El documento describe cómo Dios creó diferentes animales y les asignó roles y expectativas de vida. El burro, el perro y el mono negociaron para reducir su esperanza de vida, mientras que el hombre negoció para aumentar la suya combinando los años de vida que los otros habían rechazado. Como resultado, el hombre vive primero 20 años como burro trabajando, luego 10 años como perro cuidando el hogar en la jubilación, y finalmente 10 años como mono divirtiendo a los nietos en la vejez.