El documento define tres categorías de investigación educativa: la transversalidad se refiere a temas que atraviesan todos los contenidos curriculares como la identidad y los derechos humanos; la interdisciplinariedad implica trabajar en proyectos que requieren la cooperación de dos o más disciplinas; y la articulación se enfoca en garantizar la continuidad educativa y responder a las demandas de una educación permanente.