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1. Narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes,
una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Diferencias entre un relato y un cuento corto
Quiero empezar esta sección explicando las diferencias entre un relato y un cuento corto, lo que viene siendo
empezar la casa por el principio y no por el tejado. ¿No te has preguntado alguna vez si son lo mismo? Yo sí, y
después de leer mucho he sacado mis propias conclusiones.
En esta sección de narrativa breve, escribiré sobre relatos cortos, cuentos breves y microrrelatos. Cómo
escribirlos, trucos, consejos, ejercicios de escritura y los errores más comunes que yo misma he cometido en
muchas ocasiones.
Pero antes de ponerse a escribir hay que tener claro qué es un relato y qué es un cuento. No somos académicos
encorsetados en reglas de otros siglos, así que una vez leas este artículo saca tus propias conclusiones, porque no
creo que hoy en día la diferencia esté muy clara entre ambos conceptos.
Diferencias entre un relato y un cuento corto
2. ¿Qué son los relatos breves o cortos?
Si nos vamos al diccionario, la RAE define los relatos como narraciones o cuentos. Puede ser una novela, un
cuento, una novela corta, un artículo, un libro de aventuras… En definitiva, todo lo que se relata.
Vamos que la RAE nos deja una puerta abierta muy amplia.
El relato es un género narrativo compuesto por obras literarias que cuentan historias breves. Son más largos
que un cuento y más cortos que una novela. Al menos aquí ya vamos acotando por extensión, aunque esta
definición ya distingue entre relato y cuento. Aunque para otros un relato se considera un cuento corto. Así que
otra vez volvemos a mezclar relatos y cuentos.
El relato puede ir desde una página hasta cuarenta más o menos, es decir, desde lo que se consideraría un
microrrelato hasta una novela corta o nouvelle. Pero los buenos relatos cortos no deberían superar las dos
páginas, y el máximo para otros de un relato antes de convertirse en novela corta es de 7.500 palabras.
El relato puede estar basado en hechos reales o ficticios y debido a su brevedad no tienen por qué contener una
introducción, un desarrollo y un desenlace. La brevedad es la clave. Por este rasgo, los relatos dan a conocer
datos esenciales, pero no revelan detalles sobre los personajes o los escenarios donde se desarrolla la historia,
logrando que sea el lector quien los imagine.
La participación del lector en la narrativa breve es esencial, mucho más que en la novela. Porque se le dan
los detalles justos para que desarrolle la historia.
Sin embargo, a pesar de su extensión relativamente limitada, un relato corto suele juzgarse por su capacidad de
proporcionar un tratamiento completo o satisfactorio de sus personajes y su tema.
Aquí se encuentra el verdadero desafío: contar una historia con un conflicto, donde la trama, los sucesos y los
conflictos, avanzan en el tiempo y producen una transformación en la psicología de los personajes, en la
naturaleza de sus relaciones o, al menos, en la realidad que viven. Y todo con eso con el menor número de
palabras posibles.
3. Ficciones es uno de los libros más reconocidos de Jorge Luis Borges, aclamado por la crítica como “uno de los los
libros que ayudaron a definir el rumbo de la literatura universal del siglo XX”. Este libro además aparece en
numerosas listas de los 100 mejores libros del siglo XX e incluso de todos los tiempos.
http://biblio3.url.edu.gt/Libros/borges/babel.pdf
4. ¿Qué son los cuentos breves o cortos?
Si volvemos a nuestra querida amiga la RAE, los cuentos son una narración breve de ficción o también
un relato, generalmente indiscreto, de un suceso. Pero si nos quedamos con la primera acepción, ya
encontramos una primera diferencia con el relato: siempre es ficción.
El origen del cuento es muy antiguo, responde a la necesidad del hombre de conocerse a sí mismo y
tiene su raíz en el subconsciente y en los mitos. El cuento es una narración oral o escrita. Los hechos
narrados siempre son ficticios y su extensión no es larga. Al menos, no tan larga como una novela.
Un cuento es un tipo de narración generalmente breve, en la cual un grupo de personajes desarrollan una
trama relativamente sencilla. Es uno de los subgéneros de la narrativa, ampliamente cultivado por escritores
de muy distintas tradiciones. También existen cuentos populares, transmitidos oralmente o que pertenecen
al acervo de la cultura informal.
5. El cuento es un género moderno. Su nombre proviene del latín computus, “cálculo”, ya que se trata, en el
fondo, de enumerar los acontecimientos que componen la trama.
A lo largo de la historia, muchos autores han hecho del cuento su género predilecto, y lo han cultivado
obteniendo así verdaderas obras de arte. Entre ellos destacan: Edgar Allan Poe (1809-1849), Guy de Maupassant
(1850-1893), Jorge Luis Borges (1899-1986), Ernest Hemingway (1899-1961) y Ryonosuke Akutagawa (1892-
1927).
https://www.literatura.us/cortazar/final.html
6. Diferencias entre un relato y un cuento corto
Ahora que ya hemos arrojado un poco de luz con estas definiciones (o a lo mejor tienes ahora la cabeza
más liada que antes) vamos a intentar ver cuáles son las diferencias entre un relato y un cuento corto y
si son o no son lo mismo.
En los últimos años, muchos escritores no ven diferencias entre el relato corto y el cuento, sino que los
ven como sinónimos.
Parece que el término cuento, en general, no gusta. Tiene connotaciones negativas, por eso de ser un
cuentista o quizás porque si vas diciendo por ahí que escribes cuentos todo el mundo piense directamente
en los cuentos infantiles.
Por norma general, “corto” es el adjetivo que se le pone a un relato para diferenciarlo de uno largo como una
novela, por ejemplo. Pero recuerda, que el relato viene de relatar, es decir, contar algo que puede ser de
ficción o no ficción.
El cuento es mucho más preciso. Con cuento hacemos referencia a una narración breve en la que la
anécdota es fundamental. Su brevedad es la nota característica, ahora bien, ¿cuál es esa brevedad? No es
posible acotarla de modo estricto.
El relato breve es mucho más amplio, menos comprometido a la hora de referirse a narraciones cortas de
diferentes extensiones; puede denominar al cuento y a la novela corta.
7. Características del cuento
Aunque las historias de cuentos son muy variadas y tocan múltiples temas, comparten ciertas
características comunes:
•El cuento tiene una estructura central vinculada a un protagonista: en los cuentos se evitan las
tramas múltiples, que sí existen en las novelas.
•Las acciones suelen ser ubicadas en tiempo y espacio desde el inicio: "había una vez un rey que
vivía en un castillo encantado..."
•Es ficticio: si bien un cuento puede estar basado en hechos reales, su narrativa apunta a lo fantástico.
•Cada acción desencadena una consecuencia.
•Los personajes principales deben resolver problemas o superar pruebas difíciles para poder lograr su
objetivo.
•Existe uno o varios personajes clave que son esenciales para que el protagonista pueda superar sus
pruebas: el hada que ayuda a la princesa, el animal que indica el camino a seguir, etc.
•Deben ser breves.
•Deberían ser leídos de principio a fin como una estructura única: al ser narraciones breves y con una
estructura básica, si se leen por fragmentos se pierde el efecto que la historia debería generar.
8. Partes de un cuento
El cuento, como historia o narración comprende una serie
de acciones con uno o varios personajes dentro de un
contexto histórico y físico, en ocasiones sin especificar.
De una forma genérica, se ha establecido una estructura
común de tres partes: comienzo, nudo y desenlace.
•Comienzo: es el inicio de la historia, donde se presentan
los personajes y la situación en la que habitualmente se
produce un desequilibrio o elemento de ruptura que
desencadena la trama.
•Nudo: es la parte central del relato, donde se plantea el
conflicto en la trama y los personajes llevan a cabo
acciones inesperadas.
•Desenlace: supone el cierre del relato, en ocasiones
restableciéndose el equilibrio inicial y concluyendo con
una nueva situación. En las fábulas, la historia termina
con una moraleja.
9. Tipos de cuentos
El cuento se divide en dos categorías: cuento popular y cuento literario.
Cuento popular
Se trata de historias ficticias de autores desconocidos, y que generalmente provienen de la tradición oral. Este tipo de cuentos pueden ser:
Cuentos de hadas o maravillosos
Los cuentos de hadas están protagonizados por personajes fantásticos o sobrenaturales, como hadas, duendes, brujas, etc. La historia de Caperucita Roja pertenece
a esta categoría.
Fábulas
Las fábula son historias en las que animales u objetos adquieren características antropomórficas (lucen y/o se comportan como seres humanos). Generalmente dejan
una moraleja o enseñanza. Las fábulas de Tío Tigre y Tío Conejo, del autor venezolano Antonio Arráiz, pertenecen a esta clasificación.
Cuentos de costumbres
Se trata de cuentos cuyo objetivo es bien reflejar a las sociedades agrarias o feudales. En este tipo de historias son comunes las doncellas, los príncipes, el rey, los
campesinos, etc. Un ejemplo de cuentos de costumbres son las historias de Garbancito, un personaje de la tradición oral española, hijo de unos campesinos y cuya
principal característica es que es tan pequeño como un garbanzo.
Los cuentos de La cenicienta y La bella durmiente, recopiladas por los hermanos Grimm, son quizá los ejemplos más populares de cuentos de costumbres.
10. Cuento literario
Es una historia ficticia que, a diferencia del cuento popular, cuyo origen y difusión se basa en la
tradición oral, ha sido creada directamente en formato escrito, y en la mayoría de los casos tiene
un autor conocido. El gato negro, de Edgar Allan Poe es un ejemplo de cuento literario
Cuentos para niños
Los cuentos para niños no son en sí mismos un tipo de cuento, ya que pueden ser cuentos
populares o literarios. Sin embargo, tienen una gran relevancia en el proceso de aprendizaje, ya
que estimulan la imaginación con el uso de imágenes y suelen dejar un mensaje ejemplarizante.
Algunos de los cuentos para niños clásicos son El flautista de Hamelin y Hansel y Gretel de los
hermanos Grimm, Las aventuras de Pinocho o simplemente Pinocho de Carlo Collodi. Mientras
que algunos ejemplos más actuales pueden ser La pequeña oruga glotona de Eric Dale y Donde
habitan los monstruos de Maurice Sendak.
11. 1. Céntrate en la acción
Que no en la anécdota. El cuento no es solo una anécdota, ya que cuenta una historia, pero la narración ha
de estar más condensada que en la novela y centrarse en lo que sucede, sin tiempo ni espacio para otras
disertaciones.
En el cuento no hay lugar para largas descripciones o extensas divagaciones morales o psicológicas.
Esto no quiere decir que el cuento tenga que ser simple y carecer de estos elementos. Pueden estar, pero en
forma de subtexto, escondidas entre líneas o dichas directamente con las palabras justas. ¡Es todo cuestión
de espacio!
Hace tiempo leí una frase que se me quedó grabada: una novela de ciencia ficción describe un mundo de
ciencia ficción; un cuento de ciencia ficción narra hechos de ciencia ficción. Sin embargo, ambos subgéneros
narrativos pueden hacernos reflexionar al leerlos.
2. No quieras abarcarlo todo
A veces pecamos de querer contar historias muy ambiciosas que no tienen cabida en un relato corto.
Recuerda que el cuento, por lo general, debe ocurrir en un espacio de tiempo breve, tener pocos
personajes principales (2 o 3 como mucho) y una localización principal. Si no logras adaptar tu historia
a estas premisas, puede que estés ante una novela corta y no de un cuento corto.
12. 3. Busca una idea y simplifícala
Toda idea puede simplificarse siempre, sólo hay que darle una vuelta. Por ejemplo, queremos contar la historia
de un hombre que, tras pasarse muchos años dedicado a su trabajo, logró alcanzar el éxito profesional. Fue
un tipo importante, ambicioso y que llegó a lo más alto, pero a costa de arriesgar su vida personal. Con el
tiempo, cometió una serie de errores y se arruinó, dándose cuenta de lo que realmente era importante.
¿Se puede contar una historia así en apenas 750 palabras? Sí, pero solo si la simplificamos. Para ello,
busquemos el instante con mayor fuerza, el momento de impacto de la historia, así sabremos dónde hay que
centrarse. Yo creo que el punto álgido lo encontramos cuando se da cuenta de que se equivocó, por ello creo
que deberíamos contar la historia cuando ya lo ha perdido todo.
Por ejemplo, Fulanito es un mendigo que cada mañana pide en una esquina del centro de la ciudad, en una
zona de oficinas cerca de donde él trabajaba tiempo atrás. Los mismos ejecutivos entre los que él se incluía
antes, son ahora los que le ignoran y pasan por su esquina sin mirarle.
Recuerda, cuando tengas tu idea, simplifícala: busca el impacto, el instante.
13. 4. No lo cuentes, muéstralo
Este debe de ser el consejo en el que más se insiste en cualquier libro o artículo sobre escritura, ¿verdad?
Pero es que resulta fundamental y muchas veces se nos olvida, sobre todo a la hora de escribir cuentos.
Un cuento no es un resumen de una historia, sino una historia en sí. Tomando el mismo ejemplo del
punto anterior, podríamos decir que Fulanito es un mendigo que cada mañana pide en una esquina cerca de
donde antes trabajaba. Entonces tenía mucho éxito, aunque se acababa de divorciar y no tenía mucho
tiempo para sus hijos porque solo le importaba su trabajo, etcétera… ¿Qué es esto? ¿Es una historia o el
resumen de una historia? En realidad es lo segundo.
Para narrar la historia tenemos que centrarnos en el instante, en la acción: Fulanito cuenta las monedas de
su caja y se da cuenta de que no ha sido una buena mañana. Duda si le alcanzará para tomarse algo
caliente… Mostremos lo que ocurre, demos imágenes, enseñemos la historia a través de la acción.
14. 5. Mantén la estructura
Aún siendo un relato muy corto, todo cuento ha de tener una introducción, un nudo y un desenlace. Por
ejemplo: “el mendigo contando las monedas en su esquina y los ejecutivos pasando ante él envueltos en su
abrigo” sería la introducción. Es lo que nos sitúa en la historia, en el qué, quién, dónde y cuándo.
El nudo podría ser “el mendigo está preocupado porque necesita tomarse algo caliente pero no le llega el dinero.
Sigue pidiendo pero los ejecutivos lo ignoran.” El desenlace sería el final que le demos. Por ejemplo: “alguien se
apiada de él y le da el dinero para que se tome el café”.
6. No lo des todo, sugiérelo
En el cuento es tan importante lo que se dice como lo que se calla. Como decíamos antes, no hay lugar para
disertaciones, así que olvídate de explicar que el mendigo se siente mal por su situación o que se arrepiente de
haber perdido a su familia. Eso ha de quedar implícito en la acción. Deja que el lector lo deduzca.
Por ejemplo, en lugar de explicar que el mendigo tenía familia y la perdió junto con su trabajo, podemos hacer que
entre los ejecutivos que cruzan ante él, el mendigo reconoce a su hijo e intenta decirle algo. El hijo se vuelve hacia
él con cara de fastidio y, sin reconocer a su padre, le da una moneda, solucionando el problema de tomar algo
caliente esa mañana. Pero, obviamente, al mendigo ya no le importa el café.
15. 7. Cada frase cuenta
Del principio al final, cada frase del cuento tiene que estar ahí con una función. Si tienes poco espacio, pocas
palabras, aprovéchalas bien. Esto no es necesario hacerlo en la primera escritura, pero sí en la revisión.
Desmenúzalo, analiza cada frase, cada elemento, y piensa qué función cumple en la historia. ¿Es
imprescindible? Si la esencia del texto se comprende sin esa frase, elimínala.
8. Mantén el suspense
No des toda la información al inicio. Dosifícala y lleva al lector hasta la última palabra. Si contamos de
partida que el mendigo era antes un ejecutivo y que acaba de encontrarse con su hijo, luego nos quedamos sin
dinamita.
Siempre que puedas, intenta que al final del texto haya un giro, un golpe de efecto, una sorpresa. Que esté
justificada, claro, pero que dé un nuevo sentido al texto.
Es mejor empezar por el mendigo con frío que ha de conseguir dinero para algo caliente. Así creamos un buen
punto de partida. Luego podemos contar ya que él antes era uno de esos ejecutivos que ahora le ignoran,
porque esto nos produce más curiosidad sobre el personaje. De pronto, reconoce a alguien entre la multitud y
llama su atención (más intriga). Esta persona no le reconoce, pero le da dinero, aunque al mendigo ya no le
importa el dinero, porque el ejecutivo era su hijo (dejamos el golpe de efecto para el final).
16. 9. Impacto posterior
Una de las cosas más difíciles pero también de las más importantes es lograr que el cuento deje huella en
el lector. Una vez haya terminado, el texto ha de dejar un eco en su interior, una reflexión, un sentimiento.
Para ello, la última frase es fundamental. Si logramos que contenga un giro o una imagen impactante que
arroje luz sobre el resto de la narración, estaremos en el buen camino.
Volviendo al caso del ejemplo, lo ideal es llegar al final sin saber quién es el ejecutivo al que el mendigo ha
reconocido y que acaba de darle el dinero. En esa última frase (que además debería ser corta, sencilla y
directa para causar mayor impacto) revelaremos que se trata de su hijo (un buen giro final) y dejaremos
entrever que el mendigo ya no está preocupado por el dinero (ni lo mira), sino que observa cómo su hijo se
aleja sin poder hacer nada para evitar que cometa los mismos errores que él cometió en el pasado.
10. Ambienta con poco
No tienes espacio para descripciones largas ni disertaciones, pero el cuento también ha de tener ambientación
para envolver al lector. Para ambientar en un texto muy corto, usa el tono, el narrador, el lenguaje y
selecciona las palabras adecuadas. No es lo mismo decir “ciénaga” que decir “pantano”; tampoco es igual
“bruma” que “niebla”. Cada palabra te ayuda a construir la atmósfera. Elígelas con cuidado.
Por ejemplo, para la historia del mendigo, nos encontramos en una ciudad, una mañana de invierno en la que
hace mucho frío, pero no es necesario decir todo esto. Podemos ver el frío en el vaho que sale de la boca del
personaje o haciendo que se frote las manos envueltas en guantes antes de contar el dinero. Incluso, mejor
aún, podemos verlo todo a través de los ejecutivos que entran en sus oficinas envueltos en gruesos abrigos
mientras ignoran al mendigo. En esta imagen sabemos que es una ciudad, que es por la mañana, es invierno y
hace frío.
17. 11. La importancia del título
Tenemos muy poco espacio para desarrollar nuestra historia y ya hemos dejado claro que cada palabra
cuenta, ¿verdad? Pues tengamos algo de picardía y aprovechémoslas bien todas. El título es un espacio
extra que puede resultar muy útil. Lo ideal: que sugiera, intrigue y arroje una nueva luz sobre el texto
una vez se haya terminado su lectura.
12. Una regla extra para escritores de cuento
Por último, nos queda un consejo fundamental para cualquier escritor que quiera dedicarse a escribir
cuentos, aunque no tenga que ver con la escritura en sí: tenemos que leer cuentos. Si queremos entender
cómo funcionan y cómo se escriben, es fundamental que los conozcamos. Hay que leer a Chéjov, a Horacio
Quiroga, a Cortázar, a García Márquez, a Poe, a Borges, a Saki, a Ray Bradbury, a Bioy Casares, a
Benedetti, a Monterroso… Tantos cuentos como se pueda.
18. El escritor Augusto Monterroso es autor del que se considera el cuento más corto de la literatura, El
dinosaurio, que tiene solamente siete palabras: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía
estaba allí”
Mi manera de interpretar este relato es colocando al humano como sujeto, es decir, la persona que
despierta y al dinosaurio como los problemas a los que nos enfrentamos cotidianamente. Los
humanos nos quejamos continuamente sobre infinidad de problemas de nuestra sociedad, ¿pero
qué hacemos al respecto? Nada, absolutamente nada, nos dormimos esperando que se resuelvan
por si solos y al despertar nos percatamos de que siguen ahí, mucho más grandes y posiblemente
seamos devorados por este dinosaurio metafórico.