2. EL FÚTBOL
Este deporte es un factor de orden cultural con dos caras, la que tiene
como toda actividad lúdica que forma parte de la práctica social de
cualquier país, sea vinculado como jugador (llanero, amateur,
profesional), o como simpatizante de un equipo que se expresa
públicamente.
3. EL FÚTBOL MEXICANO
El poder presente en el fútbol mexicano, es una representación directa
de las capacidades colectivas desarrolladas a partir de intereses
particulares.
El poder transita de forma horizontal, se convierte en actitudes, gestos,
prácticas y produce efectos, no se encuentra localizado y fijado
eternamente, no está nunca en manos o es propiedad de ciertos
individuos, clases o instituciones.
Esto denota e implica efectos positivos y negativos, dentro de las
estructuras económica (consumen fútbol) y política (siguen los colores,
ideologías, hábitos y prácticas alrededor de sus equipos).
4. PODER EN EQUIPOS DE MÉXICO
Debemos considerar la importancia de las clases dominantes, pues
éstas, establecen su hegemonía sobre las clases medias o subalternas, a
través de la cuales, logran el consenso ideológico, cultural y económico
de la sociedad en su conjunto.
Este deporte se encuentra ligado a todo el aparato comercial, cultural,
político y social que conlleva la misma idiosincrasia y logística
burocrática del deporte en México.
Las clases sociales se representan en el fútbol en todos sus niveles;
existen núcleos de poder en la misma Federación Mexicana de Fútbol.
Ésta se distingue por el potencial económico y político que caracteriza a
cada uno de los representantes, dueños, empresas y clubes regionales.
5. A los dirigentes no los une el amor al fútbol, los une el lucro, el dinero
fácil en el gran negocio del deporte profesional.
6. GUADALAJARA, CRUZ AZUL,
AMÉRICA Y PUMAS
Sus aficionados reflejan comportamientos y se autoidentifican,
tomando como referencia patrones y modelos nacionales instalados en
el imaginario de los aficionados de uno u otro equipo.
La cercanía identitaria involucra elementos regionales sociales,
políticos y culturales, los cuales se exhiben con profusión en los juegos.
El deporte no se desarrolla al margen de la política e intereses locales.
Los aficionados no sólo fungen como la parte más importante de las
dinámicas de poder que arroja el fútbol mexicano; también,
representan la resistencia y como tal “se encuentran en una relación de
interioridad, cualquier ejercicio de poder genera, automáticamente,
una resistencia frente al mismo por parte de los sujetos sometidos o
dominados”
7.
8. LA METAMORFOSIS DEL FÚTBOL
MEXICANO
Los partidos de Liga Bancomer, jornada a jornada, se dividen entre la
televisión pública y privada, primer filtro que afecta la cantidad de
público que está desde su casa, después, hay un número impresionante
de torneos y ligas que se pueden disfrutar a través de los sistemas de
paga, algunos muy buenos y otros regulares.
En los horarios AM, el televidente disfruta de los mejores jugadores del
mundo, quienes participan en los clubes más famosos, en las ligas más
relevantes y si a eso se suma que algunos futbolistas mexicanos,
contados con los dedos de las manos, participan allá, el producto se
vuelve muy atractivo.
9. Al caer la tarde y la noche en el territorio mexicano el mismo
televidente tiene opción de mirar la Liga MX, su liga, como buen
consumidor compara el linaje y saca su conclusión.
En cuanto a la gente que asiste al estadio, también ha sufrido una
depreciación importante en años recientes, algunos factores, aparte de
los puntos ya vistos como la competencia y la baja calidad, se pueden
sumar los precios elevados en algunos inmuebles, el no renovarlos, la
falta de transporte eficiente para llegar.
El “Volcán" y "El Tecnológico", ambos en Monterrey, son los únicos
estadios que no han resentido disminución alguna, aunque sus equipos
andén en mal siempre estarán llenos por la fiel afición regia.
10.
11. LÁGRIMAS Y FÚTBOL
Es frecuente que las cámaras de televisión enfoquen docenas de
aficionados con caras tristes y ojos llorosos al final de un partido de
fútbol importante cuando su equipo acaba de perder.
Cualquier derrota nos entristece, porque cualquier derrota, en
principio, disminuye nuestra potencia de existir.
¿Es en este sentido que nos entristece un partido de fútbol cuando
“nuestro” equipo es derrotado? ¿Disminuye esta derrota nuestra
potencia de existir? Y en el caso de victoria, ¿nos alegra hasta el
extremo de la euforia incontrolada y del contagio colectivo? ¿Nos
afirma en la existencia la victoria de “nuestro” equipo?
12. Esta es una explicación posible de la explosión de tristeza y lágrimas (o
también por el aumento de la alegría) en el campo de fútbol. Sin
embargo, queremos destacar otro elemento importante, el papel de la
imaginación en el sentimiento de la derrota y en el sentido que
otorgamos a la derrota de nuestro equipo de fútbol.
Los partidos de fútbol pueden ser grandes enfrentamientos entre dos
equipos y sus aficiones. Los equipos de fútbol pueden representar un
barrio, una ciudad, un país o una nación. Las adhesiones a “nuestros”
equipos movilizan las emociones en los diferentes contextos en que los
enfrentamientos tienen lugar, según lo que en cada momento sea
importante y significativo para nosotros.
13. La derrota viene a ser como un principio de realidad que apaga toda la
producción imaginativa y emocional (en la dirección que estaba
teniendo lugar). Decepción, silencio, indiferencia de los hechos (lo que
ha pasado es indiferente a nuestra imaginación ya nuestro deseo),
cambio de orientación. Las lágrimas acompañan y aumentan la
decepción, la frustración y la tristeza por una derrota que trastoca todo
aquello en lo que habíamos estado fuertemente implicados por un
tiempo.
14. CONCLUSIONES
El futbol llega a ser un escaparate emocional para dichos grupos
sociales, de los cuales, les es grato ir a ver jugar a su equipo después de
una semana un tanto agitada, llena de problemas, de mucho trabajo, es
una manera de relajarse.
Una de las influencias del futbol con entorno social, es aquel, que es
capaz de generar distintos sentimientos, como es el caso del ejemplo
que manejé, donde un aficionado llora por el mal paso de su equipo,
aunque por ejemplo, existe lo contrario, de como un aficionado puede
llorar pero por el campeonato de su equipo.