El documento discute cómo la tecnología puede afectar el espíritu humano. Explica que mientras la tecnología ha ayudado a satisfacer las necesidades humanas a lo largo de la historia, en la actual era digital existe el riesgo de que las personas se aíslen en un mundo virtual y descuiden las relaciones humanas reales. También advierte que si la tecnología satisface todas nuestras necesidades fácilmente, podríamos volvernos perezosos y perder la capacidad de esforzarnos y desarrollarnos.
1. Cómo la tecnología afecta al espíritu
Luego de un título tan amargo como el presente, no queda más que
enfatizar el enunciado con algunas palabras. La era tecnológica viene
atacando desde años inmemorables, el asunto es que por estos días
vamos en el punto cúlmine de un proceso que por millones de años, se ha
hecho principal aliado de nuestras necesidades más profundas. El hombre
neolítico buscaba la tecnología para ayudar a solventar las carencias
extremas en un mundo desnudo, quizás con envoltura de feto. Pero, el
primer paso estuvo ahí, construyeron lanzas y ayudaron a desarrollar la
caza, el desarrollo va comúnmente de la mano de la tecnología. ¿Qué pasa
cuando la tecnología va de la mano de la carencia? ¿Qué ocurre cuando
vives impregnado en un mundo virtual totalmente entretenido?
¿Necesitarás reemplazarlo por el mundo real? Sonando lo más cursi
posible, tenerlo todo tan fácil te hace un holgazán, si no hay esfuerzo, no
hay desarrollo, si no hay desarrollo, no hay vida.
Sociedades como la nipona viven contaminadas por la era de la
tecnología, ¿qué pasa cuando los jóvenes prefieren comunicarse con sus
amigos por la red, y pasar en banda las relaciones humanas?
Desde varias décadas pasadas se habló del hombre esquizoide del siglo 21,
incluso citando a la música –los tremendos King Crimson-, han dado de
lleno al clavo. En un escenario futurista y quizás “ciencia ficcionado”, ¿qué
ocurrirá cuando por fin logremos llenar todas nuestras necesidades?
¿Existiremos para lograr el éxtasis? Tonta reflexión.