querer humano”.
Lo que buscaban los tlamatinime era perfeccionar la
personalidad de sus discípulos en sus dos aspectos
fundamentales: dando sabiduría a los rostros y firmeza a los
corazones.
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“aún cuando fuera pobre o
miserable, aún cuando su
madre y su padre fueran los
pobres de los pobres…
No se veía su linaje,
Sólo se atendía a su género
de vida…
A la pureza de su corazón.
A su corazón bueno y
humano…
A su corazón firme…
Se decía que tenía a Dios en
su corazón,
Que era sabio en las cosas
de Dios”.
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• Amonestación del
Padre al hijo como
preámbulo.
• Respuesta del hijo.